Mi nueva vida con un playboy: Capítulo 12



Verdades que duelen


Los primeros dos días mis amigos no trataron de hacerme hablar y sólo me platicaban de lo que había ocurrido durante mi ausencia, trataba de ser amable y cálida con ellos, pero los recuerdos eran mas fuertes.

— ¿Qué sucedió? —preguntó Leah que se sentó en la mesita de centro y quedó frente a mi.


—Fui una estúpida. —me encogí de hombros. — Mañana me presentaré en la oficina de Demetri para volver al trabajo, es lo que necesito.

—No se si es buena idea Bells. —tomó mi mano y me obligó a mirarla.

—Es lo que necesito, si tengo la mente ocupada no pensare en él. —ella sólo se encogió de hombros pero no dijo nada.

Al día siguiente me vestí como lo hacia siempre que estaba trabajando, al llegar a las oficinas la mayoría me saludó y veía como algunos murmuraban, sabía que todos debían de saber lo que había tenido con Edward, pero eso era pasado y pronto dejarían de hablar de mi.

Al llegar a la oficina de Demetri, él estaba en una junta por lo que decidí esperarlo. No tardó más de media hora y cuando me vio pareció sorprendido y avisó a su secretaria de que no quería interrupciones ya que tendría que hablar conmigo.

— ¿Qué haces de vuelta? —preguntó mirando el calendario. — Aún tienes un par de semanas de vacaciones.

—Quiero volver. —lo miré a los ojos y él mantuvo la mirada sin decir una palabra y cuando tomó una enorme bocanada de aire supe que había comprendido la situación.

— ¿Así que finalmente te diste cuenta de que esa relación no tenía sentido? —preguntó colocando las manos detrás de su cabeza. — ¿Qué sucedió Bella?

—Preferiría no hablar de ello y agradecería que me dejaras incorporarme de inmediato.

—No te importaría perder las semanas que te quedan de vacaciones. —preguntó y aunque me dolía un poco negué. — No las perderás.

—Necesito reincorporarme al trabajo.

—Con el comité tenemos que evaluar tu caso, ya no es tan simple. Eres la mejor de nuestras agentes.

— ¿Qué quieres decir con eso? —pregunté sintiendo un enorme nudo en el estómago, ¿acaso me estaban echando? — Pensé que a la agencia no le importaba mi vida personal y…

—Y no nos importa Bella. Pero tu mantuviste una relación con un hombre millonario fuiste fotografía infinidad de veces, tu rostro es conocido en todos los lugares. —me llevé la mano a la boca para ocultar el gemido de sorpresa.

—Yo no…

—Tú siempre eras la mujer que enviábamos a misiones encubiertas, nadie se imaginaba que detrás de ese rostro angelical se escondía una mujer peligrosa. Era sencillo ya que nadie te conocía, pero ahora… todo es diferente.

—Éste trabajo es mi vida, luché tanto para llegar hasta donde estoy.

—Yo fui testigo de lo mucho que te esforzaste Bella, pero como te dije el que salieras con Cullen trajo más problemas de los que podíamos esperar. —apoyó las manos en su escritorio y me miró fijamente. —siempre fuiste una chica lista y me sorprende que no vieras que esto sucedería.

—Arruiné mi carrera. —cubrí mi rostro con mis manos.

No sólo había permitido que me utilizara y se burlara de mi, también lo había dejado que arruinara la carrera que me había tomado tanto tiempo forjar y que con mucho esfuerzo había conseguido ser una de las mejores. El que me hubieran fotografiado con él haría que los medios estuvieran al pendiente mío por un largo tiempo y eso sólo entorpecería el trabajo de la agencia y lo peor es que si los medios investigaban y lograban descubrir que trabajaba para el FBI atarían cabos y sabrían que era la misma mujer que había protegido a Edward y mi carrera se había terminado.

Mi carrera se terminaría sólo por unas cuantas noches de placer. ¡Que estúpida había sido!

