No me dejes caer: Capítulo 5


 Razones


El domingo paso sin nada de relevante interés, solo escuchar los gritos de Renée, mi padre enfrascado en sus asuntos, y yo sola en mi habitación, permanecí recostada en mi cama dejando que la luz que penetraba por la ventana me diera directo en el rostro.


—Señorita, la comida está servida. —me gire al ver a la chica que comenzaba a levantar la ropa esparcida por mi habitación.

—No tengo hambre. Además me duele la cabeza— me lanzo una mirada extraña y se ofreció a traer la comida a mi habitación, me negué queriendo solo descansar. Me acurruque en las cobijas y pronto la chica se marcho a continuar con sus labores.

Nunca había dormido tanto, aunque debió de ser por el hecho de lo que estaba soñando, me encontraba corriendo libremente por Central Park una sonrisa iluminaba mi rostro, unas manos tomaron mi cintura haciéndome detenerme, sus labios rozaron mi nuca logrando un estremecimiento y una corriente que recorrió mi cuerpo, pero lo mejor de ese sueño era la sensación de libertad.

—Isabella, neces… ¿Qué se supone que haces? —vi a mi madre entrar en mi habitación detenerse frente a mi cama y mirarme con el ceño fruncido y las manos en la cintura.

—Durmiendo—dije con simpleza señalando lo que era obvio.

— ¿A las 5 de la tarde? —Frunció los labios y dijo un par de palabras que no comprendí antes de volver a mirarme— ¿y pretendes que no piense que eres una inútil?

—Me duele la cabeza. —intente excusarme pero sabía que eso no era suficiente.

—Más vale que estés lista en veinte minutos. —tiro de las cobijas haciéndolas caer al suelo. — me escuchaste en veinte minutos. — me incorpore y fue la señal para que ella se marchara dando un portazo.

Me bañe y cambie unos jeans, una blusa de manga larga un saco y unas botas altas, baje hasta encontrarme con mis padres, inmediatamente subimos a la camioneta de Charlie.

— ¿A dónde vamos? —pregunte acomodándome en mi lugar.

—Al club. Betty organizo una cena solo con las más importantes familias. —respondió mi madre retocándose el labial.

—Ya entiendo— dije con desgana mirando los edificios que íbamos pasando.

—Espero que te comportes y muestres tu mejor sonrisa, porque siempre traes una cara como si estuvieras en un funeral. —asentí sabiendo que tendría que actuar como lo hacía siempre colocarme una máscara y aparentar ser la familia feliz. ¡Qué fraude!

Esa reunión; era como todas las reuniones de Renee, solo estaban las familias más importantes de la cuidad y, de lo único de lo que hablaban era de sus nuevas adquisiciones, de donde sería el nuevo destino de vacaciones, sus nuevas propiedades y que lugares eran los mejores en estos momentos para frecuentar, una completa pérdida de tiempo.

Mis amigos estaban en la misma situación que yo, pero en esta ocasión no podíamos hablar ni hacer nada, éramos sus rehenes.

Una semana había pasado desde el incidente de la "pastilla", el lunes pasado aunque quería negármelo a mí misma estaba nerviosa por si los chicos me llamaban, pero por obvias razones no lo hicieron y yo estaba completamente agradecida por no tener que verlos.

Era miércoles por la mañana, me encontraba terminando de arreglarme, como ya lo había hecho habitual lleve una falda de tubo muy ajustada apenas unos centímetros arriba de la rodilla, una blusa a juego, una gargantilla y aretes, zapatillas altas el pelo recogido en una coleta y estaba lista, daba la apariencia de esa mujer ejecutiva que todos temían.

—Buenos días Renée— salude sentándome en la mesa junto a ella, tome la servilleta y la coloque sobre mis piernas frunciendo el ceño al ver lo que estaba sobre la mesa para el desayuno y mentalmente comencé a hacer cuentas de las calorías que esperaban que me comiera.

—Me alegro de que ahora si te vistas como una ejecutiva y no parezcas una secretaria mas. — dijo a la vez que lanzaba una mirada aprobatoria a mi vestimenta.

— ¿Y Charlie?

—En su estudio donde más. —respondió volviendo a su desayuno.

