Navidad Cullen
BVOP
–Yo, con tu familia… ni hablar– me levante
alejándome de Edward y quitando la mano con la que mantenía entretenida a
Millie.
– ¿Por qué no?, es mejor que quedarse aquí sola.
–Edward es tu familia yo no tengo nada que hacer
ahí–. Chille, como esperaba que yo fuera a pasar las fiestas con su familia era
una competa locura. – Mira las fiestas son para pasarlas en familia y es tu
familia y no la mía.
–Ya hable con mi hermana y mi madre, ambas quieren
que te lleve, quieren conocer a la mujer que ha mantenido viva a Millie
–Ya abra otras ocasiones en las que las pueda
conocer. Pero no iré, esa es mi última palabra– me levante para servirme un
poco de agua.
–Segura que es tu última palabra–asentí sin
mirarlo. Nos sumergimos en un silencio por varios minutos, fue en este momento
que me di cuenta de lo que había sucedido, nuevamente nos habíamos besado y me
sentí culpable porque me había gustado, de verdad que me había gustado. Sentí su
presencia detrás de mí y solo pude sonrojarme. –Bella…
–No iré Edward–gruñí
– ¿Segura?– me pregunto como si no se lo hubiera
dejado claro aun, tome una bocanada de aire y me gire, para encontrármelo con
Millie en brazos de la misma manera que la había traído yo.
–Eso es bajo–lo vi con el ceño fruncido, pero no le
importo.
–Millie no puedes estar lejos de ti por tanto
tiempo y sé que tú no puedes separarte de esta hermosa conejita.
–No está bien y lo sabes.
– ¿Por qué no?
–No me veas así princesa–le dije al ver que sus
ojitos estaban puestos en mi, parecía que comprendía lo que estaba sucediendo y
ayudaba a su padre en la conspiración.
–Ella también quiere que nos acompañes, además te
servirá un cambio. –aunque lo quise negar sabia que el estar mejor me ayudaría
pero eso también implicaba que Demetri nos siguiera y poner en peligro a toda
su familia.
–Tengo que pensarlo pero aun sigo pensando que es
una mala idea.
Esas habían sido mis últimas palabras pero al final
aquí estaba sentada en un asiento de un jet privado con destino a Chicago,
cuando me había intentado pagar mi boleto de avión el solo había reído al decir
que iríamos en un jet privado ya que no quería que Millie se sintiera incomoda.
–Vamos Bella, quita esa cara–solo rodee los ojos
–Yo no quería…
–Pero estas aquí a solo unos cuantos minutos de
llegar a Chicago–sonrió complacido.
Durante el resto de la semana el me había insistido
que viniera y yo aun seguía diciendo que se trataba de una mala idea, y justo
ayer por la noche que creía que al fin se había dado cuenta de que no iría y
comenzaba a sentirme nostálgica por estar lejos de mi pequeña, irrumpió en mi
departamento dispuesto a hacer mi equipaje si no lo hacía yo. Intente echarlo
pero no dejaría a mi princesa en el frio, el estaba jugando sucio, estaba
metiendo a Millie sabiendo que yo no haría nada que pudiera lastimarla.
El vuelo no fue muy largo. Tomamos un taxi para ir
a la casa de Alice. Había arropado a mi pequeña princesa que amenazaba con
llorar por la incomodidad de sentir varias capas de ropa, pero era lo necesario
ya que aquí en Chicago estaba nevando y el termómetro estaba bajo cero.
El auto se detuvo en una hermosa casa de dos pisos
con un patio delantero y un hermoso porche que estaba decorado con un par de
luces de colores y cubierto de nieve. Abrace a Millie cubriéndola con la
cobijita para bajar.
–Espera aquí mientras bajamos el equipaje no quiero
que estén en el frio–beso mi frente antes de bajar junto al conductor y entre
ambos llevaron las bolsas a la puerta, de inmediato vi que la puerta era
abierta y una mujer de cabello caramelo abrazo a Edward, este le dio un beso en
la frente y volvió por nosotras, yo estaba temblando y no era de frio, no
estaba preparada para conocer a su familia, tal vez no les simpatizara y me
vieran como una oportunista.
–Vamos mis hermosas damas–me extendió su mano para
ayudarme a bajar, la tome dejando que sintiera mi nerviosismo, cerró la puerta
y me rodeo por la cintura mientras sacaba el dinero para pagar al chofer. Yo
sentía mis mejillas arder al sentir la mirada de la mujer que aun seguí en la
puerta, llevaba un suéter de lana de cuello alto, unos jeans y botas altas. Me
sonroje peligrosamente cuando el hombre le dijo a Edward "Si me lo permite
es muy afortunado tanto su hija como su esposa son muy hermosas." El solo
sonrió ampliamente y dijo un lo sé.
Reacomode a la bebé en mis brazos y camine
sintiendo mis pies pesados a cada paso, estaba muy nerviosa y asustada cosa que
parece Edward sintió porque se inclino hacia mi dejando que sus labios chocaran
con mi oído "Todo estará bien cariño, esta también es tu casa".
–Bienvenida… ¿Bella, cierto? –asentí aguantando la
respiración. – Pasen que aquí está haciendo mucho frio.
