Visitas inesperadas
EPOV
La última noche apenas había dormido me había
perdido observando a las dos mujeres que importaban en mi vida. Sabia que tenía
que regresar a Seattle pero me asustaba tener que dejarlas solas por un par de
semanas, siguiendo con esos pensamientos en mente me quede profundamente
dormido hasta que una linda pequeña nos despertó.
Pasamos el día paseando por la ciudad como un par
de turistas lo que era agradable, pero el momento de la despedida llego y fue
mucho mas duro de lo que me hubiera imaginado. Me despedí de mi pequeña que
estaba cómodamente en su nueva carriola sonriendo constantemente a cada palabra
que le decía, estaba seguro de que no comprendía lo que le estaba pidiendo pero
ella sonreía y eso me era suficiente.
Abrace a Bella pidiéndole que se cuidara, pero como
siempre ella prometía cuidar a nuestra pequeña como si fuera lo único que me
importara, un hermoso sonrojo apareció en sus mejillas cuando le dije que
"Millie no estaría en mejores manos que en las de su mami". Por sus
palabras supe que no estaba de acuerdo en que Millie la llamara mami, pero
sabía que era la manera en que mi hija la veía, Bella era su mamá y yo me
encargaría de que ella lo aceptara.
Me despedí sintiendo un vacio pero cuando escuche
un "Te quiero" mi corazón salto de alegría y sabía que mi rostro
reflejo esa alegría, yo no pude decirle un simple te quiero porque sentía más
que eso, en su lugar le dije las dos palabras que llevaba tiempo queriéndoselas
decir un te amo, esas simples palabras le decían todo lo que yo sentía por ella
pero aun tenía que demostrárselo y lo haría cuando al fin estuviéramos juntos.
El vuelo fue largo pero cómodo, llegue a Seattle
poco después de las tres la tarde y sacando cuentas supe en Londres debían de
ser poco después de las 11 de la noche. Apenas estuve en la casa sentí el vacio
y la soledad que implicaba estar sin ellas. Tome el teléfono y la llame para
avisar que había llegado.
— ¿Te desperté? —pregunte al escuchar su voz
somnolienta.
—No importa, me quede dormida mientras esperaba que
me llamaras. ¿Cómo estuvo el vuelo?
—El vuelo estuvo tranquilo, estoy algo cansado de
estar tantas horas sentado, pero ya las echo de menos. —suspire recostándome en
el sillón. —El angelito no te ha dado problemas.
—Millie se ha portado bien, nos divertimos paseando
por un rato y después un delicioso baño de agua tibia. Pero te echa de menos,
antes de dormir parecía buscarte. —me lleve la mano al rostro imaginándome a mi
pequeña extrañarme.
—Intentare volver antes, no quiero estar tanto
tiempo lejos de ustedes.
—Edward quiero que tengas cuidado, Demetri debe de
seguir en la ciudad y no quiero…
—Nada me pasara amor. —la interrumpí al escuchar su
voz preocupada. —Tendré mucho cuidado el mismo que espero tu tengas.
—Tú estas más en peligro que nosotras.
—Todo estará bien pequeña. Ahora será mejor que
vuelvas a dormir ya que se que nuestra bebita despertara temprano.
—Acaba de despertar y parece que no dormirá pronto.
—Lamento si fui yo el que la desperté.
—Porque no hablas con ella unos segundos, le pondré
el teléfono cerca para que te escuche.
Comencé a hablar con ella y me sentí feliz de
escuchar los pequeños balbuceos y la suave risita de Bella, después de diez
minutos volví a hablar con Bella, nos despedimos para que pudiera intentar
volver a hacer dormir a la pequeña.
Me di un baño para salir a comer y después fui al
hospital para hablar con Louis para ponerlo al tanto de la situación de Bella,
se mostro altamente sorprendido pero me aseguro que no diría nada a nadie
acerca del paradero de Bella. Pero no se tomo nada bien el hecho de que yo
también me marchara del Hospital, intento convencerme de que me quedara por lo
menos unos meses mas incrementando mi sueldo a una cantidad verdaderamente
alta.
