Sombras del Pasado
Ignore la voz que me llamaba, solo sabía que tenía
que salir un momento, tenía que volver a tranquilizarme, no podía permitir que
los recuerdos me envolvieran y me afectaran nuevamente. Salí a la calle
sintiendo el viento frio golpear mi cuerpo, intente cubrirme con la bata pero
no sirvió de nada; camine por la calle hasta llegar a un parquecito que estaba
cerca del hospital, algunas veces lo había visto cuando pasaba con mi auto por
ahí.
Me senté en una de las bancas y observe como el
viento mecía las ramas de los arboles logrando que las ultimas hojas de estos
cayeran junto al resto que se encontraba ya en suelo.
Yo no había hecho nada y en cambio había recibo
palabras hirientes por parte de Edward, tenía razón en decir que él se había
abierto a mi pero yo jamás se lo pedí, jamás le obligue a que lo hiciera, si él
lo había hecho había sido porque él había querido hacerlo. Pero lo que más me
había lastimado eran sus palabras, cerré los ojos y las imágenes regresaron a
mi cabeza, era tan claras.
—Y ahora que me vas a decir Isabella, ¿Qué te
estaba preguntando la hora?
—No seas pesado Demetri, solo me estaba pidiendo
que tomara el primer parto por qué tiene que acompañar a su esposa a….
—Hasta cuando vas a mentir—golpeo la pared que
estaba junto a mí.
—No me hables así—grite al tiempo que me tomaba
de los brazos ejerciendo mas presión logrando que lanzara un gritito de dolor.
—Crees que no te he visto coquetear con
"tus compañeros" —intente zafarme de sus manos pero hacia más
presión.
—Me duele. Suéltame—aflojo el agarre pero no me
soltó
—No soy estúpido y crees que no me doy cuenta de
la manera que te insinúas a esos imbéciles, tu eres mía.
—No soy de tu propiedad—intente zafarme nuevamente.
—Eres mi esposa, eres de mi propiedad.
—No te da derecho a tratarme de la manera que lo
haces, ¿Qué sucedió contigo?
—Tú tuviste la culpa, si no te comportaras como
una cualquiera esto no estaría sucediendo. Puedo apostar que el lugar en el que
estas no es por tu cerebro.
—Como te atreves a hablarme de esta manera, no
soy una prostituta.
—Cariño no eres lo que se denomina buena en la
cama, pero estas bien para un rato.
—Eres un estúpido—lo siguiente que sentí fue mi
espalda y mi cabeza chocar contra la pared, cerré los ojos por el dolor que me
produjo, lo siguiente era algo que odiaba y que me había obligado a olvidar por
completo.
Abrí los ojos sobresaltada al revivir ese feo
episodio, no era el peor de todos pero era el que Edward se había encargado de
hacerme recordar, no dejo que se me olvidara y me hizo recordar porque me había
prometido no volver involucrarme con nadie.
Ahora me daba cuenta de que todos los hombres
resultaban ser exactamente iguales, cuando estaba comenzando a confiar nuevamente
en un extraño este me demostraba que no debía de hacerlo. Estaba en este
hospital para regresar a mi vida habitual, olvidar un poco todo lo que me había
hecho daño y poder retomar mi vida, estaba aquí para demostrar ser la mejor en
mi área porque eso es lo que soy, una excelente pediatra.
Aunque no me agradara la idea del todo, bien le
podría demostrar a Edward que tenia de que temer, podía ser una mujer amable y
cariñosa, pero todo los que me había sucedido me había enseñado a no dejar que
nadie me pisoteara. Lamentaba tener que alejarme un poco de la Millie ya que
ella no tenía la culpa, pero al menos aun podía verla en la guardería y en las
consultas si es que aun seguiría siendo mi paciente.
Entre al hospital y sentí un par de miradas de una
de las recepcionistas, apostaba que me había visto salir huyendo, era un acto
cobarde pero era lo que me mantenía sana y salva.
El resto de la tarde estuvo llena la consulta y me
divertí con unos gemelos que no paraban de contarme lo que hacían en el jardín
de niños, cada uno intentaba superar al otro en lo que decía hacer. Para la
hora de comer fui arrastrada por Heidi al comedor del hospital donde recibí más
felicitaciones por mi postulación, me había cansado de decir que debía de
tratarse de un error así que solo decía un "gracias".
—Puedo saber que sucedió entre Edward tu—pregunto
Heidi cuando iba a la mitad de su comida
—Nada
—Ese nada no me lo creo, primero Edward estuvo
buscándote, luego una de las enfermeras dijo que los había visto discutir y
ahora el acaba de entrar y no deja de mirara hacia acá.
