Protegiendo a un playboy: Capítulo 7




Cena con los vecinos


Sentí mi corazón latir rápidamente y mi respiración era demasiado superficial, estaba perdida en la intensa mirada de sus ojos verdes.

Se acerco peligrosamente a mi y en un movimiento para evitar su cercanía deje mi mano contra su pecho y no pude reprimir el gemido que abandono mis labios al sentir la suavidad de su piel desnuda, él dejo escapar un leve gemido y sus ojos se cerraron al tiempo que suavizaron sus facciones. Cuando abrió los ojos, su color verde esta casi perdido por la excitación del momento.


Sin darme tiempo a reaccionar sus labios se encontraron sobre los míos, al principio mi mente gritaba que lo apartara que no lo dejara tirar las barreras que me habían costado mantener en pie para que el no me afectara de la manera que debía de hacerlo, mi mano aun seguía apoyada en su pecho y en lugar de apartarlo deje que esta acariciara su piel sin importarme que se sintiera un tanto húmeda por el sudor.

Su cuerpo se pego por completo al mío presionándome contra la puerta haciéndome gemir, su lengua rozaba mi labio inferior intentado abrirse espacio uno que le fue negado en un inicio pero no paso mucho antes de que me dejara llevar y que no me importara quemarme en el infierno que representaban sus brazos y sus labios.

Pase mis brazos alrededor de su cuello para mantenerlo tan cerca y a la vez para no caerme, sentía que mis piernas me fallarían y terminaría en el suelo. La sensación era completamente exquisita, fue en gemido suyo el que hizo que mi cordura regresara y me apartara de manera brusca de él.

Mantuve mi mirada puesta en el piso, ¿Qué demonios había hecho? Apreté los puños dejando mis nudillos blancos. Era una tonta por dejar que Edward traspasara mis barreras y mas porque estaba segura que yo pare él era un juego, que mas podía ser para él.
Intente recobrar todas mis fuerzas ya que me esperaba una larga noche, en la que ya no sabía si podía fingir algo que me hacía sentir tantas emociones encontradas. Me di la vuelta y fui a la cocina para apartarme de él y a los pocos minutos lo escuche subir y comenzar alistarse para nuestra cena.

Media hora después estábamos en la pick up en rumbo a la casa de Rose y Emmett que apenas escuchar el ruido de nuestro vehículo salieron a recibirnos.

—Ya estaba a punto de ir por ustedes y sacarlos de la cama. —grito Emmett haciéndome enrojecer y aunque note la intención de Edward de acercarme a él me mantuve a una distancia prudente.

Al entrar salude a las chicas que estaban en la cocina y le entregue unas galletas que había llevado y sabia eran de las favoritas de nuestra anfitriona.

—No debiste molestarte. —las recibió con una sonrisa. — ¿Dime que Anthony no las preparo?

—Las compre. —le asegure soltando una carcajada al tiempo que Alice nos miraba sin entender.

—No pareces sorprendida de verme aquí. —soltó Alice, y supe que había cometido un error.

Mi mente comenzó a trabajar rápidamente, ellos jamás nos habían mencionado su parentesco pero yo lo había sabido cuando los había mandado investigar.

—Note el parecido que había entre Jasper y Rose. —le dije intentando que sonara creíble, tenía que improvisar— así que le pregunte a Jessica y ella me dijo que eran hermanos.

—Esa mujer no sabe mantener la boca cerrada. —asentí.

Ella no había sido necesario que yo la mandara investigar ya que era algo que Demetri había hecho con antelación, era una pareja normal el único problema es que eran demasiado boca flojas, por lo que debíamos de vigilar nuestros movimientos si no queríamos levantar sospechas.

Ayude a las chicas a llevar los platos con comida a la mesa mientras escuchaba a los hombres hablar de un equipo de baloncesto. Cuando estuvo todo listos Rose se encargo de llamarlo y ellos llegaron en un abrir y cerrar de ojos, salude a Jasper pero me mantuve esquivando la mirada de Edward y cuando él quiso rodear mi cintura con uno de sus brazos prácticamente había saltado hacia un lado ignorando las miradas curiosas de nuestros anfitriones.

Como era de esperarse Edward y yo nos sentamos uno al lado del otro pero yo estaba más al pendiente de que ninguna parte de mi cuerpo se rozara con el que prestando atención a lo que sucedía en esta habitación.

—Marie. — me gire para ver a Alice que me llamaba. — Estas en otro mundo.

—Lo siento.

—Marie es un poco reservada. —dijo Edward que dejo caer su mano al ver mi mirada de advertencia, lo que menos quería era que me tocara.

— ¿A que es a lo que se dedican? —nos pregunto Emmett llevándose un trozo de carne a la boca.

—Yo trabajo en una empresa en New York en el área de Finanzas. —le di un ligero pisotón a Edward ya que se había salido de lo acordado, se suponía que trabajaba en el área de sistemas y ahora salía con esto. —Y esta pequeña trabajaba como secretaria temporal en la empresa, pero ahora se dedica enteramente al hogar y a coleccionar antigüedades.

