En la mira
Una semana fue la única que pudimos disfrutar en la
isla. Pero aunque fue un tiempo corto puedo asegurar que fue un tiempo
grandioso. Paseamos por la isla y por otras vecinas, me contó algunas leyendas
y disfrutamos del sol y la cálida agua azul del Egeo.
Cada noche cenábamos en la terraza disfrutando de
los deliciosos platillos, que preparaba el chef privado con el que contaba,
ahora es cuando entendía porque mi comida no le parecía tan esplendida.
También dimos paseos nocturnos a la orilla del mar
delatándonos con el sonido de las olas al romper. Cerré los ojos y con una
sonrisa bailando en mu rostro recordé la noche anterior.
Habíamos cenado y bajado a la playa para nuestro
paseo nocturno, sus dedos se entrelazaron con los míos.
—Háblame de tu familia. — le dije rompiendo el
silencio.
— Mis padres llevan 35 años de casados, mi padre
sigue involucrado en el negocio desde la sede en Londres y mi madre es una
mujer amable pero muy apegada a las normas que marca la sociedad, en sus
tiempos libres se dedica a la decoración. Y como sabes soy hijo único. Creo que
por eso soy algo egocéntrico.
—Yo también soy hija única y no soy egocéntrica,
creo que a tu te mimaron demasiado. — le dije pegando mu rostro en su brazo.
—Puede que tengas razón. — se detuvo y ambos nos
sentamos mirando como la Luna se reflejaba en las cálidas aguas.
—A que te refieres con que tu madre es muy apegada
a las normas— pregunte por primera vez temiendo a su madre.
—La familia de mi madre es muy conservadora y tuvo
una educación muy estricta referente a su comportamiento. —Tomo aire y apoyo
los brazos en la arena detrás de su espalda. —ella se apega seriamente a las
normas de etiqueta.
— ¿Sabe tu madre que sales conmigo?— lo vi fruncir
el ceño y luego sonreír.
—Aún no lo sabe, pero cuando lo sepa veras que te
adorara.
—Jamás entendí eso de tener pánico a la madre de
tu... pareja, pero ahora sé que lo que atemoriza es que ella se dé cuenta que
no eres lo suficientemente buena.
—Tú lo eres. — se inclino para capturar mus labios
y de inmediato todas las dudas desaparecieron y su madre dejo de importar, solo
éramos él y yo.
Me deje caer llevándolo a él conmigo, sintiendo su
calor y el dulce contacto de su cuerpo contra el mío. Sabía lo que sucedería y
estaba ansiosa por sentir como sus ñaños recorrían mi cuerpo con suavidad y
habilidad, sus caricias eran simples roces pero proporcionados en las áreas
correctas haciendo que el deseo fuera creciendo hasta hacerse casi imposible de
soportar.
Ansiosa comencé a desabrochar el boto. De su pantalón
corto y el soltó una risita ahogada, se Alejo de mus labios y fue hasta mu
cuello.
— ¿Impaciente?— susurro en mi oído haciéndome
gemir, al mismo tiempo estaba satisfecha por lograr que el botón y la
cremallera cedieran.
— ¿Tu qué crees?— dije metiendo las manos dentro de
sus calzoncillos y apretando su firme trasero.
Ambos nos olvidábamos de la sutileza y solo nos
guiábamos por instinto, uno que nos hacia gemir y retorcernos por sentir el
contacto más intimo. Mis braguitas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos,
y un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir una brisa rozar mis senos desnudos
¿cuando los había dejado al descubierto? Era una pregunta que no tenía
importancia ya que moría por sentirlo. Sus labios recorrieron mi recién
descubierta desnudez sin apartar sus manos de mus piernas.
Estaba ardiendo y fuera de mi, sabía que pronto el
entraría lentamente en mí y yo experimentaría el placer más intenso.
—Por favor— gemí mirándolo a los ojos para ver la
diversión bailar en ellos.
—Un poco mas— pidió siguiendo con su tortura que se
intensifico al introducir un dedo en mi interior mientras su pulgar comenzaba a
masajear el pequeño botón que me hizo gritar por la sensación tan intensa que
recorrió mi cuerpo. Con sus hábiles manos en cuestión de minutos experimente
uno de los orgasmos mas placenteros, mi corazón latía muy deprisa y me costaba
respirar.
Rozó mis labios y solo sonreí sin abrir los ojos.
Mordí mi labio al sentir como lentamente se deslizaba en mi interior, mis
paredes aun estaban sensibles por el placas experimentado y sentirlo entrar tan
lentamente hizo que mi cuerpo despertara.