—Me es imposible Louis, lo único que deseo es
volver a estar con Bella y mi hija.
—Veo que Isabella te conquisto y a tu hija.
—Es una gran mujer, ella se gano el cariño de mi
pequeña y el mío.
—Ya me doy cuenta de que no hay manera de hacer que
te quedes. —negué. — el tiempo que estés aquí transfiere tu pacientes y seria
agradable que me ayudaras a elegir a tu remplazo.
—Lo haré Louis. —estreche su mano.
La primera semana fue bastante dura, las extrañaba
más de lo que me hubiera imaginado. Todos los días hablaba con Bella antes de
que fuera su hora de dormir y un par de veces por la mañana; me gustaba
escuchar su voz alegre y relajada. Me había pedido que me hiciera cargo de
enviar algunas de sus cosas a Londres y aprovechando envié las mías juntos con
las Millie, algunas cosas que ya no reía necesarias las regale o vendí.
BVOP
La primera semana fue bastante activa, estar al
pendiente de las necesidades de Millie aun con mis limitaciones por la fractura
de costilla, pero me las había logrado arreglar.
Las llamadas de Edward eran lo que esperaba con
ansiedad como una adolescente enamorada. Estar con Millie despertaba el lado
maternal que creía jamás conocería, unos simples balbuceos al igual que las
sonrisas eran lo que necesitaba para recordar que estaba iniciando una nueva
etapa de mi vida, el miedo y el dolor habían quedado atrás y era el momento de
ser feliz.
El sábado por la mañana estaba en la cocina terminando
de preparar mi café mientras Myrna terminaba de preparar el desayuno.
—Veo que ya te estas acostumbrando a vivir en la
ciudad. —no pude evitar el dejar escapar un grito de felicidad al ver a mi
rubia amiga.
—Porque no avisaste que vendrías. —serví una taza
mas y se la extendí.
—Quería que fuera una sorpresa, ¿Cómo estás tú?
—Muy bien, al fin puedo sentirme libre nuevamente
— ¿Y las heridas? —sentí la mirada de Myrna y eso
me incomodo un poco.
—Sanando, creo que un par de semanas estaré como
nueva.
—Como desearía…—con una mirada ella guardo silencio
y mejor le dio un sorbo a su café. —vamos a desayunar porque muero de hambre.
Aproveche que Rose había entrado al baño para ir a
ver a mi princesa que estaba despierta moviéndose entre las almohadas en la que
la había dejado, apenas nuestras miradas se encontraron un hermoso brillo los
ilumino y una linda sonrisita adorno sus labios.
—Tenemos visita. —la envolví en su cobijita y me la
lleve conmigo a la cocina donde estaba Rose sentada en una de las sillas
hablando con Myrna, apenas vio a Millie se levanto y se acerco a nosotras.
— ¿Ahora eres secuestradora de bebés? —rodee los
ojos
—Ella es Millie, la hija de Edward. —me la quito de
los brazos para tomarla en los suyos y comenzar a hacerle mimos ignorándome.
Se encargo de darle su formula mientras ella
desayunaba y no paraba de hablar de todo lo que debíamos de hacer.
Me dejo que me diera un baño en lo que ella
cambiaba a Millie que parecía le había caído bien Rose ya que en ningún momento
se quejo de estar en sus brazos. Rose me llevo con un asesor inmobiliario que
ella conocía bien y prometió que en menos de una semana nos tendría un par de
casas para mostrarnos.
Comimos en un restaurante de un amigo chef de
Rosalie, la compañía era agradable pero la felicidad de mi amiga se incremento
cuando en una de las revistas que se exhibían en una de las tiendas en las que
entramos se mostraba una imagen de un vestido que ella había diseñado y que
estaría a la venta en la próxima temporada, terminamos con una docena de bolsas
de las cuales siete eran artículos para una bebé consentida. Intente protestar
pero ella me ignoro y compro las cosas de todas maneras.