—No puedo perderlo todo. —miré a Demetri

—A mi sería él que más le dolería perderte. Hablaré con los directivos y trataré de ver que se puede hacer. —soltó un suspiro y se levantó bruscamente. — ¡Demonios! ¿Por qué lo hiciste?

—Me dejé engañar, fui una estúpida.

—Sabía que las cosas con ese hombre no terminarían nada bien Bells. ¿Cómo caíste con un hombre como él?

—No puedo cambiar lo que ya sucedió, pero no volveré a cometer un error como éste.

— ¡Echaste a perder tu carrera por un hombre que no ve más allá de sus propios intereses! —golpeó el escritorio con rabia. —Tú siempre has sido como mi hermana pequeña y me duele ver como tu carrera se derrumba.

—Cometí un error al creer que él sentía algo por mi—me levanté de mi asiento para encararlo—intenté hacer que las cosas funcionaran pero…

—Contéstame una pregunta muy simple Bella ¿Te quiere? ¿Cuantas veces te lo dijo en este tiempo que estuvieron juntos? —preguntó

—Él me qu…—dejé la frase inconclusa al darme cuenta de que todo ese tiempo nunca me había dicho un te quiero o un te amo, sólo eran palabras vacías de te deseo o te necesito. Me había engañado creyendo que ese par de frases significaban lo mismo, pero era obvio que sólo se trataba de atracción no de algo más profundo.

— ¿Bella? —estaba delante de mi secando mis lagrimas con sus pulgares y me sentí estúpida.

—Nunca lo hizo. —al pronunciar esas palabras la opresión en mi pecho fue aún mayor. — Jamás me quiso, sólo era simple atracción y estúpidamente siempre estuve ahí. Yo lo quería y él sólo se aprovechó de lo que yo sentía.

—Hombres como él están acostumbrados a conseguir lo que quieren y tal parece que tu sólo fuiste una más en su lista. —evité mirarlo ya que estaba sumamente avergonzada de mi comportamiento.

—Quiero volver, aquí está mi vida.

—Haré todo lo posible. —apretó una de mis manos. —Antes de que te vayas quiero entregarte algo que estoy seguro no sabes del hombre con el que viviste este tiempo.

—No me interesa saber nada de él. Quiero olvidarlo.

—Es muy importante Bella, creo que esto ayudará a que veas la clase de hombre que es en realidad y dejes de engañarte y tratar de disculpar lo que sea que hizo. —sacó un sobre de uno de sus cajones y me lo entregó. —Lo mandé investigar justo cuando te marchaste con él, al principio no encontraron nada pero indagué y me encontré con algo que la gente ignora y que sin duda la prensa se volvería loca con la noticia.

—Demetri…

—Revísalo cuando estés lista y te llamaré en unos días para ver a que acuerdo pudimos llegar. —beso mi coronilla. —cuídate mucho pequeña.

Esa tarde la pasé sola en mi departamento que aunque pequeño era muy acogedor, estaba sentada en el sillón frente a la ventana con el sobre que me había entregado Demetri en el suelo. Lo primero que se me había ocurrido era quemarlo y evitar conocer su contenido, pero si lo hacía seria una cobarde por no querer saber que era eso que podía causar tantos problemas. Mirando como el cielo estaba tomando matices naranjas y amarillos cerré los ojos y pensé en la enorme decepción que sentirían mis padres al saber que había perdido mi trabajo y todo por un hombre que sólo me había utilizado.

Mi madre siempre se había mostrado algo molesta por mi profesión, pero la última vez que habíamos hablado me dejó claro que me apoyaba y que comprendía lo que este trabajo significaba para mí. Por un momento de diversión había perdido años de trabajo y esfuerzo.

Dejé la taza de café que había mantenido en mis manos y tomé el sobre que seguía en el suelo, con las manos ligeramente temblado, lo abrí y saqué un par de papeles que leí sin encontrar nada realmente interesante y de gran valor para la prensa. Pero me llevé la mano a la boca al encontrar aquello que era tan valioso y que habían logrado ocultar.

