Inevitable: Capítulo XVI

Capítulo XVI




Sólo habían pasado tres semanas desde que todos mis recuerdos regresaron y tuve que volver a la ciudad donde mi familia me esperaba y también se llevaría a cabo el juicio contra Mike y todos los involucrados en mi secuestro y las amenazas a mi abuelo.


La ciudad estaba exactamente igual a como la recordaba. Los primeros días estuve en casa con mi abuelo que estaba más que feliz de tenerme de vuelta y que pretendía mantenerme vigilada hasta que Mike y su padre fueran condenados. Jacob y Sam permanecieron junto a mí, disfruté enormemente la plática de Sam que me ponía al corriente de todo lo sucedido en mi ausencia, como que películas había visto últimamente y un programa de televisión que habían cancelado, eran cosas simples y tal vez para muchos sin importancia, pero para él lo eran y por consiguiente para mí también. Mi abuelo no dejaba de decir que tras la condena de los Newton podría retomar mi vida normal. ¿Podría hacerlo? En realidad no era una opción, tenía que hacerlo.

La segunda semana fue el juicio, fue un proceso corto, pero agotador. Fue en este mismo que nos dimos cuenta que el secuestro era nada más que un chantaje a mi abuelo quien era uno de los joyeros más importantes y reconocidos a nivel mundial y todo gracias a sus creaciones novedosas y la utilización de piedras preciosas raras y únicas lo que las hacía valer una fortuna. Mi abuelo le ganó la compra de un lote de diamantes al padre de Mike y para intentar obtenerlo me estaban utilizando a mí, pero al escapar y no tener manera de comprobar que seguía con vida su plan se vino abajo.

Por otra parte, descubrí que Tanya sí había intentado encontrar a mi familia por medio de un amigo periodista, pero su amigo al que pidió que la ayudara dejó de lado mi situación para enfocarse en un escándalo político, fue gracias a ese mismo hombre que Mike supo donde me encontraba e intentó volver a capturarme en la fiesta, pero esta vez no se salió con la suya y finalmente habían sido capturados y yo recuperé mi memoria. Ahora que sabía que Mike estaba en prisión podía respirar tranquila, el peligro había pasado.

Tres semanas en las que estaba de regreso en mi vida y sentía la sensación de vacío y no podía dejar de preguntarme qué es lo que estarían haciendo las niñas y Edward. Separé el lápiz del papel deteniendo el boceto de un vestido de princesa para Eve, me levanté de la silla y con paso lento me dirigí a la ventana donde podía observar la ciudad y como esta comenzaba a iluminarse por las luces de los edificios y los autos que transitaban por la avenida. Esta vida me fue suficiente por mucho tiempo porque no conocía una mejor, pero los últimos meses que permanecí junto a Edward y las dos pequeñas me mostraron una vida mejor, la cual ya estaba echando de menos.

Durante una semana había asistido a un par de reuniones con amigos y colegas, pero sin duda el mejor momento fue cuando me encontré con Rose quien era mi mejor amiga, una exmodelo de talla mundial que ahora estaba casada con un abogado de renombre en la ciudad y en la espera de su primer hijo. Emmett era un hombre intimidante y muy bueno en su área, pero con los amigos era casi como un niño, bromista, inquieto, en pocas palabras divertido.

Puede que yo fuera una heredera por ser la nieta de Aro Swan, pero aun así, mi perfil era bajo. Mis padres siempre me mostraron que los placeres de la vida no siempre son los más caros y es por esa razón que intentaba ganar mi propio dinero, disfrutar lo que ganaba con mi propio esfuerzo y formar mi pequeña fortuna por mi cuenta y no depender de la de mi abuelo, aunque él me daba una suma considerable mensualmente, gran parte de ella iba a obras de beneficencia y un par de casas hogar y orfanatos, yo disfrutaba viendo que ese dinero ayudaba a muchas personas en lugar de gastarlo comprando bolsos o zapatos de diseñador. No niego que algunas veces lo hacía pero tenía otras prioridades.

Pegué la frente al ventanal y me perdí observando el pasar de los autos, uno tras otro, el sonido de los claxon cuando alguno tardaba en avanzar y provocaba que otros tuvieran que esperar a que de nuevo el semáforo cambiara de color. Podría parecer estúpida pero extrañaba la tranquilidad del rancho, las comidas con las niñas, el helado en el pueblo, los paseos a caballo…

El sonido de la puerta al cerrarse me obligó a regresar a la realidad, ya no estaba en el rancho de Edward, estaba de vuelta en el lujoso departamento en la Quinta Avenida. Aparté la vista del ventanal y me dirigí al pasillo para ver quien había llegado, pero podía adivinar de quién se trataba ya que apenas acababan de pasar de las seis, hora que cierto moreno estaba llegando diariamente. Antes de llegar al pasillo me detuve frente al espejo a escudriñar mi imagen y no pude evitar fruncir el ceño: pantalones cortos, blusa de tirantes, el cabello estaba enmarañado y los pies descalzos, no podía verme mejor, pensé con ironía. Una sonrisa triste se formó en mi rostro al darme cuenta de que no sería la primera vez que me veía así.

—Hola preciosa. —Aparté la vista del espejo y miré a Jacob apoyado en el umbral de la puerta sosteniendo una cerveza en cada mano.

— ¿Preciosa? —Le pregunté enarcando una ceja y con mis manos señalé mi aspecto. — ¿Dónde está Sam?

—Sam se encontró a un amigo en el parque y pidió quedarse un rato más, así que lo dejé junto con uno de mis hombres, no tardará demasiado. —Le dio un sorbo a su bebida y me recorrió con la mirada. —Sabes que eres preciosa, para mí siempre lo has sido y lo serás. —Negué con la cabeza acercándome para rodearlo con mis brazos, levantarme en puntillas y besar su mejilla antes de quitarle una de las cervezas de sus manos y separarme de él. — ¿Trabajando?

—Hmmm… Si —dije llevando la botella a mis labios y bebiendo con calma ante la mirada de Jake que no soporté por mucho tiempo y la aparté hacia otro lado, algo que fue un error, al girarme lo vi avanzar hasta mi mesa de trabajo e inclinarse hacia mi boceto.

— ¿Ahora también harás los vestidos para las niñas de las flores?¬ —Preguntó sin soltar el boceto.

—Es un regalo Jake. —Él enarcó una ceja mirándome detenidamente, dejó el dibujo sobre la mesa y regresó sobre sus pasos.

—Traje pizza, pensé que tal vez te gustaría comerla con cerveza mientras veíamos una película, como los viejos tiempos ¿Recuerdas? —Me guiñó un ojo y salió de la habitación.

¿Cómo poder seguir negando lo inevitable? Jake era listo y sabía que ya se había percatado de mi cambio. Al escuchar el sonido de la televisión fui hasta la sala donde ya estaba en uno de los sillones con la caja de pizza en la mesita central, un par de cervezas y cambiando los canales.

Me acomodé junto a él, eché la cabeza hacia atrás cerrando los ojos para recordar el guapo vaquero que cuidó de mi aun cuando no tenia porque hacerlo.

— ¿El vestido es para una de las hijas de…

—Edward. —Le dije sin mirarlo pero sintiendo su mirada clavada en mí.

