Confiando
— ¿Contigo? No lo haré. — me alejé de él.
— No en mi casa— se llevó una mano al cabello— en
uno de los departamentos de la constructora
—No puedo hacerlo. Yo...
— Se que vas a decir que tu eres capaz de cuidarte
y lo sé, pero este no es el momento para ser terca y no ver que no solo eres
tú; debes de pensar en tu bebé y yo lo único que te ofrezco es una gran
oportunidad—acarició mi mejilla y yo cerré los ojos ante su tacto— lo hago por
ambos. ¿Empacas tú o lo hago yo?
— Aun no he aceptado, además es muy poco
caballeroso que quieras empacar mis cosas— me cruce de brazos y el sonrió.
Nuestro duelo de miradas duró solo unos segundos y
finalmente gire sobre mis talones y fui hasta mi habitación seguida por Edward.
Intenté hacerlo cambiar de opinión, pero fui
inútil, era como si le hablara a una piedra. Terminé guardando mi ropa. Tomó
ambas valijas que había hecho y cuando vio que iba a protestar tomó mi bolso y
me lo dio.
—Tú lleva eso y deja que yo me encargue del resto.
Mañana Emmett vendrá contigo para que saques lo demás y lo lleves al
departamento.
—Edward...
— ¿Te gustan las hamburguesas?—asentí— te llevaré a
que pruebes las mejores de la ciudad.
Me llevó a un pequeño restaurante donde me había
asegurado preparaban las mejores hamburguesas y ensaladas, y era verdad. No
pude dejar de saborear cada bocado y lo que más disfrute fueron las papas de
las cuales robe algunas de Edward y agradecí que no se diera cuenta y si lo
hizo no me dijo nada, al final me sentí algo avergonzada ya que yo había
devorado mi comida como si tuviera mucho tiempo sin comer; me disculpé y el
fingió saber de que hablaba lo que me hizo sentir mejor.
El camino al departamento solo hablamos por unos
minutos ya que su teléfono comenzó a timbrar y no tuvo más opción que atender
la llamada, mientras yo me perdía viendo las luces que se iban encendiendo ya
que estaba oscureciendo y lentamente me quede dormida.
Un aroma familiar pero muy agradable me hizo
relajar y pegué más el rostro a la fuente que era dura.
—Creo que te aprovechas de ella, la haces trabajar
de más.
— He intentado de que no sea tan pesado pero sabes
que últimamente hay mucho trabajo. —Abrí los ojos de golpe al reconocer la voz
de Edward. Levanté la mirada para encontrarme con la de él— despertaste Bella
durmiente.
—Yo... Bájame por favor— me removí totalmente
ruborizada y mi vergüenza aumentó cuando vi a Emmett sonreírme...
Me dejó en el suelo pero me mantuvo sujeta de la
cintura y me empujó dentro del departamento, al encender la luz me quede sin
habla, era varias veces más grande del que había estado viviendo, los
ventanales me permitían una hermosa vista.
—Es demasiado— dije mirando a los ojos, me miro
unos segundos y luego apartó la mirada hacia Emmett y le indicó que se irían en
unos minutos, se despidió y se marcho dejándonos solos, provocando mi
nerviosismo.
—Aquí estarán mejor. — Tomo mis manos con
suavidad—. Te dije que yo cuidaría de ambos y es lo que hago.
— No sé cómo como podré pagarte...— negó para
silenciarme.
—Sigue trabajando como hasta ahora y deja de
quejarte cuando intente hacer algo por ustedes— sonrió y me empujó para
mostrarme el departamento, entrar en cada habitación me hacía sentir como en un
sueño.
—Esto es demasiado, no puedo— repetí nuevamente,
pero él me ignoró como lo había hecho antes. — ¡Edward! — le grité y al
instante cubrí mi boca con mis manos.
— Te recomiendo que te des un baño para relajarte y
después te metas a la cama. Debes de dormir bien.
— ¿Te preocupa que no rinda en mi trabajo?— contraataqué enarcando una ceja,
dio un paso y luego otro hasta quedar frente a mí.
