Sintiendo
Poco después de una hora estábamos fuera de su
departamento donde su familia lo estaría esperando, él salió del ascensor
mientras que yo me quedé adentro pensando que excusa podría darle para no
entrar en ese lugar.
—Quita esa cara Bella, sólo es una cena con mi
familia— lo decía para tranquilizarme sin saber que era justamente eso lo que
me tenía tan nerviosa, para él era sencillo pues no era el quién se vería
expuesto a la crítica.
—No puedo hacerlo, yo no debería de estar aquí—
dije en un susurro sintiendo mi estómago contraerse.
— ¿De qué tienes miedo?—pregunto acariciando mi
mejilla. — Todo saldrá bien. ¿Vamos?
Supe que al tomar su mano para salir del ascensor
estaba cometiendo un grave error, pero aún así deje que me llevara dentro de su
departamento donde se escuchaba una suave música acompañada de voces femeninas
y grititos de niños que llamaban a su madre. Solté la mano de Edward y me
mantuve un paso atrás de él. Apenas entramos a la sala un par de niños se
abalanzaron gritando por él, una mujer de cabello caramelo sonrió ampliamente y
camino de manera lenta pero elegante hasta llegar y abrazarlo con extremo
cariño, los escuché hablar y bromear un poco, retrocedí un poco al notar que
estaba de más y debía de salir de ahí, al final no se darían cuenta de que me
había marchado.
— ¿Es la educación que te dimos Edward?—pregunto su
madre con el entrecejo fruncido y caminando hacia mí— disculpa a mi hijo, tú
debes de ser Isabella, Yo soy Esme la mamá de Edward.
—Eres un maleducado Cullen—la chica de cabello
corto danzo junto a su madre y me sonrió mostrándome sus perfectos dientes
blancos— yo soy Alice su hermana consentida.
—Eres mi única hermana Ali— mire a Edward que hablo
sin mirarnos ya que un pequeño estaba pegado a su pierna y la niña estaba
sujeta a su cuello. Era una escena muy enternecedora.
—La niña que parece querer estrangular a mi hermano
es Allyson y el pequeño es Mark—los señaló Alice con una radiante sonrisa,
luego miro a los dos hombres que iban entrando y siguió con las presentaciones—
ese rubio guapo es mi padre y él otro que no esta tan mal es mi esposo Jasper.
No pude evitar reír al ver la cara de sorpresa de
su esposo quien al igual que yo había pensado que el halago iba dirigido a él,
cuando la realidad era que iba para su padre quién me guiñó un ojo y tomó a la
pequeña, que gritó pero que de inmediato se abrazó a él haciendo que el pequeño
levantara los brazos para que su tío lo levantara y así lo hizo Edward.
—Nos alegra de que quisieras acompañarnos— Esme me
rodeó los hombros con sus brazos y me hizo integrarme al grupo.
—No quería. — Enrojecí ante las palabras de Edward
y evité mirar a algún miembro de su familia — espero que la cena esté lista, ya
que cierta señorita debe de alimentarse.
— Yo no...
— Esperamos que la cena sea de tu agrado, no es
nada muy elaborado— se disculpó Esme y me sentí como si acabara de ingresar a
otra dimensión. Alice tomó a su hijo en brazos y siguió a su esposo, después
salieron los padres de Edward y al final nosotros. Sobre la mesa habían
diferentes platillos, nada fuera de lo común y los pequeños apenas estuvieron
en sus sillas se estiraron para probar el pastel y se ganaron una llamada de
atención de su madre, quién apenas se giró a los pequeños ignoró y más cuando
Edward les acercó un poco más el postre.
—Relájate, nadie de mi familia te lastimará—
murmuró Edward en mi oído y comenzó a servir un plato— ¿Te gusta el apio?— hice
una mueca y el soltó una risita al instante comprendí que ese plato era para
mí.