—Ok, discutimos—hundo mi cuchara en el interior de
mi sopa y solo la removí—el piensa que yo me postule para jefa de residentes,
no obstante con estar molesto se atrevió a decir un par de cosas bastante
desagradables que no estoy dispuesta a estar soportando, puede que todos aquí
lo sigan viendo como un dios, pero es un estúpido.
—Pues el estúpido viene directamente hacia ti—me
encogí de hombros y me lleve la cuchara a la boca, mi comida se había
arruinado. —Me voy no quiero hablar con él.
Me levante y me encamine hacia la puerta del lado
contrario, acelere mis pasos tomando las escaleras en lugar del ascensor, lo
que menos deseaba era hablar con él.
El resto de la tarde fue bastante tranquila, los
últimos dos paciente habían cancelado lo que me dejo poder salir antes de
tiempo, revise a los niños que estaban internados y me sorprendió de ver que
Luke se había marchado a casa pero que volvería dentro de un mes para la
siguiente quimioterapia, para ese tiempo ya le tendría un par de regalos nuevos
que le harían más llevadera su estancia en el hospital.
Cuando llegue a mi casa intente olvidar de todo lo
que había sucedido pero eso era completamente imposible, las palabras habían
sido hirientes y me habían lastimado mas de que le había permitido ver. Me
distraje cocinando un poco de carne con pasta y verduras salteadas como
acompañante.
Me relaje con un largo baño en la tina y deje que
el cabello se secara mientras seguía leyendo mi libro de Orgullo y Prejuicio.
Lo que había pensado seria un nuevo comienzo
parecía haberse arruinado y nuevamente no había sido por mi culpa.
Al día siguiente el chisme de la pelea que habíamos
tenido Edward y yo se había esparcido, Heidi me dijo que no le diera
importancia que ya se pasaría el chisme y así fue, parece que solo esperaban
ver alguna reacción ante sus comentarios, pero al no obtener ninguna dejaron de
hablar. Entre a un par de cirugías y poco antes de las 4 fui a la guardería
para ver a Sara que intentaba que cierta pequeña dejara de llorar y durmiera.
— ¿Puedo? —le pregunte extendiendo mis brazos para
que me entregara a la pequeña
—No ha parado de llorar, ya la cambie y la intente
alimentar pero no quiere
—Intentare tranquilizarla—la tome en brazos,
sintiendo que se removía inquieta y seguía llorando— ¿Qué te sucede princesa?
Acaricie su rostro quitándole las lagrimitas de sus
mejillas y bese su frente y mejillas un par de veces logrando que su llanto
cesara y solo le quedara un poco de hipo. Sus ojitos se encontraron con los
míos y me viera como lo hacía siempre.
—Es hora de que duermas amor—acaricie su barbilla
ganándome una ligera sonrisita. Le cante sin dejar de mecerla logrando que sus
ojitos se fueran cerrando poco a poco hasta que quedara profundamente dormida,
escondió su rostro en mi pecho y su manita se cerró tomando mi bata.
—Parece que ella no la planea dejarla ir—le sonreí
a Sara que no dejaba de ver a Millie—tenía cerca de 10 minutos intentando que
se calmara pero no lo conseguí y usted con solo unas palabras y unas caricias
lo logro.
—Solo ella sabe el porqué—bese su cabecita.
—Sara me permites hablar un momento con la Dra.
Swan—me quede quieta al reconocer la voz de la persona que menos quería ver. La
chica se alejo dándonos un poco de espacio. —Bella…
— ¿Estuvo inquieta por la noche? —pregunte cortando
su frase, enarco una ceja pero negó
—Fue igual que todas las noches últimamente, se
despertó a eso de las 2 y no se durmió hasta que estuvo en mi cama.
—Entonces no hay de qué preocuparse, solo estaba
molesta porque no podía dormir—le di la espalda y acomode a la pequeña en la
cunita que tenia designada, con cuidado separe su manita de mi bata y la
arrope.
— ¿Podemos hablar? —pregunto
—Que no es lo que estamos haciendo—enarque una ceja
y el asintió llevándose una mano al cabello, me tomo del brazo con cuidado y me
saco de la guardería para detenernos en el pasillo.
—Quiero disculparme por lo di…
—No me interesa lo que tengas que decir, así como a
ti no te intereso escucharme. —Tome una bocanada de aire— No esperes que las cosas
sean como antes, yo no puedo estar cerca de alguien que me cree una cualquiera,
así que si me disculpas tengo pacientes que atender. —di media vuelta y comencé
a caminar hacia mi consultorio.
—Lo siento Bella, te juro que no volverá a
suceder—me detuve en seco, tome aire antes de girarme.
—Siempre vuelve a ocurrir Edward. Siempre —.
Continúe mi camino sintiendo que iba detrás de mí, tomamos en ascensor y
bajamos en el mismo piso, cada uno tomo su camino sin decir una sola palabra.
