Esto es… ¿fingir?
EVOP
La ducha
había sido rápida y había a acomodado un poco mi habitación ya que era la más
indicada para la noche que nos esperaba. Cuando baje de nuevo la encontré
frente al televisor pero mantenía los ojos cerrados sus mejillas estaban
sonrojadas y se mordía el labio inferior dando un aspecto demasiado sexy.
Los roces
que hubo mientras que cenábamos parecían simple coincidencia, pero la verdad es
que ya no soportaba esta espera, me había negado a reconocerlo pero la
atracción había estado presente desde el primer día y ahora estaba en un límite
en el que se desbordaría en cualquier momento.
Basto un
beso en el cuello para que ella se dejara llevar, me levante y la coloque en mi
hombro antes de que ya no pudiéramos hacerlo y no quería que nuestra primera
vez fuera en un incomodo sillón. Antes de llegar a las escaleras recibimos la
visita de nuestro vecinos los chismosos, fui claro respecto a que nos estaban
interrumpiendo y el hombre dejo escapar una frase donde dejaba al descubierto
la envidia de tener a una mujer que no se podía comparar, con la que yo tenía
junto a mi esperando para estar conmigo en la intimidad.
No me
tome la molestia en ser delicado y les cerré la puerta para ir a mi habitación
que fue la que ella eligió. La deje en suelo y comencé a besarla, tenía que
hacer que no pensara con cordura o podría arrepentirse. Ninguna mujer se había
resistido por tanto tiempo a mis encantos, es por eso que Isabella era única,
me sorprendió cuando me pidió que la llamara Bella, era mucho más lindo.
Fui
cuidadoso en cada uno de mis movimientos y trate de hacer que disfrutara de cada
caricia, de cada roce y cada beso, por primera vez lo único que me interesaba
era complacerla. Quede maravillado cuando vi su cuerpo desnudo, la curva de sus
senos, su vientre plano… Sus movimientos y gemidos me dejaban claro que estaba
haciendo un maravilloso trabajo, su orgasmo fue tan intenso que no se dio
cuenta de que me había hecho un poco de daño, pero bien lo valía por verla en
ese estado.
Cuando
llego el momento de ser uno me separe de ella y fui en busca de done había
dejado en pantalón que traía ya que había dejado ahí la cajita de
preservativos, me costo encontrarlo, pero cuando lo hice regrese junto a ella
que pareció entender. Fueron solo segundos los que me tomaron estar junto a
ella, estaba preparada para recibirme y cuando me acomode lo hice de manera
lenta. La bese para callar los gemidos que querían salir de mi garganta, era
más estrecha de lo que esperaba, pero se amoldaba perfectamente a mí, me detuve
cuando pensé que la había lastimado pero ella me dejo claro que estaba bien y
continúe con mi inmersión. Nuestros movimientos eran acoplados, ella mantenía
los ojos cerrados y yo intentaba mantenerlos abiertos para ver cada uno de sus
gestos y la manea en que parecía disfrutar del momento.
El tiempo
de llegar a la cima llego y como lo esperaba ella fue la primera en volver a
tocarla, pero no me esperaba que su interior se contrajera de esa manera que me
hizo terminar casi al mismo tiempo. Me derrumbe sobre ella sintiendo la delgada
capa de sudor que cubría todo su cuerpo.
Bese a
piel entre sus senos y me acomode para verla, le dije que era una cajita de
sorpresas y no mentía, esperaba pasar una buena noche pero en cambio había sido
la mejor noche de todas y ella pareció no creer cuando le dije que esta noche
no tenia comparación con las que había vivido con anterioridad.
Ella
pregunto sobre los preservativos y no tuve más opción que decirle la verdad,
cuando me hizo prometer que no haría ninguna estupidez se lo prometí y no supe
porque se me vino a la cabeza el decirle que me había puesto en contacto con mi
asistente. Tal vez si no se lo decía ella no se enteraba y nada sucedería. Si
yo había decidido contactar a mi asistente había sido por alejarme de ella,
pero ahora todo había cambiado, ella y yo nos habíamos involucrado y lo que
teníamos era único y muy intenso.
Esa noche
dormimos muy poco, solo nos tomamos el tiempo para recuperar un poco de fuerzas
y volvíamos a experimentar y aumentar las sensaciones que pensábamos eran las
mejores, pero ella me había demostrado que no solo era una excelente agente
también como amante era un mujer formidable.
