Dolorosa traición: Capítulo 7



Sintiendo

Poco después de una hora estábamos fuera de su departamento donde su familia lo estaría esperando, él salió del ascensor mientras que yo me quedé adentro pensando que excusa podría darle para no entrar en ese lugar.

—Quita esa cara Bella, sólo es una cena con mi familia— lo decía para tranquilizarme sin saber que era justamente eso lo que me tenía tan nerviosa, para él era sencillo pues no era el quién se vería expuesto a la crítica.


—No puedo hacerlo, yo no debería de estar aquí— dije en un susurro sintiendo mi estómago contraerse.

— ¿De qué tienes miedo?—pregunto acariciando mi mejilla. — Todo saldrá bien. ¿Vamos?

Supe que al tomar su mano para salir del ascensor estaba cometiendo un grave error, pero aún así deje que me llevara dentro de su departamento donde se escuchaba una suave música acompañada de voces femeninas y grititos de niños que llamaban a su madre. Solté la mano de Edward y me mantuve un paso atrás de él. Apenas entramos a la sala un par de niños se abalanzaron gritando por él, una mujer de cabello caramelo sonrió ampliamente y camino de manera lenta pero elegante hasta llegar y abrazarlo con extremo cariño, los escuché hablar y bromear un poco, retrocedí un poco al notar que estaba de más y debía de salir de ahí, al final no se darían cuenta de que me había marchado.

— ¿Es la educación que te dimos Edward?—pregunto su madre con el entrecejo fruncido y caminando hacia mí— disculpa a mi hijo, tú debes de ser Isabella, Yo soy Esme la mamá de Edward.

—Eres un maleducado Cullen—la chica de cabello corto danzo junto a su madre y me sonrió mostrándome sus perfectos dientes blancos— yo soy Alice su hermana consentida.

—Eres mi única hermana Ali— mire a Edward que hablo sin mirarnos ya que un pequeño estaba pegado a su pierna y la niña estaba sujeta a su cuello. Era una escena muy enternecedora.

—La niña que parece querer estrangular a mi hermano es Allyson y el pequeño es Mark—los señaló Alice con una radiante sonrisa, luego miro a los dos hombres que iban entrando y siguió con las presentaciones— ese rubio guapo es mi padre y él otro que no esta tan mal es mi esposo Jasper.

No pude evitar reír al ver la cara de sorpresa de su esposo quien al igual que yo había pensado que el halago iba dirigido a él, cuando la realidad era que iba para su padre quién me guiñó un ojo y tomó a la pequeña, que gritó pero que de inmediato se abrazó a él haciendo que el pequeño levantara los brazos para que su tío lo levantara y así lo hizo Edward.

—Nos alegra de que quisieras acompañarnos— Esme me rodeó los hombros con sus brazos y me hizo integrarme al grupo.

—No quería. — Enrojecí ante las palabras de Edward y evité mirar a algún miembro de su familia — espero que la cena esté lista, ya que cierta señorita debe de alimentarse.

— Yo no...

— Esperamos que la cena sea de tu agrado, no es nada muy elaborado— se disculpó Esme y me sentí como si acabara de ingresar a otra dimensión. Alice tomó a su hijo en brazos y siguió a su esposo, después salieron los padres de Edward y al final nosotros. Sobre la mesa habían diferentes platillos, nada fuera de lo común y los pequeños apenas estuvieron en sus sillas se estiraron para probar el pastel y se ganaron una llamada de atención de su madre, quién apenas se giró a los pequeños ignoró y más cuando Edward les acercó un poco más el postre.

—Relájate, nadie de mi familia te lastimará— murmuró Edward en mi oído y comenzó a servir un plato— ¿Te gusta el apio?— hice una mueca y el soltó una risita al instante comprendí que ese plato era para mí.

