Razones
El domingo paso sin nada de relevante interés, solo
escuchar los gritos de Renée, mi padre enfrascado en sus asuntos, y yo sola en
mi habitación, permanecí recostada en mi cama dejando que la luz que penetraba
por la ventana me diera directo en el rostro.
—Señorita, la comida está servida. —me gire al ver
a la chica que comenzaba a levantar la ropa esparcida por mi habitación.
—No tengo hambre. Además me duele la cabeza— me
lanzo una mirada extraña y se ofreció a traer la comida a mi habitación, me
negué queriendo solo descansar. Me acurruque en las cobijas y pronto la chica
se marcho a continuar con sus labores.
Nunca había dormido tanto, aunque debió de ser por
el hecho de lo que estaba soñando, me encontraba corriendo libremente por
Central Park una sonrisa iluminaba mi rostro, unas manos tomaron mi cintura
haciéndome detenerme, sus labios rozaron mi nuca logrando un estremecimiento y
una corriente que recorrió mi cuerpo, pero lo mejor de ese sueño era la
sensación de libertad.
—Isabella, neces… ¿Qué se supone que haces? —vi a
mi madre entrar en mi habitación detenerse frente a mi cama y mirarme con el
ceño fruncido y las manos en la cintura.
—Durmiendo—dije con simpleza señalando lo que era
obvio.
— ¿A las 5 de la tarde? —Frunció los labios y dijo
un par de palabras que no comprendí antes de volver a mirarme— ¿y pretendes que
no piense que eres una inútil?
—Me duele la cabeza. —intente excusarme pero sabía
que eso no era suficiente.
—Más vale que estés lista en veinte minutos. —tiro
de las cobijas haciéndolas caer al suelo. — me escuchaste en veinte minutos. —
me incorpore y fue la señal para que ella se marchara dando un portazo.
Me bañe y cambie unos jeans, una blusa de manga
larga un saco y unas botas altas, baje hasta encontrarme con mis padres,
inmediatamente subimos a la camioneta de Charlie.
— ¿A dónde vamos? —pregunte acomodándome en mi
lugar.
—Al club. Betty organizo una cena solo con las más
importantes familias. —respondió mi madre retocándose el labial.
—Ya entiendo— dije con desgana mirando los
edificios que íbamos pasando.
—Espero que te comportes y muestres tu mejor
sonrisa, porque siempre traes una cara como si estuvieras en un funeral.
—asentí sabiendo que tendría que actuar como lo hacía siempre colocarme una
máscara y aparentar ser la familia feliz. ¡Qué fraude!
Esa reunión; era como todas las reuniones de Renee,
solo estaban las familias más importantes de la cuidad y, de lo único de lo que
hablaban era de sus nuevas adquisiciones, de donde sería el nuevo destino de
vacaciones, sus nuevas propiedades y que lugares eran los mejores en estos
momentos para frecuentar, una completa pérdida de tiempo.
Mis amigos estaban en la misma situación que yo,
pero en esta ocasión no podíamos hablar ni hacer nada, éramos sus rehenes.
Una semana había pasado desde el incidente de la
"pastilla", el lunes pasado aunque quería negármelo a mí misma estaba
nerviosa por si los chicos me llamaban, pero por obvias razones no lo hicieron
y yo estaba completamente agradecida por no tener que verlos.
Era miércoles por la mañana, me encontraba
terminando de arreglarme, como ya lo había hecho habitual lleve una falda de
tubo muy ajustada apenas unos centímetros arriba de la rodilla, una blusa a
juego, una gargantilla y aretes, zapatillas altas el pelo recogido en una
coleta y estaba lista, daba la apariencia de esa mujer ejecutiva que todos
temían.
—Buenos días Renée— salude sentándome en la mesa
junto a ella, tome la servilleta y la coloque sobre mis piernas frunciendo el
ceño al ver lo que estaba sobre la mesa para el desayuno y mentalmente comencé
a hacer cuentas de las calorías que esperaban que me comiera.
—Me alegro de que ahora si te vistas como una
ejecutiva y no parezcas una secretaria mas. — dijo a la vez que lanzaba una
mirada aprobatoria a mi vestimenta.
— ¿Y Charlie?
—En su estudio donde más. —respondió volviendo a su
desayuno.
