(O) No me dejes caer: Capítulo 4


 Complicaciones


Mi sueño se vio interrumpido cuando la puerta se abrió de manera brusca golpeando con la pared y la voz chillona de mi madre retumbo en mis oídos. Por acto reflejo me cubrí la cabeza con la almohada tratando de no escucharla, pero ella me la quito al igual que hizo con las cobijas.

—Vamos arréglate, tenemos un almuerzo con el…

—El nuevo socio de papá. —la interrumpí levantándome de mala gana, apartando el cabello de mi rostro.

—Si ya lo sabías, no entiendo porque aun sigues en la cama.

— ¿Por qué no van ustedes y ya? — proteste tomando la bata que se encontraba en la silla cercana y que me coloque de mala gana.

—No me hables en ese tono Victoria. Es importante que estés ahí ya que es un lugar familiar. Ese simple acto solo provocaría que estuviera en boca de todas mis amistades.

—Por supuesto, las apariencias es lo único que te importa. — fue lo último que dije antes de encerrarme en el baño y meterme bajo la ducha.

—Tienes quince minutos para estar presentable, te quiero en el recibidor a las 7:50, no llegaremos tarde por tu culpa. —grito tras la puerta.

Esta situación era la misma desde que tenía diez años, y ahora que estaba por cumplir los veintitrés era lo mismo. Cuando cumplí 15 fui enviada a suiza a un internado exclusivo para señoritas. Cerré los ojos y deje que el agua golpeara mi rostro, los recuerdos regresaron y me vi rogando porque no me dejaran ese lugar lejos de ellos, esa fue la única vez que rogué por qué no lo hicieran, pero a ellos se mostraron fríos. No les importo separarme de las personas que más quería, me alejaron de mis amigos de la única posibilidad de vivir como una adolescente normal. Los primeros meses fueron los más duros, aun podía recordar cuanto había llorado cada noche de mi encierro y fue ahí cuando me prometí no llorar por las acciones de mis padres, con esa promesa poco a poco deje de llorar hasta el grado de no hacerlo más.

Solo regrese a casa porque iba a ingresar a la Universidad, solté una risita ahogada al recordar que ingenuamente pensé que estudiando Economía lograría que mi padre me viera de otra forma y se sentiría orgulloso de mí, pero lo único que hacía era hacerme sentir inferior. Lo bueno de esta profesión era que me estaba enseñando a hacerme insensible, al principio me costó unirme al equipo de la compañía porque era demasiado blanda, pero al poco tiempo yo misma me forme una barrera que nadie era capaz o mejor dicho que aun nadie podía traspasar.

Frote mi cuerpo con la esponja espumosa disfrutando del agradable olor a cereza que se desprendía, me detuve levemente al llevar a mi vientre, con la yema de mis dedos trace las líneas cicatrizantes que ahí se encontraban…

— ¡Victoria! —el grito de mi madre me volvió a la realidad.

—Ya voy Gabrielle, un segundo— quite el jabón de mi cuerpo y cerré las llaves para salir de la ducha.

En sólo cuestión de minutos ya estaba vestida y colocándome las zapatillas, me maquille lo más rápido que pude, cepille mi cabello dejándolo suelto y acomodando el flequillo de lado. Tome mis gafas oscuras, mi bolso y salí rumbo al recibidor donde ya se encontraban mis padres.

—Pensé que tendría que ir por ti. — dijo mi madre acomodando su chaqueta y dirigiéndose a la salida.
El trayecto al restaurant no fue largo ya que el trafico aun era bastante tranquilo, cuando llegamos mi madre saludaba animadamente a cada una de sus amistades hasta llegar a una de las mesas que están cerca de un lago artificial.

—Lamentamos la tardanza, pero aquí esta jovencita se demoro un poco más. —se excuso mi madre tocando mi mejilla con suavidad y posteriormente saludo a los que ya estaban en la mesa.

—No te preocupes, se lo que es tener una chica. —sonrió la mujer señalando a la pelirroja que me estaba dando la espalda.

—Gabrielle, Victoria él es mi nuevo socio Charles y su esposa Giselle Colter. —nos presento mi padre a su socio y su esposa, pero mi atención se centro en los chicos que se habían girado, eran los mismos de la noche anterior, ella era la dueña del Mercedes-Benz.

—Ellos son mis hijos, Ryan y Natasha. —los presento Charles con el orgullo brillando en sus ojos.

—Son bastante diferentes. — señalo mi madre sin pudor mirando a los chicos.

—En realidad yo no soy su hijo, soy su sobrino. — explico Ryan. — Mis padres murieron cuando yo tenía cinco años y el tío Charles era mi única familia, así que ellos se hicieron cargo de mí.

—Tal vez no lleve mi sangre, pero lo quiero como si fuera mi hijo. — anuncio Giselle tomando la mano de Ryan que le sonrió, esa simple muestra sincera de afecto me tomo por sorpresa ya que no estaba acostumbrada a verla.

