Soy la indicada
De regreso, en el auto dije que estaba algo cansada
y que si no le importaba prefería dormir un poco, él no le dio importancia y se
dedicó a conducir mientras que yo fingía dormir.
Mientras recorríamos el jardín su madre había sido agradable,
pero en un par de ocasiones me dejó saber lo que yo intuía, ella no me veía
como la chica adecuada para su hijo. Sabía que tenía solo dos salidas, una era
alejarme y regresar a mi vida antes de que cambiara por completo o bien
demostrarle que podía ser la mujer adecuada para Edward, yo lo quería y me
asustaba que lo que sentía por él creciera de una manera tan acelerada, pero
era la sensación más intensa que había sentido por un hombre.
— ¿Qué te preocupa? —me preguntó rompiendo el
silencio y me dejó saber que era consciente de que no estaba dormida.
— ¿Por qué crees que me preocupa algo? —le
cuestioné abriendo los ojos y acomodándome en el asiento.
—Estabas demasiado rígida y tu semblante refleja
que algo te tiene inquieta. —me llevé la mano al cabello y me regañé
mentalmente por ser tan transparente ¿Qué es lo que me estaba pasando?
—Es sólo que no logro hacerme a la idea de esto.
— ¿Esto? —preguntó mirándome y enarcando una ceja y
sabía que había entrecerrado los ojos, pero no lo podía asegurar ya que llevaba
puestos los anteojos de sol. —Lo que tú llamas "esto", es una
relación.
— ¿Crees qué es lo correcto? —pregunté apoyando mi
codo en la puerta y recargando mi rostro en mi mano para mirarlo.
—Es lo que quiero y pensé que tu también.
—Si lo quiero, es sólo que hay momentos en los que
me pregunto ¿Qué estoy haciendo?
—La respuesta es demostrar que lo nuestro puede
funcionar.
— ¿Aunque tú madre no me acepte? —solté sin
pensarlo y sentí mis mejillas enrojecer.
—Se muestra algo recelosa, pero sé que dentro de
poco te la ganaras. —apretó mi rodilla. —El que vayas con ella de compras es
algo a tu favor.
Iba a seguir protestando, pero sabía que no tenía
ningún caso. Ahora sólo debía de prepararme mentalmente para el fin de semana.
Cerré los ojos con fuerza al caer en cuenta de que estando con ella visitaría
las tiendas más exclusivas y aunque podía cumplirme un capricho no lo hacía
porque me parecía estúpido el gastar en cosas tan simples que costaban una
fortuna sólo por ser de un diseñador reconocido.
Sería mejor que me tranquilizara y pensara en
alguna estrategia como si se tratara de una misión, bueno no era como si lo
fuera, era una misión muy difícil: tenía que simpatizar con la madre de Edward.
Reprimí una carcajada al darme cuenta de lo estúpida que sonaba.
Esa noche llamé a mis padres y lo primero que me
dijeron es que habían escuchado hablar mucho de mí en algunos de los programas
de espectáculos y que muchos de ellos aún seguían tratando de averiguar quien
era y a que me dedicaba y lo más importante como es que había conocido al gran
Edward Cullen.
— ¿Segura que estás haciendo lo correcto? —preguntó
mi madre que parecía aún dudar de la situación.
—Lo estoy mamá. ¿Puedes creer que conocí a sus
padres? —le comenté para que supiera que no era una simple aventura. ¿Por qué
si me había presentado a su familia quería decir que esto era algo más serio o
me estaba equivocando?
— ¿Y son agradables? ¿Te trataron bien?
—Su papá es un hombre simpático y bastante
agradable…
— ¿Así qué el problema es la madre? —soltó una
risita. —siempre somos las malas, pero es natural ya que siempre deseamos lo
mejor para nuestros hijos. Ya lo entenderás cuando seas madre.
—Es demasiado seria y…— me mordí la lengua— y creo
que no le caí muy bien, me ve como una intrusa.
—Solamente se tu misma cariño, no hay nadie que no
te adore. —solté una pequeña risita.
—Lo dices porque eres mi madre, así que ese
comentario no cuenta.
—Dale tiempo para que se acostumbre a ti, es
difícil ver que uno de nuestros hijos está saliendo con alguien, para nosotros
nadie será el adecuado.
— ¿Crees qué Edward no es el adecuado? —le pregunté
al recordar la manera agradable que lo había tratado.
—Es un hombre guapo no lo voy a negar, pero no me
agrada la fama que tiene, Sin embargo eres tú la que debe de elegir. Yo hubiera
preferido un chico normal.
