Mi nueva vida con un playboy: Capítulo 2



 En la mira


Una semana fue la única que pudimos disfrutar en la isla. Pero aunque fue un tiempo corto puedo asegurar que fue un tiempo grandioso. Paseamos por la isla y por otras vecinas, me contó algunas leyendas y disfrutamos del sol y la cálida agua azul del Egeo.

Cada noche cenábamos en la terraza disfrutando de los deliciosos platillos, que preparaba el chef privado con el que contaba, ahora es cuando entendía porque mi comida no le parecía tan esplendida.


También dimos paseos nocturnos a la orilla del mar delatándonos con el sonido de las olas al romper. Cerré los ojos y con una sonrisa bailando en mu rostro recordé la noche anterior.

Habíamos cenado y bajado a la playa para nuestro paseo nocturno, sus dedos se entrelazaron con los míos.

—Háblame de tu familia. — le dije rompiendo el silencio.

— Mis padres llevan 35 años de casados, mi padre sigue involucrado en el negocio desde la sede en Londres y mi madre es una mujer amable pero muy apegada a las normas que marca la sociedad, en sus tiempos libres se dedica a la decoración. Y como sabes soy hijo único. Creo que por eso soy algo egocéntrico.

—Yo también soy hija única y no soy egocéntrica, creo que a tu te mimaron demasiado. — le dije pegando mu rostro en su brazo.

—Puede que tengas razón. — se detuvo y ambos nos sentamos mirando como la Luna se reflejaba en las cálidas aguas.

—A que te refieres con que tu madre es muy apegada a las normas— pregunte por primera vez temiendo a su madre.

—La familia de mi madre es muy conservadora y tuvo una educación muy estricta referente a su comportamiento. —Tomo aire y apoyo los brazos en la arena detrás de su espalda. —ella se apega seriamente a las normas de etiqueta.

— ¿Sabe tu madre que sales conmigo?— lo vi fruncir el ceño y luego sonreír.

—Aún no lo sabe, pero cuando lo sepa veras que te adorara.

—Jamás entendí eso de tener pánico a la madre de tu... pareja, pero ahora sé que lo que atemoriza es que ella se dé cuenta que no eres lo suficientemente buena.

—Tú lo eres. — se inclino para capturar mus labios y de inmediato todas las dudas desaparecieron y su madre dejo de importar, solo éramos él y yo.

Me deje caer llevándolo a él conmigo, sintiendo su calor y el dulce contacto de su cuerpo contra el mío. Sabía lo que sucedería y estaba ansiosa por sentir como sus ñaños recorrían mi cuerpo con suavidad y habilidad, sus caricias eran simples roces pero proporcionados en las áreas correctas haciendo que el deseo fuera creciendo hasta hacerse casi imposible de soportar.

Ansiosa comencé a desabrochar el boto. De su pantalón corto y el soltó una risita ahogada, se Alejo de mus labios y fue hasta mu cuello.

— ¿Impaciente?— susurro en mi oído haciéndome gemir, al mismo tiempo estaba satisfecha por lograr que el botón y la cremallera cedieran.

— ¿Tu qué crees?— dije metiendo las manos dentro de sus calzoncillos y apretando su firme trasero.

Ambos nos olvidábamos de la sutileza y solo nos guiábamos por instinto, uno que nos hacia gemir y retorcernos por sentir el contacto más intimo. Mis braguitas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, y un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir una brisa rozar mis senos desnudos ¿cuando los había dejado al descubierto? Era una pregunta que no tenía importancia ya que moría por sentirlo. Sus labios recorrieron mi recién descubierta desnudez sin apartar sus manos de mus piernas.

Estaba ardiendo y fuera de mi, sabía que pronto el entraría lentamente en mí y yo experimentaría el placer más intenso.

—Por favor— gemí mirándolo a los ojos para ver la diversión bailar en ellos.

—Un poco mas— pidió siguiendo con su tortura que se intensifico al introducir un dedo en mi interior mientras su pulgar comenzaba a masajear el pequeño botón que me hizo gritar por la sensación tan intensa que recorrió mi cuerpo. Con sus hábiles manos en cuestión de minutos experimente uno de los orgasmos mas placenteros, mi corazón latía muy deprisa y me costaba respirar.

Rozó mis labios y solo sonreí sin abrir los ojos. Mordí mi labio al sentir como lentamente se deslizaba en mi interior, mis paredes aun estaban sensibles por el placas experimentado y sentirlo entrar tan lentamente hizo que mi cuerpo despertara.

