Desplazada
Edward era un hombre único, pero también tenía un
pasado que lo seguiría y sería muy difícil que las personas se olvidaran lo que
había sido. Cerré los ojos y recordé todos los momentos que había pasado a su
lado y sin duda eran los mejores, me hacía sentir una mujer completa.
Lo único que debía de arreglar era la relación con
Esme, puede que no le simpatizara completamente, pero era la madre de Edward y
una mujer con la que debía de convivir muy constantemente. Edward me importaba
y por él podía sacrificarme un poco, tendría que demostrar que era la mujer
adecuada para él.
Ese fin de semana fuimos a ver a sus padres y de
nuevo ese sentimiento de nerviosismo apareció de nueva cuenta, sabía que
tendría un nuevo ataque sutil por parte de Esme y el cual debía de ignorar y
tratar de no contestar ya que ella lo podía utilizar en mi contra. La sorpresa
es que Esme se había marchado a una subasta en Francia y sólo pasamos el fin de
semana con Carlisle que se mostró feliz de tenernos con él y aprovechó para
contarme algunas anécdotas divertidas de Edward.
Dejamos a su padre y regresamos a la ciudad donde
Edward tuvo que atender un par de llamadas de negocios y que no podían esperar.
Yo me fui a nuestra habitación y con el control remoto en la mano comencé a
cambiar de canal sin encontrar nada que me llamara la atención. Cruce mis
piernas y me detuve al ver una película de terror o eso parecía, la había visto
un par de veces, pero al no haber nada más me quede mirando Resident Evil,
en un momento estaba completamente concentrada viendo como una mujer subía las
escaleras tratando de huir de un grupo de zombis, la puerta que la dejaría
llegar a la azotea del edificio no se abría y uno de los zombis la mordió y
justo en ese momento sentí unos dientes en mi hombro; grité asustada y perdí el
equilibrio cayendo de la cama.
— ¡Demonios! —exclamé aún sintiendo mi corazón
latir rápidamente y escuchar la risa de Edward. —No es gracioso.
—Claro que lo es, no pensé que te asustaran las
películas de zombis. La gran agente Swan asustada por una película. —se burló.
—No te escuche acercarte. —me levanté con su ayuda.
La habitación estaba a oscuras y el único resplandor era el de la televisión.
—No pude evitarlo cariño, estabas tan absorta en la
película que no me resistí a intentar asustarte. —dijo seriamente y segundos
después se echo a reír tomándose el estómago. Le lancé el control remoto que
era lo más cercano que tenía y sólo le di en brazo, más eso no le impidió
seguir riendo.
Quería parecer molesta, pero tenía que admitir que
debió de ser una escena muy graciosa. Yo, la agente Isabella Swan, había sido
sorprendida por Edward.
La semana pasó como la anterior, el trabajo de
Edward lo seguía absorbiendo dejando que fuera poco el tiempo que podíamos
tener para nosotros, lo peor de todo fue que ese fin de semana tuvo que viajar
fuera de la ciudad y aunque me hubiera gustado acompañarlo me había asegurado
que eran negocios y me aburriría, además de que no me podría prestar tanta
atención.
—Tengo una idea maravillosa para que no te quedes
sola. —acunó mi rostro. —Mi madre estará de nuevo en la ciudad y le dije que te
encantaría estar con ella.
— ¡Edward! —protesté y antes de que dijera algo más
me besó.
—Es un tiempo que deben de aprovechar, estos
pequeños momentos son los que las ayudaran a acercarse.
—Puede que a tu madre no le guste la idea.
—Ella estaba encantada ¿Es qué no quieres pasar
tiempo con mi madre? —me quedé en silencio sintiendo su mirada evaluadora. — Mi
madre está esforzándose por agradarte y parece que tu no se lo estas poniendo
fácil.
—Es sólo que no me siento muy cómoda, ella…
—Y no lo estarás si no pasas tiempo con ella, puede
parecer una mujer algo fría, pero es maravillosa. Te pido que le des una
oportunidad cariño, es importante para mí.
— ¿Dónde tengo que verla? —pregunté con una sonrisa
falsa que él se creyó.
Me vestí esperando que fuera de la manera correcta,
en estas semanas hubiera ido más veces de compras que todo el año anterior. Me
dejó en un café donde me aseguró estaría su madre, esta vez se despidió de mi
en el auto ya que debía de estar en el aeropuerto o perdería su vuelo.
—Diviértete cariño.
