DECLAIMER: Los personajes de esta historia le pertenecen a la gran escritora Stephanie Meyer, lo único que me pertenece es la historia.
COMIENZOS
Me deje caer en el sillón estirándome, después de 5
largos días había terminado de acomodar todo en su lugar, al fin había
terminado de desempacar y podía dar por finalizada la mudanza.
Estaba cansada pero tenía que ir al supermercado
además era tiempo de comenzar a conocer la que sería mi nueva ciudad. Había
cambiado de una ciudad que prácticamente todo el año era iluminada por los
acogedores rayos del sol a una que en su mayoría estaría nublada y que abría
bastantes precipitaciones. Pero aunque no me gustara el cambio era necesario
necesitaba alejarme de Los Ángeles por un tiempo, tenía que olvidar el infierno
en el que me había visto envuelta en los últimos 11 meses.
Sin pensarlo más me levante del sillón y tome mi
bolso y las llaves de mi auto. Después de cerca de media hora había llegado al
supermercado, había tomado una calle que me había hecho rodera y después me
había pasado la desviación que debía de tomar, pero finalmente había llegado. Tome
el carrito y comencé a andar por los pasillos del supermercado colocando dentro
todo lo que sabía necesitaba.
Me tomó cerca de una hora el regresar a casa y
acomodar la despensa en su sitio. Prepare una cena rápida para poder tomar un
baño, prepare la tina y me metí dentro dejando que el agua tibia me
reconfortara, coloque una toalla y deje apoyada mi cabeza mientras cerraba los
ojos y me permitía relajarme.
Cerca de media hora y que el agua había perdido su
calor salí para meterme en la cama e intentar dormir, cosa que conseguí debido
al cansancio acumulado por la mudanza y todo lo que gira a su alrededor. Pero
el sueño tranquilo no duro por mucho tiempo ya que los recuerdos de lo vivido
regresaron, como todo había cambiado, en mi sueño retrocedía en el tiempo
cuando Demetri era aquel hombre que me hacia mantener una sonrisa en el rostro,
que me fundía en sus brazos y adoraba sentir sus labios en los míos.
— ¿Te gusto la cena? —pregunto cuando estábamos
en el postre
—Estuvo deliciosa—limpie la comisura de mis
labios. Como no gustarme si era un restaurant que tenia a un Chef de renombre y
además era exclusivo aun me preguntaba a cuantos de sus contactos había movido
para lograr que nos dieran una mesa. —Ya me dirás como conseguiste que esta
cena fuera posible
—No podía ser en otro lugar preciosa, tenía que
ser especial—enarque una ceja, se levanto y abrí los ojos al ver que había
colocado una rodilla en el suelo y dejaba al descubierto un hermoso anillo—Dem…
—Tenia que ser especial porque hoy será un día que
jamás olvidaremos, te quiero y ya no me es suficiente lo que compartimos, te
quiero completamente en vida. ¿Aceptarías casarte conmigo?
—Claro que acepto—envolví mis brazos en su
cuello dejando escapar un par de lagrimas, hoy había sido el mejor día de mi
vida.
La boda había sido solo tres meses después, debido
a su trabajo en los juzgados le era imposible estar presente en todos los
preparativos de la boda y cuando comencé a quejar por su falta de atención a
una cosa tan importante él se altero comenzando a gritar y salir de mi casa
azotando la puerta, señales que ignore y que después me costarían demasiado
caro.
La boda fue un día muy especial en el que nos
juramos amor eterno y estar uno junto al otro en todo momento, la fiesta fue un
poco más grande de lo que me hubiera gustado pero no podíamos ignorar a un
grupo importante de los asistentes. Que por supuesto eran por parte de él, el
provenía de una familia importante de abogados que eran los más reconocidos en
el país lo que me ponía un poco nerviosa pero sabía que eso no sería problema
entre nosotros, en los dos años que habíamos mantenido nuestra relación no
había tenido inconveniente ese detalle, y ahora que ya estábamos casado no
tenían porque cambiar las cosas.