—Me alegro de que ese hombre te encontrara y cuidara de ti. —Tomó mi mano donde aún sostenía la cerveza, la quitó y se la llevó a los labios haciendo que yo abriera los ojos, pero antes de que pudiera protestar él continuó. —Tengo mucho que agradecerle, cuidó a mi chica.

Sólo pude sonreírle pero supe que no era una sonrisa que demostrara felicidad porque aunque finalmente sabía quién era había perdido una parte importante.

— ¿Qué te sucede? —Acarició mi mejilla con los nudillos de su mano.

—Nada —Mentí sin ser convincente.

—Eres una pésima mentirosa Bells. ¿Me lo vas a decir o lo adivino? —Me encogí de hombros y me incliné para destapar la caja de la pizza y ver con agrado que era mi favorita y la de Sam, la cerré y miré el reloj esperando que Sam no tardara ya que no quería comer sin que él estuviera aquí con nosotros. La mirada de Jake era evaluadora, pero traté de ignorarla por un rato, bebí de nuevo mi cerveza. —Creo que la razón de que no estés completamente feliz tiene un nombre y apellido, usa sombrero y es dueño de un rancho.

Al escuchar sus palabras casi me ahogué con la cerveza y comencé a toser descontroladamente mientras Jake me daba golpecitos en la espalda al tiempo que reía suavemente. Cuando dejé de toser lo miré con los ojos llorosos que limpié con el dorso de mi mano

— ¿Así que acerté? —Murmuró un tanto irritado, lo miré a los ojos y parecía molesto. ¿Cómo no estarlo?

Antes de que pudiera contestar a tal pregunta el timbre se escuchó y unos golpecitos impacientes me indicaron que mi pequeño había llegado.

—Ese debe de ser Sam, pero aún me debes una respuesta. —Me dijo antes de ir a abrir y supe que no tenía escapatoria y tendría que confesárselo.
Tarde o temprano se lo tendría que decir.

Escuché unos pasos rápidos y me giré para ver en la entrada a Sam aún con el uniforme de su equipo de futbol y mirándome con una sonrisa.

— ¿Qué tal la práctica?

—Como siempre. —Se encogió de hombros y supe que eso significaba que de nuevo lo habían molestado, algo que sabía por otro niño y no por Sam, coloqué mi brazo sobre sus hombros y lo atrajé hacia mí para besar el tope de su cabeza.

El resto de la tarde lo pasamos comiendo pizza y viendo películas de acción por supuesto ya que ambos hombres no me dieron oportunidad de elegir, pero a decir verdad no me molestaba. En más de una ocasión me encontré mirando a Sam que estaba atento al televisor hacía gestos de los que estaba segura no era consciente y saltaba del sillón, un par de ocasiones me descubrió y sólo me sonrió.

—Será mejor que te des una ducha antes de ver otra película. —Le dije a Sam que protestó y miró a Jake en busca de ayuda pero él sólo se encogió de hombros.

Jake acompañó al niño a su habitación y después de varios minutos regresó sentándose junto a mí, de inmediato me puse algo tensa y evité mirarlo algo que pareció causarle gracia ya que no reprimió una sonora carcajada y revolvió mi cabello.

— ¿Ya me responderás a la pregunta que quedó inconclusa?

—No tengo idea de que me hablas. —Fingí demencia.

—A que la razón de que no estés radiante de felicidad es por ese ranchero que cuidó de ti. —Suspiró y con su brazo sobre mis hombros me atrajo más hacia él. —Te he estado observando estos últimos días y no eres la misma con nosotros, desde que regresaste, es obvio que algo cambió, cariño.

Me llevé las manos al rostro y no supe que decir en ese instante. Estando así las imágenes de Edward y las niñas llegaron a mis recuerdos, los momentos en que le leía el cuento del osito a Eve, las últimas semanas con Lizzy que se mostraba más cariñosa y que en un par de ocasiones se quedaba conmigo permitiendo que la abrazara. Aparté mis manos de mi rostro y por primera vez en estas semanas me di cuenta de un grave error que había cometido. Esas niñas me querían de igual manera que yo a ellas, pero me marché y no me atrevía a regresar por un rechazo de Edward.

— ¿Bella? —Una mano delante de mis ojos se movía para llamar mi atención. Miré a Jake que sonrió abiertamente. —Si es así, ¿Qué haces en la ciudad en lugar de ir por él?

— ¿De verdad me estás peguntando eso? —Cuestioné a lo que Jake asintió.

— ¿Por qué no lo preguntaría? Eres mi amiga Bells y te quiero.

Dejé escapar un sonoro suspiro y eché de nuevo la cabeza hacia atrás.
Todos pensaban que lo mío con Jake era una relación bastante formal, pero la realidad es que solo éramos amigos. Él me había ayudado tras la ruptura con Alec que resultó bastante dura de sobrellevar y que me dejó marcada a tal grado de no querer saber nada de otra relación por un largo tiempo. La manera de protegerme fue permanecer junto a Jake y hacer creer que había algo más entre nosotros, cuando la realidad era que ambos estábamos beneficiándonos de que la gente nos creyera una pareja. Aunque Jake ya había aceptado su sexualidad aun no estaba listo para dejar que los demás lo descubrieran por lo que esta supuesta relación era la mejor idea.

— ¿Qué tiene de raro?

—Tú eras él que me decía que abriera bien lo ojos que no me enamorara del primer hombre que se mostrara atento que debía de tener cuidado y ahora…

—Sólo basta ver tu mirada para saber que estás perdidamente enamorada de ese vaquero. —Sonreí sinceramente al ver el rostro de Jake cuando decía la palabra vaquero, para muchas era una fantasía, para mí una realidad.

—Y lo estoy. —Acepté finalmente apoyando mi codo en el respaldo del sillón y mi mejilla en mi mano mirando a mi amigo. —Es tan guapo.

—Ya te veo en los titulares “La heredera neoyorkina se destierra en tierras remotas texanas.” —Dijo divertido y sentí mis mejillas arder. — ¿Cambiarías todo por estar con él? ¿Dejarías la vida en esta maravillosa ciudad para aislarte junto a ese vaquero?

—Definitivamente. —Dije sin pensarlo.

— ¿Qué hay de Sam? —Preguntó por lo bajo.

Sam era un niño pequeño que conocí hace cerca de un año cuando llegó a un orfanato en que ayudaba como voluntaria tras la muerte de sus padres. Lo recordaba perfectamente, el niño tímido que permanecía siempre en segundo plano tratado de pasar desapercibido pero que fallaba en el intento debido a sus raíces nativas era bastante fácil distinguirlo entre todos, por lo que no lograba su cometido. La relación entre el niño y yo se vio más estrecha debido a que yo entendía su perdida, tal vez no en la misma magnitud que él porque yo era mayor cuando mis padres murieron a causa de un conductor imprudente que ya estaba cumpliendo una condena y mi abuelo se hizo cargo de mi, mientras que él quedo solo y… Esa era una de las principales razones por las que yo me hacía cargo de él y me aseguraba que nada le faltara mientras conseguía su adopción, sabía que junto a mí nada le faltaría, pero ahora no sabía que es lo que sucedería, por una parte estaba Edward y las niñas, pero mi compromiso con Sam también era importante… muy importante.

—No lo dejaré, él es importante para mí y si no lo llegara a aceptar creo que no es el hombre indicado para mí. —Suspiré rogando porque no tuviera que elegir. —Sabes todo lo que he luchado para obtener la adopción de Sam, estaban a tan poco de concedérmela cuando todo esto sucedió.