—Yo puedo hacerlo Edward— él me ignoró y Alice me
dijo que dejara que hiciera algo caballeroso, que además estaba segura que me
lo merecía y que sabía por experiencia que su hermano era un mandón y la
mayoría de las veces un malhumorado, y asentí con una sonrisa pero me sonrojé
al ver a Edward lanzarme una mirada envenenada.
— ¿Soy un ogro?— preguntó al tiempo que dejaba el
plato delante de mí.
—Si — contestaron su madre y su hermana a lo que yo
reí.
—No soy tan malo con Bella— me miró para que dijera
que era cierto.
—No es tan malo—asegure llevándome un trozo de
manzana a la boca mientras todos reían y él solo rodaba los ojos. — La verdad
es que Edward no es para nada malo, bueno aunque algunas veces es un gruñón,
mandón, que nos hace trabajar de más, es un buen hombre. — dije y noté como la
cara de Edward reflejaba la sorpresa de mis palabras y sólo pude soltar una
carcajada que fue seguida por las de su familia— Es broma Edward, estoy muy
agradecida por toda la ayuda que me has brindado.
La cena resultó de lo más agradable y me sentí
tonta de haber pensado que algo podría salir mal, eran personas tan agradables
como Edward y los pequeños parecían tener más energía de la que esperaba.
Después de la cena llego el postre y yo me
entretuve con Mark que parecía querer mancharse de pastel todo el rostro. Ayudé
a Allyson con un dibujo que estaba coloreando, le mostré la manera adecuada de
tomar los colores y le indiqué el que no tenía que presionar tanto o la punta
se rompería continuamente.
Estar con los sobrinos de Edward me recordaba los
días en los que yo estaba frente a un grupo de pequeños de preescolar. Separé
mi mirada del dibujo de Allyson cuando una mano se acomodo en mi pierna y al
levantar el rostro me encontré con la mirada de Edward que estaba sorprendido.
—Les simpatizas. —me susurró señalando a los
pequeños. — Ellos son los más exigentes.
—No lo parecen.
Cerca de las diez me despedí de su familia y estaba
lista para marcharme a casa y antes de que saliera, el pequeño Mark llegó
corriendo hasta donde estaba con Edward.
— ¿Mañana vendas a come? —pregunto tallando su
ojito derecho y dejando escapar un bostezo.
—Mañana estará aquí con nosotros, Mark. — miré a
Edward que me sonrió y levantó al pequeño. —Ahora despídete de Bella y deséale
buenas noches.
—Buenas noches Bella. — le di un beso.
Aún con mis protestas Edward me llevó al
departamento y me acompañó hasta la puerta y me dio un beso en la coronilla y
prometió que pasaría por mí para pasar la tarde con su familia, ya que su madre
y su hermana querían que las acompañara a un sitio que no sabía.
Esa noche me costó demasiado el conciliar el sueño,
pero finalmente lo conseguí y cuando desperté el cielo ya estaba despejado y me
levanté al ver que eran cerca de las diez. Me preparé el desayuno y después me
di un baño y antes de vestirme me observe de perfil en el espejo y no pude
contener las lágrimas, mi barriguita era notoria y no podía esperar para sentir
cuando el bebé comenzara a moverse.
El timbre comenzó a sonar y me vestí rápidamente,
fui a abrir la puerta aún limpiándome las lágrimas de mis mejillas.
— ¿Estás bien? —fue lo primero que preguntó Edward
al entrar. Yo solo asentí y él me envolvió en sus brazos. Una acción que no fue
la adecuada ya que sin saber porque comencé a llorar y me estrechó aún más en
sus brazos y me susurraba que no tenía nada de que preocuparme.
—Lo siento. —me separé de él hipando y limpiando
mis mejillas.
— ¿Qué te sucedió?
—No lo sé. — soltó una risita y me dio un beso en
la frente.
— Esperaré a que estés lista y nos marchamos.
—Yo no puedo ir con tu familia.
—Lamento decirte que si no vas vendrá mi hermana y
te sacará. No sé que es lo que tienen planeado, pero no se irán tranquilas
hasta que lo consigan. Te prometo que no será nada malo.