Cerca de
las cinco fue que ambos nos estábamos quedando dormidos, ella se acomodo
bocabajo en un lado de la cama, y aproveche para asegurarme de que la luz del
sol no entraría por las ventanas y nos permitiría dormir hasta tarde. Me
acomode junto a ella y deje una mano sobre su espalda desnuda y tan suave como
el resto de su cuerpo.
Desperté
con un ruido que provenía de la calle y maldije al ver que apenas serian las
ocho de la mañana. Cuando desperté por completo me di cuenta que era la alarma
de un coche, pero eso me dejo de importar cuando sentí un movimiento en la cama
y la vi abrir los ojos con desgana.
—Buenos
días. —la salude besando sus labios y ella sonrió para ocultando su rostro en
la almohada.
—Quisiera
pasar más tiempo en esta cama. —murmuro al tiempo que se acurrucaba en la cama
y halaba la sabana para cubrir su recién descubierta desnudes.
—Si es lo
que quieres no me opondré. —hice a un lado su cabello dejando al descubierto su
cuello y poder depositar un beso.
— ¡Quiero
dormir! —me separo de ella y me lanzo una mirada de amenaza. —si estoy tan
cansada es por tu culpa. ¿Tomas algo? —solo solté una carcajada ante su
deducción y la pegue a mi cuerpo que reacciono con un solo roce.
—Es lo que
tú provocas. —acaricie su costado con la yema de mis dedos y sonreí al tocar la
curva de su seno.
—Déjame
dormir. —se pego completamente a mi cuerpo ocultando su rostro en mi cuello y
aplastando sus senos en mi pecho, sentí un calor recorrer mi cuerpo ante esa
sensación.
Nunca me
había despertado con una chica, siempre me iba antes de que lo hiciera y ahora
estaba con Bella en mis brazos planeando dormir.
Me
desperté cuando el cuerpo que estaba en mis brazos se comenzó a mover de manera
brusca y se libero para levantarse y llevarse la sabana con ella dejándome al
descubierto y permitiendo que una pequeña ráfaga de viento me golpeara y me
hiciera estremecer.
— ¿Qué
sucede? —me incorpore desconcertado y fue cuando escuche el sonido de su móvil;
me coloque lo primero que encontré y fui tras ella que estaba en la sala donde
parecía había dejado su teléfono.
Me
acerque a ella pero solo me miro para indicarme que no me acercara, la mire
mientras ella seguía al teléfono, su pelo estaba revuelto, sus mejillas
sonrojadas y mantenía la sabana sujeta firmemente en su pecho.
—Jacob es
el que tenía los documentos. —dijo a Demetri que suponía era con el que estaba
hablando, se dio la vuelta y me permitió ver su espalda al descubierto, me
acerque de manera sigilosa posando mis manos en su cadera haciéndola saltar.
—Aléjate.
—me dijo al tiempo que cubría el móvil y me miraba de manera amenazadora, pero
yo la ignore, la pegue a mi cuerpo y comencé a besar la piel desnuda de su
espalda, hice a un lado su cabello para tener libre acceso a su cuello.
—Dem…
Demetri, el puede hacerse cargo. —dijo aun moviéndose para liberarse pero
aunque sabía que lo podía hacer en cualquier momento no estaba luchando de
manera real, ella no quería que me alejara, así que seguí con mi tortura.
La gire
para que quedara frente a mí y bese la línea de su mandíbula mientras escuchaba
a su jefe seguir hablando de un par de documentos para un caso que sería en una
semana y que parecía se había traspapelado.
—Llámame
cuando tengan algo referente a mi caso. —dijo antes de cortar la llamada y
cerrar el móvil. Echo la cabeza hacia un lado exponiendo su cuello. — ¿En serio
no tomas nada?
—En lo
absoluto. —la tome en brazos y ella solo sostuvo la sabana contra su cuerpo.
—Necesitamos
desayunar. —miro hacia la cocina cuando pasamos, pero seguí hasta subir de
nuevo a la que a partir de este momento seria nuestra habitación.
—Antes de
desayunar hay algo que podemos hacer. —la deje sobre la cama donde ella intento
huir, pero no se lo permití. Me acomode sobre ella y dejo de poner resistencia.