—Estando aquí no solucionarás nada. Si quieres saber lo que piensa él tienes que ir y preguntárselo. Todo el proceso legal ya terminó y después del desfile de moda en dos días podrás viajar y arreglar las cosas con tu vaquero. —Iba a protestar pero colocó un dedo sobre mis labios. —Sam tiene que estar en el orfanato para asistir a clases durante la próxima semana, esta semana fue una omisión a las reglas solo por lo que te sucedió y que ambos parecían necesitar estar un poco cerca. Estuve al pendiente de él, pero Sam te echaba tremendamente de menos.

—Lo quiero y a las niñas, pero no puedo evitar preguntarme ¿Si Edward me rechaza? No podría soportarlo.

— Ve por él, si es un poco inteligente a lo que me has contado no te dejará ir y en cuanto conozca a Sam lo amará, es un chiquillo adorable a sus cuatro años ha pasado por muchas cosas y has sido tú la que le regresó esa alegría.

—Porque tengo una idea de lo que es estar en su lugar.

—Irás a ver a Edward así tenga que amarrarte al asiento del avión y llevarte en el maletero del coche.

—Tengo miedo Jake, todo iba bien pero cuando se enteró de quien era en realidad se comportó de una manera fría y cuando me marché apenas y me miró. —Recordé con dolor, se levantó y se colocó en cuclillas delante de mí.

—Solo es cuestión de que te decidas a hacerlo. Él no te va a rechazar, eres preciosa y con un corazón enorme y sobre tu carrera sé que apenas te abriste paso como diseñadora, pero creo que aun estando aislada en ese lugar puedes seguir diseñando y será como si lo hicieras aquí.

—No tengo miedo de renunciar a esto, tengo miedo de que Edward no me acepte, parece que el enterarse de que soy una heredera no le agradó y es como si desde ese momento pusiera una barrera entre nosotros.

—Puedes quedarte aquí y seguir preguntándote que pudo haber sucedido si te arriesgabas o mejor aún, tomar el próximo avión a Houston e ir a averiguarlo. —Apartó un mechón de cabello que estaba en mi rostro. —Yo iré contigo.

La decisión estaba tomada, ahora sólo tenía que esperar que los días avanzaran con rapidez.

Sam regresó con su pijama nueva de figuras de acción, se acurrucó junto a mi permitiendo que lo abrazara. Jacob dejó una película de dibujos animados que Sam pidió ver, al inicio ponía atención pero pronto mi mente estaba en otro lado. Acariciando la espalda de Sam comencé a recordar los sueños confusos que me habían hecho creer que este pequeño era mi hijo y Jake mi esposo. Todo era tan diferente. El recuerdo de verme frente al espejo con Rose a mi lado asegurando que me veía bellísima parecía el momento de mi boda cuando no era más que mi amiga infundiéndome ánimos para posar con el vestido debido a que la modelo había enfermado y no había conseguido a ninguna otra, además Jake era el modelo después de mucho insistir y no podía perder la oportunidad.

Giré mi rostro hacia el muro izquierdo donde descansaba la foto de mi primer vestido que había estado en pasarela. Era diseñadora de vestidos de novia, sólo hacía un año que una diseñadora famosa me unió a sus filas permitiendo que mis diseños se vendieran en todas sus tiendas tanto a nivel nacional como las que había en otros países.

Sonreí con nostalgia al recordar el momento en que había recibido la carta de la diseñadora dueña de las boutiques más importantes en cuanto a vestidos de novia, allí me pedía que me uniera a su equipo, ese momento lo confundí con la noticia del embarazo, ¿Cómo podía saber a ciencia cierta que sólo era una carta y no los resultados de unos exámenes? Y finalmente el momento de recordar a mi pequeño y Jake, parecíamos una familia y tras los recuerdos confusos solo pude llegar a una conclusión errónea y que envió lo que tenía con Edward directo a la basura.

—Ya se durmió. —Volví de mis recuerdos y miré a Sam que dormía tranquilamente. Me separé de él y con cuidado lo tomé en brazos para llevarlo a su cama, que pronto esperaba estuviera permanentemente.

Los días pasaron y el desfile resultó ser un éxito rotundo, era ya la segunda vez que mis vestidos se presentaban en pasarela bajo la firma de una diseñadora bastante famosa quien había aceptado vender mis diseños en lo que me hacía un nombre. Esta mujer me estaba impulsando y la única manera de agradecérselo era haciendo mi mejor esfuerzo y mostrando el potencial que ella vio y por el que me eligió entre varios candidatos. Una parte de mi sueño se veía cumplido al ver mis diseños en los aparadores de sus tiendas y saber que eran bien aceptados.

Tras dejar a Sam en el orfanato y prometiendo que volveríamos lo más pronto posible fuimos a mi departamento por nuestras cosas ya que en solo un par de horas viajaríamos a Houston donde pasaríamos la noche y muy temprano nos dirigiríamos al rancho de Edward para saber si lo nuestro tenia futuro o sólo se había tratado de algo pasajero. Aun así estaba ansiosa y Jake parecía sumamente divertido de verme como una adolescente.
Cuando el auto se detuvo fuera de la casa mi estómago se hizo un nudo porque no tenía idea de cómo iba a reaccionar Edward ante mi presencia. Jake apagó el auto y con las manos apoyadas sobre el volante se inclinó hacía adelante y a través del parabrisas vio la casa que estaba aun como la recordaba.

Bajé seguida de Jake y antes de subir el primer escalón del porche salió una mujer de unos cuarenta años secándose las manos.

— ¿Puedo ayudarla?

—Busco a Edward, ¿Están las niñas? —Pregunté al tiempo que me asomaba por un lado de ella esperando ver a Eve detrás de ella.

—Las niñas están en el pueblo con la señora Esme pero llegaran en cualquier momento y el señor está con los trabajadores marcando el nuevo ganado.

Escuchar eso del nuevo ganado me llenó de alegría, al final de cuentas si lo había ayudado para recuperar su rancho, su sueño.

—Gracias. —Le dije antes de echarme a correr tomando el brazo de Jake para llevarlo conmigo hasta donde recordaba era el área donde marcaban el ganado.

— ¿Cuál es su nombre? —Gritó la mujer haciéndome girarme.

—I…Bella Swan. —Dije con una sonrisa y retomando mi camino. Tiré más fuerte de Jake ignorando sus protestas porque sus zapatos de marca se fueran a arruinar.

El rancho precia haber cambiado con el dinero que mi abuelo le había entregado por cuidar de mí. Su buena obra se vio recompensada obteniendo lo que tanto necesitaba. Todo parecía estar recuperando su esplendor los pastos que se habían mantenido secos estaban reverdeciendo.

Me detuve en medio de pastos altos y verdes que se mecían por el viento acariciando mis piernas desnudas al tiempo que mi vestido también ondeaba suavemente, me coloqué la mano sobre mis ojos para cubrir la luz del sol e intentar ver donde estaba Edward, desde ahí vi a varios hombres trabajando haciendo que los animales entraran en un cercado mientras que un par mas estaban sobre las vallas.

