Realidad
Cerré los ojos con fuerza lo que acababa de ver no
podía ser verdad. Respire profundo intentando regresar a la realidad donde
sabía que estaría sola y que lo que había creído ver no era más que una
alucinación.
—No es real. —murmure, pero mis pensamientos se
vieron cortados cuando unos suaves labios tomaron los míos, mi corazón salto al
reconocer cada roce y el sabor que creía jamás volvería a probar, los entreabrí
para darle mayor acceso y poder disfrutar de la sensación que no duro mucho
pero fue suficiente.
Abrí los ojos con extrema cautela, sus dedos
acariciaron mi mejilla y una enorme sonrisa se formo en su rostro.
— ¿Creíste que te dejaría ir así?
—Creí que lo harías. —no pude reprimir mi sonrisa,
aunque era verdad que deseaba que me dejara marchar, el que me hubiera seguido
me hacía sentirme completamente feliz. — Jamás creí que fueras tan cabezota y
que te atrevieras a marcharte lejos de nosotros.
— ¿Cómo me encontraste?, ¿Cómo llegaste antes que
yo?
—No te imaginas lo que sentí al ver tu nota, lo
primero que hice fue llamar a mi padre para que cancelara la seguridad que
había contratado para ti. —me separe de él al escuchar sus palabras. —lo siento
cariño, pero tenía que contárselo a alguien, tenía que contar con la ayuda de
mi padre para hacerle frente a Demetri.
—Es que nadie me escucha, todos hacen lo que se les
antoja sin recordar que deberían de acatar lo que yo quiero y lo que yo quería
era que nadie más se enterara de mi vergonzosa situación.
—Se lo que querías…—solo pude rodar los ojos y él
me abrazo nuevamente. —Mi padre es un gran neurocirujano y conoce a muchas
personas importantes que estarán dispuestos a ayudarnos.
—Edward hasta cuando vas a comprender que es mi
problema.
—No cariño, desde que comenzamos nuestra relación
es problema de los dos.
—Por si ya lo olvidaste ya no somos nada, entiendes
¡nada!
—Solo por una estúpida amenaza de lo contrario
seguiríamos estando juntos. —negué intentando separarme. —Es que en verdad ya
no sientes nada.
—Lo siento Edward. —intente alejarme pero no lo
logre, su agarre era firme.
—No intentes mentir mi amor. De tus labios puede
salir una respuesta pero tu cuerpo no miente, basta una caricia para que tu
corazón se acelere, un beso para dejarte sin aliento y una mirada para hacerte
estremecer.
Apoye mi rostro en su pecho y lo envolví con mis
brazos, no podía creer que conociera tan bien el efecto que tenia sobre mí.
—Ya es hora de dejar el pasado atrás y comenzar de
nuevo, pero lo haremos juntos, porque aunque tu diste por terminada nuestra
relación se que es algo que no querías y yo tampoco, quiero volver a tenerte
junto a mi.
—Eres un gran hombre y aunque fue corta nuestra
relación fue maravillosa, pero yo no puedo regresar, me quedare aquí y las
distancias no creo que nos ayuden. —me pegue mas a él, había sido más fácil una
despedida por una nota que hacerlo de frente, no sabía de qué manera podría
sobrevivir sin él, pero tendría que hacerlo.
—Se que las distancias no son buenas, pero si aceptas
Millie y yo estaremos encantados de mudarnos contigo. —me separe de él con
brusquedad para poder observarlo, no podía creer que estuviera dispuesto a
mudarse conmigo.
—Date cuenta de lo que estás diciendo, tendrías que
buscar un nuevo empleo, acostumbrarte a una nueva ciudad lejos de tu familia,
Edward yo no puedo separarte de tu familia.
—Mi familia lo comprenderá, ellos te adoran y
sabrán que es lo mejor. Además nuestra pequeña te echara de menos. —no pude
reprimir la sonrisa y las pequeñas lagrimas que bajaban por mi rostro, amaba
cuando decía "nuestra" me hacía sentir que realmente lo era.
— ¿Solo Millie me echaría de menos?
