Protegiendo a un playboy: Capítulo 12



Mas que deseo.


— ¡Bájame! —grito aun riendo y golpeando mi espalda con sus puños y pataleando.

—Nadie me asegura que cuando te deje en el suelo no saldrás corriendo. —le dije acomodándola mejor y cerrando la puerta de una patada.


—Quiero darme una ducha, y tú deberías de hacer lo mismo. —la deje en el suelo pero envolví su cintura

— ¿Es una invitación? —moví las cejas de manera sugestiva

— ¡No! —golpeo mi pecho. —cada uno por separado.

— ¿Acaso entendí mal lo que pasaría esta noche? —se mordió el labio inferior y negó son la cabeza agitando el cabello que se había soltado de su coleta. — ¿Entonces?

—Solo quiero unos minutos de privacidad.

— ¿Quién me asegura que no escaparas por la ventana?

—Si temes que cambie de opinión después del baño, te aseguro que no. —me dijo sonrojándose un poco.

—Date una ducha. —le di un beso antes de soltarla y dejar que se marchara.

Me quede estático mirando el lugar por donde había desaparecido, una sonrisa estúpida bailaba en mis labios. El sonido de una puerta cerrándose y el agua chocar contra el suelo me indico que ella ya estaba en la ducha.

— ¡Demonios! —me golpee la frente al recordar que no estaba preparado para una noche como esta.

Sin pensarlo dos veces desconecte la alarma y me eche a correr al supermercado que estaba a unas cuantas cuadras, tenía menos de quince minutos para regresar y que ella no se diera cuenta.

Llegue antes de lo que me esperaba y aun tomando aire pedí la cajita de preservativos si tomar en cuenta la mirada divertida de la mujer que atendía, pague y regrese corriendo a la casa rogando porque hubiera prolongado su baño.

Entre haciendo el menor ruido posible, active el sistema de alarme y me tumbe en el sillón permitiendo mi corazón latiera de manera normal y que mi respiración se acompasara.

—Espero que no estés durmiendo. Es tu turno. —asentí corriendo hacia el baño para que evitara ver que estaba agitado y comenzara a sacar deducciones.

BVOP

Aún no podía creer que hubiera aceptado a dejar de pensar y entregarme a las sensaciones de mi cuerpo. Mis piernas me temblaban ligeramente de solo imaginar lo que sucedería esta noche. Siempre me había jactado de mi autocontrol y de ser una mujer que no se amedrentaba por cualquier cosa, había pasado por situaciones completamente difíciles y ahora temía por lo de esta noche. ¿Qué sucedía si no era lo suficientemente buena?

Abrí un poco mas el agua caliente para relajarme y dejar de pensar en Edward, había derivado mi autocontrol y me había hecho admitir que lo deseaba de la misma manera que sabia el me deseaba a mi.

Me coloque un short y una playera amplia, no me sentía cómoda mostrando mi cuerpo con la ropa que las chicas me habían hecho comprar, había un par de camisones algo reveladores que no me había atrevido a utilizar y sabia que no lo haría jamás, no era la chica que irradiaba sexualidad.

Baje para encontrarlo recostado en el sillón y parecía que estuviera dormido, cuando le hable reacciono de inmediato y subió a darse una ducha sin siquiera mirarme, ¿acaso había cambiado de opinión?

Prepare algo de cenar y me senté frente al televisor con mi plato de ensalada, no estaba probando bocado, solo estaba jugando con el tenedora, y aunque tenía la vista puesta en el programa, mi mente estaba pensando en el hombre que estaba bajo el agua de la ducha.

Cerré lo ojos y me imagine lo que sería estar en sus brazos sin ni una sola prenda que se interpusiera entre nosotros, el sentir sus manos tocando las partes más intimas de mi cuerpo. Mordí mi labio inferior para evitar un gemido, de solo imaginar me estaba excitando.

Solté un gritito cuando un cuerpo cayó cerca del mío.

—No quería asustarte. —se disculpo al tiempo que pasaba una mano por su despeinado cabello, la playera que llevaba puesta se ajustaba un poco sobre su dorso.

—No te escuche bajar.

—Estabas concentrada. ¿Qué pensabas? —acaricio mi mejilla sonriendo de manera petulante, lo que me indico que mi cuerpo me había traicionado sin que me diera cuenta.

—Nada.

—Mentirosa. —antes de que pudiera hacer algo me acomodo sobre su regazo, una de sus manos se acomodo en mi cintura y la otra estaba posada en mi rodilla y subía lentamente haciéndome sentir un cosquilleo que se extendía de la zona que tocaba hasta las partes más intimas de mi anatomía. —Me dirás que es lo que pensabas que te tenia sonrojada y mordiéndote el labio de una manera tan apetecible.

Me dio un beso en los labios y me permitió volver a mi sitio, mientras cenábamos veíamos la televisión o mejor dicho eso intentábamos, pero estábamos mas entretenidos en rozar nuestros cuerpo y sentí la electricidad que los recorría. Fue el primero en terminar, dejo su plato sobre la mesita y acomodo uno de sus brazos sobre mis hombros y sus dedos acariciaban mi cuello haciendo que mi respiración se acelerara, me lleve el ultimo trozo de zanahoria cuando poso sus labios en mi cuello justo debajo de mi oreja y me arranco un gemido leve que lo hizo sonreír.

Me quito el plato de las manos y comenzó a dejar un camino de besos subiendo hasta la línea de mi mandíbula e ir en busca de mis labios, su mano subió por uno de mis brazos y cuando llego a mi hombro acaricio el hueso de mi clavícula y comenzó a descender, deje de respirar al sentir como se acercaba a mis senos.

—No quiero que sea aquí. —susurro contra mis labios y yo asentí sumida en el deseo que se arremolinaba en mi estomago.

Se levanto de un salto y antes de que hiciera algún movimiento me tomo en brazos acomodándome en su hombro.

—Puedo caminar. —proteste.

—Prefiero que guardes la mayor parte de tus energías. —lo golpee sorprendida por sus palabras y e solo soltó una carcajada.

Pero parece que algo quería impedir que estuviéramos juntos, el timbre comenzó a sonar y ambos gruñimos irritados por la interrupción. Me dejo en el suelo y se asomo por la mirilla para ver a nuestros vecinos esperando a que abriéramos.

— ¿Qué se les ofrece? —escupió Edward mirando a la pareja que no esperaba ese recibimiento.

—Nosotros solo queríamos ver si no deseaban ir a…

—Hoy no planeamos salir de casa, hay cosas más interesantes que hacer. —interrumpió antes de que Jessica terminara la frase, me pego en su cuerpo dejando claro de lo que hablaba.

— ¿Es que no se cansan? —murmuro por lo bajo Mike que no esperaba ser escuchado.

—Teniendo a esta mujer eso es imposible, nunca sabes que es lo que te espera y esta noche muero por descubrir de que se trata; así que nos vemos. — me levanto en brazos obligándome a envolver su cintura con mis piernas y cerrando la puerta a nuestros vecinos, encendió el sistema de alarma y apago las luces.

—Eres un exhibicionista. —solo se encogió de hombros y me dio un beso mientras subíamos la escalera, me separe de la calidez del beso cuando estábamos en el segundo piso.

— ¿En tu habitación o en la mía? —señale la suya, la mía era una ratonera. —eso me esperaba.

En su habitación se respiraba su aroma tan peculiar. No encendió la luz pero me dejo de nuevo en el suelo y me sentí un poco estúpida al no saber qué es lo que esperaba de mi.

—Por favor, no pienses en nada. —no comprendí sus palabras, rozo mi mejilla con el dorso de su mano. —si piensas huiras de nuevo, olvídate de los demás y solo hay que pensar en nosotros.

— ¿No crees que está mal?

—En lo absoluto, somos libres y tenemos derecho a disfrutar de un par de placeres. —me pego a su cuerpo dejándome sentir su excitación que parecía hacer que sus pantalones le apretaran.

—Creo que tienes un problemita. —susurre de manera juguetona mientras dejaba mi mano vagar de su pecho hacia el sur.

—Y tu solo lo estas agrandando. —enarque una ceja y me estire hasta rozar sus labios y dejar mi mano en el borde de su pantalón.

Su respiración se corto por unos segundos y me aleje unos centímetros para ver su rostro.

—He esperado mucho por esto. —me dijo con la mirada brillando, se inclino un poco solo para tomar mis labios entre los suyos y comenzar suavemente, intente aumentar el ritmo, pero él no me seguía y mantenía ese movimiento suave y lento que me estaba haciendo perder la cordura.

Sus manos entraron debajo de mi playera al tiempo que sus labios abandonaban los míos y comenzaba a besar mi cuello, eche mi cabeza hacia atrás permitiéndole mayor acceso. Sus manos subían por mis costados, sus pulgares rozaron las puntas de mis senos que se endurecieron aun más con el contacto al tiempo que un gemido involuntario escapaba de mis labios.

Levante mis brazos para permitir que me quitara la playera, mantuve mis ojos cerrados hasta que sentí que ya no me tocaba, es que al verme con tan poca ropa su libido había desaparecido, no sería la primera vez que me veía con así.

—Edw…—dejo un dedo en mis labios, levante mi rostro con cautela al no saber qué es lo que me encontraría reflejado en sus ojos.

Solo era la luz de las farolas de la calle lo que iluminaba la habitación, no lo podía ver con entera claridad pero el brillo de sus ojos no se podía ocultar.

—Eres hermosa; aunque te ocultes debajo de esa horrible ropa, yo conoceré lo que hay debajo, conoceré a la mujer perfecta. —su voz era ronca y su respiración errática.

—No soy perfecta. —deje mi mano en su pecho sintiendo el latir acelerado de su corazón. — ¿Estas así por mi?

—No veo a nadie más en esta habitación. Te deseo Isa…

—Bella. Dime Bella. —pedí. Repitió mi nombre y mi piel se erizo al escuchar la manera en que el lo había dicho, jamás pensé que mi nombre pudiera escucharse tan bien.

Lo ayude a quitarse su playera y acaricie los relieves de su marcado pecho, quería grabar en mi memoria cada curva y la perfección de su cuerpo. Su pantalón desapareció y quedo solo en bóxer revelando su erección.

Mordió mi cuello al tiempo que sus hábiles dedos desabrochaban mi short y lo deslizaban hacia abajo, moví mis pies para quitarlo por completo. Me levanto en brazos sin separar sus labios de mi piel que estaba más caliente de lo habitual.

Me dejo sobre la cama y se acomodo sobre mi cuerpo. Mi pecho subía y bajaba de manera rápida y mi pulso se aceleraba con solo sentir su mirada recorrer mi cuerpo, deslizo uno de sus dedos por el tirante de mi sujetador hasta llegar al borde de mis senos y seguir la línea de la tela que los cubría.

—Solo déjate llevar. Relájate.

Pensaba en soltar una bocanada de aire y en lugar de eso se escapo un gemido que me sorprendió a mí. Deje mis manos en su espalda cosa que le agrado porque cerró los ojos y gruño de satisfacción. Mordió mi labio inferior mientras sus manos acariciaban mis brazos hasta mis hombros y comenzó a bajar los tirantes al tiempo que aparto mis manos de su cuerpo, la sensación de la tela recorrer mi cuerpo era más fuerte de lo que imaginaba, parecía que mis sentidos se habían vuelto mucho mas sensibles.

Arquee mi espalda para permitirle que desabrochara el sujetador, reí al notar que estaba costándole un poco de trabajo.

—Pensé que ya tenias practica en desabrochar sujetadores. —soltó un bufido y finalmente lo logro.

Mi pie ardía, sin la prenda de por medio el comenzó a besar la piel que acababa de ser descubierta. Me mordí el labio y arquee aun más la espalda al sentir sus labios cerrarse en uno de los pezones mientras que el otro era estimulado por sus dedos. Minutos después cambio, había intentado el contenerme de gemir pero se estaba convirtiendo en una tarea extremadamente difícil.

Enrede mis dedos en su cabello y lo obligue a dejar su tarea para poder adueñarme de sus labios, era un beso ardiente en el que ambos parecíamos luchar por el control, nuestras lenguas se encontraban y los gemidos se hacían cada vez más notorios. Nos apartamos para poder respirar, bajó dejando un camino de besos húmedos y sus manos deslizaban la única prenda que cubría la parte más sensible de mi anatomía y que se había humedecido por sus caricias.

—Edward, no…—proteste al sentir como separaba mis piernas y las acomodaba sobre sus hombros pero pareció no escucharme.

Perdí la cordura al sentir su lengua recorrer y separar los húmedos pliegues de mi femineidad, mi vientre se contrajo y hundí los dedos en la colcha al tiempo que dejaba escapar un gemido de profundo placer. No era primera vez que tenia intimidad, pero si era la primera vez que sentía un beso tan intimo.

Siguió moviendo su lengua con maestría hasta dejarlo sobre el pequeño botón de placer que estaba a oculto y que él había encontrado y ahora apretaba con sus labios. Mi cuerpo se contraía de las sensaciones tan intensas, aparte mis manos de la colcha y las deje su cabeza sin importar si lo lastimaba, estaba completamente perdida en el mar de sensaciones que estaba despertando, un nuevo grito abandono mi garganta al sentir su largas y delgados dedos penetrar en el interior.

Sus movimientos aumentaron y el placer se hacía cada vez más intenso que apenas era consciente de lo que estaba haciendo. Encaje mis talones en su espalda, al tiempo que mi interior se contraía por la explosión de placer que había invadido mi cuerpo. Intente recuperar la respiración, jamás había sentido algo tan intenso, levante mi rostro y mire a Edward que me miraba con una enorme sonrisa.

Se aparto de mí no sin antes dejar un beso en el interior de cada uno de los muslos, esperaba que se acomodara sobre mi cuerpo y al contrario lo vi que parecía buscar algo y lanzaba maldiciones al golpearse con un par de muebles.

— ¿Qué sucede? —me intente sentar, pero mi cuerpo aun parecía no sostenerme. En lugar de responder soltó una exclamación de vitoria y regreso junto a mí y me mostro una pequeña cajita de preservativos y me quede helada al recordar que era algo en lo que no había pensado. ¡era una irresponsable!

Abrió la cajita y sacó un pequeño sobrecito metálico que rompió con los dientes y en cuestión de segundo ya estaba listo.

—Espero que estés lista. —asentí, permitiendo que se acomodara entre mis piernas.

Acomodo mis manos sobre mi cabeza y beso mis labios justo al tiempo que sentía una presión en mi interior y como lentamente se abría pasó. Me separe de sus labios para tomar aire y gemir ante esa invasión.

— ¿Te he estimado? —pregunto deteniéndose, yo solo negué y moví mi cadera en una indicación que continuara moviéndose y así lo hizo hasta que lo sentí completamente en mi interior.

Una sonrisa se formo en mi rostro al recordar el primer día y en que le había dicho que los hombres que mas presumían de su hombría eran los más pequeños, pero él no era para nada pequeño, es más me sorprendía que hubiera entrado perfectamente en mi. Mis pensamientos se esfumaron al tiempo que comenzó a moverse en un delicado vaivén, envolví mis piernas en su cintura y libere mis manos de las suyas y las deje en su espalda.

