Capítulo XI
Desperté al escuchar un ruido en el pasillo seguido de Edward soltando una maldición algo extraño pero que dejó de importarme al sentir unas piernitas golpear mi costado, al girarme vi a Eve abrazando su osito con el pelo cubriéndole el rostro.
Con cuidado me levanté y fui al baño para cambiarme y lavarme el rostro. Regresé a la habitación, me acerqué a la cama y arropé a Eve que abrió sus ojitos y me extendió sus brazos, me incliné y envolvió mi cuello.