En mis manos tenía una copia de un registro de una niña que en este momento debía de tener 4 años y que era hija de Edward, ahí en esa hoja estaba escrito su nombre como el padre de la niña. Vi el nombre de la pequeña y recordé el par de veces que vi como aparecía ese nombre en su móvil cuando timbraba, él se alejaba de mí diciendo que era una llamada de trabajo cuando en realidad sólo hablaba con su hija. Sentía como si alguien estuviera encajando una daga en mi corazón lentamente, todo este tiempo había vivido junto a un hombre que estaba lleno de secretos y que me mentía todos los días, estaba asqueada de haber estado junto a un hombre como él.

—Una hija—me repetí en voz alta sin dejar de mirar la hoja que permanecía en mi mano.

Leí los demás papeles para ver que otro secreto me encontraba, pero ya no era nada demasiado importante o eso creía hasta que llegué a unas escrituras de propiedad de una casa en Newcastle que estaban a nombre de Edward y Annett. También había información sobre la madre de la niña y me sorprendió el ver que la mujer sólo tenía un año menos que Edward. Ahora entendía todos esos viajes de supuestos negocios que hacia a Newcastle y por qué nunca permitió que le acompañara, sabía que si iba me enteraría de la existencia de esa familia que él mantenía oculta y lo dejaría. Me preguntaba ¿Jane sabría esto? Me encogí de hombros y decidí que eso es lo que menos importaba, eso ya no era problema mío.

A pesar de lo que había descubierto me era muy difícil el poder odiarlo, sentía una rabia en mi interior y como crecía rápidamente y se extendía por todo mi cuerpo, pero después recordaba los momentos que habíamos pasado juntos y todo ese sentimiento que me carcomía comenzaba a desaparecer y no podía evitar extrañarlo, era una tontería, pero aún no podía olvidarlo del todo. Había sido el único hombre del que realmente me había enamorado y él sólo había jugado conmigo.

Fue el domingo por la noche que Demetri me llamó y me pidió que me presentara a la agencia al día siguiente ya que había logrado convencer a los directivos para que volviera y que se presentaba una misión muy importante de la cual querían que me hiciera cargo y que si conseguía tener éxito volvería al trabajo como si nada hubiera sucedido y obtendría el ascenso que había conseguido cuando protegí a cierto Playboy. Estaba feliz de saber que volvería de nuevo al trabajo, mi mente estaría ocupada y no pensaría tanto en el hombre que me había traicionado.

Me presenté en la oficina de Demetri cerca de diez minutos antes y me explicaron la situación, sólo se trataba de hacerme pasar por la novia de uno de los senadores ya que su vida estaba siendo amenazada por un grupo de hombres que trataban que el senador aprobara un par de reformas a las que se estaba oponiendo sabiendo que si lo hacía causaría problemas, así que necesitaban que alguien estuviera con él a toda hora sin levantar sospechas de que estaba siendo protegido y tratando de saber quienes estaba detrás de las amenazas.

No pude evitar sonreír al saber que se trataba de un trabajo fácil y que no me costaría nada poder realizarlo, accedí cuando me dijeron que debía de utilizar algún atuendo para no revelar mi identidad ya que aún estaba muy reciente lo de mi relación con Edward y los medios estarían sobre mi si me vieran del brazo del senador y sólo provocaría entorpecer toda la misión. Muchos se preguntaron porque me habían asignado al caso sabiendo de ante mano que implicaba un gran trabajo, la respuesta es que me estaban poniendo a prueba, querían asegurarse de que estar en la agencia era lo que importaba y que estaba dispuesta a hacer lo que fuera para continuar.

Como era costumbre llegó el momento de los análisis de todo el personal, era un momento que no a todos nos gustaba ya que debían de extraer una muestra de sangre y eso implicaba que un objeto afilado atravesaba nuestra piel. De sólo pensarlo la piel se me erizó. Cuando fue mi turno saludé a la mujer que se acercó sosteniendo un tubito y evité mirar la mano con la que sostenía una aguja, cerré los ojos con fuerza y mordí mi labio inferior al sentir como limpiaba la zona y colocaba la liga sobre mi codo para ejercer presión, luego sentí como la aguja atravesaba mi piel.

