Epilogo
Las primeras dos semanas Edward se había quedado en
casa para ayudarme con los mellizos, era algo que le agradecía ya que aun era
una tarea con la que no me daba abasto yo sola, pero poco a poco me fui
adaptando a mi nueva rutina, me gustaba pasar tiempo con mis pequeños, entre
Ángela y yo bañábamos a los mellizos, era la sensación más hermosa, Evan me
había ayudado un par de veces y adoraba de que los hubiera aceptados tan bien,
pero claro no todo es perfecto y ese estado no le duro por mucho tiempo.