Caos
—Está reaccionando— escuche una voz familiar y sentí
un fuerte aroma cerca de mi nariz, con la mano aparte una mano y con ella el
aroma penetrante.
Abrí los ojos lentamente tratando de enfocar a la
persona que estaba inclinada hacia mí.
— ¿Que sucedió? — pregunte desorientada.
—Te desmayaste. —respondió otra voz de manera
acusadora que reconocí al instante.
Me senté de golpe lo que fue un terrible error ya
que todo comenzó a darme vueltas, pero un par de brazos me sostuvieron obligándome
a recostarme nuevamente en el sillón en el que estaba. Antes de hablar mire a mí
alrededor notando que no estaba en el salón, al contrario me encontraba en otra
habitación que al parecer estaba un poco lejos ya que la música no se escuchaba
tan fuerte.
—Tomate las cosas con calma. No hagas movimientos
bruscos. —me sugirió Carlisle quien me sonrió de manera cálida.
—Estoy bien, ya se me pasara. —asegure quitándole
importancia, no era la primera vez que me pasaba, mas si era la primera en un
lugar tan público.
—Tus padres están afuera, ¿quieres que les diga que
pasen? —preguntó lo que me hizo sentarme nuevamente rápidamente ganándome una
reprimenda de Edward que permanecía en segundo plano. —Tu padre parecía
consternado y tu madre está desesperada.
Sonreí con dolor antes de bajar mis piernas del
sillón y dejar que mis pies tocaran el suelo. —Están fingiendo— gire mi rostro,
dejando escapar un suspiro. — Por favor Dr. Cullen, dígales cualquier cosa,
pero no deje que entren, deme tiempo. —pedí tratando de prepararme para el
numero de mis padres.
—Claro, pero Edward se quedara contigo—advirtió
saliendo de la habitación deteniéndose solo para decirle algo a su hijo que
asintió.
Permanecía en su sitio por unos minutos antes de
dar un par de pasos y quedar frente a mí, se aclaro la garganta obligándome a
mirarlo.
—Esto ya te había pasado, y no es una pregunta. — aparte
la vista de él y la enfoque en la pared detrás de él, en una pintura bastante
ordinaria. —Dime cuando fue la última vez que comiste.
— ¿Que tiene eso de relevante?—pregunte mirándolo
de nuevo con el ceño fruncido.
—Tengo mis teorías. La principal y que veo en este
momento, anorexia.
—Absurdo. —me burle tratando de levantarme más me
lo impidió.
—No lo es, creo que acerté, dime… ¿Cuando fue la última
vez que comiste?
—Es la tontería más grande que he escuchado. —me
levante apartando su mano de mi hombro. — Ya me siento bien.
—Mientes y lo sabes. Solo quiero ayudarte.
—No necesito tu ayuda ni la de nadie. Estoy
perfectamente bien.
—Sabes que no lo estas.
—Maldita sea Edward, deja de meterte donde no te
llaman, suficiente tengo con tener que soportar a mis padres, para que ahora
tenga que soportarte a ti también.
—Yo no te estoy juzgando, solo quiero ayudarte.
—Ya te dije que no lo necesito. —repetí molesta.
—Quiero que vayas al hospital a que te realicen
unos estudios.
—No perderé mi tiempo en algo absurdo, solo porque
una estúpida idea está en tu cabeza
—No es solo una idea, es lo que veo.
—Necesitas anteojos— asegure apartando la vista de
él cuando la puerta se abrió.
La primera en entrar fue mi madre que interpretando
su mejor papel de madre preocupada se acerco a mí y me envolvió en sus brazos
asegurando que se encontraba preocupada y tratando de saber si ya me sentía
mejor, aunque sus palabras mostraban a una madre preocupada, su mirada mostraba
lo enfadada que estaba por lo que para ella sería un escándalo. Me separe de
ella de manera brusca asegurando que me encontraba bien.
—Me gustaría que la llevaran al hospital para poder
realizarle unos estudios completos. —pidió Carlisle mirando a mi padre que de
inmediato acepto sin poner una sola objeción. —Mañana que descanse y el lunes
la espero.
