Sin salida
Una semana había pasado desde el encuentro con
Jacob y nada había sucedido. Estábamos desayunando cuando Nicolás llegó con el
correo, Edward comenzó a pasar sobres hasta que se detuvo en uno que llamó su
atención, lo vi abrirlo con cuidado por uno de los lados y sacó la carta que
estaba en el interior. Estuve al pendiente de cada una de sus reacciones que
fueron de la sorpresa a la ira.
— ¿Qué sucede? —pregunté cuando se levantó de
manera abrupta, pero no respondió.
Sin poder contenerme miré el sobre que había dejado
pero no me dijo nada el nombre, así que fui tras él y lo encontré hablando por
teléfono, al verme solo me indicó que me sentara en una de las sillas mientras
él estaba gruñendo órdenes a la persona que estaba al otro lado de la línea.
Cuando terminó me vio por unos segundos y después fue junto a mí lo que me
indicó que no era nada bueno. Se colocó en cuclillas tomando mis manos.
—Solo dilo. —acaricié su mejilla que había vuelto a
ser suave.
—Jacob comenzó a mover sus influencias para
conseguir la custodia de Thomas.
— ¡No puede conseguirlo, él me dijo que no lo
quería!
—Lo sé preciosa. Y no permitiré que nos lo quite,
Tommy es nuestro. —besó mis manos.
Cada día estaba más nerviosa, no me quería separar
de Thomas ni un segundo por miedo a que ese hombre burlara la seguridad de
nuestro hogar y se lo llevara.
Cada vez que mis ojos se cerraban, en mi cabeza
aparecían imágenes de Jacob llevándose a mi bebé delante de mis ojos y yo sin
poder moverme, gritaba pero nadie me escuchaba, estaba aterrada. Me desperté
mirando a todos lados y con la respiración acelerada. Me levanté de la cama
justo cuando Edward salía del cuarto de baño con una toalla en la cintura, lo
ignoré y fui hasta la habitación de mi bebé que dormía tranquilamente, él
estaba ajeno a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.
— ¿Estás bien cariño? —me envolvió en sus brazos y
yo me giré para ocultar mi rostro en su pecho y sollozar. —Debes de
tranquilizarte, aunque no lo notes esa inquietud que tienes se la estás
trasmitiendo a nuestro pequeño.
— ¿Cómo quieres que me sienta? Cada que cierro los
ojos veo como él se lo lleva y yo no puedo hacer nada. —me apretó aún más
fuerte susurrando palabras tiernas que lograron hacer que me tranquilizara.
Unos días después comencé a recibir llamadas a casa
por parte de Jacob, solo una vez había contestado ya que Nicolás estaba
ocupado, pero había sido suficiente para que ese hombre me dejara claro que
pronto tendría que entregarle a mi bebé.
Mis nervios estaban a flor de piel pero me obligué
a tranquilizarme cuando noté que realmente estaba afectando a Tommy como lo
había dicho Edward, él pobrecito estaba bastante irritable y estaba durmiendo
muy poco. Me sentí culpable pero sabía que detrás de todo esto estaba Jacob, él
era el único culpable de todo lo que estaba sucediendo.
En el fin de semana nos reunimos con Jacob y su
abogado. Había sido algo que nuestro abogado había dicho que era lo mejor, que
debíamos de llegar a un acuerdo antes de que fuera necesario un juicio. Para
ese hombre parecía ser fácil pero eso era porque no era su hijo el que estaba
en medio de todo esta situación.
Llegué junto con Edward a la oficina de nuestro
abogado donde había citado al otro par de hombres, nos esperaban en una oficina
amplia con grandes cristales que daban una vista a la ciudad que estaba
comenzando a cubrirse de nieve.
—Buenas tardes. —Saludó Edward apenas abrió la
puerta y dejándome pasar, detrás de nosotros estaba Emmett.
—Isabella. — Jacob se levantó al verme y yo
instintivamente busqué el refugio del cuerpo de Edward.
—Vamos cariño. — presionó mi mano y me llevó a la
silla más próxima de nuestro abogado quedando él al frente de Jacob que
sonreía.
