Todo tiene un precio
Lo único que note en ella es que estaba nerviosa y que
no sabía por dónde comenzar. En ese instante súper que era algo serio y que
posiblemente no me gustara, lo que de inmediato me puso a la defensiva.
—Bella, sé que solo soy tu secretaria, pero sé que
algo anda mal, muy mal contigo. —sus ojos se encontraron con los míos y la
preocupación era verdadera.
—A que te refieres— intente hacerme la tonta, en
este tiempo había aprendido a mentir de una manera admirable, algo que podía
agradecer a Renée.
Bien podría ser una excelente actriz.
—Sabes de lo que estoy hablando—se señalo los ojos,
lo que me indico que se refería a la irritación.
—Ya escuchaste, no dormí. Llegue a mi casa cerca de
las 5 y antes de las 7 ya estaba de pie.
—Se que estuviste con tus "amigos", y yo
sé en las cosas que andan. Tú eres una chica valiosa para que comiences a
meterte en ese mundo.
— ¿De qué mundo estás hablando? —cruce mis piernas
y me acomode en el respaldo de mi silla con la cabeza bien en alto, era la pose
que utilizaba cuando estaba retando a los demás en alguna reunión.
—Bella, tú misma me dijiste hace cerca de un año
que… bueno algunos de los chicos usaban drogas.
— ¿Y si las usan qué? —fruncí en ceño y me encogí
de hombros restándole la importancia que tenia.
—No me importan ellos, me importas tu— dejo escapar
un suspiro—sabes… uno de mis amigos las usaba y me dolió perderlo por no hablar
con él, lo vi un par de veces después de usarlas, es por eso que se que… muchas
cosas que tu intentas minimizar son una señal de que tu…
—Tú ves lo que quieres ver Megan, yo estoy bien y
no tengo porque rendirle cuentas a nadie cuando no estoy haciendo nada mal.
—Deja de mentirte. Charlie se tragara ese cuento,
pero yo no.
—Ya me canse de que intenten meterse en mi vida.
—gruñí molesta golpeando el escritorio con el puño haciéndola saltar.
—¿Así que no soy la primera en decírtelo?
—No, no lo eres. ¿Feliz?
—Bella, siento si te molesté. Me preocupas, por eso…
—Deja de preocuparte, date cuenta de que estoy
perfectamente bien. —dije con la voz temblorosa por la rabia de sentirme
expuesta, no podía permitir que nadie se metiera en mis planes.
—No lo estas Bella. —movió las manos de manera
inconsciente.
—Nunca he estado mejor— me levante impulsando mi
silla hacia atrás y apoyando mis manos sobre el escritorio.
—Jamás me habías hablado de esta manera. —dijo en
un susurro mirándome a los ojos con cierto temor.
—Jamás te habías metido en mi vida de esta manera.
—Bella, deja de usar esas cosas, solo te dañaran.
— ¿Y tú que sabes de lo que es mejor para mí?,
puede que esto sea lo que necesito.
—Te das cuenta de que me acabas de dar la razón.
—se levanto apoyándose en el escritorio enfrentándome, olvidándose de quien
era.
—Lo hice y que. —la rete incorporándome, coloque
mis manos en mis caderas, levante el rostro, enarque una ceja y una sonrisa
sarcástica se formo en mi rostro.
—Lo lamento Bella, pero esto se lo diré a Charlie o
lo puedes hacerlo tú.
—Yo no hablare con Charlie.
—Entonces lo hare yo. —hablo con voz segura.
—Sabes Megan, esto me suena como una amenaza— mantuve
mi mirada fija en la suya, enarcando una ceja.
—Es una advertencia—se giro disponiéndose a salir.
La deje que llegara casi a la puerta al mismo
tiempo que rodeaba el escritorio y apoyaba mi cadera en el manteniendo mis
palmas apoyadas en la fina madera.
—Tú no eres nadie para venir y darme advertencias a
mí. — se detuvo y se giro. —Escúchame bien porque solo lo diré una vez. —me
acerque con paso lento hasta llegar y pararme delante de ella. —Tú abres tu linda
boquita diciendo todas estas estupideces y te puedes ir despidiendo de este
trabajo, al igual de trabajar en cualquiera de nuestras empresas. —la amenace
con extrema dulzura.