—Buenos días— salud mi padre apenas entro en el
comedor y se acomodo en la cabecera de la mesa tomando el periódico del día que
estaba junto a su plato.
Le sonreí a Ruth que había dejado un plato con dos
Hot cake frente a mí, lo mire por un par de segundos, sabía que al menos debía
de probar un poco para evitar preguntas. Lo que estaba sobre la mesa no era
mucho mejor que esto. —No planeas comer eso? — señalo mi madre con cara de asco
al ver lo que estaba en mi plato.
— ¿Que tiene de malo? —pregunte partiendo un trozo
muy pequeño.
— ¿Que tiene de malo?, es harina, carbohidratos, y
no es por nada pero te has descuidado— me miro unos instantes directamente a los
ojos para después bajar su mirada a mi abdomen.
—Podrían algún día estar sin discutir. —gruño mi
padre bajando su periódico y llevándose un trozo de fruta a la boca.
—Hablo en serio Isabella, deberías de comer algo
más saludable.
—Por favor mamá— apreté el tenedor con más fuerza
conteniendo la rabia que sentía.
—Haz lo que quieras, pero después no digas que no
te lo advertí— deje caer el tenedor sobre el plato haciendo un poco de ruido,
aparte el plato y me limite a beber solo un sorbo de jugo.
— ¿A dónde vas? —pregunto mi padre al verme ponerme
de pie.
—A terminar de arreglarme. No tardo— lo último se
lo había dicho a mi padre ya que este día iríamos juntos al trabajo. Volví a
repasar mi apariencia frente al espejo y maldiciendo por no conseguir bajar esos
kilos extra que me hacían lucir gorda.
Justo a tiempo volví a bajar y me acomode junto a
mi padre en el auto.
En vez de ver hacia el exterior como siempre solía
hacerlo, mire a mi padre que mantenía la vista fija en los papeles que tenía en
sus manos. Cuando era pequeña y mi padre era diferente, siempre soñé con un día
trabajar junto con él, era mi ejemplo a seguir, pero después el trabajo lo
cambio. En estos momentos deseaba haber tenido la elección de elegir otra
carrera que me mantuviera lejos de ellos, ya que nunca lograba complacerlos,
siempre buscaba algún error en mis negociaciones para poder echármelo en cara y
hacerme quedar mal delante de los demás empleados.
— ¿Revisaste el periódico esta mañana? —pregunto al
notar que mantenía la vista fija en él.
—Hubo una baja en la bolsa.
—Me alegra de que estés al tanto. — fue lo único
que dijo antes de girarse.
—Es mi trabajo. Y si quieres mi opinión creo que
deberíamos de aprovechar y hacernos de algunas acciones de Lancre, él no está
en su mejor momento.
—Me alegro que utilices tu cerebro de vez en
cuando.
—Siempre lo hago— murmure entre dientes.
— ¿Que dijiste? —gruño dejando de golpe los papeles
sobre sus piernas.
—Nada Charlie, no dije nada.
El resto del trayecto fue en silencio pero el
ambiente era incomodo. —Ya llegamos, baja ahora, no quiero estar todo el día
aquí, yo si tengo cosas importantes que hacer. —gruño cuando el auto aun no se detenía
al completo.
—Lo siento. — baje de auto para que después lo
hiciera él, en ese momento no entendí porque me había disculpado.
—Isabella, podrías cambiar tu actitud, me da la
impresión que no te gusta estar aquí.
—Me gusta lo que hago— "odio como me
tratas" quise decirle, pero como siempre me quede callada y caminamos
entre los empleados hasta llegar al ascensor.
—Charles— levante mi rostro y me encontré con el
nuevo socio y Jasper que estaba junto a su padre.
—Charlie, Isabella… ¿cierto?
—Bella— lo corregí.
—Veo que has traído a Jasper, es un placer que te
unas a nuestro equipo. — susurro mi padre con cierta emoción en su voz y, sabia
la razón, había estado segura que las cosas serian diferentes si yo hubiera
sido un chico, pero era una chica. Lo que no hacía más que perjudicarme.
—Quiero aprender un poco al respecto del negocio
familiar. — escuche a Jasper hablar.
—Nunca es tarde. — lo felicito mi padre dando un
par de palmaditas en la espalda.
—Fue un gusto saludarlos— me despedí bajando en mi
piso lista para encerrarme en mi trabajo.