—Lo siento, no quise parecer grosera. — sentencio mi madre fingiendo estar avergonzada.

—Es una duda muy común y que pocos se atreven a expresar, sacando ellos sus propias conclusiones que cabe destacar son erróneas. — sentencio Giselle.

Me acomode en la silla junto a mi madre quedando al lado de Ryan.

— ¿Qué edad tienes Victoria? —pregunto Giselle con una sonrisa genuina e interés verdadero.

—Veintitrés. —respondí quitando mi atención del menú y centrándola en la mujer rubia.

—Eres casi de la edad de Tasha que tiene veinticuatro, Ryan veintiocho.

— Juraría que tendrías veinticinco. — dijo mi madre mirando a Ryan que sonrió. —Supongo tu Natasha estarás en la universidad.

—Así es Sra. Jassen. —respondió la pelirroja acomodándose en su silla.

—Querida, llámame Gabrielle. — le sonrió de manera cálida, de una manera que jamás lo hacía conmigo, acto que me hizo enojar, pero que no demostré de ninguna manera.

El interrogatorio siguió, mi madre les pregunto que estudiaban y descubrí que Natasha estudiaba diseño y Ryan era psicólogo, algo que sorprendió a mi padre dado que Charles estaba dentro del área de economía y que sus hijos no estuvieran en ese campo implicaba que su trabajo en esa área se terminaría cuando él se retirara, pero él había respetado su decisión ya que dejo que eligieran su carrera y no se las impuso como me sucedió a mí.

— ¿Y tú que estudias cariño?— me sobresalte al escuchar el apelativo cariñoso que había utilizado Giselle para dirigirse a mí.

—Economía.

—Así que tu hija seguirá con tus pasos. —Charles se dirigió a mi padre que levanto la barbilla como si en realidad se sintiera orgulloso.

—Claro que otra cosa si no. — sabia que bien podía estudiar otra cosa pero no me dieron otra opción.

— ¿En qué semestre vas? —pregunto nuevamente Giselle.

—Este será mi último semestre. — dije sin ocultar la sonrisa de alivio.

—El de Tasha también, se retraso un año por viajar, pero aun es muy buena edad la que tiene.

— ¿Y dime Giselle ya tienes amigos en la ciudad? —interrumpió mi madre cambiando de tema, volviendo a ser ella el centro de atención.

—De la ciudad como tal no, hace apenas 2 días que llegamos, pero una amiga también se mudo así que no ha tenido tanta relevancia el no conocer a nadie aun. —explico la mujer antes de dar un sorbo a su café.

Mi madre continua tratando de convencer a Giselle de todo lo que tenía que hacer para encajar en el círculo más importante de la ciudad y como era de esperarse ella se ofreció gustosa a hacer que encajara. Por otro lado mi padre estaba enfrascado en una conversación de negocios con Charles que en un par de ocasiones le llevo la contraria a mi padre ya que aseguraba que su manera de llevar las cosas era la equivocada. Removí mi café con la cucharita antes de dar un sorbo y dejar escapar un suspiro mostrando que estaba aburrida de estar aquí. Agradecí internamente cuando mi celular comenzó a sonar ya que me daba una excusa para levantarme y alejarme.

—Lo lamento— hice el amago de levantarme, pero la mano de mi madre se cerró fuertemente sobre mi brazo y en un rápido movimiento me lo quito.

—Es de muy mala educación cariño—remarco el cariño como una amenaza de que no me atreviera a protestar y dejarla mal delante de esa familia. — ¿Esa es la educación que te hemos dado?—siseo mi madre dándome un apretón en la pierna que era una clara indicación de que me callara y continuara fingiendo que me interesaba en la aburrida charla. Intente que me regresara el teléfono, pero solo me lanzo una mirada de advertencia para seguir con su plática.

— ¿Así que estudias Economía? —me gire para ver a Ryan que había decidido romper el silencio en que nos encontrábamos nosotros.

—Sí—respondí de manera cortante, pero seguí con la vista fija en él que parecía un chico sencillo y noble en cambio su prima parecía todo lo opuesto.

— ¿Eres la chica de Alfa Romeo, cierto? —pregunto de pronto la pelirroja.

—Y tú la de la Mercedes. —sentencie enarcando una ceja. — ¿Y ya tienen nuevos amigos en la ciudad?—pregunte al recordar los intrigantes ojos grises.

—De la ciudad no, un amigo de papá también se mudo, creo que de no ser por eso esto de mudarnos hubiera sido una pesadilla. —dijo para después agradecer a un mesero que había dejado su pedido delante de ella.

— Supongo que son con los que estaban ayer por la noche. — murmure mirando el plato delante de mis ojos que aunque olía bien sabía que no debía de comerlo completo.

—Si son ellos. —afirmo Ryan antes de sonreír al igual que lo hizo Natasha. —Tú tienes un grupo grande de amigos.

