Regresando
BVOP
Aún no podía creer que había aceptado ser novia de
Edward, por primera vez en mucho tiempo hice lo que realmente sentí y no me
detuve a preocuparme por Demetri. Cuando lo anuncio a su familia me oculte en
su pecho no quería ver su rostro si no me aceptaban pero me tomo por sorpresa
su perfecta aceptación, me costaba creer que ellos no pensaran mal debido a que
Edward apenas tenía unos meses que había finalizado su matrimonio con Victoria.
El día de año nuevo me arregle con el mismo esmero
que lo había hecho para la navidad, me habían dejado claro que no era necesario
pero creo que una buena impresión siempre ayuda. Me sentía rara al estar en
esta nueva situación, había llegado siendo solo Bella y ahora era Bella la
"novia" de Edward.
La cena transcurrió con normalidad, escuchando a
Edward discutir con Alice por cosas sin sentido pero que ambos se empeñaban en
conseguir hacer ver al otro que su punto era el correcto. Solo me ausente de la
discusión cuando mi pequeño ángel comenzó a sollozar, la cambie y la lleve de
vuelta al comedor donde estaban todos ya que se acercaba la media noche, Edward
me la quito de los brazos mientras ayudaba a Esme a servir las copas. La cuenta
regresiva comenzó, yo me mantuve cerca de Edward hasta que el reloj marco la
media noche, el inicio de un año nuevo y sin duda una vida nueva.
— ¡Feliz año!—me gire para verlo y solo me gane que
mis labios se vieran capturados por los suyos en un beso diferente a los anteriores,
era más profundo pero seguía siendo suave, más provocativo, se separo
lentamente dejándome con ganas de seguir sintiendo sus labios.
— ¡Feliz año, mi amor! —susurro contra mi oído
logrando un estremecimiento por sus palabras que reflejaban que lo decía con el
corazón y no pude evitar dejar escapar una risita tonta por su aliento chocar
contra mi piel.
—Feliz año para ti también princesa—se la arrebate
de los brazos para levantarla y dejar que nuestras narices chocaran ganándome
una sonrisa seguida por un par de balbuceos.
Me vi envuelta en los brazos del resto de la
familia pero primero le hacían mimos a la pequeña que seguía en mis brazos y
parecía feliz por la atención que recibía; este año podía que no hubiera
disfrutado para nada estas fiestas pero el próximo año estaba segura que las
gozaría, me preguntaba… ¿Dentro de un año seguiríamos juntas.?
—Esta pequeña cada día esta más llena de energía.
—hablo Esme quien veía encantada que ella no planeaba dormir temprano.
—Solo espero que no se acostumbre a estar despierta
tan tarde o no nos dará tiempo de dormir a Bella o a mí. — dijo Edward tomando
mi cintura con delicadeza pegándome a su cuerpo.
— ¿Alguien quiere una rebanada de Pay? —me gire
para ver a Alice que se serbia una enorme rebanada de pay de queso, la mire sin
poder ocultar mi sorpresa.
—No me vean así, yo si guarde un espacio para el
postre no como todos ustedes. —nos señalo con la cucharita antes de hundirla en
el pay y llevárselo a la boca. — efshta delishiosho.
—Tú disfrútalo. —se burlo Edward y yo solo le di un
golpe en el brazo en señal de que no molestara a su hermana.
Como en la navidad terminamos todos en la sala
platicando de cosas muy divertidas, eran anécdotas de Alice y Edward cuando
eran pequeños, al principio parecía una competencia para ver quien recordaba la
mas vergonzosa del otro pero poco tiempo después parecían recordar los buenos
momentos juntos.
— ¡Oh!, acabo de recordar algo. —Alice reía
mientras saltaba en si lugar— recuerdas Edward cuando fuimos a la playa y tu
decidiste aprender a surfear solo para impresionar a alguna chicas y…
— ¡No te atrevas! —gruño Edward completamente rojo,
provocando la risa de sus padres y el desconcierto tanto de mi parte como por
parte de Jasper.
—Vamos Eddie es muy gracioso. —su hermana hizo un
mohín.
—No lo contaras y no me llames Eddie.
—Pero un día te lo contare Bella. —me guiño un ojo
ganándose una mirada de advertencia de parte de su hermano que gruño.
