Esta soy
yo ahora
El sonido del intercomunicador me hizo regresar a
la realidad, presione el botón para escuchar la voz de mi secretaria.
—Srta. Jassen, tiene una llamada por la línea dos.
— ¿Quien es Megan? — pregunté con voz monótona.
—Su padre. — esas dos palabras fueron suficientes
para helarme la sangre. Le agradecí y tome la llamada.
— Buenas días, Mark.
—Aún no tengo el reporte de este mes. —protestó.
—Tuvimos unos problemas con el sistema, un servidor
caído. Ya lo repararon y está funcionando a la perfección, esta misma tarde los
tendrás para que…
—Eso espero. —sentencio con su habitual tono
autoritario.
—Así será. ¿Algo más en lo que pueda ayudarte? —pregunte
sosteniendo el teléfono con una mano mientras que comenzaba a firmar unos
papeles que había olvidado.
—¿No preguntas por tu madre? — hice un mohín e hice
la pregunta de rigor, como si de verdad me interesara saber cómo se encontraba.
Lo que fue una novedad fue el saber que se habían acordado de mí y que estaba
en camino unos diseños exclusivos de Chanel.
—Gracias, pero no se hubieran molestado. —dije
incrédula.
—Agradécele a tu madre, creo que es obvio que no
dejaría que te vistieras con cualquier cosa. Nos vemos, tenemos cosas por hacer—colgó
antes de que pudiera decir algo.
Me levante de mi cómoda silla, alise las arrugas
inexistentes de mi falda, tome mi abrigo y salí de mi oficina.
— ¿Necesitas algo Tory? —pregunto de inmediato mi
secretaria. Una chica eficiente y bastante agradable con la que tenia mas una
amistad que una relación laboral como mi padre esperaba.
—Necesito que te comuniques con Steve y le digas
que necesito que me mande el reporte de este mes, tengo que revisarlo antes de
que se lo enviemos a Mark esta tarde. — ella tomó de inmediato el teléfono para
llamar momento que aproveche para informarle que saldría a comprar un café,
sabía que estaba haciendo un frio infernal, algo que prefería ignorar con tal
de salir por unos minutos.
Con la mayoría de los empleados me portaba algo
dura, lo que se esperaba de mí. Sólo con algunas personas mantenía una relación
más amable y una de ellas era con mi secretaria, la de mi papá, nuestras
asistentes, la recepcionista y mi chofer, seis personas en una empresa donde
trabajaban cerca de cinco mil.
Apenas salí, la brisa helada choco contra mi rostro
haciéndome estremecer, hale con ambas manos las solapas de mi abrigo tratando
de calentarme un poco más. Camine lentamente mezclándome entre las personas que
parecían ir de prisa de un lado al otro sin reparar en las personas que se
cruzaban en su camino. Llegar al Starbucks me tomo menos de cinco minutos y
apenas entrar al local sentí la calidez de la calefacción al igual que
delicioso sabor a café, fui directamente hasta la fila donde espere
tranquilamente hasta que llego mi turno, iba a pedir un moka blanco caliente,
pero supe que sería una mala elección por lo que opte por un americano, eso me
reanimaría y no me estaría saturando de calorías.
Di un paso para acercarme a la caja cuando una
chica un par de centímetros más baja que yo con un suéter una talla más grande
de lo que evidentemente necesitaba una gorra que solo dejaba entrever su
cabello rubio y la bufanda roja resaltaba sus mejillas sonrojadas, me golpeo
suavemente en el hombro, se disculpo visiblemente avergonzada saliendo del
lugar como si hubiera visto al diablo. Ordene mi café y mientras esperaba la
imagen de la chica que había chocado contra mí se me hizo bastante familiar,
ella trabajaba en la empresa como ayudante en el área de contabilidad, una leve
sonrisa se formo en mis labios al saber que la turbación de la chica se debía
al verme a mí, seguro ya había escuchado la historia del chic al que despedí por
estar fuera de la empresa en horas de trabajo, pero la principal razón era que
ese chico buscaba cualquier pretexto para no hacer su trabajo y ya que al
parecer no era lo que le gustaba yo simplemente lo libere de su agonía
despidiéndolo, pero todos creyeron que solo fue por encontrarlo en la cafetería
cerca de la empresa, algo que no me moleste en aclarar, este incidente me creo
una imagen más dura y por lo tanto me respetaban aun mas.