EVOP
Lo más difícil en mucho tiempo lo estaba
enfrentando. Jacob ese ser miserable había regresado para intentar quitarnos a
nuestro bebé. Lo que más me dolía era ver como Bella estaba cada vez más
afectada, sabía que de ser por ella no probaría bocado pero bastaba recordarle
que debía de alimentar a un pequeño para que comiera solo por él, apenas dormía
ya que horribles pesadillas la acechaban, en más de una ocasión se había
despertado gritando y cubierta por una fina capa de sudor.
Ese hombre pensaba que prácticamente nos tenía en
sus manos, lo que él no sabía es que estaba permitiendo que fuera mostrando sus
cartas mientras nosotros de una manera más inteligente tratábamos de conseguir
pruebas para que se alejara de mi familia, sé que parecía que no estábamos
haciendo la gran cosa, pero el golpe sería devastador.
Por petición de nuestro abogado habíamos aceptado
una confrontación como si buscáramos llegar a un acuerdo, yo podía hacerlo pero
había pedido que Bella estuviera presente y no habíamos podido dejarla fuera
como me hubiera gustado, odiaba exponerla a todo esto.
Durante cerca de dos horas no hubo más que gruñidos
y negaciones, un par de lágrimas por parte de mi esposa y una sonrisa petulante
del moreno que creía tenía el control de la situación. Él no estaba pidiendo
que se le permitiera ver al niño, él quería quedarse con el pequeño. Había
mentido de manera sorprendente haciendo parecer que Bella había buscado el
embarazo solo para atarlo a ella y poder salir de su miserable vida. Y no
obstante con ello me dijo que si ella estaba conmigo era porque solo buscaba el
dinero, que debía de saber que no era la chica virginal y delicada que parecía.
Tras cada palabra me sentía más asqueado y moría por lanzarle un par de golpes,
pero Jack, nuestro abogado presionó mi hombro y en un susurro me dijo que de
hacerlo solo le daría armas y comprendí el juego de ese hombre. Si reaccionaba
ante sus palabras y lo golpeaba él podía utilizarlo diciendo que era un hombre
violento y que no podía estar cerca de su hijo, cosa que un juez no dejaría
pasar y posiblemente nosotros perderíamos al bebé. Y no lo perderemos por una
estúpida provocación.
Apretaba los dientes haciendo que rechinaran, Bella
apretó mi mano y me vio pensando que si estaba en ese estado de cólera era
porque estaba creyendo cada una de las palabras de ese perro. Al final de esa
desastrosa reunión no habíamos llegado a un acuerdo porque no estábamos
dispuestos a dejar a nuestro hijo en manos de un hombre que era obvio solo lo
quería para vengarse de mi esposa.
Nos levantamos de nuestras sillas y salimos de la
sala sin decir una sola palabra, mantenía la mano de Bella entrelazada con la
mía y sabía que ella estaba prácticamente corriendo para poder seguir mi paso.
Lo único que buscaba en este momento era salir del lugar y alejarme de la
tentación de golpear a ese idiota. Tal vez pensaba que había ganado esta
batalla, pero aún no ganaba la guerra.
En el auto la castaña estaba temblando y mantenía
sus labios presionados para no dejar escapar un gemido.
—Bella…—murmuré suavemente tomando su mano, acto
que la hizo saltar en su asiento y soltar un gemido de dolor.
—Te juro que todo lo que dijo es mentira, yo jamás
he buscado tu dinero, yo…— comenzó a excusarse hablando atropelladamente y
dejando que un par de lágrimas resbalaran por sus mejillas.
—No hace falta que me expliques nada pequeña, yo
creo plenamente en ti. — la acomodé en mi regazo y besé su rostro hasta que
sonrió levemente. — Él solo quería que mostrara mi mal genio para tener más
armas con que atacarnos. Si lo hubiera golpeado como deseaba él hubiera podido
alegar que yo era un hombre violento y un juez no hubiera dudado en
quitárnoslo, él solo me estaba provocando pero no contaba con el gran amor que
siento por ustedes.
—Gracias por no dejarme sola, yo…—coloqué un dedo
en sus labios para que no dijera una sola palabra más.
—Jamás lo volverás a estar cariño. —besé su cabello
y la dejé que permaneciera apoyada en mi pecho, al levantar la mirada me
encontré con la de Emmett que me vio serio por el espejo retrovisor. Sabía que
él quería a la mujer que estaba en mis brazos, para él era como su hermana
pequeña.
