Un mal comienzo
La
fiesta siguió su curso, Edward y yo nos mostramos como cualquier pareja de
recién casados, hicimos lo tradicional, disfrutamos de la compañía de nuestros
amigos, llegó un momento que me olvide de que todo se trataba de una farsa y me dispuse a disfrutar, parece que Edward
tuvo la misma idea, bailamos algunas de las melodías que nos gustaban, me hizo
girar un par de veces logrando arrancar una sonrisa, hacía algunos pasos
exagerados lo que nos mantenía riendo, en ese punto hasta me olvidé de los
demás y no me importó hacer el ridículo. Me senté un momento y lo vi bailar
junto con Esme, ambos mantenían una hermosa sonrisa, una que no había vistos en
Edward, lo vi asentir un par de veces logrando que Esme sonriera aún más.