—Edward porque no vas por el leoncito de Millie,
creo que eso la ayudara a dormir. —le pedí y el fue a buscarlo, no tardo casi
nada y estaba segura que debía de pensar que aprovecharía ese momento para que
Alice me contara su vergonzosa historia.
Intento quitarme a mi pequeña de mis brazos pero se
lo impedí cerca del amanecer nos marchamos a nuestras habitaciones, yo sostenía
el cuerpecito de Millie que se había quedado dormida cerca de las 2, la dejamos
en su habitación para dirigirnos a la nuestra, no tardamos casi nada en
cambiarnos y meternos bajo las mantas, lo mejor de las noches era sentir como
me envolvía en sus brazos trasmitiéndome esa seguridad que tanto necesitaba.
Estuvimos tres días más con su familia antes de
regresar a nuestra vida y nuestras responsabilidades, hasta ese momento fue que
me detuve a pensar que en el hospital se soltarían los chimes por nuestra
reciente relación, sabía que la mayoría del personal femenino añoraba un poco
de atención de Edward pero era yo la que me la había ganado sin pedirlo y eso
me convertiría en una de las chicas mas odiadas, pero valía la pena teniéndolos
a ambos conmigo.
En el aeropuerto tomamos un taxi que nos dejo en su
casa, entre en la casa para resguardar del frio a mi pequeña que se había
acurrucado mas contra mi cuerpo. Con ayuda de Edward preparamos a nuestro ángel
para que durmiera nuevamente en su cuna, pero a penas la había dejado en esta
cuando despertó, Edward se hizo cargo de ella mientras yo me acomode en el
sillón viéndolo hablar con Millie. No me cansaba de verlo y admirar el gran
padre que era, con esos pensamientos me quede profundamente dormido.
Desperté y mi pulso se acelero al no reconocer el
lugar donde me encontraba, la puerta se abrió suavemente logrando que un
pequeño gritito se me escapara de los labios por el miedo. Pero basto el darme
cuenta de quien se trataba para que la sensación de miedo desapareciera.
— ¿Sucede algo? —pregunto
—Un mal sueño—explique volviéndome acomodar en la
mullida cama, fue ahí cuando me di cuenta de que estaba en la habitación que
ocupaba cuando dormía en su casa siendo que yo me había quedado dormida en la
habitación de Millie.
—Vuelve a dormir que mañana debemos de regresar al
hospital. —suspire recordando que debía de volver al trabajo.
—Edward… quédate conmigo—le pedí haciéndome a un
lado para que recostara junto a mí, solo con él a mi lado me sentía segura y
los espantosos sueños se desvanecían.
—No dormiría en otro sitio amor. —se acomodo junto
a mí y de inmediato acomode mi cabeza en su pecho escuchando su corazón latir y
sintiendo su mano recorrer suavemente mi espalda.
El silencio reinaba pero ambos sabíamos que
seguíamos despiertos, en este momento y después de los horribles recuerdos que
me perseguían recordé que Demetri estaba cerca, estaba feliz por primera vez en
mucho tiempo me sentía feliz y querida, pero sabía que esto podía ser un error
ya que estaba arriesgando a mis dos amores a un peligro inminente, deje escapar
una pequeña sonrisa al darme cuenta de la manera en que me refería a ellos.
—Puedo escuchar el chiste—pregunto besando mi
coronilla.
—No es tan gracioso, es hora de dormir—levante mi
rostro para unir nuestros labios y poder dormir tranquilamente como lo había
hecho los días anteriores en los que había estado con su familia.
Me levante unos minutos antes que Edward para
alistarme, estaba arreglando a Millie cuando unos brazos rodearon mi cintura
para apoyar su rostro sobre mi hombro para ver a la pequeña que seguía
balbuceando sin soltar su leoncito.
—Ya prepare el desayuno, el cual deberíamos de
tomar antes de que sea mas tarde. —asentí tomando a Millie entre mis brazos y
siguiendo a Edward hasta la cocina, mientras comía lo que había preparado me
encargaba de que Millie terminara su formula.
Salimos minutos antes de lo planeado, durante el
trayecto comencé a moverme algo incomoda en el asiento por no saber lo que nos
esperaba. En el estacionamiento antes de bajar Edward me beso de manera dulce y
sensual que hizo mis piernas temblar y es en este momento que agradecía el
estar sentada.
—Ese fue por todos los que no te podre dar durante
el día. —rodee los ojos.