—No puedes oponerte a que la consientes, Millie
acaba de convertirse en mi nueva sobrinita. —le toco la naricita logrando que
se acurrucara mas en mis brazos donde estaba intentado dormir.
—En un par de semanas tendrás un sobrinito. —le
dije refiriéndome al bebe de Jasper y Alice.
—Pero Millie ya es parte de mi familia, para ella
tú eres como su mamá y para mí tus eres como mi hermana lo que me convierte en
su nueva tía.
—No sé porque eso me da un poco de miedo. —le dije
acomodando la cobijita de mi pequeña.
Cuando terminamos con las compras fuimos a rentar
un par de películas e hicimos una noche de películas entre chicas, Rose pidió
encargarse del baño de Millie en el cual toda su fabulosa ropa termino empapada
pero por primera vez no la vi molestarse por que el agua arruinara su impecable
aspecto al contrario parecía divertida de que hubiera sucedido, yo la abrigue
con una pijamita moradita con florecitas bordadas que curiosamente resaltaron
el color de sus ojitos.
Me lleve a Millie conmigo para preparar la formula
ya que se acercaba su ultima toma, regresamos a la habitación y acomode a
Millie entre mis piernas dejando que se apoyara en mi cuerpo, cada día si
postura era mejor, aun necesitaba apoyo pero era como cualquier niño de su
edad.
Rose coloco la película en el reproductor de DVD,
nos acomodamos para verla lo que me causa mucha risa fue ver que mi amiga tenía
en sus manos el pequeño leoncito de Millie y mi pequeña al principio empezó a
seguir al muñequito con la mirada para después comenzar a mover sus bracitos
fuertemente sin dejar de balbucear en un tono que denotaba molestia, pero Rose
estaba tan metida en la película que no se daba cuenta de ello.
Me estire para tomar el teléfono al escucharlo
sonar un par de veces, aun sin contestar mi corazón había comenzado a bombear
de manera acelerada.
—Diga.
—Yo extrañando a mis dos mujeres y ellas parece que
se lo están pasando en grande.
—Tenemos una noche solo de chicas. —le lance una
mirada reprobatoria a Rosalie que le acercaba el leoncito a Millie y cuando
esta casi lo tenía en sus manos lo alejaba logrando que diera un gritito de
irritación que pocas veces había escuchado en mi princesa pero que Rosalie
parecía estar encantada al lograr que mi pequeña le prestara toda su atención.
— ¿Millie no ha dormido bien?
— ¿Por qué preguntas eso?
—Pocas veces había escuchado a Millie…
—Deja de irritarla y dale su leoncito de una buena
vez. —le gruñí a Rosalie quitándole el leoncito a mi pequeña que dejo escapara
una sonrisita al momento que abrazaba su peluche.
—Eres una aguafiestas. —me saco la lengua en un
gesto infantil, rodee los ojos recordando que Edward aun estaba al teléfono.
—Lo siento estaba defendiendo los juguetes de
nuestra pequeña. —Rosalie hizo una cara de enamorada al escuchar mis palabras,
tome un cojín y se lo lance provocando una enorme sonrisa.
— ¿Quien está con ustedes? —pregunto un poco
inseguro.
—Mi amiga Rosalie llego de sorpresa y ha estado
todo el día con nosotras, y te aseguro que se había comportado hasta hace unos
momentos que no quería darle su peluche a… ¡Déjala tranquila Rosalie! —había
interrumpido mi explicación a Edward al ver que intentaba quitarle nuevamente
su leoncito.
—Me alegro de que estén bien cariño. ¿Crees que
pueda hablar unos segundos con nuestra pequeña? — le deje el auricular cerca de
la orejita de Millie quien inmediatamente comenzó a girarse para tratar de
encontrar al dueño de tan hermosa voz, balbuceaba dándole a entender que lo
estaba escuchando y era también como si ella le estuviera contando todo lo que
había hecho durante el día.