—Podría mentir diciendo que si— levantó mi barbilla
y acarició con su pulgar debajo de mi labio, lo que mando una señal de alerta
mas no pude alejarme. Se inclinó un poco y su aliento choco contra el mío. —
pero la realidad es que ahora solo quiero asegurarme de que ambos estén bien.
— Deja de hablar en plural— dije en el mismo tono
suave y bajo que el estaba empleando.
— Ahora son dos— tocó mi vientre y besó mi nariz,
un acto que tomó absolutamente por sorpresa y que al parecer el también notó
que había estado fuera de lugar porque se apartó y dio media vuelta y antes de
que pudiera decir algo se despidió con un seco "Buenas noches" y
salió dejándome sola en este nuevo departamento.
A la mañana siguiente me desperté como lo hacía
habitualmente y fue en ese momento que caí en cuenta que no sabía en qué lugar
estaba y no sabía que tan lejos me quedaba la oficina y lo peor de todo era que
no sabía que transporte utilizar, y no podía ir en taxi todos los días, era un lujo que no podía permitirme, pero hoy no me quedaba otra alternativa.
Tomé el ascensor y al llegar a la primera planta
ahí estaba un hombre que al solo verme se me acercó y se presentó como Daniel
que era el portero del edificio. Le pedí que me pidiera un taxi pero me aseguró
que no era necesario ya que Emmett ya me estaba esperando, abrió la
puerta del auto apenas me vio y temí que Edward estuviera dentro pero agradecí que estuviera vacío y eso me tranquilizó un poco.
puerta del auto apenas me vio y temí que Edward estuviera dentro pero agradecí que estuviera vacío y eso me tranquilizó un poco.
— Parece que Edward te conoce mejor de lo que
creíamos— me dijo ya con el auto en marcha y mirándome por el retrovisor,
sonrió al notar mi desconcierto.— dijo que apostaba que saldrías temprano ya
que no sabías que tan lejos estaba de la empresa, así que me envió por ti.
— Ayer olvidé preguntar la distancia y no quiero
llegar tarde.
— Está extremadamente lejos, así que Ponte cómoda—
abrí los ojos y mire mi reloj solo para comprobar que tenía una hora para
llegar, y él soltó una carcajada. — Era broma, está muy cerca a solo diez
minutos.
Miré el camino y me fijé en los transportes que
pasaban cerca y que serían los que utilizaría. Se detuvo denté al edificio y me
baje del acto antes de que el abriera la puerta. Al entrar saludé al guardia de
seguridad que me sonrió y llamó al ascensor que abrió sus puertas.
Al llegar al piso, los nervios regresaron, pero
sabía que lo que había pasado la noche anterior era solo un error y debía
olvidarlo, tenía que concentrarme en el trabajo.
— Buenos días Bella. ¿Dormiste bien?— preguntó
saliendo de su oficina.
— Bueno días, mejor que bien ¿y tú?— pregunté
dejando mis cosas en mi escritorio y encendiendo la computadora y revisando la
agenda para ver los eventos del día.
— He tenido mejores noches— lo miré enarcando una
ceja y me imaginé que su aspecto cansado era por haber pasado una noche muy
activa al lado de alguna escultural mujer. Me miré el vientre para recordarme
que yo no entraba en ese grupo, pero me sentí molesta por permitirme siquiera
pensar que él podía verme de manera diferente.
— Si sigues presionando ese bolígrafo con tanta
fuerza terminarás rompiéndolo. No sé qué te hizo enojar pero ahora sé porque
Jasper le temía a mi hermana se molestaba y ella estaba embarazada. —se burló y
yo me sentí aun más estúpida.
—Lo siento, es solo que…—miré la agenda y después a
él— debes de ir al departamento de contabilidad si de verdad los quieres
sorprender como pretendías.
—Lo había olvidado. —Entró en su oficina y salió
rápidamente con los documentos que estaban llenos de errores, iba hacia el
ascensor cuando se giro y comenzó a darme indicaciones—: Llama a Steven, el
encargado de la obra en Houston y dile que después de medio día le enviare las
correcciones del salón principal. Y asegúrate de que este todo listo en el
restaurante del hotel Trum International donde quedé con los inversionistas y
puedes enviar la contestación a las cartas que deje sobre mi escritorio y…
—También el Fax a Hong Kong y la declinación a la
invitación del baile en New York y la confirmación a la cena del próximo fin de
semana—. Lo interrumpí sabiendo todo lo que me diría y el solo sonrió
satisfecho.