—Sera mejor que nos demos prisa o llegaremos con el
tiempo justo y aun debemos de llevar a nuestra princesa a la guardería. —le
dije abriendo la puerta, el tiro de mi brazo con un poco mas de fuerza
obligándome a caer sobre él.
—Me gusta cómo suena "nuestra princesa".
Gracias nuevamente por aceptarnos.
—Yo los quiero y es hora de trabajar. —roce nuestro
labios antes de bajar y ayudarlo con las cosas.
El día se me hizo más largo de lo que esperaba,
apenas cerca de las diez había encendido mi celular qué lo había mantenido
apagado ya que no quería que Demetri me arruinada las vacaciones aunque eso
también implico el no recibir llamadas de otras personas. Escuche atenta cada
uno de los mensajes los primeros eran de mi madre que estaba contenta porque
hubiera aceptado la propuesta de Edward de pasar las fiestas con él y su
familia, también había algunos de Rosalie que al principio parecía molesta por
no contestar pero basto que Jasper le dijera que estaba con ellos para que se
tranquilizara y gracias a i amigo ya sabía lo de mi nueva relación, pero no
todos fueron buenos ya que hubo bastantes de Demetri que no paraba de decir
cosas realmente hirientes que decidí ignorar ya que nada debía de opacar la
felicidad que sentía en este momento.
Cuando estaba en el comedor con Ángela y Heidi solo
estaba pendiente de quien entraba para ver si encontraba a Edward, lo extraña.
—Ya nos contaras que fue lo que sucedió en estos
días de fiesta. —pregunto nuevamente Heidi. —Es que tienes una sonrisa enorme.
—Bueno…
—Chicas espero no interrumpir, pero le tengo que
robar unos minutos a Bella. —sentí mis mejillas arder al reconocer al dueño de
esa aterciopelada voz.
Me levante despidiéndome de las chicas para caminar
junto a Edward, apenas estuvimos fuera me tomo en brazos lo que me hizo dar un
pequeño grito ante la sorpresa. Me asegure de que no hubiera nadie cerca que
nos pudiera ver antes de rodear su cuello con mis brazos y besar sus labios.
—Te extrañe. —le dije contra sus labios sin darme
cuenta de mis palabras, no quería verme patética y ahora lo parecía, deje
escapar un bufido pegando mi rostro contra su pecho.
—Yo también te extrañe. —me pego mas contra su
cuerpo.
—Edward…—levante mi rostro mirándolo con el ceño
fruncido. —No has comido y deberías de estarlo haciendo en lugar de…
—Estaba en una cirugía y en un par de minutos tengo
otra. Solo quería verte unos minutos. —sonrió envolviéndome en esa sonrisa
torcida que adoraba. Me separe de él para sacar la manzana que tenía en la
bolsa de mi bata y se la entregue.
—Te quedaras sin tu postre.
—De hecho es mi colación de la tarde, pero tú la
necesitas más que yo. —roce sus labios para evitar que protestara. Chille al
ver que una de las enfermeras de quirófano estaba en el pasillo y estaba segura
que había visto nuestro pequeño beso.
—Ya voy Dana. —hablo Edward al notar la presencia
de la chica que solo asintió y se dio media vuelta no sin antes lazarme una
mirada envenenada. —Creo que todo el hospital se enterara de lo nuestro.
—Odio estar en boca de todos. —Gruñí— pero no
importa ya no hay manera de negarlo, además eso servirá para que sepan que ya
no estás disponible y dejen de insinuarse.
— ¿Celosa? —murmuro contra mi oído deteniéndose a
besar mi cuello antes de separarse.
—Engreído. —lo empuje separándolo de mi para
dirigirme a ver a mis pacientes.
— ¿Lo estás? —levante los brazos en señal de
frustración.
—Ve a trabajar Cullen—fue lo último que le dije
antes de que se machara rumbo al área de quirófanos.
La revisión de los niños no me llevo mucho tiempo,
llegue a mi consultorio para comenzar con revisar a mis pacientes y fue cuando
terminaron que la puerta se abrió bruscamente mostrándome a mis dos amigas con
los ojos brillantes por la sonrisa que adornaba su rostros pero pronto cambio
por una mueca.
—Cuando planeabas decírnoslo—chillo Heidi
sentándose en una de las sillas delante de mi escritorio.
—Nos enteramos por una de las enfermeras de
urgencias, que le conto una de las ginecología que a su vez…—la corte al darme
cuenta de que ya todo el hospital conocía lo que había entre Edward y yo.