Al tener el café en mis manos le di un sorbo
teniendo cuidado de no quemarme. Ajuste nuevamente mi abrigo y mi bolso para
salir al frio de la calle.
Al entrar nuevamente en el edificio fui
directamente a los ascensores sin molestarme en saludar a nadie, además no era
como que alguien lo esperara. Detuve el ascensor que estaba cerrando sus
puertas y entre presionando el botón de mi piso dando un sorbo a mí café.
—Buenos días Victoria. —sentí que tocaban mi brazo
y al instante me gire para ver quién me llamaba y con desagrado note a ese
hombre bajito y rechoncho encargado de tratar con empresas extranjeras. — ¿Has
hablado con tu padre? ¿Volverá pronto?
—Hable con él hace un rato y no menciono cuando
regresaría. —acerque el vaso a mis labios dejándolo solo a milímetros de mis
labios. —¿Ya termino el reporte de ingresos de esta semana? — le di un sorbo a
mi café sin apartar mi mirada de la suya, el hombre se puso nervioso
indicándome que aun no lo tenía listo, de nuevo estaba con retraso.—Lo espero
en mi oficina antes de las cuatro, quiero revisarlo antes de envíaselo a Mark y
por si no lo ha notado ese reporte debía de estar en mi escritorio desde ayer a
medio día.
—Ahí lo tendrá— escuche el timbre del vigésimo
quinto piso las puertas se abrieron, era mi piso. Coloqué mi pie en la puerta
para que se mantuviera abierta. Era el momento de dar un buen golpe. —Mi padre
confía plenamente en su trabajo Sr. Saunders, pero yo tengo mis dudas sobre su
eficiencia— sonreí, ante su semblante contrariado y los murmullos a sus
espaldas— No olvide el reporte. — dije con dulzura antes de sonreír
burlonamente. —Que tenga buen día.
Aún disfrutando de la cara de perplejidad del
hombre y la de asombro de los demás camine por el pasillo hasta llegar frente a
Megan quien me miro enarcando un ceja pero con una sonrisa en los labios lo que
me dejo claro que había escuchado el comentario.
—Ese fue un golpe bajo.
—Se lo merece, le dijo a Mark que yo fui quien
extravió la última cotización en la bolsa cuando fue él quien lo traspapelo. Él
salió limpio y yo muy mal parada. ¿Ya están listos los papeles que te pedí? —pregunté.
—Están sobre tu escritorio. — agradecí antes de
entrar en mi oficina donde le pedí no ser molestada para poder terminar con mi
trabajo que misteriosamente parecía irse multiplicando, los papeles sobre el
escritorio parecían ir aumentando al igual que la cantidad de correos en mi
bandeja de entrada.
Después de dos horas, conseguí disminuir los
papeles sobre mi escritorio y responder a cada uno de los correos en mi e-mail,
me estire tratando de desentumedecer los músculos de mi cuello. No pude evitar
gruñir al escuchar el timbre del intercomunicador, presione el botón para
escuchar la voz de Megan anunciando la llegada del Sr. Saunders quien quería
hablar conmigo y evidentemente entregarme los informes, sin ocultar mi fastidio
le dije que lo dejara pasar. Escuche un golpecito en la puerta para ser abierta
y ver a Megan quien dejo entrar al hombre y aprovechando que no la veía le hizo
un gesto que me hizo sonreír levemente.
— ¿Son los reportes? — le pregunté extendiendo mi
mano al ver los papeles que traía en sus manos para que me los integrara.
Se acercó hasta dejar los papeles sobre mi mano de
manera brusca.
—Sí Victoria, y espero que lo de esta mañana no se
repita.