La casa era realmente asombrosa, muy espaciosa y
agradablemente cálida; estaba decorada con colores suaves pero en este momento
el color de la navidad era lo que resaltaba. El movimiento en mis brazos fue lo
que me hizo reaccionar que aun mantenía cubierta a Millie, la descubrí
provocando un chillido de emoción por parte de su abuela que se inclino hacia la
pequeña que la miro por unos segundos y parece que la recordaba o simplemente
por la calidez que emitía le sonrió imitando el gesto de la mujer.
–Oh… no me he presentado, soy Esme, la madre de
Edward y abuela de esta preciosidad–me dijo haciéndole un par de mimos a la
pequeña.
–Encantada de conocerla Sra. Cullen–sus ojos me
miraron con curiosidad y sentí el rubor invadir mis mejillas había dicho algo
mal.
–Nada de señora, me haces sentir vieja, solo dime
Esme–asentí mientras ella tomaba en brazos a la pequeña que no protesto.
– ¿Bella, eres tú? –me gire hacia la derecha y ahí
de pie estaba mi rubio amigo sosteniendo las llaves en su mano. Nos miramos por
unos segundos donde sonreímos y sin poder contenerme me lance a sus brazos
donde fui acogida con dulzura. – Sabia que mi cuñado traería a alguien pero
jamás pensé que ese alguien serias tú. Te he echado de menos pequeña.
–Yo también Jazzy. Yo también–le dije abrazándolo
con más fuerza.
–Alguien quiere explicarme cómo es que una extraña
está en mi casa, abrazando a mi esposo y ustedes ahí viéndolos sin decir
nada–solté a mi amigo girándome para ver llegar a una mujer unos centímetros
más chica pero realmente hermosa, estaba de pie junto a Edward con las manos en
la cintura enmarcando su abultado vientre.
–Ali…
–Ali nada. Jasper Hale, deberías de estar
consiguiendo la botella de vino blanco que te encargue hace 3 minutos, que no
te das cuenta que la necesitamos para el postre–deje escapar una risita al
escuchar la voz autoritaria de la chica y como mi amigo asentía sin protestar.
–Veo que el embarazo la volvió mas mandona–me reí
nuevamente al ver que Alice le daba un golpe a Edward en el estomago. – ¡AUCH!
Es la verdad Ali
–Tu…–su frase fue cortada cuando vio a Millie que
estaba en los brazos de su abuela, lo hizo a un lado y se acerco a ella– Es muy
hermosa, me alegro de que los genes Cullen sean los que predominen.
–Cariño…–Alice frunció el ceño al tener que dejar
de hacer mimos a la pequeña por ver a su esposo. –Alice quiero que conozcas a
mi amiga Isabella.
–Solo Bella–dije de manera tímida, la pequeña
esposa de Jasper me miraba de manera evaluadora y eso me hizo sentir incomoda,
no pude evitar morderme el labio inferior al sentir que por su parte no era
bienvenida y lo entendía, ella esperaba a su familia y en cambio ahí en el
pasillo estaba una extraña que además la había encontrada prendada al cuello de
su esposo. –Yo…
–¿Con que Bella? – sonrió de repente mirando a
Edward y después se dirigió hasta estar frente a mí y me abrazo dejándome
pasmada. –Bienvenida a casa Bella, quiero que te sientas como en la tuya.
–Gracias.
–Pero mírate. –volví a sentir su mirada evaluadora
y después se giro nuevamente a Edward. –Nos mentiste, dijiste que esta chica
era linda.
–Alice. –siseo Edward ante el comentario de su
hermana, mi seguridad se fue a los suelos al escuchar esas palabras, ellos eran
perfectos mientras que yo era una simple mortal.
– ¡Oh! Lo siento Bella. –tomo mi mano obligándome a
mirarla, le sonreí aunque sabía que se notaba que era fingida. –Lo que quería
decir es que el bruto de mi hermano dijo que eras linda, pero tú no eres solo
linda eres preciosa.
–Gracias aunque creo que exageras.
–Bueno y ustedes que esperan, una invitación o que.
–volvió a poner sus manos en su cintura pero esta vez su pie comenzó a golpear
el piso repetidamente. –Jasper ayúdale a Edward a subir las bolsas a la
habitación que preparamos y después quiero que vayan por el vino.
–Así esta de mandona por el embarazo–escuche a
Edward preguntar por lo bajo mientras seguía a mi amigo.
–Eso no es nada–intento ser discreto pero no lo
logro.
–Escuche eso. Muévanse que no tenemos todo el día.
–Alice mañana es la cena no hoy–se quejo Edward
–Pero el vino que quiero es el mejor y se agota,
así que deja de quejarte y apresúrate Cullen–dijo un par de cosas por lo bajo y
se fue por donde había llegado dejándome sola con Esme que no podía dejar de
reír.
–Está un poco irritable por el embarazo, no acepta
que le lleven la contraria. Con Jasper no hay problema intenta complacerla
desde que se dio cuenta de que no la haría cambiar de opinión pero creo que
Edward no estará tan dispuesto. –me indico que la siguiera, pasamos por un
hermoso comedor y llegamos a la cocina donde estaba una mujer de unos 40 años
que partía un par de vegetales mientras Alice estaba sentada comiendo un poco
de fruta, Esme se sentó cerca de ella y comenzó a quitar las capas de ropa que
tenía mi princesa.