Basto solo 3 meses para que lo que había pensado
que sería un cuento de hadas se convirtiera en un infierno, ya no recuerdo
porque fue pero una discusión se desencadeno entre nosotros, comenzó a gritar y
lanzar todo lo que estaba cerca dejándome paralizada y muy asustada para
después…
— ¡No! —me desperté sobresaltada al recordar cómo
había comenzado todo, y lo tonta que había sido al creer que las cosas
cambiarían y que jamás volvería a suceder, que ilusa al creerle. Claro que las
cosas cambiaron pero no de la manera que creía.
El sábado fui a conocer el que sería mi nuevo
hospital, el director me había citado para darme un recorrido por todas las
aéreas y el que sería mi nuevo consultorio, me indico cual seria también mi
lugar de estacionamiento, agradecía tener uno para mí y no tener que buscar un
lugar en el amplio estacionamiento. Mi fin de semana lo dedique a conocer un
poco más la ciudad ya que el tiempo que llevaba en la ciudad lo había dedicado
a acomodar mi departamento.
El lunes llego y me encontraba completamente
nerviosa, desayune algo rápido y me fui directamente al hospital, me metí en el
cajo que me habían designado, respire profundamente para darme ánimos ya que
era un nuevo comienzo.
—Podrías mover tu auto ese es mi lugar—enarque una
ceja, el hombre era guapo pero a mi parecer bastante arrogante.
—Creo que ahí dice que es mío—le señale el letrero
que decía "Swan Pediatría", no dijo una palabra más solo presiono el
acelerador logrando que un rechinido inundara el lugar, arrogante fue la
palabra que grito mi inconsciente.
Me dirigí directamente a los vestidores para dejar
mis cosas y colocarme mi bata y mi estetoscopio en el cuello, el momento había
llegado.
Fuera del que sería mí consultorio me encontré con
una chica que no debía de pasar de los 20 años que parecía igualmente nerviosa.
—Hola, soy Isabella Swan—la chica se levanto y
extendió su mano
—Soy Abigail McQueen. Su secretaria
—Abigail puedes pasar un minuto—la chica me siguió
dentro del consultorio, nos pusimos de acuerdo de cómo manejaríamos la consulta
y de lo que sería su trabajo estando conmigo. La chica era agradable y se
notaba que trabajadora por lo que no dudaba que fuéramos un gran equipo juntas.
—En verdad es usted Isabella Swan—asentí— Yo
estudio enfermería, pero en las vacaciones trabajo tiempo completo como secretaria
para poder pagar mi escuela. Y es por eso que he leído sus investigaciones las
cuales son sorprendentes.
—Gracias Abi, ¿puedo llamarte así? —ella asintió—no
has pensado en comenzar a trabajar en tu área, digo como enfermera.
—No se me da la oportunidad hasta que no termine.
—Tienes algún área que te guste.
—Pediatría, es por eso que elegí estar aquí y ahora
estoy muy contenta de poder estar trabajando con usted Dra. Swan.
—Solo Bella, me haces sentir vieja y no tengo ni 30
años—ella sonrió con las mejillas sonrojadas.
—Creo que regresare a mi lugar recibiendo a los
pacientes—asentí— a medio día vendrá Ángela la otra Pediatra para llevarla a
visitar a sus pacientes, ella le mostrara sus obligaciones en piso.
—Gracias Abi—salió con una enorme sonrisa. Había
olvidado lo que era sentir cuando los demás alababan tu trabajo, no solo era
una Pediatra que se entregaba en cuerpo y alma a su trabajo, también estaba en
el campo de la investigación tratando de buscar algunas maneras de combatir o
aminorar algunas de las patologías que más se presentaban en los pequeños y que
en su mayoría lograban retrasos en su crecimiento o en su desarrollo
psicomotor. Por algunos de ellos había recibido algunos reconocimientos y
además eran utilizados como parte integral de algunos tratamientos.
Ya que la consulta comenzaría en un menos de una
hora me di a la tarea a acomodar un poco mi consultorio haciéndolo un poco mas
mío, ya que aun poseía las características de su dueño anterior. Tendría que
agregar un par de pinturas para iluminar un poco más el lugar y no hacerlo
parecer tan sombrío. Además de algunos juegos para los pequeños y cosas que
sabía que les gustarían a los niños.