— ¿Amigos? — mi voz no pudo ocultar un tono sarcástico del que me arrepentí

— ¿Que no lo son? —pregunto Natasha que pareció algo desconcertada por mi manera de hablar de los que suponía eran mis amigos.

—Claro— dije con sarcasmo nuevamente del que me arrepentí al ver su expresión contrariada.  Metí un trozo de huevo en mi boca consiguiendo que mi estómago se contrajera ligeramente por el sabor, lo trague con dificultad para después dar un sorbe grande a mi café tratando de quitar el sabor de mi boca.

Me daban lastima ya que me estaban demostrando que a pesar de que venían de otra  gran ciudad aun eran ingenuos y posiblemente no estaban listos para vivir en esta jungla donde tus amigos en realidad podían ser tus peores enemigos, tus peores enemigos podían convertirse en tus mejores aliados… Todo se movía de acuerdo al poder y el dinero.

—Veo que se entienden— me gire ver el rostro de mi padre que mostraba satisfacción y su aprobación.

—Tory, porque no van a algún lugar. Llévalos a conocer la ciudad. —sugirió mi madre cuando en realidad era una orden que aunque no me apetecía llevar a cabo, sabía que tendría que hacerlo.

Mi padre agrego que eso no era ningún problema que solo tenía que decirle a Peter que nos llevara a casa para tomar mi auto para mostrarles la ciudad, en realidad era que este día me convertiría en una guía de turistas de un par de extraños con los que tenía que mostrarme amigable y fingir que me agradaban, nada que no hubiera hecho antes. Antes de levantarme les pregunte a ellos que les parecía la idea, rogando porque dijeran que tenían otros planes, pero para mí buena suerte ellos  concordaron que era una buena idea.

Nos despedimos para marcharnos donde estaba el chofer que nos llevaría a mi casa.

¿Podría haber algo peor? Camine junto a Natasha quien era unos centímetros más alta que yo, su figura era magnifica y su seguridad se reflejaba a cada paso, mi autoestima bajo en un 60%, de solo ir junto a ambos. El trayecto en auto fue un poco más largo debido al tráfico, trate de conversar con ellos de cosas simples pero Natasha fue poco lo que participo en la conversación iba más entretenida respondiendo mensajes en su móvil.

Llegamos a casa después de treinta minutos y al atravesar la verja la pelirroja al fin aparto la mirada del móvil en su mano y sonrió levemente dejándome claro que le gustaba la casa, algo que haría sentirse orgullosa a mi madre.

—Es hermosa tu casa.

—En mi opinión es demasiado grande solo para tres personas y muy ostentosa— me encogí de hombros bajando de la camioneta cuando esta se detuvo frente a la casa. — Pasen, voy por las llaves. — le informe guiándolos hasta la sala. — Pueden sentarse.

Me dirigí al despacho donde estaban las llaves de todos los autos que teníamos en casa, tome las de la nueva camioneta de papá, aprovecharía para utilizarla y hacerlo enojar un poco.

Le entregue las llaves a mi chofer que me miro un poco extrañado por pedir que sacara la camioneta de mi padre, pero le asegure que no tendría problemas y sin oponer más resistencia fue por ella.

— ¿Quieren algo de beber? —les ofrecí a mis invitados que miraban un par de cuadros que decoraban la sala y el par de fotografías de mis padres en las que como era obvio no estaba yo.

—No gracias— respondió Natasha por ambos.

— ¿Es un original? —pregunto Ryan que examinaba una pintura y cuando me miro asentí con un movimiento de cabeza.

Me sorprendió lo mucho que sabia del artista por lo que estuvimos algunos minutos hablando de las diferentes obras y como en cada una parecía jugar con la luz al igual que expresar un sinfín de sentimientos. Fuimos interrumpidos por el ama de llaves que aviso que la camioneta estaba lista.
Guie a mis invitados hasta la salida donde encontré a Peter quien me entrego las llaves y cortésmente ayudo a subir a Natasha en el asiento del copiloto.

—Linda camioneta—señalo Ryan.

—Gracias, es de Mar… papá. —me reprendí mentalmente por el error que estuve por cometer. Mi madre se morirá de solo saber que me había dirigido a mi padre como Mark delante de los hijos de sus nuevos amigos.

—Buenos autos— escuche de nuevo la voz de Natasha quien parecía más interesada en ver lo que se encontraba a nuestro alrededor.

—Él siempre dice que deben ser los mejores, aunque son lujos innecesarios.

— ¿Innecesarios?, lo dice la dueña de un Alfa Romeo— deje escapar una carcajada ante el comentario sarcástico de la pelirroja. Por el retrovisor vi la mira de censura de su primo.

—Se que suena irónico, pero ese auto me lo dio mi padre hace unos meses y ayer fue la tercera vez que lo usaba, solo porque mi mini está en la agencia.

— ¿Tienes dos autos? — asentí dejando escapar un bufido, por no alcanzar a cruzar el semáforo.