—En realidad creo que yo iba a ser el que te iba a
echar mucho de menos. —dijo mientras con sus pulgares apartaba las lagrimas que
bajaban por mis mejillas.
—Quien te iba a ayudar con la pequeña.
—No solo por ella, también por mí. Es que no te has
dado cuenta de que eres parte esencial de mi vida, no puedo estar tanto tiempo
lejos de ti cariño.
—No quiero que cambies tu vida por mí.
—Demasiado tarde cariño, mi vida cambio desde que
te vi, se que suena demasiado cursi pero aunque creía que eras algo engreída
había algo que me intrigaba y me hacia querer descubrir que había detrás de ti.
—Aunque creo que no es una buena idea se que no
importa ya que tú ya tomaste tu decisión. —él solo asintió y beso mi coronilla.
—Tengo un poco de hambre ¿quieres sopa?, huele delicioso.
—Me parece buena idea, solo voy por un suéter y
vuelvo. —asentí dejándolo ir, tuve que abrir varias puertitas de la alacena
para encontrar los platos y los cubiertos, los deje sobre la mesita y espera a
que Edward volviera pero estaba tardando más de la cuenta.
En lo que esperaba tome mi celular y llame a Rose,
no paro de regañarme por lo que había hecho pero prometió que me visitaría
pronto ya que estando en Londres estaba más cerca y hasta podría viajar más
seguido, tuvimos que cortar ya que ella se tenía que levantar temprano porque
debía de acabar un diseño que se presentaría en la siguiente temporada.
—Creo que alguien quiere saludarte. —sonríe
abiertamente al ver a Millie que venía en los brazos de su papá tirando de uno
de los guantecitos que cubría sus manitas.
—Hola mi amor. —me acerque a ella capturando su
mirada y ganándome una sonrisa con un par de balbuceos.
—Aún no me has dicho como supiste donde estaría
— ¿No te imaginas como me entere? —pensé por un
momento pero no encontré la conexión, me empujo con suavidad hasta la silla
para el sentarse junto a mí. —Cuando vi la nota lo primero que pensé fue en aceptar
que te habías marchado y que lo mejor sería que dejara que lo hicieras.
—Debiste de quedarte. —solo negó
—Pero solo fueron unos segundos, inmediatamente
llame a mi padre que estaba igual de desconcertado por tu actitud pero lo mejor
de todo fue que estaba en casa con mi madre y Alice. —solo un nombre se me vino
a la mente y susurre "Jasper", él solo asintió—. Exactamente, fue
Jasper quien me dijo dónde estabas y decidí que lo mejor era venir a buscarte.
—Pero no entiendo como llegaste antes que yo, si
tarde tanto fue porque tuve que transbordar en New York ya que no había lugares
en el que vendría directo.
—Mi padre hablo con uno de sus amigos, el mismo que
nos presto su Jet cuando fuimos a Chicago, así que fue más rápido.
— ¿Este angelito soporto todo el vuelo?
—Este angelito puede ser una pesadilla, las
primeras horas estuvo bastante tranquila pero después estaba bastante molesta e
irritable. —solté una carcajada ya que no me imaginaba a Edward desesperado por
culpa de Millie.
— ¿Así que le hiciste pasar un rato interesante a
tu papi, corazón? —le dije a mi pequeña que seguía tirando de su guante que ya
estaba cediendo.
—Te aseguro que fue toda una aventura. Pero valió
la pena sabiendo que te encontramos y que estas dispuesta a aceptarnos en tu
nueva vida.
—Edward…
—Vamos a hacer algo amor, cenemos y después vamos a
la cama. Mañana podemos hablar del futuro hoy solo hay que descansar.
La sopa había estado completamente deliciosa,
aunque nos fuimos a la cama después de la cena no fue posible dormir ya que
nuestro angelito tenía bastante energía, sería algo difícil al principio ya que
tendríamos que hacer que se adaptara al nuevo horario. Cuando finalmente durmió
ya eran cerca de las 5 de la mañana.
—Te dije que durmieras. —me dijo cubriéndonos con
una de las cobijas.
