Mi sol entre millones de estrellas: Capítulo 12



 Regresando


BVOP

Aún no podía creer que había aceptado ser novia de Edward, por primera vez en mucho tiempo hice lo que realmente sentí y no me detuve a preocuparme por Demetri. Cuando lo anuncio a su familia me oculte en su pecho no quería ver su rostro si no me aceptaban pero me tomo por sorpresa su perfecta aceptación, me costaba creer que ellos no pensaran mal debido a que Edward apenas tenía unos meses que había finalizado su matrimonio con Victoria.


El día de año nuevo me arregle con el mismo esmero que lo había hecho para la navidad, me habían dejado claro que no era necesario pero creo que una buena impresión siempre ayuda. Me sentía rara al estar en esta nueva situación, había llegado siendo solo Bella y ahora era Bella la "novia" de Edward.

La cena transcurrió con normalidad, escuchando a Edward discutir con Alice por cosas sin sentido pero que ambos se empeñaban en conseguir hacer ver al otro que su punto era el correcto. Solo me ausente de la discusión cuando mi pequeño ángel comenzó a sollozar, la cambie y la lleve de vuelta al comedor donde estaban todos ya que se acercaba la media noche, Edward me la quito de los brazos mientras ayudaba a Esme a servir las copas. La cuenta regresiva comenzó, yo me mantuve cerca de Edward hasta que el reloj marco la media noche, el inicio de un año nuevo y sin duda una vida nueva.

— ¡Feliz año!—me gire para verlo y solo me gane que mis labios se vieran capturados por los suyos en un beso diferente a los anteriores, era más profundo pero seguía siendo suave, más provocativo, se separo lentamente dejándome con ganas de seguir sintiendo sus labios.

— ¡Feliz año, mi amor! —susurro contra mi oído logrando un estremecimiento por sus palabras que reflejaban que lo decía con el corazón y no pude evitar dejar escapar una risita tonta por su aliento chocar contra mi piel.

—Feliz año para ti también princesa—se la arrebate de los brazos para levantarla y dejar que nuestras narices chocaran ganándome una sonrisa seguida por un par de balbuceos.

Me vi envuelta en los brazos del resto de la familia pero primero le hacían mimos a la pequeña que seguía en mis brazos y parecía feliz por la atención que recibía; este año podía que no hubiera disfrutado para nada estas fiestas pero el próximo año estaba segura que las gozaría, me preguntaba… ¿Dentro de un año seguiríamos juntas.?

—Esta pequeña cada día esta más llena de energía. —hablo Esme quien veía encantada que ella no planeaba dormir temprano.

—Solo espero que no se acostumbre a estar despierta tan tarde o no nos dará tiempo de dormir a Bella o a mí. — dijo Edward tomando mi cintura con delicadeza pegándome a su cuerpo.

— ¿Alguien quiere una rebanada de Pay? —me gire para ver a Alice que se serbia una enorme rebanada de pay de queso, la mire sin poder ocultar mi sorpresa.

—No me vean así, yo si guarde un espacio para el postre no como todos ustedes. —nos señalo con la cucharita antes de hundirla en el pay y llevárselo a la boca. — efshta delishiosho.

—Tú disfrútalo. —se burlo Edward y yo solo le di un golpe en el brazo en señal de que no molestara a su hermana.

Como en la navidad terminamos todos en la sala platicando de cosas muy divertidas, eran anécdotas de Alice y Edward cuando eran pequeños, al principio parecía una competencia para ver quien recordaba la mas vergonzosa del otro pero poco tiempo después parecían recordar los buenos momentos juntos.

— ¡Oh!, acabo de recordar algo. —Alice reía mientras saltaba en si lugar— recuerdas Edward cuando fuimos a la playa y tu decidiste aprender a surfear solo para impresionar a alguna chicas y…

— ¡No te atrevas! —gruño Edward completamente rojo, provocando la risa de sus padres y el desconcierto tanto de mi parte como por parte de Jasper.

—Vamos Eddie es muy gracioso. —su hermana hizo un mohín.

—No lo contaras y no me llames Eddie.

—Pero un día te lo contare Bella. —me guiño un ojo ganándose una mirada de advertencia de parte de su hermano que gruño.

