Conociendo al enemigo
Mantenía nuestras manos entrelazadas y no dejaba de
acariciar el dorso de su mano con mi pulgar. Estaba tenso y no era para menos.
Pero ya estábamos a solo media hora de aterrizar y durante todo el vuelo no
habíamos dormido, durante ese tiempo se había puesto a hablar de su padre y
todo lo que habían hecho juntos, era obvio que era su ejemplo a seguir algo así
como su héroe; yo solo me había limitado a reconfortarlo y haciéndolo pensar de
una manera más optimista y no siguiera siendo pesimista.
— ¿Te importaría que te dejaran en mi
departamento?—pregunto cuándo nos indicaron que era momento de abrochar
nuestros cinturones para comenzar el descenso.
— ¿No preferirías que te acompañe?—apretó mi mano y
se la llevo a los labios.
— Me encantaría, pero mi madre lo encontraría
inapropiado y me gustaría presentarte a ambos en otra situación. —aunque me
hubiera gustado acompañarlo debía de aceptar y esperar el momento más propicio
para conocer a sus padres.
Cuando llegamos fuimos hasta un auto que ya
esperaba por nosotros, saludó al hombre con familiaridad y subimos sin
preámbulos. Cuando dijo que a su departamento yo pedí que al hospital ya que
era más importante su padre que el ir a dejarme primero en su departamento que
por lo que me había dicho estaba a poco más de veinte minutos, minutos que eran
importantes para él y su familia.
— Te veré en casa. — me dijo bajando del auto
dándome un beso y entrando por las puertas de cristal seguido por un par de sus
hombres.
El departamento estaba muy cerca del centro de la
ciudad y como el de New York tenía amplios ventanales que permitían ver la
ciudad. Había un ama de llaves que por órdenes de Edward ya tenía preparado un
desayuno y la habitación para que descansara del viaje. En lugar de dormir di
un vistazo a la casa y en el que parecía ser su despacho había un par de
fotografías, una de ellas estaba con un hombre Rubio y una mujer de cabello
caramelo y mirada dulce pero facciones rígidas.
Nunca me había imaginado que llegaría un día en el
que trataría de ganarme a una mujer y ésta era la madre de Edward, aunque él
decía que era buena, por la experiencia en mi trabajo podía adivinar que
también era una mujer perfeccionista y obstinada; la clase de madre que
buscaría lo mejor para su hijo y más siendo su único hijo. ¿Sería lo
suficientemente buena para él?
Deje esos pensamientos de lado y acomode la
fotografía en su lugar, me fui a la habitación y antes de dormir lo llamé pero
de inmediato me salto al buzón por lo que me aclare la garganta y deje un
mensaje.
"Espero que ya estés más tranquilo y que tu
padre se encuentre estable. Te veré mas tarde."
Había estado a punto de decir te quiero, pero
afortunadamente me había logrado contener, aun era demasiado pronto para
pronunciarla.
Me metí debajo de la colcha y deje el móvil cerca
por si llamaba. Estaba tan cansada por el repentino viaje que pronto caí
dormida y cuando desperté encontré a Edward saliendo de la ducha solo con una
toalla amarrada a la cintura y un par de gotas bajando por su pecho.
—No te escuché llegar. ¿Cómo está tu padre?—
pregunté poniéndome de pie y tratando de peinar mi cabello con mis dedos.
—Mi padre está estable y dice que somos unos
exagerados, aunque quiere ocultarlo es obvio que se llevo un buen susto. —se
inclino para besarme, fue lento y muy suave, como si tuviéramos todo el tiempo
del mundo.
— ¿Y tu madre?
—Estaba asustada, pero se tranquilizo cuando lo
vio. —Me envolvió en sus brazos y yo puse las palmas sobre su pecho lo que fue
un grave error. —Vamos a cenar fuera.
—No prefieres ir con tu familia.
—Las horas de visita terminaron y mi madre me dijo
que no me quería ahí hasta mañana.
—No me opondré pero te advierto que no traigo ropa
formal. — le asegure moviendo mus manos con suavidad sobre su piel caliente.
—No será un lugar elegante, será un sitio
agradable.
Me había colocado uno de los pocos trajes de falda
que poseía y cuando llegamos al lugar supe que había sido un error.
—¿Quieres explicarme cuál es tu concepto de
elegante?— pregunte molesta al ver el lugar que aunque no era tan sofisticado
como al primero que me había llevado en New York también era caro y las mujeres
ahí iban muy buen vestidas y yo daba la apariencia de ser solo su secretaria.
—Estas bien así. —aseguró sin mirarme y empujándome
para llegar a nuestra mesa.