—Yo puedo hacerlo Edward— él me ignoró y Alice me dijo que dejara que hiciera algo caballeroso, que además estaba segura que me lo merecía y que sabía por experiencia que su hermano era un mandón y la mayoría de las veces un malhumorado, y asentí con una sonrisa pero me sonrojé al ver a Edward lanzarme una mirada envenenada.

— ¿Soy un ogro?— preguntó al tiempo que dejaba el plato delante de mí.

—Si — contestaron su madre y su hermana a lo que yo reí.

—No soy tan malo con Bella— me miró para que dijera que era cierto.

—No es tan malo—asegure llevándome un trozo de manzana a la boca mientras todos reían y él solo rodaba los ojos. — La verdad es que Edward no es para nada malo, bueno aunque algunas veces es un gruñón, mandón, que nos hace trabajar de más, es un buen hombre. — dije y noté como la cara de Edward reflejaba la sorpresa de mis palabras y sólo pude soltar una carcajada que fue seguida por las de su familia— Es broma Edward, estoy muy agradecida por toda la ayuda que me has brindado.

La cena resultó de lo más agradable y me sentí tonta de haber pensado que algo podría salir mal, eran personas tan agradables como Edward y los pequeños parecían tener más energía de la que esperaba.

Después de la cena llego el postre y yo me entretuve con Mark que parecía querer mancharse de pastel todo el rostro. Ayudé a Allyson con un dibujo que estaba coloreando, le mostré la manera adecuada de tomar los colores y le indiqué el que no tenía que presionar tanto o la punta se rompería continuamente.

Estar con los sobrinos de Edward me recordaba los días en los que yo estaba frente a un grupo de pequeños de preescolar. Separé mi mirada del dibujo de Allyson cuando una mano se acomodo en mi pierna y al levantar el rostro me encontré con la mirada de Edward que estaba sorprendido.

—Les simpatizas. —me susurró señalando a los pequeños. — Ellos son los más exigentes.

—No lo parecen.

Cerca de las diez me despedí de su familia y estaba lista para marcharme a casa y antes de que saliera, el pequeño Mark llegó corriendo hasta donde estaba con Edward.

— ¿Mañana vendas a come? —pregunto tallando su ojito derecho y dejando escapar un bostezo.

—Mañana estará aquí con nosotros, Mark. — miré a Edward que me sonrió y levantó al pequeño. —Ahora despídete de Bella y deséale buenas noches.

—Buenas noches Bella. — le di un beso.

Aún con mis protestas Edward me llevó al departamento y me acompañó hasta la puerta y me dio un beso en la coronilla y prometió que pasaría por mí para pasar la tarde con su familia, ya que su madre y su hermana querían que las acompañara a un sitio que no sabía.

Esa noche me costó demasiado el conciliar el sueño, pero finalmente lo conseguí y cuando desperté el cielo ya estaba despejado y me levanté al ver que eran cerca de las diez. Me preparé el desayuno y después me di un baño y antes de vestirme me observe de perfil en el espejo y no pude contener las lágrimas, mi barriguita era notoria y no podía esperar para sentir cuando el bebé comenzara a moverse.

El timbre comenzó a sonar y me vestí rápidamente, fui a abrir la puerta aún limpiándome las lágrimas de mis mejillas.

— ¿Estás bien? —fue lo primero que preguntó Edward al entrar. Yo solo asentí y él me envolvió en sus brazos. Una acción que no fue la adecuada ya que sin saber porque comencé a llorar y me estrechó aún más en sus brazos y me susurraba que no tenía nada de que preocuparme.

—Lo siento. —me separé de él hipando y limpiando mis mejillas.

— ¿Qué te sucedió?

—No lo sé. — soltó una risita y me dio un beso en la frente.

— Esperaré a que estés lista y nos marchamos.

—Yo no puedo ir con tu familia.

—Lamento decirte que si no vas vendrá mi hermana y te sacará. No sé que es lo que tienen planeado, pero no se irán tranquilas hasta que lo consigan. Te prometo que no será nada malo.