Los movimientos fueron aumentando hasta llegar a un grado que a ambos nos costaba respirar, los gemidos y murmullos estaban en la habitación, capturo mis labios en una manera de ahogar nuestros pequeños gritos. Encaje mis uñas en su espalda y sentí mi interior contraerse haciendo que el roce se hiciera más fuerte y aun más placentero, sus labios dejaron los míos y tomo uno de mis pezones entre sus labios, comenzó a succionar de manera suave hasta llevarle al límite entre el dolor y el placer, mi cuerpo se contraía y sabia que faltaba poco para llegar a la cima.

Un par de embestidas mas y un grito salió de mis labios, los músculos de mi interior se contrajeron presionando al visitante que me había llevado al borde de la locura y que con esa presión también había provocado que el terminara con un gruñido.

—Edward

—Bella—murmuramos al mismo tiempo con el poco aliento que nos quedaba.

Se desplomo sobre mi cuerpo húmedo, acaricie su espalda y fue en ese momento que los dos estábamos cubiertos por una fina capa de sudor. Lo sentí salir de mi interior y un fue como si una parte de mi me abandonara.

Nos tomo un par de minutos el recuperarnos, contrario a lo que hubiera esperado el siguió sobre mí, pero cuidando el no aplastarme, beso la piel entre mis senos para luego acomodar su barbilla ahí y mirarme a los ojos.

—Eres una cajita de sorpresas. —acaricie su rostro con la yema de mis dedos. —detrás de esa apariencia frágil y dócil, se encuentra una verdadera diosa.

—No mientas, se que debes de haber pasado noches mejores. —le sonreí sin poder contener el dolor se reflejara en mi rostro.

—Todas han sido una pérdida de tiempo después de esta noche. —quise creer en sus palabras, sabía que estaba mintiendo, pero esta vez me dejaría engañar, no quería que esto terminara.

Después de esto iba a ser un reto el poder contenernos, hubiera sido más fácil si alguno de los dos no lo hubiera disfrutado, pero ambos habíamos experimentado un gran placer y si él pensaba igual que yo, estaría pensando en cuando se repetiría.

Rodo sobre su cuerpo y me dejo sobre él, me levanto un poco para que nuestros rostros quedaran a la misma altura. Me perdí en sus ojos y comencé recordar todo lo que él había hecho, desde que entramos en esta habitación y comenzó a besarme hasta que entro en mí y fue ahí cuando algo no me cuadraba.

— ¿Cuándo los compraste? —pregunte enarcando una ceja

—hmm… veras. —se removió solo provocando un roce en mi cuerpo.

—Quiero la verdad.

—Salí a comprarlos mientras te bañabas.

— ¡Estas loco! —chille enfadada. —hasta cuando vas a dejar de ponerte en peligro.

—Hubieras aceptado de saber que era sin protección. —negué. —lo sabía, es por eso que lo hice y te puedo decir que valió la pena el arriesgarme.

—Prométeme que no harás una nueva estupidez. —su mirada se aparto un segundo de la mía y después una sonrisa se formo en sus labios.

—Lo prometo. —antes de darme tiempo a protestar se adueño de mis labios que se entreabrieron con el simple roce. —Que te parece si en lugar de esta charla, damos un mejor uso a nuestra noche.

Grite cuando se giro y quedo sobre mi; era un indicio de que esta noche seria larga y esto apenas era el comienzo.

Sabía que era el error más grande y que tenía muchas cosas en juego, pero por primera vez en la vida, nada más me importaba. Podía que no hiciera lo correcto pero ahora solo quería sentir y entregarme por completo al hombre que estaba junto a mí. El mundo fuera de esta habitación no me importaba en lo mas mínimo. Éramos solo los dos y nada mas importaba.



Gracias por seguir leyendo mis locuras

1 comentario:

  1. Hiciste bien en no ser tan explicita pero tampoco tan reservada, ahora entiendo bien por que es rate M

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