—Buenos días— salud mi padre apenas entro en el comedor y se acomodo en la cabecera de la mesa tomando el periódico del día que estaba junto a su plato.

Le sonreí a Ruth que había dejado un plato con dos Hot cake frente a mí, lo mire por un par de segundos, sabía que al menos debía de probar un poco para evitar preguntas. Lo que estaba sobre la mesa no era mucho mejor que esto. —No planeas comer eso? — señalo mi madre con cara de asco al ver lo que estaba en mi plato.

— ¿Que tiene de malo? —pregunte partiendo un trozo muy pequeño.

— ¿Que tiene de malo?, es harina, carbohidratos, y no es por nada pero te has descuidado— me miro unos instantes directamente a los ojos para después bajar su mirada a mi abdomen.

—Podrían algún día estar sin discutir. —gruño mi padre bajando su periódico y llevándose un trozo de fruta a la boca.

—Hablo en serio Isabella, deberías de comer algo más saludable.

—Por favor mamá— apreté el tenedor con más fuerza conteniendo la rabia que sentía.

—Haz lo que quieras, pero después no digas que no te lo advertí— deje caer el tenedor sobre el plato haciendo un poco de ruido, aparte el plato y me limite a beber solo un sorbo de jugo.

— ¿A dónde vas? —pregunto mi padre al verme ponerme de pie.

—A terminar de arreglarme. No tardo— lo último se lo había dicho a mi padre ya que este día iríamos juntos al trabajo. Volví a repasar mi apariencia frente al espejo y maldiciendo por no conseguir bajar esos kilos extra que me hacían lucir gorda.

Justo a tiempo volví a bajar y me acomode junto a mi padre en el auto.

En vez de ver hacia el exterior como siempre solía hacerlo, mire a mi padre que mantenía la vista fija en los papeles que tenía en sus manos. Cuando era pequeña y mi padre era diferente, siempre soñé con un día trabajar junto con él, era mi ejemplo a seguir, pero después el trabajo lo cambio. En estos momentos deseaba haber tenido la elección de elegir otra carrera que me mantuviera lejos de ellos, ya que nunca lograba complacerlos, siempre buscaba algún error en mis negociaciones para poder echármelo en cara y hacerme quedar mal delante de los demás empleados.

— ¿Revisaste el periódico esta mañana? —pregunto al notar que mantenía la vista fija en él.

—Hubo una baja en la bolsa.

—Me alegra de que estés al tanto. — fue lo único que dijo antes de girarse.

—Es mi trabajo. Y si quieres mi opinión creo que deberíamos de aprovechar y hacernos de algunas acciones de Lancre, él no está en su mejor momento.

—Me alegro que utilices tu cerebro de vez en cuando.

—Siempre lo hago— murmure entre dientes.

— ¿Que dijiste? —gruño dejando de golpe los papeles sobre sus piernas.

—Nada Charlie, no dije nada.

El resto del trayecto fue en silencio pero el ambiente era incomodo. —Ya llegamos, baja ahora, no quiero estar todo el día aquí, yo si tengo cosas importantes que hacer. —gruño cuando el auto aun no se detenía al completo.

—Lo siento. — baje de auto para que después lo hiciera él, en ese momento no entendí porque me había disculpado.

—Isabella, podrías cambiar tu actitud, me da la impresión que no te gusta estar aquí.

—Me gusta lo que hago— "odio como me tratas" quise decirle, pero como siempre me quede callada y caminamos entre los empleados hasta llegar al ascensor.

—Charles— levante mi rostro y me encontré con el nuevo socio y Jasper que estaba junto a su padre.

—Charlie, Isabella… ¿cierto?

—Bella— lo corregí.

—Veo que has traído a Jasper, es un placer que te unas a nuestro equipo. — susurro mi padre con cierta emoción en su voz y, sabia la razón, había estado segura que las cosas serian diferentes si yo hubiera sido un chico, pero era una chica. Lo que no hacía más que perjudicarme.

—Quiero aprender un poco al respecto del negocio familiar. — escuche a Jasper hablar.

—Nunca es tarde. — lo felicito mi padre dando un par de palmaditas en la espalda.