—Ya les dije que me siento bien
—Pero no está de más una revisión completa.
—Secundo Edward, esto era absurdo, me pare frente al espejo que había en la
pequeña habitación, mi padre se ponía de acuerdo con Carlisle, mi madre se
notaba que deseaba salir y los ojos de Edward me veían con asombro, ya que me
estaba arreglando el vestido, y el peinado que se había visto afectado al estar recostada.
Espere unos minutos más ninguno parecía tener
intenciones de marcharse, así que simplemente me disculpe, atravesé la
habitación, saliendo al pasillo.
—Bella— escuche la voz aterciopelada de Edward pero
la ignore completamente, y seguí con mi camino hasta entrar al salón, fueron
pocas las personas que notaron mi regreso y me miraron, llegue hasta nuestra
mesa y la mirada de todos estaban puestas en mi, segundos después, vi a mis
padre y a los Cullen acercarse.
— ¿Estas bien?— era la última persona que quería
tener cerca pero era mi única alternativa para alejarme.
—Sácame de aquí Demetri— le dije con solo mover los
labios.
—Lo más lejos que te puedo llevar es a la pista de
baile, nos tienen atrapados—extendió su mano, escuche un gruñido me gire hacia
los presentes y vi la mirada amenazante de Emmett.
—Si es lo más lejos— tome su mano y en seguida ya
estábamos entre las parejas, era una música lenta, aunque me desagradaba sentir
el agarre de Demetri. No pude evitar el comprar los brazos de Demetri con los
brazos y la calidez del cuerpo de Edward…
—Eres simplemente sorprendente. —murmuro bajito muy
cerca de mi oreja. —No hace ni 15 minutos que te desmayaste y ya estas bailando
como si nada hubiera sucedido.
—Es algo sin importancia.
— ¿Sin importancia? —asegure mostrándome
indiferente y dejando que me siguiera guiando.
—Es agotamiento, sabes de las largas jornadas de la
empresa.
—Deberías de trabajar menos, el dinero que tienes ya
asegurado es más que suficiente para vivir muchos años sin preocuparte.
Me aparte un poco de él para mirarlo directamente.
—No soy como tú, yo no me conformo con migajas, tengo ambiciones y retos
personales que debo de cumplir.
— ¿Me estás diciendo que me conformo con cualquier
cosa? —pregunto enarcando una ceja.
—Lo haces Demetri y en todos los aspectos— me
apretó más contra su cuerpo y yo intente apartarlo con mi mano, mas me lo
impedía.
—Sabes que no es verdad, de ser de esa clase de
hombres no hubieras estado en mi cama.
—No es el lugar ni el momento para hablar de ello,
pero que quede claro que fue cuando yo quise y tal vez solo fuiste el premio de
consolación. — le dije sonriendo al tiempo que su rostro se ponía rígido y su
agarre se hacía más fuerte.
—Date cuenta Isabella que eres igual que las demás
chicas. —intente apartarme más me fue imposible y solo conseguí que sonriera. —Te
irás cuando yo quiera o en este mismo momento Charlie se enterara que su minita
de oro es…
—No te atrevas a decirlo.
—Entonces quita tu cara de asco y muestra la mejor
de tus sonrisas, ambos sabemos que eres la reina de las apariencias.
—Ups, lo siento, ¿te dolió?— me disculpe con una
enorme sonrisa, dejándole claro que el que mi tacón se encajara en su pie era
totalmente intencional.
—Estas jugando con fuego
—No me amenaces.
—Te tengo en mis manos, sigue insultándome y
nuestro secretito ya no lo será— bufe de frustración, en estos momento me tenía
en sus manos, observe sobre su hombro para ver a Edward y Emmett que me veían
con el ceño fruncido. ¿Quienes se creían para estarme vigilando?
—Necesito algo de beber— le dije en cuanto la melodía
termino. Me llevo a la mesa donde se encontraban todos nuestros amigos sin quitar la mano de mi cintura
—La cara de tu madre fue memorable— menciono
Jessica entre risas, por lo que me dio a entender que debería de estar
avergonzada.