Volví a tirar de Jake que siguió protestando pero cuando me acercaba lo solté y me detuve al reconocer a uno de los peones que me sonrió y golpeó el costado del hombre a su lado, cuando este se giró y me vio mi corazón se detuvo al igual que mi respiración, lo vi bajar de la valla estaba tan guapo como lo recordaba, los vaqueros ajustándose a sus piernas y la camisa entreabierta dejando al descubierto parte de su pecho, el sombrero cubriendo sus ojos y sus pasos lentos pero firmes al acercarse a donde yo me encontraba. Mi corazón comenzó a latir rápidamente como un furioso tamborileo.

Se detuvo frente a mí y levantó un poco el ala del sombrero dejando que me perdiera en su mirada esmeralda, su expresión era indescifrable y era en ese momento que no sabía si estar ahí era un error.

Tomé una gran bocanada de aire y di un pasito hacia adelante quedando a solo un par de centímetros de él. Con las manos temblando ligeramente las apoyé en su pecho y me levanté de puntillas mas sus manos se cerraron en torno a mis muñecas y me separó de él manteniendo esa mirada dura. Apoyé de nuevo bien mis pies sobre la tierra y traté de hacer que soltara mis manos pero no lo hizo.

— ¿Qué es lo que estás haciendo aquí? —Preguntó sin contener su molestia algo que fue como un balde de agua fría.

—Tenía que verte y hablar de lo que…

—No hay nada de lo que tengamos que hablar y solo pierdes tu tiempo. Vuelve a tu vida y deja que nosotros regresemos a la nuestra, en la que tú no figurabas. —Me mordí el labio inferior ante las duras palabras. —Bastante me costó el calmar a las niñas con tu partida para que ahora vuelvas y las desestabilices de nuevo.

—Tú no me dejaste hablar con ellas para despedirme.

— ¿Qué les hubieras dicho? —Preguntó molesto y parece que entendió que no tenía idea porque bufó molesto y soltó mis manos. —Fue mejor así y agradecería que te fueras y no volvieras por aquí. Si es por el dinero ten por seguro que te devolveré cada centavo no quiero que nada me ate a ti.

—No es por el dinero, ese no fue un préstamo, tómalo como una recompensa. —Le dije consiguiendo que se molestara más.

—Ya sé que eres rica, pero no intentes restregármelo en la cara. Puedo pagarte el dinero que me dieron y lo haré.

Escuchamos una maldición que hizo que Edward levantara la cabeza y yo me giré para ver a mi amigo quien se sacudía algo del pantalón.

— ¿Él sabe lo que pasó entre nosotros? —Preguntó con voz acerada, aunque no se la había contado toda, estaba segura que él intuía así que simplemente asentí con la cabeza provocando que maldijera y me tomara de los hombros con bastante fuerza haciéndome gemir. —No sé como estén acostumbrados ustedes, tal vez sea algo normal, mas yo no estoy dispuesto a prestarme a ese juego. Sí es lo que estabas buscando es mejor que lo vayas olvidando.

Me soltó de manera algo brusca haciéndome tambalear, se dio media vuelta y comenzó a dirigirse hacia sus hombres, que se giraron de nuevo a su trabajo cuando les gritó ya que evidentemente estaban al pendiente de nosotros.

Me quedé por unos segundos aturdida, mas me di cuenta que Edward aún pensaba que Jake y yo estábamos casados, tenía que saber la verdad, si después de eso me pedía que saliera de su vida, lo haría.

— ¡Edward! —Grité dirigiéndome hacia él, pero no se giró y comenzó a gritar órdenes a sus hombres. — ¡Edward! —Me ignoró y mi autocontrol me abandonó. — ¿Por qué haces esto Edward? ¿Qué es lo que intentas demostrar?

— ¿Qué es lo que intentas tú? —Preguntó muy enojado girándose mirándome de una manera que no recordaba.

—Intento averiguar si hay…

—Deja de jugar, yo no soy un capricho de una niña mimada del que hablar. Hay un mundo que nos separa y…

—No pensaste ese cuando dormimos juntos, de hecho creo que encajamos a la perfección al igual que a la mañana siguiente ¿Ya lo olvidaste? —Le grité sin pensar bien lo que decía, lo hice reaccionar y volver de nuevo junto a mí, nunca me parecía tan peligroso, me mantuve en mi sitio en lugar de correr como una parte de mi cerebro me estaba gritando que lo hiciera.

— ¿Qué crees que estás haciendo? —Gruñó tomándome de vuelta de los brazos y levantándome unos centímetros del piso. Me soltó de nuevo al darse cuenta de que me estaba haciendo daño y se alejó un paso.

— ¿De verdad ya lo olvidaste? Porque yo no. —Me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos. —No estoy casada, soy libre de hacer mi vida con quien yo quiera.

— ¿Qué? —Preguntó evidentemente aturdido.

—No estoy casada, lamento que lo creyeras, pero se trataban de recuerdos confusos. —Aparte mis manos de su rostro pero esta vez él las tomó entre las suyas y las pegó en su pecho.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó consiguiendo que rodara los ojos. Liberé una de mis manos que volví a colocar sobre su mejilla áspera. En lugar de palabras decidí que era mejor demostrárselo, así que me coloqué de puntillas y de manera vacilante me acerqué a sus labios rogando porque esta vez no me rechazara sin apartar nuestras miradas y sonreí cuando se inclinó solo unos milímetros para que pudiera capturar sus labios entre los míos.

Al hacerlo una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, era una sensación electrizante que me hacía permanecer unida a él. Sus manos se deslizaron por mi cintura hasta envolverla en sus brazos y levantarme del suelo sin romper el beso que estaba dejando de ser delicado para convertirse en apasionado. Fueron gritos y silbidos los que nos hicieron separarnos y recordar que no estábamos solos si no que teníamos bastante público.
Me separé sonrojada y la sonrisa en el rostro de Edward era enorme. Acuné su rostro y besé nuevamente sus labios, pero esta vez solo fue una caricia. Me dejó de nuevo en el suelo, acarició mi mejilla con las yemas de sus dedos y como acto reflejo incliné mi cabeza hacia su mano buscando aumentar su contacto.

—No creí que volverías…

—Lamento haber tardado tanto. —Me disculpé colocando una de mis manos sobre la suya que permanecía sobre mi mejilla. —Tenía miedo de que me rechazaras.

—Me veía obligado a hacerlo, creía que tenías una familia y no podía evitar sentirme culpable por lo que sucedió entre nosotros.

—Cuando recuperé la memoria y te dije quien era te apartaste de mí y no me diste la oportunidad de contarte la verdad, en lugar de eso simplemente te alejaste. Cuando me marché no te despediste, solo te vi de lejos. —Le recordé ese frio y triste momento. — ¿Por qué?

—No quería interferir, ¿Quién era yo para evitar que regresaras a la vida que estabas acostumbrada, pedirte que te quedaras en este lugar?

— ¿Quién eras tú? Pensé que teníamos algo.

—No eres cualquier chica, eres una heredera que debe de estar acostumbrada a muchas cosas que aquí no puedes tener. Eres joven y no podía atarte a mi lado con dos niñas. —Lo aparté de mí empujándolo con mis palmas. —Hice lo que creí mejor para ambos…

—Pero no me tomaste en cuenta a mí. Puede que sea una heredera pero la fortuna es de mi abuelo y no mía, no me gusta la gran vida prefiero las cosas sencillas. Además no soy una niña tengo veintisiete años. —Golpeé el suelo con el pie y él sonrió ante mi acto infantil. —Disfrutaba estar aquí contigo.

