Mi sol entre millones de estrellas: Capítulo 5



 Errores


EPOV

Me removí un poco al escuchar la puerta cerrarse. Me di cuenta de que un aroma familiar y muy agradable. Abrí los ojos para notar que estaba recostado sobre Bella que al parecer seguía durmiendo, me separe con cuidado de no despertarla varios mechones de su cabello cubrían su rostro, su semblante estaba totalmente relajado, su respiración era pausada y sus labios estaban ligeramente entreabiertos, aun podía recordar su suavidad y su sabor, se que solo fue un roce pero eso fue suficiente para querer probarlos de verdad.


—Tu tampoco luces muy bien al despertar—me sobresalte al notar que estaba abriendo los ojos, retire la mano que aun mantenía en su cintura. Me sentía como un estúpido me había descubierto mientras la observaba.

—Buenos días—le dije levantándome y llevándome las manos al pelo, me asome a la cunita para ver a mi hija dormir.

—En cuanto despierte tendremos que aplicarle la siguiente nebulización—me dijo mientras acomodaba su cabello. —Regreso en un minuto

Antes de que dijera algo salió de la habitación. No sabía en qué momento la había abrazado pero su cercanía me había tranquilizado logrando que la desesperación que había sentido la noche anterior desapareciera en sus brazos.

La vi entrar vestida de manera diferente, un pantalón rosa holgado y una blusa blanca decorada con ositos y cosas infantiles. En otras me hubiera resultado ridículo pero ella lucia bien, había visto un par de pediatras con esta clase de batas pero ninguna de ellas me había parecido tan encantadora, ella pareció notar mi mirada evaluadora y sonrió.

—Apuesto que nunca habías visto que una mujer pudiera lucir tan bien en una bata como esta—me tomo por sorpresa su comentario, no era la clase de cosas que esperaba que ella dijera.

—Luces muy sexy—le dije de manera burlona aunque la verdad era que me gustaba como se veía.

—No podía andar todo el día con el pants que traía, y esto es lo único que había en mi casillero—se acerco mientras una enorme sonrisa se formaba en su rostro y justo cuando iba a decir algo note la razón de su sonrisa, no era por mí. —Hola mi amor, ya era hora de que despertaras. —me tomo por sorpresa el escuchar llamarla mi amor.

La cambio ya que estaba mojada. La tomo en sus brazos acunándola y se sentó en una de las sillas colocándole una mascarilla en su carita y comenzó con las nebulizaciones logrando que comenzara a llorar, me acerque a ellas y parece que vio algo en mi mirada porque solo me dijo "Es por su bien". Intentaba que su llanto desapareciera con palabras dulces pero ella seguía llorando. Respire aliviado cuando le quito la mascarilla y ella se tranquilizo.

—Sabes que no le haría nada que la lastimara—me la entrego mientras ella seguía sollozando, bese su frente, su naricita y sus mejillas, logrando que dejara de llorar y sus ojitos azules se encontraran con los míos.

—Hola princesa, ¿tienes hambre? —le pregunte como si ella me fuera a contestar, le hice gestos y seguí hablando con ella olvidándome de que no estábamos solos, reaccione cuando toco mi hombro para entregarme el biberón.

—Iré a ver a mis demás pacientes, le dejare las indicaciones a las enfermeras para que le retiren el suero.

— ¿Ya no la veras tu? —pregunte extrañado era como si ella se estuviera alejando nuevamente, y no entendía esa actitud. Era como si en un momento quisiera estar con nosotros y después lo único que deseara era poner distancia, era una situación extraña.

—Claro que la seguiré viendo, Millie es mi paciente, solo que también tengo que hacerme cargo de otros niños—me sentí como un tonto, ella era pediatra y tenía trabajo que hacer, era egoísta de mi parte que solo pensara en tenerla para nosotros. Le dio un beso a Millie quien se estaba quedando dormida en mis brazos, nuestras miradas se cursaron pero de inmediato se aparto y se dirigió a la puerta.