Me detuve frente al escritorio de Megan, la salude
y pregunte por las cosas que tenía que hacer el día de hoy.
—Revisión de los reportes del departamento de
contabilidad, tu cita con el estilista y Demetri te ha llamado dos veces. —
fruncí el ceño al escuchar el nombre de Demetri.
—Será un día largo. —Suspire— ¿a qué hora es mi
cita con el estilista?
—A las 6
—Dile a Peter que lo necesito listo a las 5:30. Y
comunícame con Demetri. — pedí ya que necesitaba averiguar porque me había
llamado con tanta insistencia. .
— ¿Quieres un café o té?
—Solo un vaso de agua— le dije antes de entrar en
mi oficina y esperar a que Megan me comunicara con Demetri, un par de timbres
me indico que estaba en la línea así que tome el teléfono.
— ¿Demetri?
—Isabella, ¿porque demonios te fuiste así el
sábado?
—Nada importante. —me acomode en mi silla recordando
la verdadera razón por la que me había tenido que marchar.
—Pensé que nos divertiríamos un poco esa noche. —el
tono de su voz me indico la clase de diversión a la que se refería, una que no
estaba dispuesta a compartir con él.
—Hubo un cambio de planes.
— ¿Ocupada?
—Sí. Si preparan algo para hoy quiero que me
llamen, necesito salir de mi casa.
—Aun siguen en la ciudad. — solo pude decir un
"aja". — Por qué no vienes con nosotros al club.
—Tengo trabajo.
—Que te diviertas, yo voy directo al club. — dijo en
tono burlón antes de colgar.
Revise que los números cuadraban, esto era
aburrido, todos disfrutaban de sus vacaciones en Hawái, Hamptons, Bahamas y yo
detrás de un escritorio del edificio Swan, gire mi silla hacia la ventana al
menos podía ver el bullicio y el trafico, eso sí que era emocionante.
Unos golpecitos en la puerta y la voz de Megan
avisándome que me buscaban me hicieron volver mi atención al trabajo, pero lo
que me hizo ponerme de malas fue saber de quién se trataba.
—Jasper Hale— me gire y lo vi de pie junto a mi
secretaria.
—Está bien Megan, pasa. —le indique a Jasper que
entro en la oficina recorriéndola con la mirada.
—No pareces muy feliz de verme aquí.
— ¿Debería de estarlo? —pregunte sarcástica
enarcando una de mis cejas.
—Me dieron una oficina provisional en este piso.
— ¡Felicidades! —respondí en tono completamente
sarcástico.
—Tu padre dijo que tú me ayudarías, para ubicar
todo aquí. —rodee los ojos, no era suficiente con tener que revisar gran parte
de los documentos, ahora tendría que darle un recorrido a Jasper por el
edificio. Abrí uno de los cajones moviendo los papeles hasta encontrar una hoja
doblada que le entregue y el desdoblo.
— ¿Es un mapa? —pregunto algo desconcertado.
—Lo hice para mí, creo que ahora te será de
utilidad. —agradeció observándolo con detenimiento.
— ¿Algo mas en lo que te pueda ayudar? —pregunte
golpeando el escritorio con mi pluma.
—Tanto te molesta tenerme aquí.
—Tu estas aquí por simple placer, yo porque es mi
obligación. —apreté el puente de mi nariz. —Tengo que revisar esto antes de las
2— le mostré los papeles que tenia sobre mi escritorio. Unos segundos después
se levanto y se despidió.
Me envolví en mi trabajo tratando de olvidar que
probablemente tendría que soportar las visitas constantes de Jasper.
—Bella, tu padre quiere subas de inmediato. —dejé
lo que estaba haciendo y fue a ver que era la nueva tarea que quería que
hiciera, nunca me llamaba si no era para que hiciera algo.
Di un par de golpecitos en la puerta doble y de
inmediato escuche la voz de mi padre que me hacía pasar, me sorprendió ver que
ahí ya estaba Jasper con su padre, me aclare la garganta para poder hablar.
— ¿Que sucede Charlie?
—Había olvidado una junta con los nuevos
inversionistas italianos.
— ¿Y qué quieres haga?
—El asunto es que es a la misma hora que con
nuestros nuevos clientes los de la compañía Stamford de Boston. —cruce los
brazos contra mi pecho al darme cuenta a donde iba el asunto.
