"My happy ending"
Habían pasado ya cinco años desde que habíamos
dejado atrás las diferencias. Habíamos comenzado una vida juntos. Hace un año
nuestra felicidad había aumentado con la llegada de una bebita que se había
convertido en la completa perdición de Edward y mi padre. Ambos hombres estaban
encantados por la segunda niña de la familia. Claro sin olvidar en ningún
momento a Ann.
Era una pequeñita muy parecida a mí pero con los
ojos que mostraban una mezcla entre los de ambos pero el verde sin duda era el
que predominaba.
Mantenía a mi bebita en mis brazos que no dejaba de
pedir objetos que llamaban su atención. Me encontraba un poco inquieta porque
no veía la hora en que regresaran de su campamento de chicos y Ann. Era la
manera en que lo habían nombrado debido a que Annett era la única niña, entre
cinco niños y "tres adultos".
Rose y Emmett ya eran padres de dos niños, uno de
cuatro años y otro de tres, mientras que Alice tenia uno de cuatro que poseía
una energía inagotable y al que al final del día los demás terminaban rehuyendo
ya que estaban agotados.
—Verás que ya llegarán. —me dijo Rose saliendo de
la casa con una jarra de limonada.
—Solo espero que completos. Aún creo que dejarlos
ir solos con los niños no era tan buena idea. —dije sentándome junto a Alice
que seguía tejiendo una mantita rosa que caía graciosamente sobre su abultado
vientre.
Los tres hombres habían tenido la maravillosa idea
de llevarlos a acampar ya que creían que les haría bien pasar un poco de tiempo
al aire libre. Dejamos que se los llevaran cuando nos aseguramos de que sabrían
armar las tiendas de campaña ya que no permitiríamos que los niños durmieran a
la intemperie.
Las tres habíamos permanecido en casa, Alice por su
embarazo había declinado el ir, yo por Andrea o Andy como llamábamos a mi bebé,
ya que aún era muy pequeña para pasar una noche durmiendo en una tienda dentro
de un saco sobre el duro suelo, y Rose se unió a nosotras ya que siendo la
única mujer corría el riesgo de ser la que se encargara de todo, así que
prefirió quedarse y pasar una noche de chicas.
Había dormido muy poco ya que estaba nerviosa de
que algo pudiera salir mal con esos tres hombres al frente de la situación,
pero lo que más me preocupaba era que por culpa de alguna de las grandes ideas
de Emmett alguno de los niños saliera lastimado.
— ¿Qué puede suce…—la frase de Alice quedo en el
aire al darse cuenta de la cantidad de cosas que podían ocurrir con los tres al
mando de de seis niños que eran sinónimo de problemas. — Tengamos fe.
Estábamos conversando animadamente cuando dos jeep
se detuvieron frente a nuestra casa. Respiré aliviada al ver bajar a cada uno
de los niños y a unos muy agotados adultos que parecían estar felices de volver
a casa. A pesar de que los tres eran muy diferentes habían encontrado que eran
más afines de lo que imaginaban. Edward prefería pasar sus vacaciones en la
tranquilidad de Forks junto a nuestros amigos que en algún destino exótico a
los que él había estado acostumbrado. Y eso me agradaba ya que aquí éramos
simplemente nosotros y los niños podían divertirse.
—Hola mami. —me saludó Annett apenas al llegar
junto a mí y darme un beso. Le hice un lugar para que se sentara mientras que
esperaba que los gemelos llegaran a saludarme, ambos me dieron un beso antes de
sentarse en el piso de madera junto a los otros niños.
— ¿Qué tal estuvo su excursión de chicos? —preguntó
Alice dejando su labor de lado y mirando a los tres hombres que bufaron
provocando una risa en nosotras.
Todos los niños tenían una sonrisa en el rostro lo
que indicaba que la habían pasado muy bien, pero las muecas de Emmett, Jasper y
Edward, dieron a entender que ellos no tanto. Todos comenzaron a contar al
mismo tiempo todo lo que habían hecho en su maravillosa excursión y como por
estar explorando se habían perdido y en lugar de llegar al campamento habían
llegado a donde estaban los coches estacionados y como un osezno había
perseguido a Emmett que había reído ante al animalito pero que nuevamente había
terminado en un árbol cuando llegó la madre del osito donde pasó por lo menos
dos horas antes de que los osos le permitieran bajar. Después habían tenido que
ocultar un poco de comida ya que el grandulón parecía no tener límite y había
comido mucho y amenazaba con dejarlos sin cena.