— ¿Estarías dispuesta a dejar tu vida en la ciudad y vivir aquí? —Preguntó señalando a su alrededor.

— ¿Por qué no? si no, no estaría aquí. Para mi trabajo no necesito vivir en la ciudad, solo un poco de espacio donde pueda trabajar por un par de horas al día. —Suspiré. —Soy diseñadora de vestidos de novia y solo tendría que viajar una o dos veces a la ciudad para cuando tuviera que presentar mis diseños, pero lo que más quiero es estar aquí contigo y las niñas. Ustedes son parte de mí y me encantaría que me permitieras volver a ser parte de ustedes.

—Tú eres parte de nosotros. Ellas te echan de menos tanto como yo, pero creía que tenías una familia ¿Cómo pedirte que los abandonaras por alguien tan simple como nosotros?

—Eres un tonto y bastante inseguro. No te ves con claridad. —Le dije golpeando su pecho con mi dedo, sonreí a tiempo que un par de lágrimas bajaban por mis mejillas, eran de felicidad. Edward me quería, ¡Me quería! —Pero aun así te quiero. Te quiero vaquero.

—También te quiero, preciosa. —Me envolvió de nuevo en sus brazos y yo pegué mi rostro a su pecho. Estando en sus brazos me sentía segura y estaba de vuelta en casa.

Me separó lentamente de él y me colocó su sombrero. —Tienes una piel delicada y no queremos que se dañe. —Murmuró antes de besarme. —Tengo que supervisar unas cosas pero estaré ahí contigo a la hora de la comida. Todavía tenemos muchas cosas de que hablar. —Murmuró señalando a mis espaldas, al girarme vi a Jacob que estaba mirando el lugar.

—Él sólo es mi amigo, tús eres él que me importa. —Mi declaración lo hizo relajarse y asintió.

Dejé que regresara al trabajo sin poder dejar de suspirar y con la sonrisa estúpida en mi rostro, miré hacia atrás y me encontré con mi amigo que me sonreía, tras decirle adiós a Edward me fui junto a Jake y me colocó un brazo sobre mis hombros.

—Creo que las cosas salieron bien.

— ¡Me quiere! —Le dije con felicidad y me vi tentada a girar pero sería algo tonto.

—Es imposible que no lo hiciera, eres una mujer preciosa y con un corazón enorme. —tocó el sombrero. —Ahora que lo vi entiendo porque te enamoraste de él, con ese hombre a cualquiera le dan ganas de aprender a montar.

— ¡Jacob! —Murmuré indignada y un tanto divertida.

—Y ahora me dirás que no es verdad o que durante ese tiempo no sucedió nada de nada entre ustedes. —Evité mirarlo ya que aun podía recordar la única noche que compartimos y lo maravillosa que fue. —No tienes que decirme nada ya me lo has confirmado y estoy seguro que esa noche y la mañana siguiente valió la pena. ¿Es bueno?

— ¡Basta Black! Yo no te interrogo acerca de tus… encuentros. Esto es solo de Edward y mío. —Me detuve y me paré delante de él. —Y deja de fantasear con él, Edward es mío.

—Es guapo hermosa, pero no es mi tipo. —Hizo una mueca tan poco convincente pero que fingí creerle.

Al llegar cerca de la casa vi el auto inconfundible de Esme y en el porche la vi, al percatarse de mí sonrió y me saludó con un movimiento de mano, noté que se giraba y de nuevo sentía mi estómago contraerse, no sabía lo que me esperaba al reencontrarme con las niñas. Seguí andando hasta llegar frente a la casa y ver a ambas niñas que parecían indecisas de acercarse, miraron a Esme que les sonrió y fue la pequeña Eve quien con cuidado bajó los escalones y me abrió sus bracitos. Me coloqué en cuclillas para recibirla, la envolví en mis brazos y besé su cabello.

— ¡Deguesaste! —Gritó Eve con entusiasmo dándome un par de besos.

—Sé que tardé un poco y lo siento mucho. —Me disculpé besando su mejilla y mirando a Lizzy que jugaba con sus manos. Subí los escalones y dejé a la niña en el suelo antes de detenerme delante de Lizzy y colocarme a su altura.

—Papá dijo que no volverías. —Dijo levantando la mirada y ahí noté el debate interno que tenía entre acercarse o alejarse.

—Lamento la manera en que me fui, sé que te fallé Lizzy y lo siento mucho.

— ¿Por qué te fuiste? —Preguntó con seriedad.

—Tenía que volver a casa y arreglar algunos asuntos antes de poder volver.

— ¿Te olvidaste de nosotras? —Preguntó.

—En ningún momento dejé de pensar en ustedes. —Confesé apartando un mechón de cabello de su rostro antes de que me abrazara tomándome por sorpresa y haciéndome caer al suelo donde segundos después se nos unió Eve.

— ¡Hey! niñas dejen respirar a Bella. —Pidió Esme tomando a Eve en brazos que comenzó a protestar, me levanté sacudiendo mi vestido y abracé a Lizzy a quien le di un par de besos.

—Te dejo de ver solo unas semanas y creciste un par de centímetros, pero sigues siendo una niña hermosa. —Besé su nariz y tomé en brazos a mi otra pequeña que me envolvió con brazos y piernas.

—Te extañaba. —Me dijo colocando sus manitas en mi rostro.

—Yo también mi amor. —La apreté más contra mi cuerpo, le murmuré un te quiero y la dejé de nuevo en el suelo para abrazar a Esme.

—Sabía que regresarías. —Fue lo que me dijo.

— ¿Tú quien edes? —Me separé de Esme ante la voz de Eve que veía a Jake con curiosidad. Recordé a mi amigo del que me olvidé al estar de nuevo frente a las niñas y quien se había acercado y me miraba con una sonrisa.

—Él es mi amigo Jake. —El aludido solo levantó su mano y murmuró un hola. —Ellas son Lizzy, Eve y Esme la tía de Edward. —Se las presenté al tiempo que señalaba a cada una.

—Creo que Edward ya sabe que estás aquí. —Murmuró Esme señalando el sombrero y yo asentí.

Tomé de nuevo en brazos a Eve y la mano de Lizzy mientras nos encaminábamos al interior de la casa. La mujer que me había indicado donde encontrar a Edward se presentó como Ruth la nueva ama de llaves y se mostró bastante amable con nosotros.

Mientras hablábamos con Esme me ponía al corriente de lo sucedido con el rancho, las niñas y Edward. Ruth preparó la habitación de invitados ya que Esme le indicó que pasaríamos la noche ahí, yo ocuparía la habitación de Lizzy y esta dormiría con Eve.

Dejé que mi amigo viera la televisión mientras que nosotras nos poníamos a preparar la comida con un pequeño periquito sentado en un banco hablando y hablando.

Esme se marchó para ir por Carlisle y James que estaba con él en el hospital pasando un día padre e hijo, ya que el niño quería conocer que es lo que hacía Carlisle, algo que según palabras de Esme emocionó a Carlisle.
Estaba terminando de preparar una ensalada cuando unas manos se posaron en mi cintura y el cosquilleo acompañado de una fuerte corriente recorrió mi cuerpo provocando un estremecimiento y que a piel de mis brazos se erizara. No tenía que girarme para saber perfectamente quien era, solo un hombre tenía ese efecto en mí y ese era Edward.