—Fue un gusto saludarlos— me despedí bajando en mi piso lista para encerrarme en mi trabajo.

Me detuve frente al escritorio de Megan, la salude y pregunte por las cosas que tenía que hacer el día de hoy.

—Revisión de los reportes del departamento de contabilidad, tu cita con el estilista y Demetri te ha llamado dos veces. — fruncí el ceño al escuchar el nombre de Demetri.

—Será un día largo. —Suspire— ¿a qué hora es mi cita con el estilista?

—A las 6

—Dile a Peter que lo necesito listo a las 5:30. Y comunícame con Demetri. — pedí ya que necesitaba averiguar porque me había llamado con tanta insistencia. .

— ¿Quieres un café o té?

—Solo un vaso de agua— le dije antes de entrar en mi oficina y esperar a que Megan me comunicara con Demetri, un par de timbres me indico que estaba en la línea así que tome el teléfono.

— ¿Demetri?

—Isabella, ¿porque demonios te fuiste así el sábado?

—Nada importante. —me acomode en mi silla recordando la verdadera razón por la que me había tenido que marchar.

—Pensé que nos divertiríamos un poco esa noche. —el tono de su voz me indico la clase de diversión a la que se refería, una que no estaba dispuesta a compartir con él.

—Hubo un cambio de planes.

— ¿Ocupada?

—Sí. Si preparan algo para hoy quiero que me llamen, necesito salir de mi casa.

—Aun siguen en la ciudad. — solo pude decir un "aja". — Por qué no vienes con nosotros al club.

—Tengo trabajo.

—Que te diviertas, yo voy directo al club. — dijo en tono burlón antes de colgar.

Revise que los números cuadraban, esto era aburrido, todos disfrutaban de sus vacaciones en Hawái, Hamptons, Bahamas y yo detrás de un escritorio del edificio Swan, gire mi silla hacia la ventana al menos podía ver el bullicio y el trafico, eso sí que era emocionante.

Unos golpecitos en la puerta y la voz de Megan avisándome que me buscaban me hicieron volver mi atención al trabajo, pero lo que me hizo ponerme de malas fue saber de quién se trataba.

—Jasper Hale— me gire y lo vi de pie junto a mi secretaria.

—Está bien Megan, pasa. —le indique a Jasper que entro en la oficina recorriéndola con la mirada.

—No pareces muy feliz de verme aquí.

— ¿Debería de estarlo? —pregunte sarcástica enarcando una de mis cejas.

—Me dieron una oficina provisional en este piso.

— ¡Felicidades! —respondí en tono completamente sarcástico.

—Tu padre dijo que tú me ayudarías, para ubicar todo aquí. —rodee los ojos, no era suficiente con tener que revisar gran parte de los documentos, ahora tendría que darle un recorrido a Jasper por el edificio. Abrí uno de los cajones moviendo los papeles hasta encontrar una hoja doblada que le entregue y el desdoblo.

— ¿Es un mapa? —pregunto algo desconcertado.

—Lo hice para mí, creo que ahora te será de utilidad. —agradeció observándolo con detenimiento.

— ¿Algo mas en lo que te pueda ayudar? —pregunte golpeando el escritorio con mi pluma.

—Tanto te molesta tenerme aquí.

—Tu estas aquí por simple placer, yo porque es mi obligación. —apreté el puente de mi nariz. —Tengo que revisar esto antes de las 2— le mostré los papeles que tenia sobre mi escritorio. Unos segundos después se levanto y se despidió.

Me envolví en mi trabajo tratando de olvidar que probablemente tendría que soportar las visitas constantes de Jasper.

—Bella, tu padre quiere subas de inmediato. —dejé lo que estaba haciendo y fue a ver que era la nueva tarea que quería que hiciera, nunca me llamaba si no era para que hiciera algo.

Di un par de golpecitos en la puerta doble y de inmediato escuche la voz de mi padre que me hacía pasar, me sorprendió ver que ahí ya estaba Jasper con su padre, me aclare la garganta para poder hablar.

— ¿Que sucede Charlie?

—Había olvidado una junta con los nuevos inversionistas italianos.

— ¿Y qué quieres haga?