— ¿Bien? Es que no vez a las demás— pregunté entre
dientes.
—Solo exhiben sus joyas, pero no es necesario que
vengan tan arregladas. —Afirmó tomando mi mano. — si te miran es porque están
celosas de ti.
—Eres un egocéntrico. — rodé los ojos y el sonrió.
—Yo me refería a que ellas envidian que a pesar de
que tu vistes algo más sencillo te vez preciosa. — beso mi mano sin apartar la
mirada de mis ojos. — pero también tienes razón, te envidian por estar con un
hombre tan guapo como yo.
—Nunca cambiarás Cullen. — reí al misma tiempo que
él.
—Ya me conoces. —me guiño un ojo.
EVOP
Desde el momento que había sabido lo del infarto de
mi padre por mi cabeza habían pasado toda clase de imágenes recordándome porque
para mí había sido el mejor. Durante mi niñez él se había tenido que hacer
cargo del negocio familiar y había multiplicado las ganancias expandiéndose a
diferentes países y colocándonos entre una de las más importantes a nivel
mundial, algo con lo que mi abuelo solo había soñado.
Mi padre era un hombre que aun tenía mucho por
delante y no entendía como había sufrido un infarto cuando él siempre había
gozado de buena salud. Me había llevado a Bella conmigo porque la necesitaba,
era la única persona en la que sabía podía confiar y podía mostrarme tal y como
era sin recibir críticas.
Lo que sentía por ella era una clase de
sentimientos nuevos que me hacían sentir feliz y al mismo tiempo sentir miedo
porque era algo desconocido, algo que no estaba en mis manos controlar y yo
odiaba el que me tomaran por sorpresa. Sabía que le habia pedido que se casara
conmigo y era verdad que la quería conmigo, ella era una mujer con la que podía
hablar de temas sin importancia y también de temas sumamente importantes
sabiendo que sus respuestas serían inteligentes, nos complementábamos
maravillosamente en la cama y cada noche que pasábamos juntos era una
experiencia nueva, para mí eso era suficiente, yo no buscaba una relación
basada en el amor ya que era un sentimiento que la mayoría de las veces era
confundido, asi que yo prefería estar con una mujer que me complaciera en otros
aspectos.
Sabía que mi padre estaría de acuerdo en que Bella
era la clase de mujer que una vez me había aconsejado a buscar, era hermosa e
inteligente y estaba seguro de que podía ser persuasivo con ella y obtener lo
que quería. Pero mi madre era otra cuestión muy diferente, ella nunca había
encontrado adecuada a ninguna mujer con las que había salido, quería hablar con
ella antes de que conociera a Bella, necesitaba saber que no sería desagradable
con ella y que podía aceptarla como mi pareja. Pero para eso debía de
solucionar un pequeño problemita en el que me había visto involucrado
hace un par de años y que había ignorado porque no había tenido una relación que valiera la pena.
hace un par de años y que había ignorado porque no había tenido una relación que valiera la pena.
— ¿Me estas escuchando?— me pregunto Bella
mirándome fijamente y yo me sentí avergonzado de perderme en mis pensamientos e
ignorarla.
—Lo siento cariño, ¿decías?
—Será mejor que vayamos a casa para que descanses.
— iba a protestar pero la verdad es que sí lo necesitaba.
Tardamos otro cuarto de hora en terminar nuestro
postre y nos marchamos a casa, se escuchaba tan extraño pero no me desagradaba
como sonaba, ¿Cómo era que Bella había logrado convertirse en alguien tan
vital?
Ahora solo me preocupaba solucionar el problema sin
que nadie saliera afectado, había sido un acuerdo de palabra en el que me había
comprometido sin pensarlo bien y por lo que había comentado mi madre parecía
que iban a pedir que lo llevara a cabo.
— ¿Seguro que tu padre está bien?— pregunto tocando
mi mejilla y sentí como ese simple gesto despertaba partes de mi cuerpo.
—Sí, es solo que mañana debo volar de regreso a New
York para dejar todo preparado ya que me pasaré una temporada aquí en Londres
asegurarme de que mi padre no vaya a la empresa. — dije con pesar.
— ¿Será mucho tiempo? Creo que eso no importa, tú
debes estar con tu familia. —entrelace nuestras manos.
— Quiero que te quedes conmigo; quiero demostrarte
que lo nuestro funcionará. — bese el dorso de su mano sin apartar mis ojos de
los suyos. "Claro que funcionará si eres honesto" me dijo una
vocecita que decidí ignorar. Ya se lo diría a su tiempo.
— ¿Quieres que me quede contigo aquí en Londres?