El beso había sido un error, había estropeado la amistad que estaba creciendo
en nosotros, era una lástima pero tal vez así debían de ser las cosas.
Los siguientes dos días no fueron muy diferentes,
me mantuve lejos de Edward pero visitaba dos o tres veces al día a Millie que
parecía disfrutar de verme ahí con ella, pero sabía que no era bueno que
siguiera involucrándome en su vida, no ahora que pretendía poner distancia
entre nosotras, me resultaba muy difícil no acercarme a ella y menos al ver la
manera en que me veía y al notar que le gustaba mi cercanía. Algo difícil pero
que tenía que hacer.
El jueves después de salir de la sala de terapia
intensiva me encontré al director del hospital que me indico que quería hablar
conmigo, y estaba segura que podía ser por los chismes de que Edward y yo
habíamos discutido. Unas de las normas que tenía el hospital era que la vida
personal se arreglaba fuera de este.
—Apuesto que te estarás preguntando el porqué te
pedí que vinieras
—Si—respondí.
—Son por varios asuntos, el primero es para decirte
que en la fiesta del fin de semana deslumbraste. —negué sintiendo mis mejillas
arder— Pero el verdadero motivo es que no entiendo cómo es que no te postulaste
para ser jefa de residentes.
—Pero yo aparecí entre los postulados y no… ¿Cómo
sabe que no lo estaba, cuando ya lo estoy?
—Lamento la intromisión, pero me tome la libertad
de agregarte en la lista. Tienes un potencial que le puede servir a nuestro
chicos, cuentas con muchas de las cualidades que se buscan para ser un jefe y
es por eso que te agregue, contigo al mando conseguirías que nuestros chicos se
esforzaran.
—Pero también este Edward Cullen
—También es un buen candidato, pero no sé si ahora
tiene el tiempo, se que ahora está a cargo de su hija y el ser jefe de
residentes implica gran dedicación.
—Le agradezco que me eligiera, pero no creo que sea
lo mío— admití
—Tonterías, eres perfecta. Mañana organice una
comida para explicar lo que se espera del jefe de residentes.
—Y supongo que tenemos que estar todos.
—Exacto—asentí con desgana, platicamos un poco mas
acera de cómo me estaba adaptando a mi nueva vida en el hospital y en la
ciudad. También de que el número de pacientes se había incrementado y de mi
nuevo proyecto que aunque aun estaba en investigación era interesante, en un
par de meses cuando mucho debía de comenzar con las pruebas para obtener
algunos resultados. —Sin duda tu nueva investigación sobre el síndrome de
Angelman suena interesante, además de que hay muy poca información y es un
proyecto muy prometedor.
—Lo más difícil es conseguir mi grupo de estudio,
necesitare algunos niños que me permitan estudiarlos y de esa manera intentar
encontrar y asociar los factores que están predisponiendo la enfermedad, sé que
es muy rara pero no por eso menos importante.
—Mi pregunta es ¿porque investigar sobre una
enfermedad cromosómica que es tan rara?
—Por lo mismo. Porque es rara no hay mucha
información y creo que para los padres es frustrante no saber qué es lo que
sucede con sus hijos, es un proyecto ambicioso pero que si lo analizamos
fríamente es una gran herramienta para futuros proyectos.
—Ves porque me interesa que tú seas la jefa de
residentes, eres ambiciosa pero sobre todo tienes objetivos altos y bien
planteados lo que hará de nuestros chicos los mejores. —agradecí que mi radio
sonara y me llamaran a revisar a un niño que acababa de llegar a urgencias por
una intoxicación. Me disculpe para marcharme a atender la emergencia.
Me tarde un poco más de lo que esperaba, pero
habíamos logrado controla la situación, las intoxicaciones eran muy comunes
cuando eran los primogénitos, los padres solían ser bastante descuidados. Antes
de marcharme a la consulta pase a saludar a Millie ya que no la vería hasta el
día siguiente.
Me levante un poco más temprano cuando el sueño me
había abandonado, era algo que creía ya tener superado pero parecía que mi
pasado estaba regresando poco a poco, los recuerdos que creía mantener
guardados estaba regresando y el dolor seguía siendo el mismo.
Apenas llegue al hospital di mi recorrido de
rutina, tuve que bajar a la guardería ya que un pequeño estaba presentando
principios de resfriado y era un riesgo que enfermara porque contagiaría al
resto y no iba a permitir que cierta pequeña enfermara, ella era mi mayor
preocupación.