Me senté cerca de Esme que había sentado a Millie
en la mesa para hacerle mimos. Otra de las cosas que demostraba que Millie era
una pequeña sana y que estaba creciendo era que ya lograba mantener su
cabecita, ahora solo tendría que jugar un poco más con sus bracitos y piernitas
para estimularla y siguiera con su desarrollo.
–Siento si parecí un poco grosera pero es que esos
hombres me desesperan–se quejo Alice.
–Las veces que hemos hablado con Edward el no hace
otra cosa más que hablar de ti, tenía muchas ganas de conocerte–me dijo Esme
sonriéndome. – Además te estoy muy agradecida por la ayuda que le has dado a mi
hijo en este momento, es un gran hombre pero si para una mujer es difícil ser
madre no quiero imaginar la clase de reto que debe de ser para un hombre y más
cuando este tiene que ser padre y madre a la vez.
–Es un buen hombre, a veces puede llegar a ser
algo…–me calle buscando la palabra adecuada con cual describirlo si que se
escuchara mal.
–Desquiciante, autoritario, egocéntrico…–dijo Alice
entre sonrisas.
–Algo así. Cuando lo conocí me pareció un tipo algo
egoísta pero me basto conocerlo un poco para ver que no era así, no deja de
sorprenderme cada día, es duro tener que atender a un bebé y el a pesar de que
está cansado siempre tiene tiempo para Millie, no la descuida es un padre
ejemplar–dije acariciando la nariz de Millie.
–Nos conto de lo cercanas que se han hecho tu y
esta pequeña.
–Soy su pediatra, y el saber que Edward estaba solo
con esta lindura no pude evitar intentar ayudarlo un poco; pero creo que no
está del todo bien que Millie esté tan encariñada conmigo.
–Eres una buena chica, lo veo a simple vista
cariño. Estoy orgullosa de que Edward dejara que alguien lo ayudara y que esta
chica lo hiciera de corazón y con la finalidad de ayudar con Millie y no solo
por conquistar al padre.
–No yo no…
–No necesitas decirlo es algo que se ve– Esme me
guiño un ojo, sabía que me había ruborizado ante sus palabras, se notaba que
ella no sabía que la amistad de Edward y mía no era precisamente eso, había
cambiado casi desde el comienzo, aunque quisiera negarlo la atracción que había
entre ambos era palpable y necesitaría ser muy tonta para no darme cuenta de
que Edward comenzaba a verme de otra manera y yo no podía quedarme atrás, me
sentía atraída pero no quería cometer un nuevo error, no sabía que es lo que
debía de esperar.
Agradecí que se concentraran en Millie y hablaran
de otras cosas; como lo que hacía falta para terminar la decoración del cuarto
del bebé, porque sería un niño. Me perdí viendo a Alice que se paseaba de un
lado a otro sin dejar de parlotear, parecía estar siempre rebosante de energía
y con una sonrisa en el rostro, la calidez es algo que parecía ser una
característica de los Cullen. Me levante al ver que Alice se sostenía del
refrigerador y se llevaba una de sus manos al vientre.
–Se mueve demasiado–me dijo apretando mi mano. – ya
le he dicho que se comporte pero parece que le encanta patearme.
–Siempre se mueven mucho en el último periodo.
–dije alejándome un poco. – ¿Cuando nacerá?
–En febrero, lo esperamos para principios.
Volví a mi lugar dejando que la futura mamá
siguiera danzando por la cocina, tomo un par de veces el teléfono para llamar a
su esposo y apresurarlo, no entendía la prisa dado que el vino sería utilizado
para la cena de Nochebuena y esa seria al día siguiente, pero era algo de lo
que discutiría con ella. Esme alimento a Millie mientras continuábamos
hablando, era agradables pero aun me sentía como si sobrara ahí, mi pequeña
estaba cómodamente en los brazos de su abuela y Edward estaba con Jasper yo era
la que estaba de mas en ese cuadro.
La nostalgia navideña me invadió, en esta familia
veía todo lo que yo no podía tener; eran unidos cosa que mi familia nunca lo
había sido, Ali estaba por ser madre algo que yo no podría experimentar, al ver
su rostro resplandeciente y el escuchar hablar de los movimientos del bebé, me
di cuenta de que era algo que yo jamás sentiría, yo no tendría esa fortuna, en
un momento sentí envidia pero la hice a un lado al darme cuenta de que no todos
somos tan afortunados y debemos de aprender a vivir con ello.
Suspire haciendo mis estúpidas ideas de lado y me
centre en la conversación por un rato mas, ayude a Alice a poner la mesa para
la comida mientras que Esme intentaba que la bebé durmiera, la había cambiado
para que sintiera mas cómoda, le habla platicado pero nada había sucedido, la
había cantado pero el resultado era el mismo, ahora la mecía mientras ella
sollozaba por la irritabilidad de no dormir.
–Esme. –me acerque tímidamente al escuchar su
sollozo que en lugar de tranquilizarse parecía que aumentaría. –Puedo ayudarte
–Espero que tengas mejor suerte. –me la entrego
sollozando, la acomode entre mis brazos dejando que escondiera su rostro en mi
pecho mientras la mecía y le hablaba de manera que solo ella me escuchara,
comencé a andar por el pasillo hasta llegar a la sala donde estaba un hermoso
árbol decorado, junto a la ventana que permitía ver como pequeños copos seguían
cayendo y estos se unían a la nieve que cubría el jardín.