— ¿Así que se conocieron en el trabajo? —soltó Alice completamente interesada.

—Ahí fue donde lo vi por primera vez.

— ¿Cuál es el nombre de la empresa?

—La Corporación Cullen— soltó rápidamente y reflejando el orgullo en su mirada cuando los presentes dejaron escapar un pequeño silbido de admiración.

— ¿Así que conocen a Edward Cullen? —la voz de Alice sonaba algo emocionada.

—A la perfección. —golpe su mano con el tenedor que tenía en mi mano, pero la realidad es que se lo hubiera querido encajar para ver si de esa manera se lograba callar.

— ¿Y tu Marie, parece que no te agradara?

—Trabaje poco tiempo para él, pero lo único que te puedo decir es que es un hombre bastante…altanero, infantil, mimado e insensible. —solté ante la mirada atenta de todos los presentes e ignorando la del propio Edward que parecía no poder dar crédito a lo que escuchaba—. Hubo momento en los que no sabían qué era lo que estaba haciendo en ese lugar, pero después recordé que se vería muy bien en mi expediente y podría obtener un trabajo mejor.

— ¿Es tan guapo como se ve en las revistas?

—Puede que sea guapo, pero eso es lo que menos importa si se cree tanto. Yo en lo particular detesto a esa clase de hombres, creen que por tener todo el dinero del mundo puede hacer y decir lo que les venga en gana, ¿Es que no se dan cuenta de que son iguales a nosotros? —sonreí al escuchar las palabras de Rose y como con cada una de ellas Edward parecía querer hundirse en la silla.

—Se sienten superiores. — solté encajando el tenedor en un trozo de lechuga.

—No escuche que te quejaras tanto cuando estabas trabajando con Cullen. —su mirada estaba encendida.

—No olvides que lo necesitaba era la recomendación, así que tuve que soportarlo. —respondí con indiferencia.

— ¿Y crees que al final de cuentas valió la pena? Estoy seguro que si, muchos en la empresa dijeron que te vieron besándote con él y que parecías encantada. —deje mis cubiertos con delicadeza sobre la mesa, aunque sentía una furia recorrer mi cuerpo, se había atrevido a asacar el tema del beso delante de nuestros vecinos.

—Eso jamás sucedió, las chicas que lo dijeron fue solo porque ellas habían buscado ese puesto y les fue denegado. —improvise y fue tan creíble que vi a nuestros vecinos relajarse.

—Eso es pasado Anthony, lo importante es que tú te quedaste con la chica. —soltó Emmett tratando de aligerar las cosas.

—Sabes…—la mirada de Alice estaba puesta en Edward y este al notar toda su atención se removió en su silla y se ajusto las gafas. —Tienes ciertos rasgos de ese jefe tuyo.

—Eso es una locura. —soltó una risita nerviosa y se llevo una aceituna a la boca para después hacer un gesto bastante gracioso.

—Y porque dejaron de trabajar en esa empresa.

—Yo era temporal y Anthony aun trabaja para empresa solo que ahora lo hace desde casa, aprovechamos que lo está haciendo para tomarnos un tiempo.

— ¿Cuánto tienen de casados? —la curiosidad de Alice no se hacía esperar.

—Tienen que tener poco tiempo, eso es seguro. De que otra manera te explicas que no se puedan quitar las manos de encima. — la risa atronadora de Emmett resonó en la habitación.

—4 meses—dije al mismo tiempo que Edward decía —3 meses.

—3 meses—intente componer al tiempo que Edward decia—4 meses.

—No puedo creer que no sepan cuanto es el tiempo que tienen casados.

—La verdad es que son 4 meses, pero han sido tan buenos que se me han hecho menos. —aclaro Edward al tiempo que acariciaba mi mejilla suevamente, le sonreí de lado y tomando su mano con más fuerza de la necesaria la retire y sonreí al ver que hacia una ligera mueca.

Seguimos hablando de cosas realmente sin importancia, pero lo más frustrante era que teníamos que mentir al por mayor, y Edward me lo estaba poniendo completamente difícil, no estaba siguiendo las instrucciones como se esperaba que lo hiciera, el estaba creando su propia historia, lo que era completamente arriesgado ya que debíamos de recordar las mentiras que habíamos dicho.

Ayude a las chicas a llevar los platos a la cocina, pero no me permitieron ayudar a lavarlos.

—Es la ventaja de tener un lavavajillas. —sonrió Rose mirando el aparato que estaba en acción.

Entre todos llevamos el café y galletas a la mesa, aproveche el momento que tenia a solas a Edward para hablar con él.

— ¿Podrías apegarte a lo establecido? Estas complicando las cosas. —gruñí molesta.

—Su historia era muy aburrida, yo solo la hago más interesante.

—No es un juego Masen. —le advertí presionando su brazo.

—Vamos no es para…

—No te atrevas a decir que no es para tanto. —le corte, tome aire y en ese momento supe que es lo que debía de hacer, había hecho todo lo que había estado en mis manos y al parecer no había sido suficiente. Además ya no estaba segura de poder seguir con esta farsa, aun estaba a tiempo para abandonar el caso, no podía involucrarme con un testigo, ¡era una locura! — Al principio pensé que realmente podía manejarte, pero tal parecer que soy yo la que está haciendo algo mal.