—Quieres que me encargue de uno.
—Exacto. Atiende a los nuevos clientes, convénselos
de cerrar el trato, de firmar con nosotros.
—Charlie… ¿estás seguro? —pregunte ya que jamás me
dejaba a nuevos clientes cuando él estaba en la ciudad.
—Claro, date prisa porque llegaran en un par de
minutos y, Jasper sería bueno que fueras, te dará una idea de lo que hacemos
aquí. —le dio una palmadita en el hombro a él en lugar de a mí.
Salimos de la oficina y nos dirigimos al salón de
juntas, una chica delgada de pelo rubio ya nos esperaba con un cuaderno en la
mano, parecía sumamente nerviosa.
—Emma. —soltó el aire que contenía en sus pulmones
al ver que era yo la que estaba frente a ella.
—Gracias a dios que es usted Srta. Swan.
—Emma, cuantas veces debo de decirte que me llames
Bella. —se disculpo y poso su mirada en mi acompañante el cual hubiera deseado que
se perdiera en el camino.
—Emma el es Jasper Hale, el hijo del nuevo socio de
Charlie. Y Jasper ella es Emma la asistente de Charlie. —los presente ignorando
el rostro contraído de Jasper cuando escucho que llame a mi padre por su
nombre.
— ¿Que tenemos Emma? —pregunte para darme una idea
de cómo debía de manejar a estos hombres.
—Son el dolor de cabeza de tu padre. —esas simples
palabras hicieron que mi inseguridad saliera.
—No es verdad… dime que no es el Sr. Robinson.
—Sí, es él.
— ¡Diablos! — comencé a hiperventilar llevando una
mano a mi cabello y caminando de un lado a otro.
— ¿Estas bien? —pregunto Emma en un susurro.
—Es una maldita prueba. —golpee el suelo con mi
zapato. —Sabia que tenía que haber algo oculto en todo esto.
— ¿Que dices?
—Dame todos los datos, tengo que hacer que cierren
el contrato— me detuve unos minutos en lo que daba un vistazo rápido a los
datos que debía de tratar.
—Sabes que tu padre lo ha intentado todo. —lo dijo
con voz suave intentando tranquilizarme.
—Charlie aun quiere tener armas para poder decirme
que no sirvo.
—No hay trato que se te resista. —intento de ser
amable, pero no pase desapercibido la duda en su voz y en su mirada.
—Creo que podemos estar frente al primero— respire
profundamente antes de entrar a la sala— Señores… buenos tardes.
— ¿Y el Sr. Swan? —fue la primera pregunta que
hicieron al verme, siquiera pudieron responder el saludo que por amabilidad
había hecho.
—Tuvo un pequeño problema, pero me ha mandado en su
representación —de inmediato varios de los hombres que estaban sentados se
recargaron por completo en el respaldo de su asiento y me miraran con
superioridad intentando intimidarme, por lo que me aclare la garganta para
presentarme y ver como cambiaba su actitud altanera. — permítame presentarme soy
Isabella Swan y mi compañero es Jasper Hale.
— ¿La hija de Charlie? —con solo decir mi apellido
su actitud había cambiado como siempre sucedía.
—Exacto.— tome asiento en la cabecera de la mesa,
al principio me sentí un poco incomoda sabiendo que esta era una prueba, pero
me recordé que no era otra cosa más que un trato como muchos mas que ya había
manejado, así que debía de volver a confiar en mí, yo sabía cómo manejar esto y
salir ganando.
Al final de una larga disputa me toco hacer un
pequeño sacrificio pero lo había logrado, habían firmado el contrato.
—Ha sido todo un placer hacer negocios con usted
Srta. Swan.
—No se arrepentirán. —le sonreí estrechando su mano
y verlo salir por la puerta seguido de sus abogados y par de ejecutivos.
—Felicidades lo lograste. —me deje caer nuevamente
sobre mi silla sin poder evitar sonreír con superioridad, había cerrado un trato
que mi padre no conseguía , ahora no podía atreverse a llamarme ineficiente.
—Eres buena en tu trabajo. —agrego Jasper que hasta
ese momento se había mantenido en silencio sentado junto a mí.
—Hago lo mejor que puedo.