—El asunto es que es a la misma hora que con nuestros nuevos clientes los de la compañía Stamford de Boston. —cruce los brazos contra mi pecho al darme cuenta a donde iba el asunto.

—Quieres que me encargue de uno.

—Exacto. Atiende a los nuevos clientes, convénselos de cerrar el trato, de firmar con nosotros.

—Charlie… ¿estás seguro? —pregunte ya que jamás me dejaba a nuevos clientes cuando él estaba en la ciudad.

—Claro, date prisa porque llegaran en un par de minutos y, Jasper sería bueno que fueras, te dará una idea de lo que hacemos aquí. —le dio una palmadita en el hombro a él en lugar de a mí.

Salimos de la oficina y nos dirigimos al salón de juntas, una chica delgada de pelo rubio ya nos esperaba con un cuaderno en la mano, parecía sumamente nerviosa.

—Emma. —soltó el aire que contenía en sus pulmones al ver que era yo la que estaba frente a ella.

—Gracias a dios que es usted Srta. Swan.

—Emma, cuantas veces debo de decirte que me llames Bella. —se disculpo y poso su mirada en mi acompañante el cual hubiera deseado que se perdiera en el camino.

—Emma el es Jasper Hale, el hijo del nuevo socio de Charlie. Y Jasper ella es Emma la asistente de Charlie. —los presente ignorando el rostro contraído de Jasper cuando escucho que llame a mi padre por su nombre.

— ¿Que tenemos Emma? —pregunte para darme una idea de cómo debía de manejar a estos hombres.

—Son el dolor de cabeza de tu padre. —esas simples palabras hicieron que mi inseguridad saliera.

—No es verdad… dime que no es el Sr. Robinson.

—Sí, es él.

— ¡Diablos! — comencé a hiperventilar llevando una mano a mi cabello y caminando de un lado a otro.

— ¿Estas bien? —pregunto Emma en un susurro.

—Es una maldita prueba. —golpee el suelo con mi zapato. —Sabia que tenía que haber algo oculto en todo esto.

— ¿Que dices?

—Dame todos los datos, tengo que hacer que cierren el contrato— me detuve unos minutos en lo que daba un vistazo rápido a los datos que debía de tratar.

—Sabes que tu padre lo ha intentado todo. —lo dijo con voz suave intentando tranquilizarme.

—Charlie aun quiere tener armas para poder decirme que no sirvo.

—No hay trato que se te resista. —intento de ser amable, pero no pase desapercibido la duda en su voz y en su mirada.

—Creo que podemos estar frente al primero— respire profundamente antes de entrar a la sala— Señores… buenos tardes.

— ¿Y el Sr. Swan? —fue la primera pregunta que hicieron al verme, siquiera pudieron responder el saludo que por amabilidad había hecho.

—Tuvo un pequeño problema, pero me ha mandado en su representación —de inmediato varios de los hombres que estaban sentados se recargaron por completo en el respaldo de su asiento y me miraran con superioridad intentando intimidarme, por lo que me aclare la garganta para presentarme y ver como cambiaba su actitud altanera. — permítame presentarme soy Isabella Swan y mi compañero es Jasper Hale.

— ¿La hija de Charlie? —con solo decir mi apellido su actitud había cambiado como siempre sucedía.

—Exacto.— tome asiento en la cabecera de la mesa, al principio me sentí un poco incomoda sabiendo que esta era una prueba, pero me recordé que no era otra cosa más que un trato como muchos mas que ya había manejado, así que debía de volver a confiar en mí, yo sabía cómo manejar esto y salir ganando.

Al final de una larga disputa me toco hacer un pequeño sacrificio pero lo había logrado, habían firmado el contrato.

—Ha sido todo un placer hacer negocios con usted Srta. Swan.

—No se arrepentirán. —le sonreí estrechando su mano y verlo salir por la puerta seguido de sus abogados y par de ejecutivos.

—Felicidades lo lograste. —me deje caer nuevamente sobre mi silla sin poder evitar sonreír con superioridad, había cerrado un trato que mi padre no conseguía , ahora no podía atreverse a llamarme ineficiente.

—Eres buena en tu trabajo. —agrego Jasper que hasta ese momento se había mantenido en silencio sentado junto a mí.

—Hago lo mejor que puedo.