—No sería justo que solo tú te mantuvieras
despierto, es responsabilidad de ambos.
—Duerme amor. —se inclino sobre el cuerpo de
nuestra pequeña para besarme y después volver a colocarse al otro lado de
Millie.
Despertamos un poco después del medio día cuando
nuestro angelito se despertó para tomar su fórmula, yo me quede con ella en la
cama mientras Edward iba a prepararla, me incorpore con mucho cuidado y aunque
me lastime tome a mi pequeña en mis brazos que comenzó a moverse. Le pedí que no
se moviera tanto pero como es comprensible no comprendió y se removió un poco
más.
—Te vas a lastimar. —intento quitármela pero se lo
impedí y fui yo la que le quite el biberón de las manos, ella comenzó a comer
haciendo unos graciosos soniditos que tanto a mí como a Edward nos hacían
sonreír. —Cuando te tiene a ti cerca no tiene ojos para nadie más, se olvida de
mí.
— ¿Qué esperabas?—.dije con superioridad, apartando
un pequeño mechón de cabello que cubría la frente de mi bebé. — Ya se está
quedando dormida de nuevo.
—Alguna idea para que comience a dormir por las
noches.
—Tendremos que evitar que duerma tanto durante el
día, creo que volverás a ver a la pequeña pesadilla que te acompaño en el
vuelo. —anuncie divertida.
—Si no hay otra opción. —se encogió de hombros para
quitármela de los brazos, hacer que expulsara el aire y recostarla nuevamente.
—Quieres almorzar algo.
—Me vendría bien. —acomodamos un par de almohadas
alrededor de Millie para evitar que se callera.
Entre ambos preparamos algo para almorzar, aunque
aun mis movimientos eran algo lentos podía decir que me sentía bien estando
junto con las dos personas más importantes que tenia, el silencio estaba
presente pero no era incomodo.
— ¿En que estas pensando? —pregunto al momento de
robar un poco de tocino de mi plato.
—Solo me estoy haciendo a la idea de comenzar de
nuevo.
—Hablando de comenzar de nuevo, ¿Cuándo comienzas
en tu nuevo trabajo?
— ¡Edward! No hable con Louis—me lleve las manos a
la boca al recordar que no había hablado con Louis quien aun creía que estaría
toda la semana siguiente en el hospital.
—Hable un poco con el pero no le explique tu
situación, pero cuando vuelva creo que sería bueno que estuviera enterado de
algunas cosas para evitar que se filtre información y que Demetri pueda atar
cabos rápidamente.
— ¿Cuándo volverás a Seattle? —sentí un hueco.
—Le dije que me tomaría lunes y martes.
—Aun no has renunciado por lo que veo—.negó
acercándose a mí para rodear mi cintura.
—Tengo algunos contactos aquí, así que mañana
comenzare a moverme y buscare donde puedo trabajar, no será difícil siendo que
soy bueno en mi trabajo.
—Eres un engreído Cullen.
—Me lo negaras— aunque quería hacerlo sabia que el
tenia razón y por esa parte me sentía tranquila al saber que no le sería
difícil encontrar un nuevo empleo.
—Sabes que tienes razón, pero aun pienso que no
deberías de hacerlo.
—No volveremos a lo mismo Bella. —acomodo un mechón
de cabello detrás de mi oreja—cuando veníamos hacia acá solo estaba pensado en
lo que debía de hacer y sabia que debía de estar contigo por lo que tenía que
buscar trabajo en la ciudad, aunque estaré unas cuantas semanas más en Seattle
para no levantar sospechas. ¿Cuándo dijiste que comenzabas tú?
—Tengo fecha de inicio para dentro de una semana.
—Y en qué hospital trabajaras.
—Había elegido alejarme un poco de la práctica
médica y solo enfocarme por un tiempo en las investigaciones, tengo un par de
trabajos que debo de terminar para que sean publicados. Lo había elegido de esa
manera porque sería más difícil que Demetri diera conmigo; si no trabajo en un
lugar público le será más difícil encontrarme, es por eso que estoy dentro de
uno de los centros de investigación más importante de universidad de Oxford.