—Sólo me tomara unos minutos. — me indico que fuera
y él se dirigió a la cocina.
Me maquillé un poco y arreglé mi ropa. Mirándome en
el espejo me pregunté que es lo que me había sucedido y porque me había puesto
a llorar en sus brazos; pero la respuesta fue clara, estaba sensible y el que
me abrazara fue una muestra de afecto que no esperaba y que ansiaba.
— ¿Segura que estás bien? —pregunto asustándome.
—Lo siento, no quise asustarte.
—Te pondré un cascabel, te mueves tan sigilosamente
que es muy difícil el escucharte cuando te acercas.
—Ó Puedes darme una melodía y te prometo que la
silbaré cuando me acerque. —sonreí ante su idea. — Me encanta verte sonreír.
—Ya estoy lista— dije cambiando la conversación.
Al llegar a su departamento sólo pude saludar al
padre de Edward y a Jasper ya que Alice y Esme me sacaron de ahí dejando a los
hombres a cargo de los dos pequeños dialillos que se fueron contra Edward.
—Edward nos dijo que tu bebé es un varón. — Dijo
Esme con una enorme sonrisa y yo solo dije un débil sí. —Tenemos que
agradecerte que nos estés devolviendo a nuestro hijo.
—Yo no…
—Mira Bella, desde que tú llegaste junto a él, mi
hermano parece otro y estamos muy contentos de ver que está dispuesto a rehacer
su vida.
—Sólo somos amigos. —dije sonrojada.
Ellas no dijeron nada, pero en su mirada había
cierta duda. Llegamos a la tienda en la que Edward me había llevado cuando fui
a la cena de ensayo de Ángela. Las acompañe al interior donde fueron a hacer
una revisión y después de unos minutos abandonamos la tienda para dirigirnos a
una de ropa de bebé.
—Edward nos dijo que aún no has comprado nada.
—Planeaba hacerlo esta semana. —dije mirando unos
zapatitos y un par de conjuntos de ropita.
—Esperamos que no te moleste que queramos ayudarte.
—dijo Alice sonrojada.
—Agradezco su ofrecimiento, pero yo no planeaba
comprar en este sitio; la verdad es que esto se sale de mi presupuesto. —ambas
mujeres se miraron entre si y se sonrieron.
—Solo compraremos un par de cosas aquí después te
llevaremos a una tienda en la que son precios más aceptables y la ropita es
igual de hermosa. —me dijo Esme tomando mi mano y haciéndome mirar ropita de la
que me enamoré, y sin poder contenerme compré un conjuntito azul cielo e
ignorando mis protestas ellas compraron un par de cosas. Y como lo habían
prometido después fuimos a otra tienda.
Ahí pasamos cerca de tres horas y cuando salimos
todas llevábamos bolsas y yo sólo quería llegar a recostarme un poco, pero
había prometido que comería con ellos y después sabía que no había problema en
que me marchara.
Con esos pensamientos me quedé dormida en el
trayecto de vuelta, desperté sobresaltada al escuchar una maldición.
—Lo siento no quería despertarte. — escuché la voz
de Edward y de inmediato intenté ponerme de pie, lo que fue un error ya que el
movimiento rápido y brusco me hicieron tambalearme, Edward fue rápido y me
atrapó en sus brazos estabilizándome. — ¿Estás bien?
—Un mareo. —dije pegando mi rostro en su pecho y
respirando su aroma, acarició mi espalda y soltó una risita que me hizo
recordar que él que me tenia abrazada era mi jefe y debía de separarme. —Lo
siento.
—No pasa nada, yo soy el que siento despertarte
¿Por qué no duermes un poco más?
— ¡No! —dije alarmada. — No debí dormirme, estoy
tan avergonzada.
—Sólo estabas cansada y según mi madre y mi hermana
es bueno que duermas. — tomó un mechón de mi cabello y lo envolvió en su dedo.
—Vamos a comer.