—Los chicos vendrán quieren que comamos juntos, porque no nos acompañas. —lo mire por unos segundos buscado la manera de rechazarlo, es que no se daba cuenta de que lo que menos deseaba era estar con ellos, además no pretendía comer no después de lo que había dicho mi madre, tenía que conseguir bajar de peso.

—Te lo agradezco, pero aun tengo trabajo que hacer y tiene que estar listo hoy.

— ¿Entonces será en otra ocasión?

—Si— mentí saliendo junto con Emma, tome el ascensor para llegar a mi piso donde ya me esperaba Megan con mi saco y mi bolso.

—Emma dijo que lograste cerrar el trato así que espero que puedas acompañarnos a comer, para celebrarlo.

— ¿Se quieren arriesgar a que Charlie se entere?

—Él se ha marchado a tu casa.

—Entonces creo que no hay problema, ¿quien más ira? —me puse mi saco dispuesta a salir con ellas, tenía ganas de estar lejos por un momento de la oficina en un ambiente más agradable y sabia que con las chicas lo estaría.

—Emma, Samantha, Ashley y yo. —con solo escuchar los nombres supe que sería interesante, eran chicas eficientes y muy divertidas, me llevaba bien con ellas porque no eran las típicas secretarias chismosas.

Comimos en una restaurant que estaba cerca de la empresa, pero por un lugar donde Charlie jamás pasaría ya que decía que era un área para gente de otro nivel, comí una ensalada alegando que había desayunado bastante bien. Ignore cuando dijeron que debía de comer un poco mas ya que estaba perdiendo peso, algo que yo no sentía y, por supuesto mi madre decía lo contrario, solo perdería unos cuantos kilos más y estaría perfecta. Sólo unos mas…

—Gracias chicas, pero aquí es donde nos separamos, no podemos arriesgarnos a que Charlie vea que llegamos juntas. —les dije cuando nos acercábamos a la empresa.

—No te preocupes, espero que se repita pronto.

—Claro Ashley— se adelantaron logrando tomar un ascensor que estaba aun abierto yo espere el siguiente para poner unos minutos de distancia, no sería bueno que nos encontraran a todas juntas. Apenas se abrió la puerta y vi a mi padre que salía mi oficina dando un portazo y su semblante me dijo que no era nada bueno, se acerco hacia mí a mitad del pasillo, impidiéndome el paso, tome una bocanada de aire antes de hablar.

—Hola Charlie, ¿viste el contrato que cerré? —pregunte intentando bajar la tensión al ambiente.

—De eso quiero hablar contigo

—Que sucede, ¿está algo mal?

— ¿Que si esta algo mal?, ¡eres tonta o que Isabella! — su voz se había hecho más fuerte podría apostar que todo aquel que estuviera a 10 metros lo escucharía.

—Todo está en orden. —asegure a la vez que repasaba mentalmente lo que había sucedido en la junta.

—No puedes hacer nada bien, a tu edad yo podía cerrar tratos mucho más importantes que estos, y tú no eres buena para eso ni para nada, ¿que es lo que tienes en la cabeza? —su dedo golpeo fuertemente mi frente haciéndome retroceder.

—Pero el trato está cerrado, ambos salimos beneficiados.

— ¿Beneficiados?, nosotros perdimos un 3%—gruño.

—Charlie es sólo 3%, —dije de manera relajada al darme cuenta de que no era nada grave. — uno que si sabemos manejar sus cuentas en un par de meses podemos subir el triple y ellos aceptaran gustosos.

— ¿Y mientras tanto quien me dará ese 3%?—pregunto en tono amenazador, me miro por unos segundos antes de girarse y caminar en dirección a mi oficina.

— ¡Vamos papá! —inmediatamente me lleve las manos a la boca rogando porque no hubiera escuchado que lo había llamado papá.

— ¿Como me llamaste? — se detuvo en seco y su enojo se incremento.

—Lo… lo siento.

—Cuantas veces debo de decirte que en la empresa no soy tu padre, soy Charlie— había llegado nuevamente frente a mi tomándome del brazo ejerciendo más presión de la necesaria arrancándome un gritito por el dolor, sobre su hombro vi el rostro de Megan quien parecía asustada.

