Año nuevo, vida nueva.
EPOV
Me sentía mal por haber escuchado la conversación
que había tenido esta mañana con Jasper. Me había despertado encontrando la
cama sola, primero fui a la habitación de Millie encontrando solo a mi ángel
durmiendo pero no había rastros de Bella y cuando llegue a la cocina la
encontré hablando con Jasper, sonreí al escuchar la manera en que mi cuñado
estaba intentado que se diera una nueva oportunidad, lo que no me esperaba era
el enterarme que ella no podía quedar embarazada un calor recorrió mi interior
al pensar que eso podría ser causa de los constantes maltratos que le había
propiciado su ex –esposo; me controle de no hacerme notar y seguí escuchando
hasta que escuche unos pasos en las escaleras.
Parte de la mañana estuve con Millie y mi padre que
estaba encantado haciéndole mimos a su nieta. Bella salió con Jasper parte de
la tarde llegando con el tiempo justo para arreglarse. Había tenido que salir
de la habitación para no lanzármele encima, entre a la habitación de mi madre
donde estaba terminando de arreglar a mi hija que lucía preciosa.
Me quede maravillado cuando Bella llego junto a
nosotros ella lucia preciosa, sin duda seria la envidia de la fiesta, junto a
mi estaban las dos mujeres más hermosas. Mis tíos fueron agradables con ella
bueno mi tía la hizo ponerse completamente roja con sus comentarios pero nada
de lo que debería de preocuparme, sabía que mi madre cuidaría de ella.
Cuando desapareció y tardo en regresar me disculpe
para ir a buscarla y la encontré en el pasillo con la formula de Millie en sus
manos, di un par de pasos deteniéndome en un lugar especifico, no podía esperar
para probar sus labios y esta era mi oportunidad, me hice el sorprendido pero no
la deje escapar y que por sus palabras supe que ella había disfrutado.
Cenamos antes de lo acostumbrado debido a mi
embarazada hermana, fue una cena tranquilla con la familia y Bella parecía
bastante relajada. La media noche llego, a la primera que abrace fue a mi madre
que me dijo lo orgullosa que estaba de mi al igual que mi padre, por su parte
Alice me dio un beso y susurro "No la dejes escapar, es perfecta para
ustedes". Fue el último en abrazarla pero no lo hice de la manera que lo
deseaba.
Cuando estaban sirviendo el café tuve que ir a ver
a un angelito que comenzó a sollozar, la tome en brazos repitiéndole lo mucho
que la quería arrullándola hasta que volvió a dormir, cuando la deje en la cuna
abrió sus ojitos, coloque mi mano en su pecho dejando que capturara mis dedos
entre los suyos, intente retirar mi mano pero ella se removía.
–Creo que te quedaras el resto de la noche aquí.
–me dijo logrando hacerse notar
–Ya intente que me soltara pero eso la hace querer
despertar. –me ayudo a liberar mi mano sin que despertara. –Gracias
–Veo que estuvo bien que subiera, necesitabas
ayuda. – se burlo en silencio mientras salíamos de la habitación haciendo el
menor ruido posible.
–Y un poco de privacidad–le dije sin poder
contenerme, ella estaba confusa pero al sentir como la rodeaba con mis brazos
pareció comprenderlo. –Feliz Navidad.
–Eso ya me lo habías dicho hace un rato. –dijo en
un susurro manteniendo sus manos sobre mis brazos, dejando que esa sensación de
un cosquilleo recorriera todo mi cuerpo.
–Pero no lo hice de la manera adecuada, si me
permites puedo demostrarte la manera correcta. – le dije sonriendo, pero en
lugar de la reacción que esperaba se quedo muy quieta y con la vista perdida.
–Bella, ¿Quieres que te lo muestre? –susurre
intentando recuperar su atención pero aunque nuestras miradas se cruzaron no
dijo nada, era claro que no hallaba la manera de rechazarme así que le hice la
tarea más fácil. – Creo que será mejor que volvamos con los demás.
Camine delante de ella aun pensando en lo estudio
que había sido al pensar que ella quisiera que la besara nuevamente, era claro
que debía de comenzar a dejar de hacerme falsas ilusiones con ella, solo debía
de cuidarla mientras el peligro pasara y no involucrarnos mas de la cuenta.
Apenas había bajado dos escalones cuando su mano se apodero de mi brazo
logrando que me girara.
–Me gustaría que me lo demostraras. – susurro antes
de acunar mi rostro para posar sus labios sobre los míos, reaccione al instante
subiendo un escalón y rodeándola en mis brazos, sus brazos se acomodaron en mi
cuello para profundizar el beso que era lento y completamente dulce, aunque
quería que el beso fuera más apasionado no lo hice por miedo a asustarla, sabía
que debía de llevar las cosas con calma y aunque me costara trabajo debía de
dejar que ella marcara el ritmo del beso, nos separamos lentamente al sentir la
falta de aire, deje un par de besos en sus labios sintiendo como nuestras
respiraciones eran completamente aceleradas, me perdí en su mirada y solo sentí
un pequeño estremecimiento de su parte.
–Creo que yo no lo hubiera demostrado mejor. –le
dije notando el delicioso color que habían adquirido, los acaricie con mis
dedos sintiendo su suavidad. –Me gusta el color que adquieren tus labios
después de un beso.
– ¡Cullen! –chillo golpeando mi pecho suavemente
mientras sus mejillas se sonrojaban.
–Es la verdad, adquieren un delicioso color
carmín–le di otro pequeño beso antes de tomar su mano y entrelazar nuestros
dedos y bajar lentamente las escaleras, dándonos el tiempo para recuperarnos de
nuestro pequeño encuentro.
Sabía que tenía una sonrisa tonta en mi rostro mas
no me importaba, mis dedos estaban entrelazados con los de Bella, dejándome
sentir su calor y los pequeños temblores que recorrían su cuerpo, esos que solo
recorriendo cuando estaba demasiado cerca de mí. Antes de entrar a la sala
donde estaban ya todos solté su mano pero la pose en su espalda bajo haciendo
que entrara antes que yo mas no que se separara de mi.
– ¿Todo bien con Millie? –pregunto mi madre sin
ocultar su sonrisa.
–Si todo de maravilla. – pegue mas el cuerpo de
Bella al mío posando mi mano en su cadera. –Solo que Millie me tenía preso y no
pretendía dejarme marchar, pero Bella me ayudo a liberarme.
–Hablábamos de lo que hemos comprado una villa en
Grecia a orillas del mar egeo, sería maravilloso que contemplaran la idea de
pasar unas vacaciones.
–Eso suena maravilloso–chillo emocionada Alice
quien salto en su lugar.
–Claro que también te esperamos a ti Bella
–Gracias Carmen.
Nos sentamos en el único lugar disponible muy
juntos, acomode mi brazo izquierdo en el respaldo del sillón por encima de sus
hombros, ella se sonrojo pero nadie le tomo importancia y siguieron con la
conversación, a los pocos minutos ella estaba hablando alegremente con Alice.
Me levante por un poco de agua para mi madre y
cuando regrese Bella no estaba en su sitio, pero unos segundos después entro en
la sala con Millie envuelta en su cobijita rosa.
–Alguien se resiste a dormir sabiendo que seguimos
despiertos–me dijo sentándose nuevamente junto a mi sin soltar a mi pequeña
hija.
– ¡Regalos! –Grito Alice botando en su lugar–Creo
que podemos abrir los regalos y ver qué es lo que hay para ella.
–No pongas a Millie de pretexto mejor di que
quieres saber que hay para ti–me burle ganándome que Alice me sacara la lengua.
Comenzaron a repartir los regalos, yo tome los
míos, los de Millie y los que pertenecían a Bella que parecía bastante
sorprendida de recibirlos. Mi madre abrió uno envuelto en papel rojo y sonrió
abiertamente al ver que se trataba de un objeto de colección.
–Gracias me encanta además de que no lo había
podido conseguir. –se levanto y abrazo a Bella sorprendiéndome a mi también por
saber que había gastado bastante en ese regalo. Todos estaban maravillados con
los regalos de Bella, la escuche agradecerle a Jasper por la ayuda.
–No tenías porque comprar regalos. –le dije cerca
de su oído.
–Quería hacerlo. –se inclino sosteniendo a Millie
para entregarme una caja delgada pero algo pesada. –ábrelo.
–Bella. –sonrió dejando sentada a Millie en sus
piernas, lo abrí con cuidado y dentro encontré un par de libros sobre cuidados
de un bebé, al igual que un pequeño álbum donde al abrirlo encontré varias
fotografías mías con mi hija, en el baño, intentado que durmiera o simplemente
hablando con ella. – ¿Cuando las tomaste?
–Estabas demasiado emocionado atendiendo a esta
pequeña que no te diste cuenta, me parecieron que son momentos que no querrás
olvidar. – me señalo en una en la que la estaba bañando. –No creo que olvides
la terrible hora del baño.
–Gracias es un hermoso detalle. –me importo poco y
le di un beso en la comisura de los labios, mi madre me vio con una sonrisa y
mi padre con curiosidad pero nadie más aparte de ellos se dio cuenta de lo
sucedido.
Ella recibió por parte de mis padres unos hermosos
aretes de esmeralda que intento rechazar pero al escuchar que mi madre le decía
que si lo hacia se sentiría herida los acepto diciendo que eran demasiado,
Alice por su parte le había regalado una tarjeta de regalo por $5,000 dos para
gastar en Victorias Secret's, algo que ella encontró exagerado pero basto una
mirada asesina y el que dijera que jamás alegara con una embarazada para que
aceptara.
Los regalos de Millie fueron en su mayoría ropita y
algunos juguetes para su edad, Bella por su parte le regalo un juego con
diferentes sonidos que la ayudaría a despertar su interés y seguir con su
desarrollo, además de un par de conjuntos de ropa y un hermoso leoncito de
peluche que le entrego y ella inmediatamente tomo en sus manos.
Eran cerca de las 3 cuando mis tíos se marcharon
prometiendo pasar a despedirse antes de volar a Italia donde estaba viviendo
actualmente. Mi madre beso a Millie y a Bella antes de marcharse a su
habitación, mi padre se despidió siguiendo a mi madre y finalmente Alice y
Jasper entraron en su habitación
–Creo que nosotros tenemos un pequeño problema. –le
dije señalando a mi hija que seguía completamente despierta disfrutando de la
suavidad del peluche que aun mantenía en sus manos.
–Nos espera una noche larga, pero no sería la
primera vez–me dijo entrando a nuestra habitación dejándola sobre la cama. –
Edward porque no traes una de sus pijamitas y todo lo necesario para cambiarla
ya que esta mojada.
–Ya vengo. –fui a la habitación del bebé y busque
la ropita de mi hija, encontré su pijamita de conejita y tome todo para
cambiarla, cuando entre en la habitación Bella ya estaba esperando para poder
quitarle el pañal mojado, ambas hablaban y digo que ambas lo hacían ya que mi
pequeña balbuceaba mientras Bella le hablaba suavemente. Aproveche para entrar
al baño y colocarme el pantalón de mi pijama y una playera delgada que aunque
odiaba dormir con ella lo hacía para evitar que Bella se sintiera incomoda.
Me la entrego cuando estuvo con su pijamita de
conejita, entro al baño para cambiarse. Millie y yo estuvimos jugando mientras
ella terminaba de hacer lo que sea que hacia dentro del baño.
–¿Sigues viva?–pregunte al escuchar demasiado
silencio en el interior del baño
–Ya salgo–cinco minutos después estaba de regreso
con nosotros, en un pantalón holgado y una blusa un poco más ajustada.
Tomo a Millie en brazos mientras yo tomaba la
almohada y la cobija para acomodarme en el sillón que no era lo más cómodo pero
valía la pena por tener a Bella conmigo.
Jugó un rato con mi hija hasta que comenzó a
cantarle e intentar que durmiera, nos llevo cerca de una hora lograrlo pero lo
conseguimos. La dejo a mitad de la cama arropándola primero con su cobijita y
después con las mantas de la cama, le di un beso en la coronilla a ambas antes
de irme al sillón, apago las luces para dormir pero yo me movía intentando
adoptar una posición mas cómoda cosa que me parecía imposible.
–Ese sillón parece incomodo–hablo sabiendo que aun
estaba despierto.
–Puedo soportarlo.
–No es necesario que duermas ahí, pu… puedes venir
a la cama, es demasiado grande para los tres.
– ¿Segura?, no quiero incomodarte.
–Nada de eso, además no quiero que mañana me culpes
por el dolor de cuello o espalda.
–Tu conciencia no te deja dormir–me burle
levantándome y acercándome lentamente a la cama.
–Si, no podría dormir sabiendo que mañana me
sentiría culpable–dijo de manera sarcástica, me acomode del otro lado de
Millie, sonreí para mí al sentir la comodidad de la cama unos centímetros de mi
estaba un pequeño peso que indicaba que se trataba de mi hija, planeaba dejar
mi mano apoyada en su pecho pero en ese lugar ya estaba la de Bella.
–Buenas noches–le dije apretando su mano, ella
susurro indicándome que también estaba cayendo dormida.
El sueño no tardo en vencerme y caí profundamente
dormido sintiéndome feliz de tener junto a mí a las dos mujeres más hermosas.
Me desperté al escuchar un sonido sordo en la calle, me levante de inmediato
fijándome por la ventana viendo a un par de niños jugando guerra de nieve; aun
podía recordar las veces que Alice y yo jugábamos y todas las veces que tuve
que dejar que me venciera para que no comenzara a llorar, sabia la manera de
hacer que la dejáramos ganar y siempre la utilizaba.
Me gire para encontrar la cama vacía y el reloj
marcaba que eran cerca de las 11, apenas salí de la habitación escuchando los
ruidos de la vajilla lo que me indico que estaban desayunando o estaban aun en
la cocina y no me equivoque a encontraros a todos en la cocina preparándose
para desayunar algo.
–Buenos días hijo, pensamos que tenemos que ir a
despertarte–se burlo mi padre desde su lugar.
–Es increíble que sea esta pequeña quien nos ponga
el ejemplo–fue el turno de burlarse de mi madre tocando la cabecita de mi hija.
–Es una vergüenza que ella te dé el ejemplo–se
burlo Alice sirviéndose un enorme trozo de pastel y una gran vaso de lo que
parecía ser un batido de fresa.
Me acerque a la cafetera para servirme una taza, me
quede apoyado en la alacena y vi a Bella con Millie en brazos mientras ella
comía sin dejar de sonreír por algo que le decía mi hermana y que Jasper se
había sonrojado. Me acomode junto a Bella que solo me sonrió al notar mi
presencia.
Charlamos sobre lo que haríamos el día de hoy, hubo
una votación casi unánime por quedarnos en pijama y disfrutar de la chimenea o
viendo alguna película. Me encargue de ayudar a recoger la cocina mandando a
Bella a la sala junto con mi hermana y mi madre. Prácticamente mi padre y yo
fuimos los que terminamos de darle forma a la cocina ya que Alice no dejaba de
pedir cosas que Jasper se veía obligado a llevarle.
–Papá puedo hablar contigo. En privado–le dije
cuando lo vi con intenciones de sentarse. Caminamos hasta su habitación donde
sabíamos que nadie más nos escucharía.
–Te escucho. –se sentó en una de las orillas de la
cama sin dejar de verme. Abrí y cerré la boca sin que ni un solo sonido
saliera. – ¿Es sobre Bella?
– ¿Cómo lo supiste?
–Es obvio. –se encogió de hombros restándole
importancia para darme seguridad para hablar.
–No sabía con quien más hablar…–me senté junto a él
aclarando mis ideas de todo lo que tenía que contarle.
–Sabes que no solo soy tu padre también soy tu
amigo, como en los viejos tiempos. –apretó mi hombro.
–Como tú mismo lo dijiste te quiero hablar sobre
Bella. Veras es algo complicado, ella me ha ayudado mucho con Millie y este es
mi momento de ayudarla. –tome aire para continuar. – ¿Recuerdas que ella estuvo
casada con uno de los Volturi?
–Claro que lo recuerdo aunque aun es un misterio el
porqué se separaron.
–El la maltrataba. –murmure logrando la completa
atención de mi padre. – Leí su historial médico y ahí me encontré cosas
espantosas pero que no son las peores, ella se fue a Seattle huyendo de Demetri
pero él la encontró y la sigue acosando.
–Es inaudito que una chica como ella esté pasando
algo como eso.
–Ella no sabe que yo lo sé y no debe de sospechar
que ahora tú conoces esta parte de la historia. Quiero protegerla pero no sé
qué es lo que puedo hacer.
–Me quieres decir cómo es que leíste su historial
médico sin su consentimiento. ¡Invadiste su privacidad! –asentí avergonzado
pero no lo sentía porque gracias a eso ahora sabia la verdad.
–Se que los Volturi son importantes pero nosotros
podemos hacer algo para ayudarla.
–Te interesa tanto como para estar dispuesto a
enfrentarte a una de las familias más poderosas.
–Por ella lo haría.
– ¿Que hay con Victoria, ya no la quieres?
–Creo que nunca la quise y solo fue algo más
superficial. Cuando terminamos creo que el hecho de no extrañarla era por lo
que nos había hecho a Millie y a mí, pero en realidad era que lo que sentía por
ella no era tan fuerte.
– ¿Y Bella es muy importante?
–Completamente, no puedo estar un día sin verla o
hablar con ella, puede que creas que soy un estúpido o un tonto por intentar
iniciar una relación con tan poco tiempo de salir de otra que me dejo a mi
hija.
–Yo no pienso nada de eso, me sorprende ver lo
rápido que te recuperaste pero me alegro de saber que hay alguien que está
dispuesta a estar contigo con la pequeña y que a ambos los ve con una ternura
inigualable.
–Entonces crees que no está mal.
–Para nosotros no lo estaría, pero debes de
prepararte que abra muchos comentarios hirientes al respecto pero debes de
hacer oídos sordos y hacer lo que tu corazón te dicte.
–Quiero estar con ella, protegerla.
–La protegeremos, ella es parte de nuestra familia
y nada le pasara.
–Gracias papá, sabía que podía contar contigo. –lo
abrace sintiéndome aliviado de saber que con ayuda de mi padre podríamos
encontrar alguna manera de que Bella pudiera estar tranquila y libre de ese
hombre que la había lastimado.
–Es una buena chica Edward.
–Lo sé. – sonreí siguiendo a mi padre hasta la sala
donde solo encontramos a mi madre que jugaba con Millie mientras Bella estaba
solo observándolas.
Después de casi una hora, mis padres tuvieron que salir
a visitar a unos amigos que estaban en la ciudad. Me disculpe dejando a Bella
con Millie pero cuando salía de la habitación me encontré a mis chicas que
parecían querer dormir un poco.
–Bella…–la llame obligándola a mirarme. –cierra tus
ojos.
– ¿Qué pretendes? –enarco una ceja.
–Solo ciérralos te prometo que no es nada malo. Por
favor–pedí logrando mi objetivo, cuando los cerro me coloque a su espalda y con
cuidado le coloque en el cuello una hermosa cadenita con un relicario donde por
ahora solo estaba la foto de Millie.
– ¿Qué es esto? –pregunto ligeramente sonrojada
–Mi regalo de Navidad, quiero que lleves a nuestra
pequeña contigo. –hasta yo me sorprendí de mis palabras.
–Edward, ella…
–No sé qué es lo que te sucedió, pero no te forzare
a que me lo cuentes, tu lo hasta cuando estés lista. –mentí tomando a mi hija
en mis brazos y acomodándola para que su espaldita quedara contra mi pecho.
–Ambos hemos pasado por cosas difíciles y estamos en una situación complicada,
presiento que tú nos necesitas como nosotros te necesitamos a ti. Puede que
suene algo loco pero te quiero, lo siento te queremos– corregí ante un
movimiento de mi hija que parecía comprendía. – ¿aceptarías que ambos entremos
en tu vida?
–Yo…–se mordió el labio mirándonos con los ojos
cristalinos, su silencio me dio miedo a un rechazo. – No quería sentirlo pero
yo también los quiero, mas no puedo aceptar que entren en mi vida. – sentí una
opresión en mi pecho ante su negativa pero lo entendía, lo que ella sentía no
era lo suficiente fuerte.
–Comprendo, prometo que no…
–No Edward. –sonrió tocando mi mejilla con dulzura,
como si supiera lo que iba a decir. –dije que no puedo aceptar que entren en mi
vida porque ustedes ya están dentro de ella y son lo más importante. –Quise
saltar ante sus palabras, ella nos había aceptado.
–Gracias–me incline para besarla pero mi hija
comenzó a balbucear haciendo que ambos le prestáramos atención. Jugamos un rato
con ella hasta que se fue quedando dormida sobre mi pecho como lo hacía cuando
estaba más pequeña, Bella nos cubrió con una manta.
–Ven. – la tome de la mano acercándola a mi
obligándola a que se recostara junto a nosotros, apoyo su cabeza en mi hombro,
colocando su mano sobre la mía que descansaba en el cuerpo de mi hija. Las
palabras salieron sobrando solo la compañía era la importante.
El resto del día paso con normalidad, bastaba una
mirada para hacer que Bella se sonrojara. Mi madre me veía con curiosidad pero
no decía nada y se lo agradecía. La hora de dormir llego y esta vez dejamos a
Millie en la cuna para entrar en la habitación que compartíamos, Bella se
escurrió al baño sin darme oportunidad a nada, aproveche el tiempo para
cambiarme y esperar a que saliera con su pijama, paso junto a mí y la tome del
brazo obligándola a sentarse en mi regazo.
–Usted me debe algo Srta. Swan–le dije acariciando
su mejilla antes de tomar sus labios entre los míos sintiendo como poco a poco
sus brazos envolvían mi cuello, quite la liga para deshacer su trenza y dejar
su cabello suelto. Se separo dispuesta a protestar. –Me gusta más suelto.
–Pero se me va a enredar. –hizo un puchero dejando
que su labio inferior sobresaliera y lo tome entre los míos logrando una dulce
exclamación de sorpresa mezclado con un jadeo. Abandone sus labios comenzando a
besar la línea de su mandíbula para bajar por su cuello.
–Detente. –Me separo con brusquedad e intento bajar
de mi regazo.
–Lo siento. –di un pequeño beso en sus labios para
tranquilizarla, tardo unos segundos hasta que nuevamente su cuerpo estaba más
relajado.
–Edward sé que es tonto, pero que somos.
–Tu una hermosa chica y yo un apuesto chico–le
conteste intentando disminuir su nerviosismo.
–Sabes a lo que me refiero. –asentí dándole un
beso.
–Bueno eso es algo que no hemos aclarado pero en
este momento lo haremos, aunque se la respuesta. ¿Quieres ser mi novia?
–Y según tu cual sería la respuesta–pregunto con
una sonrisa.
–No lo sé Edward, tengo que pensármelo. –le dije en
una pobre imitación de su voz, ganándome una sonrisa y un golpe de su parte.
–Tonto, yo no diría eso. Lo que yo diría seria…
"Si quiero" – ahora fue ella la que me beso controlando la
intensidad, me separe de ella cuando me vi en la necesidad de profundizar un
poco más, lo que menos deseaba era que se asustara.
–No puedo esperar para contárselo a los demás.
– ¡No!, bueno… es que no quiero que ellos piensen
que…
–Mi familia te adora, aunque creo que a partir de
que les diga que estamos juntos tú serás la consentida, claro después de
Millie, de nuestro bebé.
–Edward, quiero ser sincera contigo desde un principio–suspiro
escondiendo su rostro en mi cuello, la pegue completamente a mi cuerpo
esperando que me contara su dura historia. – Necesitas saber que yo no me
puedo… yo no soy capaz… no puedo embarazarme. –lo dijo con dolor, tardo unos
segundo en los que volvió a hablar. – se que puede que sea pronto pero no
quiero que pienses que yo puedo darte algo que no es posible, no quiero que
sueñes con algo imposible, así que…
–Mírame. –la obligue a mirarme provocando que
sintiera el dolor que reflejaba en su mirada. – Eso no importa, tenemos a
nuestro angelito, además hay otras opciones pero eso ya lo discutiremos con el
tiempo, yo te quiero como eres.
– ¿En verdad no te importa?
–En lo absoluto. –me observo con cuidado por unos
minutos como si intentara saber si mentía sobre mi respuesta pero al ver que
decía la verdad se relajo y me abrazo fuertemente. –Vamos a dormir que mañana
nos espera un día interesante. – la deje sobre la cama y tome mis cosas para
dormir en el sillón, pero ella no me dejo. Dormir con ella era maravilloso pero
tenerla en mis brazos era excelente.
Como lo había predicho el día siguiente fue muy
interesante, el desayuno transcurrió con normalidad, le pedí prestado su auto a
Jasper para llevar a Bella y Millie a conocer algunos bellos lugares de Chicago
pero al final terminamos en un centro comercial disfrutando de un delicioso
café para el frio, vimos algunos de los aparadores y me detuve bruscamente
cuando sentí su mano apretar la mía y tirar de mi que llevaba a Millie en mis
brazos.
–Mira Edward, es hermoso–chillo forzándome entrar a
una tienda de ropa de bebé donde había visto una pijamita de color azul con un
ovejita. Eligio un par de conjuntitos que ella pago ignorando mis protestas.
–Es algo que yo le quiero comprar.
–No todo se lo compraras tu–susurre contra sus
labios logrando una sonrisita tonta de parte de la chica que estaba cerca de
nosotros.
Después de esa tienda siguieron un par mas, pero
esta vez fui yo quien la obligo a entrar, compramos una nueva mochilita para
cargar las cosas de Millie ya que la rosa que tenía ya la sentía algo pequeña,
me alegro que fuera Bella quien la eligiera pensando que se vería bien sin
importar quién de los dos la llevara, eso me alegraba mas el saber que ella ya
nos hacia parte de ella como nosotros la hacíamos parte nuestra. Comimos
hamburguesas y fingí que no me daba cuenta cuando ella robaba de mis papas.
Apenas regresamos a casa Alice nos grito por ir de
compras sin llevarla, Bella se sonrojo pero le susurre que no hiciera caso que
estaba algo desquiciado cuando de compras se hablaba. Le deje a Millie mientras
ayudaba a mi padre y Jasper a subir l último que había llegado para la
habitación del bebé. Cuando regrese no pude evitar colocar una de mis manos en
la cintura de Bella y besarla en la comisura de los labios.
–Me perdí de algo–pregunto Alice que mantenía sus
manos en su cintura.
–Solo que Bella acepto ser mi novia.
–inmediatamente Bella oculto su rostro en mi pecho, dejando que un ligero
temblor recorriera su cuerpo, la apreté un poco sin lastimar a la pequeña que
descansaba en sus brazos.
– ¡Felicidades! –chillo mi hermana abrazándonos. –
Me alegro de que seas parte de la familia.
–Me alegro por ustedes hija. –la abrazo mi madre,
seguida de mi padre que me guiño un ojo y Jasper solo me dio unas palmaditas en
la espalda para después abrazar a Bella y susurrarle algo que ella solo
asintió.
Los días siguieron transcurriendo y Bella se notaba
feliz y completamente relajada, por las mañanas se dedicaba a Millie pero por
las noches pasábamos largas horas hablando sobre cosas sin mucho sentido pero
que nos hacían conocernos aun mas, lo que me inquietaba era el hecho de que no
podía hacer que me hablara de su pasado y de esa manera poder ayudarla
completamente.
La cena de año nuevo llego y esta vez solo éramos
la familia, se arreglo de manera muy similar a la navidad dejándome maravillado
con lo afortunado que era al tenerla a mi lado. A la media noche Millie aun
estaba entre nosotros, más específicamente en mis brazos donde sostenía el leoncito
que Bella le había dado, cuando faltaban algunos segundo tome a Bella de la
cintura pegándola a mi cuerpo sin aplastar a nuestra pequeña.
– ¡Feliz año! –me dijo con una sonrisa. Me incline
capturando sus labios en un beso más intenso mostrándole lo mucho que la quería
y la deseaba, diciéndole lo importante que era para nosotros.
–Feliz año, mi amor. – susurre en su oído provocando un estremecimiento
y una dulce risita que hizo mi corazón saltar, la quería y era por eso que la
mantendría a mi lado donde estaría segura, un nuevo año había iniciado un año
diferente que nos deparaba grandes retos, de los cuales nos haríamos cargo
juntos
...
Gracias por seguir leyendo mis locuras y siento los horrores de ortografía, pero como es evidente este capítulo no pasó por manos de mi beta.
Gracias por seguir leyendo mis locuras y siento los horrores de ortografía, pero como es evidente este capítulo no pasó por manos de mi beta.
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