Me acerque a la ventana a contemplar en paisaje blanco
escuchando como los sollozos se iban convirtiendo en pequeños quejaditos hasta
desaparecer por completo, baje mi vista y la apreté un poco más al verla
dormidita de nuevo chupando su dedito. Esta era la experiencia más cercana a la
maternidad que tendría, solo esperaba que pudiera verla crecer, que me viera
como su amiga.
El tiempo paso y yo permanecí en esa posición, solo
quería disfrutar de esta maravillosa oportunidad que me habían brindado.
Intentar olvidarme un poco del Demetri. Cerré los ojos y contuve la respiración
al sentir unas manos deslizarse por mi cintura hasta quedar posadas en mi
estómago, mi cuerpo reaccionaba al instante, lo reconocía sin tener que
mirarle.
–Parece que nuestra pequeña bribona solo quería
estar en tus brazos–mi corazón se acelero al sentir su aliento tocar mi cuello,
volví a respirar rogando porque él no se diera cuenta de lo que estaba
provocando en mi. Quería girar mi rostro y capturar sus labios pero no lo
encontraba razonable.
–No creí que solo quisiera eso.
–Ella ama estar en tus brazos. – hice mi cabeza a
un lado dejando que su nariz rosara mi cuello. Permitiéndome que esas nuevas
sensaciones recorrieran mi cuerpo relajándome y dejando que mi mente se pusiera
en blanco, solo me concentrara en dos cosas, en la pequeña que aun descansaba
en mis brazos y en el hombre que me mantenía en los suyos
–Cre…creo que deberíamos de recostarla para que
descanse. –escuche un pequeño gruñido que me erizo la piel.
–La llevare arriba, porque no vas al comedor ya
solo estamos esperando que la comida este lista–asentí entregándole a la bebé
que hundió su carita en el pecho de su padre cerrando su manita en su suéter.
Lo vi salir y hablar de unas cosas con su hermana
para después subir por las escaleras, ella solo me dirigió una mirada divertida,
con un movimiento de cabeza me indico que era hora de comer. Entre en el
comedor y me senté donde Alice me lo indico con un par de palmaditas en la
silla junto a ella, en este momento solo podía rogar porque no hubiera visto
todo lo que sucedió hace unos minutos en la sala.
La comida fue agradable pero durante toda esta
intercambie miradas con Edward, había momentos que me olvidaba de lo que estaba
sucediendo y dejaba que mi imaginación volara, ¿Cómo sería ser parte de esta
familia?, ¿Edward sería tan tierno como lo es con Millie?, ¿Podría funcionar
algo entre nosotros?
– ¡Papá! –volví a la realidad al escuchar el grito
de Alice, con trabajo y ayuda de Jasper se puso de pie y camino ágilmente hasta
llegar y abrazar al hombre que estaba en la entrada del comedor, era realmente
apuesto, ahora que conocía a los padres de Edward comprendía que los genes que
poseía eran una bendición y la envidia de muchos.
–Pensé que mi pequeña estaría un poco más tranquila
pero parece que sigue siendo la misma chica llena de energía. –acaricio su
puntiagudo cabello y beso su frente antes de detenerse a besar a su esposa.
–Mira papá, Edward trajo a Bella–me señalo Alice.
– ¿Isabella Swan? –pregunto con una enorme sonrisa
–La misma
– ¿La conoces? –pregunto Alice
–Esta chica es muy conocía. –Note la mirada
sorprendida de ambas mujeres– no solo es una excelente pediatra también es una
investigadora formidable. Detrás de ella encontraras trabajos muy buenos que
han ayudado a trabajar de manera eficaz no solo a los pediatras sino a los de
otras especialidades.
–No es para tanto.
–Siempre es bueno reconocer tu esfuerzo y
dedicación. Apuesto que tu nuevo trabajo te dará aun mayor reconocimiento–me
dijo Edward envolviéndome en uno de sus brazos, ante tal acto solo pude bajar
la mirada y sonrojarme.
–Torpe la avergüenzas– reí al ver el pequeño puño
de Alice golpear a su hermano.
–Me alegro de que alguien sea mejor que este para,
al fin esta navidad ninguno de los dos podrá pavonearse por lo que han hecho
durante este año, ya que hay alguien superior y lo mejor de todo es que es una
chica. ¡Así se hace Bella! –me abrazo Esme mirando de manera burlona a su
esposo e hijo.
– ¡Mujeres! –hablo Edward levantando las manos
–Somos mejores que ustedes.
–No es verdad–protesto Edward con una sonrisa y por
el tono de su voz supe que lo único que estaba buscando era hacer protestara su
embarazada hermana.
–Claro que lo es. Nosotras en comparación de
ustedes podemos dar vida–se señalo el vientre abultado. La discusión se alargo
unos minutos más en los que ambos intentaban ser mejor que el otro.
Me disculpe y fui al baño. Parecía que la navidad
sacaba lo peor de mí, estaba demasiado sensible, parecía que había una especie
de conspiración que intentaba recordarme que yo no podía ser madre.
Aunque las cosas no iban bien, pensaba
estúpidamente que si llegaba a estar embarazada las cosas entre nosotros tal
vez cambiarían y que la actitud agresiva que Demetri había tomado se esfumaría.