—No son las únicas. —levanto el mentón.
—Sé que no somos las únicas, pero sé que tengo los
medios para hacer que nadie te contrate en esta ciudad—le sonreí al tiempo que
colocaba mis manos en mi cintura. — lo que sería una lástima es que tuvieras
que marcharte y…—coloque un dedo en mi barbilla y simulaba estar recordando. —
si mal no recuerdo, de ti depende tu hermana, que además está enferma, sería
muy malo dejarla a su suerte, y solo por no saber mantener la boca cerrada— mi sonrisa se hizo amplia al tiempo que su
rostro se contraía y sus ojos se volvían cristalinos, los cerro con fuerza
dejando que un par de lagrimas se escaparan.
—No serias capaz de hace algo así. —su voz salió
entrecortada.
— ¿Quieres probarlo? —Tome su barbilla obligándola
a que me mirara sin ejercer fuerza para lastimarla.— No estoy jugando Megan, solo
di una palabra de lo que hablamos, y yo misma me encargare de aplastarte; lo he
hecho con ejecutivos, grandes empresarios, ¿que trabajo me puede costar una
simple e insignificante secretaria como tú? —mostré mi mejor sonrisa irónica
soltando su barbilla.
—Nunca pensé que pudieras ser tan cruel.
—No por nada me conocen como la princesa de hielo,.
Tú decides… si abres la boca con cualquier persona, el final será el mismo.
— ¿Que sucede contigo? ayer aun eras una persona
que juraría tenía un corazón, hoy lo dudo mucho. —lo dijo limpiando las
lagrimas que caían por sus mejillas.
—Otra cosa más con la que te engañaste, no puedo
tentarme el corazón porque ya no tengo uno. Y que quede claro que si decides quedarte solo
abra una relación entre ambas, esa será solo la de secretaria y ejecutiva.
—Como digas. —dijo en voz baja sin mirarme a los
ojos.
Nos mantuvimos en nuestras posiciones sin movernos,
solo la veía cambiar su peso de un pie al otro y sus labios temblar.
—Esperas alguna clase de invitación para marcharte
a tu lugar. Porque deberías estar trabajando, para eso te pago.—salió
limpiándose la mejillas.
En cuanto cerró la puerta me maldije y respire profundamente
varias veces hasta tranquilizarme. La había hecho llorar, pero se lo merecía,
se inmiscuyo en donde no debía. Sabía más de lo que debería, lo que implicaba
un gran problema. Como en los negocios la había dejado sin palabras
completamente desarmada y en mis manos.
Comencé a trabajar en la tarea que me había dejado
Charlie, agradecí que todo estuviera en orden y no tuviera que hacer grandes
correcciones.
—Yo no necesito ser anunciada. —levante mi rostro
para ver a mi madre entrar sin molestarse en llamar primero.
— ¿Que es lo que haces aquí?
—Qué clase de saludo es ese. —dejo su bolso en una
de las sillas y se acomodo en la otra.
—Lo siento madre, siéntate
—Estaba cerca— anuncio abanicándose con su mano.
—Deseas algo de tomar
—Un vaso con agua. — Se lo pedí a mi secretaria con
total indiferencia, para después volver toda mi atención a la mujer que tenía
delante. —Y que es lo que hacías por aquí cerca.
—Fuimos con algunas de mis amigas al Spa.
—Renée, tu spa esta a no menos de veinte calles de
aquí, ¿eso es cerca? —no oculte la ironía en mi coz, una que ella ni noto.
—Bueno en realidad no.
— ¿Entonces? —la puerta se abrió, Megan entro con
el vaso con agua para mi madre.
—Con eso que estos días has salido de casa sin
desayunar con nosotros, no había tenido oportunidad de decirte lo del baile de
este fin de semana.
— ¿Se te ofrece algo? —le pregunte a Megan que se
había quedado de pie en la puerta escuchando lo que mi madre acababa de decir,
se acababa de dar cuenta de que estos días le había estado mintiendo diciendo
que desayunaba en casa, cuando no era así.