—Me estas lastimando. —intente zafarme de su agarre pero presiono mas.

—Sigues siendo la misma niñita, debes de crecer Isabella. —me soltó de mala gana.

—Soy de los mejores elementos con los que cuenta esta empresa. —lo encare frotando el área lastimada.

— ¿De los mejores? — Se burlo— si sigues aquí es solo porque eres mi hija, porque no eres buena en nada. No puedo darme el lujo de que trabajes en otro sitio y nuestras amistades se den cuenta de lo tonta que eres en los negocios, eres inútil. — lo ultimo lo había gritado para que todos lo escucharan y humillarme más de lo que ya lo había hecho en este momento, la rabia seguía creciendo en mi interior quería gritarle y enfrentarlo de una vez por todas, pero no podía hacerlo, aun dependía de él.

—Sr. Swan su cliente de las 4 lo espera en su oficina. —anuncio Emma que se detuvo junto a nosotros.

—Seguiremos en casa Isabella— se fue dejándome a mitad del pasillo, apreté los puños, la rabia me invadía, me apreté la tabique y respire pausadamente "no Isabella, no muestres que el ganó, tú no eres débil"

— ¿Srta. Swan? —una mano toco mi hombro.

—Dame un minuto por favor—levante mi mano sin mirar a Emma sabía que era ella, mi padre debía de enviarla.

— ¿Estas bien? — ignore la pregunta y respire profundamente un par de veces hasta que me tranquilice de nuevo.

— ¿Que sucede Emma? — me gire intentando aparentar que nada sucedía, mostrando la máscara que tan bien conocía y sabía manejar, nadie se daría cuanta de lo mucho que me afectaban las palabras de mi padre.

—Tu padre quiere que arregles el contrato.

— ¿¡Que!? — grite sin poder evitarlo

—Yo solo te doy su mensaje. —murmuro con timidez.

— ¿Y qué quiere que haga? quiere que tome el teléfono y que diga—fingí poner el teléfono en mi oreja— Sr. Robinson, siento llamarlo ahora, pero vera hubo un pequeño error y resulta que mi padre no está conforme con nuestro arreglo y quiere que firme uno por la cantidad que había pedido en un principio, así que podría regresar y firmar de nuevo.

—Sé que es absurdo.

—No solo es absurdo es estúpido y, es algo que no hare, cerré un trato con un porcentaje y lo voy a respetar.

—Bella, eso te traerá problemas. —la chica parecía más asustada que yo.

—Que puede ser peor, que me eche de la empresa.

—Sé que no te echara, pero ya sabes cómo es tu padre.

—Hay una enorme diferencia Emma. —Cruce mis brazos y deje escapar un suspiro al darme cuenta de que ella no comprendí mis palabras. —Conozco de lo que es capaz Charlie, pero no conozco a mi padre.

—No hables así

—Dile que el contrato sigue en pie y que no planeo hacer ninguna modificación. Y estaré en mi oficina por si quiere ir a arreglar el "problema"

—No lo hagas Bella, intenta negociar nuevamente.

—Él siempre me ha dicho que debo de respetar los contratos ya firmados, si cometí un error debo de afrontarlo. Lo que es inaceptable es que quiera que deshaga uno, uno que él no fue capaz de cerrar y que yo logre.

—Bella…
—No Emma, dile eso a mi padre— la vi marcharse aun negando.

Entre a mi oficina, lance mi bolso sobre el sillón, me había gritado a mitad de un pasillo, diciéndome que era inútil y que por lo único que estaba en la empresa era porque era su hija, no porque fuera eficiente y, ¿ahora que debía de hacer para demostrarle que si era eficiente?

EPOV

Cuando la vi marcharse en el taxi, no pude moverme del lugar, tenía un carácter fuerte, pero el pequeño contacto que había tenido dentro del local cuando vi sus hermosos ojos chocolate me mostraron a una chica fría, no pude descifrar algún sentimiento en esa mirada, es mas podía decir que helaba la piel de cualquiera.

—Vamos Edward, debemos ir a casa. —me pidió Emmett tocando mi hombro.