—Eso es lo que les iba a contar cuando Edward
interrumpió.
—Sabíamos que solo era cuestión de tiempo, pero me
debes 300 dls Heidi—las mire sorprendida.
— ¿Apostaron? — ambas asintieron con una sonrisa.
—y no lo negaran
—Para que si es la verdad. Al menos hubieras
esperado un par de meses más y me hubieras hecho ganar ese dinero a mí—se quejo
Heidi.
—Tu perdida es mi ganancia—se burlo Ángela
sonriéndome.
Me interrogaron hasta que me di cuenta de que era
más tarde de lo que creía y apostaría que Edward estaría en la guardería
recogiendo a Millie. Me despedí de las chicas y después de tomar mis cosas me
dirigí a la guardería donde me encontré que solo estaba Millie.
—Hola princesa—la salude recibiendo un alegre
balbuceo seguido de una sonrisa. Tome las cosas de Millie y me la lleve al
consultorio de Edward donde estaba en consulta, su secretaria al verme me
dirigió una sonrisita dándome a entender que ya conocía el chisme que circulaba
en el hospital.
—Me alegro de que haya pasado por la niña Dra.
Swan, el Dr. Estaba algo histérico por no tenerla con él, pero se le presento
una paciente algo delicada.
—Ahora comprendo porque no había pasado por ella.
Te puedo pedir que cuando algo así suceda me llames para ir por ella. —la mujer
asintió.
Esperamos cerca de una hora a que la puerta se
abriera y por ella vi a una mujer que tenia la mirada perdida seguida por un
hombre que al igual que ella parecía desconcertado pero mantenía su mano
entrelazada con la de la mujer. Entre al consultorio y lo vi al teléfono, al vernos
su semblante se suavizo.
—Gracias por pasar por ella.
—Sabes que estoy para ayudarte, pensé que ya
estarías en la guardería cuando llegue por ella, ¿Por qué no solo me llamaste
para ir a buscarla antes?
—Mejor tu explícame como es que la lograste sacar
de ahí sin mi autorización. —pregunto algo molesto.
—Creo que debemos de agradecer que todo el hospital
sepa lo nuestro, solo tuve que aceptar que era verdad y me dejaron traerla ya
que suponían tu estarías ocupado.
—Parece que no estás feliz con que todos ya lo
sepan.
—Es solo que no me gusta llamar la atención, y en
este momento parece que somos lo más interesante. — sonrió de lado mientras
ponía en orden lo que estaba sobre su escritorio.
—Es algo agobiante y más que estando en la cirugía
no hacían otra cosa más que preguntar por ti, parece que no comprenden el
significado de la palabra privacidad y no es como si estuviera dispuesto a
contarles lo maravillosa que es mi novia.
— ¿Celoso Dr. Cullen? —cuestione con una sonrisa.
—Absolutamente, soy celoso cuando se trata de lo
que es mío. ¿Nos vamos hermosas damas?
—Tengo que ir a mi departamento.
—Y como planeas que Millie y yo durmamos sin ti.
—Edward tengo un departamento y…
—Podemos hablar de eso en camino a él, pero te
advierto que solo iras por ropa. —Iba a protestar pero el solo negó con la
cabeza empujándome suavemente hasta salir, nos despedimos de su secretaria y
fuimos hasta el auto.
Condujo hasta mi departamento y bajo conmigo,
apenas entre vi que tenia mensajes en mi contestadora y podía imaginar de quien
era, tome el teléfono y de esa manera escuche los mensajes que tenia, deseche
los de Demetri y solo escuche los que realmente eran importantes, tuve que
llamar a Emmett y Jacob que estaban algo asustados por no contestar sus
llamadas y habían asegurado que si no recibían noticias pronto vendrían a ver
qué había sucedido conmigo.
Apenas había timbrado dos veces cuando la voz
molesta de Emmett atendió, me toco escuchar su monologo por no haberlo puesto
al tanto de donde pasaría las fiestas, pero cuando le dije que estaba bien y
que las había pasado en compañía de Edward eso parecía tranquilizarlo y su tono
de voz cambio de manera drástica dejando de lado la voz molesta por su típica
voz juguetona y divertida, después llame a Jacob recibiendo el mismo tratado de
un principio pero a comparación de Emmett el no estuvo tan de acuerdo que
pasara las fiestas con Edward ya que él no lo conocía y no sabía si debía de
confiar completamente en él, si eso era ahora no quería ni imaginar cómo se
pondría cuando le dijera que era mi novio.