—Lo siento. —fue lo único que dijo antes de
abandonar la habitación.
— ¿Hablas del baile a beneficio del hospital
central?
—Ya habías escuchado de él.
—Jasper Hale me lo dijo esta tarde. —admití con
desdén.
—Se que nos sentaremos junto con ellos y el nuevo
jefe del hospital, por cierto debo de decirte que conocí a su esposa se llama
Esme Cullen, es un mujer…
—¿Sorprendente? —intente adivinar.
—Para nada, la conocí esta mañana iba junto con
Giselle Hale, no tengo palabras para describirla— sabia que de la que estaba
hablando era la madre de Edward.
— ¿Es extraña en qué sentido?
—Vive como en otro mundo, tiene ideas muy extrañas.
— ¿Eso te molesta, cierto?
—Nos vamos a sentar con ellos, imagina lo que dirán
mis amistades.
—No me lo puedo imaginar, siempre hablan peor de lo
que me puedo imaginar. — dije con voz cansada, a la vez comenzaba a jugar con
mi pluma.
— ¡Claro que no lo hacen!
—Bueno madre, dime a que vienes.
—Como te dije lo del baile, sé que no tienes nada
que ponerte y venía a decirte que mañana iremos de compras.
—Y no pudiste decírmelo en la casa, desde que te
enteraste.
—Hoy llegare noche tengo una reunión con algunas de
mis amigas en el club. —asentí con la cabeza pero muy dentro me estaba
recordando que a ella tenía tiempo para sus amistades, mas no para mí.
—Entiendo, pero porque no simplemente lo compras tu
como lo heces siempre.
—Isabella como quieres que lo haga, te das cuenta
de que aun estas un poco pasada de peso, deberías de hacer algo al respecto, ya
no se qué talla eres. —baje mi mirada para ver mi abdomen y notar que ella
tenía razón, en vez de perder peso me veía con varios kilos de más, era una
chica gorda y debía de bajar de peso lo más rápido posible.
—Ya estoy trabajando en ello Renee. —me removí en
la silla, sacando el aire para hacer que mi vientre se viera un poco plano,
aunque seguía notándose la grasa acumulada en mi cuerpo.
—Eso espero. Mañana iremos a comprar los vestidos a
medio día.
—Revisare mi agenda.
—No te estoy preguntando Isabella, te estoy
diciendo que iremos. —exclamo furiosa.
—Te recuerdo que yo si trabajo.
—Ya lo hable con tu padre y dijo que no había
problema si era por eso.
—Entonces mañana a medio día. —dije sin ánimo.
—Pasare por ti. —asentí, regresando mi atención a
mi trabajo. — me voy, tengo cosas realmente importantes que hacer.
—Claro madre, cosas importantes—salió de mi oficina
de la misma manera en que había entrado siempre tenía cosas más importantes
que hacer que yo, solo se había tomado la molestia de venir para decirme
que me llevaría de compras, ya que ella no lo podía hacer porque estaba gorda,
el sonido de mi móvil fue lo que me saco de mis pensamientos
—Sí. —conteste con voz cortante.
—Hola preciosa
—Demetri— dije con suavidad soltando el aire que
tenia contenido en mis pulmones. Era la primera vez en años que me alegraba de
escuchar su voz.
—Quien más, dime estas disponible esta noche.
—Completamente. —pase la mano por mi cabello,
necesitaba una distracción una enorme distracción.
—Los chicos vendrán de nuevo a casa, un poco más
tarde ya que tienen cosas que hacer.
—Por mí no hay problema. Enserio se me antoja ver
esa película. —le intente dejar claro que iba solo por la película y no por
nada más de lo que él deseaba.
Me despedí de él para continuar con mi trabajo
olvidando todo lo que había sucedido en este día.
Agradecí que todo estuviera en orden y terminara pronto
el trabajo que me había encomendado mi padre. Como aun quedaba un poco de
tiempo, decidí comenzar con las correcciones en mi trabajo para poder
mandárselo al Sr. Maxwell y de ahí a mi padre para que autorizara los cambios
en las empresas, claro que no iría a mi nombre, si no al del Sr. Maxwell, de lo
contrario mi padre no aceptaría el proyecto, cuando dieron las 7 tome mis
cosas.
