Mi sol entre millones de estrellas: Capítulo 11



 Año nuevo, vida nueva.

EPOV

Me sentía mal por haber escuchado la conversación que había tenido esta mañana con Jasper. Me había despertado encontrando la cama sola, primero fui a la habitación de Millie encontrando solo a mi ángel durmiendo pero no había rastros de Bella y cuando llegue a la cocina la encontré hablando con Jasper, sonreí al escuchar la manera en que mi cuñado estaba intentado que se diera una nueva oportunidad, lo que no me esperaba era el enterarme que ella no podía quedar embarazada un calor recorrió mi interior al pensar que eso podría ser causa de los constantes maltratos que le había propiciado su ex –esposo; me controle de no hacerme notar y seguí escuchando hasta que escuche unos pasos en las escaleras.


Parte de la mañana estuve con Millie y mi padre que estaba encantado haciéndole mimos a su nieta. Bella salió con Jasper parte de la tarde llegando con el tiempo justo para arreglarse. Había tenido que salir de la habitación para no lanzármele encima, entre a la habitación de mi madre donde estaba terminando de arreglar a mi hija que lucía preciosa.

Me quede maravillado cuando Bella llego junto a nosotros ella lucia preciosa, sin duda seria la envidia de la fiesta, junto a mi estaban las dos mujeres más hermosas. Mis tíos fueron agradables con ella bueno mi tía la hizo ponerse completamente roja con sus comentarios pero nada de lo que debería de preocuparme, sabía que mi madre cuidaría de ella.

Cuando desapareció y tardo en regresar me disculpe para ir a buscarla y la encontré en el pasillo con la formula de Millie en sus manos, di un par de pasos deteniéndome en un lugar especifico, no podía esperar para probar sus labios y esta era mi oportunidad, me hice el sorprendido pero no la deje escapar y que por sus palabras supe que ella había disfrutado.

Cenamos antes de lo acostumbrado debido a mi embarazada hermana, fue una cena tranquilla con la familia y Bella parecía bastante relajada. La media noche llego, a la primera que abrace fue a mi madre que me dijo lo orgullosa que estaba de mi al igual que mi padre, por su parte Alice me dio un beso y susurro "No la dejes escapar, es perfecta para ustedes". Fue el último en abrazarla pero no lo hice de la manera que lo deseaba.

Cuando estaban sirviendo el café tuve que ir a ver a un angelito que comenzó a sollozar, la tome en brazos repitiéndole lo mucho que la quería arrullándola hasta que volvió a dormir, cuando la deje en la cuna abrió sus ojitos, coloque mi mano en su pecho dejando que capturara mis dedos entre los suyos, intente retirar mi mano pero ella se removía.

–Creo que te quedaras el resto de la noche aquí. –me dijo logrando hacerse notar

–Ya intente que me soltara pero eso la hace querer despertar. –me ayudo a liberar mi mano sin que despertara. –Gracias

–Veo que estuvo bien que subiera, necesitabas ayuda. – se burlo en silencio mientras salíamos de la habitación haciendo el menor ruido posible.

–Y un poco de privacidad–le dije sin poder contenerme, ella estaba confusa pero al sentir como la rodeaba con mis brazos pareció comprenderlo. –Feliz Navidad.

–Eso ya me lo habías dicho hace un rato. –dijo en un susurro manteniendo sus manos sobre mis brazos, dejando que esa sensación de un cosquilleo recorriera todo mi cuerpo.

–Pero no lo hice de la manera adecuada, si me permites puedo demostrarte la manera correcta. – le dije sonriendo, pero en lugar de la reacción que esperaba se quedo muy quieta y con la vista perdida.

–Bella, ¿Quieres que te lo muestre? –susurre intentando recuperar su atención pero aunque nuestras miradas se cruzaron no dijo nada, era claro que no hallaba la manera de rechazarme así que le hice la tarea más fácil. – Creo que será mejor que volvamos con los demás.

Camine delante de ella aun pensando en lo estudio que había sido al pensar que ella quisiera que la besara nuevamente, era claro que debía de comenzar a dejar de hacerme falsas ilusiones con ella, solo debía de cuidarla mientras el peligro pasara y no involucrarnos mas de la cuenta. Apenas había bajado dos escalones cuando su mano se apodero de mi brazo logrando que me girara.

–Me gustaría que me lo demostraras. – susurro antes de acunar mi rostro para posar sus labios sobre los míos, reaccione al instante subiendo un escalón y rodeándola en mis brazos, sus brazos se acomodaron en mi cuello para profundizar el beso que era lento y completamente dulce, aunque quería que el beso fuera más apasionado no lo hice por miedo a asustarla, sabía que debía de llevar las cosas con calma y aunque me costara trabajo debía de dejar que ella marcara el ritmo del beso, nos separamos lentamente al sentir la falta de aire, deje un par de besos en sus labios sintiendo como nuestras respiraciones eran completamente aceleradas, me perdí en su mirada y solo sentí un pequeño estremecimiento de su parte.

–Creo que yo no lo hubiera demostrado mejor. –le dije notando el delicioso color que habían adquirido, los acaricie con mis dedos sintiendo su suavidad. –Me gusta el color que adquieren tus labios después de un beso.

– ¡Cullen! –chillo golpeando mi pecho suavemente mientras sus mejillas se sonrojaban.

–Es la verdad, adquieren un delicioso color carmín–le di otro pequeño beso antes de tomar su mano y entrelazar nuestros dedos y bajar lentamente las escaleras, dándonos el tiempo para recuperarnos de nuestro pequeño encuentro.

Sabía que tenía una sonrisa tonta en mi rostro mas no me importaba, mis dedos estaban entrelazados con los de Bella, dejándome sentir su calor y los pequeños temblores que recorrían su cuerpo, esos que solo recorriendo cuando estaba demasiado cerca de mí. Antes de entrar a la sala donde estaban ya todos solté su mano pero la pose en su espalda bajo haciendo que entrara antes que yo mas no que se separara de mi.

– ¿Todo bien con Millie? –pregunto mi madre sin ocultar su sonrisa.

–Si todo de maravilla. – pegue mas el cuerpo de Bella al mío posando mi mano en su cadera. –Solo que Millie me tenía preso y no pretendía dejarme marchar, pero Bella me ayudo a liberarme.

–Hablábamos de lo que hemos comprado una villa en Grecia a orillas del mar egeo, sería maravilloso que contemplaran la idea de pasar unas vacaciones.

–Eso suena maravilloso–chillo emocionada Alice quien salto en su lugar.

–Claro que también te esperamos a ti Bella

–Gracias Carmen.

Nos sentamos en el único lugar disponible muy juntos, acomode mi brazo izquierdo en el respaldo del sillón por encima de sus hombros, ella se sonrojo pero nadie le tomo importancia y siguieron con la conversación, a los pocos minutos ella estaba hablando alegremente con Alice.

Me levante por un poco de agua para mi madre y cuando regrese Bella no estaba en su sitio, pero unos segundos después entro en la sala con Millie envuelta en su cobijita rosa.

–Alguien se resiste a dormir sabiendo que seguimos despiertos–me dijo sentándose nuevamente junto a mi sin soltar a mi pequeña hija.

– ¡Regalos! –Grito Alice botando en su lugar–Creo que podemos abrir los regalos y ver qué es lo que hay para ella.

–No pongas a Millie de pretexto mejor di que quieres saber que hay para ti–me burle ganándome que Alice me sacara la lengua.

Comenzaron a repartir los regalos, yo tome los míos, los de Millie y los que pertenecían a Bella que parecía bastante sorprendida de recibirlos. Mi madre abrió uno envuelto en papel rojo y sonrió abiertamente al ver que se trataba de un objeto de colección.

–Gracias me encanta además de que no lo había podido conseguir. –se levanto y abrazo a Bella sorprendiéndome a mi también por saber que había gastado bastante en ese regalo. Todos estaban maravillados con los regalos de Bella, la escuche agradecerle a Jasper por la ayuda.

–No tenías porque comprar regalos. –le dije cerca de su oído.

–Quería hacerlo. –se inclino sosteniendo a Millie para entregarme una caja delgada pero algo pesada. –ábrelo.

–Bella. –sonrió dejando sentada a Millie en sus piernas, lo abrí con cuidado y dentro encontré un par de libros sobre cuidados de un bebé, al igual que un pequeño álbum donde al abrirlo encontré varias fotografías mías con mi hija, en el baño, intentado que durmiera o simplemente hablando con ella. – ¿Cuando las tomaste?

–Estabas demasiado emocionado atendiendo a esta pequeña que no te diste cuenta, me parecieron que son momentos que no querrás olvidar. – me señalo en una en la que la estaba bañando. –No creo que olvides la terrible hora del baño.

–Gracias es un hermoso detalle. –me importo poco y le di un beso en la comisura de los labios, mi madre me vio con una sonrisa y mi padre con curiosidad pero nadie más aparte de ellos se dio cuenta de lo sucedido.

Ella recibió por parte de mis padres unos hermosos aretes de esmeralda que intento rechazar pero al escuchar que mi madre le decía que si lo hacia se sentiría herida los acepto diciendo que eran demasiado, Alice por su parte le había regalado una tarjeta de regalo por $5,000 dos para gastar en Victorias Secret's, algo que ella encontró exagerado pero basto una mirada asesina y el que dijera que jamás alegara con una embarazada para que aceptara.

Los regalos de Millie fueron en su mayoría ropita y algunos juguetes para su edad, Bella por su parte le regalo un juego con diferentes sonidos que la ayudaría a despertar su interés y seguir con su desarrollo, además de un par de conjuntos de ropa y un hermoso leoncito de peluche que le entrego y ella inmediatamente tomo en sus manos.

Eran cerca de las 3 cuando mis tíos se marcharon prometiendo pasar a despedirse antes de volar a Italia donde estaba viviendo actualmente. Mi madre beso a Millie y a Bella antes de marcharse a su habitación, mi padre se despidió siguiendo a mi madre y finalmente Alice y Jasper entraron en su habitación

–Creo que nosotros tenemos un pequeño problema. –le dije señalando a mi hija que seguía completamente despierta disfrutando de la suavidad del peluche que aun mantenía en sus manos.

–Nos espera una noche larga, pero no sería la primera vez–me dijo entrando a nuestra habitación dejándola sobre la cama. – Edward porque no traes una de sus pijamitas y todo lo necesario para cambiarla ya que esta mojada.

–Ya vengo. –fui a la habitación del bebé y busque la ropita de mi hija, encontré su pijamita de conejita y tome todo para cambiarla, cuando entre en la habitación Bella ya estaba esperando para poder quitarle el pañal mojado, ambas hablaban y digo que ambas lo hacían ya que mi pequeña balbuceaba mientras Bella le hablaba suavemente. Aproveche para entrar al baño y colocarme el pantalón de mi pijama y una playera delgada que aunque odiaba dormir con ella lo hacía para evitar que Bella se sintiera incomoda.

Me la entrego cuando estuvo con su pijamita de conejita, entro al baño para cambiarse. Millie y yo estuvimos jugando mientras ella terminaba de hacer lo que sea que hacia dentro del baño.

–¿Sigues viva?–pregunte al escuchar demasiado silencio en el interior del baño

–Ya salgo–cinco minutos después estaba de regreso con nosotros, en un pantalón holgado y una blusa un poco más ajustada.

Tomo a Millie en brazos mientras yo tomaba la almohada y la cobija para acomodarme en el sillón que no era lo más cómodo pero valía la pena por tener a Bella conmigo.

Jugó un rato con mi hija hasta que comenzó a cantarle e intentar que durmiera, nos llevo cerca de una hora lograrlo pero lo conseguimos. La dejo a mitad de la cama arropándola primero con su cobijita y después con las mantas de la cama, le di un beso en la coronilla a ambas antes de irme al sillón, apago las luces para dormir pero yo me movía intentando adoptar una posición mas cómoda cosa que me parecía imposible.

–Ese sillón parece incomodo–hablo sabiendo que aun estaba despierto.

–Puedo soportarlo.