—Bella—ella se giro. —Tengo una cirugía a las 12, crees que… bueno…

—Que me quede con Millie mientras tu estas en la cirugía

—Me sentiría más seguro sabiendo que tu estas con ella, no quiero dejarla sola.

—Estaré aquí a las 11, eso te dará tiempo de ir a ver a tu paciente y robarte al anestesiólogo, el instrumentista y algunas enfermeras de otras cirugías. —iba a protestar pero ella dejo escapar una risita ahogada. —Nos vemos mas tarde.

Deje que le dieran un baño, en lo que yo avisaba que no atendería a nadie que solo me haría cargo de la cirugía que ya estaba programada, cuando regrese estaban dos enfermeras, una cambiaba las sabanitas de la cuna mientras que la otra terminaba de cambiar a mi hija. Me detuve de entrar al escuchar que estaban hablando.

Te lo juro Anne, cuando entre para tomar la temperatura de la pequeña, el Dr. Estaba dormido sobre la Dra. Swan

Pero ellos no se llevaban bien

Tú lo has dicho, no se llevaban bien, pero es que no has visto la manera en que se llevan ahora. Ella llego ayer en la madrugada exclusivamente para atender a la hija del Dr. Cullen.

Eso no quiere decir nada.

No hay que ser adivinos para ver que pasa algo entre ellos. La Dra. Swan fue bastante inteligente y consiguió hacer que él cayera rendido ante ella, solo mostro cariño a su hija y listo.

Parece que fue más inteligente que muchas de nosotras, yo estaría encantada de cuidar a este bebé si en el paquete viene el Dr. Cullen.

Cualquiera estaría dispuesta a cuidar a esta pequeña si eso implica estar con su papá.

Hay muchas mujeres más hermosas en este hospital que ella. ¿Qué es lo que le vería?

Quien dice que él la quiere para algo mas, tal vez solo este buscando quien se haga cargo de su hija.

No entendía como podía haber mujeres tan tontas; en primer lugar no podían ver que Bella y yo nos lleváramos bien porque ya habían comenzado las especulaciones absurdas, en segundo ella solo me estaba ayudando con mi hija y en tercera ella no era para nada fea, a simple vista parecía una mujer común y ordinaria con su cabello castaño y sus ojos chocolate, pero si la veías con detenimiento descubrías que detrás de eso se encontraba una mujer hermosa muy hermosa.

Sin pensarlo mas, abrí la puerta y entre haciendo que las dos mujeres se callaran. Ambas me dedicaron unas sonrisas tontas y bien sabia que detrás de ellas había algo más, me acerque a la que tenia a mi hija en sus brazos y pedí que me la entregara sin decir nada mas, preguntaron algún par de cosas y solo me limite a contestar con monosílabos, lo que menos quería era que ese par de mujeres estuvieran cerca, no eran más que dos chismosas que sabia debía de mantener lejos y eso haría, me aseguraría de que ellas no volvieran a acercarse a mi hija.

Una señal de que mi bebé ya estaba creciendo era que ya comenzaba a mantenerse un poco mas despierta y comenzaba a moverse un poco más. Me mantuve platicando con ella, estaba seguro que ella no comprendía pero de todas formas le platicaba, ella no me perdía de vista eso era lo único que me importaba, bese su nariz y sus mejillas. Ella quería dormir pero la tos parecía que no se lo permitía, tardo un rato pero lo logro.

—Y dices que eres el peor padre—ahí estaba mirándonos profundamente. —Eres el mejor padre para Millie, ten en cuenta que nadie nace sabiendo ser padre, son cosas que se aprenden con la práctica.

—Y a mí me falta mucha

—Aun eres nuevo en esto

—Habla la voz de la experiencia—me burle

—Cullen soy pediatra, puede que no sea madre pero se los cuidados básico de un bebé—no pude evitar imaginarla en esa faceta, estaba claro que sería una madre maravillosa, era algo que me encantaría ver.