—Nos vemos mas tarde. Que todo salga bien. —lo besé
y bajé del auto. Me quedé ahí mientras veía el auto alejarse y perderse en el
tráfico.
Al entrar al café vi a Esme que miraba su reloj y
al verme se levantó, se acercó y me besó la mejilla de manera fría como lo
había hecho en veces anteriores.
— ¿No te acompaño Edward? —preguntó enarcando una
ceja.
—Tenía que estar en el aeropuerto. —me encogí de hombros.
—Hay una exposición que tengo ganas de ir a ver y
un par de vestidos que debo de recoger. —asentí siguiéndola.
Primero fuimos a una tienda de un diseñador
reconocido en el que se probó un par de vestidos que ella aseguraba necesitaba
para una fiesta. En lo que ella se los probaba, vi los diseños y notaba que no
eran demasiado elaborados pero aún así valían una fortuna.
— ¿Isabella, cierto? —me giré y vi la rubia que
como las veces anteriores me miró con una mezcla de desagrado.
— ¡Jane! —exclamó Esme que se había acercado a
nosotras y abrazó con cariño a la chica.
Cuando pensé que el día no podía ser más largo,
pasaba esto. Ahora tenía que pasar el día junto a dos mujeres que intentarían
hacerme sentir menos.
EVOP
Dejé a Bella en el lugar donde mi madre la estaría
esperando, cuando se lo había dicho a mi madre había notado con satisfacción
como ella se había emocionado de saber que podía pasar un día más con Bella,
eso me dejó claro que mi madre estaba poniendo de su parte y que no tardaría en
aceptar que Isabella ya formaba una parte muy importante en mi vida.
Ya en camino a mi "cita de negocios" no
pude evitar sentirme mal por saber que le estaba mintiendo a Bella. Pero sabía
que si ella se enteraba de la verdad la perdería y no podía dejar que eso
sucediera, era una mujer con la que podía hablar de temas importantes y no sólo
banalidades, me había demostrado que tenía cerebro y además era una excelente
amante, el sólo pensar en los momentos que habíamos compartido me hacía sentir
un calor que recorría mi cuerpo.
—Llegamos Sr. Cullen. —abrí los ojos y le indiqué
al chofer que regresara por mí en un par de horas.
Me quité la corbata y la guardé en el bolsillo de
mi pantalón, tomé la cajita que iba finamente forrada de un papel con dibujos
animados y caminé hasta la puerta y sólo unos segundos después de llamar
aparecía una pequeña que me sonrió y abrazó mis piernas.
— ¡Feliz Cumpleaños, princesa! — la levanté en
brazos y besé su mejilla cerrando la puerta con el pie.
La casa estaba decorada con globos de diferentes
colores y escuchaba los murmullos de un grupo de pequeños que disfrutaban de la
comida. Al llegar a la cocina me encontré con Charlotte que estaba sirviendo
jugo en vasos de colores para el grupo de niños que estaban ahí.
—Te dije que mi papi vendría. —los bracitos de
Annette envolvieron mi cuello y estampó sus labios en mi mejilla.
Esas simples palabras hicieron que mi corazón se
hinchara de alegría y también que me hiciera sentir mal por haber estado lejos
de ella por tanto tiempo. La quería pero no podía arriesgarme a que todo
saliera a la luz.
BVOP
—Creo que ya conoces a Jane. —dijo Esme cuando se
separó de la rubia que mantenía una sonrisa en los labios.
—He hablado con ella un par de veces.
—Nos encontramos en el aeropuerto y en una obra de
teatro. —me sorprendió que tomara mi brazo como si fuéramos grandes amigas. —
Edward no parecía del todo contento conmigo.
— ¿No entiendo cómo puede molestarse contigo?,
después de todo eres… muy cercana a nuestra familia. —terminó Esme mirándola
con una enorme sonrisa.
—Papá me habló de algo que le había dicho, pero me
hizo prometer que no diría nada. —dijo con emoción.
—Se de lo que estás hablando y sé que será la mejor
decisión. —Esme la abrazó y yo no entendía una sola palabra de lo que estaban
hablando, pero algo en mi interior me dijo que no sería nada bueno y que lo
mejor es que tratara de ignorarlas y confiara en Edward.
Lo que había sido previsto como una simple visita a
esa tienda terminó siendo una mañana donde ambas mujeres se probaron un gran
número de vestidos y para mi mala suerte me obligaron a hacer lo mismo ya que
Jane me había hecho jurar que asistiría con Edward a la fiesta que estaban
organizando con su madre para dentro de algunas semanas.