La mañana paso sin incidentes me dedique de lleno a
mis pacientes en su mayoría fueron niños con resfriados debido a la temporada
invernal que se acercaba. Me vi obligada a atender una emergencia de un pequeño
de 6 años con neumonía, lo internamos para que pudieran controlar sus molestias
y se le aplicara el tratamiento correspondiente.
Me pasee por el piso observando la labor de las
enfermeras y de mis otros colegas. Después visite la guardería de la cual sería
yo la encargada, en caso de cualquier problema con alguno de los niños yo sería
la primera a la que tenían que recurrir. Lo que buscaba era conocer a la mayor
parte del personal y estar un poco cerca de los pequeños a los cuales les
agradaba que le leyeran o simplemente que les prestaran un poco de atención.
Una que yo estaba dispuesta a darles.
Como lo había dicho Abi, la otra Pediatra Ángela
fue a mi consulta y me explico a manera rápida la actividad que se llevaba
acabo en nuestro piso, las revisiones y los códigos empleados para dividir a
nuestros pacientes dependiendo de su estado. La acompañe a hacer el recorrido
al piso en el que había estado hace un par de minutos, me presento mas
formalmente a los médicos que serian mi apoyo en situaciones más delicadas o en
caso de tener que hacer una intervención.
El viernes había tenido que asistir a la primera
sesión de casos. donde se presentaban los que mayor importancia que había,
estaban en medio de uno importante de una mujer que estaba embarazada de 6
meses que se había accidentado cayendo en un coma y presentaba lesiones en la
columna, estaba totalmente concentrada escuchando los resultados de los últimos
estudios cuando la puerta fue abierta de golpe y por ella pareció el hombre que
había visto mi primer día
—Lo siento, tuve un pequeño problema—se disculpo,
nuestras miradas se encontraron solo pude girarme y ver a Heidi que sonreía
tontamente, ella era una de las ginecólogas más importantes con las que contaba
el hospital y con la que tendría que trabajar más a menudo y con la que ya
podía decir tenía una amistad.
— ¿Quién es él? —pregunte en voz baja
—Él es un bombón— rodé los ojos y negué sonriendo,
aunque me pereciera engreído tenía que admitir lo obvio y eso era que este
hombre era guapo… muy guapo, deseche esa idea apenas cruzo mi cabeza no podía
volver a repetir la historia, en mi vida no había lugar para ningún hombre ya
no. —Es Edward Cullen, es uno de los oncólogos más respetados del país, apuesto
que has escuchado hablar de su padre que es el neurocirujano más importante de
estos momentos.
—Cullen…—murmure recordando a Carlisle con el que
había hablado un par de veces cuando había estado en el que había sido mi
hospital "Cedars-Sinai Medical Center". —Parece ser bastante
arrogante, nada que ver con su padre.
—Eso es lo que aparenta pero es un hombre
agradable—me olvide del hombre que estaba solo unas filas detrás de nosotras y
preste toda mi atención al director del hospital que seguía hablando, la vida
de la mujer y del bebé el cual era mi prioridad.
Tres semanas después me había acoplado de maravilla
a mi trabajo además estaba completamente feliz ya que me encontraría con Rose a
la cual no veía desde que se había ido a perfeccionar sus estudios en Italia.
Ella tenía un gran talento como diseñadora pero eso no le era suficientes es
por eso que había conseguido una beca en aquel país y además estaba trabajando
junto a John Galiano que era uno de los diseñadores más prestigiados del
momento. Pero antes debía de entrar en una cesárea, estaba programado como un
parto normal pero debido a que el pequeño no se había acomodado de la manera
adecuada no podíamos espera.
— ¿Dónde está Garner? —pregunte a una de las
enfermeras mientras me terminaba de amarrar el gorro
—El Dr. Garner está hablando con el Dr. Cullen
afuera—negué con un movimiento de cabeza mientras Heidi que era la que
realizaría la cirugía dejaba escapar un bufido
—Preparen a la Sra. Silver—gruño Heidi—No me
sorprendería que Cullen se lo lleve, siempre hace lo mismo, sabe que todos
quieren operar con el así que se aprovecha y nos quita a nuestro equipo
dejándonos en complicaciones.