—Asegúrate que sean 2 pases, he decidido que
llevare a una acompañante. —asentí—No tardo.
—Espera— se detuvo y antes de que preguntara le
estaba acomodando el nudo de la corbata que estaba mal hecho. — ahora estás
perfecto para atemorizar al departamento de contabilidad.
—Gracias. — se despidió guiñando un ojo y se
marchó.
Durante la mañana estuve ocupada, entre llamadas,
enviando correos, recibiendo paquetes. Colgué el teléfono y anoté el recado
para Edward cuando el llegó.
— ¿Aun sigues aquí? —levanté la mirada y vi a
Edward que negaba con la cabeza.
— ¿Dónde mas podría estar? — pregunté aun sin
entender su pregunta.
—Comiendo por ejemplo. — iba a protestar cuando me
di cuenta de que ya casi se terminaba la hora de la comida y yo la había dejado
pasar. —Tus comidas son más importantes que unas llamadas u otra cosa.
—Se me pasó. Estaba tan ocupada que me me di cuenta
de la hora.
—Quiero que sea la primera y última vez que sucede.
— Dijo completamente serio y en lugar de asentir intimidada solté una
carcajada. — ¿Qué te parece tan gracioso?
—Es solo que me recordaste a mi padre, cuando me
regañaba. —sonreí con melancolía al saber que ahora cada en su mirada ya no estaba
el anhelo o satisfacción por mí, lo único que yo despertaba era decepción.
—Pero a que soy más guapo. — me guiñó un ojo y
entró en su oficina para después gritar que me marchara a comer y me tomara la
hora.
El resto de la tarde lo pasamos envueltos en el
trabajo, con el termino de algunas construcciones, se venían algunas nuevas que
eran las que me hacían mantenerme pegada al teléfono o al ordenador.
Estaba enviando un fax cuando Edward me dijo que
Emmett me estaba esperando para ir a recoger el resto de mis pertenencias que
había dejado en el que hasta ayer había sido mi departamento.
El recoger mis cosas me tomo muy poco tiempo ya que
eran pocas y hasta cierto punto me sentía algo avergonzada de que un hombre tan
importante como Edward se hubiera dado cuenta de la manera tan modesta en que
vivía, sabía que bien podía haber encontrado algo mejor, pero yo en estos
momentos no buscaba comodidad lo que quería era poder
ahorrar para la llegada de mi bebe que me traería muchos gastos unos que debía de solventar yo sola, pero también me traería muchas alegrías.
ahorrar para la llegada de mi bebe que me traería muchos gastos unos que debía de solventar yo sola, pero también me traería muchas alegrías.
—Deberías de estar feliz por dejar esta ratonera,
yo estoy encantado de que Edward te sacara de aquí— señaló Emmett al tiempo que
subía la última caja con mis pertenencias y se ganaba una mirada recelosa
delante mujer que era dueña de los departamentos.
—No quiero dar de que hablar y ahora que sepan que
Edward me dejó vivir en un departamento de la compañía estaré en boca de todos
en la oficina—dije con pesar
—Nadie tiene por que enterarse, además son las
cosas de Edward y él sabe como las maneja, si quiere puede regalarlas y nadie
le puede decir absolutamente nada.
—Se que tienes razón pero las personas no lo ven
así y lo que menos deseo es que comiencen a hablar de mí.
—No lo harán y ahora lo único por lo que debes de
preocuparte es porque ese bebe nazca sano—asentí con una tímida sonrisa y subí
al auto no sin antes darle las gracias a la mujer que me mostró una mueca en
lugar de una sonrisa.
Durante el trayecto de regreso al departamento no
pude dejar de pensar de que al menos estaría en un lugar mucho mejor y que
podría cuidarme realmente.
Aunque quería evitarlo no podía evitar sentir que
desentonaba en el apartamento lujoso, era un recordatorio constante de que yo
no pertenecía a este lugar, que gracias a creerme las palabras de un hombre de
buena posición se hubiera fijado en una simple profesora de
preescolar me había hecho alucinar mas solo me había traído problemas y humillaciones.
preescolar me había hecho alucinar mas solo me había traído problemas y humillaciones.