Los deje hablar por un par de minutos más hasta que
ella dejo de prestarle atención y se centro en su leoncito, nos despedimos como
usualmente lo hacíamos ignorando la mirada divertida por parte de Rosalie, le
dije que lo quería ya que no quería decir un te amo por teléfono eso se lo
diría cuando lo tuviera de nuevo junto a mí.
—Tienes una cara de boba. —se burlo Rosalie y yo
solo me encogí de hombros pidiéndole que me diera el biberón de mi pequeña que
estaba más cerca de ella. — Pero me alegro de saber que él te quiere, parece
que al final encontraste a un hombre que vale la pena.
— ¿Como puedes saber que él me quiere? —pregunte
acomodando a Millie en mis brazos para alimentarla, abrió su boquita para
capturar la mamila y sus manitas rodearon la botella dejando que aparte del
sonido de la película se escuchara los pequeños ruiditos de los grandes tragos
que estaba succionando.
—Es simple saberlo, el confía en ti y sin confianza
no hay cariño y el te lo demuestra dejándote a la personita más importante que
tiene. Se que tu formas parte importante de su vida pero esta pequeña es su
hija y por lo tanto es la que ocupa una parte importante de su corazón.
—Me sorprende oírte hablar de esa manera tan
"dulce" —puso los ojos en blanco y me dio un golpecito en el hombro
de manera cariñosa.
—Aunque no lo creas tengo una parte dulce que no ha
sido explorada.
—Hasta cuando la gran Rosalie Hale se dará tiempo
para comenzar una relación.
—Después de lo de Matt jure que no quería saber nada
de hombres, pero ahora que te veo con esta pequeña en brazos me cuestiono si en
verdad no quiero saber nada. —le di unos golpecitos a la almohada que tenía
cerca de mí y ella apoyo su cabeza permitiéndome que con mi mano acariciara su
rubio cabello.
—Creo que no hemos sido las chicas mas afortunadas,
los hombres que creíamos perfectos eran en realidad unos patanes, aunque al
menos tú no tuviste que vivir lo que me toco vivir a mí. — quite la mano de su
cabello para retirar un mechón del hermoso cabello cobrizo de Millie.
— ¿Por qué jamás dijiste nada?, desde un principio
nos debiste de decir lo que estaba sucediendo y no después de no sé cuantas
veces de estar en un hospital.
—Cuando estás en una situación como esa, al
principio piensas que es solo una vez, después que puede cambiar y es hasta que
es demasiado tarde que te das cuenta de lo que realmente esta sucediendo.
—limpie mi mejilla. —Llegue a pensar que las cosas serian diferentes si
teníamos un bebé, pero las cosas empeoraron cuando en los estudios arrojaron
que yo era la del problema, mi vida realmente se convirtió en un infierno, la
no paraba de reprochármelo y echarme en cara lo poco que valía.
—Es un monstruo, como se atrevía a decirte eso.
—Él se encargo de hacerme sentir tan insignificante
que llegue a creer todo lo que él me decía, pero fue después de…—tome una
bocanada grande de aire, — después de una de las tantas visitas al hospital que
me di cuenta que yo no quería vivir de esta manera, era una mujer con una
carrera prometedora y que fácilmente podía valerme por mi misma, pero él se ha
encargado de ir rompiendo cada uno de mis sueños interponiéndose en lo deseo y
lo que amo. —retire el biberón de Millie y la levante colocándola con cuidado
sobre mi hombro para sacar el aire y asegurarme de que dormiría sin ninguna
molestia antes de volverla a recostar en mis brazos.
—Es una lástima que tu no puedas quedar embarazada,
pero sin duda el tener a Millie contigo está dejando que saques tu lado
materno, puede que no seas su madre biológica pero te apuesto a que eres una
mejor madre que Victoria.