— ¿Quieren ir a algún sitio en particular? — pregunte tratando de desviar el interrogatorio al que me estaba sometiendo.

—Honestamente no, solo quería huir del lugar.

—Creo que no eras la única. —la observe de reojo y sonreí de lado.

— ¿Porque parece que no te gusta estar con tus padres? —la pregunta de Ryan me tomo por sorpresa.

—Porque no me gusta. —Dije de manera honesta consiguiendo sorprenderlos— ¿a dónde quieren ir?

—Yo aun tengo cosas por desempacar, ¿te molestaría dejarnos en casa? —pidió Natasha que me indico el camino hacia su casa.

—Sabes… le agradaste a Alexa. —dijo después de un largo rato de silencio.

— ¿Y quién es Alexa? — le pregunte mirándola mientras me detenía en una luz roja.

—Mi amiga, la chica rubia con la que estábamos ayer. Creo que está un poco loca, no sé cómo le pudiste caer bien si ni siquiera te conoce.

—Lexi no está loca. —protesto Ryan.

—Se molesta porque Lexi es su novia— me explico Natasha.

—Creo que te sientes muy bien al tener a tu novia en la ciudad.

—Fue una suerte que su padre recibiera una oferta para dirigir el Hospital Central. — me detuve frente a una casa grande pero no del tamaño de la nuestra.

—Gracias por traernos. —fue lo único que dijo la pelirroja antes de bajar del auto.

—Gracia, y espero que un día de estos podamos salir, se que te encantara conocer a nuestros amigos.

—Claro. —respondí mas por compromiso que por realmente desearlo, espere a que atravesaran las rejas de su casa para marcharme del lugar.

Estuve fuera casi todo el día, lo que menos quería era tener que regresar a casa y encontrarme con mis padres. Fui a central park y me dedique a caminar y disfrutar de un tarde agradable lejos de los comentarios mal intencionados de mis padres, era agradable el poder mezclarme entre la gente que disfrutaba del día en familia o en pareja.

Sabiendo que todo  tiene que terminar volví hasta donde estaba la camioneta y me dirigí a casa, a solo unos minutos Rachel me llamo para incluirme en el plan de esa noche, uno del que estuve encantada y les asegure que ahí estaría. Pise el acelerador dejando atrás un par de autos que parecían no tener prisa, tras una serie de semáforos entre a la calle en la que estaba mi casa, detuve la camioneta delante de la puerta cuando el reloj marcaba las cinco con cuarenta y ocho minutos.

— ¿Donde estuviste? — fue el saludo amable de mi padre apenas entre en su campo visual.

—No mientas, supimos que los Colter ya estaban en casa desde hace horas. — gruño mi madre molesta.

—En central park.

— ¿No puedes hacer nada bien? — pregunto mi madre poniéndose de píe malhumorada como era ya usual conmigo.

—Ellos me pidieron que los dejara en casa, aun tenían cosas por desempacar.

—Debes de ser una muy mala compañía. —gruño mi madre. — Lo cual no me sorprende.

—Estaré en mi habitación, saldré esta noche. —les avise antes de marcharme a mi habitación, pero me detuve a mitad de la escalera al escuchar la voz furiosa de mi madre.

— ¿Te das cuenta de la clase de chica que se ha vuelto?

—Es la edad Gabrielle. — intento explicar mi padre con voz cansina.

Eso lo tienes diciendo desde hace ya un par de años. —lanzo un gritito de frustración. —Me estoy cansando de ella. Le sirvió cuando estuvo en el internado en suiza, tal vez deberíamos…—deje de escucharlos y me marche a mi habitación. Podían decidir enviarme a Tombuctú y no me importaría.

Me alegre de que esta vez no me hubieran prestado atención, no tenia hora de llegada. Apenas tenían un día y ya me estaban volviendo loca, tenía que llenar mi agenda para toda la siguiente semana, no podía darme el lujo de quedarme en casa con ellos aquí.

Me di una ducha rápida y envuelta en un albornoz  entre al armario para elegir lo que utilizaría, tras pasar por varios vestidos me incline por un minivestido verde, unas zapatillas altas, el cabello lo seque y trate de formar unas ligeras ondas que sabía que al final de la noche ya no estarían, me maquille de manera sutil, pero intensifique las sombras en mis ojos tratando de que mis ojos fuera lo que más resaltara de mi rostro, tras mirarme en el espejo de cuerpo completo y dar un par de vueltas me gusto lo que vi: estaba lista.  Tome mis cosas y salí de ahí sin ser notada. Esta vez elegí que me llevara el chofer para evitar otro altercado con mi padre que se preocupaba mas por sus autos, además podría quedarme más tiempo alegando que no había quien me llevara a casa.