—Alguien me puede explicar que fue lo que sucedió, nos sacaron por esa, y ella se marcho en un taxi. — gruño Rosalie acomodándose el abrigo.

—Ella tiene problemas y unos muy grandes. —explico Jasper.

— ¿De qué hablas ? —pregunto mi hermano tomando el brazo de su novio.

—No estoy completamente seguro y hasta no estarlo no diré nada.

—Son sus problemas, no deberíamos involucrarnos.

—A mi no me parece que debamos de dejarla. —le lleve la contraria a Rosalie que se molesto aun mas.

—Y no lo haremos, pero dejémosla un tiempo solo, con lo que paso esta noche estará bien.

Una semana había pasado y no teníamos noticias de ella, no la vimos en ningún sitio, y eso me mantenía un poco ansioso, se que la acababa de conocer, pero el ver lo frágil que era me hacia querer protegerla, se que ella parecía ser fría y autosuficiente pero la verdad es que era una chica frágil y vulnerable con grandes problemas, de que otra manera podía estar involucrándose en esta clase de asuntos.

Era miércoles y por insistencia del duendecillo que tenia por hermana, fuimos todos a comer cerca de la empresa Swan, era un edificio bastante alto y de estructura llamativa. Jasper llego al restaurant donde ya lo esperábamos, se disculpo por la demora, pero nos explico que se debía a que asistió a una junta de negocios donde Bella había logrado de manera extraordinaria manejar a los nuevos clientes.

—Se los juro, es extraordinaria, yo no podría enfrentarme a hombres como esos.

—Eso lo dices, porque jamás  asististe a una junta de ese tipo. —su hermana intento restarle importancia.

—Es en serio Rose, es muy buena en su trabajo, maneja las situaciones con una maestría y delicadeza que da miedo.

—Con solo verla da un poco de miedo, pero es débil. —dijo Emmett rodeando los hombros de Rosalie que le dedico una sonrisa.

—Físicamente puede que lo sea, pero no debes de subestimarla Emmett.

—¿Y porque no la invitaste a comer? —le cuestiono mi hermana entrecerrando los ojos.

—¿Para que queremos a esa chica entre nosotros?

—No hables así Rose.

—No los entiendo, ella los trató bastante mal la última vez que la vimos y aun así planean unirla al grupo, ¿son masoquistas?

—Ella tenía sus razones.

—No puedo creer que aun le defiendas Edward, ella te pegó.

—Se sentía amenazada. —explique por milésima vez.

—Si Rose, es una maniobra que utiliza para defenderse, se sintió amenazada porque fue descubierta, ella lo único que quiere hacer es que nadie penetre su barrera autoimpuesta.

—Estaría encantada de romper esa maldita barrera. —sonrió ampliamente y no tuve que ser adivino para saber lo que estaba cruzando por su cabeza.

— ¿Te dieron una oficina? — intervino Alice, desviando la conversación hacia un tema secundario. Jasper asintió — ¿Podemos conocerla?

—Claro. — y como siempre Jasper no podía negarle nada al duendecillo que tenia por novia, aun sabiendo que esta intentaría redecorarla.

Después de la comida fuimos hasta la nueva oficina de Jasper, que se encontraba en uno de los pisas más altos: era amplia justo a cada lado de puerta había dos enormes cristales que permitían la vista al pasillo, pero del pasillo no se veía hacia adentro, estaba decorada de manera sobria tenía dos enormes sillones, un par de sillas muy cómodas y un enorme escritorio, una computadora de pantalla plana de las mas nuevas que había en el mercado.

—Le hace falta unos ajustes. —hablo Alice analizando con la mirada el lugar.

—Sabía que dirías eso. —se burlo Emmett golpeando mi costado.

—Recuerda que es de Jasper, no tiene porque verse como si fuera de una chica.

—No seas pesado Emmett.

—Él es el padre de Isabella— me gire para ver hacia donde señalaba Rose, ese hombre tenía un aspecto duro y autoritario.

—Ellas son las secretarias, la morena es Megan la secretaria de Bella y la pelirroja es mía.

—Debes de tener cuidado Alice. —anuncio Emmett intentando hacer sentir celos a Alice.