— ¿Conociste a Victoria? —pregunte intrigada, había
visto imágenes de ella en portada de revistas algo viejas pero nunca en la casa
de Edward y mucho menos en la casa de Alice donde había pasado las fiestas.
—La conocí en la boda de Jasper con Alice, no
olvides que es la hermana de Edward. —Se movió para acomodar la cama para que
pudiera dejar a mi angelito que estaba durmiendo, —Es hermosa tiene un aire
algo diferente su cabello rojizo y sus ojos azules son una mezcla que te hacen
girar a verla, pero es demasiado fría y altanera. Esto último te lo digo porque
he trabajado un poco con ella en una de las colecciones de Mark, y tuve que
ajustarle las prendas para que le quedaran a la perfección y a algunas de las
chicas las trato como si ella fuera la reina y nosotros más que sus sirvientes.
—Edward no tiene ni una solo fotografía de ella, es
como si la quisiera borrar de su vida…
—Y me alegro que lo haga, una mujer que es capaz de
dejar a su propia hija por continuar con una carrera que ya no tiene mucho
futuro no vale la pena. —la mire al no comprender sus palabras. —Victoria es
hermosa pero por su comportamiento varios diseñadores y campañas publicitarias
ya no la quieren tener con ellos, dicen que les da mala fama, además de sus
noches de fiesta proyecta una imagen que dañaría a cualquier marca.
—Se que lo que hizo no tiene perdón pero no le
podemos negar a Millie conocer a su mamá, ella…
—No puedo creer que sigas siendo tan buena Bella.
Ella ya no tiene ningún derecho a acercarse a Millie ella el abandono sin
importar el poco tiempo de vida que tenia, tiempo en el que ella representaba
un papel importante en su vida.
—Pero yo no me sentiría cómoda tomando un papel que
no me correspondo. Cuando Edward se marchaba de regreso a Seattle me dijo que
Millie no podía estar en mejores manos que en las de su mami. —me sonroje al
repetir las palabras. —pero yo no soy su madre, me sentiría como una impostora.
—Tú no eres ninguna impostora, ese lugar te lo
ganaste al estar cerca de ella cuando más lo necesitaba, te has comportado como
su mamá y te mereces que Millie te llame de esa manera; y no me sorprendería
que fuera la primera palabra que dijera. —sonreí abiertamente al imaginar a mi
pequeña hablar por primera vez y llamarme mamá, con solo imaginármelo una
alegría me invadió.
—Creo que será papá, no puedo imaginarme la cara
que Edward pondrá.
—Ambos se merecen esta segunda oportunidad,
cometieron un error pero eso no implica que vuelvan a cometerlo nuevamente y me
alegro de la felicidad que te ha dado, tenia tanto tiempo sin verte con ese
brillo en los ojos. ¿Lo quieres? —me mordí el labio fuertemente pero negué
desconcertándola.
—Se que sonara tonto pero lo amo.
—No lo dudo en lo absoluto. —se acomodo boca abajo,
apoyando sus codos en el colchón y sus manos sosteniendo su rostro para mirarme
de una manera picara. — ¿Crees que cuando el vuelva ya tus costillas están
recuperadas?
—Para ese entonces ya no tendré que usar estos
molestos vendajes que me están resecando la piel…—me detuve de la explicación
al ver su sonrisa ampliarse— ¿Por qué lo preguntas Rose?
—Creo que puedes darle una bienvenida que él no se
espere. —movió sus cejas de manera sugestiva evocando mis recuerdos; las
caricias, los besos y todas aquellas hermosas sensaciones que Edward me había
llevado a conocer. — Sera la mejor bienvenida, mañana podemos ir a comprar
algunas cosas para el maravilloso día, además no estaría nada mal que cocinaras
algo exquisito, debes de aprovechar tus dones.