—Sólo me tomara unos minutos. — me indico que fuera y él se dirigió a la cocina.

Me maquillé un poco y arreglé mi ropa. Mirándome en el espejo me pregunté que es lo que me había sucedido y porque me había puesto a llorar en sus brazos; pero la respuesta fue clara, estaba sensible y el que me abrazara fue una muestra de afecto que no esperaba y que ansiaba.

— ¿Segura que estás bien? —pregunto asustándome. —Lo siento, no quise asustarte.

—Te pondré un cascabel, te mueves tan sigilosamente que es muy difícil el escucharte cuando te acercas.

—Ó Puedes darme una melodía y te prometo que la silbaré cuando me acerque. —sonreí ante su idea. — Me encanta verte sonreír.

—Ya estoy lista— dije cambiando la conversación.

Al llegar a su departamento sólo pude saludar al padre de Edward y a Jasper ya que Alice y Esme me sacaron de ahí dejando a los hombres a cargo de los dos pequeños dialillos que se fueron contra Edward.

—Edward nos dijo que tu bebé es un varón. — Dijo Esme con una enorme sonrisa y yo solo dije un débil sí. —Tenemos que agradecerte que nos estés devolviendo a nuestro hijo.

—Yo no…

—Mira Bella, desde que tú llegaste junto a él, mi hermano parece otro y estamos muy contentos de ver que está dispuesto a rehacer su vida.

—Sólo somos amigos. —dije sonrojada.

Ellas no dijeron nada, pero en su mirada había cierta duda. Llegamos a la tienda en la que Edward me había llevado cuando fui a la cena de ensayo de Ángela. Las acompañe al interior donde fueron a hacer una revisión y después de unos minutos abandonamos la tienda para dirigirnos a una de ropa de bebé.

—Edward nos dijo que aún no has comprado nada.

—Planeaba hacerlo esta semana. —dije mirando unos zapatitos y un par de conjuntos de ropita.

—Esperamos que no te moleste que queramos ayudarte. —dijo Alice sonrojada.

—Agradezco su ofrecimiento, pero yo no planeaba comprar en este sitio; la verdad es que esto se sale de mi presupuesto. —ambas mujeres se miraron entre si y se sonrieron.

—Solo compraremos un par de cosas aquí después te llevaremos a una tienda en la que son precios más aceptables y la ropita es igual de hermosa. —me dijo Esme tomando mi mano y haciéndome mirar ropita de la que me enamoré, y sin poder contenerme compré un conjuntito azul cielo e ignorando mis protestas ellas compraron un par de cosas. Y como lo habían prometido después fuimos a otra tienda.

Ahí pasamos cerca de tres horas y cuando salimos todas llevábamos bolsas y yo sólo quería llegar a recostarme un poco, pero había prometido que comería con ellos y después sabía que no había problema en que me marchara.

Con esos pensamientos me quedé dormida en el trayecto de vuelta, desperté sobresaltada al escuchar una maldición.

—Lo siento no quería despertarte. — escuché la voz de Edward y de inmediato intenté ponerme de pie, lo que fue un error ya que el movimiento rápido y brusco me hicieron tambalearme, Edward fue rápido y me atrapó en sus brazos estabilizándome. — ¿Estás bien?

—Un mareo. —dije pegando mi rostro en su pecho y respirando su aroma, acarició mi espalda y soltó una risita que me hizo recordar que él que me tenia abrazada era mi jefe y debía de separarme. —Lo siento.

—No pasa nada, yo soy el que siento despertarte ¿Por qué no duermes un poco más?

— ¡No! —dije alarmada. — No debí dormirme, estoy tan avergonzada.

—Sólo estabas cansada y según mi madre y mi hermana es bueno que duermas. — tomó un mechón de mi cabello y lo envolvió en su dedo. —Vamos a comer.