El lugar que habían elegido estaba abarrotado, me despedí de Peter asegurándole que alguno de los chicos me llevaría a casa a lo que asintió pidiéndome que tuviera cuidado a lo que sonreí antes de bajar y acercarme al montón de chicos que luchaban por entrar y que eran ignorados. Tras conseguir avanzar algunos metros me detuve al reconocer a Ryan y Natasha que estaban con sus amigos, una chica me empujo dejándome casi detrás de ellos.

A mi me parecía agradable.

—Estas en un error, deberías de conocerla, es una pesada. —sentencio Natasha.

—Pero si tú apenas cruzaste palabra con ella. — la acuso Ryan.

No me apetece tener una amistad con una chica como ella. Es evidente que es superficial y se cree superior a los demás cuando no es más que una chica mimada sin una pizca de cerebro.

—Es la hija del socio de papá— protesto Ryan consiguiendo que me estremeciera al darme cuenta de que estaban hablando de mí.

— ¿Y eso qué?, no por eso seré hipócrita y saldré con ella.

Creo que deberíamos invitarla un día a salir con nosotros. Puede que solo te diera una mala impresión deberíamos de conocerla mejor. —sugirió la chica que abrazaba a Ryan quien recordaba se llama Alexa.

—Le deje la invitación abierta, sabía que me lo pedirías. —informo besando la mejilla de su novia que parecía complacida.

Yo no saldré cuando ella salga.

—Vamos Tasha, dale una oportunidad. —pidió un chico enorme que abrazo a la rubia.

No es justo que hablen de ella, solo porque no está, eso es muy bajo intervino una voz grave pero al mismo tiempo sensual.

Siempre defendiendo a los demás André.

Solo creo que no es justo que hagan eso, criticaban a los Brandon por hablar mal de los demás a sus espaldas y eso justamente lo que están haciendo ahora.

Esa chica no tenía derecho a hablar mal de mí, ni siquiera me conocía para juzgarme. A pesar de lo que estaba haciendo era yo quien sentía lastima de la pelirroja que sin saber estaba cavando su tumba. Un solo rumor dicho a las chicas adecuadas y toda la ciudad estarían al tanto en cuestión de minutos. Y su vida perfecta no existiría más. Su única salida sería mudarse nuevamente de una ciudad de la que no debería de haber salido

—Srta. Jassen— escuche que me llamaban y me encontré con la mirada de Brad el hombre que cuidaba la entrada. Era un hombre enorme de aspecto temible y es por eso que tenía ese trabajo.

—Brad —me hice notar saludando al hombre empujando a Natasha y el hombre junto a ella.

— ¿Victoria?

—Hola Ryan— me gire hacia ellos, la cara de Natasha había adquirido un color rojo, el hombre a su lado se llevo una mano a la cabeza incomodo.

—No te había visto, ¿tienes mucho tiempo aquí? —pregunto sondeando cuanto había escuchado de su conversación.

—Lo suficiente…—le lance un mirada de advertencia a Natasha, antes de dar media vuelta y empujando a un par de chicos que protestaron llegue hasta Brad que ignorando las exclamaciones de inconformidad me dejo entrar.

Ya dentro intente encontrar a mis amigos, pero parecía que esta vez había elegido otro lugar, por lo que decidí llamar a Zoé quien me indico que estaban del lado opuesto porque en el de costumbre ya estaba ocupado. Me moví entre la gente coqueteando descaradamente con un par de chicos hasta llegar junto a mi destino.

—Te ves hermosa. — exclamo Blake tomándome en brazos y besándome muy cerca de los labios. Me molestaba que siempre quisiera estar cerca de mí, sabía lo que pretendía, pero yo estaba decidida a no ser una más.

Le agradecí con una sonrisa antes de mirar por encima de su hombro evaluando a los chicos para ver si había algún chico guapo en quien pudiera centrar mi atención, pero no había nada interesante esta noche. Me detuve de mi escudriño al ver Ryan quien me saludo nuevamente y yo le devolví el saludo, se sentaron unas mesas más lejos de nosotros pero quedaban a la vista.

La música pareció mejorara o tal vez era debido al par de whiskies que llevaba por lo que me sentía más relajada y en ambiente, me pare a bailar junto con Amber que estaba sola, a mitad de la segunda pieza unas manos se acomodaron en mi cadera y una respiración golpeaba mi cuello, no tenia que girarme para saber quién era. Siempre lo alejaba de mí, pero esta noche no, lleve mi mano derecha hasta su cuello pegando mi espalda a su pecho y mi mano izquierda sobre las suyas para comenzar a moverme al ritmo de la música, sabía que lo estaba provocando mas no me importo. Cuando la canción termino me intente separar de él pero me lo impidió.

—Te mueves muy bien. —susurro en mi oído besando suavemente mi cuello consiguiendo que se me erizara la piel.

—Lo mismo digo. — me gire en su agarre obligando a bajar la cabeza para besarlo en la comisura de los labios.

— ¿Alguien quiere diversión esta noche? —me apretó mas en sus brazos logrando que dejara escapar una exclamación de sorpresa al darme cuenta de lo que había provocado con mi baile. — ¿Quieres terminar lo que comenzaste?