Mientras caminábamos para encontrarnos a los demás,
traté de arreglar mi cabello y mi ropa lo que provocó unas risitas en Edward
que pasó un brazo por mi cintura y se inclinó.
—Estás perfecta. —susurró para después hacerme
entrar en el comedor, donde apenas se estaban llevando la comida.
— ¿Dormiste bien, cariño? —preguntó Esme llegando
frente a mí.
—No quise quedarme dormida. —me disculpé.
—Eso no importa Bella, en tú estado es de lo más
normal. —me dio un abrazo y se giró en donde estaban su esposo y sus nietos y
los envió a lavarse las manos.
—Alice se durmió una vez en una obra de teatro.
—dijo Jasper con una sonrisa ganándose un golpe por parte de su esposa.
En la comida, Mark pidió sentarse junto a mí. Los
hombres hablaron de la aventura que había sido estar cuidándolos solo un par de
horas. Eran dos pequeños inquietos y aunque eran demasiado traviesos Edward
parecía encantado con tenerlos ahí. Estaba segura que cuando surgiera la
oportunidad Edward sería un gran padre.
Edward y su padre terminaron la comida hablando de
trabajo lo que les hizo acreedores de un regaño de Esme. Se disculparon y se
marcharon al pequeño despacho de Edward. Nicolás, el hombre que trabajaba con
Edward, limpió rápidamente el comedor y aunque quise ayudar no me lo
permitieron y me hicieron acompañarlas a un saloncito donde había una chimenea
y una vista preciosa de la ciudad.
Alice aprovechó el tiempo para hacer que su hija
hiciera los deberes que le habían dejado para ese fin de semana, la niña no
estaba del todo contenta, me asomé sobre su hombro y note que estaba
aprendiendo las vocales.
—No me sale mamá. —se quejo borrando nuevamente lo
que había escrito.
—Veamos. — se acomodó junto a ella y le ayudo
tomando su mano y haciéndola formar la "e", después de unas cuantas
la dejó nuevamente sola y ella se quejó. —Inténtalo cariño.
— ¿Te ayudo? —me ofrecí y la niña asintió,
rápidamente en la mitad de la hoja hice con puntitos letras "e" y los
dejé listos para que ella los siguiera y formara la letra, era una táctica que
utilizaba con los niños que yo había enseñado. — Ahora sólo sigue los puntos
para formar la letra.
La vimos intentarlo y cuando se acabaron los
puntos, ella terminó de hacerlas sin necesidad de la guía, cuando terminó me
sonrió y se lo mostro a su mamá que la felicitó y la mando hacer las demás
letras.
—Gracias por la ayuda, jamás se me hubiera
ocurrido. —me dijo Alice sentándose junto a mí y tomando mi mano.
EVOP
Me había prometido el no involucrarme con otra
mujer, y ahora ya estaba hasta el cuello.
Lo de Bella había comenzado siendo algo sin
importancia, pero ella había cambiado las cosas, no intencionalmente. En el
tiempo que llevábamos juntos en ningún momento había dado indicio de estar
buscando algo más, ella me estaba conquistando sin darse cuenta. Bella era
diferente a las otras chicas, ella no se interesaba por mi dinero o mi
posición, ella veía al verdadero Edward y parecía disfrutar de estar con él.
Con ella no tenía miedo de mostrarme tal cual soy y lo mejor de todo es que
poco a poco me había hecho olvidar la humillación de mi fracaso. También había
despertado una fibra en mí que me hacía querer protegerla a ella y su bebé.
Ella me importaba más de lo que cualquier otra mujer me había importado antes.
— ¿Quieres hablar de algo? —pregunto mi padre y me
hizo recordar en donde estaba y que se suponía estábamos hablando.
—No.
—Bella es una chica maravillosa. ¿Qué hay del padre
del bebé? —me levanté y me senté junto a él.
—No habla de él— apoyé mis brazos en mis piernas y
entrelacé mis manos mirando al suelo. — ¿Puedo ser sincero contigo?
—Sabes que puedes hacerlo.
—No sé cómo decir esto. — mi padre soltó una risita
y chasqueo a lengua.