–No es necesario que duermas ahí, pu… puedes venir a la cama, es demasiado grande para los tres.

– ¿Segura?, no quiero incomodarte.

–Nada de eso, además no quiero que mañana me culpes por el dolor de cuello o espalda.

–Tu conciencia no te deja dormir–me burle levantándome y acercándome lentamente a la cama.

–Si, no podría dormir sabiendo que mañana me sentiría culpable–dijo de manera sarcástica, me acomode del otro lado de Millie, sonreí para mí al sentir la comodidad de la cama unos centímetros de mi estaba un pequeño peso que indicaba que se trataba de mi hija, planeaba dejar mi mano apoyada en su pecho pero en ese lugar ya estaba la de Bella.

–Buenas noches–le dije apretando su mano, ella susurro indicándome que también estaba cayendo dormida.

El sueño no tardo en vencerme y caí profundamente dormido sintiéndome feliz de tener junto a mí a las dos mujeres más hermosas. Me desperté al escuchar un sonido sordo en la calle, me levante de inmediato fijándome por la ventana viendo a un par de niños jugando guerra de nieve; aun podía recordar las veces que Alice y yo jugábamos y todas las veces que tuve que dejar que me venciera para que no comenzara a llorar, sabia la manera de hacer que la dejáramos ganar y siempre la utilizaba.

Me gire para encontrar la cama vacía y el reloj marcaba que eran cerca de las 11, apenas salí de la habitación escuchando los ruidos de la vajilla lo que me indico que estaban desayunando o estaban aun en la cocina y no me equivoque a encontraros a todos en la cocina preparándose para desayunar algo.

–Buenos días hijo, pensamos que tenemos que ir a despertarte–se burlo mi padre desde su lugar.

–Es increíble que sea esta pequeña quien nos ponga el ejemplo–fue el turno de burlarse de mi madre tocando la cabecita de mi hija.

–Es una vergüenza que ella te dé el ejemplo–se burlo Alice sirviéndose un enorme trozo de pastel y una gran vaso de lo que parecía ser un batido de fresa.

Me acerque a la cafetera para servirme una taza, me quede apoyado en la alacena y vi a Bella con Millie en brazos mientras ella comía sin dejar de sonreír por algo que le decía mi hermana y que Jasper se había sonrojado. Me acomode junto a Bella que solo me sonrió al notar mi presencia.

Charlamos sobre lo que haríamos el día de hoy, hubo una votación casi unánime por quedarnos en pijama y disfrutar de la chimenea o viendo alguna película. Me encargue de ayudar a recoger la cocina mandando a Bella a la sala junto con mi hermana y mi madre. Prácticamente mi padre y yo fuimos los que terminamos de darle forma a la cocina ya que Alice no dejaba de pedir cosas que Jasper se veía obligado a llevarle.

–Papá puedo hablar contigo. En privado–le dije cuando lo vi con intenciones de sentarse. Caminamos hasta su habitación donde sabíamos que nadie más nos escucharía.

–Te escucho. –se sentó en una de las orillas de la cama sin dejar de verme. Abrí y cerré la boca sin que ni un solo sonido saliera. – ¿Es sobre Bella?

– ¿Cómo lo supiste?

–Es obvio. –se encogió de hombros restándole importancia para darme seguridad para hablar.

–No sabía con quien más hablar…–me senté junto a él aclarando mis ideas de todo lo que tenía que contarle.

–Sabes que no solo soy tu padre también soy tu amigo, como en los viejos tiempos. –apretó mi hombro.

–Como tú mismo lo dijiste te quiero hablar sobre Bella. Veras es algo complicado, ella me ha ayudado mucho con Millie y este es mi momento de ayudarla. –tome aire para continuar. – ¿Recuerdas que ella estuvo casada con uno de los Volturi?

–Claro que lo recuerdo aunque aun es un misterio el porqué se separaron.

–El la maltrataba. –murmure logrando la completa atención de mi padre. – Leí su historial médico y ahí me encontré cosas espantosas pero que no son las peores, ella se fue a Seattle huyendo de Demetri pero él la encontró y la sigue acosando.