—Intentare traerlo— solo escuche un
"suerte". Salí y ahí en el pasillo me encontré al par de hombres
hablando y note que Edward al igual que yo portaba ropa de cirugía lo que no me
agrado totalmente, me acerque con paso decidido.
—Dr. Garner, lo necesitamos en el quirófano
ahora—pedí de manera amable pero segura mostrando mi molestia. Era el mejor
anestesiólogo con el que contábamos en el hospital y era con el único que había
trabajo en dos ocasiones fuera de este lugar.
—Tú eres Isabella Swan—asentí asombrándome un poco
por saber que Edward me conociera—Necesito a Joseph en mi quirófano, es una
cirugía importante…
—Pensé que no tenias ninguna cirugía programada.
—le dije a Joseph ignorando a Edward
—Y así era, pero Edward me estaba diciendo que en
este momento…—levante mi mano indicándole que no dijera nada más.
—El Dr. Cullen puede conseguirse otro anestesiólogo,
nosotras te necesito ahora, la paciente está por llegar a quirófano y debemos
de empezar a hora ya que el latido del bebé esta algo débil—dije preocupada por
la vida del pequeño, que aun no nacía y ya se veía amenazada.
—Yo tengo que extirpar un tumor en hígado y por eso
necesito al mejor—se detuvo frente a mi intentando que no siguiera hablando con
Joseph.
—Debiste de pensar eso antes, Joseph se comprometió
a asistirme en la cirugía la cual es importante.
—La mía lo es más, de ella depende la vida de un
hombre
— ¿Y la mía no es importante?, es una nueva vida y
tú piensas que no tiene el mismo valor—gruñí molesta por su falta de interés.
—En vez de estar perdiendo el tiempo deberías de
comenzar a buscar otro anestesiólogo ya que Joseph se va conmigo—hablo Edward
con seguridad, mire al hombre que estaba más interesado en sus zapatos
—Dra. Swan—me gire hacia la enfermera que me
llamaba
—Llamen a otro anestesiólogo, ya que el Dr. Garner
ha decidido asistir al Dr. Cullen—dije molesta
—Isabella…
—Está bien. Es bueno conocer a las personas con las
que se supone tengo que trabajar y creo que acabo de ver el poco compromiso que
tienes, y no me interesa trabajar con una persona con tan poca ética. Suerte en
su cirugía— di la vuelta y entre al área de lavado mientras observaba como
entraban al quirófano con la mujer. Agradecí que de inmediato llegara otro
anestesiólogo que comenzó con su trabajo.
—Tranquila Molly en unos minutos tendrás a ese
pequeño en tus brazos—escuche la voz conciliadora de Heidi. Me perdí en la
escena que estaba frente a mis ojos, el hombre sostenía la mano de su esposa y
ambos aunque tenían en su rostro el miedo plasmado se notaba que era algo que
ellos esperaban con ansia. apenas el pequeño estuvo fuera del vientre lo tome
con cuidado en mis manos y lo revise para asegurarme de que estuviera en
perfectas condiciones, no fue necesario hacer nada ya que comenzó a llorar
arrancándome una sonrisa, mande pedir una incubadora mientras que una de las enfermeras
lo limpiaba y lo envolvía en una cobijita para dejarlo un momento en los brazos
de su madre que lo miraba con una ternura infinita y decía palabras de amor,
esta situación ya la había vivido repetidas ocasiones pero aun así me seguía
afectando de una manera inesperada.
Estaba terminando de dejar las últimas indicaciones
en los pacientes de nuevo ingreso, algunos de ellos los había mandado a que les
realizaran análisis de sangre cosa que sabia nos les haría mucha gracia y que
les provocaría el llanto. Tome un expediente más y lo revise con cuidado antes
de dar de alta a la pequeña que ya había salido del peligro y sus últimos
exámenes estaban normales.
—Hasta que te encuentro—levante mi rostro para
encontrarme con la última persona que quería ver
— ¿Me hablas a mi? —pregunte aun sabiendo que era
una pregunta tonta ya que no había nadie más ahí.