Su cuerpo se pegó al mío y su nariz acarició la curva de mi cuello para dejar un beso en la basé.

— ¡Basta! —Le dije entre dientes al notar la manera en que mi cuerpo estaba reaccionando y el calor que comenzaba a fluir en mi interior. — ¿Es que así te comportas con Ruth? —Le recriminé girándome y viéndolo con una enorme sonrisa al ver su desconcierto.

—Solo contigo cariño. —Se inclinó levemente y no pude más que entreabrir mis labios en la espera de sentir los suyos tomando los míos

—Lo siento…—Nos separamos al escuchar la voz chillona de Ruth que solo se había girado mientras que Edward murmuró algo por lo bajo.

—Nosotros somos lo que los sentimos. —Le dije ganándome una sonrisita de la mujer cuando se volvió a mirarnos. —Esperaremos a que regrese Esme para comer. —Le informé a la mujer cuando la vi con intensiones de servir la comida.

—Iremos con las niñas. —Anunció Edward tomando mi mano y sacándome de la cocina, pero nos detuvimos al ver a Lizzy sentada en las escaleras, su mirada nos recorrió a ambos y se posó en nuestras manos unidas, intenté separarlas, pero Edward no me lo permitió.

— ¿Te quedarás con nosotros? —Preguntó una tímida Lizzy que mantenía sus manos cerradas en puños sobre sus rodillas sin dejar de mirarme.

Solté la mano de Edward y di un par de pasos para acercarme a la niña, me coloqué en cuclillas y acaricié su mejilla con el dorso de mi mano. Una sonrisa se formó en mi rostro igual que en el de ella.

— ¿Te gustaría que lo hiciera? —Le pregunté con el corazón en la garganta y mi respiración se detuvo.

Todo parecía quedarse en silencio y era consciente del sonido de la televisión que se escuchaba como fondo.

—Sí. —Dijo finalmente con una sonrisa titubeante. No pude contenerme, la abracé y besé su mejilla con unas simples gracias. Sus bracitos me envolvieron y en ese momento levanté la vista para encontrarme con la de Edward que estaba sonriendo abiertamente manteniendo a su otra hija en sus brazos, a la que no había escuchado llegar.

—Qué bonito cuadro familiar. —Rodé los ojos y miré con odio a mi amigo que había elegido ese momento para interrumpir. — ¿Qué?

—Olvídalo Jacob. —Le dije separándome lentamente de la niña no sin antes besarla de nuevo y sonreírle.

Fue en ese momento que hice la presentación formal de Edward y Jacob, al inicio fue un momento un poco tenso ya que ambos parecían estar avaluándose lo que me hizo rodar los ojos nuevamente, envié a las niñas a ver la televisión y mientras quitaba a Eve de los brazos de su padre aproveché para decirle a este que Jacob era gay, algo que pareció tranquilizar a Edward.

La comida fue como la recordaba, Carlisle y Esme no paraban de contar las cosas que Edward había hecho para mejorar el rancho y que sí seguía por ese camino lo iba a conseguir rápidamente. Edward se sonrojó un poco ante los cumplidos y yo apreté su mano sin miedo a que Lizzy se molestara, ante ese acto la niña solo me sonrió y no le prestó demasiada importancia.
Descubrí que Alice y Jasper no se encontraban en la ciudad pero que regresarían pronto lo que me animó ya que no podía esperar para ver a mi amiga.

Por la noche las niñas fueron quienes me ayudaron a preparar la cena, hablamos por un largo rato, vimos un poco la televisión y las acompañé a la habitación de Eve, me sentí incómoda pensando que Lizzy se molestaría por quitarle su habitación por unos días, pero la niña aseguró que no importaba, que me prestaba su cama.

Después de acostar a las niñas y hablar un poco con Jake que aunque no estaba completamente encantado debido a que no tenía todas las comodidades a las que estaba acostumbrado aseguraba que se las podía arreglar, que lo único importante era ver como desde que volví a esta casa el brillo de mis ojos había regresado.

Me dirigí al porche rogando por encontrarme con Edward y sonreí al ver que ahí estaba bebiendo una cerveza, mirando la extensión de sus tierras que desde la inyección de capital parecían estarse transformado, era un lugar precioso más de lo que recordaba y era cuando entendía porque Edward no podía permitir perder este paraíso.

— ¿Esperando a alguien, vaquero? —Le pregunté si poder ocultar la emoción que estaba burbujeando en mi interior.

Dejó el envase de su cerveza en la barandilla y con una sonrisa se giró hacia mí. La brisa movió mi vestido y alborotó mi cabello e hizo lo mismo con la melena cobriza que él poseía y que aun podía recordar lo suave que era en mis manos. Tuve que morderme el labio inferior para no dejar escapar un gemido al recordar la única vez que habíamos pasado juntos y como mis manos se adentraron en su cabello disfrutando de la suavidad al mismo tiempo que del calor de su piel.

—Me gusta estar aquí cada noche, aunque después de algunas semanas de nuevo es normal, tú estás aquí conmigo. —Me acerqué a él al tiempo que mi corazón latía con fuerza. — ¿Quieres una? —Preguntó señalando la suya a lo que asentí y lo vi desparecer en el interior de la casa.

Me mantuve recargada en la barandilla mientras él regresaba, siempre había creído que mi lugar estaba en la ciudad, pero esa perspectiva cambió cuando estuve con Edward y su familia, la vida en el campo no era aburrida ni ordinaria como algunos creían, era mucho más interesante de lo que se imaginaban, montón de cosas que aprender y lo mejor de todo es que era una vida mucho más relajada que en la ciudad. Tenía muchos planes, pero primero tenía que estar segura que Edward así lo quisiera, ya que pretendía que nuestra familia se ampliara.

Una botella de cristal quedó frente a mis ojos. La tomé con una de mis manos y me reincorporé ya que me encontraba inclinada, me giré y vi a Edward con otra en su mano. Se formó un silencio entre nosotros pero no era incómodo si no todo lo contrario parecía que ambos estábamos en la espera.

Le di un sorbo a la cerveza y no pude reprimir una mueca ante el sabor amargo que dejó en mi boca, miré la botella y me di cuenta de que era una marca que no conocía. La risita ahogada de Edward me hizo sonrojar.

— ¿Te busco algo más? —Ofreció amablemente y yo negué con la cabeza.

La dejé en la barandilla y con un leve arranque de valentía o mejor dicho de añoranza me acerqué lentamente a él y me levanté de puntillas sin apartar mis ojos de los suyos, él permaneció inmóvil pero su mirada me mostraba que también esperaba el contacto. Mis labios se unieron a los suyos que de inmediato cobraron vida me empujó hacia atrás y escuché cuando intentaba dejar su botella sobre la barandilla chocando con la mía y ambas cayendo haciendo apenas ruido ya que habían caído sobre el césped. Hundí mis manos en su cabello suave y un poco más largo que la última vez que lo había tocado, no pude evitar gemir al sentir sus manos acariciar mis caderas y me separé de sus labios cuando rozó uno de mis senos.

