No me dejes caer: Capítulo 7


 Sorpresas


Siempre me había gustado la quinta avenida por muchas razones, pero la principal de todas por lo cerca que estaba Central Park. Me adentre en un elegante edificio donde de inmediato localice a mi cita.


— ¿Sr. Jackman?— pregunte al hombre que estaba junto al ascensor jugando con un par de llaves y que no rebasaba los cuarenta.

—Srta. Swan— asentí y estreche su mano.

—Lamento la demora, el tráfico estaba un poco pesado. —me disculpe al notar que habían pasado solo un par de minutos.

—No se preocupe, sígame.— subí al ascensor en una plática de lo más trivial, llegamos al piso 25, respire hondo al salir del ascensor y seguirlo hasta detenernos frente a una puerta doble, introdujo la llave en la cerradura y me permitió entrar primero.

La luz iluminaba toda la estancia. Deje que mi mirada recorriera rápidamente todo el departamento mientras una sonrisa se iba formando en mi rostro.

—Cuenta con 3 habitaciones, 4 baños, estudio, cocina completa, sala, cuarto de entretenimiento, de lavado y por supuesto una pequeña terraza—Me encamine hasta los enormes ventanales y abrí la puerta corrediza que permitía el acceso a la terraza, desde este lugar se apreciaba Central Park en todo su esplendor.

—La vista es divina.

—Creo que en su totalidad el departamento es increíble, está muy bien ubicado. — mira hacia ambos lados donde había un par de edificios y se escuchaba el ruido de la transitada calle que estaba debajo de nosotros, pero nada de eso le restaba esplendor al departamento.

—Sr. Jackman, usted es el primer asesor inmobiliario que comprendió que es lo que estaba buscando.

—Y eso que aun no ha visto lo demás— me mostro cada una de las habitaciones, la recamara principal contaba con un enorme armario. Justo lo que necesitaba.

—Simplemente fantástico— dije al momento que veía una repisa especial para colocar mis zapatillas, lo que haría más sencillo encontrar los adecuados.

—Hay otras opciones, pero lamentablemente no se encuentran tan cerca de Central Park.

—No entiendo cómo es que no se ha vendido este departamento.

—Por su precio. —froto sus manos contra su chaqueta lo que lo hacía parecer algo nervioso. — a muchos les ha gustado, pero cuando ven el precio deciden que tienen que ver otras opciones.

— ¿Cual es? — me enseño el pecio que había en el contrato. Solo debo de decir que contenía muchos ceros.

—Es uno de los más caros, entiendo si desea ver otro…

—Este departamento lo vale, a nombre de quien debo de hacer el cheque o es que prefieren una transacción.

— ¿Lo va a comprar? —pregunto sorprendido, pero a la vez parecía satisfecho de venderlo.

— ¡Por supuesto! Este lugar me encanto, es todo lo que estaba buscando.

—Cualquiera de las formas son aceptadas.

Acordamos que después de dos horas nos encontraríamos para firmar los papeles correspondientes en compañía de mis abogados. Él hombre se encontraba emocionado y no podía ocultarlo, al igual que yo no podía ocultar la alegría de comprar la que sería mi refugio.

—Me sorprende que alguien tan joven sea capaz de comprar un departamento como este. —comento de manera casual sacándome de mis pensamientos y volviendo a prestarle toda mi atención. — siento si parezco entrometido, ¿pero es usted familiar del Sr. Charlie Swan?

—Es mi padre.

—Por supuesto… Swan

— ¿Entonces en 2 hrs en su oficina?

—Si lo prefiere puedo ir personalmente a la suya.

— ¡No!, preferiría que fuera en la suya, además quiero pedirme un enorme favor. —Asintió—Quiero que esta compra se mantenga solo entre nosotros, no quiero que nadie y eso incluye a mi padre sepan de esta compra. ¿Puedo contar con ello?

—Por supuesto. —dijo de inmediato pero me di cuenta de la mirada de duda en su mirada. — La estaré esperando para firmar los papeles.

Llegue al vestíbulo junto con el asesor quien aún seguía sorprendido por la venta. Nos dependimos al salir del edificio y camine rumbo a mi auto, cuando mi móvil comenzó a sonar un número desconocido apareció en la pantalla y me debatí en contestar, pero finalmente lo hice ya que podía ser algo del trabajo y muy importante.

—Si

— ¿Bella?

—Sí, ¿quien habla?

—Soy Rose

—¿Rose? — murmure tratando de recordar y de inmediato supe de quien se trataba— En que puedo ayudarte Rosalie —pregunte con curiosidad, era la última persona que esperaba que me llamara.

—Sé que te habíamos invitado a comer mañana, pero hoy decidimos ir a cenar y queríamos ver si nos deseas acompañar.