Los momentos de intimidad que comportamos no eran
para todo placenteros, en su mayoría eran dolorosos pero ansiaba ser madre,
nuestro matrimonio llevaba ya casi 5 meses y aun no lograba quedar embarazada a
pesar de que no tomábamos ninguna medida. Gracias a la última visita a su madre
donde nos preguntaba hasta cuando le daríamos nietos o que si acaso nos
estábamos cuidando para no tener aun hijos, al ser nuestra respuesta negativa
dijo que sería bueno que viéramos que andaba mal.
Yo lo convencí de ir con un especialista para ver
que andaba mal, nos realizaron un par de estudios pero no estaba preparada para
los resultados, en ellos arrojaban que yo era la del problema, se me realizaron
un par de estudios más que mostraban que había malformaciones en mi útero lo
que me era imposible concebir.
Desde ese momento las cosas cambiaron el se volvió
aun más seco y los momentos de intimidad eran los peores, los únicos días que
podía descansar tranquila era cuando él estaba fuera de la ciudad; no tenia que
sentir miedo por lo que podía ocurrir, cuando pensaba que no podía ser peor lo
Hera.
– ¿Bella está todo bien? –escuche la voz de Jasper
detrás de la puerta, respire profundamente y salí con una sonrisa aparentando
que todo estaba bien.
–Si– me vio por unos segundos pero no dijo nada, me
llevo de nuevo a donde estaban todos.
El resto de la tarde paso sin inconvenientes,
Carlisle mostros el lado más tierno con su nieta que parecía encantada de estar
en sus brazos, protesto cuando Edward la tomo y comenzó a llorar un poco pero
se tranquilizo cuando este comenzó a hacerle mimos.
Ayude a Esme bañarla y ella nos regalo varias
sonrisas y comenzó a balbucear lo que hizo a su abuela exclamar un chillido de
emoción. Cuando llegamos donde estaban todos les conto la nueva gracia de la
pequeña y Edward solo se acerco tomándola en brazos y levantándola logrando una
sonrisa.
Ayude a limpiar después de la cena para poder
marcharnos a dormir, Esme y Carlisle entraron en la primera puerta no sin antes
desearnos una buena noche, me sentí bien cuando ambos me abrazaron.
–Millie estrenara la cuna ya está todo listo y creo
que ella dormirá mas cómodamente ahí–señalo Alice un habitación hermosamente
decorada para un bebé.
–Alice…–la protesta de Edward se vio interrumpida
cuando su hermana lo vio de manera amenazadora. Jasper se despidió dejándonos
con Alice que parecía muy emocionada de que Millie durmiera en la cuna.
Me encargue de que ella durmiera mientras los
hermanos platicaban de algo que mantenía divertida a Alice y sonrojado a
Edward, me llamaba la atención conocer que es lo que tenía en ese estado a
Edward.
–Al fin cayo rendida–la bese y antes de dejarla en
la cuna Edward se le susurro cuanto la quería y que estaría cerca, sonreí para
mis adentros dejándola con cuidado en la cuna se movió un poco pero no
despertó.
Salimos de la habitación deteniéndonos en el
pasillo, ambos se miraron de manera sospechosa lo que me indico que algo no
andaba bien.
–Sucede algo–pregunte
–No…Bueno veras Bella, es que en este momento solo
hay una habitación–entro en la que estaba frente a la de Millie– Tu puedes dormir
en la cama y Edward en el sillón
–Yo pude quedarme en un hotel, yo no…
–No dejaría que te quedaras fuera de esta casa, lo
que sucede es que el resto de las habitaciones no están en condiciones de ser
utilizadas.
–Yo... –sentí mi cara arder, no podía quedarme en
la misma habitación que Edward y menos ahora que las cosas parecían estar
cambiando de una manera inesperado, bueno no tan inesperada pero para la que no
estaba preparada.
Aun seguía en estado de shock cuando Alice abandono
la habitación cerrando la puerta tras ella, me acerque al lugar donde
descansaba mi mochila y la abrí buscando mi ropa de dormir, la idea de dormir
en la misma habitación me erizaba la piel, ya la habíamos compartido en una
ocasión y nada malo había sucedido pero también debo de tomar en cuenta que esa
vez Millie estaba entre nosotros.
Me encerré en el baño para colocarme mi pijama, era
de dos piezas, pantalón y una blusa bastante grande, al menos sabía que no
despertaría ninguna reacción en Edward con esta pijama, como si en algún
momento yo pudiera hacer algo como eso. Trence mi cabello y regrese a la
habitación donde Edward terminaba de acomodar el sillón donde dormiría, me
dirigió una mirada dulce pero no dijo nada.
Minutos más tarde ambos ya nos encontrábamos
recostados y con las luces apagadas, solo nos habíamos dicho buenas noches y
eso había sido todo, mantenía mi vista puesta en el techo de la habitación
intentando que mi corazón volviera a latir de una manera normal y no de la
manera desenfrenada con la que lo estaba haciendo.
Los minutos seguían transcurriendo y pronto comencé
a escuchar su respiración lo que me indico que estaba dormido, parece que fue
eso lo que me dejo dormir a mí. Pero no fue un sueño agradable, comencé a
revivir todas esas desagradables experiencias al lado de Demetri, me desperté
sobresaltada con la respiración acelerada, me costó unos segundos recordar
donde estaba y que todo lo que había visto anteriormente solo era un sueño.