Cuando llegamos a casa encontramos a mi madre
atendiendo al pequeño que se removía en sus brazos, estaba llorando desolado.
Antes de que pudiera acercarme Bella lo había tomado y le hablaba con amor.
—Solo tiene hambre. — me dijo con una leve sonrisa,
se encaminó a nuestra habitación desabrochándose la blusa y sabía que lo que
buscaba era privacidad.
— ¿Cómo fue todo? —preguntó mi madre, haciéndome
apartar la mirada de mi esposa.
—Nada bien, tendré una plática con el abogado y tal
vez lo intentemos de nuevo antes de que todo llegue a un juzgado. —mi madre
suspiró. —Tengo que hacer unas llamadas ¿te importaría estar con Bella? No
quiero dejarla sola.
—Yo cuidaré de ella, pero no tardes demasiado, ella
te necesita a ti. — asentí dirigiéndome al despacho donde de inmediato me
comuniqué con el equipo que estaba tratando de encontrar algo que nos sirviera
para quitar a Jacob del camino.
—Samuel. — escuché tras dos timbrazos.
—Soy Edward, dime que tienes algo que me sirva ya
que las cosas están muy complicadas. — giré el cuello que estaba adolorido y
crujió ligeramente.
—Esto te gustará. — soltó un resoplido y su voz era
alegre lo que me dio un momento de paz.
—Te escucho…
Dos días después las pruebas que necesitábamos habían
llegado a nuestras manos se la dejé a nuestro abogado que no cabía en la
felicidad y me aseguró que con eso ningún juez le daría un fallo a Jacob. Esa
misma tarde mi abogado se había comunicado con el de Jacob y le había pedido
una nueva cita, el hombre se negó en un principio pero terminó cediendo
diciendo que nos está haciendo un enorme favor al escucharnos.
Al día siguiente nos presentamos en la sala en la
que habíamos estado solo un par de días, pero esta vez estaba seguro y sabía
que las cosas se solucionarían. Había intentado ir solo, pero Bella se había
empeñado en acompañarme ya que quería saber lo que sucedía. Al entrar Jacob nos
recibió con una sonrisa burlona, era claro que él creía que nos tenía en sus
manos y que estábamos ahí para rogar que estuviéramos dispuestos a darle
cualquier cosa con tal de que nos dejara tranquilos.
—Mi cliente tiene prisa y nos agradaría acabar
rápido con esto. —informó el abogado, Jacob por su parte no dejaba de mirar a
mi esposa que se puso un tanto nerviosa y se mantenía junto a mí.
—Estoy dispuesto a negociar para que dejes
tranquila a mi familia. —dije
—Quiero a mi hijo. —se inclinó sobre la mesa.
— ¡Pero si ni lo quieres, tú mismo me dijiste que
me lo quitarías y jamás lo encontraría! —sollozó mi esposa nerviosa, apreté su
mano tratando de tranquilizarla.
—No tengo idea de que me estás hablando. — su
rostro mostró una fingida sorpresa ante la acusación.
— ¡Claro que sabes de lo que estoy hablando, tú me
amenazaste con quitármelo! — Bella se había puesto de pie bruscamente y había
golpeado el escritorio.
—Señor Johnson como puede ver esta es una de las
razones por las que me gustaría tener a mi hijo. Isabella está demostrando que
pierde la paciencia muy rápidamente y temo por la seguridad de mi hijo. —dijo
Jacob tranquilamente mirando a su abogado que parecía estar evaluando la
situación.
—Eres un maldito mentiroso. ¡Te odio! —tuve que
levantarme para tomar a Bella entre mis brazos y así impedir que se abalanzara
contra el hombre que estaba sonriendo feliz por mostrar un desequilibrio
emocional en mi esposa.
—Ella no está bien y quiero asegurarme que mi hijo
no sufre ningún daño por culpa del estado emocional de ella.
— ¡Basta Black! —gruñí furioso. —Este estado tú lo
has provocado, Bella es una mujer sana y que no sufre ninguna clase de
desequilibrio emocional como el que tú estás planteando para poder quedarte a
nuestro hijo.
— ¡Es mi hijo! —golpeó la mesa y de inmediato fue
reprendido por su abogado.