—A papá se le encendió el pantalón. —dijo un
divertido Anthony mirando a Edward que enarcó una ceja.
—Luego papá trató de apagar el fuego con la manta
favorita de mamá que también se incendió. —dijo Ben el hijo mayor de Rose que
la miraba.
—Papá se quitó el pantalón maldiciendo. —dijo un
divertido Eddie sin mirar a su padre.
—Pero fue papá quien apagó el fuego con agua. —dijo
un orgulloso Alex abrazando la pierna de Jasper.
—Luego por la noche contaron historias de terror. —
intervino Annett que estaba junto a mi abrazándome y dándole un beso a Andy
—Asamos bombones y salchichas, juntas saben bien.
—Sí, yo quiero un sándwich de salchicha con
bombones. — gritó Daniel el hijo menor de Emmett haciendo que Rose frunciera la
nariz ante tal petición.
—Eso suena asqueroso. — frunció el ceño Alice.
—Pero sabe rico. — defendió Alex mirando a su
madre. —Además mami, tu comes cosas más raras.
Todos soltamos una discreta risita ante el
comentario de Alex. Nosotras mejor que nadie entendíamos esos antojos
inexplicables de las combinaciones más extrañas.
—Por la noche asustamos a Tío Emmett que por salir
de prisa pensando que había una serpiente en su tienda, la rompió. — Eddie
estaba en el suelo riendo juntos con los demás niños.
—Y cayó sobre la tienda de papá. — dijo Anthony rompiendo
en más risas.
— ¿Dónde estaba durmiendo Ann? —pregunté alarmada
al imaginar a ese gigante cayendo en la tienda donde posiblemente estaría
durmiendo mi niña.
—Yo estaba con los gemelos.
— ¿Puedo saber cómo fue que tío Emmett pensó que
había unas serpiente en su tienda? —preguntó Rose a mis hijos. ¿Por qué veía
solo a mis niños?
—Sí, díganlo pequeños diablos. —Emmett los miró con
los brazos cruzados.
—Solo hicimos unos ruiditos fuera de su tienda,
como nos enseño el tío Demetri y el tío Emmett salió corriendo y cayendo sobre
la tienda de papá.
—Y yo los ayudé. —dijo un orgulloso Ben.
—Fue muy divertido. — miré a mi hija que trataba de
contener la risa.
— ¿Tuviste algo que ver? —pregunté enarcando una
ceja, ella se removió inquieta y supe que la respuesta era sí.
—Sonaba divertida la idea de los gemelos y Ben. —se
defendió.
—Y yo que pensé que tu serias más tranquila que los
revoltosos de tus hermanos. — coloque a Andy de frente a mí para mirarla. —
Espero que tú no te unas al club de tus hermanos. —como respuesta recibí una
pequeña sonrisita y sus manitas se posaron en mis mejillas.
—Parece que no tendrás tanta suerte. —apuntó Edward
mirando a la pequeña que lanzó un gritito de alegria al ver a su padre.
— ¿Qué dicen si la próxima navidad vamos a esquiar?
— dijo un ilusionado Emmett recibiendo grititos de júbilo de todos los niños.
—Ya lo veremos Emm. —dije suspirando, sabiendo que
lo más probable es que lo hiciéramos.
Nuestros amigos se marcharon de casa por la tarde,
pero los niños aún tenían mucha energía por lo que fui al porche donde me senté
en el columpio de madera a mirar a Edward jugar con los tres un pequeño partido
de futbol americano donde Ann era de su equipo mientras que los gemelos
formaban otro, el cual por cierto era algo tramposo, pero aun así iban
perdiendo.
Por la noche fui a ver a Ann que se había quedado
dormida con la luz encendida y con un libro de C.S Lewis que había pedido
tímidamente que le comprara después de ver una de las películas. Era una niña
encantadora que adoraba y que sabía pronto se convertiría en una hermosa
jovencita, algo que a Edward parecía molestarle y ya hasta estaba planeando una
estrategia con los gemelos para ahuyentar a los futuros pretendientes de su
hermana. Algo que sabía tendría muchas discusiones, pero de eso me preocuparía
cuando llegara el momento. Le di un beso en la coronilla, cerré el libro
asegurándome de colocar el separador para que no perdiera la página donde iba y
lo dejé sobre su mesilla de noche antes de apagar la luz salir con sumo cuidado.