—Creo que es hora de que te vayas a la cirugía yo me encargo de esta hermosa bebé. —me la quito de los brazos sin darme tiempo a protestar

—Gracias—sin pensarlo le di un beso muy cerca de los labios, ella se quedo paralizada y yo salí de la habitación prácticamente corriendo.

La cirugía que estaba prevista para 3 horas se prolongo a 5 debido a una complicación en que había estado por perder al hombre que estaba sobre la plancha. Al colocar el último punto di por finalizada la cirugía y recibí varias felicítanos por que todo había salido bien después de todo, informe a los familiares que me abrazaron mientras me agradecían, deje las indicaciones para que las leyera el encargado de terapia intensiva donde estaría mi paciente por un par de días. Me di una ducha en los vestidores y me coloque una de las batas que tenía en mi casillero.

Félix el otro oncólogo y también mi amigo me detuvo antes de que tomara el ascensor y me pregunto por mi hija, solo le había pedido que se hiciera cargo de mis consultas para yo poder estar con mi pequeña. Platicamos de la cirugía y de un par de pacientes a los que él les había indicado ya otro tratamiento debido a que solo la quimioterapia no le estaba haciendo el efecto esperado. Me despedí al notar que ya me había atrasado más de lo esperado.
Llegue a la habitación y vi a Bella en el sillón revisando algunos expedientes.

—Gracias por cuidarla

—Se porto muy bien, es un angelito—recogió los papeles que estaban en el sillón para dejarme un espacio para que me sentara y así lo hice. — ¿Cómo estuvo la cirugía?

—Se complico y pensé lo peor, pero actuamos de manera rápida—deje descansar mi cabeza en el respaldo del sillón.

—Me alegro que todo saliera bien. Tengo un par de consultas, pero regreso en un rato—tomo sus cosas y se marcho.

Cerca de las 7 regreso para revisar a Millie y aprovecho para alimentarla mientras los dos platicábamos de nuestras familias y de lo que nos había llevado a elegir esta profesión y algunas cosas más personales.

—Bella jamás te has planteado el formar una familia—le pregunte al verla aun sosteniendo a mi hija que seguía comiendo mientras ella le hacía gestos.

—Lo he hecho—murmuro de manera apagada.

—Creo que serás una excelente madre—le dije notando un suspiro y una sonrisa rota.

—Es algo que me gustaría, pero que no creo que suceda.

—Aun estas en buena edad para volver a casarte y formar una familia.

—No está en mis planes el volver unir mi vida a la de alguien…

—No porque te haya ido mal en tu matrimonio quiere decir que el siguiente sea igual. Yo sé que es difícil a mi me dejaron pero eso no quiere decir que no vea la posibilidad de volver a intentarlo, por ahora no, en unos años tal vez—le dije antes de que ella terminara de hablar.

—No puedes comparar. Y te suplico que no hablemos de esto no es muy agradable recordar

—Lo siento, pero me gustaría saber que fue lo que sucedió para encontrar una manera de ayudarte como tú lo me has ayudado a mí.

—No es necesario, yo lo hago por este angelito

En cuanto se durmió ella se marcho asegurándome que llegaría temprano para darme tiempo de que yo fuera a casa para que cambiara y le llevara una muda de ropa a mi pequeña. Lo que se suponía debían de ser dos días se convirtieron en tres, pero lo único importante era que mi bebé ya estaba mejor, su color sonrosado había regresado y volvía a sonreír constantemente, apenas le quedan unos rastros de tos pero en general estaba perfecta.

Dos semanas habían pasado y mi amistad con Bella seguía creciendo, habíamos dejado los viernes como la noche en que cenábamos juntos, hasta ahora todas las veces habían sido en nuestra casa ya que ella alegaba que si lo hacíamos en la de ella después tendría que sacar a Millie al frio y no sería bueno exponerla a esos cambios de temperatura cuando había estado hospitalizada.

La sorpresa había sido una cena de gala para comprar nuevos equipos para estudios más específicos, que nos beneficiarían prácticamente a todos, lo más difícil fue decidirme en asistir ya que debía de encontrar quien cuidara de Millie, Sara la chica de la guardería fue la que acepto hacerse cargo de ella y sé que fue la mejor opción dado que Millie ya estaba acostumbrada a ella lo que la mantendría tranquila. Me había acomodado el nudo de la corbata cerca de tres veces y me encontraba sumamente ansioso y no sabía la razón, era una reunión como varias a las que habían asistido con anterioridad, me quede de piedra cuando en la entrada aparecieron tres mujeres pero solo una de ellas me dejo sin aliento.

BVOP

—Camina Bella—iba unos pasos atrás de Heidi y Ángela que me dirigían a una de las tiendas de vestidos más selectas de la ciudad.

—Chicas en verdad aun no sé si voy a ir a esa fiesta—repetí por decima vez en 15 minutos

—No seas aburrida, llevas en la ciudad un par de meses y no has salido con nosotras a ningún sitio, no olvides que la vida no es solo trabajo—me dijo Heidi justo cuando me obligo a entrar a la boutique

—Además te servirá para conocer a muchos médicos importantes, en esta clase de cenas se reúnen los médicos más importantes, algunos amigos han conseguido propuestas de trabajo muy buenas

—No me gusta ir de compras

—Fingiré que no escuche eso—agrego Heidi al momento que me lanzaba un vestido a las manos.

La tortura duro cerca de dos horas, al principio me sentí algo intimidada de que me vieran con cada uno de los vestido pero al final termine hasta modelando cada uno de ellos, me había probado bastantes pero de uno me había enamorado, no era precisamente mi estilo de vestido ya que mostraba más de lo que yo estaba acostumbrada, la espalda descubierta y un escote pronunciando dejando a la vista demasiada piel(estas en mi perfil); tanto Heidi como Ángela me impulsaron a comprarlo diciendo que era el que mejor se me veía.

Había tomado un taxi para llegar al lugar donde seria la maravillosa cena, aunque llevaba un abrigo me sentía bastante extraña, tenia tanto tiempo sin arreglarme de esta manera. Cerca de dos años era lo que tenia sin asistir a una fiesta, y aquí estaba de nuevo en un vestido caro, zapatillas altas, maquillaje que resaltaba mis ojos y mi cabello caía sobre mi espalda en una cascada de risos.

En el pasillo me encontré a mis amigas que me esperaban, ambas sonrieron ampliamente cuando me vieron entrar con el vestido gris que me habían obligado a comprar. Tuve que respirar antes de atravesar las puertas del salón, ellas saludaban a varios hombres a su paso y yo solo me sentía avergonzada al sentir que varios pares de ojos estaban puestos en mí y en todo lo que este vestido dejaba a la vista.

— ¿Una copa? —me gire para encontrarme con Edward que me extendía una copa, le agradecí recibiéndola y sintiéndome aliviada de estar con alguien que conocía, las chicas estaban cada una con su novio, me habían abandonado.

—No pensé que hubiera tanta gente—le dije al momento que veía a ambos lados

—Y no es la mitad—abrí los ojos con sorpresa y el solo dejo escapar una carcajada. —No te asustes, ya son todos los que iban a venir.

—Me siento algo fuera de lugar—admití dándole un sorbo a mi copa

—Pero luces hermosa—gire mi rostro hacia el lado contrario, sabía que me había sonrojado y el hecho de que me encontrara con la mirada de Heidi no mejoro las cosas, me guiño un ojo al ver que estaba con Edward. Tome una bocanada de aire.

—Gracias. ¿Con quien dejaste a Millie?—pregunte intentando desviar la conversación.

—Sara, la chica de la guardería acepto quedarse con ella.

—Me alegro, creo que te hace falta una pequeña distracción—le dije al reconocer que se lo merecía después de todo lo que había hecho por su pequeña.

— ¿Vamos con el resto?—me ofreció su brazo que aunque dude en un principio lo tome, nos detuvimos para platicar con algunos miembros del hospital y sentí varias miradas en nosotros y fue en ese momento que me di cuenta de que muchos creían que habíamos asistido juntos cuando cada uno lo había hecho por su lado.

Nos sentamos en una mesa donde estaban sus amigos, al principio me sentí extraña pero fue cuestión de minutos para poder entrar en la conversación. Cuatro de los 6 hombres que estaban en la mesa estaban casados y sus esposas eran muy agradables, los otros 2 estaban observando a las chicas para ver a su próxima conquista, algo muy típico de un hombre.

—Cuanto tienes que llegaste a la ciudad—me pregunto la mujer que estaba a un lado mío.

—Poco menos de dos meses

— ¿Eres la nueva pediatra? —pregunto otra que estaba un poco mas retirada, asentí con una sonrisa—He escuchado hablar de ti, una de mis amigas dijo que eres la nueva pediatra de su hijo y que eres maravillosa, ¿crees poder hacerte cargo de uno más?

—Claro—respondí con una enorme sonrisa.

Escuchamos los agradecimientos del director del hospital, ya que se había reunido más de lo que se esperaba y se podría obtener el equipo que hacía falta para colocar el hospital en el mejor de Seattle.

La cena fue deliciosa y la plática muy agradable, los amigos de Edward eran hombres muy graciosos y sus esposas mujeres sencillas con las que se podía platicar. Me sonroje cuando recibí un par de halagos mas, no estaba acostumbrada.

—No entiendo porque te sonroja si sabes que es verdad, luces muy hermosa. —me había susurrado a la vez que había tomado mi mano que estaba en mi regazo, mis ojos se encontraron con los suyos provocando que dejara de respirar, y el movimiento de su pulgar no ayudaba demasiado.

—Edward—lo vi cerrar los ojos y suspiro antes de girarse para ver a su amigo que lo había llamado rompiendo el momento. La música comenzó a sonar y la pista se comenzó a llenar.

—Bailarías conmigo—tuve que levantar mi rostro ya que no había sentido cuando se había puesto de pie, lo mire a los ojos y después a la mano que me extendía, nuevamente aunque mi mente me gritaba que me negara mi cuerpo acepto tomando su mano y dejando que me guiara hasta la pista.

Deslizo una de sus manos por mi cintura manteniendo la otra entre la suya, deje mi mano libre descansar sobre su brazo y me moví junto con él al ritmo lento de la música, era una melodía lenta y cautivadora, levante mi rostro y me perdí en el verde de su mirada, en ese momento parecía que solo estábamos él y yo, una sensación extraña se comenzaba a arremolinar en mi interior una que yo hacía muerta y que sabía que no era bueno sentir, pero había algo más fuerte que me impedía separarme de él.

—Cada día me sorprendes mas, eres una cajita de sorpresas—enarque una ceja— bailas muy bien.

—Porque tu lo haces bien, tú me estas guiando—sonrió negando y deposito un beso en mi coronilla, la parte que habían tocado sus labios me hizo cosquillas y una nueva sensación se extendió al resto de mi cuerpo.

—Dime porque te sonrojas cada vez que alguien te dice lo bien que luces esta noche—volvió a reír y supe la razón. —lo vez estas nuevamente sonrojada.

—No estoy acostumbrada a recibir esta clase de halagos— aparte mi mirada de la suya y apoye mi rostro en su pecho, al instante sentí como descansaba su rostro en mi cabeza. En ese momento solo éramos nosotros, esta noche podría olvidarme de mi pasado y disfrutar mi presente.

La mano que descansaba en mi cintura subió un poco dejando que quedara en la parte descubierta de mi espalda, su pulgar se movía logrando que una serie de descargas recorriera mi cuerpo, un suspiro involuntario se escapo de mis labios, solo cerré mis ojos con fuerza rogando porque él no se diera cuenta de lo que estaba provocando.

Bailamos cerca de 4 melodías para después separarnos, me disculpe para ir al tocador aunque lo único que quería era alejarme de él y poner mis pensamientos en orden. Camine entre las mesas hasta llegar a mi destino y detenerme frente al espejo, tenía que salir de aquí algo no andaba bien y eso solo me inquietaba.

—Pensé que tu y Edward se odiaban, pero ahora mismo pienso que es todo lo contrario—abrí los ojos y note la mirada divertida de Heidi.

—Ya no nos llevamos tan mal…—me interrumpió

—Ya me di cuenta de eso, parece que se entienden bastante bien—me guiño un ojo

—No olvides que soy la pediatra de su hija y creo que eso nos ha hecho llevarnos mejor, puedo decir que hasta somos amigos.

— ¿Amigos? —Negó con una sonrisa—en la pista parecían más que eso, los amigos no bailan de esa manera, ambos se movían al ritmo del otro una compenetración perfecta, sus cuerpos estaban completamente unidos.

—Solo fue un baile, eso no dice nada—acomode mi cabello y retoque el brillo de mis labios.

—Eso no fue solo un baile, fue más que eso—lo aseguro

—Claro que solo fue un baile

—Aunque no lo aceptes ahí hay algo más

—Tonterías—dije finalmente, me despedí y salí rumbo a mi mesa. Apenas llegue el se puso de pie y retiro mi silla para ayudar a sentarme. La noche transcurrió entre pláticas serias y otras más graciosas, sus amigos contaron algunas anécdotas de Edward, unas que lo hicieron sonrojarse y ganaron la reprobación de sus esposas, pero eso no les limito e seguir poniendo en ridículo a su amigo.

Volvimos a bailar un par de melodías mas, en la pista estaba Heidi que solo enarco una ceja y sonrió ampliamente, en su mirada leí caleramente "lo seguirás negando", gire mi rostro al lado contrario tratando de evitar la mirada de mi amiga, pero del otro lado me encontré con la mirada de algunas mujeres que me veían con sorpresa y otras me sonreían con amabilidad.
A media noche decidí que era hora de marcharme, me despedí de los que estaban en la mesa y de mis amigas y finalmente de Edward.

— ¿Trajiste tu auto? —pregunto tomando lo que restaba de su copa.

—Vine en taxi

—Y planeas marcharte de la misma manera—asentí—Es demasiado peligroso, dame unos minutos y te llevare a tu casa.

—No es necesario Edward, te juro que no me pasara nada.

—No discutas—se despidió de sus amigos les explico que me llevaría a casa ya que no traía auto, tomo mi mano y me guio hasta donde estaba el director del hospital, se despidió de él y quedo de verse el lunes en su oficina, me despedí y si soltar mi mano me llevo hasta la entrada donde recogí mi abrigo, me ayudo a ponérmelo mientras esperábamos que llegaran con su auto.

—Edward…

—No dejare que te vayas sola, es muy arriesgado. —con la mirada que me dirigió fue suficiente para no discutir mas.

Le indique el camino a mi departamento y llegamos en poco tiempo, se detuvo frente a mi edificio y apago el motor.

—Gracias, fue una noche maravillosa—agradecí el hecho de que se había mantenido junto a mí a pesar de que no tenia porque hacerlo.

—Fuiste una gran compañía

—Gracias. Buenas noches Edward— intente salir del auto

—Bella…—su mano había tomado la mía impidiendo que saliera. Me gire para encontrarme con su mirada, una que me acelero el pulso de una manera asombrosa. Se inclino hacia mí quedando peligrosamente cerca. Cerré los ojos dejando que su esencia inundara mis sentidos los abrí al sentir sus dedos acariciar una de mis mejillas, su aliento rozaba mi cuello y su nariz acariciaba la línea de mi mandíbula.

—Edward…—apenas pude pronunciar su nombre, la respiración me estaba fallando.

—Te dije lo hermosa que luces esta noche—su voz fue como una caricia, solo un "aja" fue lo que logro salir de mis labios.

—Edward esto no… no está bien—murmure sintiendo sus labios en mi mejilla

—Lo sé. —se separo de mi mirándome nuevamente a los ojos, descansando su frente sobre la mía—luche por no hacerlo en la cena, pero…

—No está bien, no arruinemos las cosas—pedí

—Dime que no lo deseas y no lo hare—dijo contra mis labios, cada palabra fue un roce, uno que recorrió cada parte de mi cuerpo haciéndome jadear, una sonrisa se formo en sus labios. —Dime que me aparte y lo hare. ¿Quieres que me aparte?

—No. No lo hagas—coloque mi mano en su mejilla justo en el momento que rompí la distancia dejando que nuestros labios se unieran finalmente, eran suaves y se amoldaban perfectamente a los míos. En ellos había un sabor dulce con un toque de licor, era una danza lenta pero sumamente excitante, no sabía si era por el sabor, por la textura o por su manera de besar pero no me quería alejar. Como todo, llego el momento de separarnos, la falta de aire fue el responsable.

—Buenas noches Edward—me baje del auto y entre a mi edificio saludando al guardia de seguridad que me vio de manera picara que yo ignore, entre al ascensor que me llevaría a mi piso. Apenas entre a mi departamento supe la razón de la mirada perspicaz del guardia, mis labios estaban hinchados y mis mejillas sonrojadas, ¡que vergüenza!

Me coloque la pijama y me desmaquille, fui por un vaso con agua para después meterme a la cama, inconscientemente me lleve la mano a los labios y cerré los ojos suspirando, aun podía recordar su suavidad.

Me costó un poco de trabajo poder dormir pero finalmente lo hice. El sábado fue un día tranquilo, salí a almorzar, fui de compras y después al cine a ver una comedia romántica lo que intentaba era olvidar lo sucedido, "como si eso fuera posible", cene en un restaurante que me había recomendado y regrese a mi casa para dormir. El domingo transcurrió con normalidad, nada interesante que hacer, solo hable cerca de dos horas con mi madre que no para de contarme todo l que había hecho con Phil en Canadá pero que no podía llegar a Seattle debido a que tenían que estar de vuelta en Los Ángeles para un juego en beneficio de un asilo.

El lunes me sentía ansiosa ya que no sabía que es lo que sucedería con Edward. Pero apenas llegue al hospital tuve que asistir a una cesárea ya que los demás pediatras estaban ocupados con una pequeña que había ingerido detergente debido al descuido de sus padres. Entre a la habitación de la mujer que daría a luz para encontrarme con Heidi y hacerle saber que yo estaría ahí, pero apenas abrí la puerta me encontré con un dialogo que había escuchado muchas veces y que siempre me hacia sonreír.

¿Qué me relaje?, como se nota que no eres tu el que está sintiendo estos dolores, pero te juro que no volverás tocarme

Pero Judith…—era una escena que había presenciado muchas veces y siempre me arrancaba una sonrisa, las mujeres juraban que no las tocarían de nuevo y yo había vuelto a entrar en su siguiente alumbramiento.

—Bueno días Judith, veo que las contracciones aumentaron—hablo Heidi cuando la mujer se había tranquilizado un poco, ella asintió respirando más tranquila cuando la contracción ceso, reviso la dilatación, se giro para verme y me sonrió. —Te llevaremos a quirófano, es el momento.

Cuando salí iba junto a Heidi que seguía tratando de descubrir que es lo que había sucedido entre Edward y yo, ella al igual que muchos se habían dado cuenta de que nos habíamos marchado juntos y por lo tanto la ola de habladurías y chismes se habían desatado.

—Vamos Bella, dime qué fue lo que sucedió

—Ya te dije que no paso nada, solo somos amigos—apenas había dicho esa palabra cuando lo vi hablar con quien reconocí como Andrew un ortopedista, venia en dirección hacia nosotras y parecía que no nos habían visto, rogué porque no lo hiciera pero levanto la vista y me sonrió de una manera encantadora, se detuvo en la pizarra donde había un grupo de médicos congregados.