Aproveché el momento en que Jacob y su abogado
hablaban para que entre el mío y yo tratábamos de tranquilizar a Bella que
estaba temblando y sollozando.
—Creo que la única manera de arreglar esto es ante
un juez, el dictaminará que es lo más apropiado y si es aceptable que el niño
esté cerca de su madre que hasta ahora no ha demostrado ser apta para la
crianza debido a su estado emocional que podrá traer repercusiones…
—Intentamos hacer esto por las buenas Black, pero
ya que tú no estás dispuesto a colaborar y que te empeñas en quitarnos a
Thomas, quiero que te atengas a las consecuencias. — dije con voz acerada y
mirando con profundo odio al moreno.
—Está amenazando a mi cliente y eso también lo…
—Al mismo tiempo que yo acusaré a su cliente por
difamación hacia la señora Cullen. —interrumpió mi abogado colocando una mano
sobre el hombro de mi esposa. Tanto Jacob como su abogado se pudieron de pie.
—Ya no hay nada de qué hablar, esto será tratado
ante un juez. —informó el abogado de Jacob que tiraba el brazo del moreno para
sacarlo de la sala.
—Esta reunión era para tratar de llegar a un
acuerdo ya que era lo más conveniente para su cliente. —informó nuestro abogado
con tranquilidad. — Pero si están dispuestos a marcharse, háganlo pero no
esperen que tenga piedad. Me encargaré de hundirlo.
— ¿Bajo qué cargos? —preguntó un altanero Jacob.
Mirándonos divertido.
Yo no aparté la mirada de él ya que estaba seguro
que cuando supiera cual era nuestra carta su rostro adquiriría el pánico y
ahora sería él quien debía de suplicar. Mi abogado sacó un par de carpetas de
su portafolio.
—Tenemos declaraciones juradas y firmadas de la
enfermera que estaba en el hospital en el que su cliente dejó a la señora
Cullen para que se le fuera practicado un legrado aún cuando ella quería al
bebé. También de su ex–secretaria y ex-guardaespaldas que fue testigo del
comportamiento violento de su cliente cuando fue informado del embarazo. —el
semblante de Jacob se había vuelto pálido y su abogado lo observó y nos miró a
nosotros. — Como se dará cuenta, tenemos elementos necesarios para hacer que a su
cliente no se le dé la custodia de Thomas Cullen aún cuando sea su padre
biológico, además de que buscaré que sea procesado por delito de homicidio
calificado en grado de tentativa.
Regresaron a sus lugares y toda muestra de
altanería se desvaneció, el miedo en el rostro de Jacob era claro y su abogado
estaba revisando una copia de los documentos donde estaban las declaraciones de
nuestros testigos que habían aceptado presentarse ante un jurado si era
necesario.
Los papeles se habían invertido y ahora era él
quien estaba negociando para que no levantáramos cargos en su contra ya que eso
se publicaría en la prensa y su empresa estaba teniendo problemas con la
recesión que estaba afectando el país por lo que un escándalo de tal magnitud
no estaría bien.
— ¿No te parece una contradicción? Pides que los
medios no se enteren porque te afectaría pero no te lo parecía cuando querías
llegar a juicio contra nosotros. —le pregunté mirándolo con superioridad y
manteniendo la mano de mi esposa entre la mía, ella estaba mucho más relajada.
—Esas publicaciones mostrarían a un hombre que era
víctima de una mujer que solo buscaba su dinero y no como el criminal que es
por lo que hasta cierto punto esas publicaciones le beneficiarían. —interrumpió
mi abogado.
— ¿Qué es lo que quieren? —preguntó de pronto Jacob
que sabía que había perdido y ahora solo trataría de salvarse del escándalo.
—Que te alejes completamente de mi familia.
Solicitaremos una orden de restricción en tu contra y si la llegas a violar el
acuerdo se termina y la información que poseemos irá directamente al juzgado
para que seas sentenciado. —Dije sin dejar de mirarlo.
— ¿Es lo único que pides?
—No me interesa tu dinero, solo me interesa mi
familia.
—Acepto. —dijo en un gruñido.
Mi abogado que ya iba preparado con los papeles
correspondientes en los que se hablaba del acuerdo y que aceptaba el mantenerse
lejos de nosotros o de lo contrario sería llevado a juicio por lo que había
hecho.