—Lo que sea que estés pensando te sugiero que lo
olvides, tu rostro refleja angustia y mi abuela decía que todas las emociones
de la madre las siente el bebé—traté de sonreír pero sabía que no había
resultado
— ¿Tienes hijos Emmett?— inmediatamente después de
lanzar la pregunta me sentí estúpida yo no era quien para meterme en su vida
privada.
—No te sonrojes. Tengo tres hijos, la más pequeña
es una niña y tiene 3 años. Aunque no me lo digas yo deduzco que toda tu
aflicción esta en el padre del bebé; solo te diré que a mi parecer es un hombre
muy ciego que no tiene idea de lo que se está perdiendo. —Me guiñó el ojo. — te
diré que mis tres hijos fueron una sorpresa y no por eso me arrepiento de
tenerlos conmigo, ahora no me veo sin ellos gritando y peleando cada vez que
vuelvo a casa.
— Todo lo que hago lo hago pensando que es por el
bien del bebé, puede que su padre no lo quiera pero para mí es lo más
importante. — Traté de ocultar las lágrimas pero fallé— había intentado rehacer
mi vida para que Ja... digo ese hombre no me encontrara ya que no se dé que
sería capaz. —miré por la ventana y encajé las uñas en mis piernas. Era una
tonta por no poder olvidar a Jacob, pero más tonta hablando de él con personas
que tal vez lo conocieran y pudieran decirle donde me encontraba.
—No sé quien es y la verdad es que no me interesa
saberlo; lo único que te puedo asegurar es que no se merece un solo pensamiento
de tu parte y te prometo que mientras estés en la empresa y en esta ciudad yo
me encargaré de que estés segura y no debes de dudar que Edward también cuidará
de ti.
—No sé ni porqué te he contado todo esto. — Admití
nerviosa—nada de lo que me has dicho se lo diré a nadie mucho menos a Edward,
tu eres la única que puede hacerlo.
—Gracias —dije más tranquila pero aun que quería
creerle sabía que no debía confiar en nadie.
Cuando llegamos al departamento me prohibió subir
algo y entre él y el conserje lo subieron y lo dejaron donde lo indique, Emmett se despidió ya que aun debía de
pasar por Edward más me recordó que no debía de preocuparme que él no le diría
a nadie lo que le había contado más que esperaba que pronto le contara toda la
historia para así poder ayudarme y que yo pudiera estar tranquila.
Acomodé mis pocas pertenencias en la casa y di una
ducha rápida sin dejar de pensar en lo que me prepararía para cenar, me coloqué
un short y una blusa que se ajustaba un poco a la nueva figura que estaba
adquiriendo y solo pude sonreír mientras acariciaba la pequeña
protuberancia que me recordaba que dentro de mí se estaba formando una vida una que dependería completamente de mi.
protuberancia que me recordaba que dentro de mí se estaba formando una vida una que dependería completamente de mi.
Preparé un emparedado, una ensalada y un poco de
limonada y me senté en la isla de la cocina para comer lo que con tanto esmero
había preparado, pero antes de poder probar algo, el timbre sonó y fui hasta la
puerta para ver quién podía ser y al mirar por la mirilla vi a Edward y me miré
para notar que estaba hecha un asco, di un paso hacia atrás intentando pensar
cuanto me tomaría ir hasta el dormitorio y ponerme algo más apropiado.
— ¡Bella!— el timbre había pasado a segundo plano y
estaba golpeando la puerta de tal manera que los vecinos no tardarían en salir
para ver que estaba ocurriendo y conocer el porqué del escándalo.
—Hola—lo salude tímidamente al abrir la puerta de
inmediato lo vi percatarse de mi atuendo y un gesto en su rostro al reparar en
mi barriga que resaltaba un poco mas por lo ajustado de la blusa.
—Pensé que te había pasado algo. —negué y lo deje
entrar.
—Estaba por cenar ¿gustas?