Después de revisarlo y asegurarme de que solo era
un cuadro simple de resfriado me quede tranquila sabiendo que aun podíamos
evitar que contagiara a sus compañeritos. Me fui con Heidi que no paraba de
preguntar por cómo iban las cosas entre Edward y yo. Me deseo suerte en mi comida
sin dejar de lado su diversión al verme envuelta en un asunto que no me
interesaba, quería renunciar pero mi orgullo me lo impedía, no le daría el
gusto a Edward no después de la manera en la que me había tratado.
La hora de la comida llego y fui la tercera en
llegar, los últimos fueron Edward y un hombre mayor que no reconocí, pero que
me fue presentado como Jason Burne, otro de los que estaba en la lista. Edward
se sentó frente a mí y constantemente podía sentir su mirada sobre mí,
intentaba prestar atención a las palabras que nuestro director nos dirigía.
Gire mi rostro pero desee no haberlo hecho ahí me encontré con Steve Watson,
uno de los ejecutivos más valiosos de los Vulturi, me disculpe para ir al
tocador cuando note que estaban pagando la cuenta para marchase, con suerte
podía entretenerme en el tocador mientras él se marchaba y no se percataría de
mi presencia.
Acomode mi cabello y retoque mi maquillaje con suma
lentitud, en mi reloj marcaba que habían pasado un poco mas de 10 minutos, por
lo que decidí que era hora de salir. Había estado cerca de que todo se echara a
perder, me encamine de nuevo a la mesa sintiéndome pulso volver a la
normalidad.
—Quien diría que me encontraría con Isabella
Swan—me lleve una mano al pecho al verlo de pie mirándome, cuando supo que
tenía toda mi atención se acerco, tomo mi mano y la beso.
—Steve
—Cuando llegaste no creí que fueras tu, estas algo…
cambiada—intentaba seguir aparentando estar tranquila.
— ¿Que haces aquí? —pregunte sin poder contenerme
—Cerrando un trato—asentí sintiéndome tonta de mi
pregunta, no había manera de que fuera por otra cosa. — ¿Pero qué haces tú
aquí?
—Yo…
—Isabella. —vi a mi jefe acercarse con una sonrisa
en el rostro. En cuanto llego junto a mi note la mirada suspicaz de Steve.
—Steve Watson—extendió su mano
—Louis Sanders. Soy el director del Northwest
Hospital& Medical Center
— ¿Así que estás trabajando en Northwest? —enarco
una ceja sonriendo
—Es una de mis mas nuevas adquisiciones, es una
gran Pediatra—Louis me toco el hombro, sonreía de manera forzada.
—Si es una gran pediatra. Lamento no poder quedarme
a charlar un poco mas pero hay trabajo que hacer y tengo que hablar a la
empresa para comunicar que un nuevo trato está cerrado—sabia que más que nada
lo que pretendía era informar de donde estaba, las cosas se habían complicado,
de nuevo mi pasado estaba regresando. —Cuídate Bella. Nos veremos pronto, muy
pronto.
—Adiós—regrese a la mesa y seguí con la mirada a
Steve que salía del restaurante aun con el teléfono pegado en la oreja, sabía
que debía de estar diciéndole a Demetri que sabia donde estaba. Me encontré con
la mirada de Edward y después lo vi voltear a la puerta donde sabia que debía
de seguir Steve.
—Bueno ya que todos conocen lo que se necesita
quiero que se replanteen bien si son aptos para el puesto—se giro hacia mi—se
que a ti no te di elección Bella, pero quiero que sepas que se que cumples con
todos los requisitos.
—Que quieres decir con eso Louis—pregunto Edward
poniendo toda su atención en nuestro jefe.
—Revise a los que estaban postulados y me di cuenta
de que había alguien que no se había anotado, así que me tome la libertad de
agregarla— me señalo, la mirada de Edward reflejaba sorpresa. —Me sorprendió
que no se hubiera ofrecido por lo que la agregue, es la clase de motivaciones
que necesitan nuestros chicos.
—Puede que tú la hayas colocado en la lista Louis
pero es ahora cuando ella decide si se queda en ella o se va, puede que no
pueda con el trabajo. —el hombre que estaba junto a Edward intentaba
intimidarme. Hasta cuando los hombres se darían cuenta de que ya no son solo
ellos los que pueden tener los mejores puestos, era momento de demostrárselos.
—Puede que yo no lo haya pensado en un principio,
pero son las opiniones de algunos, por ejemplo la suya Dr. Burne que me hace
querer quedarme en la lista y así demostrarles que no solo ustedes por ser
hombres pueden ser mejores. —pase mi mirada de Jason a Edward: el primero
estaba atónito por mis palabras y el segundo estaba avergonzado. — Así que me
quedo entre los candidatos.
—Pensé que no querías ese puesto
—Como lo dije hace un momento Edward, no estaba
entre mis planes pero son sus comentarios los que me han hecho reconsiderar la
opción de querer quedarme entre los candidatos, permaneceré en la competencia.