—En verdad Bella la cara de tu…
—Erick a caso te pregunte. — el simplemente negó y
no hizo un nuevo comentario.
Al terminar mi bebida Demetri me quito el vaso de
las manos y lo dejo sobre la mesa antes de anunciar que seguiríamos bailando.
Una nueva canción comenzaba y Jessica dejo escapar un chillidito tirando del
brazo de Mike asegurando que amaba esa canción, por lo que su rubio novio no
tuvo más alternativa que levantarse y conducirla al interior de la pista.
Me vi envuelta de nuevo en los brazos de Demetri
que aprovechaba cualquier ocasión para pegarme más a su cuerpo, se inclinaba
para murmurarme cosas al oído y su mano apoyada en mi espalda distraídamente
bajaba cada vez mas y luego volvía a subir.
—La mirada de tus amiguitos no tiene precio, están
furioso— me gire y vi a los chicos que efectivamente no ocultaban su molestia.
—No son mis amigos.
—Pues parece otra cosa o es que…
—Ni te atrevas a insinuarlo— beso mi hombro y una
sonrisa de autosuficiencia apareció.
—Aun lo dudo, este pequeño gesto hizo rabiar a uno
de ellos. — murmuro divertido.
Bailamos 3 piezas más antes de que mi padre hiciera
una seña de que era momento de marcharnos lo cual agradecí ya no tenía que
estar más tiempo junto a Demetri. En cuanto termino la pieza me aleje de él y
le indique que me marchaba, hizo una mueca pero al ver a mi padre mirándonos no
puso más objeción, me acompaño hasta nuestra mesa y se despidió besando mi
mejilla antes de dar media vuelta e ir con los demás.
Gran parte del camino fue en un silencio
completamente incomodo, justo cuando entrabamos a casa mi madre estallo.
— ¿Que fue ese show Isabella? — pregunto encajando
sus uñas en mi brazo.
—No sé de que hablas.
—El de fingir ese desmayo, que no te basto con el
de la Boutique.
— ¿Ya había pasado antes? —pregunto mi padre que de
pronto parecía estar poniendo atención.
—El día que fuimos a buscar los vestidos me hizo lo
mismo, ya estoy cansada de que se empeñe en llamar la atención de esta manera. —
murmuro mi madre como si fuera el fin del mundo. — ¿Que es lo que sucede
contigo Isabella?
—Nada.
—Ese nada me va a costar muchas habladurías.
—Déjala Renée. — intervino mi padre
sorprendiéndonos a ambas. ¿Me estaba defendiendo?
— ¿Que la deje? Te das cuenta de que solo lo hace
para hacerme quedar en ridículo.
En cuento la camioneta se detuvo delante de la
puerta de la casa, abrí la puerta y baje de un salto murmurando un buenas noches que ninguno respondió.
Fui directo a mi habitación me deshice del vestido,
me desmaquille y me puse una mis pijamas favoritas, esta sería una larga noche.
Me sorprendió ver que nadie me molestara, vi mi
reloj con asombro ya pasaba de medio día y no había señal de una Renée
histérica gritándome por seguir en la cama o de Charlie pidiendo que hiciera
algún movimiento de la empresa, me levante de la cama, me coloque una bata y me
aventure a bajar, ya no me importaba si Renée me gritaba por bajar en pijama.
—Señorita ¿Desea algo? —pregunto amablemente una de
las chicas de servicio.
— ¿Donde están mis padres? —pregunte extrañada de
tanta tranquilidad.
—Dejaron una nota para usted, en seguida se la
traigo. —unos segundos después regreso y me entrego una nota que con solo ver
la letra me dejo clara que era de mi padre escrita de último minuto.
Bella
Espero que cuando te levantes te encuentres de mejor humor.
Tuve que salir a Alemania y espero volver en un par de semanas. Me mantendré comunicado
para que me mantengas al tanto de lo que se necesite en la empresa. No llegues
tarde a la oficina el lunes, hay mucho trabajo.