Mientras caminábamos para encontrarnos a los demás, traté de arreglar mi cabello y mi ropa lo que provocó unas risitas en Edward que pasó un brazo por mi cintura y se inclinó.

—Estás perfecta. —susurró para después hacerme entrar en el comedor, donde apenas se estaban llevando la comida.

— ¿Dormiste bien, cariño? —preguntó Esme llegando frente a mí.

—No quise quedarme dormida. —me disculpé.

—Eso no importa Bella, en tú estado es de lo más normal. —me dio un abrazo y se giró en donde estaban su esposo y sus nietos y los envió a lavarse las manos.

—Alice se durmió una vez en una obra de teatro. —dijo Jasper con una sonrisa ganándose un golpe por parte de su esposa.

En la comida, Mark pidió sentarse junto a mí. Los hombres hablaron de la aventura que había sido estar cuidándolos solo un par de horas. Eran dos pequeños inquietos y aunque eran demasiado traviesos Edward parecía encantado con tenerlos ahí. Estaba segura que cuando surgiera la oportunidad Edward sería un gran padre.

Edward y su padre terminaron la comida hablando de trabajo lo que les hizo acreedores de un regaño de Esme. Se disculparon y se marcharon al pequeño despacho de Edward. Nicolás, el hombre que trabajaba con Edward, limpió rápidamente el comedor y aunque quise ayudar no me lo permitieron y me hicieron acompañarlas a un saloncito donde había una chimenea y una vista preciosa de la ciudad.

Alice aprovechó el tiempo para hacer que su hija hiciera los deberes que le habían dejado para ese fin de semana, la niña no estaba del todo contenta, me asomé sobre su hombro y note que estaba aprendiendo las vocales.

—No me sale mamá. —se quejo borrando nuevamente lo que había escrito.

—Veamos. — se acomodó junto a ella y le ayudo tomando su mano y haciéndola formar la "e", después de unas cuantas la dejó nuevamente sola y ella se quejó. —Inténtalo cariño.

— ¿Te ayudo? —me ofrecí y la niña asintió, rápidamente en la mitad de la hoja hice con puntitos letras "e" y los dejé listos para que ella los siguiera y formara la letra, era una táctica que utilizaba con los niños que yo había enseñado. — Ahora sólo sigue los puntos para formar la letra.

La vimos intentarlo y cuando se acabaron los puntos, ella terminó de hacerlas sin necesidad de la guía, cuando terminó me sonrió y se lo mostro a su mamá que la felicitó y la mando hacer las demás letras.

—Gracias por la ayuda, jamás se me hubiera ocurrido. —me dijo Alice sentándose junto a mí y tomando mi mano.

EVOP

Me había prometido el no involucrarme con otra mujer, y ahora ya estaba hasta el cuello.

Lo de Bella había comenzado siendo algo sin importancia, pero ella había cambiado las cosas, no intencionalmente. En el tiempo que llevábamos juntos en ningún momento había dado indicio de estar buscando algo más, ella me estaba conquistando sin darse cuenta. Bella era diferente a las otras chicas, ella no se interesaba por mi dinero o mi posición, ella veía al verdadero Edward y parecía disfrutar de estar con él. Con ella no tenía miedo de mostrarme tal cual soy y lo mejor de todo es que poco a poco me había hecho olvidar la humillación de mi fracaso. También había despertado una fibra en mí que me hacía querer protegerla a ella y su bebé. Ella me importaba más de lo que cualquier otra mujer me había importado antes.

— ¿Quieres hablar de algo? —pregunto mi padre y me hizo recordar en donde estaba y que se suponía estábamos hablando.

—No.

—Bella es una chica maravillosa. ¿Qué hay del padre del bebé? —me levanté y me senté junto a él.

—No habla de él— apoyé mis brazos en mis piernas y entrelacé mis manos mirando al suelo. — ¿Puedo ser sincero contigo?

—Sabes que puedes hacerlo.

—No sé cómo decir esto. — mi padre soltó una risita y chasqueo a lengua.