Que gane el mejor Cullen—le sonreí abiertamente.
La comida no fue del todo agradable, las miradas
que Edward me lanzaba me dejaba claro que estaba molesto por mi mas reciente
decisión. Pero había sido él junto con Jason quienes me habían impulsado a esta
decisión.
Fui la primera en marcharme ya que había quedado de
ayudar a Heidi en una cirugía, el parto fue sencillo y bastante rápido lo que
me dejo marcharme pronto a casa, con lo que no contaba era que junto a mi auto
estaría alguien esperándome.
—Sabes que te podría acusar de acoso—quite la
alarma de mi coche en el que él estaba recargado. Abrí la puerta trasera para
meter mis cosas
—Puedes hacerlo si quieres. ¡Soy un estúpido!—se
acerco junto a mí.
—Dime algo que yo no sepa, el que seas un estúpido
no es una novedad para mí. Y si me lo permites quiero marcharme. —me tomo de
los brazos con cuidado
—Tienes todo el derecho a estar molesta y odiarme,
quiero que sepas que lo que dije no lo sentía, solo fue por el coraje de pensar
que me habías mentido.
—Y eso te da derecho a decirme que soy una
cualquiera.
—Yo no dije eso—gruño molesto
—Textualmente no lo dijiste, pero si revisas con
cuidado tus palabras te darás cuenta que eso fue lo que me diste a entender.
—Cruce mis brazos contra mi pecho y deje escapar todo el aire que estaba en mis
pulmones—El beso fue un error Edward, gracias a eso las cosas ya no serán
igual, arruinamos lo que teníamos.
—No tienen por qué cambiar las cosas. —negué
moviéndome para que me soltara.
—Las cosas ya cambiaron, ¿No te das cuenta? Sé que no
tenemos mucho tiempo conociéndonos pero al menos creía que confiabas un poco en
mí, pero no solo no confiabas en mi, te atreviste a insultarme me llamaste una
cualquiera.
—Yo…
—No Edward, tu escúchame a mí. Me echaste en cara
que tú me has hablado de tus problemas mientras que yo no te cuento nada, pero
si tú me has hablado de tu situación es porque tu quisiste, yo no te obligue en
ningún momento.
—Podremos olvidarnos de esto, te juro que no se
volverá a repetir—sonreí de manera nostálgica.
—Puedes olvidarlo si quieres, pero yo no podre
hacerlo. Y disculpa que no te crea cuando dices que no volverá a ocurrir pero
esa frase la he escuchado muchas veces y siempre se repetía, no planeo volver a
caer en esa trampa, no puedo creerte. —lo hice a un lado para subir a mi auto,
encenderlo y marcharme.
Apenas prepare algo para cenar, pero quedo
prácticamente intacta. Mi celular comenzó a sonar y ahí aparecía el nombre de
Edward, hubiera querido apagarlo pero no podía hacerlo por si me llamaban por
alguna emergencia; luego fue el teléfono de mi casa que al no contestar se
activo la contestadora y así fue varias veces más.
"Bella se que estas en casa, por favor
contesta tenemos que hablar"
"Lamento lo que dije, no debí de decirlo"
"Contesta por favor"
"Bella no voy a descansar hasta que me
contestes"
Me di una ducha para después intentar dormir pero
el sonido de la contestadora era realmente molesto, así que descolgué el
teléfono, estaba quedándome dormida cuando comenzó a sonar mi celular.
—Si—conteste molesta
—Te dije que no descansa…
—Que no comprendes que no quiero hablar más del
asunto y no me interesa hablar contigo, quiero descansar, así que buenas
noches—le colgué, pero el sueño me abandono.
El sábado por la noche me vi secuestrada por Heidi
y Ángela quienes habían decidido que debía de ser una noche de chicas, intente
quedarme en casa pero ellas me lo impidieron obligándome a arreglarme con un
vestido por encima de la rodilla que se ajustaba a mi cuerpo.
— ¡No saldré vestida así!—ambas rieron, mientras
tiraba del borde del vestido para cubrirme un poco mas pero solo conseguía que
se bajara de la parte superior.
—No todas tienen tu cuerpo Bella, debes de
lucirlo—mire a Heidi quien si era una mujer de un hermoso cuerpo.
—Creo que necesitas anteojos
—Bella, tienes curvas en los lugares
adecuados—señalo Ángela
—Creo que no has notado que hace falta un poco
aquí—señale mis senos que no eran muy grandes.
—Pero van acorde con tu cuerpo.
—Ángela no era muy diferente a ti, no entiendo
porque a ambas les cuesta verse con claridad. No es necesario parecer una
supermodelo para ser perfecta, ustedes lo son. La belleza no solo está en lo
exterior a veces lo que importa es lo interior.