Me levante con cuidado, fui a la habitación donde
descansaba Millie, ella siempre lograba tranquilizarme, la arrope nuevamente y
me senté un rato en el piso junto a la ventana solo contemplando la nieve
seguir cayendo. Cuando me canse me recosté en el sillón que estaba ocupado por
un montón de peluches. Desperté algunas horas después desorientada, mire el mi
reloj de pulsera para comprobar que pasaba de las 6 aun era temprano y sabía
muy bien que no volvería a dormir.
Con el mismo cuidado con el que había entrado Salí
de la habitación y fui directamente a la cocina, prepare un poco de café y me
senté en la mesita dejando que mis pensamientos vagaran.
–No es muy temprano para que estés despierta o es
que Edward no te dejo dormir.
–Tú lo sabías–solo asintió murmurando un "lo
siento", se sirvió una taza de café y se acomodo frente a mí. –Es solo que
no tuve la mejor noche.
–Los fantasmas del pasado
–Del presente–murmure llevándome la taza a los
labios, en su mirada leí su pregunta y solo pude asentir.
–Sabes que sigues contando conmigo y con
Rose–apretó mi mano
–Lo sé y gracias. ¿Crees que estoy haciendo mal?
–Lance la pregunta sin detenerme a pensar que el no me comprendía.– Me refiero
a estar aquí, a permanecer cerca de Millie cuando se que tendré que marcharme,
¿Soy egoísta?
–Eres egoísta– me sorprendió escuchar la dureza de
sus palabras– lo eres si nuevamente estas pensando en marcharte y dejar atrás a
personas que te quieren, ¿Se lo has contado a Edward?
– ¡No! Y no quiero que lo sepa.
– ¿Por qué? Edward es un buen hombre y no hace
falta ser adivino para ver que el siente algo por ti.
–El tiene poco que termino una relación y no
cualquiera. Yo solo le ayudo con Millie, me gusta esa pequeña. Pero no tenía
porque encariñarse conmigo.
–Date una nueva oportunidad Bells, no dejes que el
miedo te impida aprovechar esta oportunidad que tienes delante. –Lo mire
intentando comprender o más bien negándome a creer lo que estaba pensando–
Sabes a lo que me refiero. Sé que Millie está llenando ese vacío que no creías
poder llenar.
–Pero….
–Escucha bien Bells. Una madre no solo aquella
mujer que te da la vida, una madre es aquella que está contigo en cada momento,
enseñándote lo maravilloso de la vida, cuidando de ti, la que alaba tus logros
y te ayuda a levantarte en tus tropiezos, esa es un madre.
–Jasper ¿Por qué me dices todo esto?
–Millie no está solo encariñada contigo, ella te ve
como su mamá. –abrí y cerré la boca ante sus palabras. –No lo puedes negar.
Ayer vi la manera en que se comporta con Esme y cómo se comporta contigo, la
manera en la que parece buscar tu aroma y tu calor.
–Pero yo no…
–Se que tu no lo buscabas pero no puedes dejar esta
oportunidad, ella o mejor dicho ellos te necesitan de la misma manera que tu a
ellos. Habla con Edward, cuéntale todo, el lo comprenderá y sé que te ayudara,
te quiere Bella. No te cierres.
–Jasper tu sabes que yo no puedo…
– ¿Y?, ya tienen a Millie.
–Primero entre Edward y yo no hay nada más que una
linda amistad.
– ¿Sabias que Edward habla maravillas de ti?,
siempre que llamaba para saludar a Esme y saber cómo estaba Alice hablaba de
ti, de lo maravillosa y "linda" que eres, pero jamás asocie que la
Bella de la que hablaba Edward eras tú.
–Debes de estar bromeando –me sentía avergonzada de
escuchar a mi amigo.
–No lo hago, y todo lo que te he dicho es verdad.
Date una nueva oportunidad.
–Veo que madrugaron, pero los regalos no son hasta
mañana–saludo Edward y segundos después entro Esme, lo único que me preguntaba
era si Edward había escuchado algo de la conversación que acababa de tener con
mi amigo.
El resto de la mañana y de la tarde fue algo
ajetreada, Alice no paraba de andar de un lugar a otro y Jasper detrás de ella
cuidando cada uno de sus movimientos, en un momento que tuve fui a la
habitación que compartía con Edward para acomodar mi ropa en el armario y salí
con Jasper para comprar un par de regalos, agradecí tener a mi amigo que me
ayudo en la elección aunque me decía que no era necesario yo quería hacerlo,
regresamos justo a tiempo para colocarlos bajo el árbol ante la mirada
reprobatoria de Alice, quien nos manso a arreglarnos ya que los invitados
llegarían antes de lo que habían esperado.
Cuando entre en la habitación Edward ya se había
duchado y se veía realmente guapo, estaba vestido de manera simple pero aun así
lucia muy bien.
–Mi madre dijo que ella vestiría a Millie, para
darte tiempo.