— ¡Dios! —Exclamé en un gemido cuando su mano se posó en uno de ellos y sus labios y lengua acariciaban mi cuello dejando una camino húmedo que seguía descendiendo. Esto era aun mejor que la vez anterior y de lo que me lo pudiera imaginar. — ¡Edward! —Grité cuando su mano entró debajo de mi vestido acariciando mi pierna y la sentí subir y seguir subiendo…

— ¡Por todo lo sagrado! —Nos separamos al escuchar la exclamación.
Estábamos jadeando y rojos como amapolas por ser sorprendidos, ahí en la puerta “cubriéndose” los ojos estaba Jake que no podía ocultar su diversión, ya me las pagaría por interrumpir en el peor momento. Separó sus dedos y nos miró al tiempo que soltaba una risita ahogada, Edward dejó caer su cabeza en mi hombro y yo lo abracé sin poder mostrarme molesta con Jake como me gustaría aparentar.

—Deben de controlarse un poco. —Se sentó en un la barandilla a solo unos metros de nosotros.

— ¿Qué crees que estás haciendo, Jacob Black? —Le pregunté en tono frío a lo que enarcó una ceja y Edward lo miró sorprendido al notar que mi adorado amigo se quedaría con nosotros.

—No podía dormir y decidí salir a tomar un poco de aire cuando los encontré…— Dijo moviendo sus brazos como si tuviera a alguien en ellos y movía sus labios de una manera exagerada, no se parecía en nada a nosotros ¿o sí? —Ya me voy, solo no se muestren tan afectuosos, pueden traumar a esas niñas.

—Solo vete Black. —Dije completamente molesta.

Murmurando palabras sin sentido desapareció mi amigo hacia el interior de la casa. No pude evitar dejar escapar un suspiro.

—Parece que me extrañaste. —Murmuró Edward con una bella sonrisa y colocando un mechón detrás de mi oreja.

—Y parece que tú también. —Giré mi rostro para besar su mano y lo sentí tensarse.

Acunó mi rostro entre sus manos y capturó mis labios en un beso dulce que me mostraba sus sentimientos, el amor que me había profesado con palabras me lo estaba dejando claro en este beso, era un suave pero a la vez cargado de emociones, era una danza lenta y sensual, una invitación…

—No los escucho. —Se burló Jake desapareciendo antes de que nosotros lo viéramos. Sería mi mejor amigo, pero no le iba a permitir que interrumpiera estos momentos con Edward.

—Parece que no tendremos privacidad. —Murmuró contra mis labios y yo gruñí molesta.

—Será mejor que hablemos un poco.

Tomó mi mano y me guió hasta el columpio de madera, nuestro fiel amigo de cada noche durante aquellas semanas. Me acurruqué junto a él aun con nuestras manos entrelazadas.

Solo se escuchaba las hojas de los árboles al moverse por la brisa, los grillos y una que otra rana croar, un par de luciérnagas iluminaban la oscuridad de la noche.

—Cariño…—Me llamó dudando, separé mi rostro de su brazo donde estaba apoyado y lo miré a los ojos. — ¿Estás segura de querer vivir aquí y no en la ciudad?

— ¿No me quieres aquí? ¿Es que acaso malinterpreté las cosas y…—Uno de sus dedos se posó en mi boca mandándome callar.

—No tienes la idea de lo que han sido estas semanas para mí, me hacías falta y a las niñas también. Pero tú tienes una vida lejos de aquí y no podría obligarte a abandonarla, me gustaría poder dejar el rancho y seguirte, pero esta es mi vida y es lo que mejor sé hacer, soy un ranchero y mi lugar está en el campo no en la gran ciudad.

—Te quiero y a las niñas, creo que con eso es suficiente para que entiendas el que yo esté dispuesta a dejar mi vida en la ciudad y permanecer con ustedes. Descubrí una vida mucho mejor y más plena aquí junto a ustedes, esto es lo que quiero para mi, quiero este lugar, quiero a las niñas pero sobre todo te quiero a ti.

—Y nosotros te queremos aquí, preciosa.

Esta vez el beso fue solo una caricia dulce pero nos separamos antes de que apareciera el inoportuno y nos arruinara la diversión. Apreté su mano y mi corazón latía cada vez más deprisa, sabía lo que tenía que decir pero no sabía cómo iba a reaccionar y eso me asustaba un poco.

—Qui…quiero pedirte algo. —Murmuré de una manera apenas audible.

—No te escuché, cariño.

—Quiero pedirte algo. —Esta vez lo dije con mayor seguridad, él asintió esperando a que continuara, tomé un par de bocanadas de aire. —Yo… verás… ¡Dios! Es tan difícil.

—Solo dilo, no creo que sea algo espan…

—Quiero que adoptemos un niño. —Le corté dejándolo con los ojos abiertos, me mordí el labio inferior con más fuerza de la acostumbrada, su silencio me indicaba cual sería su respuesta.

Su pulgar tocó mi barbilla y subió a mi labio inferior liberándolo de mis dientes y acariciándolo con suavidad.

— ¿Por qué? —Leí la duda en su mirada.

—Puedo tener bebés. —Le dije al comprender como lo había podido tomar él. Cerré los ojos con fuerza y tras respirar profundamente los abrí y me enfrenté a su mirada confusa. —En New York soy voluntaria en un orfanato, ahí hay un pequeño de cuatro casi cinco años que es encantador, perdió a sus padres en un accidente hace un año, el pequeño es muy apegado a mí y lo quiero. —Tomé aire —ya inicié los trámites de adopción y están por otorgármelo… él está tan encariñado conmigo como yo de él. Quisiera traerlo a vivir con nosotros.

Su mirada se apartó de la mía y se levantó dándome la espalda, supe que se iba a negar y lo entendía pero no me veía abandonando a Sam, lo quería y sabía que él a mí, no podía dejarlo…

—Bella, cariño. —Me sorprendí al verlo en cuclillas delante de mí, tomó mis manos entre las suyas y las estrechó con suavidad. —Si quieres que adoptemos a ese niño lo haremos, me encantaría tener un niño aquí, alguien a quien poder enseñar verdaderas cosas de chicos.

— ¿Lo dices en serio? —Asintió con una sonrisa. — ¡Gracias, muchas gracias!

Me lancé a abrazarlo provocando que perdiera el equilibrio y ambos terminamos en el suelo, y solo pudimos reír. Acarició mi espalda con lentitud obteniendo toda mi atención.

—Pero también deseo un bebé nuestro. —Pidió con voz grave y con una mirada intensa que me provocó un estremecimiento de puro deseo.

—Yo también lo deseo. —Deposité un beso en su pecho y él suspiró. —Creo que deberíamos esperar por lo menos un año, mientras tanto podemos solo… Practicar.

—Eso de practicar me encanta… ¿Comenzamos ahora?


Gracias a Andrea y Claudia que se toman el tiempo de corregir mis horrores de ortografía y de redacción.



Aquí está el capítulo que les debía, como se darán cuenta ya estamos en la recta final el siguiente ya es el último capítulo y solo nos quedaría el epilogo. 
Muchas gracias a aquellas que me dejan sus comentarios ya que es mi única paga y me gusta saber qué es lo que opinan al respecto de la historia.

Nos vemos pronto.

T¡T¡

26 comentarios:

  1. ahhh me encanta ke esten otra vez juntos!! jajaja jake les kitó la inspiracion jajajja, muy bueno, grax!!! saludos

    ResponderBorrar
  2. estoy muy feliz titi!!!! valio la pena la espera cada vez esta mejor, lo de jacob me sorprendio.....

    idola !!!!!!