—Los chicos vendrán quieren que comamos juntos,
porque no nos acompañas. —lo mire por unos segundos buscado la manera de
rechazarlo, es que no se daba cuenta de que lo que menos deseaba era estar con
ellos, además no pretendía comer no después de lo que había dicho mi madre,
tenía que conseguir bajar de peso.
—Te lo agradezco, pero aun tengo trabajo que hacer
y tiene que estar listo hoy.
— ¿Entonces será en otra ocasión?
—Si— mentí saliendo junto con Emma, tome el
ascensor para llegar a mi piso donde ya me esperaba Megan con mi saco y mi
bolso.
—Emma dijo que lograste cerrar el trato así que
espero que puedas acompañarnos a comer, para celebrarlo.
— ¿Se quieren arriesgar a que Charlie se entere?
—Él se ha marchado a tu casa.
—Entonces creo que no hay problema, ¿quien más ira?
—me puse mi saco dispuesta a salir con ellas, tenía ganas de estar lejos por un
momento de la oficina en un ambiente más agradable y sabia que con las chicas
lo estaría.
—Emma, Samantha, Ashley y yo. —con solo escuchar
los nombres supe que sería interesante, eran chicas eficientes y muy
divertidas, me llevaba bien con ellas porque no eran las típicas secretarias
chismosas.
Comimos en una restaurant que estaba cerca de la
empresa, pero por un lugar donde Charlie jamás pasaría ya que decía que era un
área para gente de otro nivel, comí una ensalada alegando que había desayunado
bastante bien. Ignore cuando dijeron que debía de comer un poco mas ya que
estaba perdiendo peso, algo que yo no sentía y, por supuesto mi madre decía lo
contrario, solo perdería unos cuantos kilos más y estaría perfecta. Sólo unos
mas…
—Gracias chicas, pero aquí es donde nos separamos,
no podemos arriesgarnos a que Charlie vea que llegamos juntas. —les dije cuando
nos acercábamos a la empresa.
—No te preocupes, espero que se repita pronto.
—Claro Ashley— se adelantaron logrando tomar un
ascensor que estaba aun abierto yo espere el siguiente para poner unos minutos
de distancia, no sería bueno que nos encontraran a todas juntas. Apenas se
abrió la puerta y vi a mi padre que salía mi oficina dando un portazo y su
semblante me dijo que no era nada bueno, se acerco hacia mí a mitad del
pasillo, impidiéndome el paso, tome una bocanada de aire antes de hablar.
—Hola Charlie, ¿viste el contrato que cerré?
—pregunte intentando bajar la tensión al ambiente.
—De eso quiero hablar contigo
—Que sucede, ¿está algo mal?
— ¿Que si esta algo mal?, ¡eres tonta o que
Isabella! — su voz se había hecho más fuerte podría apostar que todo aquel que
estuviera a 10 metros lo escucharía.
—Todo está en orden. —asegure a la vez que repasaba
mentalmente lo que había sucedido en la junta.
—No puedes hacer nada bien, a tu edad yo podía
cerrar tratos mucho más importantes que estos, y tú no eres buena para eso ni
para nada, ¿que es lo que tienes en la cabeza? —su dedo golpeo fuertemente mi
frente haciéndome retroceder.
—Pero el trato está cerrado, ambos salimos
beneficiados.
— ¿Beneficiados?, nosotros perdimos un 3%—gruño.
—Charlie es sólo 3%, —dije de manera relajada al
darme cuenta de que no era nada grave. — uno que si sabemos manejar sus cuentas
en un par de meses podemos subir el triple y ellos aceptaran gustosos.
— ¿Y mientras tanto quien me dará ese 3%?—pregunto
en tono amenazador, me miro por unos segundos antes de girarse y caminar en
dirección a mi oficina.
— ¡Vamos papá! —inmediatamente me lleve las manos a
la boca rogando porque no hubiera escuchado que lo había llamado papá.
— ¿Como me llamaste? — se detuvo en seco y su enojo
se incremento.
—Lo… lo siento.
—Cuantas veces debo de decirte que en la empresa no
soy tu padre, soy Charlie— había llegado nuevamente frente a mi tomándome del
brazo ejerciendo más presión de la necesaria arrancándome un gritito por el
dolor, sobre su hombro vi el rostro de Megan quien parecía asustada.