—Solo pase para ver que estuvieras bien y que no te
hiciera falta nada, se que este lugar es nuevo pero pronto te acostumbraras,
además puedes dormir un poco mas ya que estas muy cerca de la empresa.
—Eres muy generoso Edward y no sé si alguna vez
podré pagarte lo que estás haciendo por m... nosotros— le dije sintiendo mis
mejillas arder.
—Solo cuídate y sigue trabajando como hasta ahora y
eso me bastará. —Sonrió ampliamente y antes de que pudiera decir algo mas se
quitó el saco y la corbata al tiempo que desbrochaba el último botón de su
camisa y se arremangaba las mangas— ¿Que dijiste que cenarías? ¿Segura que hay
suficiente?
—Nos alcanzara o puedo prepararte algo mas— me
ofrecí recordando lo que había en el refrigerador.
—Nada de eso, en ese caso yo me prepare algo.
Compartimos la cena pero para él no fue suficiente
por lo que se preparó un emparedado con aun más cosas de las use para preparar
el mío y sin poder evitarlo se me hizo agua a la boca algo que él notó y lo
colocó delante de mí para que le diera la primera mordida aunque me resistí no
tuve más alternativa que hacerlo y fue algo delicioso y sumamente vergonzoso no
podía olvidar que el saber que estaba junto a mi era mi jefe y prácticamente le
había robado un trozo de su emparedado.
—Lo siento— dije totalmente avergonzada aun
saboreando su emparedado.
—Ya te diste cuenta de que también soy un gran
cocinero. — me guiñó un ojo.
Comencé a hablar de trabajo ya que de esa manera
nos estaba recordando que entre nosotros no podía haber nada más que una simple
amistad, además estaba segura que era verdad lo que me habían dicho mis padres
y ningún hombre en su sano juicio le gustaría hacerse cargo de un niño que no
era de su sangre. Que me convertiría en una madre soltera y muchos me
señalarían por ser la que había llevado a mi familia a la vergüenza, para
muchos sería algo estúpido pero era un pueblo y ahí la gente era muy moralista
y el hecho de que yo estuviera embarazada fuera del matrimonio daría mucho de
qué hablar algo para la que mi familia no estaba preparada y habían preferido
dejarme sola que enfrentarse a las habladurías del pueblo, había dejado de ser
la chica que sería un ejemplo a seguir para ser una vergüenza.
—¿Que sucede?— negué levantándome y comenzando a
recoger todo lo que estaba fuera de su lugar, pero el nudo que sentía en la
garganta y sabia que tardaría poco en llorar y es lo que menos deseaba. —Bella,
dije algo...
—No es nada es solo que de repente por la
revolución hormonal me dan ganas de llorar, es algo estúpido— limpié mi mejilla
con el dorso de mi mano. Y tratando de esbozar una sonrisa.
—Son pocas las cosas que son un misterio para mí,
pero lo que encabeza mi lista en estos momentos son las mujeres embarazadas.
—No soy una cosa—espeté dándole un golpe y el
arrugó el entrecejo lo que me preocupó— yo lo… ¡ah!— grité cuando me tomó en
brazos.
—Yo jamás dije que fueras una cosa, y si lo fueras
serias una cosita muy adorable—oculté mi rostro en su pecho para que no me viera
sonrojar pero solo fue un error ya que su aroma me invadió y me sentí
perturbada y emocionada por sentir la cercanía de Edward que me reconfortaba y
al mismo tiempo me hacía sentir una serie de sensaciones que me había jurado no
sentir por un hombre imposible.
—Será mejor que me vaya ya que tú debes de
descansar—me dejó con cuidado sobre el suelo, tomo mi rostro entre sus manos y
de inmediato.
Me puse rígida pero solo me beso en la frente y me
recordó que si necesitaba algo no dudara en llamarlo.
Ese fin de semana Edward debía de asistir a una
cena de beneficencia para la que había pedido un pase para una acompañante y no
pude tratar de adivinar qué mujer seria, aun no había conocido a ninguna pero
de lo que podía estar segura es que se trataría de una mujer
hermosa y con mucha clase.
hermosa y con mucha clase.