Fui a la habitación de los gemelos donde me
encontré a un Edward entre ambas camas con las manos en la cadera y regañando a
nuestros dos diablitos que para variar no le hacían caso y saltaban de una cama
a la otra repitiendo que no tenían sueño.
—Hablo en serio, quiero que se metan a la cama. —
dijo un molesto Edward acercándose más a ellos haciéndolos gritar. — Anthony a
tu cama.
—Yo no soy Anthony. —respondió el niño al que
estaba mirando, se giró al otro niño que seguía saltando en la cama.
—Yo tampoco soy Anthony.
—Tú eres Anthony. —le dijo al primero que negó con
la cabeza aún saltando y señalando con el dedo a su hermano, al ver al otro
niño estaba también señalando a su hermano. — Son mis hijos, se quien es quien.
Me cubrí la boca con la mano para no reír, claro
que los reconocía porque aunque eran idénticos Eddie era más inquieto que
Anthony, y este último tenía un rostro muy expresivo. Pero cuando querían sacar
de quicio a su padre lo conseguían y algunas veces conmigo.
Edward tomó a Eddie cuando saltaba hacia la otra
cama y Anthony se lanzó sobre él para hacer que soltara a su hermano. — ¡Ya
basta! — protestó Edward atrapado entre ambos niños.
Me mantuve un momento en el marco de la puerta
presenciando la escena que era tan común a la hora de meter a la cama a los
gemelos. Edward terminó sobre una de las camas con los dos niños sobre él
luchando por liberarse de su agarre.
Silbé haciendo que los tres se detuvieran y me
vieran.
—Me alegra tener su atención. — Tomé a Eddie y lo
pase a su cama
—Esta no es mi cama. —dijo con una sonrisa
traviesa, yo solo enarqué una ceja.
—Pueden engañar a su padre, pero no lo conseguirás
conmigo amiguito. —le advertí con seriedad mientras que me aseguraba que
realmente era Eddie y no Tonny. Cuando se dejó caer sobre las almohadas supe
que no me había equivocado. — Es hora de dormir o mañana no tendrán energías
para ir a pescar.
— ¿Pescar? —preguntó Edward mirándome con horror
mientras cubría a Tonny con las mantas.
— ¡Pescar! — gritaron los gemelos
—No habrás olvidado que vendrán mis padres, Félix,
Heidi y Esme. —le recordé a lo que él se golpeó la frente.
Félix se había casado con Heidi hace dos años y
ahora estaba que no cabía de la felicidad porque iba a ser papá, la que no lo
estaba pasando nada bien era Heidi que decía Félix no la dejaba respirar con
tantas atenciones. Pero ambos eran felices.
—Seguro que esta vez le gano a tío Félix a pescar.
— aseguró Eddie tirando de las mantas hasta dejarlas bajo su barbilla.
—Yo y el abuelo les ganaremos. —protestó Anthony
mirando a su hermano.
—No lo creo, papá nos ayudara a nosotros.
—Ann y yo somos otro equipo. —les recordó a los
niños
— ¡Ella es una niña! —protestó Eddie frunciendo el
ceño.
—Una niña que el año pasado logró pescar más que
ustedes y uno era enorme. —les recordé.
—La defiendes porque eres niña.
—No siempre las niñas somos las más débiles. — les
dije besándolos.
—Mami… cuéntanos la historia de la agente que cuido
a un presumido millonario. —pidió Anthony. Yo me giré para ver a Edward que
bufó y luego sonrió.
—Anda mami, tu historia es mejor que la de papá. —
secundó Eddie acomodándose de lado para mirarme y evitar la mirada de su padre.
—Bueno la historia comienza cuando una linda agente
que trabajaba para el FBI tenía la misión más importante de su carrera, la cual
consistió en cuidar a un arrogante, egocéntrico, mimado, superficial hombre de
negocios. —dije aguantando las ganas de reír al notar como con cada palabra mi
esposo abría más los ojos.
—Él era un hombre muy guapo…
—Ok, no estaba mal, pero eso no quita que fuera
arrogante. — miré a mis hijos. — lo tenían que ocultar de un asesino que quería
terminar con él para que un hombre malo no fuera a la cárcel, entonces la linda
agente se hizo pasar por su esposa y…
Conforme la historia avanzaba los niños se sorprendían
o lanzaban risitas al escuchar por todo lo que había pasado el arrogante hombre
de negocios, una descripción que continuamente cambiaba. Cuando la contaba
Edward, mejoraba la imagen que yo trataba de hacer parecer más divertida. Como
siempre después de la decima vez de contársela los niños se dormían antes del
final, los arropaba bien y salía con Edward detrás de mí que en lugar de
molestarse parecía divertirse.