— ¿Todo bien? —pregunto Edward al ver que dejaba el
teléfono en su base.
—Solo Emmett y Jacob que querían que me comunicara
con ellos. Pero nada realmente importante. —le reste importancia cerrando una
pequeña bolsa donde había puesto lo que necesitaba. Edward tomo la bolsa y me
entrego a Millie que tenía su manita dentro de su boca, era una imagen tierna
que no me cansaba de contemplar. El teléfono comenzó a timbrar y al ver que era
de un número desconocido sabia de quien se trataba y tuve que contestar para
que no dejara mensaje en la contestadora y de esa manera Edward se enterara de
la desagradable situación en la que me encontraba.
—Veo que no pierdes el tiempo, ¿Ya conoce tu
pasado, cariño? —intente no hacer ningún gesto para que Edward no se diera
cuenta de lo desagradable que me resultaba tener el teléfono en mi oído, lo
aparate un segundo para entregarle a Millie y me disculparme para atender la
llamada.
Me encerré en mi habitación rogando porque no
escuchara nada.
—No sé qué es lo que pretendes, pero ya estoy
cansada de que te estés metiendo en mi vida.
—Solo te quiero de vuelta conmigo, es tu lugar
Isabella, eres una Volturi y siempre lo serás.
—Entiende que lo nuestro termino, yo no planeaba
quedarme junto a ti, tú mismo dijiste que no valía la pena ya que yo no…
—Admito que no serbias para los fines que
deseaba pero me divertía bastante contigo y planeo recuperar lo que me
pertenece.
—Yo no te pertenezco y quiero que me dejes
tranquila o hablare nuevamente con las autoridades. —soltó una carcajada que me
demostró lo poco que le importaba que hablara con las autoridades, eso no era
nada para él.
—No olvides que de nada te ha servido hasta
ahora. El intentar esconderte te sirvió por un tiempo pero sabes que jamás
podrás huir de mí. Disfruta esta semana junto a tu nuevo compañero, pero espero
que la siguiente ya no esté cerca o conocerá de lo que soy capaz.
—No te atrevas a tocarlo—dije de manera rápida al
sentir que estaban en peligro, no podía permitir que nada les pasara.
—Una semana Isabella o en tu conciencia quedara
lo que le pase.
—Estas enfermo que no te das cuenta de que tiene a
su hija pequeña. —mis palabras se estaban entrecortando por el nudo que se
comenzaba a formar en mi garganta, no podía ser yo la culpable de que algo le
sucediera a Edward dejando sola a Millie.
—¿Quien dijo que a ella no le pasaría nada?, puede
que tenga la misma suerte que su padre por estar cerca de lo que me pertenece.
—No te atrevas a tocarlos…
—Nos veremos pronto cariño. —colgó antes de que yo
lo hiciera dejándome con un profundo dolor en el pecho, me encerré unos minutos
en el baño intentando tranquilizarme para poder regresar junto a Edward.
Cuando regrese tome a Millie en mis brazos y le
pedí marcharnos sin decir nada, pregunto si algo iba mal pero le asegure que
todo estaba bien que había sido mi madre que no paraba de contarme lo bien que
se la había pasado en las fiestas, el no parecía muy convencido con lo que le
acababa de decir pero agradecí que no dijera nada.
Dejamos en estacionamiento subterráneo con el que
contaba mi edificio para salir a la calle, apenas unas cuantas casa mas vi una
figura que e resulto demasiado familiar que me hizo jadear al darme cuenta de
que estaba demasiado cerca, al instante el auto se detuvo en seco y me obligo a
mirarlo.
— ¿Qué sucede Bella?
—Nada. —mentí nuevamente.
—Desde que salimos de tu departamento estas muy
callada, y parece que viste algo que por tu expresión te asusto.
—No es nada, solo quiero llegar a casa, bañar a
Millie y dormir.
—Sabes que puedes confiar en mí.
—Lo sé, pero en verdad no sucede nada.