Los vestidos que me habían gustado eran simples,
pero ambas juraban que no eran los indicados para la velada y tratando de no
desentonar seguí sus consejos y me vi envuelta en espantosos diseños que me
hacían parecer gorda o que no iban de acuerdo con el tono de mi piel. Después de
cerca de quince diseños espantosos decidí que lo compraría después.
—No sé si después te pueda acompañar para elegir el
indicado. Es que es algo complicado contigo, hay muchos detalles que cuidar.
—me mordí la lengua para no decirle lo que realmente pensaba.
—Nos aseguraremos de que lleves el vestido
correcto. —señaló Jane que lucía un vestido ceñido de un color azul.
—Ese es perfecto para ti Jane. —aseguró Esme que la
miró en diferentes ángulos.
—Sé que a él le gusta el color azul. — un suave
rubor tiñó sus mejillas. — ¿Crees qué le guste?
—Le encantaras. —dijo Esme
Aún seguía sin comprender de lo que hablaban pero
estaba segura que Edward tenía mucho que ver en todo esto. Lo que más me dolía
era ver que Esme apoyaba completamente a Jane mientras que a mí me hacia un
lado, ni siquiera me daba la oportunidad de demostrarle que quería a su hijo.
Dejé que entre ambas escogieran el vestido que
ellas creían el indicado y que a mi parecer era el menos favorecedor y que
parecía de muy mal gusto. Como la vez anterior lo pagué con mi tarjeta sabiendo
que cada vez se hacia un hueco mayor y que me costaría muchísimo volver a
rellenar ya que eran años de trabajo arduo en los que había puesto en riesgo mi
vida.
Para ellas la vida era muy sencilla, siempre habían
estado rodeadas de lujos y apostaba que nunca se habían preocupado por los
demás. Podía que Edward dijera que su madre era una maravillosa mujer, pero
esta vez no estaba de acuerdo, esta mujer tenía varias facetas y la que
mostraba con su familia no era la misma que mostraba con sus enemigos, y eso
era yo.
— ¿Cansada? —preguntó Jane moviendo una mano
delante de mis ojos, miré a ambas mujeres que ya estaban comiendo mientras que
mi comida seguía intacta.
—Para nada. —aseguré tomando el tenedor y
comenzando a comer.
—Ese vestido es de Channel, ¿verdad? —preguntó Jane
y yo me sentí orgullosa de haber llevado el único vestido de diseñador que
tenía y todo gracias a que Leah me lo había regalado.
—Sí.
—Es realmente cómodo y…
— ¿Tienes uno? —pregunté metiendo un poco de pasta
en mi boca.
—Lo tuve cuando fue su temporada. ¿Eso fue hace…
dos años? —preguntó mirando a Esme.
—Cuatro querida. — un comentario tan simple volvía
a demostrar que yo nunca podía estar a su altura.
Mi apetito se había esfumado y ya no era capaz de
seguir probando bocado, ambas mujeres seguían como sin nada y parecía que yo no
estaba entre ellas. Sabía que no tenía necesidad de estar soportando este
trato, pero si me marchaba estaba dejando claro que no era suficiente buena
para Edward y yo quería a ese hombre y estaba dispuesta a luchar por él.
—En verdad Isabella, deberías de cambiar tu gusto
para vestir y no te vendría nada mal algunas clases para que te sepas
comportar. —miré a Esme que lo decía con voz dulce y como Jane mostraba una
pequeña sonrisa.
—Agradezco tu interés Esme, pero no planeo cambiar
en absoluto mi manera de vestir y sé que no soy la chica de alta sociedad que
deseas para tu hijo, pero él no se ha quejado y fue él quien decidió que
comenzáramos una relación sabiendo cómo soy en realidad. —dije mirando a ambas
mujeres sorprendidas.
—Yo solo intento ayudar y tú te has comportado de
una manera muy arrogante y grosera. —se llevó una mano al pecho.
—Lo que tú intentas es demostrar que no soy la
mujer adecuada para Edward. ¿No crees que sea el momento de que lo dejes
decidir? —tomé aire y trate de controlarme. — Yo intenté llevarme bien contigo,
pero sólo me has dejado claro que Edward y yo no somos iguales.
—Tú hablas de mi como si me conocieras, pero
tampoco te has tomado el tiempo de…
—Soy una de las mejores perfilistas, necesito muy
poco para saber cómo es una persona y sé que lo que estas intentado es quitarme
del camino, más lamento decirte que Edward me interesa y haré todo lo que pueda
para estar con él.