— ¿Y él no lo es?
—Sabes a lo que me refiero Belly, él es un
multimillonario, proviene de una familia adinerada y no me asombraría que
tuviera familia de la nobleza.
—La gente únicamente conoce la faceta del Edward
que muestran las revistas, pero yo conozco una faceta que la mayoría desconoce
y que es maravillosa.
—Te quiero mucho Bella y por eso sólo te voy a
pedir que tengas mucho cuidado y que no te dejes cegar por los sentimientos, ya
que a veces no son los mejores consejeros. Abre bien los ojos pequeña.
—Confía en mi mamá, Edward no me engañaría.
—Hablamos después, que debo de ir al pueblo por un
par de cosas. —se despidió recordándome nuevamente lo mucho que me querían.
Me di una ducha y dejé que el agua se llevara mis
dudas, sabía que lo que estaba haciendo era lo correcto, Edward me quería y
aunque yo lo negara sabía que también lo hacía, teníamos que demostrarnos que
esta relación tenía un futuro, y lo primero que debía de hacer era demostrarles
a los demás que era la chica indicada para él.
El resto de la semana salí a conocer gran parte de
la ciudad ya que Edward tenía que estar en la oficina prácticamente todo el
día, era una ciudad algo sombría pero que poseía su encanto. Los primeros días
me había frustrado al notar que dos hombres me seguían a unos cuantos metros
tratando de ser discretos, pero era imposible no notarlos con mi formación como
agente; había tratado que Edward notara que era una exageración pero se negó
rotundamente a retirar a sus hombres.
Por las noches esperaba a Edward a cenar y sólo
cuando algo se complicaba me llamaba antes de las siete para avisarme que
llegaría tarde, en esta semana apenas dos veces habíamos cenado juntos, debido
a las diversas reuniones que debía de atender para que la empresa siguiera
trabajando al mismo ritmo de siempre. Podía que él no lo viera, pero estaba
desgastándose mucho y al final de cuentas eso le perjudicaría, una clara
muestra era el susto que les había dado su padre y parecía que él quería
obtener lo mismo. Un par de veces por la mañana era despertada con sensuales
caricias y una voz ronca que me hacía disfrutar de un momento de intimidad, en
cada uno de ellos había algo nuevo y muy excitante. Con él me estaba volviendo
más atrevida y había descubierto que era más flexible de lo que había
imaginado.
Finalmente el temido sábado había llegado, me había
envuelto en otro vestido que se ajustaba a mi cuerpo, me coloque unas
zapatillas que al final del día sabía terminaría odiando, pero todo era por dar
una buena impresión a la madre de Edward que no creía que me viera con buenos
ojos si me presentaba con algo que no fuera tan femenino.
—Todo saldrá bien. —me susurró posando sus manos en
mi cintura, haciendo a un lado mi cabello para poder besar mi cuello con
infinita suavidad.
—No puede ser tan malo. —le sonreí y lo aparte de
mi antes de que ambos termináramos retrasados y estropeara el tiempo que había
invertido para obtener un maquillaje casi perfecto.
Edward me acompañó hasta el lugar donde había
quedado de ver a su madre que ya me esperaba y al ver a Edward lo abrazó
aprovechó para lanzarme una mirada evaluadora, para mi sorpresa parece que no
encontró nada inapropiado por que no hizo ningún gesto.
— ¿Nos acompañarás? —preguntó su madre.
—Tengo trabajo que hacer, pero procura no tardar
demasiado ya que tengo entradas para una obra que estrena esta noche y quiero
llevar a Bella conmigo.
—No tardaremos demasiado, sólo necesito un par de
cositas. —le dio un beso y palmeó suavemente su mejilla.
—Nos vemos más tarde, preciosa. —besó mi coronilla
y en un rápido movimiento me dio de nuevo su tarjeta de crédito y antes de que
dijera algo él se marchó atendiendo una llamada al móvil.
—Será mejor comenzar. ¿Ya tienes algo adecuado para
esta noche? —me preguntó su madre enarcando una ceja.
—No tenía ni idea de que tuviera planes para esta
noche. —dije honestamente tratando de controlar mi molestia por enterarme de
esa manera.
—Muy bien, si nos damos prisa sé que encontraremos
algo que te ayude a mejorar tu apariencia. — apreté los puños ante su
comentario tan mordaz.
Fui junto con ella que no dejaba de hacer preguntas
sobre quienes eran mis diseñadores favoritos y si había visto la nueva
colección de invierno.