—Mira quien los dice—le dije sin dejar de mirarla
—Sabes Heidi, creo que te equivocaste de área,
debiste de pensar en psicología—se burlo Ángela
—Alguien tiene que hacerlas ver que son
hermosas—sonrió ampliamente, me lanzo un abrigo. —Dejemos para después la
sesión de psicología y vamos a divertirnos.
Llegamos a un bar de moda, tomamos un par de
bebidas mientras disfrutábamos de la música y veíamos a algunos de los chicos
que estaban en el local. Un par de chicos de una mesa un poco alejada nos
enviaron una nueva bebida de lo que estábamos tomando y Heidi alzo la copa para
agradecerles. Reímos y bromeamos disfrutando de la música, era agradable esta
sensación de libertad, estar aquí con Heidi y Ángela me hacia recordar cuando
salía con Rose y Tanya, las extrañaba a las dos.
Me quede helada al ver hacia la barra, ahí
claramente vi al único hombre que no quería volver a ver jamás. Me puse
nerviosa y me gire hacia Ángela y después volví a ver hacia el mismo lugar para
encontrarme con el lugar vacio, el temor me invadió y comencé a sentirme
nerviosa y decidí que lo mejor era marcharme, al principio se opusieron pero al
final me dejaron ir, pase entre las personas que estaban de pie bailando,
cuando estaba en la puerta gire mi rostro hacia la derecha y ahí lo vi
observándome, levanto su copa y me guiño un ojo, era un hecho mi pasado había
regresado.
Tome un taxi ya que había venido en el auto de
Ángela, apenas entre a mi departamento, cerré la puerta con llave y encendí la
alarma, podía parecer paranoica pero era la única manera de mantenerme
tranquila. Apenas logre dormir esa noche, cuando los ojos se me cerraban los
recuerdos regresaban.
A las 4 de la mañana me di por vencida y me levante
a prepararme un té. Me quede sentada en el sillón que daba a la ventana y me
permitía ver las luces de la ciudad. Aun recordaba lo que había sucedido
después de la primera pelea con Demetri.
Había llegado temprano a casa debido al dolor que
sentía en mi costado. Estaba en la cocina tomando un vaso con agua cuando había
escuchado la puerta de la entrada cerrarse. Me tense rogando porque no entrara
en la cocina pero parecía que había pedido lo contrario.
—Bella mi amor—se acerco y yo retrocedí—lo
siento tanto cariño
— ¿Solo un lo siento?—pregunte levantando mi
rostro dejando que un par de lagrimas rebelaran por mis mejillas.
—Se que no es suficiente después de lo que
sucedió ayer. —limpio mis lagrimas con su pulgar mientras mi cuerpo se
estremecía por el temor. —te traje rosas.
—Las rosas ni un lo siento solucionan las cosas
Demetri, jamás pensé que tu pudieras llegar a tanto, tu… tu…—mordí mi labio al
no poder siquiera decir esa palabra.
—Lo sé cariño, pero te juro que no volverá a
ocurrir, no sé qué es lo que me sucedió pero no se repetirá, te amo y eso es lo
único que importa, ¿Me amas? —sus ojos reflejaban el arrepentimiento.
—Sabes que te amo—me abrazo con cuidado y se
disculpo cuando deje escapar una exclamación de dolor. Ese había sido mi más
grande error, le había creído que no se repetiría pero había vuelto a ocurrir y
cada vez era peor.
Mordí mi labio inferior y apreté los parpados
permitiendo que un par de lagrimas bajaran por mis mejillas. Desde un principio
sabia que es lo que debía de hacer pero no lo hice, también yo fui culpable de
todo lo ocurrido yo permití que las cosas llegaran sumamente lejos.
El domingo no fue muy diferente al sábado, salí a
comprar algunas cosas que me hacían falta para modificar un poco mi
guardarropa, comí algo en el centro comercial, y puede que suene paranoico pero
juraría que alguien me estaba observando por más que intente ver si ahí volvía
a ver a Demetri no lo encontré por ningún lado, debía de ser un juego cruel de mi
subconsciente.
El lunes llegue como siempre al hospital y comencé
con mi trabajo. Al terminar mi ronda fui de nuevo a mi consultorio para
escuchar mi celular sonar, lo saque de mi bolsa donde lo había olvidad y
conteste.
—Diga
—Creíste que podías escapar de mi—me deje caer en
mi silla al reconocer la voz.
— ¿Hasta cuando me vas a dejar tranquila? —pregunte
sin poder ocultar mi frustración y el temor que me invadía al saber que de
nuevo me había encontrado.
—Tú eres mía
—Tu y yo no somos nada, no nos une nada—colgué
lanzado mi celular al fondo del cajón donde volvió a sonar una y otra vez.