Cuando llegué a mi departamento fui directamente a
la cocina para tomar una fruta, cerré los ojos al darle una mordida a la
manzana y me imagine a Edward llevando del brazo a una hermosa pelirroja con la
última mujer que lo había visto salir en una de las revistas, traté de borrar
esas imágenes y fui a mi habitación solo para quedarme extrañada al ver una
enorme caja en mi cama; la curiosidad fue mayor y desanudé el moño y abrí la
caja con cuidado donde había un hermoso vestido turquesa, unas zapatillas no
muy altas y lencería que debía ser de la mejor y lo más asombroso es que era de mi talla. Al final solo había una
notita:
"Lamento el pedírtelo hasta ahora pero no
quería una negativa, espero que me acompañes al baile al que tengo que asistir.
Paso por ti a las 8. Edward "
En un inicio me resistí a ir y sabía que no era más
que una estupidez pero la idea de estar un poco mas con él me llamó y quise
hacerlo por lo que me sin prisa y rogué por lograr un aspecto que no lo hiciera
quedar en ridículo. Me tomó cerca de 4 horas el maquillarme y lograr que el
cabello quedara de la manera que lo deseaba pero el resultado me había
satisfecho, ahora solo esperaba que el pensara lo mismo cuando me viera y no se
diera cuenta de que llevarme era el más grande error que había cometido y por
ello sería el hazmerreír de la cena.
Cuando escuché que llamaban a la puerta mi estómago
se contrajo y caminé hasta la puerta, miré por la mirilla solo para comprobar
que del otro lado estaba Edward quien llamó de nuevo y luego miró su reloj,
tomé aire y abrí la puerta y me sostuve de esta para evitar caer ya que mis
piernas parecían querer traicionarme; el lucia aun más guapo de lo que
habitualmente lo hacía.
—Te ves muy guapa. ¿Lista para dejar a muchos con
la boca abierta?
—Yo no creo que reparen en mi, ahí van a ver muchas
mujeres que de verdad son muy guapas. —chasqueo la lengua y me tomo de los
brazos.
—Tu te vez muy hermosa y te puedo apostar que todos
te miraran, tú tienes algo que hace girar a cualquiera...
—Mi vientre ya no se puede ocultar— soltó una
carcajada y negó con la cabeza—no tonta, se nota que tu eres una mujer
autentica no como todas esas mujeres que son una mala imitación de una barbie.
— ¿Pensaste en que muchos se percatarían de mi
estado y eso levantara chismes?—pregunté mordiéndome la lengua.
—Eso es lo que menos importa—se alejó de mi y
colocó un abrigo sobre mis hombros— Si estás lista es hora de irnos y sólo te
pido que disfrutes la fiesta y cuando te sientas cansada me lo hagas saber para
volver a casa.
—Yo podría volver en un ta...
—Olvídelo Srta. Swan, yo la llevo al baile y la
regreso a casa. — me tomó del brazo, apagó las luces y me condujo hasta el auto
que nos esperaba en la entrada del edificio.
La cena había sido algo completamente nuevo para
mí, en más de una ocasión me recordaba a lo que había vivido con Jacob, estar
rodeada de tanta gente que su máxima preocupación era lo que se pondría al día
siguiente y que solo veía lo que llevaban las demás personas, mientras que yo
me sentía como un pez fuera del agua y muy ansiosa por las miradas que muchas
mujeres me lanzaban y que yo traté de ignorar.
Edward se había mantenido junto a mí y las personas con las que nos habían
sentado eran agradables, todos me habían mirado y sonreído pero eso no me hacía
sentir mejor. Fue estando ahí que me di cuenta del grave error que había
cometido al aceptar venir, todos los que estaban ahí eran gente importante y
por lo tanto podría haber alguien que hubiera visto con Jacob y se lo
mencionara como algo sin importancia y el sabría donde encontrarnos, si eso
sucedía debía de marcharme para proteger a mi bebé.
Las siguientes semanas fueron de mucho trabajo y
por lo menos tres veces por semana el iba a mi departamento para cenar y poder
platicar ya que sabía que no me relacionaba mucho con los demás miembros de la
empresa y a él no le gustaba que me sintiera sola, decía que el que estuviera embarazada no era razón para aislarme, un par de veces me había
llevado a cenar algo que ya trataba de evitar al recordar las miradas que se
habían posado en nosotros y mas en mi ya que mi embarazo comenzaba a hacerse
cada vez más notorio y no quería que se comenzara algún chisme que implicara a
Edward.