—Creo que sí. Lamento lo de…
—Déjate de disculpas y piensa que tanto tus
pacientes son importante para ti como los míos lo son para mí—cerré el
expediente—Y si me disculpas tengo que asegurarme de un par de niños sigan con
el oxigeno.
—No entiendo cómo es que eres Pediatra si eres
siempre así de fría. Si sigues así jamás tendrás amigos—dijo lo suficientemente
alto logrando que varias de las enfermeras nos vieran, entrecerré los ojos.
—Estoy aquí para trabajar no para hacer amigos Dr.
Cullen—di media vuelta y entre a la habitación donde estaba una pequeña que
apenas me vio entrar volvió a colocarse la mascarilla fingiendo que no se la
había quitado, la revise antes de salir y seguir revisado a los demás
pacientes.
Ese había sido el primer altercado con Edward,
después habían venido otros por el quirófano, por el instrumentista y hasta por
el lugar en el estacionamiento. Por más que lo había querido evitar ambos nos estábamos
comportando como un par de niños pero aunque lo sabia no podía dejar que él se
sintiera triunfador.
La visita de Rose me había alegrado un poco mis
días, me había puesto al tato de todo lo que había sucedido en el tiempo que
habíamos estado alejadas y me acababa de enterar que Jasper su hermano gemelo
se había casado.
— ¡SORPRESA! — la mire de pie frente a mi puerta
con los brazos extendidos y dos maletas enormes detrás de ella.
—Pese que llegarías más tarde—la abrace dejando
que la calidez que trasmitía me invadiera, sabía que tenía apariencia de ser
dura y bastante superficial, pero la realidad es que era la mujer mas cálida
que conocía, la ayude a meter su equipaje y después de que se instalo en su
habitación nos sentamos en la sala con una taza de té.
—Me gustaría estar más tiempo contigo—sonrió
suavemente
—Cada una tiene su camino y sé que el tuyo es
convertirte en una diseñadora reconocida y el que estés trabajando para Galiano
es sorprendente
—Sabes a lo que me refiero
—Lo sé Rose, pero fue mi error y tengo que
aprender a vivir con las consecuencias
— ¿Como puedes hablar así? —Soltó un suspiro— No
eres la misma Bells
—Como ser la misma después de todo lo que me ha
sucedido, jamás imagine que las cosas podían salir tan mal
—Pero no estás sola, sabes que aunque…
—Podemos hablar de algo mas, no quiero recordar
—le pedí y ella asintió— Cuantos tiempo estarás en la ciudad
—Mañana tengo que regresar, solo vine a arreglar
unos papeles con mis padres—enarque una ceja al saber que eso debía de ser en New
York el nuevo lugar donde se habían instalado sus padres.
—Eso no está un poco lejos de aquí
—No tanto. Tenía que aprovechar que estaba cerca
y decidí venir a saludarte, te extraño—ambas rodamos los ojos, siempre habíamos
sido unidas y nos burlábamos de las chicas que eran cursis y ahora nosotras lo
estábamos siendo.
Me contó todo lo que había hecho las ciudades que
había conocido y que aunque había tenido diferentes oportunidades y citas no
había encontrado al hombre correcto. Es en este momento que me preguntaba si en
verdad existía ese hombre o solo era una fantasía, el que yo había creído que
sería el hombre correcto no había sido más que monstruo uno que se había
ocultado bajo la máscara de un hombre perfecto para después mostrar su
verdadero rostro y no hacer otra cosa más que lastimarme.
— ¿Y cómo está Jasper? —pregunte al recordar que
se había casado cuando no me encontraba en el mejor momento de mi matrimonio.
—Creo que en dos meses seré tía—no pude evitar
sonreír al escuchar la buena noticia, el era un chico grandioso con el que
había convivido durante nuestra estancia en la preparatoria que fue la época en
la que habíamos estado juntos. La universidad nos habíamos separado ya que él
se había ido a estudiar al extranjero y cuando regreso yo había sido enviada a
florida por un tiempo para mi primer año de residencia.