Mi cuerpo estaba reaccionando de una manera que no quería que lo hiciera, al menos no con él. Pero el baile había tenido el mismo efecto en mí que en él.

—Tal vez tengas suerte esta noche. ¿Eres un chico afortunado?—murmure contra su labios logrando que su agarre se aflojara por la sorpresa y me pudiera alejar ligeramente.

— ¿Quieres algo mejor que un poco de alcohol? —pregunto inclinándose permitiendo que nuestros labios se rozaran. Sabiendo a lo que se refería asentí con entusiasmo, era justo lo que necesita. Se alejo de mí para ir junto a Josh.

—Hola Victoria. —me gire para ver a Ryan que mantenía a Alexa tomada por la cintura. Me presento a su novia que no dejaba de sonreír y mostrarse amable, algo que me hizo desconfiar de ella, ¿Quién se comporta amable con alguien a quien apenas conoce sin esperar algo a cambio?

— ¿En qué les puedo ayudar? —pregunte tratando de no ser demasiado cortante, pero no me moleste en ocultar la incomodidad de tenerlos cerca.

—Solo quería pedirte una disculpa por lo de hace un rato, Tasha habla sin pensar.

—Cada uno es libre de pensar lo que quiera. —me encogí de hombros restándole importancia.

— ¿No estás molesta? —pregunto sorprendido.

—Te sorprendería escuchar todo lo que dicen, podía decirse que estoy acostumbrada a que la gente hable de mí, que me juzguen sin siquiera conocerme es habitual que lo hagan por la espalda, demostrando que son unos cobardes. — suspire—Sólo sugiérele que tenga cuidado, su boca la puede meter en graves problemas si se mete con la persona equivocada y yo entro en esa lista.

Ambos se miraron comprendiendo que era mas una amenaza que una advertencia, Alexa fue la primera en romper el contacto visual para mostrarme una sonrisa que no esperaba ver.

—Te invitamos a cenar el lunes, para compensarte.

—No es necesario que me compensen, además tengo trabajo. No dispongo de mucho tiempo.

—Sólo será un par de horas. —Alexa me tomo del brazo lo que me desconcertó.

—Lo pensare, ¿está bien? — accedí sabiendo que era la única manera de que se fueran y me dejaran continuar con mi diversión.

—Te llamaremos el lunes— antes de darme tiempo a reaccionar Alexa me abrazó dejándome congelada por la muestra de afecto con la que no me encontraba familiarizada.

—Claro—apenas fui capaz de articular palabra. Se despidieron y aun aturdida me gire para encontrarme con Blake que me miraba enarcando una ceja.

— ¿Quienes eran? —preguntó Zoé quien evidentemente los había reconocido.

—Él es…— como debía de presentarlo como el hijo o sobrino que era lo que realmente era, recordé las palabras de Giselle y supe cómo. —Es el hijo del nuevo socio de papá y su novia.

Zoé anuncio que iba al tocador, al escucharla Rache y Amber se anotaron para ir con ella, cuando me vieron preguntando si me les única negué con la cabeza sentándome en el lugar vacío que había dejado Rachel desde claramente podía ver a Ryan  con sus amigos que se estaban divirtiendo, me perdí viendo a ese pequeño grupo que no necesitaba de gran cosa para pasarla bien, nuevamente me encontré con la mirada de ese chico, algo tenía que me obligaba a observarlo y el que fuera apuesto era un extra.

— ¡Tory! —Blake reclamo mi atención. — ¿La quieres o no?— me gire hasta Tyler quien me había dejado una pastilla frente a mí. Mire a Blake que asintió colocando una similar en su boca y tragándola con un sorbo de su bebida.

Mire a Tyler y después la pastilla que tenía delante, la tome en mis manos frotando la figurilla que ahí se encontraba.

— ¿Qué sucede, tienes miedo? —pregunto Blake de manera burlona.

—Nada de eso, sólo necesito otro whisky. — Asintió, terminando lo que había en si vaso y pidiendo dos más exigiendo que se diera prisa. Me removí en  mi lugar antes de levantar la mirada y ver como el chico de ojos grises se había levantado y hablaba con Ryan mientras señalaba en mi dirección.

Separe la vista de ellos cuando un chico me dejo la bebida frente a mí, le agradecí con una sonrisa. Removí ligeramente el vaso cuidando de no derramar el contenido, le di un pequeño sorbo para comprobar que estaba lo suficientemente fuerte. Una mano se posiciono en mi hombro haciéndome brincar ligeramente y girarme para encontrarme con Ryan.

— ¿Podemos hablar? ¿Me acompañas? —me pidió tendiéndome su mano una que mire perpleja al igual que a él. — Sera solo un minuto.

— ¿Te está molestando? —Murmuro Blake que se había pegado a mi cuerpo y miraba a Ryan.