–Es inaudito que una chica como ella esté pasando algo como eso.

–Ella no sabe que yo lo sé y no debe de sospechar que ahora tú conoces esta parte de la historia. Quiero protegerla pero no sé qué es lo que puedo hacer.

–Me quieres decir cómo es que leíste su historial médico sin su consentimiento. ¡Invadiste su privacidad! –asentí avergonzado pero no lo sentía porque gracias a eso ahora sabia la verdad.

–Se que los Volturi son importantes pero nosotros podemos hacer algo para ayudarla.

–Te interesa tanto como para estar dispuesto a enfrentarte a una de las familias más poderosas.

–Por ella lo haría.

– ¿Que hay con Victoria, ya no la quieres?

–Creo que nunca la quise y solo fue algo más superficial. Cuando terminamos creo que el hecho de no extrañarla era por lo que nos había hecho a Millie y a mí, pero en realidad era que lo que sentía por ella no era tan fuerte.

– ¿Y Bella es muy importante?

–Completamente, no puedo estar un día sin verla o hablar con ella, puede que creas que soy un estúpido o un tonto por intentar iniciar una relación con tan poco tiempo de salir de otra que me dejo a mi hija.

–Yo no pienso nada de eso, me sorprende ver lo rápido que te recuperaste pero me alegro de saber que hay alguien que está dispuesta a estar contigo con la pequeña y que a ambos los ve con una ternura inigualable.

–Entonces crees que no está mal.

–Para nosotros no lo estaría, pero debes de prepararte que abra muchos comentarios hirientes al respecto pero debes de hacer oídos sordos y hacer lo que tu corazón te dicte.

–Quiero estar con ella, protegerla.

–La protegeremos, ella es parte de nuestra familia y nada le pasara.

–Gracias papá, sabía que podía contar contigo. –lo abrace sintiéndome aliviado de saber que con ayuda de mi padre podríamos encontrar alguna manera de que Bella pudiera estar tranquila y libre de ese hombre que la había lastimado.

–Es una buena chica Edward.

–Lo sé. – sonreí siguiendo a mi padre hasta la sala donde solo encontramos a mi madre que jugaba con Millie mientras Bella estaba solo observándolas.

Después de casi una hora, mis padres tuvieron que salir a visitar a unos amigos que estaban en la ciudad. Me disculpe dejando a Bella con Millie pero cuando salía de la habitación me encontré a mis chicas que parecían querer dormir un poco.

–Bella…–la llame obligándola a mirarme. –cierra tus ojos.

– ¿Qué pretendes? –enarco una ceja.

–Solo ciérralos te prometo que no es nada malo. Por favor–pedí logrando mi objetivo, cuando los cerro me coloque a su espalda y con cuidado le coloque en el cuello una hermosa cadenita con un relicario donde por ahora solo estaba la foto de Millie.

– ¿Qué es esto? –pregunto ligeramente sonrojada

–Mi regalo de Navidad, quiero que lleves a nuestra pequeña contigo. –hasta yo me sorprendí de mis palabras.

–Edward, ella…

–No sé qué es lo que te sucedió, pero no te forzare a que me lo cuentes, tu lo hasta cuando estés lista. –mentí tomando a mi hija en mis brazos y acomodándola para que su espaldita quedara contra mi pecho. –Ambos hemos pasado por cosas difíciles y estamos en una situación complicada, presiento que tú nos necesitas como nosotros te necesitamos a ti. Puede que suene algo loco pero te quiero, lo siento te queremos– corregí ante un movimiento de mi hija que parecía comprendía. – ¿aceptarías que ambos entremos en tu vida?

–Yo…–se mordió el labio mirándonos con los ojos cristalinos, su silencio me dio miedo a un rechazo. – No quería sentirlo pero yo también los quiero, mas no puedo aceptar que entren en mi vida. – sentí una opresión en mi pecho ante su negativa pero lo entendía, lo que ella sentía no era lo suficiente fuerte.

–Comprendo, prometo que no…

–No Edward. –sonrió tocando mi mejilla con dulzura, como si supiera lo que iba a decir. –dije que no puedo aceptar que entren en mi vida porque ustedes ya están dentro de ella y son lo más importante. –Quise saltar ante sus palabras, ella nos había aceptado.

–Gracias–me incline para besarla pero mi hija comenzó a balbucear haciendo que ambos le prestáramos atención. Jugamos un rato con ella hasta que se fue quedando dormida sobre mi pecho como lo hacía cuando estaba más pequeña, Bella nos cubrió con una manta.

–Ven. – la tome de la mano acercándola a mi obligándola a que se recostara junto a nosotros, apoyo su cabeza en mi hombro, colocando su mano sobre la mía que descansaba en el cuerpo de mi hija. Las palabras salieron sobrando solo la compañía era la importante.

El resto del día paso con normalidad, bastaba una mirada para hacer que Bella se sonrojara. Mi madre me veía con curiosidad pero no decía nada y se lo agradecía. La hora de dormir llego y esta vez dejamos a Millie en la cuna para entrar en la habitación que compartíamos, Bella se escurrió al baño sin darme oportunidad a nada, aproveche el tiempo para cambiarme y esperar a que saliera con su pijama, paso junto a mí y la tome del brazo obligándola a sentarse en mi regazo.

–Usted me debe algo Srta. Swan–le dije acariciando su mejilla antes de tomar sus labios entre los míos sintiendo como poco a poco sus brazos envolvían mi cuello, quite la liga para deshacer su trenza y dejar su cabello suelto. Se separo dispuesta a protestar. –Me gusta más suelto.

–Pero se me va a enredar. –hizo un puchero dejando que su labio inferior sobresaliera y lo tome entre los míos logrando una dulce exclamación de sorpresa mezclado con un jadeo. Abandone sus labios comenzando a besar la línea de su mandíbula para bajar por su cuello.

–Detente. –Me separo con brusquedad e intento bajar de mi regazo.

–Lo siento. –di un pequeño beso en sus labios para tranquilizarla, tardo unos segundos hasta que nuevamente su cuerpo estaba más relajado.

–Edward sé que es tonto, pero que somos.

–Tu una hermosa chica y yo un apuesto chico–le conteste intentando disminuir su nerviosismo.

–Sabes a lo que me refiero. –asentí dándole un beso.

–Bueno eso es algo que no hemos aclarado pero en este momento lo haremos, aunque se la respuesta. ¿Quieres ser mi novia?

–Y según tu cual sería la respuesta–pregunto con una sonrisa.

–No lo sé Edward, tengo que pensármelo. –le dije en una pobre imitación de su voz, ganándome una sonrisa y un golpe de su parte.

–Tonto, yo no diría eso. Lo que yo diría seria… "Si quiero" – ahora fue ella la que me beso controlando la intensidad, me separe de ella cuando me vi en la necesidad de profundizar un poco más, lo que menos deseaba era que se asustara.

–No puedo esperar para contárselo a los demás.

– ¡No!, bueno… es que no quiero que ellos piensen que…

–Mi familia te adora, aunque creo que a partir de que les diga que estamos juntos tú serás la consentida, claro después de Millie, de nuestro bebé.

–Edward, quiero ser sincera contigo desde un principio–suspiro escondiendo su rostro en mi cuello, la pegue completamente a mi cuerpo esperando que me contara su dura historia. – Necesitas saber que yo no me puedo… yo no soy capaz… no puedo embarazarme. –lo dijo con dolor, tardo unos segundo en los que volvió a hablar. – se que puede que sea pronto pero no quiero que pienses que yo puedo darte algo que no es posible, no quiero que sueñes con algo imposible, así que…

–Mírame. –la obligue a mirarme provocando que sintiera el dolor que reflejaba en su mirada. – Eso no importa, tenemos a nuestro angelito, además hay otras opciones pero eso ya lo discutiremos con el tiempo, yo te quiero como eres.

– ¿En verdad no te importa?

–En lo absoluto. –me observo con cuidado por unos minutos como si intentara saber si mentía sobre mi respuesta pero al ver que decía la verdad se relajo y me abrazo fuertemente. –Vamos a dormir que mañana nos espera un día interesante. – la deje sobre la cama y tome mis cosas para dormir en el sillón, pero ella no me dejo. Dormir con ella era maravilloso pero tenerla en mis brazos era excelente.

Como lo había predicho el día siguiente fue muy interesante, el desayuno transcurrió con normalidad, le pedí prestado su auto a Jasper para llevar a Bella y Millie a conocer algunos bellos lugares de Chicago pero al final terminamos en un centro comercial disfrutando de un delicioso café para el frio, vimos algunos de los aparadores y me detuve bruscamente cuando sentí su mano apretar la mía y tirar de mi que llevaba a Millie en mis brazos.

–Mira Edward, es hermoso–chillo forzándome entrar a una tienda de ropa de bebé donde había visto una pijamita de color azul con un ovejita. Eligio un par de conjuntitos que ella pago ignorando mis protestas. –Es algo que yo le quiero comprar.

–No todo se lo compraras tu–susurre contra sus labios logrando una sonrisita tonta de parte de la chica que estaba cerca de nosotros.

Después de esa tienda siguieron un par mas, pero esta vez fui yo quien la obligo a entrar, compramos una nueva mochilita para cargar las cosas de Millie ya que la rosa que tenía ya la sentía algo pequeña, me alegro que fuera Bella quien la eligiera pensando que se vería bien sin importar quién de los dos la llevara, eso me alegraba mas el saber que ella ya nos hacia parte de ella como nosotros la hacíamos parte nuestra. Comimos hamburguesas y fingí que no me daba cuenta cuando ella robaba de mis papas.

Apenas regresamos a casa Alice nos grito por ir de compras sin llevarla, Bella se sonrojo pero le susurre que no hiciera caso que estaba algo desquiciado cuando de compras se hablaba. Le deje a Millie mientras ayudaba a mi padre y Jasper a subir l último que había llegado para la habitación del bebé. Cuando regrese no pude evitar colocar una de mis manos en la cintura de Bella y besarla en la comisura de los labios.

–Me perdí de algo–pregunto Alice que mantenía sus manos en su cintura.

–Solo que Bella acepto ser mi novia. –inmediatamente Bella oculto su rostro en mi pecho, dejando que un ligero temblor recorriera su cuerpo, la apreté un poco sin lastimar a la pequeña que descansaba en sus brazos.

– ¡Felicidades! –chillo mi hermana abrazándonos. – Me alegro de que seas parte de la familia.

–Me alegro por ustedes hija. –la abrazo mi madre, seguida de mi padre que me guiño un ojo y Jasper solo me dio unas palmaditas en la espalda para después abrazar a Bella y susurrarle algo que ella solo asintió.

Los días siguieron transcurriendo y Bella se notaba feliz y completamente relajada, por las mañanas se dedicaba a Millie pero por las noches pasábamos largas horas hablando sobre cosas sin mucho sentido pero que nos hacían conocernos aun mas, lo que me inquietaba era el hecho de que no podía hacer que me hablara de su pasado y de esa manera poder ayudarla completamente.

La cena de año nuevo llego y esta vez solo éramos la familia, se arreglo de manera muy similar a la navidad dejándome maravillado con lo afortunado que era al tenerla a mi lado. A la media noche Millie aun estaba entre nosotros, más específicamente en mis brazos donde sostenía el leoncito que Bella le había dado, cuando faltaban algunos segundo tome a Bella de la cintura pegándola a mi cuerpo sin aplastar a nuestra pequeña.

– ¡Feliz año! –me dijo con una sonrisa. Me incline capturando sus labios en un beso más intenso mostrándole lo mucho que la quería y la deseaba, diciéndole lo importante que era para nosotros.

–Feliz año, mi amor. – susurre en su oído provocando un estremecimiento y una dulce risita que hizo mi corazón saltar, la quería y era por eso que la mantendría a mi lado donde estaría segura, un nuevo año había iniciado un año diferente que nos deparaba grandes retos, de los cuales nos haríamos cargo juntos

...

Gracias por seguir leyendo mis locuras y siento los horrores de ortografía, pero como es evidente este capítulo no pasó por manos de mi beta.

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