Comenzó a moverse cada vez rápido sin dejar de gemir y repetir mi nombre, contraje mus músculos internos y cada roce era más intenso, trate de mantener los ojos abiertos para ver cada una de sus expresiones y como disfrutaba nuestra unión. Envolví mus piernas en su cadera y deje nuevamente mis manos en su trasero para asegurar que cada embestida fuera profunda, no tarde demasiado en sentir unos espasmos conocidos que me llevaron a sentir un nuevo orgasmos mas él siguió con su tarea para alcanzar el clímax y en el proceso experimente uno más que me dejo aturdida, hasta que él se dejo caer sobre mí con su respiración acelerada y el latido de su corazón lo sentía en mi pecho. Era la primera vez que lograba un orgasmo múltiple y debía de reconocer que era la experiencia más increíble de todas.

—Fue...— murmuro aun con la respiración fallándole.

—Sorprendente—dije acariciando su espalda con mus uñas haciéndolo gemir en el pro eso.

— ¿Lista para marcharnos?— pregunto y yo me aparte de la barandilla y fui hasta él. — se que amaste el lugar y prometo que volveremos pronto, pero debo de regresar a New York para arreglar una serie de problemas.

—Esa es la desventaja de estar saliendo con vicepresidente de una empresa tan importante. — me encogí de hombros y me puse de puntillas para besarlo.

— Prometo que lo pasaremos bien, no importa donde estemos lo que importa es que estemos juntos. — asentí y acepte su mano para salir de la habitación.

Nos despedimos del personal y el ama de llaves dijo que esperaba verme de nuevo pronto. Eso sería posible si las cosas entre ambos funcionaban.

El vuelo fue tranquilo y en más de una ocasión Edward comenzó a besarme incitando a probar algo nuevo mas no me quise arriesgar.

—No dijere que te gustaba la adrenalina— pregunto mordiendo el lóbulo de mi oreja.

—Sí, pero no me arriesgare a que nos descubran y esto quede en mi informe.

—Puedes decir que era parte del trabajo.

—Sigo pensando que tomas algo. — soltó una carcajada ganándose un par de miradas reprobatorias.

Llegamos al aeropuerto JFK a primera hora de la mañana y sorprendida vi a un grupo de paparazzi que disparaban lis flashes de sus cámaras mientras lanzaban preguntas sobre nosotros.

—No levantes la cabeza. — me susurro pasando un brazo sobre mis hombros, un grupo de hombres de su seguridad nos llevaron hasta una camioneta que nos esperaba fuera.

Al entrar me sentí aliviada y el solo apretó mi mano y beso mi coronilla.

— ¿Siempre pasas por esto?— negó acomodándose en el asiento. — ¿Como puedes manejarlo?

—La mayoría del tiempo solo son un par de fotos, pero ahora están obsesionados por conocerte a ti. — gemí ante la idea.

—Odio la atención.

—Es por un tiempo, lo mejor será que nos fotografíen un par de veces y te aseguro que la atención disminuirá de lo contrario siempre lis tendremos detrás de nosotros.

Se disculpo por tener que atender una llamada, momento que aproveche para mirar por la ventana, lis edificios pasaban delante de mis ojos rápidamente y lentamente fuimos entrando a una de las zonas más caras de la ciudad. Lo mire y el tapo el auricular para decirme que iríamos a su casa.

Al llegar me acompaño y me mostró todo rápidamente para después cambiarse con un traje a la medida.

—Tengo una junta que atender y posiblemente no pueda comer contigo, pero saldremos esta noche a cenar.

— ¿Pretendes que nos fotografíen?— pregunte recostándome en el marco de la puerta de su armario mientras se acomodaba la corbata.

—No quisiera hacerlo, peto solo por esta noche iremos a uno de esos lugares famosos y prometo que cuando tengan esas fotos nos dejaran tranquilos y podremos disfrutar nuestro tiempo juntos. — No tuve más remedio que asentir, beso mis labios con suavidad. — Ve a comprar algo lindo para esta noche y cárgalo a mi cuenta. — Me entrego una American Express— un auto estará espetando por ti y dos de mus hombres te acompañarán.

—Soy agente del FBI. Se cuidarme sola. — Gruñí con incredulidad

—Lo sé cariño— me beso nuevamente y se marcho dandi por terminada mus protestas.

Ahí estaba sentada al lado de Edward en un vestido negro que se ajustaba a mi cuerpo y de escote pronunciado, el cabello recogido en un moño y maquillada un poco más de lo acostumbrado. Estaba nerviosa.