—No Blake, ya se iba, ¿no es así? —le dije a Ryan que en lugar de desistir y marcharse negó con la cabeza y movió su mano que seguía extendida, bufe exasperada haciendo de laso su mano para levantarme, pero Blake me tomo del brazo.

—Todo está bien, ya regreso— le dije inclinándome hacia él aprovechando para colocar la pastilla en mi escote, estire mi vestido y acomode mi cabello antes de cruzarme de brazos y encararlo. — ¿Qué sucede?

Tomó mi brazo y me llevo a un sitio donde no había tanta gente.

—Sé que no soy nadie para meterme, pero André…— me señalo al chico de ojos grises que tenia la vista fija al otro extremo del club, me gire de nuevo hacia Ryan que con los ojos entrecerrados, se froto la barbilla como si estuviera tratando de encontrar la manera de formular una pregunta y cuando finalmente lo hizo no estaba preparada para que fuera tan directa. — ¿Consumes drogas?

— ¡Qué! —me aleje de él por la sorpresa de verme descubierta. Pero de inmediato me recupere y solté una carcajada tratando de parecer divertida. — Es una estupidez.

—André vio que ese chico te dio algo, lo mismo que vimos vendiéndole a otros más cerca de los servicios. —sentencio muy seguro mirándome fijamente tratando de encontrar una reacción que me dejara al descubierto.

—Dile a tu amigo que se consiga una vida y deje de intentar meterse en la mía. —me gire intentando regresar con mis amigos, ¿Quién era ese hombre para juzgar mis amistades o mejor aun para cuidar lo que consumía o no? Ryan me tomo del brazo impidiendo que me moviera.

—No lo hagas Tory. — hale mi brazo con más fuerza de la requerida, ¿Cómo se atrevía a llamarme Tory con tanta familiaridad cuando seguía siendo un extraño?

— No te entrometas en lo que no te incumbe, limítate a divertirte con tus amigos y déjame a mi divertirme a mi manera. —gruñí por lo bajo bastante molesta. Hale de mi brazo intentando que me soltara pero no conseguí liberarme.

— ¿Traes tu coche? —enarque una ceja ante su pregunta. —Creo que ese es un no, vamos, te llevare a casa. — tomo nuevamente mi brazo y me arrastro poco más de un metro aprovechando mi desconcierto. Hale de mi brazo librándome de él y dirigiéndome hasta mis amigos. ¿Quién demonios se creía que era para mandar en mis acciones?

—Creo que olvidaste que la salida está del lado contrario. — dijo alguien en mi oído rodeando mi cintura con su brazo y sin mucho esfuerzo me hizo retroceder los pasos que ya había avanzado.

— ¡Suéltame! —le dije tratando de separarme de él, pero apretaba el agarre en mi cintura, como última alternativa encaje el tacón en su pie haciendo maldecir mostrándome que había palabras altisonantes que no conocía, aprovechando que me había liberado intente apartarme, pero volvió a capturarme. —No te me escapas fierecilla.

—No sé quién eres y creo que tú no sabes quién soy yo. Sera mejor que me sueltes si no quieres meterte en problemas. — sentencie tratando de sonar intimidante consiguiendo que el enarcara una ceja y luego sonriera.

—Eres Victoria Jassen y yo soy Carter Langton. —dijo con una sonrisa.

— ¿Qué está pasando aquí? —pregunto Blake que iba junto Dylan. —Déjala tranquila si no quieres que te rompamos la cara.

— ¿Tu y quien más? —inquirió el hombre que me mantenía pegada a su cuerpo.

—Si saben lo que les conviene se marcharían. — me gire para ver al hombre que había iniciado todo esto y que parecía estar fulminando con la mirada a mis amigos.

Me vi liberada del brazo para encontrarme en otro. Escuche la voz de Carter diciéndole que me sacara, que él se encargaría de los problemas. Pedí mis cosas y en toco acerado me dijo que ya me las llevarían, le indique que dejara de empujarme que caminaría por mí. Aflojo su agarre mas no retiro su mano de mi cintura evitando que me desviara. ¡Todo era una locura!

Al estar fuera del local me di media vuelta levantando el rostro para encarar al hombre que me estaba intrigando desde la primera noche que lo había visto y que resulto ser un entrometido del que me encargaría. Su cabello era rubio oscuro ligeramente ondulado perfectamente recordado, lo llevaba peinado hacia atrás y flequillo ligeramente desordenado, sus ojos grises en ese momento se encontraban oscurecidos y sus facciones rígidas, lo que me indico que se encontraba enfadado, ¿Por qué estarlo él, cuando era a mí a quien le habían arruinado la noche? La llegada de Ryan no hizo más que aumentar mi enfado.

— ¿Quién demonios te crees que eres? —le reclame  encajando mi dedo en su pecho.

—Solo intentamos hacerte un favor. —dijo el hombre que aun se mantenía delante de mí. —Entréganosla, puede que lo veas como un juego, pero no lo es.