—No estoy segura Rose…
—Un poco de seducción no estará mal, algo que él no
se espera y apuesto que lo volverá loco. Además no te atrevas a mentirme
diciendo que entre ustedes no ha pasado nada, aunque no me lo has contado estoy
segura de que ustedes ya han pasado de los simples besos, su relación parece
más solida y…
—Podrías callarte me estas avergonzando.
—Lo sabía, ¿Y dime que tal es? —me gire para ver a
mi amiga con los ojos muy abiertos, ella tenía esa mirada curiosa mientras sus
piernas subían y bajan de manera lenta. —Dime que tal es.
—Es increíble. —suspire hundiéndome entre las
almohadas con una sonrisa estúpida en los labios. —Me mostro que las cosas no
son como yo las conocía que en un acto tan intimo no… prefiero no hablar del
tema.
—Pero eso no quita que la siguiente semana tengamos
una semana de compras. —dijo con emoción.
—Que no debes de regresar a tu trabajo.
—Me dieron hasta el jueves ya que se viene la
semana de la moda, en Milán, París, Londres y NY.
Me prepare mentalmente para mi siguiente semana,
algo me decía que sería bastante interesante y que si apreciaba mi vida debía
de huir antes de que Rosalie me obligara a comprar ropa que estaba segura no
utilizaría por pena a mostrar mi cuerpo, aunque el ya me conocía sin una sola
prenda eso no podía impedir que me sintiera tímida.
El domingo por el mal clima nos vimos obligadas a
permanecer en casa viendo televisión, jugando con Millie y dejando que Rosalie
hiciera sus planes para mi maravilloso reencuentro con Edward, de solo pensarlo
me sonrojaba pero estaba ansiosa por verlo, contaba los días que faltaban para
poder volver a abrazarlo y sentir su labios sobre los míos.
El lunes nos levantamos temprano ya que Millie se
había dormido bastante temprano el domingo y como consecuencia se había
despertado bastante temprano el lunes. Después del desayuno habíamos salido a
comenzar a buscar "la ropa para dejar sin aliento a Edward".
—No me pondré eso. —dije descartando el mini conjunto
que Rose me había mostrado y por el cual me había obligado a entra a esa
tienda.
—Vamos Bella que tiene de malo.
— ¡No cubre nada! —murmure recostando a Millie
sobre mi hombro.
—Creo que al final de la velada no tendrás nada.
—quise asesinar a mi amiga con la mirada pero ella estaba de lo más relajada
añadiendo cosas a la canasta, la mirada de la cajera fue aun mas vergonzosa.
—Buena elección. —dijo la mujer al meter las
ultimas prendas a una de las bolsas. —Apuesto que será una magnifica noche.
—Eso es lo que esperamos, después de estar un par
de semanas alejados lo que más deseamos es que él no le quite los ojos de
encima—le di un pisotón a Rosalie por dar tanto detalles de mi vida privada con
una completa desconocida.
—Y lo conseguías querida, por cierto tu pequeña es
encantadora. —agradecí dejando las bolsas en la carriola de Millie y la empuje
a la salida.
Discutí un poco con Rosalie por sus gran boca pero
no fue suficiente y lo siguió haciendo en cada tienda en la que entrabamos,
parecía que el avergonzarme le estaba divirtiendo completamente, fuimos a comer
tratando de tocar el tema de la gran noche y centrándonos en temas más
superficiales, después de eso seguimos comprando cosas que ayudarían a dar un
ambiente más intimo.
—No te había querido decir nada porque creí que
sonaría paranoica pero desde ayer he visto a esos dos hombres que están fuera
de la tienda, parece que nos estuvieran siguiendo. —me gire sin ser demasiado
obvia y observe a los hombres que me había señalado Rose, uno estaba en una
banca leyendo un periódico y el otro tenia la vista fija en uno de los
aparadores de otra tienda.
—Creo que estas alucinando. —le reste importancia
para seguir en mi tarea.