—No sé qué es lo que pretenden y porque se aferran a salir conmigo. Entiendo que son nuevos en la ciudad y que tal vez mi madre te haya hecho creer que soy algo así como una guía turística, pero no lo soy. Ya accedí a salir con ustedes mañana ¿Qué más quieren? —pregunte irritada.

—Yo solo intentaba ser amable y tú no eres más que una de esas niñas ricas: engreída, altanera y berrinchuda; sabes que, olvida lo esta noche y haz lo que quieras con tu vida—corto la comunicación, retire el móvil y lo mire incrédula, me había colgado… ¿quien se creía para hacerme a mí algo como eso? Esa rubia aun tenía mucho que aprender y una de las cosas más importantes era que yo era superior a ella. “Maldita rubia engreída”

Aproveche que tenía mi móvil en mis manos, para hacer un par de llamada, la primera fue a uno de nuestros abogados al que más confianza le tenía, la segunda fue a Megan para que se encargara de buscarme el numero los números de los mejores decoradores de interiores de la ciudad, ella pensó que lo que pretendía era remodelar la oficina y solo pude sonreír y asegurarle que no se trataba de eso, pero que cuando estuviera ahí se lo contaría. Tras ver que no tenía nada en las dos horas siguientes le asegure que nos veríamos mas tarde y que me consiguiera un té para cuando llegara.

Durante el tiempo que tenía que esperar visite algunas de las tiendas que se encontraban cercar comprando solo un par de cosas, al mirar que faltaba menos de media hora fui a mi auto y me dirigí hasta las oficinas de mi asesor inmobiliario donde ya me esperaba Scott Wright mi abogado.

—Bella, la duda me carcome, ¿qué hacemos aquí?

—Quiero que revises un contrato, acabo de comprar un departamento.

— ¿Charlie al fin te dejara vivir lejos de él? —enarco una ceja sorprendido, ya que al ser uno de nuestros abogados conocía a mi padre y sabia lo renuente que era a dejarme vivir por mi cuenta.

—Él aun no lo sabe y espero que siga siendo así. —dejo escapar un resoplido y asintió.

Una hora después salí del lugar con los papeles firmados y las llaves de mi nuevo departamento, necesitaba encontrar un buen decorador que hiciera su trabajo lo más rápido posible.

No tarde en llegar de nuevo a la oficina, lo primero que vi al llegar a mi piso fue a Megan moviéndose inquieta.

— ¿Te sucede algo?

—Bella, tu té esta sobre tu escritorio. —deje escapar una sonrisa al saber que es lo que mantenía a mi secretaria en ese estado de inquietud.

—Entra— reí al ver que se había levantado de un salto y entraba detrás de mí.

—Me has tenido con esa pregunta todo el día, ¿con quién fue tu cita? Y ahora porque quieres un decorador de interiores si no modificaras esta oficina.

—Eres tan predecible. —me senté en mi silla tomando una taza de té. —Mi cita fue con un asesor inmobiliario.

— ¿Asesor inmobiliario?

—Acabo de comprar un departamento precioso, es por eso que necesito un decorador de interiores: uno muy bueno, quiere que esté listo lo antes posible porque necesito mudarme.

— ¿Ya se lo dijiste a tu padre?

—No se lo diré hasta que mi departamento esté listo y no pueda hacer nada para quitármelo.

—Me avisas con tiempo, quiero estar preparada para la tercera guerra mundial.

—Se que será malo, pero tengo que hacerlo, ya me canse de estar viviendo bajo el mismo techo. Yo tengo mi propio dinero, y es hora de que lo utilice. — le dije sabiendo que si conseguía lo que estaba buscando no tendría mucho tiempo para disfrutar lo que con tanto trabajo y esfuerzo me había ganado.

—Lo sé.

—Megan, me conseguiste lo que te pedí.

— ¡Por supuesto que lo conseguí! No olvides que tienes la secretaria más eficiente, solo no se lo digas a los demás se pueden sentir celosas.

—Claro que no les diré nada. —salió para ir por lo que le había pedido. —Gracias Megan

—Su nombre es Patrick Dixon, es el mejor decorador de New York. ¿Te comunico con él? —asentí

Después de media hora, acordamos vernos en el departamento esa misma tarde justo cuando terminara mi trabajo.

Así lo hice, me encontré con él. Le mostré el departamento y sus ideas combinadas con las mías parecían simplemente geniales, lo que era una ventaja era que  él se encargaría de comprarlo todo y yo pagaría directamente en las tiendas, pero lo mejor de todo esto era que me había asegurado que podía tenerlo listo en una semana, solo una semana más me daba el tiempo justo para pensar que decirle a mis padres.

En vez de dirigirme a mi auto, decidí caminar un rato por Central Park, sabía que con zapatillas me cansaría rápidamente, pero valía la pena, disfrutaba hacer esto, aunque siempre lo disfrutaba mas cuando no lo hacía sola, los recuerdos de cuando pasaba la tarde caminando y riendo con Jake me hicieron recordar la manera en que lo había tratado y lo tanto arruinado nuestra amistad.

Él solo quería ayudarme y yo sólo me había comportado como la clase de chica que fingía ser  y que cada vez me quedaba más claro que se estaba apoderando de mí.

— ¡Cuidado!— me sobresalte al sentir que halaban de mí. Choque contra algo completamente duro pero de un aroma muy peculiar, abrí los ojos lentamente y de inmediato sentí como si alguien me tirara agua fría.

— ¡Por favor!, ¿ahora me vigilas?— me separe de sus brazos y él no opuso resistencia.

—Solo me dirigía a Central Park te vi caminando y te quise saludar, fue cuando note que cruzarías la calle. —señalo los autos que pasaban a toda velocidad.

—No me di cuenta.

— ¿Ibas al Parque?

—Creo que es obvio ¿Por qué me querías saludar si tu y yo no somos amigos?—cruce mis brazos sobre mi pecho y mirándolo con frialdad— te he tratado mal y sigues insistiendo en hablarme ¿es que eres masoquista?

— ¿Somos tan inferiores a ti, es que acaso te avergüenza que te vean con nosotros?

—No— quise decir que sí pero no lo podía hacer porque mentiría.

—Entonces porque no dejas que nos acerquemos a ti, Jasper y Rosalie son los hijos del nuevo socio de tu padre y nosotros somos sus amigos, no conocemos a nadie en esta ciudad.

—No soy la mejor amistad— cruce la calle cuando el tráfico se encontraba detenido, no me sorprendió que Edward siguiera a mi lado.

—Creo que eso nos toca decidirlo a nosotros. ¿No crees?

—Les evito que pierdan su tiempo.

—Sé que no nos conocimos de la mejor manera, pero quizá podamos iniciar de nuevo. —se coloco delante de mí y extendió su mano. — Hola mi nombre es Edward Cullen, soy Medico— enarque una ceja y mire su mano que seguía extendida, dude si debía de hacerlo o no.

— Isabella Swan, pero prefiero que me llamen Bella y podría decirse que soy una ejecutiva en proceso—estreche su mano sintiendo una pequeña corriente que me hizo retirar mi mano enseguida.

—Un honor conocerla Srta. Swan, he escuchado mucho sobre usted.

—Espero que cosas buenas, aunque lo dudo mucho. —me encogí de hombros, evitando su mirada.

—Aunque no lo creas, no fueron cosas malas, todo lo contrario. —volvió a colocarse a mi lado.  Reanudamos nuestro camino y poco a poco nos adentramos en el parque.

—Como es posible que ustedes sepan de mi, mientras yo los desconozco totalmente— intentaba mantener mi rosto rígido, pero de vez en cuando no podía evitar que una ligera sonrisa se escapara de mis labios.

—No es difícil no conocer nada de ti, eres una chica importante.

—Mi padre lo es, yo no—gire mi rostro como si el niño persiguiendo su perro fuera algo fascinante.

—Tú tienes brillo propio, aunque no lo creas. Tu nombre es muy conocido, aunque solo sea como la chica más dura y de la que deben de temer.

—Al menos me conocen, ¿cuántos años tienes? —pregunte mirándolo a los ojos para asegurarme de que no me mintiera.

—Tengo 26.

— ¿En verdad? —me sorprendí, ya que aparentaba ser más joven.

—De cuantos me veo

—Hubiera jurado que eras de la edad de Alice. Dijiste que eras medico, ¿qué especialidad?

—Cardiología. —metió las manos en sus bolsillos y se concentro en mirar al frente.

—Excelente, creo que el ser medico es grandioso, son personas sorprendentes, su entrega para ayudar a los demás. Personas dignas de admirar.

—Es grandioso —admitió— creo que siempre es una satisfacción el ayudar a los demás, el ver que eres aquel que los hace sentirse felices, pero cuando no puedes hacerlo también es decepcionante.

—Pero apuesto que la mayoría del tiempo está lleno de satisfacciones.

—En su mayoría. —Sonrió— Como en todo, la vida no es siempre color de rosa, tiene sus matices.

—En cambio en mi trabajo es algo complicado, logrando que los demás sufran logras tu felicidad.

— ¿Cómo?

—Para llegar a ser una de las empresas más importantes, debimos de arruinar a unas cuantas. Orillándolas como si se tratara de un animalito indefenso y cuando sus defensas estaban por romperse les ofreces una ayuda que sabes no rechazaran y que finalmente obtendrás lo que deseabas y siempre por una cantidad inferior, pero que se ven obligados a vender o quedarse sin nada.