Siempre revisaba el número de que me llamaban para evitar esta clase de
situaciones.
Tarde un momento en recuperarme, tenía que seguir
con mi vida no podía permitir que Demetri volviera afectar lo que tenia,
realice mi trabajo como si nada hubiera sucedido, para relajarme un rato estuve
en la guardería jugando con un par de niños mientras sostenía a Millie que cada
día se mantenía más tiempo despierta, su mirada brillaba continuamente apostaba
que era por todas las cosas nuevas que estaba descubriendo. Me senté en el
suelo junto a un pequeño de unos 4 años que estaba coloreando, acune a mi
pequeña en mis brazos mientras con mi mano libre intentaba ayudar al otro pequeño
a pintar, Daniel me hablaba de lo mucho que le gustaba colorear y de su comida
favorita, no pude evitar reír ante su plática, pero deje de hacerlo cuando
Millie comenzó a llorar.
— ¿Que sucede princesa? —le pregunte dejando de
colorear y centrando toda mi atención en Millie.
—Simple, no le gusta compartirte—gire mi rostro y
me encontré a Edward sentado en uno de los banquitos cerca de donde yo estaba,
me sonrió y me indico que viera a la pequeña que estaba en mis brazos, sus
ojitos estaban puestos en mi.
—Eres una pequeña muy celosa amor—limpie sus
mejillas y bese su coronilla y después su naricita, ella imito mi sonrisa.
—Te lo dije, para ella eres importante—suspire
acariciando su rostro, con todo lo que me estaba sucediendo no era bueno que yo
estuviera cerca de Millie, no sabía si podría seguir con mi vida como hasta
ahora o me vería forzada a alejarme nuevamente. Y si me tenía que marchar
tendría que alejarme definitivamente de ella y era mejor comenzar a mantener mi
distancia.
—No debería de serlo.
—Tu te has ganado su cariño, has sido quien ha
estado con ella todo este tiempo ella te quiere.
—Ne debería de hacerlo, no debe de quererme—se la
entregue a Edward le di un beso en la coronilla y me despedí de Daniel para
salir.
Me envolví en el trabajo, atendí a mis pacientes
que en su mayoría como siempre terminaban platicándome de lo que hacían, una
pequeña me regalo un chocolate que me había comprado, un gesto muy tierno que
me hizo sonreír y sentirme querida.
Dos días pasaron y las llamadas de Demetri iban en
aumento, no solo había obtenido mi nuevo celular ya había conseguido el
teléfono de mi casa y me dejaba mensajes en la contestadora, los primeros eran
solo para decirme que estaba en la ciudad y que sabía lo que hacía, pero al ver
que no respondía comenzaron a subir de tono y llegar a los insultos, me hubiera
alarmado pero no lo hice ya que no era la primera vez que lo hacía.
El jueves por la tarde cuando ya había terminado mi
trabajo me dirigí a mi auto y me quede quieta al notar que las llantas traseras
estaban sin aire, no podía marcharme a casa en el. Una mano se cerró en mi
hombro haciéndome girar provocando que mis pies se enredaran y yo cayera al
suelo.
— ¿Bella, estas bien? —cerré los ojos mientras
sentía mi corazón latir de una manera desenfrenada.
—Si—mentí, levantándome sin aceptar su ayuda,
apenas estuve de pie, me entrego a Millie que oculto su rostro en mi pecho, se
estaba acomodando para dormir, la conocía muy bien.
—Esto fue intencional—vi a Edward que estaba en
cuclillas revisándolas— Necesitas una grúa.
—Llamare al seguro.
—Es lo mejor.
Le entregue nuevamente a Millie que hizo un
pucherito cuando se vio separada de mí, tanto Edward y yo nos reímos ante esta
acción. Tenía días que me había mantenido lejos de ella, me estaba costando
trabajo alejarme pero tenía que hacerlo.
Entre a mi auto para tomar la hoja del seguro y
llamar, note que Edward se alejaba sin siquiera despedirse. Hable con uno de
los hombres de mi seguro pidiendo que mandaran una grúa para poder mover mi
auto. No tenía que ser adivina para saber que detrás de todo esto estaba
Demetri.
No habían pasado ni 5 minutos cuando un volvo
plateado se estaciono junto a mi auto. Lo vi salir y asegurarse de acomodar a
la pequeña que estaba en su sillita en el asiento trasero. Volví a salir de mi
auto y me quede apoyada en el mientras seguía dando mis datos y observaba a
Edward arropar a su bebé mientras le hablaba.
Cuando termine me quede observándolo, era un buen
padre. Millie era muy afortunada de tener a Edward como su papá, el siempre
estaría para ella, era una lástima que Victoria no se diera la oportunidad de
conocerla. Mi celular me indico que había llegado un mensaje de texto.