—Tenias todo perfectamente calculado para que no
seas fácil de encontrar, me alegro de que Jasper sea mi cuñado y que
recurrieras a su hermana, de lo contrario no te abría encontrado.
—Jamás pensé que me buscarías, pensé que al fin te
darías por vencido y continuarías con tu vida como yo pretendía que lo hicieras.
—Estoy continuando con mi vida, pero junto contigo.
—me dio un pequeño beso y dijo un te quiero que me hizo sentir en paz, sabiendo
que estaba bien lo que estaba haciendo y lo mejor es que ya no estaba sola, los
tenía a los dos.
Después del almuerzo volvimos a acomodar la cocina
y nos sentamos en uno de los sillones frente a la hermosa chimenea que él se
había encargado de encender, le había costado varios intentos pero al final lo
había logrado.
Me acurruque contra su cuerpo dejando que me
envolviera en sus brazos.
—Está nevando nuevamente. —me señalo la ventana por
donde podíamos ver como diminutos copos de nieve caían.
—Creo que el siguiente año Millie podrá disfrutar
un poco de la nieve.
—Lo hará. —apoyo su barbilla en mi cabeza. —Creo
que sería bueno que comenzáramos a buscar una casa.
—Había pensado en un departamento cerca del centro
y…
—Creo que lo más conveniente es que sea una casa,
no olvides que seremos tres y el espacio es importante para la pequeña
pesadilla.
—No la llames así, es una niña buena.
—Ya quiero que la defiendas así cuando veas de lo
que hablo, conocerás a la pesadilla cuando no la dejes dormir y este
completamente irritable.
—Puedo manejarlo. —soltó una risita y justo en ese
momento Millie comenzó a llorar llamándonos.
Edward se encargo de ir por ella, la cambio y
preparo su comida para después comenzar a jugar con ella. No pude reprimir una
sonrisa al ver que ya lograba quedarse sentada, claro que con apoyo y de vez en
cuando se iba de lado lo que nos mantenía riendo, balbuceaba y comenzaba a
hacer más movimientos con sus manos lo que me indicaba que iba perfectamente en
su desarrollo.
Un poco después la pequeña comenzó a querer dormir
por lo que le indique a Edward que era hora del baño y solo me limite a
observarlo; la bañera era antigua y lo primero que pensé fue en darme un baño
para relajarme sin duda sería la siguiente en hacerlo.
Pero mi plan se vino abajo cuando el timbre comenzó
a sonar, deje que Edward terminara de arreglar a la pequeña que parecía que el
baño la había hecho recargar energías. Abrí la puerta para encontrarme con una
mujer que reflejaba cerca de 50 años que recordaba como Nohemí el ama de llaves
de toda la vida de los Hale, me presento a Myrna que n debía de rebasar los 30
años; la chica se encargaría de la limpieza de la casa. Lo que más me
sorprendió fue ver que se acordaba de mí y eso que solo habían sido unas pocas
veces las que nos habíamos visto.
—Buenas tardes. —escuche una voz a mis espaldas y
la mirada de ambas mujeres levantarse para ver a Edward.
—Ellas son Nohemí el ama de llaves de los Hale y
Myrna será la encargada de la limpieza de esta casa. —le explique a Edward. — y
él es Edward.
—Su novio—rodé lo ojos sin poder reprimir una
sonrisa.
—Es una bebita encantadora. ¿Es suya? —me miro la
mujer como si intentara encontrar el parecido entre ambas.
—Ella es hija de Edward no mía, pero ya es como si
lo fuera. —aclare acariciando la barbilla de mi pequeña.
—Una pequeña preciosa, ¿Cuántos meses tiene?
—Está por cumplirlos 5 meses. —respondió Edward
—Les deparan muchas aventuras. —ambos sonreímos.
—Creo que eso es lo que hará nuestra vida más
divertida, mucho más. —le dije dejando que Edward me abrazara.
—Bueno solo venia a presentarles a Myrna ya que
ella llegara antes de que yo lo haga. —se despidieron y se marcharon dejándonos
nuevamente solos.