— Es lo que quiero, mañana después de ver a mi
padre nos iremos a New York, yo arreglaré todo en la empresa y tú puedes ir por
lo que creas que necesites.
La notaba dudar, pero me estaba aprovechando del
poder que sabia tenía en ella para hacer que aceptara y que no decidiera
quedarse lejos de mi. La estreché en mis brazos y le susurré lo mucho que la
deseaba y eso me recordó que en el departamento en New York ella traía puesta
una de mis camisas sin nada debajo, pero aunque me excitó, la salud de mi padre
fue más importante, pero esta noche sería diferente.
Apenas llegar a nuestra habitación comencé a besarla
con desesperación y desnudarla con rapidez y destreza, ella parecía tan ansiosa
que no se opuso al contrario me comenzó a desnudar y en pocos minutos estuvimos
en la cama y preparados para recibirnos el uno al otro, me coloqué el
preservativo y me deslice dentro de ella sintiendo como su calor me envolvía y
como gemía con cada movimiento. Aunque deseaba ir rápido me fui lentamente
tratando de alargar el momento y seguir escuchando como de sus labios se
desprendía mi nombre en susurros y pequeños grititos de placer que me dejaba
saber que lo estaba disfrutando.
Ella se quedó dormida en mis brazos y yo me mantuve
mirando el techo de la habitación mientras acariciaba su sedoso cabello. Sabía
que debía de ser sincero y dejar que ella eligiera si quería seguir conmigo o
prefería apartarse hasta que solucionara el acuerdo al que me había
comprometido y que pensé nunca se llevaría a cabo, pero todo parecía que
tendría que cumplir con mi palabra. Era egoísta pero no la perdería, prefería
mentir que dejar que se apartara de mí, ya encontraría la manera de
solucionarlo. Pero por ahora solo debía de pensar en mi Ángel.
Me levanté temprano y fui a ver a mi padre que se quejó al saber lo que
pretendía hacer, sabía que estando en la ciudad sería imposible que él fuera a
trabajar, pero ahora lo más importante era su salud y yo me encargaría de que
se cuidara como debía de ser.
Al salir no encontré a mi madre que se sentó en uno de los sillones de la
salita de espera y me miro indicándome que esperaba que hiciera lo mismo.
— ¿Qué sucede?
— ¿Cuándo regresarás?— preguntó dando un sorbo a su
café.
—El miércoles a más tardar, antes de que lo den de
alta.
—Eleazar quiere hablar contigo sobre el acuerdo al
que habían llegado. — Soltó de golpe y yo la miré. — tú fuiste el que te comprometiste
hace ya un tiempo y parece que ahora tendrás que...
—Ya hablaremos después. — me Levanté
interrumpiéndola.
—Espero que no tengas nada con esa chica con la que
te han fotografiado últimamente— negó con la cabeza y su mirada se endureció,
una clara muestra de que era una chica que no aprobaba.
—No puedes juzgaría sin conocerla.
— ¿Conocerla?— soltó una risita irónica—No veo el
caso a conocer a una chica que para ti no es más que una aven...
—No lo digas— gruñí irritado.
— ¿Qué otra cosa podía ser?— se encogió de hombros.
— es obvio que ella no encaja entre nosotros. No sabe vestir y estoy segura que
no tiene idea de las reglas de etiqueta, si lo haces para molestarme será mejor
que lo dejes de hacer y elijas a una chica que este a tu altura y no sea una
caza fortunas.
Se levantó y entró en la habitación de mi padre, yo
estaba atónito ante sus palabras. Siempre había mostrado su desagrado por la
mayoría de las mujeres con las que me había involucrado, pero nunca espere
escucharla hablar de una manera tan frívola, respiré profundo y me dije que
debía de ser que aún estaba conmocionada por lo sucedido con mi padre y que
cuando conociera a Bella se arrepentiría de sus palabras.
Estaba con Bella en el aeropuerto esperando nuestro
vuelo y ella aunque mantenía su mano entre las mías la sentía tensa ante las
miradas que nos lanzaban.
—Solo admiran a la bella chica que tengo conmigo.
—le susurré haciéndola jadear y con eso despertar una parte de ni anatomía.
— ¡Oh, Edward!— Levanté la mirada y vi a la última
persona que me apetecía ver.
—Jane—dije levantándome y antes de que pudiera
reaccionar ella me abrazo.
…
Que rayos pasa??? o.O , principalmente con la maldita madre de Edward?
ResponderBorrarEn pocas palabras es la clase de madre que no cree que la chica que sale con su hijo es la indicado por no ser del mismo estatus =/ ¡esto apenas comienza!
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