Ya en la casa lo primero que hice fue bañar a
Millie que no tardaba en comenzar a llorar por que se acercaba la hora de su
siguiente toma, me quede con ella sentada en la mecedora perdiéndome en su
dulce mirada, una que me llenaba de alegría pero a la que tenía que renunciar
por mantenerla a salvo al igual que asegurar que Edward estaría bien para
seguir ejerciendo su magnífico papel de padre. Le di un beso en la coronilla
antes de dejarla en su cuna.
Me di una rápida ducha para colocarme mi pijama y
recostarme en la cama, perdiendo la noción del tiempo e intentando convencerme
de que en verdad alejarme de ellos era lo mejor, cerré los ojos con fuerza
intentando que las lagrimas que pugnaban por salir se mantuvieran dentro, al
ver que no podía lograrlo deje que descendieran por mis mejillas apretando esta
vez también mis labios para evitar que un gemido por el dolor interno saliera y
alguien me escuchara.
—¿Que sucede amor? —gire mi rostro intentado que no
viera de esta manera tan vulnerable. Intente alejarme pero él me lo imperio
colocándose sobre mi sin aplastarme, el sentir el calor y el dulce aroma que su
cuerpo desprendía hizo que una pequeña corriente recorriera todo mi cuerpo.
Aunque era una sensación agradable intente alejarme
colocando mis manos sobre su pecho, pero era mucho más fuerte que yo,
sintiéndome atrapada como tantas veces lo había estado golpe su pecho y comencé
a moverme con brusquedad para liberarme, en ese momento me había olvidado en
donde estaba y solo los recuerdos estaban en mi memoria acudían haciéndolo
parecer como algo real.
— ¡No me toques!, quítate de encima. —golpee con
más fuerza ignorando sus palabras, solo podía recordar las duras palabras de
ese hombre que me había macado, detuvo el moviendo de mis piernas al
encerrarlas entre las suyas, tomo mis muñecas dejándolas sobre mi cabeza
provocándome un poco de dolor.
—Reacciona Bella. —grito logrando que abriera los
ojos y me encontrara con una mirada verde preocupada y llena de incertidumbre,
deje de oponer resistencia sintiendo mi corazón latir rápidamente y mi pecho
subir y bajar con rapidez, soltó mis manos y yo las lleve nuevamente a su pecho
aferrando la camisa y después hundir mi rostro en él para intentar tranquilizarme,
me estaba comportando como una loca, en la que Demetri me había convertido.
Se acomodo en la cama dejándome sobre él, me
permitió sollozar sin preguntar, solo se limito a acariciar mi espalda hasta
que recobre la cordura.
—Yo…— me vi interrumpida por un llanto que estaba
segura era debido a los gritos que había dejado escapar.
—No digas nada cariño, yo voy. —se levanto
dejándome suavemente en la cama, me sentí estúpida por mi reacción, pero por un
momento me olvide de donde estaba, los recuerdos se habían apoderado de mi
sintiéndome atrapada y vulnerable, como todas aquellas veces en las que Demetri
me dejaba claro que era más fuerte que yo aprovechándose de mi debilidad
tomándome como si yo no fuera capaz de elegir, sin importarle el daño que me
causaba y solo disfrutando lo que obtenía con mi cuerpo como si solo me tratara
de una muñeca.
Me hice un ovillo en mi cama intentando dormir
antes de que Edward regresara si es que lo hacía, la puerta se abrió nuevamente
y poco después la cama se hundía a mis espaldas.
—Perdóname.
—Tranquila, se que lo prometí pero después de esto…
¿no hay nada que yo deba de saber? — lo sentí moverse y unos segundos después
estaba frente a mi mirándome de frente, sabía que él debía de saber lo de mi
pasado pero me sentía estúpida por haber dejado que el maltrato y todo llegara
tan lejos, había sido también mi culpa por creer en un cambio que jamás sucedió
en un cambio que siempre me había prometido pero que nunca se realizo al
contrario cada día me lastimaba mas, hiriéndome con sus palabras.
—Aun no puedo, no puedo hacerlo. —me estrecho entre
sus brazos y yo me aferre a él. Aun no estaba lista para contarle todo y menos
con lo que me veía obligada a hacer…
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sus
labios se adueñaron de los míos en un beso apasionado, en uno que
inmediatamente respondí con la misma intensidad intentado de esa manera
desahogar el dolor que sentía, dejándome llevar por un hermoso cosquilleo que
se expandía por mi cuerpo a medida que sus manos acariciaban cada centímetro de
piel haciendo despertar a mi cuerpo de letargo prolongado.
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