Comenzó a moverse cada vez rápido sin dejar de
gemir y repetir mi nombre, contraje mus músculos internos y cada roce era más
intenso, trate de mantener los ojos abiertos para ver cada una de sus
expresiones y como disfrutaba nuestra unión. Envolví mus piernas en su cadera y
deje nuevamente mis manos en su trasero para asegurar que cada embestida fuera
profunda, no tarde demasiado en sentir unos espasmos conocidos que me llevaron
a sentir un nuevo orgasmos mas él siguió con su tarea para alcanzar el clímax y
en el proceso experimente uno más que me dejo aturdida, hasta que él se dejo
caer sobre mí con su respiración acelerada y el latido de su corazón lo sentía
en mi pecho. Era la primera vez que lograba un orgasmo múltiple y debía de
reconocer que era la experiencia más increíble de todas.
—Fue...— murmuro aun con la respiración fallándole.
—Sorprendente—dije acariciando su espalda con mus
uñas haciéndolo gemir en el pro eso.
— ¿Lista para marcharnos?— pregunto y yo me aparte
de la barandilla y fui hasta él. — se que amaste el lugar y prometo que
volveremos pronto, pero debo de regresar a New York para arreglar una serie de
problemas.
—Esa es la desventaja de estar saliendo con
vicepresidente de una empresa tan importante. — me encogí de hombros y me puse
de puntillas para besarlo.
— Prometo que lo pasaremos bien, no importa donde
estemos lo que importa es que estemos juntos. — asentí y acepte su mano para
salir de la habitación.
Nos despedimos del personal y el ama de llaves dijo
que esperaba verme de nuevo pronto. Eso sería posible si las cosas entre ambos
funcionaban.
El vuelo fue tranquilo y en más de una ocasión
Edward comenzó a besarme incitando a probar algo nuevo mas no me quise
arriesgar.
—No dijere que te gustaba la adrenalina— pregunto
mordiendo el lóbulo de mi oreja.
—Sí, pero no me arriesgare a que nos descubran y
esto quede en mi informe.
—Puedes decir que era parte del trabajo.
—Sigo pensando que tomas algo. — soltó una
carcajada ganándose un par de miradas reprobatorias.
Llegamos al aeropuerto JFK a primera hora de la
mañana y sorprendida vi a un grupo de paparazzi que disparaban lis flashes de
sus cámaras mientras lanzaban preguntas sobre nosotros.
—No levantes la cabeza. — me susurro pasando un
brazo sobre mis hombros, un grupo de hombres de su seguridad nos llevaron hasta
una camioneta que nos esperaba fuera.
Al entrar me sentí aliviada y el solo apretó mi
mano y beso mi coronilla.
— ¿Siempre pasas por esto?— negó acomodándose en el
asiento. — ¿Como puedes manejarlo?
—La mayoría del tiempo solo son un par de fotos,
pero ahora están obsesionados por conocerte a ti. — gemí ante la idea.
—Odio la atención.
—Es por un tiempo, lo mejor será que nos fotografíen
un par de veces y te aseguro que la atención disminuirá de lo contrario siempre
lis tendremos detrás de nosotros.
Se disculpo por tener que atender una llamada,
momento que aproveche para mirar por la ventana, lis edificios pasaban delante
de mis ojos rápidamente y lentamente fuimos entrando a una de las zonas más
caras de la ciudad. Lo mire y el tapo el auricular para decirme que iríamos a su casa.
Al llegar me acompaño y me mostró todo
rápidamente para después cambiarse con un traje a la medida.
—Tengo una junta que atender y posiblemente no
pueda comer contigo, pero saldremos esta noche a cenar.
— ¿Pretendes que nos fotografíen?— pregunte
recostándome en el marco de la puerta de su armario mientras se acomodaba la
corbata.
—No quisiera hacerlo, peto solo por esta noche
iremos a uno de esos lugares famosos y prometo que cuando tengan esas fotos nos
dejaran tranquilos y podremos disfrutar nuestro tiempo juntos. — No tuve más
remedio que asentir, beso mis labios con suavidad. — Ve a comprar algo lindo para esta noche y cárgalo a mi cuenta. — Me entrego una American Express—
un auto estará espetando por ti y dos de mus hombres te acompañarán.
—Soy agente del FBI. Se cuidarme sola. — Gruñí con
incredulidad
—Lo sé cariño— me beso nuevamente y se marcho dandi
por terminada mus protestas.
Ahí estaba sentada al lado de Edward en un vestido
negro que se ajustaba a mi cuerpo y de escote pronunciado, el cabello recogido
en un moño y maquillada un poco más de lo acostumbrado. Estaba nerviosa.
