Ayuda Desinteresada
Necesitaba una escapatoria y sabía donde la
encontraría. Bastaron solo unos timbres para escuchar la voz de una de mis
"amigas". Jessica parecía sorprendida de mi llamada, pero no oculto
su alegría de saber que me uniría a ellos.
—Estamos en King Cole Bar Lounge, entre la Quinta y
Madison
—Estoy cerca, llego en menos de 5 minutos—corte
antes de dejar que respondiera.
Acelere alcanzando a cruzar un semáforo en
amarillo, dos cuadras después estaba en mi destino. Entregue mi auto al ballet
y entre sin ningún problema, no fue difícil encontrarlos siempre se destacaban
del resto de las personas.
—Pero si es la ejecutiva— se burlo Tyler al verme
llegar.
—Muy simpáticos
—Pensamos que no te dejaban salir entre semana— se
burlo Demetri pero dejaba claro que estaba encantado de tenerme junto a él y
por primera vez no me repugnaba.
—Sólo pídeme algo de beber.
—Algo me dice que alguien no está de buen humor.
—acaricio mi mejilla.
—Veo que eres bastante intuitivo— aparte su mano de
un manotazo.
— ¿Un whisky?
— Doble
— ¿Y que hacías por estos rumbos? —pregunto Tanya.
—Negocios—unos minutos después Demetri regreso con
mi bebida antes de entregármela sus labios se posaron muy cerca de los míos.
—Gracias Dem—agradecí tomando el vaso que estaba
delante de mí alejándome de él, se sentó junto a mi paso una de sus manos sobre
mi cintura para pegarme a él y yo no se lo impedí.
—Ya sabes que lo que desees
—Hoy está bastante aburrido aquí—señalo Tyler con
la mano—Así que nos iríamos a casa de Demetri, ya sabes… algo tranquilo ¿nos
acompañas?
—Claro— me tome mi bebida de un solo sorbo.
—Vamos— todos se levantaron y yo junto con ellos.
Demetri permanecía junto a mí y aproveche para
saber si sus padres no tendrían inconvenientes de tenernos en su casa, pero en
realidad era para saber si la reunión sería algo tranquilo o una de las fiestas
que teníamos en la facultad. Me apretó más contra su cuerpo y me susurro que
estaban en Tokio lo que nos daba una gran libertad.
Se las arreglo para marcharse conmigo en mi auto. En
otro momento lo abría mandado en el suyo, pero algo en mi interior me obligo a
mantenerme callada y aceptar su cercanía que aunque no era de mi total agrado, en este momento era
de lo mejor.
En menos de media hora ya estábamos atravesando las
rejas de su casa. Lo dejo justo al lado de su jaguar, me ayudo a salir y apoyo
su mano en mi cintura guiándome dentro de su casa que estaba desierta, bueno
solo por un par de chicas que terminaban de arreglar la cocina.
—Margaret—llamo al ama de llaves que apareció de
inmediato en el corredor.
—Si joven Demetri, Srta. Swan—saludo de manera
educada; era una mujer que sabia mantener oculto lo que pasaba por su cabeza,
sabía que un comentario inapropiado le costaría su trabajo y no era sencillo
encontrar un trabajo en el que le pagaran tan bien, por lo que debía de
protegerlo.
—Mis amigos vendrán, así que quiero que preparen
algo, que dispongan de todo lo necesario.
—Claro joven, en seguida. Con su permiso. —se
disculpo desapareciendo por una de las puertas del pasillo.
— ¿Quieres algo de beber? —lo mire suavemente,
deteniéndome para ver sus facciones, en realidad no era un hombre feo, pero su
reputación era horrible y jamás me involucraría con alguien como él. — ¿Otro
whisky?
—Sí, no quiero empezar a hacer mezclas. — se
inclino para darme un beso, pero yo me moví evitando el contacto. Dejó escapar
un bufido y me indico que lo esperara en la sala.