—Me estas lastimando. —intente zafarme de su agarre
pero presiono mas.
—Sigues siendo la misma niñita, debes de crecer
Isabella. —me soltó de mala gana.
—Soy de los mejores elementos con los que cuenta
esta empresa. —lo encare frotando el área lastimada.
— ¿De los mejores? — Se burlo— si sigues aquí es
solo porque eres mi hija, porque no eres buena en nada. No puedo darme el lujo
de que trabajes en otro sitio y nuestras amistades se den cuenta de lo tonta
que eres en los negocios, eres inútil. — lo ultimo lo había gritado para que
todos lo escucharan y humillarme más de lo que ya lo había hecho en este
momento, la rabia seguía creciendo en mi interior quería gritarle y enfrentarlo
de una vez por todas, pero no podía hacerlo, aun dependía de él.
—Sr. Swan su cliente de las 4 lo espera en su oficina.
—anuncio Emma que se detuvo junto a nosotros.
—Seguiremos en casa Isabella— se fue dejándome a
mitad del pasillo, apreté los puños, la rabia me invadía, me apreté la tabique
y respire pausadamente "no Isabella, no muestres que el ganó, tú no
eres débil"
— ¿Srta. Swan? —una mano toco mi hombro.
—Dame un minuto por favor—levante mi mano sin mirar
a Emma sabía que era ella, mi padre debía de enviarla.
— ¿Estas bien? — ignore la pregunta y respire
profundamente un par de veces hasta que me tranquilice de nuevo.
— ¿Que sucede Emma? — me gire intentando aparentar
que nada sucedía, mostrando la máscara que tan bien conocía y sabía manejar,
nadie se daría cuanta de lo mucho que me afectaban las palabras de mi padre.
—Tu padre quiere que arregles el contrato.
— ¿¡Que!? — grite sin poder evitarlo
—Yo solo te doy su mensaje. —murmuro con timidez.
— ¿Y qué quiere que haga? quiere que tome el
teléfono y que diga—fingí poner el teléfono en mi oreja— Sr. Robinson,
siento llamarlo ahora, pero vera hubo un pequeño error y resulta que mi padre
no está conforme con nuestro arreglo y quiere que firme uno por la cantidad que
había pedido en un principio, así que podría regresar y firmar de nuevo.
—Sé que es absurdo.
—No solo es absurdo es estúpido y, es algo que no
hare, cerré un trato con un porcentaje y lo voy a respetar.
—Bella, eso te traerá problemas. —la chica parecía más
asustada que yo.
—Que puede ser peor, que me eche de la empresa.
—Sé que no te echara, pero ya sabes cómo es tu
padre.
—Hay una enorme diferencia Emma. —Cruce mis brazos
y deje escapar un suspiro al darme cuenta de que ella no comprendí mis
palabras. —Conozco de lo que es capaz Charlie, pero no conozco a mi padre.
—No hables así
—Dile que el contrato sigue en pie y que no planeo
hacer ninguna modificación. Y estaré en mi oficina por si quiere ir a arreglar
el "problema"
—No lo hagas Bella, intenta negociar nuevamente.
—Él siempre me ha dicho que debo de respetar los
contratos ya firmados, si cometí un error debo de afrontarlo. Lo que es
inaceptable es que quiera que deshaga uno, uno que él no fue capaz de cerrar y
que yo logre.
—Bella…
—No Emma, dile eso a mi padre— la vi marcharse aun
negando.
Entre a mi oficina, lance mi bolso sobre el sillón,
me había gritado a mitad de un pasillo, diciéndome que era inútil y que por lo
único que estaba en la empresa era porque era su hija, no porque fuera
eficiente y, ¿ahora que debía de hacer para demostrarle que si era eficiente?
EPOV
Cuando la vi marcharse en el taxi, no pude moverme
del lugar, tenía un carácter fuerte, pero el pequeño contacto que había tenido
dentro del local cuando vi sus hermosos ojos chocolate me mostraron a una chica
fría, no pude descifrar algún sentimiento en esa mirada, es mas podía decir que
helaba la piel de cualquiera.
—Vamos Edward, debemos ir a casa. —me pidió Emmett
tocando mi hombro.
—Alguien me puede explicar que fue lo que sucedió,
nos sacaron por esa, y ella se marcho en un taxi. — gruño Rosalie acomodándose
el abrigo.