—Es increíble, sin duda será un gran padre
—Y Alice será una gran madre, es una chica
rebosante de energía y lo mejor es que también es diseñadora
—Creo que esa es la verdadera razón de que te
caiga tan bien
—Me cayó bien desde un principio pero no mentiré
diciendo que eso no influyo—solté una carcajada recordando su llamada para
decirme que Jasper tenía nueva novia y que no podía permitir que otra chica
intentara lastimar a su hermano como lo había hecho Irina.
—Claro—dije con sarcasmo. Mi risa se borro
cuando me recordó que su adorada cuñada era una Cullen y cuando le pregunte por
su familia me confirmo que Edward el odioso engreído Cullen era su hermano.
Como olvidar a ese hombre, el que parecía que cada mañana se levantaba de su
cama con un único pensamiento hacerle el día imposible a Isabella Swan ¡Claro!
Como si yo fuera tan importante.
Salimos a cenar mientras seguíamos platicando, me
gustaba estar de esta manera en la cual me podía olvidar de todo, pero este
momento era solo temporal ella se marcharía y ella tenía que regresar a su vida
lejos de aquí y yo tendría que continuar como si nada hubiera pasado o mejor
dicho con la sombra de mi pasado persiguiendo.
Antes de que se marchara me hizo prometer que nos
mantendríais en contacto y que al menos hablaríamos una vez por semana ya que
los correos ya no eran suficientes y me reitero su amistad y cariño como si eso
fuera necesario. Cuando quieras hablar sabes que puedes hacerlo conmigo, te
quiero y eres como mi hermana, no lo olvides, habían sido sus palabras
antes de abordar el avión que la llevaría de vuelta a Italia.
EPOV
Estaba orgulloso de mi trabajo como oncólogo, sabía
que no era la especialidad más hermosa debido a todo lo que tenía que ver,
tenía que tener un corazón un tanto duro para no doblegarme ante los pacientes.
Siempre se preguntaban cómo es que llegue a ser oncólogo en lugar de un
neurocirujano como mi padre y la razón era simple, mi abuela materna había
muerto de cáncer en los pulmones, había sido un golpe duro ya que yo la adoraba
y fue en ese momento que me prometí ayudar a las personas que sufrieran de esa
terrible enfermedad.
Pero no todo había sido dolor, también había tenido
momento importantes y muy significativos como lo fue conocer a la que hasta
hace un mes había sido mi esposa, Victoria era una mujer guapa y de buena
familia. Ella era una modelo importante que se había tomado un respiro de las
pasarelas para "disfrutar de nuestro matrimonio", uno que
apenas duro dos años. Me hizo el hombre más feliz cuando me dijo que estaba
embarazada pero ella no estaba feliz con la noticia, parecía que le dolía
estarlo. Lo más doloroso fue cuando me di cuenta de que ella pretendía terminar
con la vida de nuestro bebé; había tenido que evitarlo y cuidarla durante todo
el embarazo para que no hiciera nada que afectara a nuestra bebé, pero ella me
dejo en claro que era algo que no deseaba ya que no quería perder su figura.
El día que nació apenas la vio y se negó
rotundamente a amamantarla alegando que no quería que su cuerpo sufriera más
cambios. Yo me perdía observando a la pequeña que me gustaba tener en brazos,
era mi hija mi pequeña Millie, tenía los ojos azules y su piel blanca como la
de Victoria, pero su color de cabello y sus facciones eran como las mías.
Victoria por su parte solo podía quejarse de manera
constante por su nueva figura y por los llantos de la pequeña que aunque dormía
en la habitación de al lado le molestaba y regañaba a la niñera por no
mantenerla callada. Sabía que no era normal pero no pensé que tuviera un
corazón tan duro para rechazar a su propia hija pero me equivoque. Lo hizo.
Un día cuando llegue del hospital me encontré con
la sorpresa de que Victoria se había marchado dejándome los papeles del divorcio
y dejando a nuestra pequeña de apenas 2 meses de vida.