Fuimos a la habitación de Andy que estaba despierta
sentada jugando con una muñeca, regalo de Esme y que se había convertido en su
favorita. Al vernos se tomó de los barrotes de la cuna y se levantó. La tomé en
brazos y me acomodé en la mecedora junto a la ventana y le canté hasta que se
quedó dormida y dejé que Edward la colocara en la cuna. Envolví su cintura con
mis brazos dejando que uno de los suyos me pegara más a su cuerpo.
Levanté el rostro para ver a mi esposo que me
sonrió, se inclinó para cubrir mis labios con los suyos, fue uno corto pero
lleno de amor. Cerré los ojos pegando mi rostro en su pecho y llenando mis
pulmones con su deliciosa fragancia.
Finalmente podía decir que era feliz, tenía todo lo
que había soñado. El pasado había quedado atrás. Hace poco más de un año y
medio en una visita a Londres junto con mi familia nos habíamos encontrado con
cierta rubia que se había sorprendido al vernos más no dijo una sola palabra y
se marchó junto a un hombre mayor que era el único que había aceptado casarse
con ella después del escándalo que había sufrido su familia tras el chantaje a
los Cullen.
Ahora tenía una familia unida y tanto mis padres
como la madre de Edward eran personas que tenían un lugar privilegiado en
nuestros corazones, tenía una familia preciosa que llenaba mis días con
variedad de risas y alegrías que no cambiaría por nada.
Pero algo muy importante, es que tenía a mi lado a
un hombre en el que podía confiar plenamente, aun seguía al frente de la
empresa familiar pero era un padre dedicado que había administrado muy bien sus
horarios y no se había perdido ningún momento importante en la vida de nuestros
hijos. Yo seguía con mi trabajo en el FBI, como una de las mejores perfilistas
y estrategas además de que era una de las encargadas de supervisar los
entrenamientos de las agentes que eran utilizadas para misiones encubiertas de
máxima seguridad.
Era feliz porque seguía haciendo lo que me gustaba
pero al mismo tiempo tenía una familia a la que cuidaba y amaba completamente.
Nuestra historia no era un cuento de hadas, pero
era real y eso era lo único importante, era nuestra historia la cual se
seguiría escribiendo.
FIN
Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de
corregir mis horrores de ortografía y de redacción.
Siiiii, ya lo termine!!!! Titi sos mala casi me da un infarto pensando que terminarian separados Rupert me asusto :( pero para felicidad de mi vena romantica todo resulto bien :)
ResponderBorrarLa verdad que una linda historia con buena secuela, me dio pena que muriera Carlisle pero la historia no habria sido igual si las cosas no hubieran pasado como pasaron, de nuevo te digo gracias Titi ^^
Gracias a ti Leticia por leer y dejar tu comentario. Me alegro que al final te gustara tanto la primera historia como su secuela.
BorrarFue una lastima la muerte de Carlisle, pero como tu misma lo has dicho, sin este detalle la historia no hubiera podido ser de esta manera.
Buen día.
me repeti este :D
ResponderBorrarTe dije que en algún momento lo descubriría ^_^
BorrarHOLA TITI FELICIDADES ME ENCANTO LA HISTORIA Y GRACIAS POR ABRIR EL BLOG Y PERMITIRNOS LEERTE
ResponderBorrarDORIS
Titi ese es uno de los mejores epilogos que he lido. Yo he sofrido con Bella en toda la trama, pero tambien reir muchissimo. Tu eres unas de mis escritoras favoritas, cada una de las historias es una sorpresa. Felicitaciones. Marta
ResponderBorrarMe gusto mucho este Fic, así que gracias por escribirlo!
ResponderBorrarSufrí junto a Bella y lamente mucho la muerte de Carlisle :( pero me alegro de que todo haya terminado bien :D
Saludos!
Hola excelente fics quiero felicitarte me los he leído todos pero este fue uno de mis favoritos, así como también el trato y no me dejes caer ..... Me encanta como manejas las historias son muy completas te admiro Aliss un beso y felicidades pudieras hacer otro epílogo ?
ResponderBorrar