–Eso me da un poco de tiempo extra, aunque me
encanta cambiarla–murmure abriendo el armario donde estaban guardadas mis
cosas. –Edward…
–Dime
– ¿Que tan formal es esta cena?, no te lo pregunte
y ahora siento verme ridícula–tome el vestido que había elegido para esta noche
pero ahora pensaba que era demasiado, era de manga corta y entallado de la
parte superior mientras que la falda era un poco más amplia en un hermoso color
verde oscuro.
–Yo digo que te veras bien en ese vestido y te
aseguro que no te veras ridícula.
–A lo que me refiero es que no quiero presentarme
ahí abajo muy arreglada cuando no lo es o demasiado sencilla cuando debía de
esmerarme un poco más.
–Solo se tu misma–acuno mi rostro y beso mi frente
para salir de la habitación sin decir más.
Cuarenta minutos más tarde estaba colocándome las
zapatillas y mirándome por última vez al espejo, el vestido se ajustaba a mi
cuerpo y junto con las zapatillas me hacía sentir femenina, el maquillaje era
natural y el pelo lo había acomodado en un recogido de lado, ahora solo tenía
que salir de la habitación y encontrarme con los demás que ya deberían de estar
en la sala solo rogaba por no ser la última en bajar.
Baje deslizando mi mano por el pasamanos cuidando
de no caerme, tome aire antes de entrar a la sala y ahí solo estaba Edward con
Millie que lucía un hermoso vestidito rojo y su cabecita estaba adornada por un
lindo prendedor de flor.
–Se ve preciosa–dije acercándome para tomarla en
brazos y ganarme una linda sonrisita.
–No es la única que se ve preciosa esta noche–le
sonreí levemente recordando la charla con Jasper de esta mañana. –Seré la
envidia esta noche las dos mujeres más hermosas están conmigo.
–Basta Edward–le dije sin mirarlo y solo haciéndole
mimos a Millie.
Minutos más tarde llegaron los demás y me sentí
aliviada de que tanto Esme como Alice iban igual de arregladas que yo ni mucho
ni muy poco solo el punto exacto. El timbre sonó y por ella aparecieron tres
personas, que Edward me presento como sus tíos Eleazar y Carmen sin olvidar a
su prima Irina. Ambas mujeres se acercaron a mí después de saludar a los demás
y solo por la pequeña razón que descansaba en mis brazos.
–Es muy hermosa pero no dudo que el siguiente
también sea muy guapo esta en los genes de los Cullen–señalo Carmen quien tenía
a Millie en sus brazos.
Las mujeres se entraban en darle consejos a Alice
para su futuro rol de madre, mientras que los hombres parecían más interesados
en hablar de negocios y recordando cosas que parecía mantenerlos sonriendo,
Irina a simple vista parecía una chica un tanto superficial pero al hablar un
poco con ella me di cuenta de que era una chica igual de agradable, ella
trabajaba en un compañía de publicidad una muy reconocida.
–Y dinos Bella no has pensado en casarte y formar
una familia–me gire hacia Carme que me tomo por sorpresa.
–Mamá no seas descortés
–Creo que aun puedo esperar un poco mas–le dije no
entraría en detalles y mucho menos me podía arriesgar que ellos conocieran a
los Volturi y se enteraran con las personas que me estaba relacionando.
–En eso tiene razón aun es muy joven–Esme apretó mi
mano, tome un poco de la copa que tenía en mis manos.
– ¿Estas saliendo con Edward? –estuve por escupir
el liquido que estaba en mi boca, Carmen no se andaba con rodeos.
–¡¡Mamá!! –chillo nuevamente Irina que se sonrojo
pero Carmen al igual que las demás solo sonreían.
–No. Edward y yo solo somos amigos–dije tomando
nuevamente a Millie sentándola en mi regazo dejando que sus deditos se cerraran
en los míos.
–Lo siento Bella, mi mamá puede ser bastante
imprudente–gruño Irina viendo irritada a su madre que seguía sonriendo.
–No importa.
–Dame a este angelito es hora de que duerma. –pidió
Esme, se la entregue levantándome para ir por su biberón. En la cocina había
bastante movimiento, había un par de mujeres y hombres terminando de preparar
lo de la cena, tenía que tratarse de un servicio de banquete. Me cole entre
ellos para poder preparar el biberón, me disculpé por la intromisión me detuve
en el pasillo donde estaba Edward apoyado en la pared.
– ¿Sucede algo? –pregunte deteniéndome delante de
él
–No, solo que tardabas y pensé que te habías
perdido.
–Ya viste que no. Solo fui a preparar la formula de
Millie. – vi a Irina acercarse a nosotros
–Puedo llevarle la formula a la pequeña que esta por
llorar
–Yo…
–Creo que ustedes tienen algo que hacer
antes–señalo hacia el techo donde colgaba un poco de muérdago, me sonroje e
intente protestar pero el biberón abandono mis manos y vi a Irina dejarnos
solos.
–Volvamos. –dije tratando de huir pero él me tomo
la mano evitando que me alejara.
–Es una tradición–señalo el muérdago que seguía
colgando sobre nuestras cabezas.
–No tenemos porque hacerlo. –me acerco mas a él
envolviéndome en con uno de sus brazos y con la otra levanto mi barbilla muy
suavemente.