— ¿Decirme que quieres que Bella sea más que tu secretaría? —lo miré con los ojos muy abiertos. — No soy tonto hijo, es más que obvio que esa chica te interesa.

— ¿Crees qué es una estupidez?

— ¿Estupidez? — enarcó una ceja.

—Ya sabes, porque ella está embarazada de otro hombre. —dije recordando la sensación de su vientre chocando con mi abdomen.

—Eso no importa, la pregunta es: ¿realmente no te importa que ese bebé no sea tuyo?

—No me importa. Bella no me ha contado nada sobre la identidad del padre del bebé, pero parece ser que el tipo sólo la utilizó y no quiso hacerse cargo de las consecuencias.

—Hay muchos hombres que ven a las mujeres sólo como un objeto para su placer y no les importa las consecuencias. Bella es una gran mujer, ella está sola y trata de hacer lo mejor para su bebé.

—Es una mujer valiosa que no merece estar sola, que se merece tener a alguien que vea por ella y por su hijo.

— ¿Y tú quieres ser ese alguien?

— ¿Crees qué estoy loco?

—Sólo creo que estás enamorado de Bella. —apretó mi hombro y sonrió. —Es una buena chica y ten por seguro que a nosotros no nos importará que ese bebé no lleve la sangre de los Cullen, para nosotros será un Cullen.

— ¿Qué crees que piense mamá al respecto?

—Para saberlo se lo tendrás que preguntar pero te aseguro que ella te apoyará.

—Tengo días dando vueltas a eso, y no sé de que manera acercarme a ella.

—Tendrás que conquistarla, hazle regalos sencillos: flores, chocolates, ayúdala en lo referente al bebé, que ella sepa que te tiene a ti.

—No quiero perderla.

—No apresures las cosas y verás que no la perderás.

Mi padre tuvo que atender una llamada y yo lo dejé para ir a ver que Bella estuviera bien con las dos mujeres de mi familia. La encontré hablando con mi madre y me quedé estático al ver que estaba llorando y mi madre la estaba consolando, me acerque un poco más intentando que no advirtieran mi presencia.

— ¿Cómo has podido pasar tú sola por eso? —le dijo mi madre acariciando su cabello.

—Fue mi error…

—Tú aún eres una mujer muy inocente y hay seres sin escrúpulos que se aprovechan de eso. Pero ya no estás sola, quiero que veas en nosotros una familia.

—Yo no puedo hacer eso, yo no quiero que…

—No te atrevas a decir lástima, porque es lo último que sentiría por ti cariño. — limpió una de sus mejillas. — te estoy muy agradecida porque desde que tú llegaste a la vida de Edward él ha comenzado a ser el de antes y ahora yo me siento muy orgullosa de ti, de todo lo que has hecho por el bienestar de tú bebé sin importar que ese hombre…—dejó la frase inconclusa y apretó las labios para después suspirar— y que tú familia te diera la espalda. Nosotros estamos contigo.

—No puedo aceptar más de lo que ya han hecho por mí.

—Edward. — dijo mi madre mirándome de manera reprobatoria y Bella se puso pálida al verme.

—Acabo de llegar e iba a marcharme para que siguieran hablando. —dije avergonzado.

—Voy a ver si Ally sigue dormida y si Alice ya termino de bañar a Mark. —le dio un beso a Bella y salió tocando mi brazo al pasar.

Sin saber bien lo que estaba haciendo me senté junto a Bella y tome su mano entre las mías. Ella estaba temblando así que la abracé.

— ¿Qué escuchaste? —pregunto en un murmullo.

—Nada Bella, lo que sea que hablaste con mi madre sólo lo sabe ella y si en algún momento quieres contármelo ya me lo dirás. — con esas palabras se relajó. — ¿Quieres que te lleve a casa?

—Me gustaría descansar. —dijo con timidez.