—No soy una amante de la moda, sólo he escuchado
hablar de algunos diseñadores pero no suelo comprar ropa de ese tipo. —se
mordió el labio inferior y solo negó con la cabeza.
— ¿A qué te dedicas Isabella?
—Soy agente del FBI. —dije con orgullo y note como
en su rostro se formaba una expresión de rotunda sorpresa.
— ¿Tú eras la chica que cuido de Edward durante
todo ese feo incidente?
—La misma. —dije con una sonrisa al recordar
algunas de las veces que había controlado a Edward y como este lentamente me
fue conquistando.
— ¿No es una falta de ética involucrarte con un
cliente?
—Ese caso está cerrado.
No dijo nada más y continuó caminando hasta llegar
a una tienda que con solo ver su decoración dejaba ver que era un lugar
exclusivo. Una de las dependientas se acercó a Esme y la saludó con
familiaridad.
—Necesitamos un vestido para ella. —me señaló y la mujer
me miró intensamente por unos segundos. —Asistirá a una obra de teatro.
—Creo que ya tengo algo que le puede ir bien.
—aseguró la mujer con una cálida sonrisa.
—Puedes ver por si te gusta algo Isabella, yo tengo
que medirme un par de prendas. —me dijo con una sonrisa fingida.
Recorrí la tienda y encontré varios modelos que me
enamoraron, y al ver la etiqueta pensé que se trataba de un robo, yo podía
conseguir un vestido similar por una cuarta parte o mucho menos. Me detuve a
mirar un vestido verde cuando escuche la voz de Esme que estaba evaluando
algunos vestidos.
—Ella es demasiado pálida y le sentara perfecto un
color vibrante. —le aseguró la mujer que le mostraba un vestido rojo.
—La pobre no tiene mucho encanto y necesito que
luzca presentable ya que acompañara a Edward. Creo que será mejor un color no
tan llamativo ya que no queremos que las miradas se posen en ella y noten lo
insignificante que es. —la mujer asintió.
Escuchar ese comentario mando mí autoestima a los
suelos, yo sabía que no era la mujer más hermosa pero el que alguien más lo
dijera dolía y mucho.
Finalmente después de un rato comencé a probarme
vestidos que iban desde el gris hasta el terracota, éste último lo descartó ya
que era un color que según ella no me favorecía. Después de una serie de
vestidos a los cuales siempre les encontraba algún pero, me mostraron uno que
dijo ella no me sentaría bien y yo pedí probármelo ya que me había gustado
aunque no fuera el tipo de vestido que solía usar. Era un vestido ceñido que se
ajustaba perfectamente a las pequeñas curvas que poseía y la dependienta que me
estaba ayudando me aseguró que debía de llevármelo ya que era el que más me
favorecía y me hacía ver divina. Al dejar que Esme me evaluara noté como
fruncía los labios y entrecerraba los ojos.
—No creo que sea el indicado.
—Yo creo que es perfecto. —dije segura sin mirarla
a los ojos. —Es el vestido que más me ha gustado y el que me siento cómoda.
—El hecho de que te guste no quiere decir que te
siente bien. —sentenció mirándome altivamente. —Pero es tu decisión yo sólo
planeaba ayudar.
—Y lo agradezco. —dije mirándome en el espejo y
sintiéndome bien ante la imagen que estaba observando.
Esme indicó que enviaran el vestido y los
accesorios que había elegido para el atuendo a la dirección de Edward, sin
pensarlo dos veces extendí mi tarjeta en lugar de la Edward y apreté los labios
al saber que al deslizarla una gran parte de mis ahorros se esfumarían y todo
por un vestido, unas zapatillas para una sola noche.
El resto de la tarde la acompañé entrando y
saliendo de diferentes tiendas, pero ella se mostraba más fría y me ignoró la
mayor parte del tiempo.
—Será mejor que te arregles si quieres estar lista
a tiempo. —me sugirió cuando estábamos fuera del edificio donde vivía con
Edward.
—Lamento lo de esta mañana, pero agradezco su
ayuda. —dije tratando de romper la tensión que se sentía entre ambas, cuando ya
estaba fuera del auto.
—Sólo asegúrate de no hacer el ridículo. —me dijo
cerrando la puerta y marchándose del lugar.
Lo que había imaginado no era nada en comparación
con lo horrible de la situación, era una mujer voluble y sobre todo una actriz
magnífica que delante de Edward se mostraba como una madre amorosa que estaba
dispuesta a llevarse bien con su nueva novia, pero conmigo se mostraba fría y
no temía dejarme saber lo desagradable que le resultaba.
