Mi nueva vida con un playboy: Capítulo 3



Conociendo al enemigo


Mantenía nuestras manos entrelazadas y no dejaba de acariciar el dorso de su mano con mi pulgar. Estaba tenso y no era para menos. Pero ya estábamos a solo media hora de aterrizar y durante todo el vuelo no habíamos dormido, durante ese tiempo se había puesto a hablar de su padre y todo lo que habían hecho juntos, era obvio que era su ejemplo a seguir algo así como su héroe; yo solo me había limitado a reconfortarlo y haciéndolo pensar de una manera más optimista y no siguiera siendo pesimista.


— ¿Te importaría que te dejaran en mi departamento?—pregunto cuándo nos indicaron que era momento de abrochar nuestros cinturones para comenzar el descenso.

— ¿No preferirías que te acompañe?—apretó mi mano y se la llevo a los labios.

— Me encantaría, pero mi madre lo encontraría inapropiado y me gustaría presentarte a ambos en otra situación. —aunque me hubiera gustado acompañarlo debía de aceptar y esperar el momento más propicio para conocer a sus padres.

Cuando llegamos fuimos hasta un auto que ya esperaba por nosotros, saludó al hombre con familiaridad y subimos sin preámbulos. Cuando dijo que a su departamento yo pedí que al hospital ya que era más importante su padre que el ir a dejarme primero en su departamento que por lo que me había dicho estaba a poco más de veinte minutos, minutos que eran importantes para él y su familia.

— Te veré en casa. — me dijo bajando del auto dándome un beso y entrando por las puertas de cristal seguido por un par de sus hombres.

El departamento estaba muy cerca del centro de la ciudad y como el de New York tenía amplios ventanales que permitían ver la ciudad. Había un ama de llaves que por órdenes de Edward ya tenía preparado un desayuno y la habitación para que descansara del viaje. En lugar de dormir di un vistazo a la casa y en el que parecía ser su despacho había un par de fotografías, una de ellas estaba con un hombre Rubio y una mujer de cabello caramelo y mirada dulce pero facciones rígidas.

Nunca me había imaginado que llegaría un día en el que trataría de ganarme a una mujer y ésta era la madre de Edward, aunque él decía que era buena, por la experiencia en mi trabajo podía adivinar que también era una mujer perfeccionista y obstinada; la clase de madre que buscaría lo mejor para su hijo y más siendo su único hijo. ¿Sería lo suficientemente buena para él?

Deje esos pensamientos de lado y acomode la fotografía en su lugar, me fui a la habitación y antes de dormir lo llamé pero de inmediato me salto al buzón por lo que me aclare la garganta y deje un mensaje.

"Espero que ya estés más tranquilo y que tu padre se encuentre estable. Te veré mas tarde."

Había estado a punto de decir te quiero, pero afortunadamente me había logrado contener, aun era demasiado pronto para pronunciarla.

Me metí debajo de la colcha y deje el móvil cerca por si llamaba. Estaba tan cansada por el repentino viaje que pronto caí dormida y cuando desperté encontré a Edward saliendo de la ducha solo con una toalla amarrada a la cintura y un par de gotas bajando por su pecho.

—No te escuché llegar. ¿Cómo está tu padre?— pregunté poniéndome de pie y tratando de peinar mi cabello con mis dedos.

—Mi padre está estable y dice que somos unos exagerados, aunque quiere ocultarlo es obvio que se llevo un buen susto. —se inclino para besarme, fue lento y muy suave, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

— ¿Y tu madre?

—Estaba asustada, pero se tranquilizo cuando lo vio. —Me envolvió en sus brazos y yo puse las palmas sobre su pecho lo que fue un grave error. —Vamos a cenar fuera.

—No prefieres ir con tu familia.

—Las horas de visita terminaron y mi madre me dijo que no me quería ahí hasta mañana.

—No me opondré pero te advierto que no traigo ropa formal. — le asegure moviendo mus manos con suavidad sobre su piel caliente.

—No será un lugar elegante, será un sitio agradable.

Me había colocado uno de los pocos trajes de falda que poseía y cuando llegamos al lugar supe que había sido un error.

—¿Quieres explicarme cuál es tu concepto de elegante?— pregunte molesta al ver el lugar que aunque no era tan sofisticado como al primero que me había llevado en New York también era caro y las mujeres ahí iban muy buen vestidas y yo daba la apariencia de ser solo su secretaria.

—Estas bien así. —aseguró sin mirarme y empujándome para llegar a nuestra mesa.