Charlie
Perfecto, lo que necesitaba. Una alegría me
invadió, mis padres no estaban en la ciudad lo que significaba que no tendría
que estarlos soportando. Regrese a mi habitación me metí de nuevo entre las
mantas y me puse a ver una película, una de las empleadas me llevo la comida,
la ignore por completo y me quede profundamente dormida, volví abrir los ojos
cuando el timbre de celular sonaba de manera insistente, intente ignorarlo,
pero después de dejar de sonar lo volvía hacer, me levante para contestar, era
de un número desconocido
Al escuchar la voz del otro lado de la línea supe
que debería de haberlo dejar timbrar. Me pase la mano por el cabello escuchando
la voz de Demetri que solo hablaba para avisarme que estaría fuera de la ciudad
junto con Tanya ya que esta acaba de terminar con su novio y evidentemente se
iban a divertir, era algo que no me importaba y parecía que no terminaba de
entenderlo.
—Espero que te ahogues, le harías un gran favor a
todos. —le desee sinceramente consiguiendo que soltara una carcajada.
—No creo que se hagan realidad, pero gracias por
tus buenos deseos, nos vemos en unos días.
—Muérete.
Me di una ducha, me puse otro pijama y me tire
sobre mi cama que ya estaba arreglada para ver la televisión de nuevo. Así
estuve hasta cerca de las nueve que continúe escribiendo mi historia, nuevos
personajes, detalles frustrantes, pero el final no había sido modificado seguía
siendo el mismo, una trágica muerte para la protagonista
Jamás había odiado un fin de semana, era lunes por
la mañana y me encontraba sumamente cansada, aunque no lo quisiera estaba lista
para comenzar con la monotonía en que se había convertido mi vida, siempre
hacia lo mismo: me duche, cambie, arregle para cubrir una apariencia esa que
poco a poco me iba consumiendo, esta vez me sentía débil se que se debía a que
tenía mucho tiempo en inanición, mi desayuno estaba sobre mi tocador como todas
las mañanas, solo tome un sorbo de jugo de naranja, deje deslizarse un poco por
mi garganta antes de sentir un profundo asco y unas ganas inminentes de
vomitar, tome mis cosas y salí rumbo a mi trabajo, el único lugar que era mi
peor pesadilla pero a la vez era mi único escape y en el cual era realmente
buena.
—Buenos días Srta. Swan. —saludo Megan apenas
estuve cerca de su escritorio.
— ¿Hay algo importante para hoy?
—Junta con los socios para el proyecto de la semana
de moda y supervisar el cierre de un contrato que corre a cargo de Samuel
Portan.
— ¿Quien lo puso a cerrar un trato a él?— pregunte
sorprendida ese hombre un inepto.
—Tu padre.
No pude mas suspirar y rogar porque todo saliera de
acuerdo a lo esperado ya que si no solo conseguiría meterme en problemas.
Intercambie un par de palabras más con Megan antes de hacerle que recordara las
horas de cada una de las reuniones y justo cuando entraba en mi oficina me
recordó que tenía que entregar un avance para mi proyecto de titulación y que
el Sr. Maxwell esperaba el proyecto que tenia para la empresa.
—Que nadie me moleste y no me pases llamadas solo
que sean de vida o muerte.
—Entendido. Tienes 20 minutos para llegar a la sala
de juntas. —asentí cerrando la puerta a mis espaldas.
Este día sería completamente agotador, la empresa
Swan se caracterizaba por ser unos de los patrocinadores más importantes que
tenían en este evento, la semana de la moda era una de mis favoritas, gozaba de
los mejores lugares en todas las pasarelas, lo malo es que eran junto con mi
madre.
Como lo había previsto, la junta duro cerca de 4
horas y como siempre nosotros seriamos los anfitriones de una cena de gala, un
poco de estrés mas a mi agenda, pero otra razón para destacarme, para hacer que
el nombre de Isabella brillara por sí solo y no solo por llevar el apellido
Swan.
Al término me encerré de nuevo en mi oficina solo
tomando llamadas importantes que no duraron más de un minuto, me dedique a terminar de corregir mi proyecto para la
empresa Swan y transcribir el proyecto de titulación.
—Srta. Swan, tiene 15 minutos para subir a la sala
de juntas y supervisar el cierre del contrato. — me aviso Megan por el
intercomunicador.