    CAMILA

    ResponderBorrar
  3. Jajaja me ha causado mucha gracia lo bizarro de las explicaciones... es que solo Bella podía malinterpretar tantas cosas y creer que su vida era lo que no era!! Y yo que pensé mal de Jake (soy una prejuciosa con él).

    Me alegra que Edward no se la pusiera tan difícil y que las niñas volviesen a recibirla como antes.

    Nos leemos

    ResponderBorrar
  4. Sin duda la espera a valido la pena, pq fue un super capitulo, muy sorprensivo con eso de que Jacob es su amigo y Sam un niño al que quiere adoptar; me encanto!!

    ResponderBorrar
  5. awww me encantaaaaaaaaaaa!! definitivamente la espera valio la pena! Soy feliz porque están juntos al fin!!!

    ResponderBorrar
  6. me encanto el capitulo nos vemos en el epilogo

    ResponderBorrar
  7. OMG Bella se invento todo un mundo wow no pensé que seguiría así la historia pero me encanto el capitulo *-*

    ResponderBorrar
  8. que giro!, muy diferente a lo q me imaginaba!

    ResponderBorrar
  9. OMG la historia dio un giro impresionante,me encanto te quedo genial....Besos nena y gracias por publicar....

    ResponderBorrar
  10. Hola Titi ¿como estás? Bueno pues casi ninguna de mis teorías era cierta ja,jaja. Solo adivine un par de cosas como que bella o su familia tenían dinero e iban a ayudar a Edward y eso ya se vio en el anterior capitulo. tanta teoría de conspiración etc., y al final has salido con lo mas inesperado y original y, por supuesto Jacob es bueno y no es su marido. Ves eso si lo sabia yo, sabia que de una manera o de otra Bella no podía estar enamorada de Jacob. Aunque pensé que era malo y no me pare pensar en que en tus anteriores fics Jacob es siempre bueno. Pero lo que no me esperabas es que fura gay, fantástico giro Titi. también acerté en que la mujer que acompañaba a Bella en el sueño era Rosalie pero no acerté en mi teoría sobre Emmett. Y ¿sabes que? me legro de no haber acertado ya que este giro inesperado que has dado me ha encantado. pensé que iba pasar mas tiempo hasta que se juntaran y el que no pase eso me ha gustado, pensé que edward no iba aceptar el dinero y que lo hiciera me encantó, era lo suyo su deber para con las niñas y para con su herencia era salvar el rancho. Pero ha habido un momento en el reencuentro en que pensé que nos dejabas para otro capi si se reconciliaban o no, menos mal que Bella ha sabido ser persistente ja,ja,ja. El reencuentro con las niñas ha sido genial sobre todo con Lizzi que la pobre se mostraba reticente de nuevo, menos mal que Bella ha sabido llevar la situación.
    Y ese reencuentro en el porche con moscón cojonero incluido (algo de su esencia tenias que incluir) ha sido maravilloso.
    Por un momento pensé que Edward iba a decir que no a lo de Sam pero al final menos mal que ha dicho que sí, es lo que debía ser ya que el aporta dos niñas a la pareja, justo es que Bella aporte el niño.
    Y no se porque me da que no van a tener que practicar mucho ya que esa primera y única noche de pasión quizás tenga sus consecuencias ?o no?
    Por otro lado y aunque entiendo sus motivos para deajrla ir, no lo comparto pero que le vamos a hacer edward es Edward aunque una cosa si es cierta si bella es verdd que hubiera estado casada el no tenia derecho a pedirle que los abandonara, la decisión era de bella, pero ese recibimiento tan frió, en ese no ha estado de acuerdo aunque creo que lo que estaba era a la defensiva ya que el mismo admite que la echo mucho de menos.
    Y como dices ya solo queda un capitulo y el epilogo de esta Bella historia, así que te voy a pedir un favor: QUIERO IR DE BODA ¿sería mucho pedir? Y de damas de honor las niñas ¿seria ya demasiado?, el padrino Carlisle (el del novio) y el de la novia su abuelo por supuesto. Y la madrina esme, oye ya puestos a pedir...
    Un beso Titi, me encantó el capitulo y pienso volver a leer entero este fic en cuanto lo termines.

    ResponderBorrar
  11. hola titi en vdd capi inesperado q divertido nosotras nos hacemos toda una historia diferente y ay demuestras kien es la q escribe el fic jejeje... esperando el prox. pero triste porq ya termina ....aaaa ...ni modo...saluditos...
    peyci cullen...

    ResponderBorrar
  12. HOLA Titi!!!!!!!!!
    Como estas, me encanto el capitulo todo se arreglo pero no me imagine lo de Jacob muy gracioso jajajaja, pero me encanto tambien que mal que ya se va acabar esta historia bonita pero espero que empieces otra en la que nos hagas soñar como9 siempre con tus lindas historias de Edward y Bella y a esperar el gran final hasta e.l proximo capitulo
    Saludos y Abrazos..............:)

    ResponderBorrar
  13. me encanto, me alegre de saber k era soltera y k podia volver a Edward y las niñas, ainss van a formar una familia tan linda jajaja

    ResponderBorrar
  14. awww me encanta me encanta...Titi eres lo maximo xD

    ResponderBorrar
  15. Hola...!!!!!!!!!

    Me encanto el capitulo...!!!!! te juro que pense que Jake era e malo aqui... pero que bueno que no er así y es un simple amigo... Me encanto..!!!!!!!


    SALUDOS...!!!!

    ResponderBorrar
  16. por fin me puse al dia con este fic... me encanto el cap...siii estan juntos y adoptaran a sam... al principio crei que edward la rechazaria pero no...
    lo ame <3
    espero con ansias el prox ^^

    ResponderBorrar
  17. me encantoooo!!!!
    esperare con ansias el siguiente capitulo :D

    ResponderBorrar
  18. Y yo que ya estaba matando al pobre Jake... jejejejejeeeeee... gracias por el capítulo, nos aclaraste muchas dudas ;)

    ResponderBorrar
  19. hola. en serio que no esperaba lo que sucedio jajajajaj, pero que bueno que bella malinterpreto los sueños o sino en realidad me moria , en serio falta tan poquito para el final, es que nos malacostumbraste con los fic largos jejjeje, bueno q estes bien y hasta la proxima actualizacion

    ResponderBorrar
  20. te quedo genial la historia, me encanto
    daba bastante risa cuando jake los interrumppia XDDD, gracias por compartirla

    ResponderBorrar
  21. por un momento me asustaste dije la rechazado o que hizo este idiota pensé hasta que se había refugiado en tanya que se yo. jjajajajja
    pero me alegro y la forma que obtuvo su atención ventilando sus intimidades eres mi heroína Bella
    y Jake que inoportuno pero no pense que fuera gay

    ResponderBorrar
  22. Hola Titilinda, lo sabía... amo esta historia. No se puede decir mejor que como tu cuentas las cosas. Gracias.

    ResponderBorrar
  23. SIN PALABRAS................ tu imaginación es desbordante.


    Saludos. Carlota

    ResponderBorrar
  24. Edward se comportó un poco hombre con bella al tratarla de esa manera no se lo merecia y mas cuando Edward nunca va a olvida a Angela

    ResponderBorrar

Playlist