Cuando salí rumbo para ir a mi cita me encontré con
Megan quien recogía su escritorio ya que también era su hora de salida.
—Bella
— ¿Disculpa? —la mire enarcando una ceja, cruzando
mis brazos.
—Lo siento, Srta. Swan.
—Así está mejor, ¿que querías? —sonreí con
superioridad y hable de manera fría.
—Decirte que no lo hare.
—Veo que eres una chica lista después de todo, pero
te mantendré vigilada, cualquier cosa y tú serás la culpable—le dije en un
susurro antes de salir del lugar.
Conduje a una velocidad prudente, en este momento
me encontraba un poco nerviosa por lo que estaba por hacer, cuando llegue a la
casa de Demetri me debatí si debía de entrar o debía de irme e inventar una
escusa tonta. ¿Qué me estaba pasando? como podía inventar algo esto era lo que
tenía que hacer tenía que hacer, tenía que hacer que esas imágenes que
comenzaban rondar mi mente desaparecieran de cualquier manera posible, apenas
entre a la propiedad y el ya me esperaba recargado en el marco de la puerta
principal.
—Pensé que no llegarías. Vamos ya está todo listo—
tomo mi cintura y me guio hasta el segundo piso donde se encontraba la sala de
entretenimiento—esto te relajara un poco.
—Lo necesito urgentemente. —me deje caer en el
mullido sillón.
— ¿Quieres un poco de ayuda? —pregunto
sugestivamente.
—Depende de qué clase de ayuda— le seguí el juego
sonriendo de lado.
—De la que desees.
—Sabes que eso tiene diferentes interpretaciones.
—cruce una de mis piernas logrando que mi falda subiera unos centímetros más.
—Lo sé preciosa.
—Solo una cerveza. —pedí son una sonrisa al ver su
contrariedad.
— ¿Segura?
—Anda, que este bien fría. —le señale la puerta
para que fuera a buscarla.
—Ahora soy tu sirviente.
—No tienes mala pinta. —me burle
—Me las pagaras Swan—tome varias películas que
había sobre la pequeña mesita, títulos como el juego del miedo 5, Murdey Party,
Funny Games, 30 días de noche, Una noche para morir, eran solo películas de
terror, no eran mi genero favorito.
— ¿Ya decidiste cual? —me tomo por sorpresa
escuchar su voz cerca de mi oído.
—30 días de Noche, la idea de un vampiro sediento
no suena tan mal.— se la entregue y la
coloco en el reproductor , para después acomodarse junto a mí.
— ¿Te sucede algo? —pregunto colocando su brazo
detrás de mis hombros.
—Mi madre me enferma. — le di un sorbo a la cerveza
y la deje en la mesita lateral.
—Eso no es novedad.—sentí su mano libre sobre mi
rodilla, se inclino para besar mi mejilla y lentamente movió sus labios hasta
alcanzar los míos, se movía de manera frenética, su lengua empujaba para que le
permitiera el acceso, la mano que había tenido detrás de mis hombros estaba en
mi cintura mientras la otra iba subiendo lentamente por mi pierna di un salto
al sentirla seguir debajo de la tela de mi falda.
—Dem— lo empuje un poco con mis manos, el opuso un
poco de resistencia pero se separo solo unos centímetros con los labios
entreabiertos.
—Sabes que siempre te he deseado
—Sabes que lo haces porque soy la única que no cae
ante tus bobos intentos.
—No son bobos, además sabes que tarde o temprano
consigo lo que quiero.
—Siempre hay una primera vez para el fracaso.
—sonreí de manera burlona.
—Sabes que tu también deseas un poco de diversión.
—Que te hace pensar que yo deseo esta clase de
diversión contigo. —acaricie su pecho haciendo que su respiración se detuviera.
—Todos somos iguales.
—En eso te equivocas.