—Todo saldrá bien. — Me aseguro besando mi mejilla. — no quieto arruinar tu precioso maquillaje.

Entrelace nuestros dedos y recordé el trabajo de encontrar el vestido y todo para este momento, me habían llevado a una boutique exclusiva y la dependienta al mirarme lo había hecho con evidente desagrado, había soportado hasta que ya no había aguantado así que me marche e hice que me llevaran a una rienda que yo solía frecuentar, podía que ni fueran de diseñador pero eran diseños hermosos y él no parecía darse cuenta, además de que me sentía mucho mejor porque yo había pagado todo.

—Prometo que solo será esta vez. —beso mi mano que tembló al sentir como el auto aminoraba el paso.

Al salir no hubo nada diferente fue hasta un par de pasos que la tormenta comenzó y trate de mantenerme relajada. Yo siempre había sido una mujer segura y ahora estaba fuera de mi burbuja de seguridad.

Aunque solo fueron unís segundos, supe que no soportaría vivir siempre bajo esta presión.

—Ya todo termino. —me aseguro guiándome a nuestra mesa. Pero yo estaba segura que era lo contrario.

Muchas de las personas en el restaurante lo saludaban y me miraban con evidente interés, ahora sabía lo que sentían los peces en sus peceras o los animales en el zoo.

—Relájate.

— No me siento cómoda. —deje las manos en mi regazo manteniendo la espalda recta y resople al ver la cantidad de cubiertos en la mesa.

—Mírame cariño. — Obedecí y no encontré con una mirada cálida y una sonrisa tranquilizadora. — para ellos tu eres una novedad. Pero veras que en unos días centraran su atención en alguien mas. ¿Lista para ordenar?

Mire la carta y note que ninguno de mis platillos tenía precio y sin poderlo evitar mordí mi labio, nunca me gustaba pedir algo muy caro y ahora no tenía opción.
Elegí lo que más se me antojo y cuando de lo dije llamo al mesero y ordeno por ambos junto con una botella de champan.

Durante la cena disfrute y deje de pensar en lo que había sucedido, como lo había prometido me explico que cubiertos utilizar y para que servían los demás; aunque personas siguieron acercándose a él yo trate de interpretar las miradas que me dirigían y me concentre en el hombre que estaba delante de mí.

De nuevo tuve que admitir que él tenía la razón, en solo dos días mas ya no esperaban grupos enormes de paparazis por nosotros, en algunas de nuestras salidas solo eran unía cuantos pero era algo soportable.

Con el tiempo que había estado bajo proyección parecía que habían sido años en lugar de un par de meses y las personas se alegraban de verlo pero algunas solo era una alegría fingid, sabía que la mayoría de esas personas les hubiera dado lo mismo lo hubiera ocurrido con él.

En una semana había acudido s más eventos sociales de lo que lo había hecho en el último año.

Habíamos salido de una exposición de un reconocido fotógrafo e íbamos a casa a descansar, tome su brazo y me acurruque junto a él dejando mi mano descansar sobre su pierna.

—Gracias por acompañarme esta semana sin protestar—agradeció sinceramente.

—No hay problema, solo espero que mañana podamos quedarnos en casa y descansar un poco de verdad.

—Mañana aremos lo que tu quietas. Si deseas pasar el día en la cama, no me opondré al contrario tengo unas buenas ideas. — sugirió moviendo las cejas de forma sugestiva a lo que solo pude reír.

Llegamos a casa y en lugar de pensar en dormir se me ocurrió sorprenderla y tomar la iniciativa esa noche, sabía que tenía tiempo ya que siempre recusaba su correo antes de dormir por si había algún cambio de último momento en la bolsa y sus inversiones.

Me desnude y tome una de sus camisas dejando la mayoría de los botones sin abrochar y me acomode en el centro de la cama sentada en mus talones, acomode mi cabello que había dejado suelto sabiendo lo mucho que le gustaba. Mi corazón latía acelerado de solo pensar que Edward aparecería por la puerta en cualquier momento.

Más fue el sonido del teléfono lo que me sobresalto y reí por mi nerviosismo. Mas el pánico me invadió cuando escuche algo romperse, sin pensarlo corrí hasta el despacho de Edward y lo vi sirviéndose una copa de whisky mientras confirmaba un vuelo para esta noche.

— ¿Que sucede?— pregunte acercándome a él que termino el contenido de su vaso. — ¿a dónde vas?

—Nos vamos a Londres. Mi papá sufrió un infarto.

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