— ¿Qué quieres decir con eso? —pregunto sosteniéndome la mirada como si intentara leer lo que estaba pensando.

—Soy una profesional, este trabajo era realmente importante para mi carrera, pero se cuando he fracasado y ante todo debo de velar por tu seguridad…

— ¿Por qué hablas en pasado?

—Cuando lleguemos a casa llamare a la agencia y me retirare del caso, será mejor que envíen a alguien al que tu se le muestres un poco de respeto y no solo te la vivas humillando. —después de decir eso salí de la cocina hacia el comedor esperando el no levantar sospechas.

EVOP

"Cuando lleguemos a casa llamare a la agencia y me retirare del caso, será mejor que envíen a alguien al que tu se le muestres un poco de respeto y no solo te la vivas humillando. "— Esas simples palabras me dejaron helado.

Volví al comedor donde estaban todos riendo por lo que parecía ser el chiste de Emmett, pero yo no podía apartar mi mirada de la mujer que aun se mantenía a mi lado.

Deje de estar consciente de lo que estaban hablando, pero sonreía y asentía cuando notaba que me estaban hablando para no levantar sospechas. Aun podía recordar la sensación de sus labios contra los míos, su embriagante aroma que me perforaba los sentidos y como su cuerpo se amoldaba perfectamente al mío, no podía creer que me hubiera dejado llevar de tal manera.

Sacudí mi cabeza de manera apenas perceptible y me le quede mirando; podía que no se arreglar y que su aspecto luciera descuidado, pero tenía una piel muy suave, unas facciones delicadas, un cabello sedoso y que desprendía un hipnotizarte aroma a Fresia; había despertado partes de mi cuerpo que yo pretendía controlar. Ella no era la mujer que había creído en un principio. Escondía su cuerpo debajo de ropa nada halagadora que además era más grande, su cabello luciría aun mejor suelto pero ella se escondía detrás de una apariencia descuidada.

Su risa me volvió un poco a la realidad, estaba disfrutando de estar con esos chicos. Nunca la había visto sonreír de esa manera conmigo, pero ella tenía razón en decir que yo era el que le estaba poniendo piedras en el camino, ella había estado haciendo su trabajo, había cuidado de mí aun después de que me comportara con un completo idiota.

Algo tenía esa mujer que me estaba trastornando. Siempre se mostraba como un tempano de hielo, como si nada le afectara, pero me había dejado claro que yo despertaba en ella sus instintos más básicos aunque se negaba a aceptarlo, pero su cuerpo no la dejaba mentir había habido más de una ocasión en la que su excitación había sido palpable y me había tenido que contener para no tocarla.

Al principio era porque aun estaba convencido de que era una chica que no valía la pena, pero desde el día que habíamos jugado póker aunque llevaba una camiseta más grande, eso no me impidió notar sus bien torneadas piernas, lo que me demostraba que el resto de su cuerpo debía estar en perfectas condiciones, cosa que pude comprobar cuando su playera termino empapada y se le adhirió a su cuerpo como una segunda piel.

—Y así fue como Emmett termino con una falda escocesa. — termino Rose que no paraba de reír al igual que el resto y yo solo lo hice para no hacerles notar que no había estado al pendiente de lo que habían dicho.

Hablaron un poco más y al final Isabella fue la que tomo la iniciativa, dijo que era muy tarde y debíamos de volver a casa, lo que desencadeno una sonrisa en el rostro de nuestros vecinos y además de que Emmett soltara un pequeño silbidito.

El trayecto a casa fue en completo silencio, hubo un par de ocasiones en las que quise hablar ¿Pero qué es lo que le diría?

Al entrar en la casa conecto el sistema de alarma y de inmediato saco su móvil de su bolso. La vi pulsar un par de teclas y sin pensarlo se lo quite de las manos cortando la llamada.

— ¿Qué crees que haces? —me pregunto molesta intentando alcanzar su móvil que yo mantenía sobre mi cabeza y ella daba graciosos saltitos intentando tomarlo a la vez que evitaba tocarme como si le fuera a contagiar alguna enfermedad.

—Evito que hagas una llamada de la que después te arrepentirás.

— ¿Por qué crees que me voy a arrepentir? Lo que paso esta tarde cambia las cosas, es mejor que alguien más se haga cargo de este caso.

— ¿Qué les diremos a los vecinos? —pregunte de manera brusca al tiempo que me imaginaba de que manera explicar que otra mujer estuviera conmigo o en el peor de los casos un hombre.

—Es simple, —se encogió de hombros sin dejar de mirar el móvil que seguía manteniendo lejos de su alcance. —solo les tendrías que decir que tuve una emergencia familiar y podrás decir que el agente que te cuide es tu familiar.

—Yo no quiero otro agente. Te quiero a ti. —dije totalmente frustrado. Había posado su mirada en la mía como esperando encontrar algo que no tenía la menor idea de lo que era.



Gracias por seguir leyendo mis locuras

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