Seguimos en nuestras compras y cuando estábamos
metiendo las cosas al auto vi de nuevo a los hombres que Rosalie había
mencionado, nuevamente me sentí nerviosa y agradecí que un guardia de seguridad
pasara en ese momento por ahí, lo detuve y le explique lo que nos tenía algo
preocupadas y cuando le indique donde había visto a los hombres estos habían
desaparecido, nos guio hasta la salida y de ahí nos marchamos a nuestra casa
sin dejar de mirar a todos lados cuidando de que nadie nos siguiera.
Esa noche estaba algo inquieta pero no le dije nada
a Edward ya que podía ser solo ese día y nada pasaría.
Pero los dos días siguientes los volvimos a ver y
cada vez nos sentíamos más nerviosas por sentirnos observadas, y lo que más
temor me daba era el pensar que algo malo le podía suceder a mi bebé.
—Bella me estas escuchando. —regrese a la realidad
al escuchar la voz de Edward que me llamaba.
—Lo siento solo estaba un poco distraída. —me
disculpe.
— ¿Qué sucede amor?
—Hay algo que me tiene inquieta, no te lo había
dicho porque pensaba que era una mala jugada de nuestra imaginación pero Rose y
yo, ya nos estamos comenzando a preocupar
—Habla Bella, te dije que no quiero secretos.
—El domingo nos dimos cuenta de que había un par de
hombres que nos han estado siguiendo.
— ¿Por qué no me lo habías dicho antes?, esto no es
un juego Isabella.
—No me hables en ese tono Edward, te lo estoy
diciendo ya que…
—Ya que esos hombres saben donde estas y como
localizarte, ya que han estudiado cada uno de tus movimientos—gruño furioso
—De haber sabido que reaccionarias así no te
hubiera dicho nada. Buenas noches. —colgué solo escuchando mi nombre, el
teléfono sonó un par de veces que me negué a contestar pero al final Rosalie
fue la que respondió y aunque el quería hablar conmigo yo me negué.
El miércoles que era el último día de Rosalie en la
ciudad salimos a desayunar aprovechando que el clima no estaba tan mal y que
extrañamente no estaba haciendo el frio que se esperaba.
Tenía a Millie en mis brazos dejando que Rose se
divirtiera haciéndole muecas que la hacían reír y ante sus risas comenzaba a
patalear y movía sus bracitos. Deje caer mi tenedor cuando el par de hombres
que nos habían estado siguiendo entraron en el restaurante y se dirigieron
hacia nosotras, en un rápido movimiento abrace fuertemente a Millie y pegue su
rostro a mi pecho intentando protegerla.
—Buenos días señoritas. —saludo el más alto y fornido
de los dos.
—Sera mejor que se vaya antes de que llame a las
autoridades, algo que debimos de hacer desde el primer momento que los vimos
seguirnos. —dije intentando levantarme.
—Lamentamos si la asustamos Srta. Swan…
— ¿Cómo sabe mi nombre? —mis manos comenzaron a
temblar
—Permítanos presentarnos antes de que se arme un
escándalo innecesario.
—El que nos estén siguiendo y nos sintamos acosadas
es algo sin importancia—chillo Rose quien no se logro levantar ya que el hombre
más delgado se lo impidió.
—Mi nombre es Rupert y el es Tom—nos dijo el hombre
corpulento. —Sentimos si has asustamos pero nosotros fuimos contratados para
cuidar tanto de usted Srta. Swan como de la pequeña Cullen.
— ¿Quién los contrato? —pregunto rose ganándome.
—El Sr. Cullen.
—Eso es mentira, ayer hable con él y no sabía nada
de ustedes. —hable más fuerte de lo que esperaba reteniendo el pequeño cuerpo
que mantenía pegado a mi cuerpo y parecía ya se estaba molestando.
—El que nos contacto es el Dr. Carlisle Cullen.
—replico Tom
— ¿Carlisle? —fue una pregunta más para mí que para
nadie más.