Esta casa la conocía, no a la perfección, pero al
menos no me perdía en ella, me acomode en uno de los sillones que estaban
delante de la chimenea.
—Luces preocupada—interrumpió mis pensamientos
colocando el vaso delante de mis ojos.
—El trabajo— mentí dándole un sorbo a mi bebida.
—No entiendo porque lo haces. En primer lugar estas
de vacaciones y en segundo eres la hija del tercer hombre más rico, no solo del
país si no del mundo. No tienes necesidad.
—No quiero ser como tú, quiero hacer algo.
—Como quieras—se sentó junto a mí y ambos nos
quedamos en silencio por unos segundos antes de que inclinara su cabeza y sus
labios se acomodaron sobre mi cuello mientras una de sus manos se posaba sobre
mi rodilla.
—Demetri—lo llame con voz suave.
—Dime— su voz estaba un poco áspera.
—No creo que a tu madre le haga gracia que en su fino
sillón parisino se encuentre una mancha de whisky.
—Tienes razón—me quito el vaso de mis manos, y se
acomodo de nuevo junto a mí, acercándose peligrosamente.
— ¿Qué crees que haces? —le pregunte alejándome con
un movimiento sutil.
—Sabes lo que…—agradecí que los demás llegaran.
—Que aburridos ¿y la música? —chillo Tanya al
tiempo que encendía el aparato de audio.
—No empezaríamos sin ustedes. —les dije como si eso
fuera verdad.
—Mejor dicho sin esto— Tyler dejo una bolsita
transparente con pastillas de diferentes colores.
—Eso es justo lo que necesito en este momento— dije
con alivio al ver las pastillitas que me ayudarían a olvidarme de todo lo que
estaba ocurriendo en mi vida, pero sobre todo que me ayudarían a sacar de mi
cabeza a ese hombre de cabello cobrizo.
—Esa en mi chica— Tyler me dio una palmadita en el
hombro al tiempo que me entregaba una pastilla y un vaso que me lleve a los
labios para comprobar que era vodka. Introduje la pastilla en mi boca y trague.
Al instante vi que Demetri hacia lo mismo y al poco tiempo no había nadie en
esa habitación que no hubiera tomado una.
Comenzamos a bailar con la música mientras que poco
a poco mi cuerpo se sentía completamente relajado, es como si en este momento
no tuviera nada de qué preocuparme, me sentía libre y sabía que muy pronto lo
seria eternamente.
La música razonaba en toda la estancia o eso me parecía,
después termine en el jardín junto con
Demetri riendo como tontos y cuando se decidió a acercarse a mi Tanya llego
para avisar que se marchaban por lo que mire mi reloj y horrorizada vi que ya
pasaban de las 4 por lo que decidí marcharme junto con todos, algo que no le
hizo mucha gracia a Demetri. Al momento de despedirnos sus labios tomaron los míos
y esta vez no me opuse, trate de disfrutar el beso que aunque no era malo no
era mejor que había recibido.
—Adiós. —me despedí de él con un guiño.
Salí junto con Tanya y nos encontramos con su novio
quien lucía bastante despeinado y con la ropa mal colocada, al fijarme en mi
amiga me di cuenta de que ella estaba en las mismas condiciones. Ambos subieron
al auto de Demetri ya que no traían.
— ¿En serio te vas? —pregunto Demetri al ver que
quitaba la alarma a mi auto.
—Sabes que debo de llegar a casa, no queremos que
Charlie se entere.
—Pensé que quizá desearías un poco de diversión.—
me atrapo entre mi auto y su cuerpo.
—No paso nada, nos vemos después.
—Claro, espero que mi cita de mañana no sea tan
difícil.
—Espero que tu cita de mañana no te deje dormir
solo. — se aparto y pude subir a mi auto
Conduje hasta mi casa que solo estaba a un par de
calles. Trate de hacer el menor ruido posible al llegar. Me quite las
zapatillas y entre por la puerta de la cocina para no ser descubierta, corrí
hasta mi habitación y cuando cerré la puerta me desvestí y sin molestarme
ponerme la pijama entre las cobijas e intente dormir.
Estire mi brazo para apagar el maldito despertador
que me taladraba los oídos, sólo había dormido dos horas razón suficiente para
sentirme completamente cansada, pero sabía que debía de ir a la oficina. Una
ducha fría me ayudaría a despertar de inmediato.
El agua fría me hizo despertar en varios sentidos,
me hizo darme cuenta de que lo ocurrido la noche anterior no podía repetirse
tan continuamente, esto era para ocasiones estrictamente necesarias y no como
algo rutinario, pero eso que importaba al diablo con los sentimientos de culpa.
Me vestí con una linda falda ajustada una blusa de
manga corta, mis zapatillas altas y mi abrigo, me maquille intentando cubrir
mis ojeras pero sobresalían, rogaba porque hoy hubiera sol y tener que utilizar
antejos oscuros la mayor parte del tiempo, mis ojos estaban un tanto irritados
por la falta de sueño o tal vez como efecto secundario de la droga, no podía
asociarlos con ello ya que siempre que la utilizaba dormía poco, lo peor eran
las nausea y la ansiedad, pero sabía que toda pasaría pronto.
—Srta. Bella, su desayuno—aparte mi vista del
espejo al ver a la chica entrar con una bandeja que no tocaría. — ¿Desea algo
más?
—Dile a Pete que prepare mi auto.
—En seguida — tome la bandeja del desayuno y la
tire, solo bebí un vaso de agua que había en mi mesita de noche, pero la
sensación de sequedad en mi boca seguía presente.
Baje revisando mi agenda, rogaba porque mis padres
no estuvieran en el comedor, no quería encontrarme con ninguno de los dos.
—Isabella—maldije por lo bajo cuando escuche la voz
de mi madre llamarme, ¿porque nunca mis suplicas eran escuchadas? acomode mis
gafas y regrese un par de pasos para detenerme en el umbral que daba al comedor
donde ella estaba sola.
—Si madre
— ¿No esperaras a tu padre?— su mirada me reviso de
pies a cabeza.— no entiendo esa manía tuya de usar anteojos oscuros dentro de
casa.
—Tengo asuntos pendientes, me iré en mi auto— seguí
mi camino antes de que comenzar a decir algo mas, conduje hasta llegar a la
empresa, estacione en el lugar de siempre. Hice que detuvieran el ascensor para
poder subir, con mi simple presencia sentí un cambio en el ambiente.
—Buenos días Bella—gire mi rostro para encontrarme
con mi tutor.
—Buenos días Sr. Maxwell
—Te dejé unos papeles con Megan, quiero que los
revises.
—Lo hare en seguida— le asegure antes de salir del
ascensor. Me encamine hasta llegar delante de Megan quien no me perdió de
vista, sabía que algo me diría.
—Buenos días Bella, ¿estuvo en grande la fiesta?
—pregunto de manera irónica, sabía que ella lo desaprobaba, en estos momentos
no estaba para soportar que se me cuestionaran mis actividades y mucho menos ella.
—Como no te imaginas— sonreí con superioridad,
desconcertándola un poco.
—El Sr. Maxwell te dejo unos documentos que quería
que revisaras…—asentí extendiendo mi mano para que me los entregara mientras
que con la otra cubría mi boca para ocultar el bostezo— ¿Un café bien cargado?
—Por favor— tome los papeles y abrí la primera
carpeta.
—Hola Bella— me gire y me sobresalte al ver a
Jasper y "todos" sus amigos, ¿que no se suponía que Edward iría a
trabajar?
—Hola— acomode mis anteojos y regrese la atención a
los papeles que tenía en mis manos.
— ¿Saliste anoche? — pregunto directamente lo que
me hizo cerrar la carpeta de golpe, erguirme
y mirarlo de nuevo.
—¿Algún problema?—dije sin ocultar el enfado en mi
voz.
—Qué bueno que aun sigues viniendo a la empresa
Jasper— me gire al escuchar la voz de mi padre, que en seguida llego junto al
rubio y presiono su hombro y le sonrió como rara vez lo hacía conmigo.— ¿Ellos
son tus amigos? —lo vi detenerse para observarlos con detenimiento.
—Vinieron a acompañarme. —se notaba un poco
nervioso, no era difícil que mi padre lo intimidara.
—No te preocupes muchacho, solo no distraigan al
personal. —le guiño un ojo y le dio una palmadita en la espalda antes de
girarse —Isabella. —dio un par de pasos hasta detenerse delante de mí.
—Dime Charlie.
—Quítate los anteojos. Por si no te has dado
cuenta… ya está dentro. —me dijo de manera sarcástica lo que me irrito aun mas.
—Ya lo sabía— suspire y me quite los anteojos,
Megan negó ligeramente con la cabeza sabía que no era la primera vez que me
veía así.
— ¿Por qué tus ojos están irritados?
—No dormí bien. —mentí encogiéndome de hombros
—Ayer no tenías trabajo.
—Salí con los chicos, estuvimos en casa de Demetri—
la mirada de Jasper era penetrante al igual que la de Edward, mas las ignore.
Reprimí un nuevo bostezo y comencé a golpear el
suelo con la punta de mi zapatilla, necesitaba entrar en mi oficina y dejar de
estar a la vista de todos que parecían estar evaluando cada uno de mis
movimientos y mi aspecto.
—Bueno eso no importa, quiero que revises los
movimientos de la compañía de Londres.
—Lo tendrás esta misma tarde sobre tu escritorio.
—Que sea mañana por la mañana, hoy no estaré en la
empresa, iré con los Brown al club. — asentí, iba a decir algo mas cuando su
móvil comenzó a vibrar y lo contesto en seguida dando media vuelta, pero antes
de marcharse del piso se despidió de Jasper y los demás, menos de mí
— ¿Tu café con azúcar?
—Olvida el café, quiero un té helado sin azúcar y
un vaso enorme de agua. — me coloco de nuevo mis anteojos y me encamine hacia
mi oficina, apenas había colocado la mano en el pomo de la puerta cuando gire
la cabeza hacia mi secretaria que aun seguía de pie. — Y que no me moleste
nadie— lo último lo dije indicando hacia donde sabía que seguían los chicos— pero
antes de eso, quiero que me comuniques a Londres con Damián Grint.
—Claro—entre en mi oficina, me quite el abrigo y me
acomode en mi silla arrojando los
anteojos sobre el escritorio, espere unos minutos que me indicara que tenia la
llamada, a los pocos minutos hable con el directivo de nuestra compañía en
Londres.
—Aquí tienes tu té, sin azúcar y tu agua.
—Gracias Megan— la vi sentarse en una de las
sillas— ¿sucede algo?
—Que es lo que está pasando Bella.
—¿De hablas?— me hice la tonta, agradecí que cuando
se disponía a hablar alguien llamara a la puerta.
—Hablaremos más tarde. —me dijo levantándose de la
silla y abriendo la puerta dejando entrar a mi tutor.
—Sr. Maxwell, tome asiento— le indique cuando Megan
había salido.
—Quería hablar de algunas cosas contigo.
—En que puedo ser útil.
—Leí tu reporte de mejoras en las corporaciones.
—Aun le hace falta algunos ajustes… —me justifique
antes de que dijera que algo estaba mal, pero me calle cuando el levanto una
mano en una seña de que guardara silencio.
—Bella, es simplemente perfecto, tienes una mente
brillante.
—Muchas gracias, pero me gustaría hacer algunas
correcciones.
—Tengo un par de sugerencias y si no tienes
inconveniente puedes ir a mi oficina en 30 minutos.
—Ahí estaré
Agradecí que el archivo de Londres hubiera llegado,
comencé a trabajar en el mientras esperaba que el tiempo pasara, media hora
después era momento de ir a la oficina del Sr. Maxwell, al salir lo primero que
vi fue a Megan quien mantenía la vista fija en su computadora, me encontré de
frente con Edward, Emmett y Jasper quienes iban a su oficina.
— ¿Ocupada? —pregunto Jasper
—Sí
—No olvides la comida—me recordó Emmett.
—No lo hare, si me disculpan tengo cosas que hacer.
—me gire de nuevo hacia mi secretaria.
—Megan, estaré con el Sr. Maxwell, por
si me necesitas.
Me dirigí rumbo al ascensor y evite mirar fuera
cuando las puertas se cerraban. No tarde en llegar a la oficina, del único
hombre que había sido, el que me había mostrado el manejo de esta empresa: el
cómo hacerme respetar y, hasta era algo así como mi mentor, cualquier duda con
respecto a la escuela él me ayudaba, me estaba asesorando con mi proyecto para
poder graduarme.
—Buenas tardes Clarisa. —salude a su secretaria que
era una mujer de cerca de 50 años siempre perfectamente peinada y una hermosa
sonrisa en sus labios.
—Srta. Swan, ya la esperan. —Agradecí con un
movimiento de cabeza y me dirigí a la puerta. —¿Desea algo?
—Un poco de agua estaría bien—llame a la puerta
hasta que escuche la voz permitiéndome entrar.
—Niña, cuantas veces debo de decirte que no debes
de hacer eso. —me reprendió Maxwell con una sonrisa, levantándose de su silla y
señalándome una de las que tenia frente a él.
—Debo de respetar la privacidad. —me senté en la
silla de la izquierda mientras el negaba con una sonrisa y se sentaba de nuevo.
Clarisa me llevo el vaso con agua y en cuento salió
comenzamos a hablar del reporte y me sorprendí que solo debía de cambiar 5
puntos de lo que yo había imaginado, era sorprendente como el tiempo pasaba
cuando hacia algo que me gustaba, la hora de la comida llego y con ella un
momento incomodo, pero ya no tenía salvación.
—Cuando hagas las correcciones me lo envías.
—Claro. Y muchas gracias por su tiempo.
—Sabes que es un placer ayudarte. —me despedí con
un simple movimiento de cabeza y me retire rumbo a mi oficina.
Apenas las puertas del ascensor se abrieron vi a
todos fuera de la oficina de Jasper, una señal de que no me podría escapar. Me dirigí
de inmediato hacia Megan haciéndole algunos encargos y entrando a mi oficina
por mis cosas, en cuento salí me dirigí a los chicos que sonrieron. Los seguí
hasta el ascensor.
— ¿A dónde iremos? —pregunte al tiempo que las
puertas del ascensor se cerraban.
—Descubrí un restaurant a unos 20 minutos de aquí
es muy bueno—señalo Emmett pasando un brazo por la cintura de su rubia novia.
—Por mi está bien. —dije con desgana.
—Yo me iré con Emmett—hablo Rose pegándose más al
cuerpo de su novio.
—Bella te irás con nosotros, no tiene caso que nos
llevemos todos los autos—señalo Jasper, algo que yo solo me deje llevar.
Subí en la parte trasera de un Mercedes junto con
Alice, mientras que Edward iba en el asiento del copiloto
—Me alegro de que vinieras con nosotros. —murmuro
Alice girándose hacia mí, yo me retire un poco más al tiempo que le sonreía de
manera fingida y absolutamente notoria.—Veras que te divertirás. — dijo con
entusiasmo, prácticamente rebotando en su asiento y yo solo pude murmurar un
"Espero" que ninguno escucho.
—Bella, ya te dijeron tus padres del baile que abra
este fin de semana en beneficio del hospital central. —levante mi rostro para
encontrarme con la mirada de Jasper por el espejo retrovisor.
—¿Baile? No me han mencionado nada.
—Estaremos juntas en la velada, nuestros padres,
junto con los Hale y los tuyos estaremos en la misma mesa. —chillo emocionada
Alice.
—Que emoción—no pude evitar sonar sarcástica,
aunque después mi semblante se volvió un poco rígido, el baile era igual a
cena, ¿como escaparía de eso?, es más, como escaparía de esta comida.
— ¿Sucede algo? —pregunto Edward al notar que me
había quedado callada y con la mirada perdida.
—No
Nadie hablo de nada más hasta que llegamos a
nuestro destino, era uno de los mejores restaurantes que había en la ciudad. Al
menos no me podía quejar de su buen gusto.
—Buenas tardes, Srta. Swan—saludo el anfitrión.
—Las reservaciones están a nombre de Jasper
Hale—interrumpió Jasper.
—Síganme—nos acomodaron en una de las mesas que
daba hacia la calle, claramente podías ver a los que pasaban por ahí y los
rascacielos que se alzaban imponentes.
— ¿Ya lo conocías? —pregunto Emmett tomando un
trozo de pan.
—A mi madre le gusta, es uno de los más
frecuentados por sus amistades y las personas más importantes de la ciudad.
—Háblanos un poco de ti Bella— se aventuro Alice.
— ¿Que es lo que quieres saber? —pregunte con
indiferencia.
—¿Porque eres tan dura?—todos se giraron hacía el
grandulón. Apoye mis codos en la mesa entrelazando mis manos y apoyando mi
barbilla en ellas para mirarlo mejor y lanzar una de las miradas que a muchos
habrían hecho retroceder, pero él en cambio ni se altero, por lo que me vio
obligada a responder.
—En esta profesión no hay lugar para débiles, no
puedes tentarte el corazón, es más, no debes de permitirte tener uno, aquí no
debes dejar que sean tus sentimientos los que gobiernen tus acciones ya que eso
solo provocara que fracases. —me encogí de hombros.
—Que les ofrezco de beber— cada uno pido entre
bebidas preparadas, refrescos yo simplemente un agua mineral.
— ¿Y ustedes… estudian o trabajan?
—Yo estudio lo mismo que Rose, Edward es Medico,
Jasper es psicólogo y Emmett es abogado. —dijo rápidamente Alice sin dar tiempo
a que ninguno de los chicos hablara por sí mismos.
— ¿Abogado?, no hablas en serio— todos rieron ante
mi comentario.
—Sé que no lo parezco, pero soy bueno. Estoy
consiguiendo trabajo en alguna firma, pero parece que no hay quien me quiera
contratar.
—Has escuchado hablar de la firma Hoffman.
—pregunte sugiriendo la mejor firma de la ciudad que además era la de nuestros
abogados.
—Por supuesto que he escuchado hablar de esa firma,
es la más grande de América.
— ¿Ya lo intestaste ahí? —pregunte acomodándome de
nuevo en mi silla sin apartar mi mirada de la suya.
—Si no me han contratado en otras que están muy por
debajo, ¿crees que tenga alguna oportunidad?
—Tan fácil te das por vencido. Pensé que eras más
persistente y ambicioso.
—Solo soy realista, un chico que era el segundo
lugar de mi generación lo ha intentado miles de veces y la respuesta es la
misma: no.
—Tú debes de ser más ambicioso, no porque otros
fracasen quiere decir que tu también lo harás. —le dije con aparente
irritación.
—Ya te lo dije solo soy realista, mantengo los pies
sobre la tierra.
—Sigo pensando lo mismo— llame a uno de los
meseros.
El hombre se acerco y pregunte por Sr. Montgomery,
sabía que ese hombre frecuentaba este restaurante.
—Está en aquella mesa— me señalo tres mesas mas a
nuestra derecha, lo vi con dos hombres conocidos.
— ¿Que es lo que estás haciendo? —pregunto Alice al
no comprender lo que estaba por hacer.
—Espera— me levante y me dirigí hasta la mesa que
me habían señalado.
No sabía porque lo estaba haciendo, debía de dejar
que él se las arreglara y que era su vida. Apenas estuve a un par de pasos de
la mesa, los hombre levantaron a vista y el mayor con bastantes canas en su
cabello era el Sr. Montgomery y con quien quería hablar.
—Señores buenas tardes, siento la interrupción— me
disculpe y ambos hombres se pusieron de pie.
—No es ninguna interrupción.
—Sr. Montgomery, quería hacerle una petición. — Me
dirigí al hombre que se retiro de la mesa y se acerco a mí por lo que los demás
volvieron a sentarse. —El hermano de un amigo se acaba de mudar a la ciudad, es
abogado y está buscando trabajo.
— ¿Me pides que lo entreviste? —enarco una ceja.
—Seria mucho pedir— pedí con una sonrisa y pestañee
de manera sutil. —No me gusta pedir estos favores, pero yo le recomendé que
fuera con usted ya que son los más importantes.
—Mañana a las 9 que sea puntual. —dijo al tiempo
que se acomodaba la corbata. Sonreí de lado al saber que el halagarlo había
funcionado.
—Gracias y provecho.
—Cualquier cosa por usted — regrese a mi mesa donde
todos hablaban.
— ¿Cual es el misterio?— pregunto Emmett cortando
la conversación que ellos habían mantenido.
—Viste el hombre con el que hable. —le señale con
un movimiento de cabeza hacia la mesa donde aun estaban los hombres con los que
había hablado.
— ¿Que tiene de especial? —enarco una ceja, al
tiempo que todos se unían a su confusión.
—El Sr. Montgomery, es el vicepresidente de la
firma Hoffman—todos se giraron para verme, Emmett estuvo a punto de ahogarse.
— ¿Qué hiciste?
—Mañana te entrevistara. Espero que estés
preparado, tu cita es a las 9; se puntual. No suelo recomendar a nadie y ni
siquiera entiendo porque comencé contigo, pero que te quede claro que si me
haces quedar mal lo lamentaras y de verdad que lo harás.
— ¿Que tú hiciste qué? — la voz de Rosalie
sobresalto a todos, yo solo le di un sorbo a mi vaso y rodé los ojos al darme
cuenta que no habían escuchado mi advertencia.
—Le conseguí una cita.
— ¡Cielos, eso es impresionante! pero no entiendo
porque lo hiciste.
— Honestamente yo tampoco lo entiendo, pero … ¿Que
tiene de malo? —le reste importancia como si fuera algo que hiciera muy a
menudo cuando era la primera vez que lo hacía.
—Muchas gracias, veras que no te arrepentirás.
—Eso espero, di la cara por ti, así que es lo menos
que puedes hacer es dar todo de ti.
—Gracias—todos estaban sorprendidos por lo que
acababa de hacer, como si todo fuera tan simple, el mejor que nadie sabía que
todo tenía un precio, todo a su tiempo.
—Ya viste que vas a ordenar. —pregunto Rosalie al
ver que acababa de apartar el menú.
—Solo una ensalada, estoy en una dieta estricta.
— ¿Dieta? —Chillo Alice mirándome con los ojos muy
abiertos—Pero si estas muy delgada.
—Solo es por unos días más.
—Déjenla, deben de permitirle que termine su
dieta—me lanzo una sonrisa lo que me desconcertó, ¿desde cuándo Rosalie era
amable conmigo?
—Gracias Rosalie.
—Solo Rose. — asentí con una sonrisa de lado.
La comida transcurrió entre platicas superficiales
y con esto no me refiero al tipo de platicas que mantenía mi madre con sus
amigas, si no al tipo de platicas que mantienes con personas que acabas de
conocer, lo típico: sus gustos, que hacen en sus tiempos libres y un par de anécdotas
de la universidad, podría decir que me estaba divirtiendo, pero eso no podía
ser posible.
—Pero si es Bella Swan. —me gire al escuchar mi
nombre.
—Demetri— me levante para saludar a mi
"amigo"
— ¿Qué haces aquí? —pregunto mirando sobre mi
hombro al grupo de chicos que me acompañaban.
—Comprando unos nuevos pendientes ¿Qué te parece
que estoy haciendo aquí?— le señale lo obvio.
—Deja los sarcasmos, ¿quienes son ellos?
—Ellos son Jasper y Rosalie Hale, los hijos del
nuevo socio de Charlie, y ellos Emmett, Edward y Alice sus amigos y parejas—le
indique — chicos el es Demetri Abernathy.
—Si ya lo habíamos visto, una noche en un bar—
corto Edward sin ocultar su molestia.
—Si ya los recuerdo, fueron los que te llevaron.
— ¿Qué haces aquí? —pregunte intentando que se
olvidara de ese detalle.
—Mi cita de esta noche se cancelo, así que solo
pudimos salir a comer, pero aun no llega. —dijo mirando su reloj al tiempo que
chasqueaba la lengua.
— ¿Que no deberías de pasar por ella?
—Pequeña, yo no hago eso.
—Conmigo lo haces— le recordé.
—Son situaciones diferentes, tú eres mi amiga.
—movió las cejas de manera sugestiva.
—Entiendo, es una lástima que no saldrás esta
noche.
—Podemos hacer algo— sabia claramente el sentido de
sus palabras. Me encontraba de nuevo entre la espada y la pared, quería decirle
que estaba loco que por más que lo intentara yo no me acostaría con él, pero
por otro lado podía ser una excelente idea, tenía que sacar de mi cabeza a un
chico que la estaba comenzando a rondar y eso solo me traería problemas.
Finalmente accedí con la condición de que fuera
algo tranquilo. Algo con lo que estuvo de acuerdo y me recordó que aun no habíamos
terminado de ver una película por lo que me agrado mas la idea. Se despidió de
mi cuando su cita llego al restaurante, se despidió de los chicos y se marcho.
—Ese chico no me agrada— soltó Emmett cuando tome
mi lugar.
—Es mi amigo y a mi sí. —le corte dando un último
sorbo a mi vaso.
—Solo ten cuidado.
—Me hablan como si fuera una niña pequeña. —los
mire irritada. ¿Quiénes eran ellos para decirme lo que podía o no hacer?
—Eres de las pequeñas de nuestro grupo— me tomo por
sorpresa el comentario, es que acaso ya me consideraban parte de de ellos. Eso
no estaba bien, yo no podía pertenecer y crear lazos con nadie.
—Es hora de que regrese al trabajo— todos
aceptaron, pagamos y nos fuimos directo a mi infierno personal.
Tenía que trabajar lo más rápido posible si quería
divertirme esta noche.
—Fue muy agradable comer contigo. —dijo Alice que
iba junto a mí.
—Lo mismo digo— respondí sin ver a ninguno a los
ojos mantenía la mirada fija en las puertas del ascensor.
—Espero que se repita. —dijo un muy entusiasmado
Emmett.
—No sé si será pronto, tengo mucho trabajo.
—Podremos esperar.
—Nos vemos— me despedí, camine aprisa a mi oficina
al ver las señas que me hacia Megan.
—Tienes una llamada importante.
—Gracias, me puedes traer un vaso con agua.
—Claro— entre en mi oficina y tome la llamada al
momento de cortar entro Megan con mi pedido, se mantuvo de pie frente a mi
hasta que termine mi llamada.
— ¿Quieres hablar de algo? —pregunte claramente
intrigada.
—Puedo—señalo la silla delante de ella.
—Claro, siéntate por favor— le indique una de las
sillas, su mirada era difícil de interpretar solo tomo una gran bocanada de
aire.
…
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