Se despidió de mi familia y mi madre la abrazó mientras le susurraba algo y ella asentía. La lleve al departamento y la dejé no sin antes darle un beso en la coronilla y hacer que me prometiera que se cuidaría y que descansaría.

Cuando volví a casa encontré a mi madre en la cocina preparando un postre para la cena. Me acomode en una de las sillas y ella no me miro.

— ¿Estás molesta? —pregunté ante su silencio.

—No lo estoy, es solo que sigo pensando en Bella. —metió el pastel al horno y se acomodo junto a mí. — ¿Qué es lo que pretendes Edward?

— ¿De qué hablas?

— ¿Crees qué no lo he notado? Dime sinceramente si la chica te interesa para algo serio o aún sigues con la estúpida idea de que las mujeres ya no entran en tú vida de manera permanente.

— ¿Tú cómo sabes eso? —pregunté sorprendido ya que yo jamás le había dicho que no deseaba a alguna mujer en mi vida.

—Entre tu padre y yo no hay secretos. Pero lo que me interesa saber es ¿qué pretendes con Bella?

—Si te dijera que me interesa y que no me importa que esté embarazada.

— ¿Estás dispuesto a cuidar de un bebé que no es tú sangre? —enarcó una ceja y en ese momento pensé que la mujer que tenía delante de mi no era mi madre, parecía que le molestara mi actitud y que no aceptara la idea de que me hiciera cargo de un bebé que no fuera mío.

—Pero puedo cuidarlo como si fuera mío. ¿Podrías aceptar eso?

— ¿Si te dijera que no? —preguntó muy seria y yo aparte la mirada de mi madre y vi a la nada.

No había pensado que mi madre llegara a rechazar a Bella por el bebé, ella siempre había sido una mujer agradable y que pensé que no le daría importancia a un detalle tan pequeño como ese. No me había planteado en tener que decidir entre ver a mi madre feliz o estar con una mujer que mi madre rechazaría y por lo tanto haría que me alejara de mi familia para cuidarla.

— ¿Si te dijera que tienes que elegir entre esa chica y su bebé o yo? — me quedé más atónito ante su pregunta, la miré sorprendido pero la respuesta era clara.

—Te diría que tendrás que acostumbrarte a la idea de no verme ya que la elegiría a ella y a su bebé. — me levanté dolido por la reacción de mi madre y me dirigí a la puerta.

— ¡Oh, Edward! — me alcanzó y me abrazó. — sólo estaba comprobando que Bella te interesa, es un chica dulce y no se merece que jueguen nuevamente con ella. No quería que la lastimaras.

— ¿Así que todo fue una prueba? —asintió limpiándose las mejillas. —No podía creer que tú tuvieras esos prejuicios y que no aceptaras a Bella por su bebé.

—Sólo estaba comprobado que supieras que si te interesa Bella también tendrás a un bebé, ella no lo dejara por nada.

—Y yo no se lo pediría. Sé que el paquete incluye a dos. —dije con una sonrisa. — ¿No te importaría ser abuela de ese bebé?

—Para mí sería un Cullen ¿Tú podrías verlo como si fuera realmente tuyo y no de otro?

—Si Bella me aceptara y la ayudara con el bebé, yo lo trataría como si realmente fuera mío. —me abrazó y ocultó su rostro en mi pecho sollozando.

—Eres un buen hombre Edward.

—Gracias a ti y a mi padre.

Después de hablar con mi madre fue Alice la que me preguntó que es lo que sucedía entre Bella y yo, así que ya con mis sentimientos en claro le dije lo que sentía por ella y en lugar de una muestra de desagrado ella estaba contenta y me felicitó por la elección. Mi familia había aceptado la idea de que Bella formara parte de nosotros. Ahora solo debía de hacer que Bella me aceptara y que me permitiera ayudarla en su nueva tarea de mamá. Era el momento de conquistarla.




Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de corregir mis horrores de ortografía y de redacción.

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