—Ella tiene problemas y unos muy grandes. —explico
Jasper.
— ¿De qué hablas ? —pregunto mi hermano tomando el
brazo de su novio.
—No estoy completamente seguro y hasta no estarlo
no diré nada.
—Son sus problemas, no deberíamos involucrarnos.
—A mi no me parece que debamos de dejarla. —le
lleve la contraria a Rosalie que se molesto aun mas.
—Y no lo haremos, pero dejémosla un tiempo solo,
con lo que paso esta noche estará bien.
Una semana había pasado y no teníamos noticias de ella,
no la vimos en ningún sitio, y eso me mantenía un poco ansioso, se que la acababa
de conocer, pero el ver lo frágil que era me hacia querer protegerla, se que
ella parecía ser fría y autosuficiente pero la verdad es que era una chica
frágil y vulnerable con grandes problemas, de que otra manera podía estar
involucrándose en esta clase de asuntos.
Era miércoles y por insistencia del duendecillo que
tenia por hermana, fuimos todos a comer cerca de la empresa Swan, era un
edificio bastante alto y de estructura llamativa. Jasper llego al restaurant
donde ya lo esperábamos, se disculpo por la demora, pero nos explico que se debía
a que asistió a una junta de negocios donde Bella había logrado de manera
extraordinaria manejar a los nuevos clientes.
—Se los juro, es extraordinaria, yo no podría
enfrentarme a hombres como esos.
—Eso lo dices, porque jamás asististe a una junta de ese tipo. —su
hermana intento restarle importancia.
—Es en serio Rose, es muy buena en su trabajo,
maneja las situaciones con una maestría y delicadeza que da miedo.
—Con solo verla da un poco de miedo, pero es débil.
—dijo Emmett rodeando los hombros de Rosalie que le dedico una sonrisa.
—Físicamente puede que lo sea, pero no debes de
subestimarla Emmett.
—¿Y porque no la invitaste a comer? —le cuestiono
mi hermana entrecerrando los ojos.
—¿Para que queremos a esa chica entre nosotros?
—No hables así Rose.
—No los entiendo, ella los trató bastante mal la
última vez que la vimos y aun así planean unirla al grupo, ¿son masoquistas?
—Ella tenía sus razones.
—No puedo creer que aun le defiendas Edward, ella
te pegó.
—Se sentía amenazada. —explique por milésima vez.
—Si Rose, es una maniobra que utiliza para
defenderse, se sintió amenazada porque fue descubierta, ella lo único que
quiere hacer es que nadie penetre su barrera autoimpuesta.
—Estaría encantada de romper esa maldita barrera.
—sonrió ampliamente y no tuve que ser adivino para saber lo que estaba cruzando
por su cabeza.
— ¿Te dieron una oficina? — intervino Alice,
desviando la conversación hacia un tema secundario. Jasper asintió — ¿Podemos
conocerla?
—Claro. — y como siempre Jasper no podía negarle
nada al duendecillo que tenia por novia, aun sabiendo que esta intentaría
redecorarla.
Después de la comida fuimos hasta la nueva oficina
de Jasper, que se encontraba en uno de los pisas más altos: era amplia justo a
cada lado de puerta había dos enormes cristales que permitían la vista al
pasillo, pero del pasillo no se veía hacia adentro, estaba decorada de manera
sobria tenía dos enormes sillones, un par de sillas muy cómodas y un enorme
escritorio, una computadora de pantalla plana de las mas nuevas que había en el
mercado.
—Le hace falta unos ajustes. —hablo Alice
analizando con la mirada el lugar.
—Sabía que dirías eso. —se burlo Emmett golpeando
mi costado.
—Recuerda que es de Jasper, no tiene porque verse
como si fuera de una chica.
—No seas pesado Emmett.
—Él es el padre de Isabella— me gire para ver hacia
donde señalaba Rose, ese hombre tenía un aspecto duro y autoritario.
—Ellas son las secretarias, la morena es Megan la
secretaria de Bella y la pelirroja es mía.
—Debes de tener cuidado Alice. —anuncio Emmett
intentando hacer sentir celos a Alice.