— ¿Bien? Es que no vez a las demás— pregunté entre dientes.

—Solo exhiben sus joyas, pero no es necesario que vengan tan arregladas. —Afirmó tomando mi mano. — si te miran es porque están celosas de ti.

—Eres un egocéntrico. — rodé los ojos y el sonrió.

—Yo me refería a que ellas envidian que a pesar de que tu vistes algo más sencillo te vez preciosa. — beso mi mano sin apartar la mirada de mis ojos. — pero también tienes razón, te envidian por estar con un hombre tan guapo como yo.

—Nunca cambiarás Cullen. — reí al misma tiempo que él.

—Ya me conoces. —me guiño un ojo.

EVOP

Desde el momento que había sabido lo del infarto de mi padre por mi cabeza habían pasado toda clase de imágenes recordándome porque para mí había sido el mejor. Durante mi niñez él se había tenido que hacer cargo del negocio familiar y había multiplicado las ganancias expandiéndose a diferentes países y colocándonos entre una de las más importantes a nivel mundial, algo con lo que mi abuelo solo había soñado.

Mi padre era un hombre que aun tenía mucho por delante y no entendía como había sufrido un infarto cuando él siempre había gozado de buena salud. Me había llevado a Bella conmigo porque la necesitaba, era la única persona en la que sabía podía confiar y podía mostrarme tal y como era sin recibir críticas.

Lo que sentía por ella era una clase de sentimientos nuevos que me hacían sentir feliz y al mismo tiempo sentir miedo porque era algo desconocido, algo que no estaba en mis manos controlar y yo odiaba el que me tomaran por sorpresa. Sabía que le habia pedido que se casara conmigo y era verdad que la quería conmigo, ella era una mujer con la que podía hablar de temas sin importancia y también de temas sumamente importantes sabiendo que sus respuestas serían inteligentes, nos complementábamos maravillosamente en la cama y cada noche que pasábamos juntos era una experiencia nueva, para mí eso era suficiente, yo no buscaba una relación basada en el amor ya que era un sentimiento que la mayoría de las veces era confundido, asi que yo prefería estar con una mujer que me complaciera en otros aspectos.

Sabía que mi padre estaría de acuerdo en que Bella era la clase de mujer que una vez me había aconsejado a buscar, era hermosa e inteligente y estaba seguro de que podía ser persuasivo con ella y obtener lo que quería. Pero mi madre era otra cuestión muy diferente, ella nunca había encontrado adecuada a ninguna mujer con las que había salido, quería hablar con ella antes de que conociera a Bella, necesitaba saber que no sería desagradable con ella y que podía aceptarla como mi pareja. Pero para eso debía de solucionar un pequeño problemita en el que me había visto involucrado
hace un par de años y que había ignorado porque no había tenido una relación que valiera la pena.

— ¿Me estas escuchando?— me pregunto Bella mirándome fijamente y yo me sentí avergonzado de perderme en mis pensamientos e ignorarla.

—Lo siento cariño, ¿decías?

—Será mejor que vayamos a casa para que descanses. — iba a protestar pero la verdad es que sí lo necesitaba.

Tardamos otro cuarto de hora en terminar nuestro postre y nos marchamos a casa, se escuchaba tan extraño pero no me desagradaba como sonaba, ¿Cómo era que Bella había logrado convertirse en alguien tan vital?

Ahora solo me preocupaba solucionar el problema sin que nadie saliera afectado, había sido un acuerdo de palabra en el que me había comprometido sin pensarlo bien y por lo que había comentado mi madre parecía que iban a pedir que lo llevara a cabo.

— ¿Seguro que tu padre está bien?— pregunto tocando mi mejilla y sentí como ese simple gesto despertaba partes de mi cuerpo.

—Sí, es solo que mañana debo volar de regreso a New York para dejar todo preparado ya que me pasaré una temporada aquí en Londres asegurarme de que mi padre no vaya a la empresa. — dije con pesar.

— ¿Será mucho tiempo? Creo que eso no importa, tú debes estar con tu familia. —entrelace nuestras manos. 

— Quiero que te quedes conmigo; quiero demostrarte que lo nuestro funcionará. — bese el dorso de su mano sin apartar mis ojos de los suyos. "Claro que funcionará si eres honesto" me dijo una vocecita que decidí ignorar. Ya se lo diría a su tiempo.

— ¿Quieres que me quede contigo aquí en Londres?