—Si no paso nada me quieres decir porque te sonrojaste

—Ya te dije que no sucedió nada—rodee los ojos a la vez que intentaba calmar mi nerviosismo.

— ¡Claro! —dijo de manera sarcástica.

—Felicidades Bella—me felicito uno de los anestesiólogos que acaba de abandonar el grupo que estaba frente a la pizarra.

—Bien hecho Bella—secundo… el otro pediatra

— ¿De que hablan? —le pregunte a Heidi que estaba igual de confundida que yo, ambas nos abrimos paso hasta llegar frente a la pizarra donde había una hoja "Candidatos para jefes de residentes" ¡¡Oh, por dios!! estaba entre los candidatos.

—Porque no lo habías dicho—me gire hacia Heidi que me veía divertida y me ayudo a salir donde recibí un par de felicitaciones mas

—Yo no…

—Porque no nos dijiste que solicitarías ese puesto—me pregunto uno de mis internos

—Yo no lo hice— dije con desesperación, me gire solo para ver a Edward alejarse junto a Félix

El resto de la mañana lo dedique a mi trabajo, pero aun tenia presente que tenía que hablar con Edward, estaba segura que él pensaba que yo había pedido el puesto, cuando a mi me había tomado por sorpresa aparecer en esa lista. Había sido sincera al decirle que no me interesaba pero con esto parecía que le había mentido. Había ido a la guardería a ver a Millie quien me sonrió apenas escucho mi voz, platique con ella un par de minutos antes de volver a mi trabajo, había subido en el ascensor cuando vi a la persona que había esperado ver para aclarar las cosas. Salí antes de que se cerraran las puertas.

—Edward—le grite logrando que se detuviera y me diera tiempo de llegara junto a él. —Gracias por esperarme.

— ¿Que se te ofrece Swan?

— ¿Qué te sucede? —pregunte extrañada no solo me había dicho Swan cuando ya solía llamarme Bella, también el tono de su voz reflejaba molestia.

—Sabes que ser jefe de residentes era algo que quería y te metes en la competencia, eso de "ser jefe de residentes no es algo que me interese", era solo una farsa.

—Es verdad, no me interesa—tomé su brazo para que se girara ya que me había dado la espalda, se iba a marchar dejándome ahí.

—Creo que tus acciones no coinciden con tus palabras Isabella

— ¿Porque estas tan molesto?, solo soy una más de tus contrincantes y hay tres más, ¿que diferencia hay? —pregunte exaspera por su actitud como si yo lo hubiera planeado.

—Odio las mentiras y tú me mentiste. ¿En que otra cosas me has mentido? Confié en ti, yo me he abierto a ti y tu solo te guardas tus cosas—iba a protestar sabiendo que se refería que no le quería hablar de mi matrimonio, pero él me lo impidió con un simple movimiento de mano—Pudiste decirme que te interesaba el puesto y no mentirme.

—Yo no…

—Me vas a decir que también fue una sorpresa para ti

—Así lo fue—soltó una carcajada irónica —mira Isabella no se cómo estabas acostumbrada a jugar en Los Ángeles, tal vez conseguían todo seduciendo a la competencia o con un beso, pero aquí no funcionan las cosas así. —me estaba hablando como si yo fuera la nueva chica fácil del hospital. Los recuerdos regresaron a mi mente, me parecía estar escuchando a Demetri.

Mi respiración se había acelerado, me dolía respirara y sentía mis ojos arder, pero no iba a llorar, no lo haría delante de él.

—Bella—coloco su mano en mi hombro pero yo la aparte de golpe. Di media vuelta y me eche a correr por el pasillo, escuche su voz llamándome pero no me gire ni mucho menos me detuve.
 ...


Gracias por seguir leyendo mis locuras y siento los horrores de ortografía, pero como es evidente este capítulo no pasó por manos de mi beta.

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