—Yo confió plenamente en Jazz— la voz de mi hermana
pasó a segundo plano al escuchar la voz de Bella, me gire hacia los cristales y
la vi detenerse, mientras su padre llegaba frente a ella, pero… ¿porque lo
llamaba Charlie y no papá?
El parecía molestos y ella estaba completamente
tranquila como si tuvieran una plática algo divertida, pero las cosas cambiaron
de un momento a otro, el hombre la había llamado tonta logrando que todos
pusiéramos atención en la discusión que se llevaba a cabo en el pasillo.
Hablaron de cosas que no comprendía, algo de 3% que
para mí era un número pequeño pero no sabía si en los negocios eso implicaba
una cantidad de dinero muy grande. Ella lo llamo papá y al instante se cubrió
la boca con las manos y su expresión se transformo a una algo asustada como si
hubiera cometido un delito. Lo más sorprendente fue ver como esas solas
palabras habían provocado al hombre al grado de tomarla del brazo sin medir su
fuerza y lastimarla, ella pedía que la soltara porque le hacía daño pero él no
parecía escucharla.
Se burlo de ella y además la había llamado inútil,
después de lo que nos describió Jasper acerca de la manera en que manejo a los
nuevos clientes, no encajaba con lo que estaba diciendo su padre.
Se vieron interrumpidos por una mujer que parecía
algo tensa por la situación, pero que interrumpió en un buen momento evitando
una discusión peor. Charlie Swan se marchó dejándola a ella a mitad del pasillo
con la cabeza agachada y apretando los puños mientras su pecho subía y bajaba
de manera rápida.
La misma mujer que la había separado de su padre
llego de nuevo junto a ella permitiéndole unos segundos en los que ella parecía
recuperarse para después girarse y mostrarse como si nada hubiera sucedido, su
rostro mostraba una tranquilidad y la frialdad que la caracterizaba.
Hubo un poco de gritos y respuestas cortantes, la
mujer intento convencerla de algo pero ella no cedió, al contrario se mantuvo
firme en su postura haciendo que la mujer se marchara. No entendía como se
mantenía tan tranquila después de lo que acababa de ocurrir, la vimos caminar
hasta perderse de vista y supuse que estaría en su oficina.
— ¡Dios! ¿Dices que ese es su padre? —pregunto
Alice horrorizada al igual que todos.
—Lo es Alice— la voz de Rose sonó igual de
horrorizada que de la de Alice y parecía que con lo que había presenciado
ayudaría a quitarse la idea preconcebida que tenia sobre Bella.
—La trato muy mal. —vi a Emmett que aun mantenía la
vista en el pasillo. —Como si fuera… basura—lo último lo había dicho en un
susurro.
—Creo que ahora sabemos un poco el porqué de su
actitud.
—Ves Rose, juzgaste muy mal a esa chica.
—Ni lo menciones, no sé qué haría estando en su
lugar.
—¿Joven Jasper Hale? — todos nos giramos hacia la
puerta donde estaba una mujer de unos 70 años con una carpeta en sus manos.
— Soy yo. —se adelanto Jasper llegando frente a la
mujer que sonrió de manera maternal.
—Mi nombre es Abigail, y el Sr. Swan me ha enviado
para ver que todo esté bien.
— ¿Trabaja aquí? —pregunto Alice
—Por supuesto, yo estuve aquí cuando la empresa
estaba iniciando, y gracias a Bella es que aun sigo aquí, me aburro bastante en
mi casa, así que solo vengo un rato cada tercer día.
— ¿Conoce a Isabella Swan? —pregunte antes que
cualquiera, lo que deseaba era saber más sobre Bella y sin duda esa mujer nos
podría hablar de ella.
—Como no conocer a esa hermosa jovencita— el brillo
en los ojos de la mujer era de orgullo.
—Abi… ¿podemos llamarte así? — pregunto cortésmente
mi hermana, ella acepto con una enorme sonrisa.
—Podrías hablarnos de Bella, es que ella es algo
cerrada y nos gustaría conocerla un poco más y creo que tú nos podrías ayudar a
entenderla. —intercambie una mirada con Jasper que al parecer había pensado lo
mismo que yo.
—Pobre de mi niña, le haría bien tener verdaderos
amigos— se sentó en uno de los sillones y nosotros delante de ella.
…
Gracias por leer mis locuras y siento las faltas de ortografía, pero esta historia no esta beteada.
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