Él se había portado demasiado bien conmigo como
para ser la causante de que la prensa de nuevo volviera a molestarlo, ya había
tenido suficiente con todo lo que se había escrito cuando la novia no se había
presentado el día de su boda. Lo que no entendía es como es mujer había podido
hacerle algo así a Edward.
Un jueves estaba revisando su correo en espera de
la contestación de uno de los socios cuando recibí una llamada que no me
esperaba. Edward me había hecho una cita con una de las mejores ginecólogas de
la ciudad, la misma que había atendido los embarazos de su hermana.
Había intentado negarme pero me amenazo con llevarme en brazos hasta el auto
donde Emmett me esperaba y el tampoco se dejó convencer de lo contrario y
finalmente terminé asistiendo a la consulta que fue mucho mejor que la que
había tenido las veces anteriores y me sentí muchos más segura del bienestar de
mi bebé. Había comprado un poco de ropa ya que la mía estaba muy justa, muchos
estaban sorprendidos de que con 4 meses mi barriga no fuera tan enorme y aunque
en un principio también me preocupe fue la ginecóloga la que me dijo que todo estaba bien, que había mujeres como yo que no subían
tanto de peso los primeros meses y que era en el último trimestre en que el
vientre crecía mas. Había asistido a un ultrasonido más y no había podido
sentirme nostálgica al ver que la mayoría de las mujeres acudían con sus parejas mientras que yo iba sola.
Una semana después del ultrasonido estaba
terminando de guardar mis cosas y pensando que ese fin de semana al fin iría a
buscar algunas de las cosas para el bebé, había buscado en Internet sobre
algunas tiendas que contaran con todo lo necesario para un bebé y que a la vez
fueran de precios razonables ya que aunque mi salario era bueno no debía de
gastarlo todo ya que debía se guardar algo puesto que duraría un tiempo sin
trabajar para cuidar de mi pequeño; porque había descubierto que sería un niño.
—Desde que te enteraste del sexo del bebé no dejas
de sonreír, solo me pregunto si tu sonrisa seria más amplia si en lugar de un
niño fuera una hermosa niña. — la sonrisa de Edward era enorme.
—Estoy más que feliz porque sé que está bien. El
sexo es lo de menos solo quiero que mi bebé este sano. —dije con sinceridad.
—Y se que lo estará. —Apoyo las manos sobre el
escritorio— este fin de semana vendrán mis padres...— de inmediato recordé que
me había contado que el departamento que estaba utilizando era el que sus
padres utilizaban cuando estaban en la cuidad.
—Buscaré donde irme, pero debiste de decírmelo
antes. — de inmediato comencé a ver a donde me podría ir y tal vez ya fuera
tiempo de dejar su departamento que había utilizado un par de semanas y que él
me había impedido abandonar hasta no encontrar un lugar que el
encontrara como ideal para el bebe y para mí.
encontrara como ideal para el bebe y para mí.
— ¡No quiero que te vayas!— dijo con sorpresa y
sonrió de lado— creo que no me expresé correctamente y además no me dejaste
terminar. — me Miró fijamente y su sonrisa se hizo más amplia— Mis padres y mi
hermana estarán en la ciudad este fin de semana y tanto mi madre como Alice
quieren conocerte ya que les he hablado de ti.
—Espero que no la hayas dicho nada malo.—dije
tratando de olvidar todas las veces que había olvidado que era mi jefe y le
hacía comentarios como si fuera un igual, cuando lo regañaba por algo que había
olvidado y cuando me había burlado de él.
—He sido sincero y ellas quieren conocer a la mujer
que me regaña como si fuera mi madre— sentí mis mejillas arder y el solo soltó
una carcajada. — es broma Bella, pero ellas mueren por conocerte e iremos a
cenar con ellos esta misma noche.
Gracias
por seguir leyendo mis locuras y siento los horrores de ortografía, pero como
es evidente este capítulo no pasó por manos de mi beta.
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