—Apenas
hemos dormido y creo que nos vendría bien un baño y descansar. —acaricio mi
cabello y suspiro cuando mis labios rozaron la curva de sus senos que no cubría
la sabana.
Intente
persuadirla de que disfrutáramos de un momento más juntos, pero ella se negó y
lo único que conseguí fue que accediera a compartir el baño. Había dejado en
claro que no intentara nada o me echaría fuera y era el esfuerzo más grande que
había tenido que hacer, mi cuerpo estaba reaccionando, pero ella parecía
ignorarlo, o eso fue al principio ya que después comenzó a jugar, pequeños
roces y movimientos incitadores. Cuando intentaba tocarla ella me golpeaba y
recordaba que me echaría fuera por lo que no podía más que maldecir.
—Creí que
habías dicho que no intentaríamos nada. —gruñí completamente frustrado, viendo
como la espuma de su cuerpo desaparecía por el agua que caía por su cuerpo.
—Dije que
tú no intentarías nada, mas no que yo no intentaría nada. —sonrió ampliamente,
se acerco a mi hasta pegar nuestros cuerpos.
Intente
resistirme, pero fue una tarea imposible. Su mirada era provocativa y su deseo
se leía en ellos, sus manos vagaron por mi pecho y se levanto de puntillas para
rozar mis labios.
—Tenemos
un problemita. —le dije al tiempo que la dejaba sentir lo que estaba provocando
y ella gimió sonriendo con arrogancia.
—Yo puedo
ayudarte a solucionarlo. —una de sus manos que seguía en mi pecho comenzó a
bajar y tuve que contener la respiración, cerré los ojos y deje que sus labios
tomaran los míos. Era una mujer más peligrosa de lo que me había imaginado.
—Bella…—gemí
su nombre y contraje mi abdomen cuando sus dedos rozaron mi miembro erecto.
—Déjamelo
a mí. —eche la cabeza hacia tras, el agua golpeo mi rostro y solo escuche una
risita antes de que el agua dejara de ser tibia y fuera completamente fría.
—
¡Isabella! —gruñí intentando cerrar la llave pero torpemente abrí toda la
caliente al tiempo que bajaba el agua fría y termine quemándome.
—Estaré
preparando el almuerzo. —la mire con los ojos entrecerrados y ella me lanzo un
beso saliendo del baño dejando que terminara, lo único que podía agradecerle
era que la excitación había desaparecido.
Me tome
mi tiempo y trate de ignorar el aroma a Fresia que bailaba en el diminuto
espacio y que era la razón por la que siempre prefería bañarme después que
ella, era un momento en el que podía sentirla cerca sin sentir que mi orgullo
se veía en peligro. Ella había traspasado casi todas mis barreras y todas ellas
sin siquiera proponérselo.
Salí del
baño envuelto con una toalla en la cintura y fui a nuestra habitación en busca
de ropa limpia y seca. Cuando entre a la habitación ya estaba recogida y
parecía como si nada hubiera sucedido, pero era consciente de que esta
habitación ya no la podía ver igual.
Cuando
llegue a la cocina la encontré sirviendo las tazas de café, pero me mantuve en
silencio observando que llevaba un pequeño short y una de mis playeras que
había anudado para que no cubriera sus piernas, el cabello lo llevaba suelto y
unos convers que no recordaba haberle visto.
— ¿Se te
acabo la ropa limpia? —ella se giro y me sonrió de manera cálida y ya no de esa
manera hostil.
—Solo que
olvide mi playera en mi habitación. —le ayude a colocar las cosas sobre la mesa
y ambos nos acomodamos en nuestros sitios.
Comenzamos
a comer en silencio, pero no era un silencio incomodo como muchos otros, este
era agradable. En distintas ocasiones deje de comer solo para verla a ella, mas
ella mantenía su vista en el plato, parecía que me evitara.
Sintió mi
mirada y levanto el rostro. Entrecerré los ojos y ella enarco una ceja.
— ¿Qué?
—Eso es
lo que quiero saber, parece que lo que hay en tu plato es mucho más interesante
que yo. —proteste y ella soltó una carcajada divertida.
—No sabía
que sufrías por falta de atención. —termino su café y se levanto para lavarlos
y dejarlos en el escurridor. —Hay pocas cosas en la alacena, deberíamos de ir
al supermercado.
—Si
deberíamos de ir. —enarco una ceja. — ¿Qué? También debemos ir por provisiones.
— ¡Por
dios! ¿Es que no piensas en otra cosa?
Salió
murmurando palabras que no lograba entender, cuando termine lave lo que había
utilizado y me disponía a subir cuando ella bajaba con un jeans que ocultaba
sus lindas piernas, pero que era un poco más ajustado.
Esta vez
pedí que me dejara conducir y ella estaba renuente, pero un par de besos la
hicieron cambiar de opinión. Había sido un trayecto corto pero la camioneta era
un dinosaurio y no sabía como ella podía conducirla con tanta gracia yo había
terminado enfadado.
—Mas te
vale que no le hagas nada, recuerda que es nuestro único vehículo.
La seguí
al interior del supermercado empujando el carrito, la ayude a elegir cada una
de las cosas, iba murmurando sobre una pasta cuando vi la farmacia y la lleve
hasta ahí, primero me vio extrañada pero después solo se sonrojo, la mujer que
estaba detrás del mostrador solo nos vio con una sonrisa en el rostro.
Cuando
estábamos esperando para pagar note como el chico de la caja le sonrió, pero en
sus ojos se reflejaba que no solo era una sonrisa de amabilidad si no que había
algo mas y sentí como mi estomago se contraía y unas ganas estúpidas de golpear
a alguien.
—
¿Encontró todo lo que buscaba? —le pregunto recorriendo su cuerpo.
—Sí.
—respondí antes que ella en tono acido, al tiempo que la pegaba a mi cuerpo.
— ¿Estas
bien? —me pregunto en un susurro acariciando mi mejilla. Antes de que se
aparatara e ignorando que estábamos en un lugar público, me adueñe de sus
labios dejándole claro a ese chico que Bella era mía y que más valía que no
pusiera sus ojos en ella.
—Ahora lo
estoy. —le dije con una enorme sonrisa y sin soltarla, le di un beso en la
punta de la nariz y mire al chico que me miro furioso.
Durante
el camino de regreso a casa ninguno dijo nada, y yo solo venia intentando de
encontrar un pensamiento coherente para lo que había hecho, no comprendía
porque me había comportado de esa manera y mucho menos sabía que es lo que
había sentido y porque me había visto en la necesidad de dejar claro que esa
mujer me pertenecía.
La ayude
con la mayoría de las bolsas y las deje sobre la encimera. Ella comenzó a poner
todo en su lugar y yo me perdí observando cada uno de sus movimientos, como se
levantaba en puntillas para colocar las cosas en la estantería más alta.
— ¿Por
qué te comportas tan extraño? —sacudí la cabeza y la vi apoyada mirándome
fijamente.
— ¿De qué
hablas?
—La
escena en el supermercado. —me quede en silencio y ella solo suspiro y dijo
"déjalo", parecía que ella no quisiera escuchar la respuesta.
La ayude
a preparar la comida y más de una vez se burlo de mi por no tener una clara
idea de lo que debía de hacer. Pero a comparación del principio ella no se
molestaba y solo se reía y trataba de ayudarme para que lo hiciera por mí.
Por
primera vez no me importo ver los chismes que había en la televisión. No me
importo cuando dijeron que el gran Edward Cullen había estado todo el día a
bordo de su yate, mi yate y era un extraño quien lo estaba disfrutando. Pero
era más placentero estar con Bella, ella parecía bastante cómoda junto a mí.
— ¿Estas dormida?
—le susurre al oído al verla recostada sobre uno de los cojines del sillón. Se
removió solo para dejarme en claro que si lo estaba.
La deje
descansar por un rato. Cerca de la nueve la desperté para que cenáramos lo que
había preparado. Abrió los ojos de manera perezosa y se los tallo como una niña
pequeña y se estiro de una manera muy graciosa.
—Vamos
preciosa, ya es hora de que despiertes para que cenes. —me miro extrañada. —Te
gustara lo que prepare.
—
¿Incendiaste la cocina? —me pregunto divertida levantándose y mirando a la
mesita donde estaba nuestra cena y se echo a reír.
— ¿Qué?
—proteste indignado
—Eres un
encanto. —apretó mi mejilla y tomo el plato con su cereal favorito y comenzó a
comerlo.
Una hora
después, habíamos registrado que todo estuviera en orden y al igual que la
noche anterior la subí en mi hombro.
Ya en la
habitación la deje caer sobre el colchón, esta vez no la deje con cuidado.
Antes de que protestara me coloque sobre ella y comencé a besarla y acariciarla
como sabia que se volvería loca
La ropa
no tarda en desaparecer y nuestros cuerpos buscaban la unión que habíamos
experimentado con anterioridad. El deseo de ambos estaba en el punto máximo
cuando ella se separo abruptamente y antes de que protestara me recordó que aun
no me había protegido. A regañadientes me estire para abrir el cajón de mi
mesita de noche y lo encontré vacio, me separe de ella y comencé a buscarlos
rápidamente pero no estaban.
—Edward.
—ronroneo haciéndome enfurecer por mi falta de cuidado y no saber donde había
puesto la cajita de preservativos.
Un par de
minutos y golpes fue que los encontré, y antes de que ella pudiera decir algo
seguí donde nos habíamos quedado, ella nos giro haciéndome quedar debajo de
ella y se acomodo para dejar que entrara lentamente en ella. Ambos murmuramos
nuestros nombres entre los suaves gemidos y se quedo quieta un segundo, cuando
coloque mis manos en su cadera ella apoyo sus manos en mi pecho y comenzó a
balancearse, al principio me mantuve con los ojos cerrados solo disfrutando de
la sensación, pero al escucharla gemir no me pude contener de abrirlos y el
verla me hizo gemir aun más fuerte.
Deslice
una de mis manos por su vientre plano subiendo hasta llegar a acariciar las
puntas rosadas y endurecidas de sus senos. Gimió aun más fuerte y sus
movimientos se hicieron mas rápidos, al tiempo que echaba la cabeza hacia atrás
mordiéndose el labio y dejando que sus uñas se deslizaran por mi pecho haciendo
una sensación más placentera.
Coloque
mis manos en su cadera para ayudarla a subir y bajar, ella estaba disfrutando y
sabia de que manera la haría disfrutar un poco más, deje su cadera y tome sus
manos que las lleve hacia mi cabeza obligándola a que su pecho se uniera con el
mío, sus labios se pegaron en mi oído donde podía escuchar el maravilloso
sonido que salía de ellos, mientras que los míos estaban acariciando su cuello,
acomode mis manos en su espalda para evitar que se alejara y comencé a moverme
con mayor rapidez aumentando la fricción y el placer.
Fue
cuestión de segundos para que ambos alcanzáramos un orgasmo totalmente
placentero que me dejo un tanto inconsciente. Cuando mi cuerpo reacciono
comencé a moverme y la acomode mejor, bese su hombro y fui hasta su cuello
hasta llegar al lóbulo de su oreja que presione con mis labios.
—Mi diosa
sexy. —se estremeció ante mis palabras y rio por lo bajo.
—No tengo
nada de diosa y mucho menos sexy.
—Estas
equivocada preciosa. —la deje bajo mi cuerpo y aparte un par de mechones que se
habían pegado en su frente. — Lo eres.
La
siguiente semana fue muy buena, nuestra relación iba mejorando, eran pocas la
veces que discutíamos, de vez en cuando lo hacíamos cuando hacia algún
comentario muy Edward y ella solo murmuraba algo irritada, si alguien nos viera
no dudaría que éramos una pareja de verdad.
La
salidas con los chicos eran igualmente divertidas y ellos parecían encantados
al ver que nuestra relación había mejorado, después de lo que había pasado
entre nosotros no era difícil fingir que éramos una pareja, ambos actuábamos de
una manera muy real…¿era solo actuación?
Pero fue
la segunda semana cuando algo cambio. Cuando nos dirigíamos a nuestra
habitación ella se detuvo antes de entrar y me dijo que dormiría en su
habitación, sonreí de lado y le dije que esta ya era su habitación, ella negó y
señalo la que estaba enfrente. Cuando pregunte la razón ella solo dijo que no
podíamos seguir involucrándonos tanto, que debíamos de poner un pequeño limite,
que no olvidara que ella me estaba protegiendo y el estar juntos nos ponía en
riesgo.
Intente
ser paciente y trata de que ella se olvidara de esa estupidez de dormir
separados, pero ella se negaba y parecía que entre mas insistía ella mas se
alejaba y cada vez me costaba más el soportar que no estuviera junto a mí,
había despertado algo extraño que me hacia querer tenerla cerca. Algo había
cambiado, pero no sabía que era o aun me negaba a la posibilidad de que ella
hubiera despertado ese sentimiento en mí.
La
siguiente semana no cambio mucho, mientras estábamos fuera del dormitorio las
cosas no eran tan malas, el problema comenzaba cuando quería que estuviéramos
juntos, lo hacíamos un par de días a la semana y era un momento en el que ambos
nos entregábamos por completo, nunca había pasado algo similar, era
desconcertante y al mismo tiempo muy agradable… ¿Me estaba enamorando? Deseche
esa pregunta de la misma manera que había llegado.
Era
nuestra tercera semana en la que estábamos "juntos" y aun intentaba
que regresara a compartir mi habitación, pero ella se negaba, las veces que
habíamos pasado juntos ella se había marchado a la suya a mitad de la noche
dejándome despertar solo.
Me estaba
cansando de esa situación, con lo que ella estaba haciendo, me estaba
demostrando lo que muchas chicas sentían cuando despertaban y yo había
desaparecido de sus camas a mitad de la noche. Y muchas de ellas las ignoraba
cuando las veía después. Bella me estaba enseñando muchas cosas.
Estábamos
desayunando en silencio, ella estaba sumergida en sus pensamientos cuando el
timbre sonó, nos extraño ya que era muy temprano, la seguí y en la puerta nos
encontramos con nuestros amigos los Hale que tenían un par de mochilas junto a
ellos.
— ¿Están
bien? —pregunto Bella de inmediato un tanto preocupada.
—Si
Marie, es solo que nuestra casa está invadida por termitas y la están fumigando.
—ella soltó el aire que estaba conteniendo. — ¿Crees que podrían aceptarnos por
un par de días?
—Por
supuesto. —dije sin darle tiempo a Bella de que contestara, yo veía mi
oportunidad de tenerla cerca a mí.
—Muchas
gracias. —la abrazo Alice. —Fuimos con Rose y Emmett pero están remodelando y
esta todo hecho un desastre y pensamos en ustedes.
—No nos
notaran. —dijo Jasper algo avergonzado.
—Para que
están los amigos. —palmee su hombro y el sonrió.
Los
dejamos pasar y los invitamos a desayunar, pero solo aceptaron un café ya que
habían desayunado con Rose y Emmett. Los dejamos mientras decíamos que
arreglaríamos la habitación que teníamos.
Entramos
a la habitación de Bella y ella cerró la puerta para después colocarse frente a
mí y dejar sus manos en su cadera y mirarme enarcando una ceja.
—Te he
dicho que hasta enojada te vez linda. —intente tocar su mejilla pero ella
aparto mi mano de un manotazo.
— ¿En que
estas pensando?
—Solo
ayudaba a nuestros amigos y…—la envolví en mis brazos y me incline hasta dejar
que mis labios tocaran los suyos. —esto nos permitirá estar más tiempo juntos.
Ya no puedes huir de mi Isabella.
Pensé que
me golpearía pero en cambio sonrió y envolvió mi cuello con sus brazos. Cada
vez que creía que conocía a esta mujer ella me demostraba que no tenía la más
mínima idea de que es lo que pasaba por su loca cabecita, pero aun a si la
quería.
¿Querer?
Me sorprendí al darme cuenta de que la quería. Esa aclaración me hizo sentir
como si un peso desapareciera de mis hombros, lo había aceptado y muchas cosas
parecían tener sentido: los deseos de tenerla cerca, la sensación de protección
y los celos que sentía cuando alguien más la miraba.
— ¿Qué
piensas? —me pregunto jugando con el cabello de mi nuca.
No
respondí y solo uní nuestros labios por completo. Era la primera vez que me
había enamorado y lo había hecho de la mujer equivocada. Ella se dejaba llevar
por el deseo y era muy apasionada, pero era obvio que ella no sentía lo mismo
por mí, si no, porque insistía en mantenerse alejada.
…
Gracias por seguir leyendo mis locuras
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