— ¿Disculpe? —pregunté atónita por el atrevimiento
— Su comentario en el elevador fue bastante fuera
de lugar. Yo no juzgo su trabajo…
— Y me alegro que no lo haga o estaría en serios
problemas. — Entrelace mis manos sobre
el escritorio e incline mi cuerpo hacia
adelante mirándolo duramente. —Le recuerdo que aun a pesar de mi corta edad mi
puesto es superior al suyo y por lo tanto soy su jefa, así que estoy en todo el
derecho de corregirlo cuando su trabajo me parezca deficiente y que no cubre
las expectativas por las que fue contratado.
—Su padre es el jefe. —declaro en tono altivo.
—Creo que ya olvido que soy yo quien queda a cargo
cuando él no está, justo como en este momento, así que espero que deje de
contradecirme y se dedique a hacer su trabajo, ya que es por eso por lo que le
estamos pagando.
— ¿Hay algo que le moleste de mi?
—Ahora que lo menciona, sí. — me reacomode en la
silla tomando la pluma entre mis dedos y golpeteando suavemente contra el
escritorio.— Me molesta que mienta para librarse de su castigo, ¿creyó que
culpándome sobre el extravió de la cotización de la bolsa del mes pasado usted
saldría ileso? Pues déjeme decirle que se equivocó, nadie que se mete conmigo
sale ileso. Téngalo presente. — el hombre estaba sin palabras y visiblemente
enfadado lo que me alegro. —¿Tiene algo más que decirme?
—No, era todo.
—Entonces regrese a su trabajo. Espere… también
quiero recordarle que para usted soy la Srta. Jassen y no Victoria, yo en
ningún momento le di permiso para tomarse esas libertades.
—Lo que usted diga Srta. Jassen. — arrastro mi
nombre y me reí por lo bajo ante su enfado, justo cuando abría la puerta lo
escuche llamarme ¡zorra!
—No entiendo porque no son un poco más originales,
eso de zorra ya está un poco gastado. — se puso completamente rojo a lo que yo solté una carcajada.
Tras quedarme nuevamente a solas solté un sonoro
suspiro ante mi triste y patética vida, con las únicas personas que podía
entablar una amistad, me veía en la necesidad de pisotearlas y hacerlas sentir
inferiores para que se esforzaran en su trabajo, yo solo lo hacía con los altos
ejecutivos, ya que en su mayoría creían que por ser mayores podían hacer lo que
querían ignorándome olímpicamente, pero desde que comencé a ponerlos en su
lugar me había ganado su respeto y también conseguí ser nombrada la princesa de
hielo o cuando estaban furiosos se limitaban a decirme zorra, arpía… y una
lista interminable de adjetivos nada alentadores que prefería ignorar.
De nuevo timbro el intercomunicador volviéndome a
la realidad, me sorprendió cuando escuche el nombre de Luke quien era mi amigo
de la infancia y de quien me había distanciado desde mi ingreso en la empresa
familiar. Le pedí que me pasara la llamada, pero en lugar de eso vi a mi amigo
en la puerta con una enorme sonrisa. Quite el dedo del botón y ladeando la
cabeza mire a mi amigo quien en los últimos meses había aumentado su masa
muscular, su cabello castaño estaba
ligeramente más largo, provocando que se rizara en el borde del cuello de la
camisa, sus ojos verdes brillaban divertidos en contraste con su piel tostada
de su descendencia mediterránea. Cerró la puerta y giro un par de veces
provocando que riera y me sintiera tonta por mi evidente escrudiño.
—Hola princesa de hielo. — saludo con burla dejándose caer sin nada de delicadeza en una
de las sillas y cruzando una de sus piernas.
— ¿Qué haces aquí?
—Si me encuentro muy bien, gracias por preguntar—
dijo sarcásticamente.
—Perdón, solo que me sorprende verte aquí. —dije
con sinceridad y aun un tanto aturdida.
—Supe que el ogro no estaba en el pantano, así que
me dije, O’Connell deberías de ir a ver a la princesa de hielo para comprobar
que está bien o por lo menos para saber a dónde llevar las flores. —fruncí el
ceño al escuchar sus palabras para él era un chiste, sin saber que dentro de poco se haría realidad. Me
levante de mi lugar y me senté en la silla junto a él. —Si yo no te llamo tú no
lo haces, sé que eres una mujer muy ocupada ¿pero no puedes hacer una llamada o
enviar un mensaje?