—Voy en seguida— guarde los cambios en mi trabajo,
tome la carpeta donde se especificaba las pautas que pedían nuestros próximos
clientes, me alegre que cuando llegara aun no hubiera nadie, tome lugar en uno
de los extremos donde podía seguir trabajando y a la vez escuchando
perfectamente la negociación.
Una hora más tarde Samuel había echado a perder el
cierre de trato, gracias a no estudiar perfectamente bien las especificaciones
de nuestros clientes, aunque intente intervenir, este hombre me fastidio
haciendo de lado mis propuestas y dejando ir a unos buenos clientes, ¿y qué
significaba esto? problemas seguros y no precisamente pare él, sino para la
responsable en turno, esa era yo.
—Tienes una llamada en línea— murmuro Megan apenas
me vio salir del ascensor.
— ¿Quien es? —preguntando con un leve escalofrió
recorriendo mi cuerpo, mi padre no se
podía haber enterado tan pronto ¿o me equivocaba?
—Tyler.
—Ya lo atiendo— entre en mi oficina aun con la
frustración escrita en mi rostro, parecía que este chico tenia radar, el tenia
algo que me ayudaría.
Apenas me acomode en mi cómoda silla tome el
teléfono y comencé a hablar con Tyler quien solo hablaba para invitarme a una reunión
ya que se había enterado que mis padres ya no estaba en la ciudad, algo que no
me parecía extraño ya que su madre era una amiga
de la mía. Aunque sabía que era una buena idea me negué, esta vez tenía que
terminar el proyecto de la empresa para que lo revisara nuevamente el Sr.
Maxwell y tenía que terminarlo dentro de unas horas ya que se iba a un viaje a
Corea y además estaba mi trabajo de titulación, eran cosas importantes que no
podía dejar de lado. Intento convencerme nombrándome quien estaría y
recordándome que Demetri estaba de viaje con Tanya en Hawái, mientras que
Jessica y Mike estaban en Bora Bora.
—Ty necesito algo. —le dije girando en mi silla.
—Sabes que tienen precio.
—Lo sé y sabes que eso es lo de menos. Te veo en
media hora en el estacionamiento.
—Estaré ahí.
En el tiempo acordado nos encontramos en el
estacionamiento, a esa hora era el lugar más seguro ya que todos aun se
encontraban concentrados en sus labores, por lo que estaba desierto, platicamos
por un momento hicimos el intercambio y
después cada uno regreso a sus labores. Apenas se abrió la puerta del ascensor
y Megan salto de la silla con una cara de terror.
— ¿Que sucede?
—Tu padre está en la línea, parece que se entero
del fracaso de esta tarde.
—Ya lo atiendo— entre en mi oficina y escondí las
pastillas en uno de los cajones laterales. Tome una enorme bocanada de aire
antes de tomar el teléfono— Charlie. — lo salude esperando que estallara.
—Me voy y dejan escapar a un cliente importante. —
grito molesto.
—Buenas tardes. —salude al tiempo que me apoyaba
mejor en mi silla.
—No estoy para estupideces Isabella, ¿en que
estabas pensando cuando lo dejaste escapar? ¡Era importante!
—Intente retenerlo, pero Samuel no sabe lo que hace.
—No me vengas con excusas, no me extraña que
intentes culpar a alguien más de tus errores, tú eres la única responsable.
—Tú pusiste a Samuel al frente de ese trato aun
sabiendo que no tiene la experiencia. Intente retenerlos.
—Eres una incompetente, ¿así planeas llegar a un
puesto directivo? —pregunto con burla.
—Hago mi trabajo y no soy una incompetente— solté
furiosa. —Sabes que Samuel es un inepto…
—Mira quién habla de ineptos, tú no estás muy lejos.
—Yo no tengo la culpa de que Samuel no leyera las
pautas.
—Debiste de intervenir
— ¡Eso hice!
—Yo escuche todo lo contrario. —aseguro, algo que
no me sorprendió.
—Sabes perfectamente que no he perdido ni un solo
contrato, ¿porque lo haría ahora?
—Por llamar la atención.
— ¿Eso es lo que crees?