—No hagas un coraje Esme. —dijo Jane que apretó su
mano y me miró con rabia.
—Las dejaré que sigan disfrutando de su tarde. —me
levanté y dejé sobre la mesa lo suficiente para pagar mi comida y me marché sin
mirar atrás.
Ya en el departamento supe que me había
extralimitado y que de enterarse Edward se molestaría, pero al mismo tiempo me
sentía un poco más relajada ya que esa mujer se había dado cuenta de que no era
una estúpida y sabía a donde iba su juego. De ahora en adelante ella se
mostraría tal cual y eso me haría más fácil las cosas ya que no tendríamos
porque fingir una simpatía que no sentíamos.
Estuve aburrida durante el resto de la tarde y fue
en la madrugada que llegó Edward. Como era de esperarse yo estaba dormida, pero
al sentir su calor lo abracé y besé, pronto ambos estábamos disfrutando de una
maravillosa noche en nuestra compañía, estar en sus brazos me hacia olvidar el
mal momento que había pasado con su madre y la rubia que era claro quería estar
en mi lugar.
Al despertar me encontré sola, pero por las sabanas
revueltas supe que no había sido un sueño, lo que me molestó fue ver que ni el
domingo podía despertar en sus brazos como lo había hecho durante la única
semana antes de que todo esto sucediera.
—Edward. —lo llamé y no hubo respuesta. —Edward.
—grité más fuerte y el apareció con el teléfono en la oreja. —me dejé caer de
nuevo en la cama y lo escuché hablar en un perfecto griego.
Ese día que se suponía seria para nosotros, pero
pasábamos un par de horas juntos y después cuando su teléfono timbraba él se
marchaba cerca de una hora a su despacho a dar un par de indicaciones. Me mordí
la lengua un par de ocasiones para no decirle que debía de descansar, pero supe
que se molestaría y evité hacer un comentario. En lugar de reprenderlo le
llevaba un café o té mientras estaba trabajando.
Esa noche apenas su cabeza toco la almohada y se
quedó profundamente dormido, yo me quede mirándolo por un rato, me decía una y
otra vez que estaba haciendo lo correcto, que para muchos esta relación no
podía ser la indicada, pero sabía que entre nosotros había algo muy fuerte, de
lo contrario ¿por qué me había pedido que me casara con él?
La semana comenzó como las anteriores, él se iba al
trabajo muy temprano y sólo sentía sus labios sobre los míos cuando se
marchaba, salía a recorrer la ciudad y tratando de buscar algo que hacer
mientras tanto, por las tardes comía sola y pedía que él pudiera acompañarme a
cenar. El lunes fue imposible por un problema que tenía que resolver, pero el
martes me había prometido que ahí estaría.
Estaba en su despacho acomodada en el sillón
leyendo uno de los libros que había comparado esa tarde mientras esperaba a que
llegara. La cena estaba lista y la ama de llaves estaba esperando a que Edward
llegara para poder servir lo que el Chef había preparado. Aparté la vista de mi
libro al escuchar la puerta cerrase.
—Llegaste. —me levanté dejando el libro de lado y
me acerqué a él, iba a envolver su cuello con mis brazos, pero el detuvo mis
manos con las suyas. — ¿Qué sucede?
— ¿Cómo puedes preguntarlo? — noté que arrastraba
las palabras y sus ojos demostraban enojo.
—No tengo idea de porque estas molesto. — aparté
mis brazos de sus manos y los dejé caer a los costados de mi cuerpo
—Hoy recibí una llamada muy interesante de Jane.
—apreté los puños y de inmediato supe de que se trataba. —Veo que ya recuerdas.
Me habló de la manera que trataste a mi madre. Hablé con mi madre y ella dijo
que estaba muy avergonzada de cómo le habías hablado y que lo que menos deseaba
era causar problemas que por eso ella no había dicho nada.
— ¿Qué quieres que haga Edward?, ella sólo me
recuerda que no soy la indicada.
—Ella intenta llevarse bien contigo, pero dice que
no le das oportunidad. —se llevó las manos al cabello. —Sólo pedía que trataras
de llevar una relación cordial con mi madre, per…
—Yo únicamente dejé claro lo que ella realmente
piensa. Sé que ella no me ve como la mujer adecuada para ti y eso me lo ha
dejado claro varias veces, para ti pueden que sean sólo simples comentarios
pero el que me este recordando continuamente que no pertenecemos al mismo
círculo. —crucé mis brazos sobre mi pecho y lo miré.