Me di un baño disfrutando la tranquilidad y dejando
que el agua caliente relajara mi cuerpo.
Millie se había comportado y solo había dejado
escapar un par de sollozos por el cansancio ya que nosotros no la habíamos
dejado dormir, pero al final de cuentas nuestro experimento había funcionado o
eso creímos cuando se durmió poco antes de las 8. A las 11 que nosotros nos
fuimos a la cama ella aun seguía durmiendo porque creíamos que sería una noche
tranquila pero a las 3 de las mañana ella decidió que era hora de despertar y
jugar un poco con nosotros. Tanto Edward como yo intentábamos mantenernos
despiertos y en más de una ocasión se nos cerraban los ojos pero era nuestro
angelito nos recordaba que debíamos de atenderla y sollozaba para recuperar
nuestra atención, una que duro hasta las 5 de la mañana. Pero nuestro sueño se
vio interrumpido con la llegada de Myrna a las 8 dejándonos cansados y
queriendo dormir.
Nos sentamos en la mesa con una taza de café en
nuestra mano y sintiendo los parpados pesados.
— ¿Mala noche? —pregunto tímidamente Myrna que
terminaba de picar un poco de fruta.
—Nuestra pequeña decidió que las tres de la mañana
era buena hora para despertar y jugar y no volvió a dormir hasta las 5. —le
dije conteniendo un bostezo.
—Es difícil adaptarse al horario y ella no le da
mucha importancia ya que puede dormir cuanto quiera durante el día. —asentí
antes sus sabias palabras, la vida de un bebé es la gloria, ni una sola
preocupación.
—Esa es la parte mala de todo, ella puede dormir
cuanto quiera pero nosotros no. —me reí por lo bajo al notar que Edward se
estaba quedando dormido, me incline hacia él y le di un beso en el cuello que
lo hizo despertar. — Despierta Bello durmiente, no olvides que ibas a comenzar a
mover tus contactos.
—Lo hare, tú al igual que esa pequeña diablilla me
van a acompañar.
—Si no tenemos más opción. —me encogí de hombros.
En lo que yo me terminaba de arreglar, el llamo al
que parecía ser su amigo mientras terminaba de cambiar a Millie que no dejaba
de moverse, en un par de ocasiones le había dicho a Millie "no te muevas
tanto amor" para después escucharlo disculparse con su amigo que seguía en
la línea.
Después de una hora estábamos entrando a uno de los
hospitales más importantes de la ciudad, que era donde trabaja el amigo de
Edward y donde se habían quedado de ver. Yo no paraba de reír al ver que Millie
no hacía otra cosa más que tirar de su ropa intentando quitarse las capas
extras que parecían tenerla inconforme.
Bufe cuando note que algunas de las enfermeras
volteaban y prácticamente babeaban cuando veían a Edward pero a él parecía no
importarle. Se inclino y apenas rozo mis labios pero eso fue suficiente para
que me olvidara de lo que estaba pensando.
—Ellas no me importan, ya te dije que yo solo tengo
ojos para una mujer. La que es mía. —me sonroje.
—Veo que no pierdes el tiempo Eddie.
—Vamos Jack sabes que odio que me llames Eddie. —el
hombre era solo unos centímetros más bajo que Edward, de cabello rubio y unos
ojos azules, primero observo a Millie que seguía intentado quitarse su gorrito.
—Creo que ella debe de ser tu hija y ella es…—supe
en seguida que él había conocido a Victoria por lo que no sabía quién era yo y
eso me hizo sentir un poco fuera de lugar.
—Es Bella, mi novia. — me dio un ligero apretón y
sonrió para guiarnos entre los pasillos hasta una oficina espaciosa, tenía un
par de ventanales que daban a un pequeño parquecito que se encontraba cubierto
por la nieve que seguía cayendo.
Me sentí alegre al ver que su amigo era el
subdirector por lo que no hubo problema en que le diera empleo además el ser
Edward Cullen serbia demasiado, cuando su amigo menciono que no había problema
que el director del hospital estaría maravillado cuando le dijera que Edward
Cullen quería unirse al equipo, Edward solo me lanzo una mirada burlona a lo
que yo solo rodee los ojos y me puse a jugar con Millie y el leoncito que le
había regalado que hasta ahora parecía ser su favorito.