— ¿Decirme que quieres que Bella sea más que tu
secretaría? —lo miré con los ojos muy abiertos. — No soy tonto hijo, es más que
obvio que esa chica te interesa.
— ¿Crees qué es una estupidez?
— ¿Estupidez? — enarcó una ceja.
—Ya sabes, porque ella está embarazada de otro
hombre. —dije recordando la sensación de su vientre chocando con mi abdomen.
—Eso no importa, la pregunta es: ¿realmente no te
importa que ese bebé no sea tuyo?
—No me importa. Bella no me ha contado nada sobre
la identidad del padre del bebé, pero parece ser que el tipo sólo la utilizó y
no quiso hacerse cargo de las consecuencias.
—Hay muchos hombres que ven a las mujeres sólo como
un objeto para su placer y no les importa las consecuencias. Bella es una gran
mujer, ella está sola y trata de hacer lo mejor para su bebé.
—Es una mujer valiosa que no merece estar sola, que
se merece tener a alguien que vea por ella y por su hijo.
— ¿Y tú quieres ser ese alguien?
— ¿Crees qué estoy loco?
—Sólo creo que estás enamorado de Bella. —apretó mi
hombro y sonrió. —Es una buena chica y ten por seguro que a nosotros no nos
importará que ese bebé no lleve la sangre de los Cullen, para nosotros será un
Cullen.
— ¿Qué crees que piense mamá al respecto?
—Para saberlo se lo tendrás que preguntar pero te
aseguro que ella te apoyará.
—Tengo días dando vueltas a eso, y no sé de que
manera acercarme a ella.
—Tendrás que conquistarla, hazle regalos sencillos:
flores, chocolates, ayúdala en lo referente al bebé, que ella sepa que te tiene
a ti.
—No quiero perderla.
—No apresures las cosas y verás que no la perderás.
Mi padre tuvo que atender una llamada y yo lo dejé
para ir a ver que Bella estuviera bien con las dos mujeres de mi familia. La
encontré hablando con mi madre y me quedé estático al ver que estaba llorando y
mi madre la estaba consolando, me acerque un poco más intentando que no
advirtieran mi presencia.
— ¿Cómo has podido pasar tú sola por eso? —le dijo
mi madre acariciando su cabello.
—Fue mi error…
—Tú aún eres una mujer muy inocente y hay seres sin
escrúpulos que se aprovechan de eso. Pero ya no estás sola, quiero que veas en
nosotros una familia.
—Yo no puedo hacer eso, yo no quiero que…
—No te atrevas a decir lástima, porque es lo último
que sentiría por ti cariño. — limpió una de sus mejillas. — te estoy muy
agradecida porque desde que tú llegaste a la vida de Edward él ha comenzado a
ser el de antes y ahora yo me siento muy orgullosa de ti, de todo lo que has
hecho por el bienestar de tú bebé sin importar que ese hombre…—dejó la frase
inconclusa y apretó las labios para después suspirar— y que tú familia te diera
la espalda. Nosotros estamos contigo.
—No puedo aceptar más de lo que ya han hecho por
mí.
—Edward. — dijo mi madre mirándome de manera
reprobatoria y Bella se puso pálida al verme.
—Acabo de llegar e iba a marcharme para que
siguieran hablando. —dije avergonzado.
—Voy a ver si Ally sigue dormida y si Alice ya
termino de bañar a Mark. —le dio un beso a Bella y salió tocando mi brazo al
pasar.
Sin saber bien lo que estaba haciendo me senté
junto a Bella y tome su mano entre las mías. Ella estaba temblando así que la
abracé.
— ¿Qué escuchaste? —pregunto en un murmullo.
—Nada Bella, lo que sea que hablaste con mi madre
sólo lo sabe ella y si en algún momento quieres contármelo ya me lo dirás. —
con esas palabras se relajó. — ¿Quieres que te lleve a casa?
—Me gustaría descansar. —dijo con timidez.