—La escuela y el trabajo me absorben demasiado.
— ¡Pero ahora estas de vacaciones! —exclamo alzando
los brazos. —Ya no eres la de antes.
— ¿De vacaciones? a mi no me lo parece. Debo de
estar atada a esa silla— señale la silla donde había estado sentada hace unos
minutos.—Todos cambiamos, no podemos ser igual toda la vida, debemos de
adaptarnos a nuestro entorno. —dije como justificación.
—Sé que todos lo tenemos que hacer, pero tú lo
hiciste de una manera…diferente. Ya no tienes tiempo para los viejos amigos.
—Salimos de vez en cuando.
—Pero ya no como antes de que tus padres te
mandaran suiza.
—Éramos unos niños Luke, no esperabas que
siguiéramos haciendo lo mismo. —dije rodando los ojos.
—Ya no hay rastros de la Tory divertida, ya casi ni
te conozco. —enarque una ceja. —No, a mi amiga le gustaba estar rodeada de
gente sencilla, evitaba las fiestas de la alta sociedad, prefería tomar el
metro y hasta comíamos hot-dog en la calle… Ahora no falta a ninguna fiesta de
la alta sociedad, sale todos los fines de semana con los hijos de los mayores
empresarios de esta ciudad, solo viaja en autos de lujo, hasta tienes un Alfa
Romeo y ya no comes nada que no venga de un exclusivo restaurante.
— ¿Ese es el concepto que tienes de mi?— pregunte
dolida, pero sabía que tenía razón. Solo me miró y ahí pude leer su respuesta.
—Es una lástima que no te agrade lo que soy.
—El fin pasado Sam te vio bastante pasada de copas
y te marchaste del lugar con Lawson, ¿qué tienes que decirme sobre eso?
—Está exagerando con lo de las copas, solo fueron 3
martinis.
— ¿Qué hay de Lawson? ¿Te acostaste con él?
—¡No, claro que no! ¿Por quién me tomas?
—Sabia los límites que tenías justo antes de irte
el semestre pasado a la universidad, pero cuando regresaste eras otra…—se paso
la mano por el rostro antes de inclinarse hacia adelante. — ¿Que quieres que
piense Tory?
—Pensé que eras más inteligente, pero veo que me
equivoque. —Me levante bruscamente. — Te voy a pedir que te vayas. —le dije
apenas mirándolo sentándome de nuevo en mi silla detrás del escritorio.
— ¿Me estas echando? — dijo visiblemente
sorprendido ante mi reacción.
— ¿No fui lo suficientemente clara? —pregunte de manera
fría y él seguía aun en estado de shock—Fuera
de mi oficina y deja de meterte en mi vida, es mía y si me da la gana me
acuesto con quien quiera y termino con ella. Vete o llamo a seguridad.
— ¿De qué estás hablando Victoria?— descolgué el
teléfono y marque la extensión, ignorándolo completamente.
Al segundo timbrazo respondió uno de los guardias y
al notar que Luke no pretendía levantarse le dije al guardia que necesitaba que
sacara a un intruso que estaba en mi oficina, eso era en lo que se acababa de
convertir al juzgar mis acciones. Tras colgar él se levanto y me miro dolido.
— ¿Intruso, eso es lo que soy? —simplemente me encogí
de hombros. —Sabes… haz lo que quieras, pero recuerda que a pesar de la forma
en que me acabas de tratar, siempre tendrás un amigo a quien recurrir. — eso
era lo último que me esperaba y de nuevo después de mucho tiempo me sentí fatal
de lo que estaba haciendo, en ese instante llegaron los hombres de seguridad y
supe que no podía flaquear, no ahora, todo era mejor así antes que herirlo de
verdad.
—Scott, muéstrenle la salida.
No fue necesario ya que Luke salió solo sin mirar
atrás dejando la puerta abierta, me lleve las manos al rostro ¿Qué es lo que
acababa de hacer? él era un gran chico, a pesar de los años en los que nos
vimos distanciados continuaba siendo mi amigo, ignoraba los comentarios
hirientes de mi madre quien no ocultaba su desagrado ante su familia quienes a
pesar de la buena posición social eran como cualquier persona normal que
disfrutaba de las pequeñas cosas, algo que era una especie de pecado entre
nuestras amistades y algo por lo que yo lo envidiaba.