Así como lo había predicho Jack el director del
hospital sonrió de lado a lado cuando estuvo frente a Edward y este le dijo que
esperaba hubiera algún lugar vacante, cuando le preguntaron por los motivos
solo se limito a decir, que a mí me había surgido una excelente propuesta
laboral y él no podía hacer otra cosa más que seguirme.
—Veo que lo tienes en la palma de tu mano. —se
burlo el hombre mayor y yo solo me encogí de hombros. —¿A que te dedicas tú
Isabella?
—Soy pediatra y también me dedico a las
investigaciones. —dije completamente orgullosa.
—Tu nombre me es familiar pero no recuerdo de
donde. —se toco la barbilla mientras no dejaba de mirarme.
—Frank, aquí no solo tienes al gran oncólogo Edward
Cullen si no también a la maravillosa investigadora Isabella Swan, la mujer que
ha revolucionado algunos de los avances de la ciencia.
— ¿Eres esa Isabella Swan? —yo solo asentí mientras
Edward intentaba ocultar su sonrisa. —Sería maravilloso que tú también
decidieras unirte a nuestro equipo de trabajo.
— ¡Oh, no! Pero muchas gracias. —me sentí alagada
ante la propuesta inesperada.
—No tienes porque decidir ahora, puedes tomarte el
tiempo que quieras.
—Muchas gracias por la oferta, pero en este momento
quiero centrarme en el área de investigación por un tiempo, eso me dará más
tiempo para cuidar a esta pequeña. Pero tal vez después estaría encantada,
claro si la oferta sigue en pie.
—La oferta no tiene fecha de expiración, así que
tomate el tiempo que desees. Sé que la maternidad es importante para cada mujer
y estoy consciente de que quieras dedicarle toda tu atención a tu pequeña que
es muy afortunada por tener unos padres como lo son ustedes. —Edward se coloco
detrás de mí y apretó ligeramente mi hombro.
—En verdad que se lo agradezco, Edward era el que
venía en busca de un puesto y hasta yo tuve la oportunidad.
—Te estaremos esperando. —asentí alegre.
—Bueno Edward, ¿en cuánto tiempo piensas que ya
estarás integrándote a nuestras actividades? —pregunto su amigo.
—Espero que en tres semanas ya esté viviendo en la
ciudad, el cambio fue muy repentino y no tuve la oportunidad de avisar en mi
antiguo hospital por lo que me veo forzado a permanecer un tiempo más ahí.
—No te presiones en un mes puedes comenzar.
—agradeció a Philip que era como se llamaba el director del hospital.
Nos despedimos de Jack que nos hizo prometer que
saldríamos a cenar ya que nos quería presentar a su prometida. En lugar de ir
de regreso a la casa Edward insistió en que fuéramos al centro comercial a
comprar algunas cosas para Millie ya que no había traído la ropita suficiente y
así fue como terminamos con una carriola, una nueva sillita y cerca de 10
bolsas solo con cosas para el pequeño angelito que se había quedado dormida en
su nueva carriola.
Visitamos un par de inmobiliarias para comenzar con
la búsqueda de nuestra casa, el tema de un departamento había quedado cerrado y
era un hecho que lo que buscábamos era una casa que nos brindaría más espacio y
por lo tanto más comodidad para nuestra bebé. Los agentes quedaron de ponerse
en contacto con nosotros cuando consiguieran alguna casa con las
características que habíamos señalado o mejor dicho que Edward había indicado.
Antes de dormir habíamos hablado sobre el viaje de
regreso que Edward tenía que hacer para dar por terminada su estancia en el
hospital de Seattle y poder comenzar a trabajar en Londres y así dar inicio a
nuestra nueva vida.
—Sabes que no me agrada más que a ti el tener que
irme, pero es necesario. —me dijo al ver que no decía una sola palabra y me
había quedado vagando en mis pensamientos.