— Es lo que quiero, mañana después de ver a mi padre nos iremos a New York, yo arreglaré todo en la empresa y tú puedes ir por lo que creas que necesites.

La notaba dudar, pero me estaba aprovechando del poder que sabia tenía en ella para hacer que aceptara y que no decidiera quedarse lejos de mi. La estreché en mis brazos y le susurré lo mucho que la deseaba y eso me recordó que en el departamento en New York ella traía puesta una de mis camisas sin nada debajo, pero aunque me excitó, la salud de mi padre fue más importante, pero esta noche sería diferente.

Apenas llegar a nuestra habitación comencé a besarla con desesperación y desnudarla con rapidez y destreza, ella parecía tan ansiosa que no se opuso al contrario me comenzó a desnudar y en pocos minutos estuvimos en la cama y preparados para recibirnos el uno al otro, me coloqué el preservativo y me deslice dentro de ella sintiendo como su calor me envolvía y como gemía con cada movimiento. Aunque deseaba ir rápido me fui lentamente tratando de alargar el momento y seguir escuchando como de sus labios se desprendía mi nombre en susurros y pequeños grititos de placer que me dejaba saber que lo estaba disfrutando.

Ella se quedó dormida en mis brazos y yo me mantuve mirando el techo de la habitación mientras acariciaba su sedoso cabello. Sabía que debía de ser sincero y dejar que ella eligiera si quería seguir conmigo o prefería apartarse hasta que solucionara el acuerdo al que me había comprometido y que pensé nunca se llevaría a cabo, pero todo parecía que tendría que cumplir con mi palabra. Era egoísta pero no la perdería, prefería mentir que dejar que se apartara de mí, ya encontraría la manera de solucionarlo. Pero por ahora solo debía de pensar en mi Ángel.

Me levanté temprano y fui a ver a mi padre que se quejó al saber lo que pretendía hacer, sabía que estando en la ciudad sería imposible que él fuera a trabajar, pero ahora lo más importante era su salud y yo me encargaría de que se cuidara como debía de ser.

Al salir no encontré a mi madre que se sentó en uno de los sillones de la salita de espera y me miro indicándome que esperaba que hiciera lo mismo.

— ¿Qué sucede?

— ¿Cuándo regresarás?— preguntó dando un sorbo a su café.

—El miércoles a más tardar, antes de que lo den de alta.

—Eleazar quiere hablar contigo sobre el acuerdo al que habían llegado. — Soltó de golpe y yo la miré. — tú fuiste el que te comprometiste hace ya un tiempo y parece que ahora tendrás que...

—Ya hablaremos después. — me Levanté interrumpiéndola.

—Espero que no tengas nada con esa chica con la que te han fotografiado últimamente— negó con la cabeza y su mirada se endureció, una clara muestra de que era una chica que no aprobaba.

—No puedes juzgaría sin conocerla.

— ¿Conocerla?— soltó una risita irónica—No veo el caso a conocer a una chica que para ti no es más que una aven...

—No lo digas— gruñí irritado.

— ¿Qué otra cosa podía ser?— se encogió de hombros. — es obvio que ella no encaja entre nosotros. No sabe vestir y estoy segura que no tiene idea de las reglas de etiqueta, si lo haces para molestarme será mejor que lo dejes de hacer y elijas a una chica que este a tu altura y no sea una caza fortunas.

Se levantó y entró en la habitación de mi padre, yo estaba atónito ante sus palabras. Siempre había mostrado su desagrado por la mayoría de las mujeres con las que me había involucrado, pero nunca espere escucharla hablar de una manera tan frívola, respiré profundo y me dije que debía de ser que aún estaba conmocionada por lo sucedido con mi padre y que cuando conociera a Bella se arrepentiría de sus palabras.

Estaba con Bella en el aeropuerto esperando nuestro vuelo y ella aunque mantenía su mano entre las mías la sentía tensa ante las miradas que nos lanzaban.

—Solo admiran a la bella chica que tengo conmigo. —le susurré haciéndola jadear y con eso despertar una parte de ni anatomía.

— ¡Oh, Edward!— Levanté la mirada y vi a la última persona que me apetecía ver.

—Jane—dije levantándome y antes de que pudiera reaccionar ella me abrazo.

2 comentarios:

  1. Que rayos pasa??? o.O , principalmente con la maldita madre de Edward?

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    1. En pocas palabras es la clase de madre que no cree que la chica que sale con su hijo es la indicado por no ser del mismo estatus =/ ¡esto apenas comienza!

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