"Cariño, creo que deberías de comprar un
mejor auto"
Ese simple mensaje me dejo claro que el era
totalmente responsable de lo que le había pasado. No entendía porque seguía
acosándome de esta manera, lo nuestro había terminado, el no se podía acercar
porque había una orden de alejamiento, pero estaba segura que eso no le
importaba, tenía el dinero y los medios para salirse con la suya, es la razón
por la que seguía en total libertad como si nada hubiera pasado. Otro mensaje
llego y me debatí en verlo o no.
"Me gusta cómo te vez el día de hoy, ese
pantalón blanco y esa blusa rosa se ajustan en las partes correctas, aunque si
me lo preguntas te prefiero con menos que eso"
Gire mi rostro hacia ambos lados, sabía que decía
de estar cerca de que otra manera sabía lo que estaba vistiendo. Mi corazón
latía sumamente rápido, estaba asustada.
— ¿Que sucede Bella? —me gire hacia Edward
—Nada—respondí sin poder ocultar mi nerviosismo
— ¿Nada? Estas pálida, muy nerviosa hasta diría que
asustada—negué con la cabeza—y todo desde que viste tu celular.
—No es nada—grite
—Si no es nada porque estas a la defensiva—intento
tomar mi celular pero yo lo coloque en el bolsillo de mi pantalón
—No te metas Cullen—gruñí molesta, si Demetri
estaba cerca no podía verme junto a Edward eso era poner en peligro a Millie, y
no dejaría que nada le sucediera a ella.
—Sabes que puedo ayudarte, solo dime que es lo que
sucede.
—Ya te dije que nada, ahora solo vete.
—No—levante mi rostro al escuchar su negativa—no te
dejare sola cuando estas asustada por algo, cuando llegue la grúa nos iremos,
yo te llevare a casa.
—Me iré en taxi.
—No discutiremos eso nuevamente, me quedare aquí
hasta se lleven tu auto y después te llevare a casa—se acerco más de lo que
debería.
— ¡Vete! —deje mis manos en su pecho intentando
alejarlo pero no fue la decisión más acertada, podía sentir sus músculos y el
calor que desprendía, en lugar de que se alejara, me rodeo en sus brazos
pegándome a su cuerpo, intente separarme pero era más fuerte que yo, me
recordaba a Demetri todas las veces que sus manos se cerraban en mis brazos
lastimándome.
—Bella mírame, ¿que sucede? — Sus manos estaban
acunando mi rostro y se había puesto a mi altura forzándome a que lo
viera—relájate, estas respirando demasiado rápido, no sé qué es lo que te tiene
así pero permíteme ayudarte.
—Déjame, aléjate de mi—dije alejándolo de mi
cuerpo, no dijo nada porque llegaron los hombres que se levarían mi auto,
hicieron su trabajo con rapidez, firme los papeles para que lo llevaran a la
agencia. Edward se mantuvo a mi lado pero sin dejar de ver a la pequeña que
dormía en el asiento trasero del volvo.
—Vamos te llevare a casa—abrió la puerta del
copiloto, me tomo del brazo y me metió en el auto. Durante todo el trayecto no
dijo una sola palabra, me limite a mantenerme observando a la Millie que seguía
durmiendo.
Edward mantenía la vista fija en el camino
dejándome ver su perfil, era un hombre apuesto, con buenos principios y muy
cuidadoso en cada aspecto de su vida, su hija lo demostraba; a pesar de ser su
primera hija y no tener la experiencia, la mantenía segura y le demostraba su
amor con cada acción, así debía de ser en cada aspecto de su vida,
"perfecto". Yo no podía poner en peligro a la pequeña, sabia de lo
que Demetri era capaz y no la arriesgaría a ella.
—Segura que estarás bien—con su pregunta me mi
cuenta de que ya estábamos fuera de mi departamento, no me había dado cuenta
cuando habíamos llegado.
—Sí—tomó mi mano antes de que bajara del auto.
—No sé qué es lo que sucede, pero sea lo sea yo
estoy dispuesto a ayudarte.
— ¿En verdad harías cualquier cosas?
—Lo que sea Bella, tu solo pídemelo y lo
hare—apretó mi mano
—Entonces quiero que te alejes de mi, será como si
nunca nos hubiéramos conocidos.
—Eso no..
— Es que no te das cuenta de que tengo días
evitándote ya no me gusta tenerte cerca. No quiero saber nada de ti ni de tu
hija. —Salí del auto y entre a mi edificio sin volver atrás.
Gracias
por seguir leyendo mis locuras y siento los horrores de ortografía, pero como
es evidente este capítulo no pasó por manos de mi beta.
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