—Suena como algo…

—¿Despiadado, cruel? Sí, eso es lo que soy—por primera vez en mucho tiempo me sentí extraña de decir estas palabras, siempre que las escuchaba parecían música para mis oídos, pero decírselas a Edward me habían hecho sentir… como una especie de monstruo.

Nuestra plática siguió su curso, hasta me olvide lo detestable que me parecía, era un chico bastante sencillo, hablamos un poco de todo, me dejo conocerlo un poco más y hasta me inspiro confianza para platicarle algunas cosas… claro nada relevante  ni revelador.

—Creo que ya es un poco tarde, quedamos de cenar con los chicos, ¿por qué no vienes?

—No, creo que no sería conveniente. No fui muy amable con Rosalie.

—Si escuche eso

— ¿Lo escuchaste?

—Estábamos comiendo cuando te llamo y… escuchamos todo. —dijo como si no tuviera la mayor importancia.

—Si escucharon eso, ¿porque me sigues hablando? herí a una de tus amigas.

—Ella también tiene un carácter algo irritable. —se encogió de hombros.

—Gracias por llamarme irritable. —agradecí de manera sarcástica.

Se disculpo y yo solo le reste importancia.

—¿Vienes con nosotros a cenar? Entiendo que no pudiste acompañarnos para comer por una cita.— era mi imaginación o su voz había sonado algo acerada.

—Eran Negocios.

— ¿En algún momento descansas?

—Sí, lo hago. ¿Te han dicho que eres demasiado curioso?

—Eres la primera. ¿Tu cita era muy importante?

—Si te lo dijera tendría que asegurarme de que no se lo dijeras a nadie, tal vez te corte la lengua.

— ¿Amenaza? —dijo con diversión.

—Promesa— reí junto él.

—Estoy preparado, solo promete que utilizaras anestesia— caminábamos rumbo a la quinta avenida donde estaba mi auto y supongo que su auto, bueno… si tenía uno.

—Sera doloroso… muy doloroso.

—Puedo resistirlo.

— ¿Eres masoquista? —lo mire con curiosidad.

—No que yo sepa. Me lo puedes decir, prometo que no diré nada

—No sé porque te lo cuento— estábamos cruzando la calle, cuando me tomo de la mano y se echo a correr, llegamos a la acera justo cuando los autos comenzaban a avanzar.

—Por poco. —murmuro señalando los autos con las mirada y sin soltar mi mano  que recupere de inmediato.

—Por cierto, gracias por ambas veces.

—No me agradezcas, mejor cuéntame que hiciste esta tarde.

—Me reuní con un asesor inmobiliario, compre un departamento.

— ¿Un departamento? —parecía sorprendido.

—Necesito estar lejos de mis padres.

—Suena como si no te gustara estar con ellos.

—Solo pasamos por un momento difícil— me reprendí por hablar de mas. Estaba bien que le contara algunas cosas pero él no tenía porque saber los problemas reales, si con simples sospechas no me podía deshacer de ellos, no quería ni imaginar si se enteraban de lo que pasaba por mi cabeza en estos momentos.

— ¿Segura? — asentí escuchando una voz en mi mente gritar "Mientes, ambos se odian"

—Claro, además necesito independencia.

—Sé lo que es eso, yo aun sigo buscando el mío.

—La inmobiliaria nguyen es buena, deberías de visitarlos. Recuérdamelo mañana, tengo el número en mi oficina.

—No lo olvidare, además mañana iremos a comer, y no tienes manera de escapar.

—No iré a ningún lado, ¿tú no estarás ahí?

—Tengo que presentarme mañana en el hospital, pero estaré para la comida, solo tengo medio turno en estos momentos— me sentí extraña y desanimada cuando vi que estábamos a unos pasos de mi auto.

—Que te diviertas en tu trabajo— sonreí de manera sincera.

—Y tú en el tuyo.

—Claro me divertiré aplastando a unos cuantos— por primera vez no me sentí para nada bien el decir esas palabras, abrió la puerta de mi auto para que subiera.

—Creo que eso aparentas, pero tal vez seas diferente.

—Se nota que no me conoces.

—Conozco solo lo que me has contado, pero me gustaría conocerte en su totalidad, sin duda eres una chica fascinante.

—Buenas noches Edward— subí a mi auto antes de cerrar la puerta lo escuche susurra un buenas noches, arranque sin mirar atrás.

Tome mi móvil, tenía que hacer algo, en verdad que era urgente, necesitaba una escapatoria y replantearme mis objetivos, uno el cual era el principal no debía de cambiar aunque debía de comenzar a actuar más rápidamente antes de que alguien se interpusiera para arruinarlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Playlist