—Todo saldrá bien. — Me aseguro besando mi mejilla.
— no quieto arruinar tu precioso maquillaje.
Entrelace nuestros dedos y recordé el trabajo de
encontrar el vestido y todo para este momento, me habían llevado a una boutique
exclusiva y la dependienta al mirarme lo había hecho con evidente desagrado,
había soportado hasta que ya no había aguantado así que me marche e hice que me llevaran a una rienda que yo solía frecuentar, podía que ni fueran de
diseñador pero eran diseños hermosos y él no parecía darse cuenta, además de que
me sentía mucho mejor porque yo había pagado todo.
—Prometo que solo será esta vez. —beso mi mano que
tembló al sentir como el auto aminoraba el paso.
Al salir no hubo nada diferente fue hasta un par de
pasos que la tormenta comenzó y trate de mantenerme relajada. Yo siempre había
sido una mujer segura y ahora estaba fuera de mi burbuja de seguridad.
Aunque solo fueron unís segundos, supe que no
soportaría vivir siempre bajo esta presión.
—Ya todo termino. —me aseguro guiándome a nuestra
mesa. Pero yo estaba segura que era lo contrario.
Muchas de las personas en el restaurante lo
saludaban y me miraban con evidente interés, ahora sabía lo que sentían los
peces en sus peceras o los animales en el zoo.
—Relájate.
— No me siento cómoda. —deje las manos en mi regazo
manteniendo la espalda recta y resople al ver la cantidad de cubiertos en la
mesa.
—Mírame cariño. — Obedecí y no encontré con una
mirada cálida y una sonrisa tranquilizadora. — para ellos tu eres una novedad.
Pero veras que en unos días centraran su atención en alguien mas. ¿Lista para
ordenar?
Mire la carta y note que ninguno de mis platillos
tenía precio y sin poderlo evitar mordí mi labio, nunca me gustaba pedir algo
muy caro y ahora no tenía opción.
Elegí lo que más se me antojo y cuando de lo dije
llamo al mesero y ordeno por ambos junto con una botella de champan.
Durante la cena disfrute y deje de pensar en lo que
había sucedido, como lo había prometido me explico que cubiertos utilizar y
para que servían los demás; aunque personas siguieron acercándose a él yo trate
de interpretar las miradas que me dirigían y me concentre en el hombre que
estaba delante de mí.
De nuevo tuve que admitir que él tenía la razón, en
solo dos días mas ya no esperaban grupos enormes de paparazis por nosotros, en
algunas de nuestras salidas solo eran unía cuantos pero era algo soportable.
Con el tiempo que había estado bajo proyección
parecía que habían sido años en lugar de un par de meses y las personas se
alegraban de verlo pero algunas solo era una alegría fingid, sabía que la
mayoría de esas personas les hubiera dado lo mismo lo hubiera ocurrido con él.
En una semana había acudido s más eventos sociales
de lo que lo había hecho en el último año.
Habíamos salido de una exposición de un reconocido
fotógrafo e íbamos a casa a descansar, tome su brazo y me acurruque junto a él
dejando mi mano descansar sobre su pierna.
—Gracias por acompañarme esta semana sin
protestar—agradeció sinceramente.
—No hay problema, solo espero que mañana podamos
quedarnos en casa y descansar un poco de verdad.
—Mañana aremos lo que tu quietas. Si deseas pasar
el día en la cama, no me opondré al contrario tengo unas buenas ideas. —
sugirió moviendo las cejas de forma sugestiva a lo que solo pude reír.
Llegamos a casa y en lugar de pensar en dormir se
me ocurrió sorprenderla y tomar la iniciativa esa noche, sabía que tenía tiempo
ya que siempre recusaba su correo antes de dormir por si había algún cambio de
último momento en la bolsa y sus inversiones.
Me desnude y tome una de sus camisas dejando la
mayoría de los botones sin abrochar y me acomode en el centro de la cama
sentada en mus talones, acomode mi cabello que había dejado suelto sabiendo lo
mucho que le gustaba. Mi corazón latía acelerado de solo pensar que Edward aparecería por la puerta en cualquier momento.
Más fue el sonido del teléfono lo que me sobresalto
y reí por mi nerviosismo. Mas el pánico me invadió cuando escuche algo
romperse, sin pensarlo corrí hasta el despacho de Edward y lo vi
sirviéndose una copa de whisky mientras confirmaba un vuelo para esta noche.
— ¿Que sucede?— pregunte acercándome a él que
termino el contenido de su vaso. — ¿a dónde vas?
—Nos vamos a Londres. Mi papá sufrió un infarto.
…
Oh por Dios Carlisle!! :O :P :(
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