—Listo. —anunció la mujer con una sonrisa.

— ¿Hasta cuándo dejarás de temer a un piquetito? —se burló Jacob que entró y se acomodó en el lugar donde yo había estado.

—Odio las agujas. —la mujer regresó e hizo el mismo procedimiento que conmigo, sólo que mi amigo miró la aguja y cuando la mujer se acercaba este se movió bruscamente haciendo la que la silla se fuera hacia atrás. Lo que me hizo reír con ganas.

—Antes no eran tan grandes, eso tiene el mismo grosor que mi vena. —la mujer lo miró enarcando una ceja.

—Sólo será un piquetito.

—Vamos Jake, cuando salgas de aquí te compro un helado. —palmeé su hombro y sonrió.

Minutos después estábamos fuera del edificio en camino para comprar el helado. No me había dado cuenta de lo mucho que había extrañado estas cosas tan simples. Con Edward solíamos visitar sitios elegantes y nunca se había detenido en lugares pequeños. Siempre habíamos sido completamente distintos y era obvio que lo nuestro estaba destinado al fracaso, más yo era feliz con mi vida simple y era algo que no cambiaria por nada. El estar del otro lado viviendo junto a un hombre importante me hacia valorar y querer mi estilo de vida sencillo en el que la gente que se acercaba a mi era amable y lo hacía sin esperar nada a cambio.

— ¿Te quedarás sólo mirando los helados o vas a pedir alguno? —me dijo mientras el ya se estaba comiendo uno

—Quiero uno de chocolate.

Antes de que yo pagara lo hizo Jake que me arrastró fuera sin darme tiempo a protestar. Al llegar a la oficina nos pusimos a trabajar archivando y revisando casos que nos habían enviado, eran cosas simples de pura investigación, pero eso nos hizo mantenernos ocupados.

Por la noche me quedé hasta tarde mirando una serie de televisión que era nueva y muy divertida. Cuando llegué a mi oficina al día siguiente la secretaria de Demetri me dijo que me estaba esperando en su oficina por lo que fui sabiendo que querría hablar de la misión a la que me marcharía en un par de días.

—Hola, buenos días. —saludé cerrando la puerta detrás de mi.

—Siéntate Bella. —enarqué una ceja al ver su comportamiento tan seco.

— ¿Sucede algo? —Él solo asintió— ¿Qué es lo que pasa?

—Nadine será la que tome tu lugar en la misión.

—Ella no tiene la misma experiencia que yo, ¿Por qué Aro me dejó fuera?

—No fue Aro quien te dejó fuera. Fui yo. —lo miré sin poder creer sus palabras y sólo movía la boca de la cual no salía una sola palabra.

—No puedes hacerme esto. —chillé y me levanté molesta. — Sabía que era una prueba y sé que la pasare. Sabes…

—Siéntate por favor y tranquilízate. —volví a mi lugar y respiré profundamente un par de veces. —Si lo hice es porque no puedo enviarte.

—No te comprendo. —me extendió un hoja y con la mirada me indicó que la leyera, negué con la cabeza y bajé la mirada a la hoja, la leí con cuidado y me llevé la mano a la boca al ver el porque me había dejado fuera. — Es imposible. No puede ser verdad.

— ¿Estás segura? —enarcó una ceja y me miró fijamente con una pequeña sonrisa en sus labios y un brillo de diversión en su mirada. —Puedo explicarte la manera en que puede suceder.

—Demetri, yo…

—Creo que ya comprendiste.

—Estoy embarazada. —dije con la voz apenas imperceptible, llevé las manos a mi vientre aún plano y mirándolo como buscando recibir una respuesta.



Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de corregir mis horrores de ortografía y de redacción.

1 comentario:

  1. aggghh sin ofender pero eso ya todos lo esperaban bueno de todas maneras me encanto el cap, lo sabes pero me hubiera encantado que no se enterara hasta que estuviera con el senador y haya recibido un disparo

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