Había hablado con ella y había intentado que
regresara al menos por nuestra hija. Pero eso era lo que menos le importaba,
ella quería regresar a retomar su carrera y la bebé representaba un estorbo,
como ella lo había mencionado. Al escucharla hablar de esa manera no me había
debatido en firmar los papeles no sin antes que un abogado los revisara y se
asegurara de que la custodia de Millie era completamente mía y ella no podría
quitármela aunque quisiera. Cuando estuvo todo arreglado los firme,
regresándole su libertad para que retomara su carrera y rehiciera su vida. Yo
me encargaría de mi hija lo único importante en este momento la pequeñita que
le traería un significado nuevo a mi vida y lo que representaba una gran
aventura a la que me veía obligado a vivir solo.
— ¿Mamá? —pregunte al encontrarme con mi madre
bajando del taxi.
—Esperaba otra clase de bienvenida, un abrazo y
un beso estarían bien—la abrace y la bese en la mejilla ayudándola a meter su
equipaje— ¿Dónde está mi hermosa nieta?
—Está durmiendo
—Luces cansado—deje escapar el aire de mis
pulmones y revolví mi cabello
—La niñera se fue esta mañana y estoy en serios
problemas, soy malísimo cambiando pañales, no me atrevo a darle un baño porque
temo lastimarla y creo que la formula no se la estoy preparando bien
—Por eso estoy aquí, creí que necesitabas un
poco de ayuda. Supongo que enfrentar la separación de Victoria no debe de ser
fácil pero al menos debes de agradecer que te diera a tu hija, esa pequeña que
te alegrara cada día con cada una de sus ocurrencias y que aparte de ser la
princesa de papá será tu gran aventura
—No sabría que hacer sin ti
—Creo que eso es seguro—me beso en la
mejilla—primero arreglemos un poco esta casa y después te enseñare a bañar a
Millie, a colocar bien los pañales y preparar su comida
—Te amo—le dije abrazandolada
Mi madre había llegado en el momento más adecuado,
parecía que todo se había vuelto contra mí. Primero Victoria me había dejado,
seguido por que el otro oncólogo se encontraba incapacitado doblándome el
trabajo, no obstante con eso tenía que lidiar con una nueva pediatra que por
ser no solo una gran especialista si no también una excelente investigadora se
creía superior y pareciera que quería que todos estuvieran a sus pies, pero eso
no sucedería conmigo yo no me prestaría al juego de Swan, y por último la
niñera se había marchado dejándome solo con mi pequeña de apenas dos meses a la
cual apenas podía cuidar. La paternidad era algo con lo que había soñado pero
ahora sabía que no era algo sencillo y me encontraba perdido, completamente
perdido y lo peor es que mi pequeña era la que sufriría las consecuencias lo
cual era injusto.
Hola amigas, os puedo asegurar que ésta es de las historias más maravillosas que podréis encontrar sobre Edward y Bella. Lo tiene todo, pero sobre todo tiene... corazón. Espero la disfrutéis y recomendéis. No os defraudará. Felicidades Titi, eres única.
ResponderBorrarBesos
Esmeralda
O_o! Pensé que te había respondido. Gracias amiga por el comentario y lo mas importante es que la disfrutaste.
BorrarUn beso.
Enserio deceo leer toda la historia pero no puedo porq me privas al pasar al siguient capitulo
ResponderBorrarAnónimo, no entiendo porque dices que se te priva de pasar al siguiente capítulo. Aquí esta toda la historia. Solo tienes que irte al menú, de ahí a terminados y dar clik en la historia, se despliega otro menú con todos los capítulos de esta historia.
BorrarOtra hermosa historia que me encanta... Millie me llego al corazon desde un principio.
ResponderBorrarBesos
Hola soy nueva pero esta historia me paresio muy interesante cuando la termine te avisó
ResponderBorrarMuy bonita historia
ResponderBorrarHola, me encanto esta historia cuando la ley en FF lamentablemente la retiraste al igual que las demás por plagios, tarde en encontrar tu blog y espero poder releerla aquí, eres buena escritora y que pena que roben tus historias sin darte el crédito merecido.
ResponderBorrarSaludos
Me gustaría que me pudieras compartir la historia ya que por el tiempo se me dificulta entrar al blog
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