Se despidió de mi familia y mi madre la abrazó
mientras le susurraba algo y ella asentía. La lleve al departamento y la dejé
no sin antes darle un beso en la coronilla y hacer que me prometiera que se
cuidaría y que descansaría.
Cuando volví a casa encontré a mi madre en la
cocina preparando un postre para la cena. Me acomode en una de las sillas y
ella no me miro.
— ¿Estás molesta? —pregunté ante su silencio.
—No lo estoy, es solo que sigo pensando en Bella.
—metió el pastel al horno y se acomodo junto a mí. — ¿Qué es lo que pretendes
Edward?
— ¿De qué hablas?
— ¿Crees qué no lo he notado? Dime sinceramente si
la chica te interesa para algo serio o aún sigues con la estúpida idea de que las
mujeres ya no entran en tú vida de manera permanente.
— ¿Tú cómo sabes eso? —pregunté sorprendido ya que
yo jamás le había dicho que no deseaba a alguna mujer en mi vida.
—Entre tu padre y yo no hay secretos. Pero lo que
me interesa saber es ¿qué pretendes con Bella?
—Si te dijera que me interesa y que no me importa
que esté embarazada.
— ¿Estás dispuesto a cuidar de un bebé que no es tú
sangre? —enarcó una ceja y en ese momento pensé que la mujer que tenía delante
de mi no era mi madre, parecía que le molestara mi actitud y que no aceptara la
idea de que me hiciera cargo de un bebé que no fuera mío.
—Pero puedo cuidarlo como si fuera mío. ¿Podrías
aceptar eso?
— ¿Si te dijera que no? —preguntó muy seria y yo
aparte la mirada de mi madre y vi a la nada.
No había pensado que mi madre llegara a rechazar a
Bella por el bebé, ella siempre había sido una mujer agradable y que pensé que
no le daría importancia a un detalle tan pequeño como ese. No me había
planteado en tener que decidir entre ver a mi madre feliz o estar con una mujer
que mi madre rechazaría y por lo tanto haría que me alejara de mi familia para
cuidarla.
— ¿Si te dijera que tienes que elegir entre esa
chica y su bebé o yo? — me quedé más atónito ante su pregunta, la miré
sorprendido pero la respuesta era clara.
—Te diría que tendrás que acostumbrarte a la idea
de no verme ya que la elegiría a ella y a su bebé. — me levanté dolido por la
reacción de mi madre y me dirigí a la puerta.
— ¡Oh, Edward! — me alcanzó y me abrazó. — sólo
estaba comprobando que Bella te interesa, es un chica dulce y no se merece que
jueguen nuevamente con ella. No quería que la lastimaras.
— ¿Así que todo fue una prueba? —asintió
limpiándose las mejillas. —No podía creer que tú tuvieras esos prejuicios y que
no aceptaras a Bella por su bebé.
—Sólo estaba comprobado que supieras que si te
interesa Bella también tendrás a un bebé, ella no lo dejara por nada.
—Y yo no se lo pediría. Sé que el paquete incluye a
dos. —dije con una sonrisa. — ¿No te importaría ser abuela de ese bebé?
—Para mí sería un Cullen ¿Tú podrías verlo como si
fuera realmente tuyo y no de otro?
—Si Bella me aceptara y la ayudara con el bebé, yo
lo trataría como si realmente fuera mío. —me abrazó y ocultó su rostro en mi
pecho sollozando.
—Eres un buen hombre Edward.
—Gracias a ti y a mi padre.
Después de hablar con mi madre fue Alice la que me
preguntó que es lo que sucedía entre Bella y yo, así que ya con mis
sentimientos en claro le dije lo que sentía por ella y en lugar de una muestra
de desagrado ella estaba contenta y me felicitó por la elección. Mi familia
había aceptado la idea de que Bella formara parte de nosotros. Ahora solo debía
de hacer que Bella me aceptara y que me permitiera ayudarla en su nueva tarea
de mamá. Era el momento de conquistarla.
…
Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de
corregir mis horrores de ortografía y de redacción.
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