—Edward porque no vas por el leoncito de Millie, creo que eso la ayudara a dormir. —le pedí y el fue a buscarlo, no tardo casi nada y estaba segura que debía de pensar que aprovecharía ese momento para que Alice me contara su vergonzosa historia.

Intento quitarme a mi pequeña de mis brazos pero se lo impedí cerca del amanecer nos marchamos a nuestras habitaciones, yo sostenía el cuerpecito de Millie que se había quedado dormida cerca de las 2, la dejamos en su habitación para dirigirnos a la nuestra, no tardamos casi nada en cambiarnos y meternos bajo las mantas, lo mejor de las noches era sentir como me envolvía en sus brazos trasmitiéndome esa seguridad que tanto necesitaba.

Estuvimos tres días más con su familia antes de regresar a nuestra vida y nuestras responsabilidades, hasta ese momento fue que me detuve a pensar que en el hospital se soltarían los chimes por nuestra reciente relación, sabía que la mayoría del personal femenino añoraba un poco de atención de Edward pero era yo la que me la había ganado sin pedirlo y eso me convertiría en una de las chicas mas odiadas, pero valía la pena teniéndolos a ambos conmigo.

En el aeropuerto tomamos un taxi que nos dejo en su casa, entre en la casa para resguardar del frio a mi pequeña que se había acurrucado mas contra mi cuerpo. Con ayuda de Edward preparamos a nuestro ángel para que durmiera nuevamente en su cuna, pero a penas la había dejado en esta cuando despertó, Edward se hizo cargo de ella mientras yo me acomode en el sillón viéndolo hablar con Millie. No me cansaba de verlo y admirar el gran padre que era, con esos pensamientos me quede profundamente dormido.

Desperté y mi pulso se acelero al no reconocer el lugar donde me encontraba, la puerta se abrió suavemente logrando que un pequeño gritito se me escapara de los labios por el miedo. Pero basto el darme cuenta de quien se trataba para que la sensación de miedo desapareciera.

— ¿Sucede algo? —pregunto

—Un mal sueño—explique volviéndome acomodar en la mullida cama, fue ahí cuando me di cuenta de que estaba en la habitación que ocupaba cuando dormía en su casa siendo que yo me había quedado dormida en la habitación de Millie.

—Vuelve a dormir que mañana debemos de regresar al hospital. —suspire recordando que debía de volver al trabajo.

—Edward… quédate conmigo—le pedí haciéndome a un lado para que recostara junto a mí, solo con él a mi lado me sentía segura y los espantosos sueños se desvanecían.

—No dormiría en otro sitio amor. —se acomodo junto a mí y de inmediato acomode mi cabeza en su pecho escuchando su corazón latir y sintiendo su mano recorrer suavemente mi espalda.

El silencio reinaba pero ambos sabíamos que seguíamos despiertos, en este momento y después de los horribles recuerdos que me perseguían recordé que Demetri estaba cerca, estaba feliz por primera vez en mucho tiempo me sentía feliz y querida, pero sabía que esto podía ser un error ya que estaba arriesgando a mis dos amores a un peligro inminente, deje escapar una pequeña sonrisa al darme cuenta de la manera en que me refería a ellos.

—Puedo escuchar el chiste—pregunto besando mi coronilla.

—No es tan gracioso, es hora de dormir—levante mi rostro para unir nuestros labios y poder dormir tranquilamente como lo había hecho los días anteriores en los que había estado con su familia.

Me levante unos minutos antes que Edward para alistarme, estaba arreglando a Millie cuando unos brazos rodearon mi cintura para apoyar su rostro sobre mi hombro para ver a la pequeña que seguía balbuceando sin soltar su leoncito.

—Ya prepare el desayuno, el cual deberíamos de tomar antes de que sea mas tarde. —asentí tomando a Millie entre mis brazos y siguiendo a Edward hasta la cocina, mientras comía lo que había preparado me encargaba de que Millie terminara su formula.

Salimos minutos antes de lo planeado, durante el trayecto comencé a moverme algo incomoda en el asiento por no saber lo que nos esperaba. En el estacionamiento antes de bajar Edward me beso de manera dulce y sensual que hizo mis piernas temblar y es en este momento que agradecía el estar sentada.

—Ese fue por todos los que no te podre dar durante el día. —rodee los ojos.