—Vamos Bella, te conozco, bueno estoy conociendo la
mejor parte tuya—esas palabras me hicieron recordar a Edward: cuando me había
dicho que le gustaría conocerme, sus hermosos ojos verdes que transmitían una
tranquilidad, sus facciones eran completamente finas. Qué demonios estas
pensando Isabella, saca a ese tipo de tu cabeza, solo es un entrometido le das
lastima, al igual que a todos ellos, por eso quieren estar contigo eres su obra
de caridad.
—Y aun no conoces la mejor— en un movimiento rápido
y tomándolo por sorpresa me acomode sobre él con mis piernas a sus lados, mi
falda se levanto cubriendo solo lo necesario.
De inmediato sentí como sus manos acariciar mis
piernas con fuerza, mientras sus labios chocaban con los míos. No era mi
primera vez, pero si la primera con alguien del grupo y por lo que parecía esta
vez tampoco sería algo… que valiera la pena.
—Me agrada conocerte de esta manera—una de sus
manos subió por uno de los costados rozo uno de mis senos hasta llegar a mi
cuello obligándome a profundizar más ese beso, comencé a desabotonar su camisa,
me estremecí al sentir su mano acariciar mi seno, mientras que la otra
comenzaba a subir hasta llegar al borde de mi ropa interior de encaje, rompí el
beso al sentir como comenzaba acariciar una parte completamente sensible.
—Dem…m—sin poder contener deje que un jadeo se
escapara de mis labios, mordió el lóbulo de mi oreja.
—Quieres que me detenga—su voz sonaba más áspera
debido al estado de excitación en que se encontraba. Ya habíamos llegado
bastante lejos, esto no debía de estar pasando, ¿en que estaba pensando cuando
me acomode sobre él?, es que acaso seguía siendo la misma Bella, esa chica
buena que no hace nada malo.
—No te detengas, continua—atrape sus labios contra
los míos, sus caricias se hicieron más fuertes casi lastimeras, pero no me
importo debía de dejar a esa Bella buena y que se limitaba a hacer esta clase
de cosas, debía de encerrar a esa Bella, ya que si tenía mi tiempo contado
porque no aprovecharlo disfrutando de mi sexualidad.
—Eres mejor de lo que pensaba—saco su mano de mi
entrepierna para poder desabrochar mi blusa, me ayudo a quitarla, me sentía
completamente extraña al sentir su mirada sobre mi cuerpo, pase mis manos por
su cuello pegándome un poco más a él haciéndolo desviar su mirada, me tomo de la cintura apretándome más contra
su cuerpo haciéndome sentir el grado de excitación que tenia, deje escapar un
nuevo jadeo mucho más fuerte que el primero
—Te dije que siempre consigo lo que quiero.
—Aun no lo consigues— desabroche su pantalón a lo
que sonrió aun besándome.
—Pero estoy por hacerlo— acomodo de nuevo su mano
de nuevo sobre mi muslo y lentamente comenzó a acariciarme haciéndome gemir,
sus movimientos eran un poco más fuertes e inconscientemente comencé a mover mi
cadera, sus labios silenciaron los míos solo se escuchaban nuestras respiraciones
aceleradas, me tumbo sobre el sillón en que estábamos y se acomodo sobre de mi.
—Quien lo diría…—lo calle con mis labios, sus manos
recorrían mi cuerpo, tuvimos que separarnos al escuchar un par de risas
provenientes del piso inferior: eran nuestros amigos.
Me levante acomode mi falta y tome mi blusa de piso
para salir al baño más cercano a vestirme de nuevo, moje mi rostro mientras mi
respiración se hacía normal, cuando logre tranquilizarme salí y me encontré con
los chicos que ya estaban en el salón
— ¿Que hicieron durante nuestra ausencia? —pregunto
Tyler mirándonos con picardía.
—Conversamos—cortó Demetri.
—Pensamos que harían algo más interesante— menciono
Jessica sin una pizca de vergüenza; Era sabido por todos nosotros que se había
acostado con Demetri , Mike y había estado a punto de hacerlo con Tyler, pero
este se quedo dormido. La única que no se había acostado con nadie de nuestro
grupo era yo, y había estado a punto de hacerlo.
—No todos somos como tu Jess
—Cuida tu boca Tanya
—Que miedo— se burlo Tanya haciéndola rabiar.
—Tú no eres una santa cariño.