–Es una tradición, una muy buena tradición…–se
inclino capturando mis labios y apretando su agarre pegándome por completo a su
cuerpo, acune su rostro en mis manos dejando que mis labios siguieran el
movimiento de los de Edward, nos apartamos muy lentamente con las mejillas
sonrojadas y por una sonrisa en los labios. – No es tan mala esta tradición,
¿Verdad?
–No creo que no lo es. –acepte con timidez, me guio
de regreso a la sala, nos sentamos con el resto de la familia uniéndonos a la
conversación de los demás, Esme se disculpo para llevar a Millie a la cuna.
Por petición de Alice fuimos al comedor donde
disfrutamos de una agradable cena, reí mas de los que recordaba cuando
comenzaron a contar las anécdotas de Alice y Edward, habían sido bastante inquietos
lo que dejaba claro que la siguiente generación también podría serlo, lo que le
aseguraba a Edward muchos momentos de diversión.
Llenaron las copas cuando se acercaba la media
noche, a Alice solo le dieron ponche lo que la hizo protestar y hacer un mohín
pero a nadie parecía importarle. La media noche llego, tomamos el contenido de
las copas y se comenzó una ola de abrazos, me hice a un lado solo observando el
momento.
–No me darás una abrazo pequeña–sonreía
abiertamente para abrazar a Jasper que me susurro palabras cariñosas, después
de él le siguió Carlisle, Esme, Carme, Eleazar, Irina, Alice y finalmente
Edward que me estrecho completamente en sus brazos.
Ayude a Esme a levantar los restos de la cena ya
que el servicio de banquetes se había marchado. La ayude a servir un poco de
café para que disfrutaran del postre que Alice había preparado y del cual
parecía deseoso de probar, cuando regrese de la cocina note que estaba una
silla vacía y que el que faltaba era Edward.
–Fue con Millie, despertó. –Me susurro Alice al
notar que lo buscaba con la mirada, quise ir para ver si todo estaba bien pero
pensé que no era buena idea. – Solo ve.
–Ya vuelvo–anuncie antes de ir a la habitación
donde sabia encontraría a mis personas favoritas.
Edward estaba inclinado sobre la cuna hablando con
su hija, me acerque sigilosamente hasta llegar junto a él. Para ver que Millie
tenía atrapada la mano de Edward en las suyas.
–Creo que te quedaras el resto de la noche aquí.
–Ya intente que me soltara pero eso la hace querer
despertar. –sonreí inclinándome y ayudándolo a recuperar su mano sin despertar
al angelito que solo suspiro. –Gracias
–Veo que estuvo bien que subiera, necesitabas
ayuda. – salimos de la habitación haciendo el menor ruido posible.
–Y un poco de privacidad–enarque una ceja pero al
instante comprendí a lo que se refería, me atrapo en sus brazos pegando
nuestros cuerpos. –Feliz Navidad.
–Eso ya me lo habías dicho hace un rato. –murmure
aun manteniendo mis manos en sus brazos
–Pero no lo hice de la manera adecuada, si me
permites puedo demostrarte la manera correcta. – una hermosa sonrisa torcida,
sabia la manera a la que se refería y también estaba consciente de que esta
pregunta era una decisión difícil para mí.
Para el no parecía tener demasiada importancia o
solo se trataba de una simple pregunta pero para mí era un debate interno para
el cual no sabía si estaba preparada, si me negaba estaba huyendo y dejando
claro que no estaba lista para intentarlo, pero si aceptaba me estaba abriendo
a una nueva oportunidad de intentar ser feliz olvidando mi pasado, ese que me
seguía afectando casi hasta llevarme al borde de la locura.
–Bella, ¿Quieres que te lo muestre? –susurro
dejando ver la duda plasmada en su mirada y ante mi falta de respuesta me
liberó de sus brazos metiendo sus manos en sus bolsillos, haciendo que quitara
mis manos de sus brazos. – Creo que será mejor que volvamos con los demás.
Iba unos pasos detrás de él escuchado una vocecita
que me gritaba "Miedosa", "Torpe". Había bajados los
primeros dos escalones cuando tome su brazo logrando que se detuviera y se
girara hacia mí.
–Me gustaría que me lo demostraras. –susurre
acunando su rostro entre mis manos y dejando descansar mis labios sobre los
suyos, subió uno de los escalones para rodearme en sus brazos pegándome
completamente a su cuerpo permitiéndome rodear su cuello con mis brazos,
permitiéndome disfrutar del dulce movimiento de nuestros labios y del delicioso
sabor que se desprendía de ellos, era el sabor más dulce que había probado con
un toque de licor lo que lo hacía aun mas delicioso, nos separamos muy
lentamente con las respiraciones aceleradas, dejo un par de besos mas en mis
labios antes de abrir los ojos y mirarme de una manera profunda con un brillo
diferente que no había visto y que por alguna razón me erizo la piel.
–Creo que yo no lo hubiera demostrado mejor.
–sonrió delineando mis labios con sus dedos. –Me gusta el color que adquieren
tus labios después de un beso.
– ¡Cullen! –chille golpeando su pecho suavemente
con mi puño.
–Es la verdad, adquieren un delicioso color
carmín–me dio un pequeño beso, tomo mi mano entre la suya entrelazando nuestros
dedos y bajando la escalera para unirnos a los demás que ya deberían de estar
preguntándose donde estábamos. En este momento solo podía sonreír y pensar
"Bienvenidas las segundas oportunidades."
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