—El doctor nos contacto para que la cuidáramos
mientras su hijo estaba lejos de ustedes
—No les puedo creer algo como eso. — Rupert saco su
teléfono móvil y marco un par de números y espero a que alguien contestara y
cuando lo hizo me extendió el teléfono que tome con la mano temblorosa.
— ¿Si?
—Bella
— ¿Edward? —le lance una mirada a Rupert que me
miro con una sonrisa
—Soy yo amor, siento lo de anoche pero me dio algo
de miedo que les pasara algo en mi ausencia por eso me altere. Ayer después de
hablar con Rose hable con mi padre y fue cuando me dijo que él había contratado
seguridad para amabas le comente de tu nerviosismo y decidió decirles a los
chicos que se presentaran…
—Esto es demasiado Edward.
—Nada es demasiado cariño, siempre cuidamos de
nuestra familia y tu ya formas parte de los Cullen es por eso que Carlisle
decidió que era lo mejor, así que ahora relájate y pórtate bien porque sabré
cada uno tus movimientos.
—Hablamos mas tarde. —pedí despidiéndome y
entregándole el teléfono a Rupert
—Estaremos cerca señoritas, por si se les ofrece algo.
—asentí algo avergonzada pero tenía mis razones por lo que intente no pensar
más en ellos y continúe con lo que teníamos planeado para ese día.
Acompañamos a Rosalie al aeropuerto donde al igual
que Edward se despidió de mi angelito pidiéndole más cosas de las que ella
comprendía, me dio un abrazo me pidió que cuidara de ambas y sobre todo que me
consintiera un poco para poder recibir a Edward con mucha energía.
EVOP
Me había relajado después de que mi padre me había
explicado que los hombres de los que Bella sentía un poco de miedo no eran más
que dos guardaespaldas que mi padre había contratado para que cuidara de ella y
de Millie durante mi ausencia.
No había podido evitar el discutir con el por no
habérmelo dicho antes o por no decírselo a Bella y dejar que ambos nos
asustáramos al creer que nuestra tranquilidad se había terminado.
No había podido olvidarme de Demetri y mas después
de haber escuchado los mensajes que le dejaba a Bella en el contestador, eran
hirientes y muy groseros, no entiendo como es que mi Bella lo había soportado,
como podía escuchar cada una de las cosas asquerosas que ese hombre era capaz de
decir.
— ¿Ya te vas a casa? —pregunto Heidi que no dejaba
de preguntarme por Bella, pero solo me había limitado a decirle que por el
momento no podía decirle nada, pero que Bella se pondría en contacto con ella
pronto.
—Ya es hora.
—Si hablas con Bella dile que la echo mucho de
menos. Siempre supe que algo ocultaba es por eso que no te obligare a que me
digas que sucede o que me cuentes donde esta solo prométeme algo.
—Dime
—Cuida de ella y dile que esperare su llamada.
—asentí viendo como tomaba el lado contrario al que yo me dirigía.
Me quite el estetoscopio del cuello lo metí en el
bolsillo de mi pantalón a la vez que sacaba las llaves de mi auto quitándole la
alarma y fue en ese instante que note que alguien estaba recargado en él.
— ¿Cómo es que un simple medico puede pagar un buen
auto? —se alejo de mi auto quedando de pie a un par de metros de mi.
—Siendo un buen médico. No por algo soy uno de los
mejores que hay en el país— abrí el portaequipaje lanzando mis cosas.
—Si sabes lo que te conviene me dirás donde está.
—se cruzo de brazos
—No sé de lo que me estás hablando.
—No juegues conmigo, se perfectamente que sabes
quién soy y también sabes que nadie se mete con un Volturi.
—Siempre hay una primera vez. —le respondí sin
mostrar una sola señal de temor, el estaba acostumbrado a intimidar a los demás
pero no lo lograría conmigo, era el momento de poner a este hombre en su sitio,
como tantas veces lo había esperado, hacerle pagar un poco de lo que le había
hecho pasar a Bella.
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