—Por favor Isabella, en este momento es lo único
que estás haciendo, tu madre tiene razón.
—Que lastima que tengas ese concepto de mí.
—Es la realidad, así que deja de estar juagando a
la mártir y ponte a trabajar yo no deseo a incompetentes en mi empresa.
—No te preocupes cuando regreses no encontraras a
ningún incompetente de que preocuparte.
—Eso espero— me colgó antes de que dijera cualquier
cosa, lance el vaso que estaba sobre mi escritorio, choco contra la pared
rompiéndose.
— ¿Estás bien?— entro Megan de inmediato.
—Tráeme otro vaso— le exigí sin mirarla y cerrando
mis puños encajándome las uñas en mis palmas, ¿como era posible de que después
de intentar salvar el contrato aun pensara que yo era la culpable?
Ya nos soportaba esta situación, algunos me decían
que era estúpida por no marcharme de mi casa, pero aunque tenía una pequeña
fortuna, no la podía tocar, mi padre había colocado una clausula que podría
manejarla en cuanto me graduara, con ello me mantenía atada, pero gracias al
contrato que me había dejado cerrar el de los empresarios chinos, había logrado
ganar lo suficiente para comprarme mi departamento y con las ganancias que le
seguían me podara mantener por lo que restaba del semestre, antes de que mi
pequeña fortuna fuera liberara, ya no estaba segura de aguantar esta situación
había sobrepasado mis limites, según él lo que yo deseaba era llamar la
atención, se daría cuenta de lo que era capaz de hacer, cuando de verdad
pretendía llamar la atención.
La tarde paso, todos en la oficina se marcharon,
solo estábamos los guardias de seguridad y yo, saque las pastillas de mi cajón,
jugué un rato con ella, después no me moleste en contarlas solo tome un puñado
las ingerí, tome mis cosas y salí de la oficina con paso firme, tenía el tiempo
contado antes de que comenzara a hacer efecto, entre en el ascensor y permanecía
poyada en el fondo sintiendo por primera vez que avanzaba de manera lenta. Al
abrirse las puertas me encontré de frente con Emmett, Edward y Jasper, no pude
ocultar mi sorpresa más me abrí paso entre ellos tenía que salir de ahí, antes de que lo
arruinaran.
— ¿Porque no fuiste al hospital? —pregunto Edward
cuando había dado apenas unos pasos, me comenzaba a sentir extraña. — ¿Te
sientes bien?
—Estoy bien, por eso no fui al hospital— asegure
siguiendo mi camino tratando de caminar de manera recta.
Mi auto estaba cerca, solo unos pasos más y podría
salir del edificio, mi corazón latía más rápido y mi respiración comenzaba a
hacerse errática, además de que comenzaba a sentir unas ganas de vomitar, algo
que no podía hacer.
— ¿A dónde vas? — pregunto Edward sobresaltándome
al escucharlo tan cerca.
—Que te importa— camine lo más aprisa que podía
hasta llegar a mi auto, apoye una mano sobre él y con manos temblorosas intente
abrirlo mas solo conseguí poner la alarma.
—Mírame Bella— sentí unas manos en mi cintura que
me obligaron a girarme, pero mantenía mi vista en el piso que comenzaba a
moverse frenéticamente, mi pecho comenzaba a dolerme y mis parpados comenzaban
a pesarme.
—Deje…jenme tranquila— mis palaras sonaron
entrecortadas, intente liberarme de los brazos, pero mis fuerzas me
traicionaban.
Su cuerpo me presionó contra el auto al tiempo que
sus manos abandonaban mi cintura como si supiera que de soltarme caería ya que mis
piernas las sentía bastante débiles, tomó mi rostro levantándolo.
— ¿Que tomaste?— pregunto en un tono que parecía
alarmado, mis parpados se estaban cerrando, me estaba costando cada vez mas
mantenerme despierta. — Debemos de llevarla a un hospital, ¡AHORA!
Intente hablar mas no pude hacerlo, lo último que
sentí fue que me levantaban, después solo gritos con mi nombre mientras todo se
volvía oscuro y mi corazón se aceleraba a un ritmo lastimero.
...
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