Jacob salió de la sala solo dedicándole una mirada
a Bella que se estremeció, pero que yo protegí entre mis brazos algo que
pareció molestarlo ya que apretó las manos y se marchó seguido por su abogado
que parecía molesto por el rumbo que habían tomado las cosas.
—Hoy mismo comenzaré pidiendo la orden de
restricción. —informó el abogado acomodando sus papeles en su portafolio.
Me levanté y me acerqué al hombre—Muchas gracias
por todo. — le agradecí estrechándole la mano.
—Es mi trabajo. — ladeó la cabeza para ver a mi
esposa que aún tenía los ojos un tanto hinchados y rojos pero ya sonreía. —Ya
puede estar tranquila señora Cullen, ese hombre no la volverá a molestar.
—Gracias. —murmuró con una radiante sonrisa.
Le tendió una mano a Bella que ella tomó y se
levantó, tomó su bolso y salimos de la sala detrás de nuestro abogado que nos
acompañó hasta el ascensor que nos llevaría hasta nuestro auto. Dentro de él la
abracé con todas mis fuerzas igual que ella lo hizo conmigo.
—Te dije que todo saldría bien. —murmuré contra su
cabello.
—Gracias. —se levantó de puntillas y me besó
dulcemente. Nos separamos cuando las puertas se abrieron y escuchamos un
aclaramiento de garganta.
—Por la manera en que salió Black y por como los
encontré debo de suponer que todo salió bien y que nuestro pequeño está a
salvo. —murmuró Emmett caminando junto a nosotros hasta el auto.
—Tommy está a salvo a ahora. — le dijo Bella con
una sonrisa tocando su brazo.
—Y tú también. —le recordé haciéndola suspirar y
asentir.
Durante el trayecto Bella mantuvo apoyada su cabeza
en mi hombro y una de mis manos entre las suyas.
— ¿Por qué no me hablaste de lo que habías
conseguido?
—Mi abogado dijo que era mejor que no lo hiciera.
Lamento dejarte pasarlo mal. —me disculpé besando su coronilla.
—Eso no importa, ahora todo este bien. —aseguró.
Cuando llegamos a casa encontramos a mis padres en
la cocina riendo y jugando con Tommy que estaba en brazos de mi madre y los
miraba muy atentos. Quise hacernos notar pero Bella me retuvo y me pidió que
esperara un momento. Ella los miraba con una enorme sonrisa en los labios, la
envolví en mi brazo, besé su mejilla y después dejé mis labios en su oído.
—Sé en lo que estas pensando, ya solucionaremos
eso. Vamos paso a paso. —le susurré sabiendo que ver a mis padres le recordaba
que ella no tenía a los suyos porque le habían dado la espalda cuando ella más
los necesitaba. Pero estaba seguro que ahora estarían arrepentidos de su
comportamiento y estarían esperando una oportunidad para arreglar las cosas con
su única hija.
—No los escuchamos llegar. — habló mi madre que nos
hizo separarnos. De inmediato su mirada nos mostró la inquietud que sentía. —
¿Está todo bien?
—Ahora lo está. —afirmó Bella quitándole a Tommy de
los brazos para mimarlo. — Edward cumplió su promesa y cuidó de nosotros.
Escuchar esas palabras, el orgullo con que las
decía y su sonrisa. Hicieron que mi corazón latiera más deprisa. Me acerqué a
ellos y envolví la cintura de mi esposa entre mis brazos y dejé descansar mi
barbilla en su hombro para ver al pequeño hombrecito que nos miró.
—Todo estará bien ahora pequeño. —le dije
guiñándole un ojo y recibiendo un beso de mi esposa.
Levanté la mirada y vi a mi padre abrazar a mi
madre y mirarnos con orgullo y felicidad.
Ahora solo debía de esperar que Bella se decidiera
a dejarme entrar por completo en su vida, con esto ella sabía que podía confiar
en mí ya que había cumplido con mi palabra, pero lo más importante es que se lo
demostraba con palabras dulces, pequeños abrazos, besos furtivos, que eran más
valiosos que si le comprara un diamante.
Solo era cuestión de tiempo.
...
Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de
corregir mis horrores de ortografía y de redacción.
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