—Sera mejor que nos demos prisa o llegaremos con el tiempo justo y aun debemos de llevar a nuestra princesa a la guardería. —le dije abriendo la puerta, el tiro de mi brazo con un poco mas de fuerza obligándome a caer sobre él.

—Me gusta cómo suena "nuestra princesa". Gracias nuevamente por aceptarnos.
—Yo los quiero y es hora de trabajar. —roce nuestro labios antes de bajar y ayudarlo con las cosas.

El día se me hizo más largo de lo que esperaba, apenas cerca de las diez había encendido mi celular qué lo había mantenido apagado ya que no quería que Demetri me arruinada las vacaciones aunque eso también implico el no recibir llamadas de otras personas. Escuche atenta cada uno de los mensajes los primeros eran de mi madre que estaba contenta porque hubiera aceptado la propuesta de Edward de pasar las fiestas con él y su familia, también había algunos de Rosalie que al principio parecía molesta por no contestar pero basto que Jasper le dijera que estaba con ellos para que se tranquilizara y gracias a i amigo ya sabía lo de mi nueva relación, pero no todos fueron buenos ya que hubo bastantes de Demetri que no paraba de decir cosas realmente hirientes que decidí ignorar ya que nada debía de opacar la felicidad que sentía en este momento.

Cuando estaba en el comedor con Ángela y Heidi solo estaba pendiente de quien entraba para ver si encontraba a Edward, lo extraña.

—Ya nos contaras que fue lo que sucedió en estos días de fiesta. —pregunto nuevamente Heidi. —Es que tienes una sonrisa enorme.

—Bueno…

—Chicas espero no interrumpir, pero le tengo que robar unos minutos a Bella. —sentí mis mejillas arder al reconocer al dueño de esa aterciopelada voz.

Me levante despidiéndome de las chicas para caminar junto a Edward, apenas estuvimos fuera me tomo en brazos lo que me hizo dar un pequeño grito ante la sorpresa. Me asegure de que no hubiera nadie cerca que nos pudiera ver antes de rodear su cuello con mis brazos y besar sus labios.

—Te extrañe. —le dije contra sus labios sin darme cuenta de mis palabras, no quería verme patética y ahora lo parecía, deje escapar un bufido pegando mi rostro contra su pecho.

—Yo también te extrañe. —me pego mas contra su cuerpo.

—Edward…—levante mi rostro mirándolo con el ceño fruncido. —No has comido y deberías de estarlo haciendo en lugar de…

—Estaba en una cirugía y en un par de minutos tengo otra. Solo quería verte unos minutos. —sonrió envolviéndome en esa sonrisa torcida que adoraba. Me separe de él para sacar la manzana que tenía en la bolsa de mi bata y se la entregue.

—Te quedaras sin tu postre.

—De hecho es mi colación de la tarde, pero tú la necesitas más que yo. —roce sus labios para evitar que protestara. Chille al ver que una de las enfermeras de quirófano estaba en el pasillo y estaba segura que había visto nuestro pequeño beso.

—Ya voy Dana. —hablo Edward al notar la presencia de la chica que solo asintió y se dio media vuelta no sin antes lazarme una mirada envenenada. —Creo que todo el hospital se enterara de lo nuestro.

—Odio estar en boca de todos. —Gruñí— pero no importa ya no hay manera de negarlo, además eso servirá para que sepan que ya no estás disponible y dejen de insinuarse.

— ¿Celosa? —murmuro contra mi oído deteniéndose a besar mi cuello antes de separarse.

—Engreído. —lo empuje separándolo de mi para dirigirme a ver a mis pacientes.

— ¿Lo estás? —levante los brazos en señal de frustración.

—Ve a trabajar Cullen—fue lo último que le dije antes de que se machara rumbo al área de quirófanos.

La revisión de los niños no me llevo mucho tiempo, llegue a mi consultorio para comenzar con revisar a mis pacientes y fue cuando terminaron que la puerta se abrió bruscamente mostrándome a mis dos amigas con los ojos brillantes por la sonrisa que adornaba su rostros pero pronto cambio por una mueca.

—Cuando planeabas decírnoslo—chillo Heidi sentándose en una de las sillas delante de mi escritorio.

—Nos enteramos por una de las enfermeras de urgencias, que le conto una de las ginecología que a su vez…—la corte al darme cuenta de que ya todo el hospital conocía lo que había entre Edward y yo.

—Eso es lo que les iba a contar cuando Edward interrumpió.

—Sabíamos que solo era cuestión de tiempo, pero me debes 300 dls Heidi—las mire sorprendida.

— ¿Apostaron? — ambas asintieron con una sonrisa. —y no lo negaran

—Para que si es la verdad. Al menos hubieras esperado un par de meses más y me hubieras hecho ganar ese dinero a mí—se quejo Heidi.

—Tu perdida es mi ganancia—se burlo Ángela sonriéndome.

Me interrogaron hasta que me di cuenta de que era más tarde de lo que creía y apostaría que Edward estaría en la guardería recogiendo a Millie. Me despedí de las chicas y después de tomar mis cosas me dirigí a la guardería donde me encontré que solo estaba Millie.

—Hola princesa—la salude recibiendo un alegre balbuceo seguido de una sonrisa. Tome las cosas de Millie y me la lleve al consultorio de Edward donde estaba en consulta, su secretaria al verme me dirigió una sonrisita dándome a entender que ya conocía el chisme que circulaba en el hospital.

—Me alegro de que haya pasado por la niña Dra. Swan, el Dr. Estaba algo histérico por no tenerla con él, pero se le presento una paciente algo delicada.

—Ahora comprendo porque no había pasado por ella. Te puedo pedir que cuando algo así suceda me llames para ir por ella. —la mujer asintió.

Esperamos cerca de una hora a que la puerta se abriera y por ella vi a una mujer que tenia la mirada perdida seguida por un hombre que al igual que ella parecía desconcertado pero mantenía su mano entrelazada con la de la mujer. Entre al consultorio y lo vi al teléfono, al vernos su semblante se suavizo.

—Gracias por pasar por ella.

—Sabes que estoy para ayudarte, pensé que ya estarías en la guardería cuando llegue por ella, ¿Por qué no solo me llamaste para ir a buscarla antes?

—Mejor tu explícame como es que la lograste sacar de ahí sin mi autorización. —pregunto algo molesto.

—Creo que debemos de agradecer que todo el hospital sepa lo nuestro, solo tuve que aceptar que era verdad y me dejaron traerla ya que suponían tu estarías ocupado.

—Parece que no estás feliz con que todos ya lo sepan.

—Es solo que no me gusta llamar la atención, y en este momento parece que somos lo más interesante. — sonrió de lado mientras ponía en orden lo que estaba sobre su escritorio.

—Es algo agobiante y más que estando en la cirugía no hacían otra cosa más que preguntar por ti, parece que no comprenden el significado de la palabra privacidad y no es como si estuviera dispuesto a contarles lo maravillosa que es mi novia.

— ¿Celoso Dr. Cullen? —cuestione con una sonrisa.

—Absolutamente, soy celoso cuando se trata de lo que es mío. ¿Nos vamos hermosas damas?

—Tengo que ir a mi departamento.

—Y como planeas que Millie y yo durmamos sin ti.

—Edward tengo un departamento y…

—Podemos hablar de eso en camino a él, pero te advierto que solo iras por ropa. —Iba a protestar pero el solo negó con la cabeza empujándome suavemente hasta salir, nos despedimos de su secretaria y fuimos hasta el auto.

Condujo hasta mi departamento y bajo conmigo, apenas entre vi que tenia mensajes en mi contestadora y podía imaginar de quien era, tome el teléfono y de esa manera escuche los mensajes que tenia, deseche los de Demetri y solo escuche los que realmente eran importantes, tuve que llamar a Emmett y Jacob que estaban algo asustados por no contestar sus llamadas y habían asegurado que si no recibían noticias pronto vendrían a ver qué había sucedido conmigo.

Apenas había timbrado dos veces cuando la voz molesta de Emmett atendió, me toco escuchar su monologo por no haberlo puesto al tanto de donde pasaría las fiestas, pero cuando le dije que estaba bien y que las había pasado en compañía de Edward eso parecía tranquilizarlo y su tono de voz cambio de manera drástica dejando de lado la voz molesta por su típica voz juguetona y divertida, después llame a Jacob recibiendo el mismo tratado de un principio pero a comparación de Emmett el no estuvo tan de acuerdo que pasara las fiestas con Edward ya que él no lo conocía y no sabía si debía de confiar completamente en él, si eso era ahora no quería ni imaginar cómo se pondría cuando le dijera que era mi novio.

— ¿Todo bien? —pregunto Edward al ver que dejaba el teléfono en su base.

—Solo Emmett y Jacob que querían que me comunicara con ellos. Pero nada realmente importante. —le reste importancia cerrando una pequeña bolsa donde había puesto lo que necesitaba. Edward tomo la bolsa y me entrego a Millie que tenía su manita dentro de su boca, era una imagen tierna que no me cansaba de contemplar. El teléfono comenzó a timbrar y al ver que era de un número desconocido sabia de quien se trataba y tuve que contestar para que no dejara mensaje en la contestadora y de esa manera Edward se enterara de la desagradable situación en la que me encontraba.

—Veo que no pierdes el tiempo, ¿Ya conoce tu pasado, cariño? —intente no hacer ningún gesto para que Edward no se diera cuenta de lo desagradable que me resultaba tener el teléfono en mi oído, lo aparate un segundo para entregarle a Millie y me disculparme para atender la llamada.

Me encerré en mi habitación rogando porque no escuchara nada.

—No sé qué es lo que pretendes, pero ya estoy cansada de que te estés metiendo en mi vida.

Solo te quiero de vuelta conmigo, es tu lugar Isabella, eres una Volturi y siempre lo serás.

—Entiende que lo nuestro termino, yo no planeaba quedarme junto a ti, tú mismo dijiste que no valía la pena ya que yo no…

Admito que no serbias para los fines que deseaba pero me divertía bastante contigo y planeo recuperar lo que me pertenece.

—Yo no te pertenezco y quiero que me dejes tranquila o hablare nuevamente con las autoridades. —soltó una carcajada que me demostró lo poco que le importaba que hablara con las autoridades, eso no era nada para él.

No olvides que de nada te ha servido hasta ahora. El intentar esconderte te sirvió por un tiempo pero sabes que jamás podrás huir de mí. Disfruta esta semana junto a tu nuevo compañero, pero espero que la siguiente ya no esté cerca o conocerá de lo que soy capaz.

—No te atrevas a tocarlo—dije de manera rápida al sentir que estaban en peligro, no podía permitir que nada les pasara.

Una semana Isabella o en tu conciencia quedara lo que le pase.

—Estas enfermo que no te das cuenta de que tiene a su hija pequeña. —mis palabras se estaban entrecortando por el nudo que se comenzaba a formar en mi garganta, no podía ser yo la culpable de que algo le sucediera a Edward dejando sola a Millie.

—¿Quien dijo que a ella no le pasaría nada?, puede que tenga la misma suerte que su padre por estar cerca de lo que me pertenece.

—No te atrevas a tocarlos…

Nos veremos pronto cariño. —colgó antes de que yo lo hiciera dejándome con un profundo dolor en el pecho, me encerré unos minutos en el baño intentando tranquilizarme para poder regresar junto a Edward.

Cuando regrese tome a Millie en mis brazos y le pedí marcharnos sin decir nada, pregunto si algo iba mal pero le asegure que todo estaba bien que había sido mi madre que no paraba de contarme lo bien que se la había pasado en las fiestas, el no parecía muy convencido con lo que le acababa de decir pero agradecí que no dijera nada.

Dejamos en estacionamiento subterráneo con el que contaba mi edificio para salir a la calle, apenas unas cuantas casa mas vi una figura que e resulto demasiado familiar que me hizo jadear al darme cuenta de que estaba demasiado cerca, al instante el auto se detuvo en seco y me obligo a mirarlo.

— ¿Qué sucede Bella?

—Nada. —mentí nuevamente.

—Desde que salimos de tu departamento estas muy callada, y parece que viste algo que por tu expresión te asusto.

—No es nada, solo quiero llegar a casa, bañar a Millie y dormir.

—Sabes que puedes confiar en mí.

—Lo sé, pero en verdad no sucede nada.