—Basta chicas, creí que nos divertiríamos no que
discutiríamos por quien se ha acostado con más chicos. —corto Demetri ganándose
una mirada colérica de las chicas.
Después de muchas cervezas tres tazones de
palomitas y de una cajetilla de cigarrillos nos dimos cuenta de que ya eran
cerca de las 11, algunos se disculparon por tener que marcharse, pero tenían
mejores planes a los cuales no estábamos invitados pero no importaba, yo me
quede inmóvil en mi lugar.
—Creo que alguien no quiere llegar a su casa. — me
dijo Demetri al ver que era la única que no se había movido de su lugar.
—Pensé que tenías planeado algo más interesante.
—moví las cejas de manera sugestiva.
— ¿Como qué? —se acomodo junto a mi jugando con un
mechón de mi cabello que se había escapado.
—Tal vez continuar donde nos quedamos. —deje mi
mano reposar en su muslo.
— ¿Hablas en serio?
—Parece que estoy bromeando—presione mas su muslo y
me incline hacia él como si fuera a besarlo.
—Vamos—se levanto de un salto y me llevo a su
habitación.
Solo entramos y comenzó a besarme desesperadamente,
en menos de dos minutos mi ropa había sido desprendida de mi cuerpo quedando
solo en ropa interior, mis manos hicieron el mismo trabajo, me alzo y lo rodee
con mis piernas — ¿tienes protección?
—Por supuesto— me tumbo sobre la cama, estiro su
brazo y de su mesita de noche saco un par de preservativos.
—Date prisa. — lo presione moviendo mi cadera
contra la suya haciéndolo gemir y abrir el paquetito.
Desperté cerca de las 2, aun estaba en su cama. Él
se encontraba boca abajo en el otro extremo de la cama, mi cuerpo solo estaba
cubierto por una fina sabana, ¡dios! ¿Es que ahora me convertiría como eran las
demás chicas? ¡Qué asco!, me levante aun envuelta en la sabana y comencé a
levantar mi ropa que estaba esparcida por la habitación, me vestí lo más rápido
y haciendo el menor ruido.
— ¿Qué haces? —pregunto somnoliento.
—Me visto, — le señale lo obvio al momento que me
ponía la falda—debo de irme a casa.
—Porque no te quedas. —acaricio el espacio de la
cama vacio.
—Y que Charlie mande al FBI a buscarme.
—Fue una noche excelente. —sonrió abiertamente.
—Si tú lo dices. —me encogí de hombros buscando mis
zapatillas.
— ¿Es que no lo disfrutaste?
—Esto no cambia nada Demetri, ¿queda claro? —lo
señale con una de las zapatillas.
—Así que haremos como que no sucedió nada.
—Exacto, veo que tu cerebro trabaja de vez en
cuando. —pase mis dedos por mi cabello tratándolo de alisar.
—Si no quieres que nadie lo sepa, no lo harán, pero
mi silencio tiene precio.
—De eso hablaremos después, ahora me tengo que
ir—tome mis cosas y salí, segundos después lo escuche llegar a mi lado.
—Entonces fingiremos que no paso nada—me vi
atrapada entre mi auto y su cuerpo.
—Creí que eso había quedado claro.
—Más vale estar seguro—sus labios rozaron los míos,
gire mi rostro para que no lo hiciera de nuevo, me resultaba tan repugnante y
no sabía cómo pude soportar estar con el de manera tan intima.
—Recuerda que no paso nada, tú y yo solo somos
amigos.
—Por supuesto. Si mañana deseabas un poco de
diversión, no puedo, ya estoy ocupado, tengo una cita con Cindy.
—Suerte, al menos espero que ella si se quede hasta
el amanecer.
—Ella no me interesa, solo quiero a una persona
todos los días en mi cama.
—Lamentablemente yo no pienso de la misma
manera—logre abrir la puerta de mi auto y entrar librándome de él.
Conduje a mi casa, como siempre entre haciendo el
menor ruido posible, me escabullí por la cocina, antes de salir la luz se
encendió, me coloque detrás de la isla.
—¿Isabella?
—Charlie—dije con sorpresa.
…
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