— ¿Estas bien Tory? — aparte mis manos de mi rostro
y note la mirada de Megan que había entrado y dejaba una taza de té frente a
mí.
—Estos son los reportes que debes de scanear y
enviar a Mark. — le dije empujando una carpeta sobre el escritorio esperando
que comprendiera que no deseaba hablar de lo sucedido. —En cuanto se los
envíes, quiero que me comuniques con él.
Espere cerca de veinte minutos para poder hablar
con mi padre quien sonaba bastante animado por los buenos resultados en los
reportes que le había enviado. Lo que me tomo por sorpresa fue su decisión de
que yo me encargara de una de las más importantes empresas chinas que deseaba
expandir su mercado y nos había elegido a nosotros, pero lo mejor de todo era
que si conseguía que firmaran las ganancias serian mías, era una oportunidad
que no podía desaprovechar. Tras avisarme que llegarían al medio día del día
siguiente y que quería una reunión con todos los directivos, se despidió y
colgó antes de que pudiera decir algo mas, nada fuera de lo normal entre
nosotros, esta era nuestra magnífica
relación.
Mi libertad había terminado, mis padres estarían de
regreso en la ciudad, pero sabía que eso era por un corto tiempo, así que no
abría problemas, tenía que aprovechar y salir esta noche, solo era cuestión de
mandar un mensaje a Zoé y ella se los comunicaría a todos.
Le pedí a Megan que se encargara de programar y
avisar a todos de la reunión al día siguiente a las tres, indicándoles que era
mi padre quien la convocaba y de esa manera nadie faltaría… o eso esperaba.
Tras terminar mi trabajo, tome mis cosas y salí
unos minutos antes de lo acostumbrado.
— ¿Segura que te encuentras bien?
—En perfectas condiciones— di una vuelta, la mejor
de mis sonrisas fingidas
—Eso es lo que más miedo me da, en verdad eres
impenetrable.
—Recuerda que los sentimientos son para débiles.—
me puse mi abrigo.
—Son necesarios para ser feliz.
—Nos vemos mañana. — me despedí antes de llegar a
una discusión en la que no permitiría quedar como perdedora.
En cuestión de minutos me encontré con mis amigos
que se alegraron de verme o eso es lo que fingían. Esa noche estuvimos en un
bar hasta cerca de las cuatro, una reunión de los hijos de los mayores
empresarios de la ciudad y el país, conocí a un par de chicos con los que me
dedique a coquetear y bese a uno que parecía un modelo, lo más divertido fue
ver la cara de envidia de Zoé, yo besándome con un hombre digno de una portada ¿y
ella que tenia? solo a Dylan. No me duro mucho el gusto ya que dos horas
después el chico se disculpo por tener que marcharse, intercambiamos números de
teléfono y regrese a mi mesa, hicimos lo usual unos cigarros, una pastilla, un
par de martinis, contar algunos chismes y después cada uno se marcho a su casa.
Me pase un par de luces rojas, la adrenalina que
sentía en esos momentos era incomparable, desde hace tres meses en nuestras
salidas aceptaba una pastilla, al inicio no estaba muy segura aunque decían que
era la mejor sensación una que me estaba acostumbrando a experimentar. Al menos
durante duraba el efecto me sentía libre de las cadenas que me aprisionaban y
era una manera placentera de conseguir mi objetivo, no pude contener una
sonrisa al imaginar el rostro de mis padres al descubrir al mismo tiempo que
todos el nuevo mundo en el que me encontraba inmiscuida, un escándalo que les
costaría el titulo de familia perfecta y dejaría al descubierto la farsa que
tan celosamente protegían. Me aseguraría de que me recordaran eternamente.
...
o post que eu ler e ver no seu blog é moi informativo e agradable, fixo un gran traballo e eu dándolle 10 de Dec números para iso, mantelo continuar e espero que vai facer un traballo máis difícil de facer informativo e interesante publicar a este blog
ResponderBorrarGo To qtek