Me tomó cerca de dos horas el alistarme y el
resultado fue espectacular. Deje la bata de lado y me dispuse a colocarme el
vestido para dar por finalizado el arreglo ya que Edward no tardaría en llegar.
—Permíteme. —mis manos se quedaron estáticas al
escuchar la sensual voz de Edward que mientras subía la cremallera del vestido
su mano rozaba la piel de mi espalda.
—Gracias.
—Luces maravillosa. —me aseguró dándome un beso
apasionado que me hizo gemir. —me daré una ducha ya que es tarde. Pero estaré
ansioso por regresar y quitarte ese vestido.
—Que sea una ducha de agua helada.
—No hay opción.
Al llegar al teatro muchas de las miradas se
posaron en nosotros y muchos se acercaron a saludarnos, algunas de las mujeres
me lanzaban una mirada altiva y me dedicaban una falsa sonrisa, mientras yo
trataba de ignorarlas. No entendía como estas personas eran tan hipócritas,
delante de Edward se mostraban agradables conmigo pero si él no miraba me veían
con desprecio.
—Edward. —ambos nos detuvimos y giramos al escuchar
que lo llamaban.
Abriéndose paso entre la multitud estaba Jane que
iba en un vestido rojo, uno que se parecía demasiado a uno de los que me había
probado esa mañana sólo que en gris oscuro.
—Que cambio. —fue lo primero que dijo al estar
frente a nosotros y mirarme.
— ¿Qué se te ofrecía Jane? —preguntó Edward pasando
un brazo por mi cintura y noté como varias miradas se posaban en nosotros.
—Sólo te vi y quise saludarlos. Mis padres estas
por llegar y estoy segura de que les encantara que después de la obra cenen con
nosotros.
—Gracias pero ya tenemos otros planes. —cortó
Edward.
—No es para nada educado el que rechaces la
invitación de Jane. —murmuró Eleazar que llegaba junto con su esposa que
resaltaba por el numero de joyas que tenía puestas.
—Será para otra ocasión y si nos disculpan, tenemos
que tomar nuestros lugares. —se despidió llevándome dentro.
EVOP
Sabía que Bella estaba nerviosa por pasar el día
con mi madre, pero el fin de semana anterior mi madre había demostrado que le
interesaba conocerla y que mejor manera que haciendo cosas de chicas que aunque
Bella asegurara no le gustaba salir de compras, sabía que pronto terminaría
amándolo y más cuando se diera cuenta de que ahora que estaba conmigo podía
obtener todo lo que quisiera.
Me llevé una grata sorpresa al llegar a casa y
encontrarla subiendo la cremallera de su vestido, tarea que decidí interrumpir
para hacerlo yo y aprovechar el momento para tocar su piel que con mi tacto
comenzaba a reaccionar de manera involuntaria y provocó que la ducha tuviera
que ser con agua muy helada para poder disminuir el calor que comenzaba a
recorrer mi cuerpo.
En el teatro muchas de las personas se acercaron
para saludarme, sin embargo sabía que la verdadera razón era que querían
conocer a la mujer que iba de mi brazo y que mantenía una sonrisa cálida y
cómplice conmigo. La sorpresa de la noche fue encontrarme con Jane y con sus
padres que aunque nos invitaron a cenar de manera supuestamente amigable, sabía
que lo que Eleazar pretendía era sembrar la duda en Bella o de lo contrario
decírselo de manera clara aunque yo no hubiera aceptado aún a contraer
matrimonio con Jane.
En lugar de disfrutar de la obra mi mente comenzó a
hacer una lista mental de todo lo que tenía que revisar y con cuales personas
debía de acudir para encontrar una solución al problema que me estaba
arruinando la vida en estos momentos.
— ¿Estás bien? —me preguntó en un susurro apretando
mi mano.
—Claro cariño. —mentí.
Ella volvió a poner toda su atención en el
escenario y supe que la siguiente semana a más tardar debía de viajar a
Newcastle para ver a Annette. No podía dejar que los medios hablaran con ella
ya que se ocasionaría un escándalo que arruinaría un par de negocios, la
reputación de mi familia y mi relación con Bella.
…
Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de
corregir mis horrores de ortografía y de redacción.
oh oh... no se que mas poner :3 asi que creo que debiste describir un poco el vestido de bella, sin ofrnder, critica constructiva u.u
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