Ya en la casa lo primero que hice fue bañar a Millie que no tardaba en comenzar a llorar por que se acercaba la hora de su siguiente toma, me quede con ella sentada en la mecedora perdiéndome en su dulce mirada, una que me llenaba de alegría pero a la que tenía que renunciar por mantenerla a salvo al igual que asegurar que Edward estaría bien para seguir ejerciendo su magnífico papel de padre. Le di un beso en la coronilla antes de dejarla en su cuna.

Me di una rápida ducha para colocarme mi pijama y recostarme en la cama, perdiendo la noción del tiempo e intentando convencerme de que en verdad alejarme de ellos era lo mejor, cerré los ojos con fuerza intentando que las lagrimas que pugnaban por salir se mantuvieran dentro, al ver que no podía lograrlo deje que descendieran por mis mejillas apretando esta vez también mis labios para evitar que un gemido por el dolor interno saliera y alguien me escuchara.

—¿Que sucede amor? —gire mi rostro intentado que no viera de esta manera tan vulnerable. Intente alejarme pero él me lo imperio colocándose sobre mi sin aplastarme, el sentir el calor y el dulce aroma que su cuerpo desprendía hizo que una pequeña corriente recorriera todo mi cuerpo.

Aunque era una sensación agradable intente alejarme colocando mis manos sobre su pecho, pero era mucho más fuerte que yo, sintiéndome atrapada como tantas veces lo había estado golpe su pecho y comencé a moverme con brusquedad para liberarme, en ese momento me había olvidado en donde estaba y solo los recuerdos estaban en mi memoria acudían haciéndolo parecer como algo real.

— ¡No me toques!, quítate de encima. —golpee con más fuerza ignorando sus palabras, solo podía recordar las duras palabras de ese hombre que me había macado, detuvo el moviendo de mis piernas al encerrarlas entre las suyas, tomo mis muñecas dejándolas sobre mi cabeza provocándome un poco de dolor.

—Reacciona Bella. —grito logrando que abriera los ojos y me encontrara con una mirada verde preocupada y llena de incertidumbre, deje de oponer resistencia sintiendo mi corazón latir rápidamente y mi pecho subir y bajar con rapidez, soltó mis manos y yo las lleve nuevamente a su pecho aferrando la camisa y después hundir mi rostro en él para intentar tranquilizarme, me estaba comportando como una loca, en la que Demetri me había convertido.

Se acomodo en la cama dejándome sobre él, me permitió sollozar sin preguntar, solo se limito a acariciar mi espalda hasta que recobre la cordura.

—Yo…— me vi interrumpida por un llanto que estaba segura era debido a los gritos que había dejado escapar.

—No digas nada cariño, yo voy. —se levanto dejándome suavemente en la cama, me sentí estúpida por mi reacción, pero por un momento me olvide de donde estaba, los recuerdos se habían apoderado de mi sintiéndome atrapada y vulnerable, como todas aquellas veces en las que Demetri me dejaba claro que era más fuerte que yo aprovechándose de mi debilidad tomándome como si yo no fuera capaz de elegir, sin importarle el daño que me causaba y solo disfrutando lo que obtenía con mi cuerpo como si solo me tratara de una muñeca.

Me hice un ovillo en mi cama intentando dormir antes de que Edward regresara si es que lo hacía, la puerta se abrió nuevamente y poco después la cama se hundía a mis espaldas.

—Perdóname.

—Tranquila, se que lo prometí pero después de esto… ¿no hay nada que yo deba de saber? — lo sentí moverse y unos segundos después estaba frente a mi mirándome de frente, sabía que él debía de saber lo de mi pasado pero me sentía estúpida por haber dejado que el maltrato y todo llegara tan lejos, había sido también mi culpa por creer en un cambio que jamás sucedió en un cambio que siempre me había prometido pero que nunca se realizo al contrario cada día me lastimaba mas, hiriéndome con sus palabras.

—Aun no puedo, no puedo hacerlo. —me estrecho entre sus brazos y yo me aferre a él. Aun no estaba lista para contarle todo y menos con lo que me veía obligada a hacer…

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sus labios se adueñaron de los míos en un beso apasionado, en uno que inmediatamente respondí con la misma intensidad intentado de esa manera desahogar el dolor que sentía, dejándome llevar por un hermoso cosquilleo que se expandía por mi cuerpo a medida que sus manos acariciaban cada centímetro de piel haciendo despertar a mi cuerpo de letargo prolongado.

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