—Puedo soportarlo. —intente sonreír pero esta salió
demasiado falsa.
—Se que puedes hacerlo, apenas serán unas semanas
en las cuales prometo llamarte por las noches y enviarte algunos correos.
—Los voy a extrañar. —murmure viendo a nuestra
pequeña que ya estaba durmiendo.
—De hecho quería proponerte algo. —lo mire
indicando que continuara hablando. — creo que no es bueno que traigamos a
Millie de un lado al otro, solo lográramos irritarla y desconcertarla en sus
horas de sueño.
—Propones que se quede conmigo. —dije completamente
ilusionada de que eso fuera lo que intentaba decir.
—Sí, pero si tú no quieres puedo llevármela y…
— ¡Claro que quiero! — me cubrí la boca con las
manos al haberlo casi gritado.
—Yo soy el que las echara mucho de menos. No me
agrada la idea de dejarlas solas.
—Se fuerte. —Apreté su mano— nosotras
sobreviviremos, así que tú también puedes hacerlo.
—Tendré que hacerlo, así que ahora debemos de
dormir. —nos acomodamos para dejar que el sueño nos venciera.
Esa noche Millie nos permitió dormir hasta las 6 lo
que nos hizo sentirnos más descansados. La fractura de la costilla iba
progresando de manera eficaz aunque aun sentía las molestias ya podía hacer un
par de cosas, pero sabía que no debía de abusar o solo conseguiría hacerme más
daño y por lo tanto un tiempo mayor de recuperación.
El martes al igual que lunes lo dedicamos a salir y
pasear por algunos de los lugares más reconocidos como si fuéramos un par de
turistas, aunque sonaba algo tonto era una manera agradable de pasar parte del día
o lo que podíamos compartir con Edward ya que él debía de regresar a Seattle.
Lo ayude a preparar su equipaje para que volviera,
con cada prenda que guardaba me sentía algo nostálgica pero sabía que solo
seria por un tiempo y que pronto lo volvería a ver.
Lo acompañamos hasta el aeropuerto donde ya estaba
el Jet preparado para llevarlo de vuelta a casa, se despidió de Millie que
estaba en la carriola y que solo lo miraba regalándole varias sonrisas, Edward
por su parte le decía cosas que sabia ella no comprendía y era claro que no
haría nada de lo que le había pedido.
—Y tú, quiero que te cuides y no dudes en llamarme.
—Lo hare Edward, ambas estaremos bien. Prometo
cuidar bien de nuestra bebé.
—Se que lo harás, así como sé que Millie no puede
estar en mejores manos que en las de su mami.
—Creo que hablaremos después sobre ese término, no
sé si sea adecuado que ella me llame mamá.
—Yo creo que es lo indicado—me envolvió en sus
brazos y dejo que sus labios rozaran los míos. — tú has estado junto con ella
como lo está una madre, así que tienes todo el derecho a ser llamada mami.
—solo pude suspirar ya que cada palabra había sido un roce uno que me hacia
desear unir nuestros labios.
—Bésame. —fue lo único que pude decir y el
obedeció, unió nuestros labios dejando que aquella danza tan conocida y que
sabía que ambos amábamos nos envolviera, me deje llevar olvidándome de donde
estábamos solo quería dejar grabado esta beso ya que no nos veríamos por un
tiempo.
—Nos veremos pronto amor.
—Te quiero Edward. —me sonroje ante mis palabras ya
que no lo había pensado solo habían salido mis labios.
—Yo no te quiero Bella. Te amo. —me dio un pequeño
beso y con esas palabras se marcho para tomar su vuelo, me quede ahí de pie
sosteniendo la carriola donde estaba mi pequeño ángel, no me moví hasta que lo
perdí de vista entre la multitud de gente que andaba de un lado al otro unos
corriendo para alcanzar su vuelo y otras más se dirigían a la banda por sus
cosas o a la salida.
—Ya se fue papá, ahora solo quedamos tú y yo
dulzura. —Acaricie su mejilla y comencé a empujar la carriola hacia la salida—
Es hora de hacer cosas de chicas amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario