Lejos
Me gire hacia Edward que tomo mi mano e intento
llevarme de regreso con los demás pero me aferre en mi lugar y seguí
escuchando, sé que es de mala educación pero no podía dejar que Renée volviera
a envolver a mi padre con sus mentiras ya que eso solo lo volviera a lastimar;
aunque mi padre lo negara yo sabía que el seguía sintiendo algo por ella, cosa
que una mujer como Renée sabría aprovechar , escuche con sorpresa que Phil la
había engañado y esta había firmado un par de documentos sin saber que le
estaba cediendo todos los derechos, le había robado de la misma manera que ella
lo había hecho con mi padre, entre sin llamar y me encontré a mi padre
tomándose el puente de la nariz
—Buenas tardes — presione la mano de Edward que
cerró la puerta
—Que hacen ustedes aquí — se limpio las mejillas de
manera brusca
—Solo vine para asegurarme de que papá estuviera
bien
—Estoy bien cariño— sus palabras decían una cosa
pero sus ojos me demostraban lo contrario
—Veo que los rumores son ciertos, estas embarazada
de nuevo— instintivamente lleve mis manos a mi vientre protegiendo a mis bebés
—No comprendo cómo es que te a atreves a venir a
esta casa, que no sabes el significado de la palabra vergüenza? — le dije
cambiando de tema, lo que menos deseaba era que dijera algo sobre mi embarazo
—Vine a hablar con tu padre, no contigo— dijo de
manera mordaz
—No dejare que lo vuelvas a enredar
—Cállate no sabes siquiera a que he venido
—Siendo tu, no debe de ser nada bueno, pero lo
único que te diré es que Charlie no está solo y yo no dejare que lo lastimes
más de lo que ya lo has hecho
—Como puedes defenderlo después de todo lo que él
te hizo
—Eso ya es pasado para mí—le reste importancia
aunque los recuerdos seguían latentes, el había sabido la manera de irse
ganando mi perdón, me lo había demostrado con acciones y con palabras
—Como puedes perdonar todo el daño que te hizo
—La única que me ha lastimado realmente eres tú,
sin ti las cosas abrían sido diferentes, aun no logro comprender porque
cambiaste tanto
—Sabes lo que fue tener una hija cuando era un muy
joven, tener que sacrificar mi vida cuidándola, perder mi libertad, pero
después tuve la oportunidad de recuperar el tiempo que tú me arrebataste — sus
palabras estaban cargadas de resentimiento
—Que clase de madre eres?
—Soy sincera Isabella, cuando tu naciste tu padre
centro toda su atención en ti, a mi me dejo en segundo plano, no le importaba
que yo hubiera sacrificado mi vida por tenerte, sacrifique cosas realmente
importantes — cada palabra estaban cargadas de resentimiento, no comprendía
como una persona podía decir tan fríamente las cosas pero ella lo estaba
haciendo, para ella no me había significado nada
—Así que es verdad que yo siempre fui para ti una
carga, algo no deseado — las manos de Edward se acomodaron en mi cintura y sus
pulgares se movían de manera circular intentado tranquilizarme
—Tu padre descubrió mi embarazo por lo que nos
casamos, pero mis planes eran otros — había pensado en abortar, se quería
deshacer de mi, las manos de mi esposo apretaron mi cintura sin apretar
demasiado su agarre para no lastimarme.
—Como pudiste pensar en abortar y cómo puedes
decírmelo — me sorprendí de que mi voz no demostrara el dolor que sentía al
escucharla, yo sabía por sus propios labios que siempre había sido considerada una
carga para ella, pero jamás me imagine que había pensado el aborta, el quitarme
del camino de esa manera.
—Sabia que teniéndote mi vida cambiaria y lo hizo,
al principio fue un tormento que intente llevar de la mejor manera, me canse de
tener que cuidarte y mas que tu padre apenas y se paraba en la casa, cuando lo
hacía tú eras la que recibía todas las atenciones, dime donde quedaba yo?,
estaba dispuesta a abandonarlos pero tu padre consiguió ascender y darme todo
lo que yo soñaba, así que porque dejarlo?, además el me lo debía después de
soportarte por tanto tiempo — dio un sorbo a su bebida con una sonrisa de lado
—Aunque solo faltaba un detalle que en un par de
años logre arreglar —enarque una ceja y ella sonrió— te mande aun internado y
lo mejor es que estaba muy lejos , no tenia porque preocuparme de ti, te había
sacado de mi camino
—Cállate Renée— grito mi padre que se acerco
peligrosamente hacia ella, lo tome de la mano evitando que cometiera una locura
—Déjala que hable— las manos de Edward aflojaron su
agarre sabía que era por la sorpresa de mis palabras, mi padre me lanzo una
mirada interrogante
—Hija…
—Fueron los años más felices, pude disfrutar de
todo sin tener que preocuparme de la carga que había tenido durante años, pero
no fue durante mucho ya que como siempre regresaste, pero esta vez me encargue
de que tu padre no me hiciera a un lado— sonrió de manera cínica— fue bastante
fácil de manejar
—Siempre fue un títere para ti— gruño mi padre,
Edward extendió uno de sus brazos para detener a mi padre
—Te quise es verdad, pero para ti solo había dos
cosas importantes, tu hija y tu trabajo, yo no me pensaba quedar con las
migajas, disfrute la vida al máximo hasta que ya no hubo más que me pudieras
dar— se encogió de hombros, sabía que era una mujer cínica pero no creía que
pudiera ser a tal grado
—Ya dejaste claro algunos puntos, lo que no
comprendo es que haces aquí? — la cuestione
—Vine a hablar con tu padre, no contigo
—No nos moveremos de aquí hasta que te vayas de
esta casa
—No sé que hacen todos ellos aquí, es que ahora te
juntas con perdedores— la mirada de mi madre se fijo en la de mi padre
—No lo llames así— intente acercarme pero Edward me
lo impidió
—Todos ellos no son más que unos pobretones que
solo se conforman con lo que consiguen de su trabajo, el cual es mediocre,
pensé que eras más inteligente Isabella y buscarías a un hombre con ambiciones
y no un medicucho de quinta, que vas a hacer cuando tu adorado esposo se quede
sin trabajo, lo vas a mantener?
—Veo que se preocupa por el bienestar de MI
FAMILIA, pero solo le tengo que decir que no debe de hacerlo, a Bella y
nuestros hijos no les hará falta absolutamente nada, si trabajamos es porque
mis padres y mis abuelos nos enseñaron a ganarnos el dinero de manera justa y
no utilizar el dinero de la fortuna familiar…
—Cuanto dinero pueden tener? — Se burlo — contar
con unos cuantos miles de dólares no es considerado una fortuna, deberías de
investigar el término para que…
—No acostumbramos a hablar de ella ya que lo
consideramos algo de mal gusto, pero para que le quede claro o mejor dicho sea
de una idea, solo le diré que el dinero que me corresponde a mí, es suficiente
para que varias generaciones nuestras no tengan de que preocuparse, pueden
derrocharlo sin preocuparse de quedar en la ruina— los ojos de mi madre se
abrieron de sorpresa y note que mi padre también lo estaba, abrace a Edward por
la cintura, el me abrazo de manera protectora y sus labios besaron mi sien.
—De que estás hablando?, ustedes no son más que
unos muertos de hambre
—Pocos saben de nuestra fortuna, porque es algo de
lo que no nos gusta alardear
—Vaya entonces Bella resulto ser una excelente caza
fortunas— sonrió complacida mientras su mirada me recorría de arriba abajo—
quien lo diría la recta Isabella Swan se caso contigo solo por el dinero que
posees
—No todas somos como tu—grite sintiendo mi cuerpo
tensarse, como podía decir algo como eso
—Cariño todas somos iguales
—Te equivocas, algunas tenemos principios— respire
profundo— eres mi madre pero no por eso significa que somos iguales, tu y yo
somos opuestas, tu eres egoísta y yo altruista, soy una mujer preparada,
exitosa, una excelente madre y esposa, algo con lo que tú no puedes competir
—Te equi…
—Si lo fueras no estarías aquí rogando por ayuda,
tu sola te buscaste esto ahora arréglalo de la misma manera, s-o-l-a – mi voz
había vuelto a ser sedosa— escúchame bien yo no dejare que papá gaste un solo
centavo más en ti, a ti no te importo dejarlo aun cuando estuvo a punto de
morir
—Por si no te has dado cuenta esta era una
conversación entre tu padre y yo
—Y como te lo dije antes no dejaría que enredaras a
mi padre de nuevo
—Todo está bien cariño— me beso en la mejilla
—Sabes Renée, después de todo lo que me has dicho
ni siquiera te odio— me solté del agarre de Edward que se rehusaba a hacerlo y
me coloque delante de ella que me veía con el rostro fruncido—odiarte
significaría pensar en ti y es algo que no prendo hacer, tu para mí y mi
familia serás como si nunca existieras, mis hijos solo tendrán una abuela, una
que los ama de la manera que ellos se merecen
—Yo no tengo porque querer a esos— la rabia me
invadía como podía dirigirse de esa manera de mis hijos
—Como te lo dije yo no pretendo volver a pensar en
ti, pero estoy segura que tu jamás te olvidaras de mi y de lo que perdiste
—Crees que eso me importa?— termino el contenido de
su vaso— dime no te da miedo que te abandone de nuevo?, porque eso fue lo que
hizo, no entiendo cómo es que pudiste traer al mundo a ese niño, cualquiera en
tu lugar se hubiera desecho de él— mi mano encontró su mejilla, Edward me
abrazo de nuevo protegiéndome de mi madre que amenazo con regresarme el golpe
—Yo jamás le haría eso a mi hijo, escúchalo bien,
jamás me paso por la cabeza el abortar—tome una de las manos de Edward y la
presione— aunque Edward no estuvo conmigo, Evan es una pequeñita parte de
ambos, fue creado gracias al amor que sentimos uno por el otro
—Al abandonarte demostró lo mucho que te ama— se
burlo
—No lo entenderías y no me molestare en explicarlo,
solo fue un grave error que nos hizo madurar y darnos cuenta de que lo que
sentíamos era más que un romance pasajero, lo que nos une es más fuerte que
eso, pero jamás entenderías lo que es el amor, ya que nunca has amado a nadie,
solo te importa la cantidad que hay en sus cuentas
—El amor no existe…
—La ambición te cerró los ojos y es por eso que te
quedaras sola y en la ruina, pasaras de ser la gran Renée Swan a una gran nada.
—No me hables así niña aunque no te guste soy tu
madre
—Si lo eres, pero nunca te comportaste como una, yo
solo conozco una que me ha demostrado su amor con apenas conocerme, me ayudo
mas de que tu lo hiciste, estuvo conmigo en los momentos más duros y es una
mujer extraordinaria, una que tu siquiera deberías de nombrar, no eres digna de
dirigirte a ella— tomo su bolso y su abrigo, se lo coloco de manera brusca
—Ya te vas?— pregunto mi padre sin ocultar su tono
de alivio
—Que no es obvio, pero nos volveremos a ver— me
encogí de hombros, camino hasta la puerta se giro mostrando una amplia sonrisa
—Esperas que te muestre la salida— pregunto mi
padre
—Solo te recomiendo que te cuides Isabella
—Me estas amenazando? — la piel se me erizo, mis
manos las lleve a mi vientre y ella soltó una risita
—Nadie sabe si llegaras a conocer a esos
"bebes"— cerró la puerta de golpe, los brazos de Edward me soltaron y
lo vi salir detrás de mi madre, salí detrás de él y lo vi tomando a mi madre
fuertemente del brazo
—Suéltame estúpido — chillo, el cuerpo de Edward
estaba tenso pero le estaba susurrando algo, mi padre se acerco de la misma
manera que en segundo llegaron los demás, mi hijo abrió sus ojitos y Esme se lo
llevo para que no presenciara la escena
—Edward suéltala— pidió Carlisle en tono grave,
Emmett le quito la mano del brazo de mi madre
—No te quiero volver a ver en esta casa y mucho
menos cerca de mi hija y mis nietos— grito mi padre, la tomo del brazo y la
arrastro hasta le salida seguidos por Carlisle, Emmett y Jasper le decían algo
a Edward que mantenía los puños apretados, su respiración se notaba irregular y
la cabeza baja.
Me sostuve de la mesita que tenía cerca, un mareo
como el que no había sentido antes todo parecía dar vueltas, un fuerte dolor me
hizo llevar mi mano libre a mi vientre, el dolor se intensificaba solo recuerdo
que dije el nombre de Edward y después todo desapareció, se volvió
completamente oscuro y todos los sonidos se fueron apagando hasta quedar en un
profundo silencio.
De pronto todo comenzó a aclararse, me encontraba
detrás de un cristal observando las incubadoras, ahí estaban mis hijos, el niño
más hermoso que estiraba sus manitas, tez blanca cabello castaño y unos hermoso
ojitos chocolate, la pequeña era realmente hermosa tez blanca cabello cobrizo y
unos hermosos ojitos chocolate, mantenía su dedito en su boca, escuche mi
nombre me gire hacia ambos lados solo para ver que no había nada, cuando me
gire de nuevo a donde estaban mis hijos estos habían desaparecido, mis manos
las coloque sobre el cristal intente gritar pero de mi garganta no salía ni un
solo sonido, un dolor en mi mano me hizo provoco que todo comenzara a
desvanecerse.
Abrí los ojos lentamente, el cuarto estaba
sumamente iluminado haciendo que cerrara mis ojos, un pitidito y un par de
murmullos eran los únicos sonidos que habían, termine de despertar para
comprobar que no estaba en mi habitación, podría decir que estaba en un
hospital.
—Edward… — mi voz apenas fue audible pero
suficiente para que me escucharan, un par de sillas se corrieron
—Cariño, como te sientes? — la voz de Esme
reflejaba preocupación, acaricio mi rostro con dulzura, me perdí en la dulzura
de sus ojos, nada en comparación con el odio que reflejaban los ojos de Renée
—Que sucedió? —pregunte intente mover mis brazos
pero estaban demasiado pesados, pasaron unos segundos de silencio
—Demasiadas emociones no le hicieron bien a los
bebés — señalo Alice que tomo una de mis manos y se inclino para darme un beso,
me asuste ante las palabras, pero no tuve tiempo de decir nada, la puerta se
abrió de inmediato y frente a mi apareció mi esposo con su semblante pálido, se
inclino para besarme dulcemente, pero en este momento solo me importaba algo
—Los bebes, como están los bebes — apreté su mano
—Cariño, los bebes están bien, pero debemos de
tener mucho cuidado un par de meses —ego su frente con la mía, su mirada era
intensa y penetrante, leyó la pregunta que se estaba formando en mi cabeza
—Actuamos rápido y no paso a mayores, están bien
pero aun hay ciertos riesgos por los que debemos de cuidarte y cuidarlos
—Hare lo que sea, perdóname
—No tengo nada que perdonarte, solo debes de
prometer que me harás caso, así te parezcan medidas exageradas, no olvides que
lo hago por el bien de mis tres amores— respiro profundo
—Te lo prometo, hare cualquier cosa por cuidarlos
—Te amo pequeña— beso mi frente y se incorporo sin
soltar mi mano
—Amor…— su mirada se encontró con la mía y una
sonrisa apareció—tengo hambre
—Esa voz me agrada, ya que te has perdido dos
comida — abrí los ojos ante tal información, se levanto y salió de la
habitación en menos de dos minutos regreso avisándome de que no tardarían en
traer mi comida.
En cuanto llevaron mi comida el desapareció ya que
tenía que seguir con sus consultas, Jasper se había llevado a Alice para que
comidera algo ya que por su estado no debía de saltarse las comidas, además de
que su pequeña se lo estaba exigiendo, pero prometieron regresar con una
sorpresa no sé si eso debía de agradarme o darme pánico. Esme se quedo junto
conmigo hasta que termine lo de mi bandeja, trenzo el cabello y acomodo mis
almohadas para que estuviera mas cómoda, era una mujer extraordinaria.
Se acomodo en la silla que estaba junto, tome su
mano ganándome una sonrisa
—Gracias Esme, no sé si te lo he dicho antes pero
eres una gran mujer, espero que al menos yo pueda ser una decima parte de lo
que tú eres — se levanto para besar mi frente
—Gracias por esas palabras tan hermosas, pero tú ya
eres una gran mujer, lo has demostrado en cada una de tus acciones, desafiaste
lo que los demás tenia elegido para ti, trajiste al mundo a mi hermoso nieto
sola lo cual es admirable, te enfrentaste al mundo ganándote tu lugar, pudiste
perdonarnos y le diste una nueva oportunidad a Edward, eso es solo decir algo,
tú vales mucho más de lo que crees— toco mi nariz y yo solo sonreí tímidamente
—Se puede saber de qué hablan? — pregunto Edward
cerrando con cuidado la puerta y una enorme sonrisa
—Cosas de mujeres — me guiño un ojo Esme y yo solo
asentí
—Mamá deberías de ir a comer algo, papá está en su
consultorio esperándote
—No tendrás consultas por la tarde? — cuestiono
Esme quien claramente no quería dejarme
—Un colega se hará cargo de ellas para que yo este
junto a mi esposa — beso mi frente
—Pero regresare más tarde — se inclino para besar
mi mejilla y se acerco a mi oído— te quiero hija, eso no lo olvides
—Yo también Esme— sentí mis ojos humedecerse
Se fue sin antes darle unas claras indicaciones a
mi esposo ignorando el hecho de que era medico, asintió sin quitar su
característica sonrisa y la acompaño hasta la puerta, me hice a un lado para
que se acomodara junto a mi pero se sentó en la silla, logrando que hiciera un
mohín
—Y esa expresión? — pregunto acariciando mi mano
donde tenía puesto el suero
—Te deje un espacio y tu preferiste estar ahí
—Lo siento — se levanto y se acomodo junto a mi
pasando su brazo detrás de mis hombros y dejando que mi cabeza descansara en su
hombro, tome aire permitiendo que su aroma penetrara en mis sentidos
—Seguro que nuestros bebes están bien? — su mano
libre se acomodo sobre mi vientre y sus labios acariciaron mi sien
—Están bien amor, te prometí que cuidaría de los 4
y eso es lo que hago
—Que fue lo que sucedió?
—Olvídate de eso mi vida, lo que importa es que
están bien, ahora deberás de estar un tiempo en reposo, estarás en casa— hice
un mohín — recuerda que es por el bien de nuestros bebés
—Pero me dejaras trabajar en casa— pregunte tomando
la orilla de mi blusita, hasta ese momento caí en cuenta de que llevaba puesta
una pijama y no esas feas batas de hospital
—Podrás hacerlo pero nada de salir de casa, hable
con Maxwell dijo que él se haría cargo, al igual que tu padre dijo que
ayudaría— sus dedos hacían círculos en mi hombro
—Pretendes tenerme encerrada?
—Nada de eso amor, a lo que me refiero es que no lo
harás sola, yo te llevare a donde tú quieras
—Pero si tengo a Peter
—Se que es un hombre de confianza, pero prefiero
hacerme cargo yo de las personas más valiosas que tengo— se inclino rozo mis
labios susurro un te amo antes de besarme, me perdí en el movimiento lento, mi
corazón se comenzó a acelerar por consecuencia el monitor comenzó a pitar como
loco, Edward se separo de mi justo cuando una de las enfermeras entraba
asustada
—Lo siento lulú— se disculpo mi esposo
—Doctor su esposa necesita reposo— lo reprendió antes
de salir, no pude evitar reírme y él me beso nuevamente, lo separe antes de que
el monitor comenzara a sonar como loco nuevamente, estuvimos platicando de
cosas triviales hasta que me fui quedando nuevamente dormida.
Unos labios en mi frente y unas manitas en mi
mejilla me hicieron abrir los ojos y encontrarme con la sorpresa que Alice me
había prometido, mi hijo que estaba sentado junto a mí, acaricie su mejilla y
el sonrió
—Como tas mami?
—Bien corazón
—Y mis hemanitos
—También están bien —acomode su cabello y el
entrecerró sus ojitos, sabía que odiaba que hiciera eso ya que le gustaba traer
su cabello como su papá, ambos eran indomables pero adorables
La hora de la cena llego y no pude estar más feliz,
en verdad que tenía hambre compartí parte de mi cena con Evan, a las 8 en punto
tuvieron que marcharse, solo Edward se había quedado para cuidarme por la
noche, insiste en que no era necesario pero me callo con un beso, Evan se había
marchado con Esme y Carlisle. Fue una noche bastante pesada, me levante varias
veces al baño, algunas intente hacerlo yo sola pero Edward se molestaba porque
no lo despertaba, dormí un poco pero la cama era dura y no encontraba una
posición cómoda y lo peor es que estaba haciendo que mi esposo no durmiera
tampoco.
—Que sucede amor? — me pregunto desde el sillón
donde se encontraba acostado ya que se había rehusado a acostarse junto a mi
porque quería que durmiera lo mas cómoda
—No logro acomodarme, la cama es dura, quiero mi
cama — solo escuche su risa y acomodarse junto a mí, recargue mi cabeza sobre
su pecho y sus brazos ceñirse a mi alrededor
—Así está mejor? — pregunto sabiendo la respuesta,
asentí mientras me deleitaba con su dulce aroma, comenzó a tararear una melodía
que me mando directo al mundo de los sueños.
Los días pasaron y por fin estaba de vuelta en mi
casa y en mi cama, mi hijo llego un par de minutos después de nosotros, brinco
para subirse a la cama y abrazarme, los ladridos de Max se escucharon por el
pasillo, el perrito asomo la cabeza y entro olfateando buscando a mi hijo
cuando lo encontró intento subir a la cama pero Edward se lo impidió y comenzó
a jugar con él mientras Evan mantenía su cabecita en mi hombro y sus bracitos
me rodeaban, me conto todo lo que había hecho en sus abuelos y había abrazado a
Alex, que Rose y Emmett le habían comprado un helado de zarzamora que le había
gustado, acaricie su espalda mientras me contaba y poco a poco se fue quedando
dormido, mientras Edward seguía sumamente entretenido jugando con Max quien
corría por la pelota que le lanzaba
—Mi vida podrías aclararme una duda que tengo desde
navidad — enarco una ceja sin levantarse el suelo donde estaba esperando que
Max regresar con la pelota, asintió — a Max lo compraste porque nuestro hijo lo
quería o porque tu deseabas una mascota
—Que te hace pensar eso? — pregunto mientras
intentaba que Max soltara la pelota
—No sé quien se divierta más si tú o Evan — el solo
dejo escapar una carcajada
—Lo compre por Evan, deseaba que tuviera alguien
con quien jugar pero admito que yo también adoro jugar con nuestro perro— rodé
los ojos
—Cuando termines de jugar con tu mascota, podrías
traernos algo, a los mellizos ya les dio hambre
—Claro los mellizos— se levanto entro al baño a
lavarse las manos y se quito la camisa, salió con una enorme sonrisa al notar
que no apartaba la mirada, fue hasta el armario y tomo una limpia— y dime que
quieren comer los mellizos
—Quiero un batido de fresa, un plátano cubierto de
chocolate, también Pringles original y cheesy cheese — enarco una ceja sin
quitar su sonrisa— y un envase enorme de helado de limón
—Solo eso?
—No te burles y ve a conseguirlo, anda que quiero
mis pringles y mi batido — me beso y salió riendo de la habitación, me acomode
mejor en la cama sin soltar a mi pequeño que dormía plácidamente mientras me
abrazaba.
Edward llego con lo que le había pedido cerca de
una hora y media después, me abalance primero con las patatas y mi batido, Evan
hizo una cara de desagrado ante mi combinación pero con una sonrisa acepto
comer de mi helado.
Nunca había estado acostumbrada a estar en casa y
de verdad que me sentía encerrada, no me habían enviado nada de la oficina
porque no había nada de vital importancia que debería de revisar, estuve un
rato en el jardín en compañía de Max pero el calor era insoportable y solo me
hacía sentirme más desesperada. Necesitaba regresar a mi vida habitual, regrese
al interior de la casa con mi fiel guardián detrás, tome el teléfono de la
cocina para llamar al consultorio de Edward, me acomode en una de las sillas
altas dejando que mis pies colgaran y evitando que Max mordiera los cordones de
mis tenis, 5 timbres después Anne me contesto, apenas reconoció mi voz y paso
la llamada, yo seguía tratando de evitar que Max me mordiera pero parecía que
él creía que yo estaba jugando, sin querer uno de sus colmillos rozo la piel
logrando que soltara una exclamación de dolor
—Bella estas bien? — note la voz de preocupación de
Edward
—Si, solo que Max… basta! —exclame logrando que se
detuviera, alce mis pies y mire ceñuda al animalito que se había sentado
observando mis pies mientras movía su colita
—Que le haces a Max — su voz había cambiado a
divertida
—El no deja de morder los cordones de mis tenis— se
burlo abiertamente — No es gracioso Anthony
—Como me llamaste? — Fue mi turno de reír— Muy
simpática
—Edward estoy aburrida, no tengo nada que hacer, no
hay nada en la televisión y sorprendentemente está haciendo demasiado calor
para estar en el jardín, los libros que hay en la biblioteca ya los leí — bufe
desesperada solo escuche su risa — quiero salir ya no aguanto este encierro, me
volveré claustrofóbica
—Bella te quejas como una niña pequeña
—Pues tu pequeña esposa esta aburrida — vi que Max
se marchaba así que baje mis pies y los comencé a balancear, soltó una
carcajada, gruñí pero no le importo se burlo por cerca de un minuto, logrando
que me molestara de verdad así que lo siguiente que salió de mis labios parecía
mas bien un gruñido— no le encuentro la gracia
—Lo siento, es solo que es demasiado gracioso
—Y de nuevo te burlas
—No me cuelgues — me conocía bastante bien para
saber lo que planeaba hacer, suspire — es que entiéndeme mi vida, no me negaras
que es gracioso, te quejas por que estas encerrada, me parecería más lógico si
fuera después de un par de semanas pero apenas es el primer día que te quedas
en casa
—No estoy acostumbrada a estar encerrada—dije
resignada
—Recuerda que debes de estar en reposo, es por tu
bien y el de los mellizos, solo tengo que ver un par de pacientes, dejar unas
indicaciones y estaré junto contigo compartiendo la cruel tortura del encierro
—Te estaré esperando — dije sin ocultar mi
felicidad, me dijo que me amaba y después colgó
Pase el resto de la mañana observando cómo cocinaba
Dafne, mientras yo comía helado de limón, alguno de mis pequeños debía de
amarlo ya que me hacia comerlo a toda hora. Dafne pacientemente me explicaba
cómo preparar espagueti a la boloñesa en lo que ella lo preparaba.
—Dafne pierdes tu tiempo con esta mujer, excelente
en los negocios pero mala en la cocina— se burlo mi esposo que me abrazo y
coloco su mentón sobre mi hombro, la risita apaciguada de Dafne fue lo que se
escucho
—Creo que siempre hay tiempo para aprender y Bella
tiene ganas de hacerlo— le saque la lengua a mi esposo que solo le sonrió a
Dafne que continuo en su labor ignorándonos
—Ven te traje una sorpresa— tomo mi cintura ya que
mis manos iban ocupadas en una llevaba la cuchara y en otra el bote de helado,
junto a la puerta había una enorme caja envuelta, le entregue mi helado para
poder abrirla y cuando lo hice me encontré con una enorme colección de
películas— creo que esto te ayudara a pasar las mañanas de aburrimiento
—Gracias — me levante de puntillas para besarlo, me
separe y vi como pasaba su lengua por sus labios
—Sabes a limón — me reí señalándole mi helado—no
crees que comes demasiado helado de limón
—Alguien y no sé quien sea el responsable es el o
la que me obliga — señale mi vientre
—Lo descubriremos en un tiempo —me beso y nos
separamos casi al instante al escuchar una exclamación de desagrado que solo
podía provenir de nuestro pequeño que se cubrió los ojitos y Ángela evitaba
reír
Cuando le aseguramos que podía abrir los ojos me
entrego un chocolate que me había comprado, le agradecí con beso, le dio un
beso a Edward y salió corriendo en busca de Max que no tardo en encontrarlo.
Odiaba estar en casa pero había dos hermosas
razones por las que debía de hacerlo, ya había pasado cerca de 4 semanas,
aunque me aburría me quedaba en casa viendo películas, revisando algunos
balances los cuales eran pocos ya que evitaban dejarme trabajo, por las tardes
salíamos con Edward y Evan, eran los momentos que mas me gustaban ya que podía
dejar atrás las paredes de mi hogar, habíamos ido a librerías, al cine, a
comer, a cenar y por supuesto a comprar mis antojos, debo de decir que esa la
mejor parte.
Como era lógico mi embarazo ya no era un secreto,
la noticia se había difundido de una manera veloz lo que me mantenía en la mira
de algunos fotógrafos al igual que a Alice, ella parecía no darle mucha
importancia pero a mí me molestaba sentirme vigilada.
Gracias a los cuidados que había tenido por cerca
de 2 meses ahora ya estaba de vuelta en mi trabajo, Edward se había rehusado a
que manejara así que la primera semana deje que fuera él quien me llevara y
también el encargado de pasar por mi después de recoger a Evan, pero esta
semana lo había convencido de que podía valerme por mi misma, además de que
tendría muchísimo cuidado, aun así llegaba a mi oficina minutos antes de la
hora que me iría a casa, de esa manera me cuidaba, este hombre era de verdad
exagerado pero aun así lo amaba.
El tiempo transcurriendo sin ningún incidente, ya
estaba por llegar al sexto mes y cada día estaba más grande, mi embarazo y el
de Alice iba de maravilla, bueno casi de maravilla; mis hormonas me estaban
jugando una mala jugada, mis deseos de estar con Edward se habían multiplicado,
lo había intentado pero él se había negado ya que creía que no era conveniente
debido al riesgo que había tenido de perder a los bebés, lo había intentado de
diferentes maneras pero su auto control no había flaqueado, mi mente me hacia
imaginar cosas que me asustaban, pero de las cuales estaba segura Edward no
sería capaz de hacer, así que mejor me había rendido, no lo culpaba, quien
desearía estar con alguien con una barriga como la mía, pero que estaba
diciendo, amaba mi barriguita, dentro estaban mis dos amores, malditas hormonas
me hacían pensar cosas estúpidas.
Sabía que cuando la pequeña duende se enterara se
pondría histérica por no avisarle, pero en definitiva esto era algo que solo
Edward se merecía y lo mejor sería que no hubiera nadie más, lo había engañado
con un repentino antojo de una clase de Helados que solo vendían en una sección
de la ciudad que para mi suerte estaba a solo un par de locales del destino
real, cuando estaciono el auto y me ayudo a bajar tome su mano y lo dirigí a
nuestro destino, el brillo en sus ojos y la sonrisa me indicaron que era una
sorpresa y que le gustaba la idea.
—Así que el helado fue solo un anzuelo? — Enarco
una ceja mientras abría la puerta y me dejaba pasar— no crees que Alice se
molestara
—Ya lo había pensado, pero esto es algo que solo tú
y yo debemos elegir — tome su mano y lo dirigí a las hermosas cunas que había
delante, deslice mis dedos por el borde
—Me gusta, pero creo que la de ahí se ve mejor— me
señalo a la derecha y ahí vi una magnifica cuna, me llevo hasta ella y quede
maravillada, tome el precio y creí que era exagerado
—Olvídate de ese detalle, te dije que quiero lo
mejor para nuestro bebés — me abrazo besando mi sien
—Pero no crees que es exagerado
—Nada es demasiado cuando se trata de mi familia —
iba a protestar justo cuando se nos acerco un chico con una enorme sonrisa
—Buenas tardes algo en que pueda ayudarlos
—Cuanto tiempo tardan en entregarlas — pregunto mi
esposo
—De 2 a 3 semanas — respondió, le indicamos la cuna
que deseábamos y los muebles a juego con las cunas, después de casi dos horas
terminamos con las compras de los muebles, fuimos a pasear al centro comercial
—Amor…— su mirada se encontró con la mía y me
indico un lugar que estaba a mis espaldas, me gire y al otro extremo estaba una
tienda de ropa de bebé, asentí y prácticamente me arrastro hasta la tienda, se
detuvo frente al aparador y se quedo observando un vestidito rosa con pequeño
holanes
—Planeas quedarte aquí afuera o prefieres entrar a
ver que mas encontramos — abrió la puerta de cristal y comenzamos a ver la
ropita que había, tome un par de prendas de las que me había enamorado y cuando
me gire vi a Edward tomando un par de vestiditos, parecía un niño pequeño en la
dulcería, lo deje un momento en lo que elegía un trajecito para nuestro
pequeño, me acerque a mi esposo cuando note que tenia cosas de mas en sus manos
—No te gustan —me mostro un par de vestidos mas,
uno en un azul aqua— además también hay un par de cosas para nuestro pequeño
—Lo que me parece es que serás el padre mas
consentidor— me levante de puntillas y lo bese quietándole las cosas de las
manos
—Que haces?
—Elige tres cosas solamente, no olvides que Alice y
Rose están creando una línea exclusiva para los bebés— creo que fue un momento
bastante cómico no solo para mi, si no para la chica que estaba ahí, veía un
vestido y después otro.
—Es tan difícil, no es más fácil si no los llevamos
todos—enarque una ceja— Sabes que
quieres decir que si.
—Como puedo negarme ante esa cara—me beso tomando
las cosas de nuevo en sus manos, y un par de cobijitas que en lo particular me
gustaron.
Salimos con el cargando todas las bolsas, lo lleve
hasta Victoria Secret's, me miro interrogante pero con su hermosa sonrisa
torcida, le especifique que solo necesitaba un par de sujetadores ya que los
había comprado hace menos de un mes ya no eran los mas cómodos, mis pechos
seguían creciendo.
—Creo que me quedare aquí— lo mire ceñuda— alguien
debe de cuidar las bolsas?
—O temes que veas algo que te guste y no lo pueda
usar porque estoy enorme— me di media vuelta y entre.
Cuando estuve dentro me fui directamente donde
estaban los sujetadores, tome un par, aun no deseaba comenzar a usar los
característicos de maternidad, aun tenía tiempo para utilizar los que me
gustaban, fui al probador para comprobar que estos eran realmente cómodos, tome
unos cuantos mas y note un hermoso camisón que sin duda usaría si no estuviera
en este estado, compre un par de prendas mas y fui a la caja a pagar , tome mi
bolsa y me dirigí hasta donde me esperaba mi esposo que al notar mi presencia
se levanto he intento quitarme la bolsa de las manos pero se lo impedí y me
dirigí hasta el estacionamiento sin decir una sola palabra, metimos las bolsas
con el resto y salimos del lugar, tomo mi mano y sonreí como si nada hubiera
sucedido
Cenamos junto con nuestro hijo, lo recostamos para
después marcharnos a nuestra habitación, me metí al baño para colocarme mi
pijama, me trence el cabello y me metí en la cama y me acomode adoptando una
posición cómoda que me permitiera dormir tranquila, le desee buenas noches a mi
esposo que se inclino para besarme y seguir con la vista puesta en el
televisor, me quede dormida en cuestión de minutos.
Sentí que mordían el lóbulo de mi oreja, una
respiración dar contra mi cuello y algo fino delinear la línea de mi mandíbula,
brinque al sentir un tacto en mi vientre, temía que si abría los ojos todo
fuera más que una ilusión, deje escapar un jadeo
—Se que estas despierta — beso mis parpados y
lentamente abrí los ojos temiendo lo peor pero nada sucedió.
—Que haces? — me acomode mejor en las almohadas,
sus labios se unieron a los míos, ambos se movieron con la misma intensidad,
tome su rostro entre mis manos sin dejar de besarlo, y note que sus dedos
acariciaban mi vientre y subían hasta mis senos, tenía que detenerlo antes de
que no pudiera contenerme y de verdad me sintiera mal— de…detente
—Segura?
—Se porque haces esto, y creo que la imagen no será
agradable, estoy gorda— retire sus manos de mi cuerpo y tire de las mantas
hasta cubrirme hasta el cuello, cerré mis ojos— buenas noches Edward
—Mi vida escúchame— tomo mi mentón y me vi obligada
a abrir los ojos para perderme en esas orbes verdes— te vez completamente…
—Gorda— entrecerró los ojos negando
—La palabra que iba a decir era divina— se acerco a
mi oído— y deseable, te deseo Bella, para mí siempre serás perfecta, amo ver tu
cuerpo desnudo porque eres hermosa y creo que esta pancita te hace ver a un mas
adorable
—Enserio?
—Claro mi vida, recuerda que si no quería que
hiciéramos el amor, era por lo que sucedió un par de meses, pero creo que si
somos cuidadosos nada malo sucederá— me guiño un ojo— sol déjate llevar.
Así lo hice me deje llevar en cada una de las
sensaciones que me hacía sentir, sentir nuevamente sus labios sobre mi piel era
una sensación única y que estaba segura jamás dejaría de disfrutar, me coloco
sobre él y se acomodo sobre las almohadas para poder besarnos, además de esa
manera yo controlara la velocidad con la que el entraba y salía de mi interior,
y claro la razón más importante era para no aplastarnos, el momento de la
culminación llego y debo de admitir que había sido completamente único,
nuestras respiraciones se mezclaban, me ayudo a acomodarme de nuevo en la cama
y me abrazo por la espalda rodeándome con sus brazos.
—Fue mucho mejor de lo que me lo imaginaba —
susurre
—Fue Excelente, pero ahora debes de descansar y
mañana puede que lo repitamos — dejes escapar una risita, él solo me abrazo
pegándome más a su musculoso cuerpo.
Como lo había previsto Alice se molesto por no
avisarle cuando habíamos ido a comprar las cunas y todo lo que necesitábamos
para el cuarto de los mellizos, Esme se había hecho cargo de la decoración solo
nos había pedido opinión y había conseguido quien pintara la habitación y entre
ambas ordenamos como acomodar las cunas cuando llegaron, la sorpresa entre los
muebles fue una hermosa mecedora de la cual no me había percatado cuando Edward
la había comprado, pero que era simplemente perfecta.
Mis pequeños comenzaban a moverse al principio me
habían tomado por sorpresa pero cada día se hacían más habituales sus
estiramientos, todo indicaba que el espacio ya era algo estrecho, la primera
vez que Edward sintió como se movían había tenido una sonrisa tonta por el
resto del día, hace una semana había descubierto que les gustaba escuchar mi
voz o eso quería pensar, pero se movían cuando duraba un largo tiempo
hablándoles.
Una de nuestras tantas tardes en casa, de las
cuales yo era la responsable debido a que me sentía cansada después del día de
trabajo y por el constante acoso de los medios, habíamos optado por pasar
algunas tardes en casa, viendo películas, en la piscina o simplemente
escuchando como Edward tocaba el piano, bueno también lo hacia Evan quien ya
lograba formar un par de notas; una de esas tardes en lugar de hacer lo
habitual propuse algo en lo que no nos habíamos detenido a pensar, en los
nombres de nuestros pequeños, debo de admitir que fue un trabajo duro, ya que
algunos no eran del agrado de Edward o simplemente de nuestro hijo quien estaba
participando y hacía gestos cuando el nombre no le parecía el indicado para sus
hermanitos, pero al final después de casi 4 horas lo habíamos logrado, teníamos
los nombres para nuestro pequeños.
Yo estaba por llegar al octavo mes y Alice estaba
por tener a su bebé lo que la mantenía emocionada pero nerviosa, Rose y yo la
intentábamos reconfortar parecía que lo lográbamos pero unos minutos después
todo nuestro trabajo desaparecía.
—Definitivamente eres la mamá más sexy— me dijo
cuando llego junto a mí, estaba tomando el sol mientras Evan y Ángela estaban
en la piscina, me había puesto un bikini negro ya que los completos me hacían
sentir como ballena.
—Claro…
—Sabes que lo digo en serio amor— me beso
dulcemente apartando un mechón de cabello que estaba en mi rostro.
—Papi, me enseñadas a nada— grito mi hijo logrando
nuestra atención
—Solo me cambio— me dio un beso rápido y se marcho
a los 10 minutos estaba de regreso lo ayude a colocarse bloqueador y me llevo
con él a la piscina, me ayudo a entrar al agua cálida, Ángela le entrego a Evan
y se marcho para verificar que todo estuviera bien.
Me reí al ver los intentos de mi hijo al aprender a
nadar, solo salpicaba y no avanzaba nada, pero ambos se estaban divirtiendo,
cerca de 20 minutos después comenzó a mejorar ya se mantenía a flote por un par
de segundos, se dirigió hasta mi y cuando se acercaba Edward lo soltó y yo lo
recibí le di un beso de premio y no pude evitar hacer una mueca, Edward se
movió rápido y me quito a Evan
—Lo siento, no debí de…—coloque un dedo en sus
labios y tome una de sus manos y la lleve hasta mi pancita para que sintiera
los movimientos de los nuestros pequeños, sonrió abiertamente y me beso
ignorando la exclamación de nuestro hijo
—Tus hermanitos se están moviendo, quieres sentirlos
— inmediatamente dijo un sí, tome su manita y la coloque donde comenzaba a
sentir había movimiento, su boquita se formo una hermosa O
Cuando dejaron de moverse regresaron a sus clases,
Ángela nos aviso que la cena estaría en media hora por lo que nos salimos del
agua, ella se encargo de bañar a Evan y nosotros nos fuimos a nuestra
habitación, intente controlarme al sentir sus manos enjabonar mi cuerpo, debido
a mi embarazo el hacer el amor en la ducha no era una muy buena opción, pero
era un juego que nos enloquecía, le rogué porque se detuviera cuando comenzó a
acariciar partes bastante sensibles, y lo hizo sin chistar pero el también
estaba completamente listo , termine de darme una ducha, salí de la regadera no
sin antes quitar casi toda el agua caliente, solo se quejo y cerró el paso del
agua, para mirarme ceñudo
—Necesitabas urgentemente una ducha fría— bese su
mejilla y regrese a nuestra habitación en busca de mi ropa.
La cena transcurrió sin nada de mayor relevancia,
solo que Evan hizo que Edward le prometiera que seguirían con las clases y mi
esposo acepto encantado, sabía que amaba el tiempo que pasaba con Evan, que en
poco más de un mes se vería dividido por la llegada de los mellizos. Como cada
noche me fui directamente a la cama y para mi sorpresa y mis hombres favoritos
se fueron a hacerme compañía, mi pequeño se acomodo junto a mi envolviéndome
con sus bracitos en lo que Edward le comenzaba a leer, enrede mis dedos en sus
cabellos y poco a poco fue cayendo en un profundo sueño el mismo que me invadió
a mi también. Me desperté sobresaltada al revivir en sueños la discusión con mi
madre en la cual había terminado con una amenaza y conmigo en el hospital
—Que sucede pequeña, respira— encendió la luz y se
puso de pie en un abrir y cerrar de ojos
—Solo un mal sueño
—Segura que no te duele nada — negué palmeando la
cama para que volviera a mi lado, me observo por unos minutos y volvió a su
sitio , me abrazo por la espalda, dejando que sus manos descansaran en mi
vientre
—Quieres hablar de ello? — lo dijo mientras besaba
mi cabello
—Estoy bien— pegue mas mi cuerpo a su pecho,
entrelace nuestras manos, le desee buenas noches y me dispuse a dormir de
nuevo.
Había olvidado lo difícil que era poder dormir el
último mes, Evan había sido inquieto pero por lo menos permitía que lograra
dormir 6 horas corridas por las noches, pero estos pequeños se movían
demasiado, por las noches era una especie de milagro cuando lograba mantener
los ojos cerrados más de 4 horas, intentaba moverme lo menos posible para que
Edward no se despertara y al menos uno de los dos lograra descansar.
Gran parte de la tarde había estado pegada al
teléfono con mi cuñada que estaba intentando disipar sus nervios, ella ya
estaba casi en la fecha y eso la estaba poniendo más nerviosa, intente ayudarla
a que los nervios desaparecieran con una plática sobre alguno de los temas de
mayor interés para ella, claro las compras, no pude evitar reírme cuando
escuche la voz de su esposo "Ali por dios amor, podrías estarte quieta,
vas a hacer un agujero en medio de la sala", ella solo había bufado y
parecía que lo había obedecido para después quejarse conmigo, así habíamos
durado cerca de media hora más hasta que tuvo un repentino antojo por palomitas
acarameladas, se disculpo pero dijo que yo sabía lo que sucedía cuando no se
complacía esa clase de antojos.
Me quede un poco más de tiempo recostada en el
sillón, había logrado una posición bastante cómoda lo que parecía me permitiría
tomar una pequeña siesta, pero justo cuando el sueño comenzaba a llegar a mí,
mis pequeños comenzaron a moverse espantando totalmente la oportunidad de
dormir.
—Vamos amores, es tan difícil que dejen dormir unos
minutos a mami— acaricie mi pancita sintiendo el bordito que sobresalía y se
movía lentamente para después desaparece y dar lugar a otro— saben que los amo,
pero en verdad mami necesita dormir un poquito, sean buenos y concédanme eso
—Con quien hablas? —me sobresalte al ver a mi
esposo recargado en el marco de la puerta
—Es obvio no lo crees—señale mi vientre, se acerco
y se sentó junto a mí, coloco sus manos sobre mi vientre, se inclino para
besarme y después beso mi barriguita, se separo un poco solo sentía el roce de
su nariz contra la tela que cubría la parte que sobresalía de mi anatomía
—Creo que deberían dejar descansar a mami, ella se
lo merece—acaricie su cabello e inmediatamente sentí como los bebés comenzaban
a moverse
—Creo que solo lograste el efecto contrario, les
gusta escuchar tu voz y te lo hacen saber moviéndose—me beso susurrando una
disculpa sincera— está bien, así es el último mes, solo que estos pequeños son
más inquietos y adoran escuchar tu voz, algo que comparto con ellos.
—Créeme que prefieren la tuya— me beso para que no
protestara, el beso se torno más intenso dejándonos con la respiración entrecortada,
solo basto una mirada para comprender lo que deseábamos ambos, me ayudo a
levantarme y nos fuimos a nuestra habitación sabiendo que nuestro hijo estaba
tomando una siesta.
Simplemente lo vivido esta tarde había sido intenso
verdaderamente grandioso, me había demostrado que me seguía deseando con la
misma intensidad, para él no había cambiado en lo absoluto, el brillo en su
mirada era suficiente para comprender que el deseo no había disminuido y que en
verdad no le importaba el tamaño que tenía en estos momentos, el me dejaba
tener el control, para que fuera yo la que decidiera la intensidad con la que
entraba o salía de mi interior, era cuidadoso con cada caricia y sus besos eran
los más dulces. Tomamos una ducha para después poder ir a cenar junto a nuestro
pequeño, íbamos por la mitad cuando el celular de Edward comenzó a sonar hice,
un mohín al saber que seguramente se trataba de una emergencia y tendría que ir
al hospital, cuando se levanto y salió de prisa supe que así era, se iría.
—Ya no tienes hambre? —me pregunto al ver que ya no
tocaba mi plato, honestamente ya me sentía satisfecha
—Una emergencia? — pregunte , me coloco un abrigo
sobre los hombros y le pidió a Ángela que cuidara de Evan iba a protestar pero
coloco un dedo en mis labios.
...
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