—Ella fue educada de una manera muy estricta, el
que te diga que cubiertos utilizar no es nada personal, lo hace con todos.
—chilló irritado.
—Eso es lo que tú piensas, el primer día que la
acompañe de compras, no fue muy agradable pero traté de mostrarme amable.
—Ella me dijo lo contrario y ahora con este
comentario de Jane me deja claro que no miente. — me senté de nuevo en el
sillón y oculté mi rostro con mis manos y no sabía si quería reír o llorar por
la impotencia que sentía. Era lógico que él creyera a su madre y que me dejara
fuera. — Sólo pedí que trataras de…
—Ya sé lo que pediste y fue lo que intente, pero yo
no tengo la culpa de no pertenecer a una familia millonaria, ser una heredera o
una modelo famosa. —me levanté alisando las arrugas inexistentes de mi
pantalón. —Si quieres que una relación funcione en el futuro te aconsejo que te
despegues un poco de tu madre. Es increíble que un hombre de tu edad aún se
deje guiar por lo que su madre opine.
Aproveché que se había retirado de la puerta y salí
al pasillo rumbo a la habitación y de inmediato fui al armario y comencé a
sacar mis cosas y las arrojaba a la cama.
— ¿Qué se supone que haces? —preguntó capturando
uno de mis vestidos.
—Dile a tu madre que ganó ¡Me rindo! —dije saltando
para alcanzar un suéter.
—Bella, cariño. No puedes hablar en serio.
—No tiene caso que sigamos con esto. De verdad que
lo intenté, pero es imposible que esto funcione si no confías en mi y dejas que
tu madre se meta en esta relación.
—Entiende que no puedo hacer a un lado a mi madre,
es una mujer importante para mí sin embargo tú lo eres más cariño. — me
estrechó en sus brazos y sus labios se adueñaron de los míos.
—No puedes hacer que olvide lo que dijiste con un
simple beso. — traté de apartarlo, pero el sentir sus manos y sus labios me
hicieron olvidar todo y me recordaron porque quería tanto a este hombre.
No sería la primera en enfrentarse a una suegra que
intentaría hacerme la vida imposible, pero sería más tonta si dejaba que ella
viera que había ganado, esta era la primera prueba que se nos presentaba y no
iba a dejar que algo tan tonto nos separara, hacia un par de semanas había
decidido demostrar a todos que era la adecuada.
— ¿Te puedo pedir disculpas? — ronroneó y yo solo
solté una risita al sentir como me levantaba y me arrojaba a la cama lanzando
mi ropa al suelo, pero eso era lo de menos.
—Puedes intentarlo. — lo reté juguetonamente y
antes de que hiciera el primer movimiento alguien llamo a la puerta.
Era la ama de llaves que preguntaba si servía la
cena y le pedí que lo hiciera sabiendo que no le había agradado la idea.
Cenamos rápido y después nos fuimos a la habitación donde dejé que me ofreciera
sus disculpas de la manera más placentera y que ambos disfrutamos.
El viernes hablé con mi madre y me había
sorprendido cuando me informó que toda la familia ya había confirmado para
asistir a la cena de navidad y esperaban ansiosos de hablar con la nueva
celebridad de la familia, comentario que me disgustó, pero sabía que sólo lo
hacían para molestarme por lo que lo ignoré.
En lugar de comer en casa me fui a un pequeño
restaurante, mi primera intención había sido el comer al aire libre pero
comenzó a llover y el frio era insoportable por lo que no tuve otra opción que
comer dentro. Estaba revisando el menú cuando escuché una de las sillas
correrse.
—Que sorpresa encontrarte aquí.
—Jane. — fue lo único que dije, sabía que su
presencia ahí no era mera coincidencia y debía de prepararme para una pequeña
batalla.
…
Gracias a mis betas: Andrea y Claudia que se toman el tiempo de
corregir mis horrores de ortografía y de redacción.
hola titi
ResponderBorrarte juro que estoy de los nervios por ver que sigue quiero que sepas que soy una de las lectoras silenciosas se que no debería pero lamentablemente asi es mil disculpas pero kiero decirte que me encanta como escribes y mil gracias por brindarnos tu talente..........
ains me dejaste con el estomago anudado todo el cap, pero eso es lo bueno ;) clau
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