—Yo confió plenamente en Jazz— la voz de mi hermana pasó a segundo plano al escuchar la voz de Bella, me gire hacia los cristales y la vi detenerse, mientras su padre llegaba frente a ella, pero… ¿porque lo llamaba Charlie y no papá?

El parecía molestos y ella estaba completamente tranquila como si tuvieran una plática algo divertida, pero las cosas cambiaron de un momento a otro, el hombre la había llamado tonta logrando que todos pusiéramos atención en la discusión que se llevaba a cabo en el pasillo.

Hablaron de cosas que no comprendía, algo de 3% que para mí era un número pequeño pero no sabía si en los negocios eso implicaba una cantidad de dinero muy grande. Ella lo llamo papá y al instante se cubrió la boca con las manos y su expresión se transformo a una algo asustada como si hubiera cometido un delito. Lo más sorprendente fue ver como esas solas palabras habían provocado al hombre al grado de tomarla del brazo sin medir su fuerza y lastimarla, ella pedía que la soltara porque le hacía daño pero él no parecía escucharla.

Se burlo de ella y además la había llamado inútil, después de lo que nos describió Jasper acerca de la manera en que manejo a los nuevos clientes, no encajaba con lo que estaba diciendo su padre.

Se vieron interrumpidos por una mujer que parecía algo tensa por la situación, pero que interrumpió en un buen momento evitando una discusión peor. Charlie Swan se marchó dejándola a ella a mitad del pasillo con la cabeza agachada y apretando los puños mientras su pecho subía y bajaba de manera rápida.

La misma mujer que la había separado de su padre llego de nuevo junto a ella permitiéndole unos segundos en los que ella parecía recuperarse para después girarse y mostrarse como si nada hubiera sucedido, su rostro mostraba una tranquilidad y la frialdad que la caracterizaba.

Hubo un poco de gritos y respuestas cortantes, la mujer intento convencerla de algo pero ella no cedió, al contrario se mantuvo firme en su postura haciendo que la mujer se marchara. No entendía como se mantenía tan tranquila después de lo que acababa de ocurrir, la vimos caminar hasta perderse de vista y supuse que estaría en su oficina.

— ¡Dios! ¿Dices que ese es su padre? —pregunto Alice horrorizada al igual que todos.

—Lo es Alice— la voz de Rose sonó igual de horrorizada que de la de Alice y parecía que con lo que había presenciado ayudaría a quitarse la idea preconcebida que tenia sobre Bella.

—La trato muy mal. —vi a Emmett que aun mantenía la vista en el pasillo. —Como si fuera… basura—lo último lo había dicho en un susurro.

—Creo que ahora sabemos un poco el porqué de su actitud.

—Ves Rose, juzgaste muy mal a esa chica.

—Ni lo menciones, no sé qué haría estando en su lugar.

—¿Joven Jasper Hale? — todos nos giramos hacia la puerta donde estaba una mujer de unos 70 años con una carpeta en sus manos.

— Soy yo. —se adelanto Jasper llegando frente a la mujer que sonrió de manera maternal.

—Mi nombre es Abigail, y el Sr. Swan me ha enviado para ver que todo esté bien.

— ¿Trabaja aquí? —pregunto Alice

—Por supuesto, yo estuve aquí cuando la empresa estaba iniciando, y gracias a Bella es que aun sigo aquí, me aburro bastante en mi casa, así que solo vengo un rato cada tercer día.

— ¿Conoce a Isabella Swan? —pregunte antes que cualquiera, lo que deseaba era saber más sobre Bella y sin duda esa mujer nos podría hablar de ella.

—Como no conocer a esa hermosa jovencita— el brillo en los ojos de la mujer era de orgullo.

—Abi… ¿podemos llamarte así? — pregunto cortésmente mi hermana, ella acepto con una enorme sonrisa.

—Podrías hablarnos de Bella, es que ella es algo cerrada y nos gustaría conocerla un poco más y creo que tú nos podrías ayudar a entenderla. —intercambie una mirada con Jasper que al parecer había pensado lo mismo que yo.

—Pobre de mi niña, le haría bien tener verdaderos amigos— se sentó en uno de los sillones y nosotros delante de ella.




Gracias por leer mis locuras y siento las faltas de ortografía, pero esta historia no esta beteada.

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