—Nadie te pidió tu opinión y te recomiendo que te metas en tus propios asuntos si no quieres sufrir las consecuencias.

—Tus amenazas pueden surtir efecto en otros, pero no en mi, encanto. — dijo terminando con una enorme sonrisa sabiendo que la última frase me haría hervir la sangre. Como única alternativa estampe mi mano en su mejilla logrando que girara el rostro y se llevara su mano al área lastimada, murmuro un par de palabrotas que no entendí y Ryan se interpuso entre nosotros.

— ¿Por ella nos sacaron del lugar? —la pelirroja estaba con los brazos cruzados y me miraba con odio.

—La llevaremos a casa. — le informo Carter que se encontraba a su espalda y frotaba los brazos de ella.

—Que no es lo suficiente grandecita para irse sola. —protesto sin dejar de enviarme dagas con los ojos.

—Te lo explicaremos después. —hablo Ryan con voz tranquila.

—Tus cosas. — interrumpió Alexa extendiendo mis cosas con una leve sonrisa como no fuera consiente de la tensión que se sentía en el ambiente.

Se lo agradecí en un gruñido prácticamente arrebatándoselas de las manos dando media vuelta y encaminándome hacia la calle sin dejar de maldecir su interrupción y rogando porque un taxi no demorar mucho en pasar o tal vez…

—Victoria—escuche mi nombre en la misma voz grave que me había defendido hace unas horas ante las críticas de Natasha, pero era el mismo que había impulsado a que esta noche terminara antes de lo que esperaba y frustrado mi diversión. —Solo te queremos llevar a tu casa. —Seguí caminando más rápido intentando poner mayor distancia. — ¡Victoria!— un par de manos me tomaron por los hombros, provocando un escalofrió que me recorrió la columna vertebral dejándome momentáneamente paralizada, me gire zafándome de su agarre.

— ¿Por qué demonios no te compras una vida? que la tuya sea un asco no significa que tengas derecho a arruinársela a los demás. Yo no necesito ayuda de nadie.

—Tranquilízate. — pidió tratando de tomar mis brazos nuevamente pero se lo impedí de un manotazo. — Estas alterada.

—Estaba perfectamente bien hasta que decidiste interferir, mi vida no es de tu incumbencia. Vete y déjame tranquila. — lo golpee en el pecho con el puño sin conseguir una mueca de dolor como pretendía, di dos pasos y estire mi mano para hacer que se detuviera el taxi que se acercaba.

—Es más seguro, si…

— ¡Maldita sea!, tú y tus estúpidos amigos manténgase alejados de mi. — lo empuje con todas mis fuerzas haciendo que trastabillara, momento que aproveche para subir al taxi que se alejo del lugar de inmediato.

— ¿Se encuentra bien señorita? —pregunto el hombre apenas había avanzado un par de metros. Asentí con la cabeza pasando mis dedos temblorosos por mi cabello, estaba furiosa. —Vera que las cosas con su novio se solucionaran—me miro por el retrovisor sonriendo de manera conciliadora.

— ¿Novio? — Reí irónica— ese tipo no es nada mío. Ni siquiera lo conozco.

—Lo lamento, yo pensé que ustedes… ¿No le hizo daño? Puedo llevarla a la estación…

—No es necesario. —  le indique la dirección y observe mi reloj, suspire molesta y frustrada al ver que apenas eran las dos, mi noche se había arruinado.

No tarde en llegar, pase por las rejas demasiado molesta para sentir el frió  Abrí la puerta y la cerré con cuidado lo que menos quería era despertar a alguien, apague la luz del pasillo que sin duda el ama de llaves había dejado encendida para mi, fui hasta mi habitación donde sacudí los pies para quitarme las zapatillas que cayeron en diferentes dirección al tiempo que luchaba por bajar la cremallera del vestido que parecía estar atascada, maldije un par de veces hasta que esta cedió y al quitarlo también cayó la pastilla, me incline para tomarla, no podía creer que algo tan pequeño podía causar tantos problemas, algo tan insignificante podía causar tanto escándalo.

Fui al baño para desmaquillarme y en una cajita metí la pastilla, la podría utilizar en otro momento. Me lave el rostro con agua fría tratando de controlar las emociones del día, bufe al recordar las sensación cuando André me tomó por los hombros, era algo que no recordaba haber sentido y eso me desconcertaba, pero eso no le quitaba que era un entrometido, ¿quien se creía para interferir en mi vida y quitarme algo que me hacía sentir libre?, era lo único que me hacia olvidarme de la infelicidad que implicaba ser una Jassen.

Volví a la habitación para meterme bajo las frías sabanas de seda y mirar al techo. Lo único que sabía en este momento es que debía de ser más cuidadosa, ellos se habían dado cuenta de lo que estaba haciendo no podía permitir que se involucraran en mi camino, no tenía tiempo para lidiar con más obstáculos en mi camino.


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